El arte del Paleolítico evolucionó de galerías públicas hacia exposiciones más privadas

Panel localizado en la cueva de La Pasiega (Puente Viesgo, Cantabria).

Blanca Ochoa, investigadora del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU, propone analizar los espacios donde están representadas las figuras artísticas de la época Paleolítica para de esta forma intentar inferir la finalidad de estas expresiones. En su estudio, ha observado diferencias cronológicas en la localización de los dibujos o grabados, lo que podría indicar que la función y el significado del arte parietal fueron variando a lo largo del Paleolítico superior.

El estudio del arte paleolítico es "una de las pocas herramientas con las que contamos para conocer la cultura y la sociedad de los grupos prehistóricos", señala Blanca Ochoa (izquierda), investigadora del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU. "Saber a quién estaban dirigidas las representaciones podría indicar el uso que tendría el arte parietal para los grupos prehistóricos: si era algo para todo el grupo, compartido por todos los miembros, o si estaba limitado a grupos pequeños, o incluso una sola persona", explica.

En su investigación, el objetivo que se planteó fue definir si existían preferencias a la hora de elegir los espacios donde se dibujaron o grabaron las representaciones paleolíticas en nueve cavidades de la cornisa cantábrica, localizadas en Asturias y Cantabria. "Se trata de un aspecto que se había analizado muy poco hasta la fecha", comenta la investigadora. Desarrollaron una metodología propia para analizar la visibilidad de las figuras representadas, que abarca tanto variables relativas al espacio donde se encuentran (el tamaño de la sala, la accesibilidad, la presencia de luz natural, etc.) como características relacionadas con las propias representaciones: "El tamaño de las obras, la altura a la que se encuentran, y, sobre todo, la técnica con la que se ejecutaron (pintura o grabado) determina en gran medida la visibilidad —describe Ochoa—. La pintura es mucho más visible que el grabado, y más aún si el grabado no se hace muy profundo".

Diferencias de localización, posible cambio de uso

Tal como explica Ochoa, uno de los resultados más interesantes que han extraído en la investigación son las diferencias cronológicas observadas: "A lo largo del Paleolítico superior fue cambiando la distribución topográfica de las grafías: durante las primeras fases del Paleolítico superior existe una preferencia por la ejecución de dibujos de tamaño medio y grande en las galerías principales de las cuevas. Durante el Magdaleniense, entre hace 20.000 y 12.000 años, aumenta el uso de espacios localizados en zonas alejadas del recorrido principal de las cuevas, en pequeñas salas a veces escondidas; además, se prefiere un tamaño menor a la hora de crear las figuras y aumenta el uso del grabado como técnica. Podría ser que durante el premagdaleniense el arte estuviese destinado a ser visto en comunidad. El uso de espacios más pequeños en el Magdaleniense, sin embargo, podrían indicar que el arte pasó a ser algo más restringido, o que tenía otro tipo de función".


Panel localizado en la cueva de La Pasiega (Puente Viesgo, Cantabria).

Al ser un tipo de estudio nuevo, y llevado a cabo en una zona geográfica limitada, Ochoa subraya el carácter preliminar de los resultados obtenidos. No obstante, considera que "ayudará a poner las bases para saber a quién estaba destinado el arte paleolítico. Hemos constatado que la metodología desarrollada funciona, y que se puede seguir aplicando en otras zonas de la región cantábrica, y fuera de ella. Me gustaría continuar con la investigación, porque los resultados para esta área han sido muy interesantes, y querría ver si las conclusiones que hemos sacado se pueden extender a otras zonas. Aunque probablemente también haya diferencias geográficas y los diferentes grupos tuvieran usos diferentes del arte".

Información complementaria

El presente estudio ha formado parte de la tesis doctoral de Blanca Ochoa (Salamanca, 1987), titulada ‘Espacio gráfico, visibilidad y tránsito cavernario: el uso de las cavidades con arte paleolítico en la Región Cantábrica' y llevada a cabo en el grupo de investigación en Prehistoria IT-622-13 del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU bajo la dirección de Marcos García Diez (personal docente e investigador de la UPV/EHU) y Álvaro Arrizabalaga Valbuena (profesor titular de la UPV/EHU). A lo largo de su investigación, Ochoa realizó una estancia en el Muséum National d'Histoire Naturelle/Institut de Paleontologie Humaine (París).

Fuente: UVP/EHU.eus | 25 de enero de 2017

Descubren dos nuevas pinturas rupestres en la Cueva de La Peña, en Candamo (Asturias)

Foto: Bisonte de la Cueva de La Peña, en Candamo (no es uno de los recién hallados).

Un documental grabado por la Radio Televisión del Principado de Asturias ha sacado a la luz dos pinturas hasta ahora desconocidas en la Cueva de la Peña, en Candamo. Se trata de dos bisontes que habían pasado desapercibidos a los investigadores. “Utilizaron técnicas de grabación y grúas que permitieron descubrir dos pinturas, ya que accedieron a lugares inaccesibles”, destaca la alcaldesa de Candamo, Natalia González.

La serie documental, titulada El alba del arte, ha sido grabada en 28 cuevas asturianas y ha supuesto cinco años de trabajos, bajo la dirección científica del profesor de Prehistoria y ex director general de Patrimonio, Adolfo Rodríguez Asensio (izquierda). Son ocho episodios, que se estrenaron ayer noche, a las 23,30. El último, que se emitirá el 14 de marzo, estará dedicado íntegramente a la Cueva de La Peña.

La serie “El Alba del Arte”, grabada en HD, es una serie documental que concentra 50 horas de grabación de 28 cuevas prehistóricas asturianas, según informa TPA. “El equipo de producción de RTPA ha accedido a las galerías por lugares de difícil acceso para captar estas joyas. Algunas de ellas pasan desapercibidas para el ojo humano pero no para la tecnología, lo que ha permitido incluso descubrir dos nuevos bisontes en la Cueva de La Peña en Candamo”, informa la televisión pública asturiana.

Además de Rodríguez Asensio, la serie ha contado con el asesoramiento de expertos en Arte Paleolítico como Marco de la Rasilla, Rodrigo de Balbín, Mario Menéndez y Manuel González Morales, y la colaboración de la Dirección General de Patrimonio del Principado.
La grabación de esta serie permite disponer de un banco de imágenes sobre arte paleolítico asturiano para uso de investigadores. De hecho, se han editado más de 1.000 imágenes., unas siete horas en alta definición de dibujos y grabados de estos primeros artistas.

Cueva de La Peña, en Candamo

Con esta serie de ocho capítulos, RTPA actualiza un documental realizado hace tres lustros por la productora de programas del Principado.

Fuente: lavozdeltrubia.es | 24 de enero de 2017

Esta es la costa sagrada de los indígenas canarios

En la imagen, 'posetas' de Los Cancajos (Breña Baja, La Palma). Foto: JORGE PAIS.

Los salientes rocosos tan presentes en la costa canaria están plagados de agujeros circulares u ovoides de distintos tamaños en los que hasta hace unos pocos años casi nadie había reparado. Las cazoletas de mar, muy similares a las que hay tierra adentro, comienzan a estudiarse y a vincularse a los cultos de los aborígenes canarios.

Si las manifestaciones rupestres de canales y cazoletas fueron ignoradas por la investigación arqueológica hasta casi finales del siglo XX, las cazoletas de mar no han existido para los estudiosos del mundo aborigen en Canarias hasta hace unos años. Arqueólogos de La Palma y Lanzarote empiezan ahora a indagar científicamente sobre estas estaciones que se salpican por las costas de todo el Archipiélago, pero han sido los investigadores del ámbito de la antropología los que más han avanzado en su estudio, vinculándolas a los astros y la religiosidad aborigen.

«El mar ocupaba un destacado papel en la mitología y cosmovisión de los aborígenes canarios», asegura el investigador y profesor de filosofía, Eduardo Pérez Cáceres (izquierda), uno de los primeros, junto al equipo de la Asociación Irune La Palma, que ha investigado las cazoletas de mar y que en los últimos años no sólo ha localizado más de 80 nuevos emplazamiento de cazoletas de mar en La Palma y 125 en el norte de Tenerife, sino que se ha acercado a una explicación y significado de estos espacios. Su investigación se ha publicado, en 2015 y 2016, en la revista de prehistoria de Canarias Iruene, cuyo objetivo es profundizar en las raíces del pensamiento religioso de los aborígenes.

Para Pérez Cáceres, «las cazoletas de mar no tienen finalidad práctica y sí se trata de lugares sacralizados por los antiguos indígenas, vinculados a los cultos astrales y al culto a los antepasados». Algunas estaciones, dice este antropólogo palmero, «constituyen auténticos santuarios».
Detalle de la parte norte de la Punta de las Cabras (Fuencaliente, La Palma).

Conjuntos de hendiduras circulares de distintos tamaños excavadas en el basalto en la orilla del mar están presentes en todas las Islas, lo mismo que las cazoletas, esta vez unidas por canalillos, en las medianías y cumbres.

Se han descrito en La Palma, en el norte de Tenerife, en Lanzarote, Fuerteventura, en Gran Canaria y también en El Hierro, en concreto en La Restinga.

Fuente: canarias7.com | 24 de enero de 2017

Egipto, la época dorada: Los faraones guerreros

Este documental nos cuenta que hacia el 1560 A.C. el reino se encuentra dividido entre gobernantes extranjeros, Pero Ahmose, uno de los últimos príncipes egipcios, se alza para derrotar a los hicsos y los nubios.

Descubren una diosa chipriota descalza en un pecio del siglo VII antes de Cristo

Imagen de la mitad inferior de la estatua femenina hallada en Turquía - ABC

Una escultura cerámica, que representa a una antigua diosa chipriota y tiene la friolera de 2.700 años acaba de aparecer sumergida en el mar, cerca de Turquía. Es la mayor representación cerámica hallada nunca en las ricas costas turcas por los arqueólogos subacuáticos, un hallazgo que ha tenido lugar cerca de Bozburun en el distrito de Muğla’s Marmaris. Según los primeros análisis de la carga todo parece indicar que se trata de objetos del siglo VII a. C.

La pieza apareció durante la inspección a un pecio que fue detectado el pasado noviembre, informa el diario turco «Hurryet Daily News». Los trabajos dirigidos por la Universidad de Dokuz Eylül (DEU), en concreto por su Instituto de Ciencia y Tecnología Marinas, lograron extraer la escultura a una profundidad de 43 metros. El hallazgo ha sido datado en el conocido como periodo arcaico.
El profesor Harun Özdaş, director de la excavación, afirmó que los trabajos se han desarrollado con permiso del Ministerio de Cultura y Turismo y con el apoyo del Ministerio de Desarrollo turcos. Al parecer el hallazgo es en realidad la parte inferior de la escultura, que mide 60 centímetros, junto al que se han documentado platos y ánforas cerámicas.

El yacimiento tiene un área de 300 metros cuadrados y, después de valorar los hallazgos realizados, parece tener gran importancia porque arrojará luz sobre un importante periodo de la historia del Mediterráneo. Es la primera vez que se produce un hallazgo de estas dimensiones en la costa de Turquía, de donde proceden los más asombrosos pecios de las edades antiguas y en cuyas aguas nació la arqueología subacuática en los años sesenta del siglo pasado.


Actualmente los estudiosos han probado que el Mediterráneo fue el medio de comunicación principal por el que se extendieron los avances y el comercio en las edades antiguas. Bienes, opiniones y civilizaciones eran parte del intercambio cultural y comercial en aquellas épocas tempranas, según el profesor Özdaş. «Ese avance de las civilizaciones ha dejado huellas en el mar y ahora, estudiando estos rastros podemos saber más de las civilizaciones que vivieron en nuestras costas», añade el director de la excavación, según el citado diario.

La parte superior de la diosa

Özdaş afirmó que se ha encontrado la escultura bajo la arena del lecho marino después de una detenida prospección del yacimiento. «Cuando limpiábamos esa zona, primero vimos los dedos de los pies de la escultura. Y eso nos puso ansiosos. Después descubrimos la parte inferior del cuerpo. La escultura de la diosa llevaba un traje. Sabemos que estas representaciones tenían dos piezas y es por eso que creemos que la parte superior deberá aparecer en el mismo lugar».


La diosa está descalza, y viste una larga túnica. Se cree que medirá 1,20 metros cuando puedan unirse sus dos mitades. Al parecer un empeoramiento de las condiciones del mar obligó a detener la excavación. Pero este mismo año se realizará una nueva campaña en el yacimiento.

En estos momentos se llevan a cabo trabajos de conservación de los restos hallados en el laboratorio del impresionante Museo de Arqueología Subacuática de Bodrum. «La carga principal eran platos, que quedaron extendidos en un área muy amplia. También hay ánforas de tipología chipriota entre los restos. Esos elementos sumados a la escultura nos permiten concluir que se trata de un barco procedente de Chipre. El barco que viajaba desde el Mediterráneo hacia el Egeo en esa era arcaica, aporta importante información sobre las relaciones entre las civilizaciones de la época en la región egea», añadió el arqueólogo.

Fuente: ABC.es | 23 de enero de 2017

El enigma de los libros púnicos

Inscripción púnica (s. II aC) encontrada en Cartago. PIERO BAGUZZI (ARCHIVO FABBRI)

«Cartago entró en su noche y se hizo el silencio sobre las ruinas de la que había sido una de las más cosmopolitas, cultas y bellas ciudades del mundo antiguo». Racine.

Sorprende que las primeras fuentes escritas que hablan de Ibiza y Formentera sean de autores griegos y romanos.

Y que la potente civilización púnica no nos haya dejado ninguna crónica, ningún testimonio documental significativo cuando su asentamiento en Iboshim alcanzó un desarrollo considerable y estuvo en permanente contacto con Cartago que era ya una ciudad de ciudades, una metrópoli tentacular y cabeza de un imperio cuando Roma era todavía un pueblo insignificante a orillas del Tíber.

La relevancia de la civilización púnica no se genera por arte de birlibirloque en Cartago. Viene de lejos y tenemos que buscarla en sus ancestros fenicios que por un tiempo fueron amos y señores del Mediterráneo. El reportaje económico del profeta Ezequiel, que se documentó en archivos de Babilonia donde vivía hacia el año 600 aC., se hace eco de aquel poderío: «¡Tiro, tú eras un navío de acabada hermosura! Tus fronteras estaban en el corazón de los mares y tus fundadores te hicieron de acabada belleza. Con cipreses de Senir construyeron las planchas de tus flancos, de cedro del Líbano tu mástil, de las encinas de Basán hicieron tus remos y de marfil de Kittim incrustado en cedro era tu puente. De lino recamado de Egipto eran tus velas y de púrpura y escarlata de Elisá tus entoldados. Tus remeros eran de Sidón y de Arvad, tus sabios iban a bordo como timoneles y contigo estaban los ancianos y artesanos de Guebal. Todas las naves del mar estaban contigo para asegurar tu comercio. Los hombres de Persia, de Lud y de Put, eran tus guerreros. Los hijos de Arvad guarnecían tus murallas y torres. Tarsis te abastecía de plata, hierro, estaño y plomo. Yaván, Túbal y Mések, te proporcionaban bronce. Las gentes de Bet-Togarmá te entregaban caballos de tiro y de silla. Las islas te pagaban con colmillos de marfil y madera de ébano. Edom abastecía tus mercados de malaquita, púrpura, recamado, coral y rubíes. Judá y la tierra de Israel te proveían de trigo, cera, miel, grasa y resina. Damasco te proporcionaba vino de Jelbón y lana de Sajar. Dan, Yaván y Uzal te proveían de hierro forjado, canela y caña. Dedán te daba sillas de montar. Arabía y todos los príncipes de Quesdar te pagaban con corderos, carneros y machos cabríos. Los mercaderes de Saba y de Ramá te traían aromas, piedras preciosas y oro. Jarán, Kanné, Edén, Asur y Kilmad traían a tu mercado vestidos de lujo, mantos de púrpura y brocado, tapices multicolores y maromas trenzadas. Y las naves de Tarsis formaban tus flotas y aseguraban tu comercio». (Ez, 27, 1-25).

Como comenta Dimitri Baramki en Phoenicia and the Phoenicians (Beirut, 1961) no existieron en la edad de oro fenicia, (siglo IX aC), ciudades tan cultas y ricas como Biblos, Sidón y Tiro. Nadie amenazaba su dominio en el mar, los tesoros se amontonaban en sus arcas, sus almacenes rebosaban de mercancías, sus puertos eran los más transitados, sus calles eran una babel de lenguas y a todas horas, de día y de noche, se oía música en los palacios donde los comerciantes celebraban tumultuosas orgías. Si Sidón era un paraíso, «la ciudad florida», Tiro fue el Manhattan de su tiempo. Así la ve el poeta griego Nono en el siglo V: «Ciudad orgullo del mundo, espejo de la tierra, arquetipo del cielo. Jamás he contemplado belleza igual. ¿Qué mano divina te diseñó y construyó tus casas y murallas?» Y de nuevo el profeta Ezequiel se deshace en elogios: «Vivías en medio del Edén, el paraíso de Dios. En tus vestiduras brillaba toda suerte de piedras preciosas, la cornalina, el topacio, el diamante, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo y la esmeralda. Los tamboriles y las flautas de oro estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. ¡Oh Tiro, tu eras perfecta!» (Ez, 28,11-13).

Los fenicios levantaron el templo de Salomón, tenían los mejores puertos y los mejores navíos, inventaron la púrpura, el vidrio, el alfabeto que todavía utilizamos y en el comercio que practicaron a gran escala ya sentaron las bases del capitalismo. Pero no sólo fueron buenos negociantes. De Tiro fueron filósofos como Porfirio, discípulo de Plotino, medio fenicio era Tales de Mileto y púnicos de pura cepa eran Zenón, Tertuliano y San Agustín. Nada más falso, por tanto, que considerar a los púnicos incultos o iletrados. Este prestigioso legado fenicio es el que traen a Occidente los ciudadanos de Tiro que fundan Cartago. Dice Virgilio en su epopeya que a Eneas le sorprendió la riqueza y la cultura de los habitantes de Cartago, en los que no vio comerciantes siniestros y ávidos de lucro, sino gentes amantes del teatro, la danza y la poesía. Algunos investigadores aseguran que, después de la biblioteca de Alejandría, los mejores archivos del mundo antiguo eran los de Cartago. La cuestión es saber si se perdieron cuando los romanos incendiaron la ciudad. Plinio el Viejo habla de la bibliotheque de Cartago, armarios llenos de rollos o uoluminia de papiro, archivos, crónicas y una voluminosa literatura religiosa que también menciona Plutarco (De facie, 26-30).

Parece que todo ello pudo salvarse del incendio y esconderse bajo tierra (V. Krings, 1991, p. 655). Y luego, como recoge Plinio el Viejo, (H.N. XVIII, 22-23), el Senado romano lo habría donado a su aliado Masinisa, reyezuelo local, tras la caída de la ciudad, asegurando, mediante traducción al latín y al griego, algunos tratados como los 28 libros del agrónomo Magón. También Salustio cita en su Guerra de Yugurta aquel mismo legado: ´ex libris Punicis qui regis Hiempsalis dicebantur´ (Yug. 17,7). Y San Agustín (Ep. 17, 2) envía a finales del siglo IV a un gramático de la ciudad de Madauro una carta en la que defiende los libri Punici «que tanta ciencia y sabiduría han aportado al patrimonio de la Humanidad». Visto lo visto, parece imposible negar la existencia de aquella biblioteca. Lo que nos devuelve al enigma del principio: ¿cómo es posible que en Ibiza no nos hayan quedado vestigios escritos significativos de aquella potente cultura púnica? Probablemente, nunca lo sabremos.

Vía: Diario de Ibiza