Insularidad, ‘îléité’, e insularización en el Mediterráneo fenicio y púnico, a debate en el MAEF

Élodie Guillon y Benjamín Costa, ayer durante la rueda de prensa de presentación del coloquio.

El Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera (MAEF) acoge un coloquio internacional titulado Insularitat, îléité, insularització al Mediterrani fenici i púnic. Se trata de una actividad que organizan de manera conjunta el citado museo ibicenco y la Universidad de Toulouse y cuenta con la colaboración del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valencia y que presentaron ayer el director del MAEF, el arqueólogo Benjamín Costa y Élodie Guillon, de la Universidad de Toulouse.

«El tema principal será el de las islas que ocupaban los fenicios y púnicos en todo el Mediterráneos. Îléité es una palabra francesa que representa al hecho de darse cuenta de que uno está en una isla, desde el punto de vista de la representación y el sentido o de la identidad. Y la insularización significa el aislamiento. Hablaremos de todo eso. De las islas y de los procesos de apertura o aislamiento durante la historia fenicia y púnica», explicó Élodie Guillon, de la Universidad de Toulouse.

«El objetivo de nuestro proyecto de investigación en la Universidad de Toulouse es el de las circulaciones y el funcionamiento territorial de Ibiza que quizás es un caso particular porque en el Mediterráneo occidental, en Ibiza no había nadie cuando los fenicios llegaron. Por tanto, la población que pudiera haber en la llegada de los fenicios no tenía la capacidad de enfrentarse a ellos ni de impedirles una cierta libertad de acción. La oposición a los fenicios y púnicos, si la hubo, fue mínima», remarcó el director del Arqueológico. Esta situación contrastaba con Sicilia o Cerdeña, donde los primeros colonos fenicios tenían que convivir «con potentes comunidades autóctonas que les limitaban su capacidad de acción».

«Hay una prehistoria, pero puede que fuera un territorio puramente fenicio y púnico en su totalidad en su funcionamiento. Es una hipótesis que barajamos en la Universidad de Toulouse y nos pareció que era una buena idea hablar de lo que sucedió en Ibiza en la isla», añadió Guillon.

Además, ambos expertos destacaron diferencias entre Ibiza y Formentera con respecto a Mallorca y Menorca. Aparte de las de índole geográfico, las Pitiusas ofrecían una mejor posición en las rutas de navegación mediterráneas, Mallorca y Menorca estaban habitadas por «potentes comunidades indígenas que hubieran dificultado el asentamiento en su territorio».
Por su parte, Benjamín Costa explicó que, «en el Mediterráneo, el grado de insularización siempre fue muy relativo porque todas las islas siempre están unidas a través de las rutas de comercio», Benjamín Costa quien añadió que, «hay indicios de que claramente hubo una cierta identidad ebusitana, es decir, peculiariades en la cultura material que conocemos a través de la arqueología, que efectivamente hubo una cierta conciencia de ser habitantes de la isla de Ibiza. Un ejemplo de ello serían las terracotas de estilo púnicoebusitano, es un estilo que no se encuentra en el resto del estilo feniciopúnico, es particular de los habitantes de la isla».

Fuentes: periodicodeibiza.es | diariodeibiza.es | 29 de marzo de 2017

Una arqueóloga francesa prepara el primer mapa de rutas de la Ibiza cartaginesa

Los caminos que tenía Ibiza hace más de 2.000 años coincidían bastante con los que había en el siglo XIX. Esta es la conclusión preliminar de un estudio que dirige la arqueóloga de la Université de Toulouse, Élodie Guillon, que se presentará hoy en el coloquio internacional que se celebra en el Museo de Puig des Molins.

Dos grandes aportaciones al conocimiento de la Ibiza púnica se dieron a conocer ayer en el Coloquio Internacional sobre islas en el Mediterráneo fenicio-púnico organizado por el Museo de Puig des Molins y la Université Jean Jaurès de Toulouse (Francia). La primera consiste en el primer mapa de caminos y rutas que seguían los habitantes de la Ibiza cartaginesa (concretamente entre los siglos V y I a.C.), elaborado mediante una modelización informática que ha tomado como base los yacimientos arqueológicos de la isla y la topografía. La segunda novedad, resultado de una investigación del arqueólogo ibicenco Joan Ramon, consiste en que las colonias que Ibosim tenía en Mallorca, concretamente en los islotes de na Guardis y na Galera, tenían un uso religioso, más que comercial.
La investigadora de la Université de Toulouse Élodie Guillon ha empleado los datos arqueológicos existentes en Ibiza sobre este periodo para someterlos a un proceso informático que ha permitido tener una primera imagen global de qué caminos y rutas empleaban los pobladores púnicos para moverse por la isla, tanto por tierra como por el mar bordeando la costa.

Todos los caminos, hacia Vila

Hoy dará a conocer, en la ponencia que pronunciará a partir de las once de la mañana, los primeros esquemas de circulación de la época púnica. Guillon anticipó a este diario que en una primera fase los diferentes enclaves habitados de la isla estaban conectados por una red de caminos que «enlazaban todos los lugares entre sí», sin que se apreciara un nudo concreto del que radiaran esas vías. «Pero cuando introdujeron la circulación por mar, esto cambió totalmente, y vemos cómo la antigua ciudad de Ibosim pasa a convertirse en el núcleo de todas las vías de circulación». «Los caminos ya no van por cualquier parte, sino que van desde cada sitio hacia la ciudad, y se ve que el objetivo es siempre ir lo más fácilmente posible a la ciudad de Ibiza», añadió Guillon, quien agregó que ello se observa tanto en las rutas por tierra como en las marítimas.

¿Cuáles eran los caminos que seguían los ibicencos del siglo V a I a.C. para ir a Vila? Al parecer, no diferían demasiado de los actuales. «Se observa que esos caminos se parecen a los que hay en los mapas del siglo XIX», indica la arqueóloga francesa, quien añadió que sigue trabajando en su modelización informática para ir perfilando estas rutas con mayor exactitud.

En todo caso, esos caminos parecían responder a la lógica: «Solían discurrir por los grandes valles, por lugares con la menor pendiente posible».

Pero, además, esos caminos por tierra firme se combinaban con el uso de líneas marítimas. «Por ejemplo, se iba en barco desde Ibiza hasta es Jondal, o bien desde Ibiza hasta Santa Eulària y desde allí hasta sa Cala de Sant Vicent». Una vez desembarcados en esos puntos costeros, se tomaban caminos por tierra. «Había una combinación de caminos por tierra y por mar para evitar al máximo la orografía», según Guillon.

¿Existía ya entonces una especie de 'carretera' entre Ibiza y Sant Antoni? Es una de las lagunas que permanecen sin ser aclaradas. «El problema es que de Sant Antoni apenas hay datos arqueológicos, porque se construyó mucho antes de que surgieran las leyes de protección del patrimonio», lamenta la arqueóloga.

El modelo empleado ha tenido en cuenta un total de 120 yacimientos arqueológicos de la isla y ha considerado una velocidad media de desplazamiento, andando, de cuatro kilómetros por hora.


Carlos Gómez Bellard, de la Universidad de Valencia, pronunció una ponencia sobre arqueología en las islas, mientras que Manuel Calvo, de la Universitat de les Illes Balears, habló sobre los contactos entre las comunidades baleáricas y feniciopúnicas en Mallorca, y Ana Margarida Arruda disertó sobre el mar fenicio. Nicolas Carayon, de la University of Southampton analizó el uso de islas e islotes en los sistemas portuarios fenicios y púnicos.

Fuente: diariodeibiza.es | 30 de marzo de 2017

El Museo del Prado presenta su Plan de Actuación 2017-2020

Fachada de Velázquez. Foto © Museo Nacional del Prado

El Plan de Actuación 2017-2020 del organismo da continuidad a las líneas de trabajo desarrolladas en el anterior, manteniendo la colección como pilar central de una actividad que, tras un periodo marcado por la coyuntura económica y las políticas de austeridad, se concentra además en dos programas extraordinarios: la conmemoración del bicentenario del Museo en 2019 y la rehabilitación arquitectónica y adecuación museística del Salón de Reinos.

De izquierda a derecha, Marina Chinchilla, directora adjunta de Administración del Museo Nacional del Prado, y Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado. Foto © Carlos Aciego/ Museo Nacional del Prado.

Madrid, 29 de marzo de 2017.- Tras su reciente aprobación por parte del Real Patronato de la institución, el Museo del Prado ha detallado hoy las principales líneas maestras del nuevo plan de actuación plurianual que marcará su ruta durante cuatro años. El nuevo plan recupera en su enunciado términos como “modernización”, “ampliación física” y “proyección exterior”, conceptos que han marcado su gran transformación durante los últimos años y le han permitido consolidar su modelo de gestión.

El futuro inmediato del Museo del Prado está marcado por la conmemoración de su bicentenario en 2019, efeméride que ha sido considerada de excepcional interés público por la Ley 48/2015, de 29 de octubre de Presupuestos generales del Estado, lo que la convierte en un reto para la institución, implicando el diseño de un programa conmemorativo con una duración de tres años cuya financiación requerirá un mayor esfuerzo para la captación de recursos económicos de la sociedad civil y la implicación de la misma a través del mecenazgo, incentivado por las ventajas fiscales que se derivan de la citada Ley. La programación completa de los actos del bicentenario será objeto de
una presentación especial en los próximos meses.

En paralelo a esta importante celebración, el Museo afronta una nueva ampliación física con la incorporación del Salón de Reinos, cuya adscripción en octubre de 2015 le ha permitido ya la puesta en marcha del proyecto de rehabilitación arquitectónica y adecuación museística del edificio, actualmente en fase de redacción de proyecto definitivo. La ejecución integral de este proyecto, así como el posterior equipamiento del edificio, incluyendo la definición de las correspondientes exposiciones temporales y/o permanentes que hayan de ocuparlo, serán por tanto también objeto de este plan de actuación previo a la puesta en funcionamiento de los nuevos espacios, que corresponderá ya al próximo plan cuatrienal.

Junto a estos dos hitos, que han marcado la necesidad de diseñar dos programas de actuación extraordinarios complementarios, el Plan de Actuación 2017-2020 quiere dar continuidad a los programas de trabajo desarrollados ya en el anterior: La Colección, El Centro de Estudios, Las Exposiciones, El Visitante y Prado Digital, a los que como novedad se suma ahora el programa de Gestión de Calidad, que prevé la adaptación del Museo a los nuevos requerimientos exigidos al sector público para su adecuación a normativas europeas y españolas que persiguen la centralización y la optimización de recursos.

En su dimensión de mayor proyección pública y exterior, las exposiciones temporales, el Plan arrancará el próximo martes con la apertura de la exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico”, continuando en octubre con el proyecto “Cai Guo-Qiang en el Prado. El espíritu de la pintura”, tras el que, también dentro del año en curso, se presentará “Mariano Fortuny y Marsal (1838-1874)”. Ya en 2018, el programa de exposiciones temporales incluirá, entre otras, las dedicadas a “Rubens, pintor de bocetos”, “Lorenzo Lotto. Retratos” y “Bartolomé Bermejo”.

Perspectiva financiera

En materia presupuestaria y al margen de las necesidades especiales de financiación del Salón de Reinos, el plan prevé recuperar paulatinamente parte de la aportación del Estado perdida durante los años anteriores hasta conseguir un equilibrio de corresponsabilidad financiera sostenible que se plasmaría al alcanzar, en el año 2020, un presupuesto de gasto cercano a los cincuenta millones de euros (un 7,51% más que el presente ejercicio), de los que veinte serían aportados por el Estado y treinta autogenerados.

Descubren unos extraordinarios mosaicos romanos en el sur de Francia

El mosaico principal está decorado con motivos geométricos que enmarcan un medallón rodeado por cuatro animales polícromos.

Unos extraordinarios mosaicos romanos pertenecientes a dos edificios han salido a la luz durante unas excavaciones arqueológicas previas a la construcción de unas instalaciones para la escuelas secundarias Gide y Guynemer, en Uzès, un municipio del sur de Francia, según anunció ayer el Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) de este país.


Los vestigios arqueológicos revelan el rico pasado de la antigua Ucetia, desde finales de la República romana, en el siglo I a.C., hasta la Antigüedad tardía, en el siglo VII d.C., y más raramente hasta la Edad Media.


Los dos grandes mosaicos están decorados con motivos geométricos, desde ondas marinas hasta esvásticas, que enmarcan unos medallones centrales provistos de rayos. Cuatro animales polícromos rodean uno de los medallones: un búho, un pato, un águila y un cervatillo.





Este edificio, probablemente público, permaneció en uso hasta finales del siglo I d.C. También se han excavado otros edificios, entre ellos uno de más de 500 m2, probablemente una domus, que era una vivienda unifamiliar urbana. La presencia de varias dolia o tinajas indica una antigua producción de vino. Sus ricas estancias incluyen una habitación con pavimentos de mosaico, con delfines en las cuatro esquinas, y un hipocausto, que era un sistema de calefacción del suelo.


Fuente: National Geographic | 29 de marzo de 2013

Arqueólogos descubren un complejo palaciego de hace 2.100 años en México

Vista aérea de la excavación del palacio real hallado en Palenque (México). Crédito: Elsa M. Redmond & Charles Spencer

Arqueólogos del American Museum of Natural History han desenterrado un complejo palaciego en la plaza de El Palenque, en el Valle de Oaxaca, en México.

Elsa Redmond (izquierda) y Charles Spencer (derecha) describen su trabajo, lo que han descubierto y cómo sus hallazgos encajan con el surgimiento de los estados organizados en Mesoamérica, en su artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El Valle de Oaxaca, cerca del extremo sur de México, ha estado ofreciendo pistas de civilizaciones pasadas durante varias décadas: un equipo ha estado trabajando en el sitio de El Palenque en particular desde 1993.

En este nuevo esfuerzo, los investigadores se centraron en una excavación en el extremo norte de la plaza: el sitio de lo que los investigadores creen que era el hogar y centro de negocios para el gobernante de un antiguo imperio.

El palacio ha sido datado de aproximadamente 2.100 a 2.300 años atrás, un tiempo antes de los aztecas. La mayoría de los expertos creen que la civilización que existía en Oaxaca fue uno de los primeros estados que surgieron en Mesoamérica. Redmond y Spencer sugieren que sus hallazgos en el sitio del palacio respaldan esa teoría.


Santuario del agua, donde una canalización empedrada desciende de la residencia del gobernante suministrado agua de lluvia una cisterna.

La estructura estaba bien conservada y abarcaba aproximadamente 2.790 metros cuadrados y no sólo tenía cuartos para el gobernante y su familia, sino también oficinas de negocios, una escalera, un comedor y un lugar para realizar sacrificios. Los investigadores informan que las técnicas de construcción utilizadas por los constructores sugieren que el edificio fue diseñado con antelación y que se trató probablemente de un solo esfuerzo de construcción que habría supuesto una gran cantidad de organización.

Además, su gran tamaño demuestra que el gobernante tenía una gran cantidad de mano de obra a su disposición. Los investigadores también señalan que los detalles personales siguen siendo evidentes en algunas partes del palacio, como la cisterna para recoger el agua de lluvia en los barrios residenciales y el drenaje tallado en piedra para traer agua fresca y eliminar los desechos.

Redmond y Spencer sugieren que el palacio es probablemente uno de los más antiguos palacios multifuncionales en el valle y ofrece más evidencia del avance de un estado organizado en la zona.

Fuente: lavanguardia.com | 28 de marzo de 2017

Cazando bisontes en las praderas de la meseta Norte hace 400.000 años

Excavaciones en el nivel TD10 de Gran Dolina. Foto del autor

El yacimiento de la cueva de la Gran Dolina, en la sierra de Atapuerca, tiene varios niveles arqueológicos y paleontológicos de una enorme riqueza. El nivel 10 (TD10) es uno de ellos. Su espesor supera los dos metros en algunas secciones y se ha subdividido en varios tramos (o subunidades) con criterios arqueológicos y geológicos. La riqueza de este nivel es de tal calibre, que la excavación de sus casi 100 metros cuadrados de superficie se ha realizado de manera continuada desde 1993. Parte de la superficie ya se está terminando, pero algunas secciones aún se excavarán por lo menos durante cinco años más. Dos de las subunidades de TD10, TD10-1 y TD10-2, contenían tal cantidad de restos que su excavación necesitó una buena dosis de paciencia y profesionalidad. Los fragmentos de huesos de diferentes especies, mezclados con herramientas de piedra, se acumularon en grandes cantidades en algunos sectores cercanos a la entrada de la cueva. Considerando la inclinación del suelo de la cavidad durante la mayor parte de su larga historia de más de un millón de años, es muy posible que los restos se desplazaran algunos metros hasta los lugares más planos o cercanos a la pared de la cueva, formando verdaderos osarios. Las numerosas dataciones realizadas en TD10 son muy consistentes. Prácticamente todos los métodos empleados coinciden en el rango de entre 350.000 y 450.00 años.

La acumulación de la subunidad TD10-2 es muy particular. Además de contener miles de herramientas fabricadas con un tecnología que ya estaba dejando atrás el achelense clásico ha proporcionado cerca de 25.000 fragmentos de huesos y dientes. Cuando se realizó la identificación de estos fragmentos resultó que la inmensa mayoría (22.532) pertenecían a un tipo de bisonte, que vivió en Europa durante buena parte del Pleistoceno Medio. Apenas un centenar de restos eran de caballos, ciervos y cabras, mientras que otro centenar pudieron atribuirse a panteras, lobos y otros cánidos. Muchos restos no se pudieron identificar debido a su grado de fragmentación ¿Cómo interpretar este registro tan sesgado, casi mono- específico?

Antes de responder a esa pregunta, es interesante mencionar un dato que ha llamado siempre la atención de los yacimientos de la sierra de Atapuerca: la ausencia del dominio del fuego durante el Pleistoceno Medio. Aunque no se hubieran encontrado los restos de las hogueras por una pura cuestión de azar, los restos óseos tendrían trazas de fuego caso de haber sido procesados en esas supuestas hogueras. La parte superior de cueva de la Gran Dolina tuvo un enorme portalón durante la segunda mitad del Pleistoceno Medio, donde los homininos acamparon y se protegieron. Es el lugar perfecto para haber encendido fuego. La ausencia de hogares puede responder a dos hipótesis: 1- el clima era tan favorable (incluso de noche) que los humanos de aquella región no utilizaron un elemento cultural bien extendido por Europa en aquel período; 2- la cultura del fuego tardó mucho en llegar hasta la península Ibérica.

Antonio Rodríguez-Hidalgo se encargó de estudiar el registro arqueológico de TD10-2 como parte sustancial de su tesis doctoral. La mayoría de los datos de ese trabajo acaban de publicarse en la revista Journal of Human Evolution. La cantidad de datos incluidos en este artículo es enorme y resulta imposible resumirlos en una página. Así que mencionaré la conclusión más importante. Los humanos que vivieron en la meseta Norte de la península Ibérica eran verdaderos expertos en la caza del bisonte. Por supuesto, esta es la respuesta inmediata que todos habríamos dado al conocer la información resumida de los datos del yacimiento. Lo más interesante es que el abatimiento de estos animales se producía mediante cacerías planificadas y perfectamente organizadas, como lo hicieron por ejemplo los aborígenes americanos hace tan solo unos pocos cientos de años. En el registro de TD10-2 no existe una selección de los bisontes por su edad, sino que aparecen individuos de corta edad, juveniles y adultos. Esa mortalidad es de tipo “catastrófico” y se explica por matanzas organizadas de grupos de bisontes, transportados después a la cueva. La identificación de la regiones anatómicas sugiere que se transportaron sobre todo las extremidades, las articulaciones de éstas con el resto del cuerpo (coxales y escápulas). Apenas se encuentran trozos de cráneos, mandíbulas, dientes o costillas. Es decir, las entrañas o el cerebro se solían consumir en el lugar de caza, y se transportaban fundamentalmente las partes más ricas en paquetes musculares. Este es un comportamiento muy común, inferido en otros muchos yacimientos.

En definitiva, seguimos desterrando la idea de que somos una especie muy particular, con habilidades exclusivas. Muchas de esas habilidades ya estaban presentes en humanos muy antiguos. Tan solo es necesario observar a los chimpancés en libertad para comprobar su comportamiento y sus capacidades, y llegar a la conclusión de no somos tan especiales como nos creemos. Hace 400.000 años Europa estaba colonizada por homininos de una especie distinta a la nuestra, cuyos grupos cooperaban de manera eficaz, planificaban y organizaban partidas de caza formadas por un cierto número de individuos. Eran capaces de abatir docenas de bisontes para disponer de su carne quizá durante semanas. Es evidente que la comunicación entre los grupos de un determinado territorio estaba fundamentada en algún tipo de lenguaje común.

Finalmente, los datos de TD10-2 sugieren que la estancia de los humanos en la cueva de Gran Dolina era estacional. Algunos carnívoros aprovecharon los restos que los humanos dejaban atrás al abandonar la cueva, quizá buscando regiones más cálidas durante los duros inviernos de la meseta Norte.

Vía: QUO.es

Humanos y ratones ya convivían en primitivos asentamientos hace 15.000 años

Un ratón en un pueblo Masai en el sur de Kenia. Foto por Lior Weissbrod.

Las comunidades cazadoras-recolectoras, que comenzaban a establecerse en Oriente Medio mucho antes de los comienzos de la agricultura, permitieron la aparición del ratón doméstico, según publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El análisis de restos dentales de antiguos ratones hallados en Oriente Medio permitió a un grupo de científicos de la Universidad Washington en San Luis (Misuri), brindar la primera evidencia de que hace 15.000 años los humanos vivían en un mismo lugar el tiempo suficiente como para generar un impacto en las comunidades animales locales.

Los fósiles les permitieron "mirar las relaciones entre humanos y ratones desde antes de la invención de la escritura y ver cambios específicos en las formas de vida humana y las comunidades de ratones correspondientes", según dijo a Efe Fiona Marshall (izquierda), del Departamento de Antropología de la Universidad.
"Mis colegas Lior Weissbrod y Thomas Cucci estudiaron cientos de dientes fosilizados de ratones de sitios arqueológicos que datan del último par de cientos de miles de años. Mi rol fue conceptual en ponderar la ecología de los hogares y la influencia de la movilidad humana en las comunidades animales", relató la experta.
A través de este trabajo, los investigadores ahora pueden entender que los cazadores-recolectores con sociedades complejas y, a veces, formas de vida más fijas, transformaron su entorno más de lo que se creía.

El estudio sugiere que el ratón doméstico apareció por primera vez en los asentamientos de cazadores-recolectores hace unos 15.000 años y su población se elevaba o descendía según la frecuencia con que las personas se trasladaron a nuevas ubicaciones.
Los científicos han documentado la convivencia de dos especies de roedores que competían entre sí: el ratón doméstico (Mus musculus domesticus) y el ratón de campo de cola corta (M. macedonicus), los cuales todavía siguen viviendo en muchas zonas de Israel. Cuando los humanos estaban bastante tiempo parados en un asentamiento, los ratones domésticos se convertían en dominantes y desplazaban a los otros, mientras que si el movimiento era más continuo el equilibrio se restablecía. Curiosamente, esta relación es análoga a la que tienen otras dos especies de ratones que conviven con las tribus seminómadas de los masáis.

Según Marshall, el trabajo también muestra que este estilo de vida tuvo mucha influencia en los principios del comensalismo, un tipo de asociación entre dos especies para beneficio alimenticio de una de ellas o de ambas, y en los cambios en la relación entre seres humanos y animales.


Ratón casero ( Mus musculus). Crédito: George Shuklin Wikimedia (CC BY-SA 1.0 )

"Ahora sabemos que deberíamos mirar a este período de tiempo para encontrar las raíces de la domesticación de una forma más amplia, por ejemplo, de cerdos y cabras", explicó la investigadora.
Los resultados de la investigación también sugieren que las relaciones de los humanos con ciertos animales pudieron haber cambiado antes de lo que se cree.

“El estudio realizado señala que los cazadores-recolectores de la cultura Natufiense, en lugar de los agricultores neolíticos que vinieron posteriormente, fueron los primeros en adoptar un modo de vida sedentario, y, sin querer, iniciaron un nuevo tipo de interacción ecológica de estrecha convivencia con especies comensales, tales como el ratón doméstico”, afirma Weissbrod.
Los investigadores aún tienen mucho trabajo por delante y, para ellos, será importante agregar más restos de ratones a la muestra en el largo plazo.

"Hay muchas cuestiones que se abren a partir de esta investigación, como qué causó cambios morfológicos, por ejemplo, las colas largas en los ratones comensales, y cómo cambiaron las fuentes de comida y los riesgos de los depredadores con cada estilo de vida humana", agregó la antropóloga. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | vozpopuli.com | 27 de marzo de 2017