Un nuevo campamento de las Guerras Cántabras confirma que el 'Portus Victoriae' estaba en la bahía de Santander

La Cabaña (ENRIQUE GUTIÉRREZ CUENCA)


Así lo ha informado hoy el doctor por la Universidad de Cantabria, Enrique Gutiérrez Cuenca, cuya investigación ha puesto luz sobre una cuestión que ha sido objeto de debate desde hace décadas.
El arqueólogo ha recordado que Santander, Santoña, Suances o San Vicente de la Barquera, eran algunas de las ubicaciones propuestas para el Portus Victoriae, aunque ha sido la capital de Cantabria la que ha contado con más apoyo.

Sin embargo, hasta ahora no había evidencias arqueológicas que sustentasen esa afirmación, ya que los escenarios del enfrentamiento entre cántabros y romanos en tiempos de Augusto se localizaban al sur de la Cordillera y en los cordales montañosos del interior, pero el rastro del avance de las legiones se perdía en la zona costera.

Recientes hallazgos en el lugar conocido como La Cabaña, en el municipio de Castañeda, permiten completar el relato de la conquista y poner de manifiesto la importancia de la bahía de Santander en este acontecimiento histórico.

La prospección realizada en La Cabaña durante 2016, dirigida por Gutiérrez Cuenca con la colaboración de José Ángel Hierro Gárate, Rafael Bolado del Castillo y Eduardo Peralta Labrador, ha confirmado la existencia de un nuevo campamento romano utilizado durante la campaña del año 25 antes de Cristo.

Su ubicación, a menos de 20 kilómetros de la bahía de Santander, vincula este establecimiento militar con el desembarco de tropas romanas que quebró la resistencia indígena e hizo posible la conquista de Cantabria por Roma, ha explicado el doctor.

El recinto tiene una extensión aproximada de dos hectáreas, superficie suficiente para alojar a unos 1.500 hombres. Las estructuras mejor conservadas definen una línea triple de fosos y terraplenes en la zona norte que se completa con una fortificación más sencilla que encierra la cumbre de la loma sobre la que se asienta.

Foto: Pieza que sujeta una vaina de puñal romano encontrada en el yacimiento de La Cabaña en Castañeda. / DM

Los trabajos han permitido recuperar diversos objetos que confirman el carácter militar y la cronología del yacimiento. Una moneda romana de bronce acuñada en la Colonia Lépida Celsa (Velilla del Ebro, Zaragoza) entre los años 44 y 36 a. de C., una pieza de suspensión de una vaina de puñal finamente decorada y una fíbula en omega son algunos de los hallazgos que permiten caracterizar el campamento romano.

Además, han aparecido otros útiles usados por los legionarios como una dolabra --un tipo de herramienta empleada para cavar los fosos del campamento-- o parte de un molino de mano portátil utilizado para moler la ración diaria de cereal en campaña.

Las estructuras más visibles del yacimiento ya habían sido identificadas por este mismo equipo de arqueólogos mediante fotografía aérea y satelital. Además de este recinto de La Cabaña, esa prospección previa había permitido localizar otro posible campamento romano de campaña de mayor tamaño a poco más de un kilómetro hacia el sur, en el barrio de Pando (Santiurde de Toranzo).

Ambos fueron incluidos en la obra colectiva 'Las Guerras Astur-Cántabras' en 2015. Están en relación visual directa tanto con los campamentos del Campo de Las Cercas y Cildá como con el castro de la Espina del Gallego, que forman parte del mismo dispositivo militar romano, ya en la otra orilla del Pas.


CONSERVACIÓN

Aunque la existencia de éstos y otros posibles recintos fortificados de las Guerras Cántabras --entre ellos, los campamentos de Liébana que han sido recientemente relacionados con el Monte Vindio-- fue puesta en conocimiento de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte en el verano de 2014 por parte de sus descubridores, el yacimiento de La Cabaña se encuentra actualmente "muy alterado", según su descubridor.

Un incendio forestal devoró en 2015 la plantación de eucaliptos que se había llevado a cabo en la loma hace menos de una década y los trabajos de acondicionamiento del terreno tras el fuego se realizaron sin la pertinente supervisión arqueológica.

La actuación que se ha llevado a cabo en 2016 ha consistido en una operación de salvamento con el objetivo de documentar y recuperar los restos que la maquinaria pesada se había llevado por delante.
Ha sido autorizada por la Consejería y financiada con fondos propios de los investigadores. El MUPAC colabora en la restauración de materiales arqueológicos, que pasarán a formar parte de sus fondos tras su estudio. El Ayuntamiento de Castañeda, por su parte, ha mostrado su interés por el proyecto y por dar a conocer sus resultados a los vecinos del municipio.

Este nuevo escenario de la conquista romana de Cantabria fue, además, testigo de excepción de un conflicto bélico más reciente. Casi 2.000 años después del paso de las legiones de Augusto, otro ejército italiano dejó su huella en La Cabaña, donde tuvo lugar uno de los últimos combates importantes de la Batalla de Santander, durante la Guerra Civil Española.

Allí se enfrentaron el 24 de agosto de 1937 tropas de la División Littorio, que apoyaban al ejército franquista, y algunas unidades republicanas del Cuerpo de Ejército de Santander, que defendían ya a la desesperada el paso hacia la capital. Numerosos materiales relacionados con ese episodio poco conocido de la historia de Cantabria también han sido recuperados durante la intervención arqueológica.

Fuente: eldiario.es| 15 de mayo de 2017

Arqueólogos descubren la antigua entrada a la ciudad de Cesarea en Israel

Uno de los proyectos arqueológicos más grandes jamás emprendidos en Israel ha expuesto el complejo de la antigua entrada a Cesarea. Entre los descubrimientos están la base de un altar construido en honor del emperador Augusto y de la diosa Roma. El antiguo complejo de entrada de Cesarea, que conduce desde el puerto a la ciudad, fue aparentemente construido por el rey Herodes hace más de 2.000 años.

El historiador judío-romano Flavio Josefo escribió sobre un templo en lo alto de una colina encima del puerto. Dedicado al emperador Augusto y a la diosa Roma, no sobrevivió al tiempo. En su lugar, fueron construidos una iglesia bizantina, otro templo y, finalmente, una iglesia del periodo de las Cruzadas. No obstante, las recientes excavaciones han encontrado la base de un gran altar que estaba cerca de la entrada (abajo).


“Josefo relata cómo los romanos que conquistaron Jerusalén plantaron sus banderas (las banderas de las legiones victoriosas) al otro lado de la puerta, y luego ofrecieron un sacrificio. Esto podría reflejar una estructura similar”, dice el Dr. Peter Gandelman, que dirige la excavación junto con el arqueólogo Mohammed Khater.

En su libro “Las guerras de los judíos”, Josefo se extiende sobre las maravillas del templo de Cesarea: “En la cima de una colina, frente a la entrada del puerto, estaba el templo de César, prominente en su tamaño y belleza, el cual contenía una gigantesca estatua de Augusto no menos magnífica que la estatua de Zeus en Olimpia, sobre la que fue inspirada, y también una estatua de Roma, igual en belleza a la estatua de Hera en Argos”, escribió.

Foto: Restos de una antigua sinagoga.


Foto: Parte de la antigua sinagoga sacada a la luz.


Foto: Arqueólogos trabajando en el lugar del palacio rey Herodes en Cesarea

Bajo el nivel sobre el que se alza el altar, los arqueólogos descubrieron dos grandes salas, abiertas al mar, así como una serie de pequeños arcos debajo de una gran escalera que conduce al altar. La escalera y otras estructuras son similares a la arquitectura alrededor del Monte del Templo en Jerusalén, que también fue diseñado por Herodes.

“No hay duda de que Jerusalén y Cesarea eran las ciudades principales. El espíritu megalómano de Herodes se cierne sobre Cesárea”, expresó Doron Ben-Ami, jefe de la división centro de Israel de la Autoridad de Antigüedades.

Fuente pública (ninfeo) de época romana. Foto: Ioli Soortz, IAA

El proyecto incluye la excavación y preservación de todo el complejo, así como la reconstrucción de los antiguos edificios. Se espera que el proyecto cueste más de 100 millones de shekels (27,5 millones de dólares), lo que lo convierte en una de las exploraciones arqueológicas más caras del país. La financiación proviene de la Fundación Edmond de Rothschild y la Corporación de Desarrollo de Cesarea.


En el transcurso de estas excavaciones, se realizaron varios descubrimientos más pequeños. Uno interesante fue un artefacto judío, encontrado hace unas semanas junto al altar pagano. Se trataba de una pequeña tableta hecha de nácar, con un candelabro de siete brazos grabado (abajo), así como una pala ritual de carbón, como las utilizadas en el Templo de Jerusalén.



Una estatua de un carnero (arriba), asociada con la iglesia de la época bizantina, también fue encontrada cerca, así como un fragmento de una estatua de un hombre barbudo, identificada por el Dr. Rivka Gersht como Asclepio, dios griego de la medicina. Varias estatuas de este dios se han encontrado en Cesarea, pero es la primera vez que se halla una cabeza representativa.



Fuentes: Aurora |Haaretz | archaeology.org | 30 de abril de 2017

Los primeros “Homo” habitaron zonas áridas y de pastizales

Con la ayuda del investigador Sabudo Boraru (derecha), el antropólogo Chris Campisano, de la Universidad del Estado de Arizona, toma muestras de fósiles en la zona de Ledi-Geraru, Etiopía.

Científicos en EE.UU. han constatado que los antepasados más antiguos del hombre actual habitaron una zona árida y de extensas llanuras cubiertas de pastizales, según revela un estudio que publica la revista Nature Ecology and Evolution.

La investigación, desarrollada por la Arizona State University (ASU), aporta los primeros datos sobre el contexto ecológico de la época en que tuvo lugar el proceso de transición del Australopithecus al Homo.

Esta evaluación arroja luz sobre el entorno del fósil del homínido hallado en 2013 por expertos de la ASU en el yacimiento Ledi-Geraru en el estado regional de Afar, en Etiopía, que, con 2,8 millones de años de antigüedad, se convirtió en el más antiguo encontrado hasta ahora del género Homo, al que pertenece el hombre actual.

El análisis de este fósil (arriba) apuntó entonces a que la divergencia de nuestro género ocurrió casi medio millón de años antes de lo que se había concluido anteriormente.

Reconstruir el medioambiente para explicar por qué

Después de este descubrimiento, expertos de la ASU han centrado su atención en la reconstrucción del medioambiente de este antepasado para tratar de explicar por qué y cuándo apareció en esa zona del continente africano.

Para ello, los paleoantropólogos usaron fósiles como si fueran “máquinas del tiempo” para recrear aquellos entornos, de manera que si los restos de animales pertenecían a jirafas o monos podían deducir que estos se alimentaban de hojas de árboles, lo que, a su vez, indicaba que esa zona era boscosa y con precipitaciones de lluvia abundantes.

Si, por el contrario, los fósiles de animales apuntaban a que pastaban hierba, como hacen, por ejemplo, los antílopes, aquellos paisajes habrían sido extensas planicies áridas cubiertas de hierba.
En este sentido, la comunidad científica ha sostenido desde hace tiempo que el enfriamiento global y la expansión de ambientes herbáceos sentaron las bases para los comienzos del género Homo.
“Cada vez hay más pruebas que refuerzan esa conexión, pero, hasta ahora, no hemos tenido datos medioambientales concretos sobre los orígenes del género 'Homo’, toda vez que (ese momento) se ha sido retrasado en el tiempo”, explica en un comunicado uno de los autores de este estudio, Joshua Robinson, del Instituto de Orígenes Humanos de la ASU.

Análisis de isótopos

El período de tiempo de hace alrededor de 2,8 millones de años es particularmente importante para el registro fósil humano en África oriental. Alrededor de 30 kilometros al oeste de Ledi-Geraru está Hadar, donde se encontraron los restos fósiles de la famosa Lucy (una Australopithecus afarensis) en 1974 por el profesor de la ASU, Donald Johanson, con un datación de 3,2 millones de años de antigüedad. Sin embargo, la secuencia geológica en Hadar termina alrededor de hace 2,9 millones de años, y, en consecuencia, no se encuentra dentro del importante período de transición entre el final del primer Australopithecus y los inicios del género Homo.


Cráneo fósil de un ñu excavado en el sitio de la investigación de Ledi-Geraru, Etiopía. Foto por Josh Robinson


El análisis de isótopos estables en fósiles dentales de animales llevó a estos investigadores a constatar que antes de hace 2,8 millones de años los primeros Homo de la zona de Ledi-Geraru vivieron en extensos pastizales áridos. Los resultados demuestran que casi todos los animales hallados junto a esos primeros humanos en tal lugar se alimentaban de hierba, incluidos algunos que también consumían cantidades significativas de hojas de árboles.

En este sentido, la dieta del Homo de Ledi-Geraru, parece que no se distingue de la de los Australopithecus, lo que sugiere que los orígenes del hombre moderno no están marcados por un cambio alimenticio.

“No nos sorprendió demasiado el hecho de la que la dieta de los primeros ‘Homo’ fuera similar a la de los 'Australopithecus'. Pero sí nos sorprendió que su dieta no cambiara cuando sí lo hizo la de todos los animales del entorno”, señala otro de los expertos, Chris Campisano (derecha).

Al situar al Homo de Ledi-Geraru en el contexto regional mencionado, los científicos deducen que los entornos medioambientales en esta zona de África oriental no eran homogéneos en ese periodo.
La ecología del bajo valle de Awash pasó de ser un paisaje húmedo y arbolado hace unos 3 millones de años, coincidiendo con la desaparición del Australopithecus, a uno seco y cubierto de pastizales hace 2,8 millones de años, con la aparición del género Homo.
"A pesar de que especies como Lucy persistieron a través de muchos cambios ambientales, en la secuencia de Hadar parece que la especie fue incapaz de sobrevivir en entornos abiertos y extensos en la región de Afar durante el Plioceno tardío”, dijo John Rowan (izquierda), un estudiante graduado de la Escuela de Evolución Humana y Cambio Social de la Universidad de Arizona.




Además, estos resultados indican que la extensión de ambientes de hierba en Ledi-Geraru se produjo antes que en la cuenca del Turkana en Kenia y Etiopía, la cual continuó teniendo regiones boscosas y que sirvieron de sostén a mamíferos herbívoros, y otros animales, que se alimentaban de los árboles y hierbas.

“Mediante el análisis de varios diferentes hábitats representativos, hemos sido capaces de afinar las reconstrucciones de los ecosistemas anteriores en cada cuenca, y por tanto hemos podido identificar los detalles de la propagación de los pastizales”, dijo Kaye Reed, profesora y directora de la Escuela de la Evolución Humana y Cambio Social de la Universidad de Arizona. “Ahora estamos planeando comparar otros entornos de homínidos de África oriental mediante el uso de estas mismas metodologías”, concluye.

Fuentes: efefuturo.com | Universidad de Arizona | 15 de mayo de 2016

El origen de 'Asturica' avalado por el hallazgo de una lápida

Una vez más, los restos arqueológicos romanos hacen acto de presencia en Astorga, y una vez más son la huella de esta antigua civilización que dio vida a la conocida Asturica; una ciudad que sigue conociéndose día a día con los nuevos hallazgos que se van encontrando. El último, una lápida honorífica, cabe pensar que de un personaje importante de la época de Tiberio, en la primera mitad del siglo I d.C (entre los años 14 y 37), que ha sido encontrada en un solar de la calle Pío Gullón. La inscripción de la lápida pone de manifiesto que se trata de un tribuno militar de nombre Trebius, apodado comúnmente Nepoti –aunque está incompleta–. Ostentaría también otros cargos militares, así como civiles, destacando el de procuratori, administrador imperial.

Esta placa conmemorativa, hallada en el ángulo noroccidental del pórtico doble que enmarca un gran espacio público relacionado, en época del campamento de la Legio X Gemina, con el Ara Augusta y en la época del asentamiento urbano con el foro de Asturica, supone un importante avance arqueológico, ya que confirma las hipótesis planteadas de que en esa época, Asturica Augusta no era un campamento como lo fue con Augusto, sino que ya era un núcleo urbano civil, con todas las construcciones propias de las ciudades romanas.

Las excavaciones están siendo dirigidas por María Luz González y el hallazgo fue presentado el pasado viernes con la participación del delegado territorial de la Junta, Guillermo García, que en su intervención dejó claro que la intención es que en un futuro –tras averiguar más sobre este personaje y realizados los análisis y estudios pertinentes– formen parte del patrimonio de la ciudad y se queden en Astorga.


Foto: María Luz González, Sevillano, Guillermo García, el alcalde y Biaim. RAMIRO

De campamento a núcleo urbano

Asturica empieza a florecer en época de Tiberio, en el siglo antes mencionado. Por aquel entonces esta civilización era más que consciente de la importancia de este enclave, debido a cercanía con las minas auríferas. Es por ello que Asturica se convierte en el punto de encuentro de grandes personajes de la vida social, jurídica y económica, de la Hispania romana, que hicieron de ella una ciudad próspera y de gran riqueza; muestra de la fuerza y el esplendor del Alto Imperio Romano.

Enmarcada dentro de la muralla, de la que hoy aún se conserva bastante tramo, se fueron desarrollando las construcciones propias de las ciudades romanas. Asturica contaba con sus termas mayores y menores. Las primeras –visitables en la Ruta Romana–, previsiblemente, construidas para la alta sociedad y las segundas de carácter público. Ocupaban el espacio central de la ciudad. Aunque su construcción se emplaza en el siglo I pasaron por varias remodelaciones posteriormente.



Foto: Lugar del hallazgo de la lápida.

Astorga también conserva restos de las denominadas domus romanas. Viviendas unifamiliares, de familias de clase social acomodada. La Domus del Mosaico del oso y los pájaros es una muestra de estas construcciones. Estas viviendas contaban con baños privados, un vestíbulo, así como con estancias que rodean un patio central, decoradas con motivos vegetales. De esta domus es destacable el mosaico que hace referencia a Orfeo y el otoño, pero su construcción se remonta a finales del siglo II y principios del III.


Foto: Domus del Mosaico del oso y los pájaros

Como en cualquier otra ciudad romana, Asturica contaba, en el interior de sus calzadas, con las cloacas; y es que la vida en la urbe requería adoptar ya unas medidas sanitarias adecuadas. De ellas aún se conservan algunos restos que también pueden visitarse en la ruta.

Pero Asturica no sería una completa ciudad romana si no contara con su foro; el lugar en el que se desarrollaba la vida pública. Era de grandes dimensiones, ya que sobre él oscilaban los edificios públicos. Actualmente ha quedado fosilizado en la Plaza Mayor de la ciudad, pero con medidas mucho más reducidas. Dentro del marco del foro, en el centro del lado occidental, se llevó a cabo la construcción del Aedes Augusti, un templo dedicado al emperador Augusto.

Frente a este templo se encuentra una de las construcciones más importantes, debido a su conservación, y que ocupa una relevancia especial en lo que respecta a este nuevo hallazgo: la Ergástula (izquierda). Una galería abovedada que se remonta al año 30 y que formaría parte de una construcción mayor sobre la que se instalaría el Ara Augusta, un monumental altar sobreelevado unos seis metros con respecto al horizonte de circulación, donde se celebraban ceremonias de culto al emperador y a la ciudad de Roma, la Dea Roma. Se construyó un pórtico, y en uno de estos lados ha sido hallada la placa a este nuevo personaje romano, que ha vuelto a la vida, milenios después de su muerte y pasando siglos en el olvido, en Astorga.

Fuente: lanuevacrónica.com| 15 de mayo de 2017

Arqueólogos descubren una impresionante tumba con 17 momias en Egipto

Una de las 17 momias descubiertas en Egipto. Foto: Reuters/ Mohamed Abd el Ghany

Egipto ha desenterrado una antigua tumba con al menos 17 momias, la mayoría de ellas intactas, convirtiéndose en el último de una serie de descubrimientos que el ministro de Antigüedades ha descrito como “una ayuda de la cripta para las dificultades del sector turístico”.

El cementerio, descubierto ocho metros bajo tierra en Menia, una provincia a 250 kilómetros al sur de El Cairo, contiene sarcófagos de piedra caliza y arcilla, ataúdes de animales y papiros con escritura demótica.

Las momias aún no han sido fechadas, pero se cree que pertenecen al periodo greco-romano, un periodo de 600 años tras la conquista del país por Alejandro Magno en el año 332 a.C., según ha explicado el decano de Arqueología de la Universidad de El Cairo, Mohamed Hamza, que está a cargo de las excavaciones.

MOHAMED ABD EL GHANY / REUTERS

Egipto espera que los descubrimientos mejoren su imagen de cara al exterior y revivan el interés entre los turistas, que han evitado el país desde la inestabilidad política que comenzó en 2011.

“2017 ha sido un año histórico para los descubrimientos arqueológicos. Es como si fuera un mensaje de nuestros antepasados que nos están ayudando a traer de vuelta a los turistas”, ha defendido el ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, durante una rueda de prensa este sábado.


Desde que un grupo de estudiantes de la Universidad de El Cairo detectase la cámara funeraria mediante radar hace un año, los arqueólogos han excavado la tumba de un noble de hace más de 3.000 años, 12 cementerios que datan de hace unos 3.500 años y un coloso gigante que se cree que puede representar al rey Psammetich I, que gobernó del año 664 al 610 a.C.


La ministra de Turismo, Yehia Rashed, ha explicado que los nuevos hallazgos podrían impulsar la llegada de turistas de este año a unos 10 millones, una mejora con respecto a los 9,3 millones de visitantes que llegaron en 2015, pero muy por debajo de los 14,7 millones de 2010.

Vía: Público.es

Te presento a Elba, pastora de 9.300 años de edad e intolerante a la lactosa

A Elba le sorprendió la muerte en plena ruta de montaña hace 9.300 años. Supuestamente recorría con su ganado la misma senda ancestral que hoy sigue existiendo como camino asfaltado. El mismo que señala Google cuando se le pregunta por el itinerario más cómodo para atravesar el límite entre los municipios lucenses de O Courel y Pedrafita do Cebreiro en el lugar de Chan do Lindeiro.

También presuntamente viajaba con los tres uros que formaban su rebaño, un descomunal ejemplar adulto con una cornamenta de más de dos metros y dos más jóvenes que no eran vástagos del primero. Probablemente se estrenaba la primavera, o quizás era el principio del invierno, y el suelo estaba cubierto por un manto de nieve suficientemente fino como para caminar con comodidad, pero lo bastante grueso como para ocultar algunos accidentes del relieve. Elba no vio el agujero que se había abierto en la tierra porque la dura y austera vegetación de la montaña, vestida de blanco, tapaba el derrumbamiento. Los cuatro se precipitaron en el pozo natural, recién formado en aquel periodo por el colapso del techo de una cueva tectónica, hoy conocida como Cova do Uro. Una caída de 15 metros que, sin embargo, no los mató de inmediato.

Elba, bautizada por sus descubridores con un nombre celta que significa "la que viene de las montañas", sobrevivió al golpe pero resultó maltrecha: atrapada como los animales, sin poder salir de la dolina calcárea que conservó entre arcilla sus huesos hasta hoy. "La tragedia quedó registrada bajo la enorme cantidad de sedimentos que cayeron luego", dice su padre del siglo XXI, Juan Ramón Vidal Romaní (izquierda), catedrático de Geología en la Universidade da Coruña y miembro de la Real Academia Galega de Ciencias.

El carbono 14 reveló su edad, unos 9.300 años. El análisis genético demostró que era una mujer de ojos y pelo oscuros, intolerante a la lactosa, perteneciente al haplogrupo U, característico de los cazadores recolectores europeos, y en concreto al subhaplotipo U5b1, originado en la Península Ibérica hace 16.000 o 20.000 años.

El cráneo incompleto de Elba apareció en 1996, y los demás huesos recuperados fueron hallados bajo el escombro en varias expediciones desde 2010. A partir del estudio de los restos y con el informe del antropólogo forense Fernando Serrulla ya en la mano, los miembros del equipo del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal llevaron a cabo "un trabajo casi detectivesco", para recrear con hipótesis el escenario más probable del suceso. Elba, que tenía en el momento de su muerte entre 20 y 40 años, era supuestamente una pastora que cruzaba en busca de hierba, porque en el agreste Chan do Lindeiro nunca hubo pastos, entre la sierra de O Courel y la de Os Ancares, en las inmediaciones de la actual traza del Camino Francés a Santiago.



Fase intermedia de la aproximación facial en tres dimensiones.


Su castigada osamenta revela que esta hembra, que solo medía metro y medio (y que supuestamente trabajaba con animales enormes), llevaba una vida muy dura. Que probablemente en la infancia había sufrido un fuerte golpe en la cabeza que le produjo un traumatismo craneal. Que se alimentaba mal, con largos periodos de escasez. Que padecía artrosis y seguramente soportaba desde meses antes de su muerte un fuerte dolor dental. Comía sobre todo vegetales. Y por el colágeno se sabe que no era exactamente de la zona, pero sí de algún territorio granítico bastante cercano. Era una gallega autóctona, vinculada con otros restos hallados en el norte de Portugal.

Elba es el primer fósil humano femenino del Mesolítico (transición entre el Paleolítico y el Neolítico) estudiado genéticamente en la Península Ibérica, anterior por dos milenios al hombre de ojos azules de La Braña (Valdelugueros, León). El hallazgo se convierte además en la muestra antigua más occidental estudiada en Europa. En Galicia, con posible presencia humana al menos desde hace 300.000 años, no se ha recuperado ningún esqueleto de tiempos tan remotos como Elba porque el territorio calcáreo es mínimo y el suelo ácido devora los huesos.

Resultado final de la aproximación facial en tres dimensiones.


Los resultados de la investigación, que implicó a científicos internacionales de disciplinas muy diversas, aparecen desde esta semana recogidos en la última publicación del Instituto Universitario de Xeoloxía (Cadernos do Laboratorio Xeolóxico de Laxe). La portada es el retrato que dibujó Marga Sanín, una licenciada en Bellas Artes que se ha especializado en el rescate de rostros antiguos que la muerte ha borrado. La artista forense ha trabajado en más ocasiones con Serrulla, responsable del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) en Verín (Ourense), que esta vez también ha dirigido la construcción en tres dimensiones del busto de Elba a partir de los huesos del cráneo y datos procedentes de otros estudios antropológicos del Mesolítico.

"De poder verla ahora, tal como era, se nos pasaría desapercibida", asegura Vidal Romaní: "Conozco a varias mujeres de las montañas de Lugo que se le parecen mucho". En el dibujo a lápiz, que no deja de ser una aproximación, Elba también tiene un aire con Rosalía de Castro.

Fuente: elpais.com | 10 de mayo de 2017