Las excavaciones del Palau de Calatayud sacan a la luz el mayor muro romano hallado en València

Las excavaciones arqueológicas que el Consell está realizando en el edificio de la calle Micalet número 5 de Valencia están proporcionando hallazgos de alto valor histórico y patrimonial, cuya recuperación podría convertirlo en un centro turístico al nivel del museo arqueológico de La Almoina. En concreto, el plan de la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico es que el conjunto arqueológico que está aflorando en el antiguo Palacio de Calatayud sea visitable por parte de la ciudadanía y, al mismo tiempo, compatibilizarlo con fines administrativos.

El proyecto del Consell pretende integrar estos hallazgos arqueológicos de la calle Micalet, junto con otros elementos de gran valor patrimonial como los del Centro Arqueológico de La Almoina, los del Museo Catedralicio, la cripta de San Vicente o los restos conservados en el Palau de l’Almirall (cuya musealización ya está en proyecto), creando de esta forma un panorama histórico y patrimonial muy atractivo tanto para la ciudadanía como para los turistas.

Un muro romano de incalculable valor

Los trabajos arqueológicos en el antiguo Palau de Calatayud están aportando nuevos hallazgos, que se suman a los ya recuperados semanas atrás, donde se han obtenido datos importantes para la historia urbana del entorno de la Catedral y la plaza de la Virgen. En este sentido, las labores arqueológicas han sacado a la luz un muro que conserva parte de su revestimiento de placas de mármol, éstas posiblemente de la cantera valenciana de Buixcarró. Se trata de un hallazgo de incalculable valor, pues nos introduce en el ámbito de los grandes edificios monumentales que rodeaban el Foro de Valentia entre los siglos I y II d.C. Este muro, además, fue utilizado a lo largo de la historia, de modo que se conserva hasta el momento una altura superior a los 2,25 metros y, sobre él, se mantienen reformas de épocas posteriores que muestran cómo distintas culturas y civilizaciones vivieron en el mismo espacio que ha llegado hasta nuestros días.

También se ha descubierto una parte de la trama urbana antigua, cuya modificación en 1800 coincide con la construcción de la actual Casa Vestuario. Se han verificado las antiguas alineaciones de la calle Micalet, que provenían de muchos siglos atrás, y se ha confirmado que la antigua línea de fachada se encuentra bajo la actual calle, de modo que la anterior era mucho más estrecha y con una orientación que coincide con la de otros restos de la ciudad romana de València.

Además, en la pared medianera con la Casa Vestuario se ha descubierto el antiguo muro, que alcanza dos plantas de altura, construido con la técnica del tapial y que data del siglo XIV. Gracias a su gran valor patrimonial y plástico quedará finalmente visible e integrado en el futuro edificio de la administración autonómica.

Fuente islámica y posibles baños árabes

Del pasado islámico de la ciudad se han recuperado también numerosos restos, como una fuente rodeada de tuberías cerámicas, una canalización de suministro de agua, posiblemente derivada de la Acequia de Rovella, y diversas estancias de un edificio, cuya interpretación se encuentra en fase de estudio, a la espera de poder verificar si pertenecen a unos antiguos baños árabes de los que se tiene constancia en el entorno del actual Palau de Calatayud.
Otro descubrimiento islámico que ha aflorado es un muro que progresa en el alzado de las paredes del actual inmueble. Se trata de un hallazgo de gran relevancia, ya que salvo los restos de la antigua muralla musulmana son pocos los muros de esa época conservados en altura en València. Todos los edificios de ese periodo fueron eliminados progresivamente tras la conquista cristiana de la ciudad.

Inscripciones romanas


Inscripción romana encontradas en las excavaciones.

Así, gracias a las excavaciones arqueológicas impulsadas por la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico, han comenzado a surgir más evidencias de la antigua ciudad romana. A una profundidad próxima a los 4 metros ha aparecido una porción de pavimento romano de época imperial (siglos I y II d. C.).

Además, se ha recuperado un fragmento de inscripción con letras romanas, que forma parte del cimiento de un muro de época califal del siglo X, que podría pertenecer, según los expertos, a una lápida honorífica que hace referencia a los “veterani et veteres”. Estos fueron los dos grupos de población que gobernaron la Curia de la ciudad (a modo del actual ayuntamiento). Los “veteres” eran los descendientes de los primeros pobladores, que llegaron a la ciudad en el siglo II a. C., mientras que los “veterani” eran los soldados licenciados llegados a València en la época de Augusto (aproximadamente a finales del siglo I a. C.).

Fuente: comarcalcv.com| 28 de mayo de 2017

Atapuerca abrirá al público una cueva de hace dos millones de años

La Cueva Peluda se encuentra en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y forma parte de un complejo de galerías que se formaron, aproximadamente, hace más de dos millones de años. El acceso no es fácil. Para entrar es necesario reptar por una grieta que da paso a un lugar extraño: un conducto rectilíneo de dos metros de altura del que cuelgan unas raíces que semejan cabellos negros impregnados de brillos, en realidad, son gotitas de agua. Esta imagen de ensoñación, que podrán ver los más curiosos a partir del 17 de junio, se debe a la presencia de árboles en su superficie, sobre todo encinas y quejigos que buscan la humedad.

«Queremos que se visite la Cueva Peluda y se conozca su interior, para que la gente vea de dónde salieron los yacimientos antes de que el ferrocarril cortara las calizas. Como el recorrido para los visitantes de Atapuerca ha sido hasta ahora solo en la superficie, muchos se preguntan dónde están las cuevas. Esta visita permitirá dar una imagen real de donde se han depositado los fósiles humanos», explica Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca quien compañó a ABC durante toda la visita.

La Peluda se descubrió antes de que los yacimientos de Atapuerca existieran como tal. Se encontró cuando empezaron las obras del trazado del ferrocarril, a finales del siglo XIX. Precisamente fueron las obras de estas vías las que dejaron al descubierto los yacimientos al atravesar la Sierra para abrir paso a las vías. La Peluda se conocía como la «Cueva de la vía» por los lugareños, pero se volvió a cerrar. «No fue hasta la década de los 70 cuando los militares, con explosivos, abrieron la cavidad nuevamente. El grupo espeleológico Edelweis la encuentra en 1972, más o menos cuando empieza el equipo de Atapuerca», explica Cristina Cuesta, arqueóloga y miembro de la Fundación Atapuerca.

Dos galerías

La cueva tiene dos galerías, la principal, de unos 105 metros de profundidad y unos dos metros de altura. Alberga también chimeneas que alcanzan los ocho metros de altura. El recorrido obliga a elevar la mirada para admirar un paisaje que tardó millones de años en formarse.

A cada paso, hay un rastro de historia. Y también de belleza. Por ejemplo, por la cantidad de «macarrones», es decir, tubos circulares y huecos, que dan nombre a las estalactitas en su fase inicial de formación. «Estas se forman gracias al agua que llega a la cueva, la cual disuelve el carbonato cálcico de la roca caliza, que se cristaliza y forma estalactitas, de más de un metro», añade Cuesta. Cuando las estalactitas se unen a las estalagmitas (que están en la parte inferior) dan lugar a columnas con formas indescriptibles que permiten dar rienda suelta a la imaginación.

En cuanto a los hallazgos, en la Cueva Peluda no se han encontrado restos humanos pero sí herramientas, que utilizaron nuestros antepasados. El objeto hallado (lasca del modo 2) en sí no se ha datado pero puede que pertenezcan a nuestros antepasados de hace entre 350.000 y 450.000 años, posiblemente preneandertales».

Además, en la cueva hay restos de animales: aves, tortugas y sobre todo de osos, que entraban a hibernar y en ocasiones no sobrevivian. «Hemos hallado restos en conexión anatómica, es decir, todo el esqueleto tal y como se quedó en el momento», recuerda la arqueóloga. De hecho, la primera intervención arqueológica que se hizo fue con Trinidad Torres en los años 70, un ingeniero de minas que hacía una tesis sobre dientes de oso y sabía que en la zona podía encontrarlos. Aparte de restos, pueden verse zarpazos de osos en algunas partes de la cueva.

El paisaje prehistórico

Pero no solo pasaron animales y algún antepasado pasearon por allí. En la cueva pueden verse también grafitis de los años 20. Destaca uno del Ateneo Popular del año 1929, como parte de las actividades culturales que se hacían en el momento, una de ellas, reunirse en cuevas de Atapuerca.

Aparte de esta visita, se propone otra alternativa para conocer la flora y la fauna de la zona. «Queremos que la gente vea el paisaje, la flora y fauna actual y la relación de nuestra prehistoria hasta la actualidad. Tenemos la suerte de encontrar muchas cosas que nos dicen cómo era el paisaje hace un millón de años y conocer los usos de las plantas que se hacían hace millones de años», concluye Cuesta.

Recreación de un neandertal en un bosque

¿Y si también hubiera neandertales?

Atapuerca espera la que puede ser la gran noticia del año: confirmar la presencia de neandertales en el yacimiento. De ser así, Atapuerca albergaría todas las especies humanas que ha habido en Europa desde hace más de 1.200.000 años: Homo erectus (posiblemente), antecessor (al que se le dio nombre en Atapuerca), heidelbergensis (u otra especie preneandertal), neandertal y sapiens. Los restos, que se están estudiando aún, se encontraron en la Cueva Fantasma, descubierta el año pasado. «Este año es posible que tengamos la confirmación científica», señala Carbonell. «Llevo 40 años diciendo que faltan neandertales. Aunque claro, una cosa es decirlo y otra confirmarlo. Pero, parece ser que los tenemos», dice Carbonell.

Vía: ABC

Estudian una de las colecciones más amplias de colorantes minerales de la época paleolítica

Imágenes de las piezas estudiadas y del yacimiento. Foto: Rosso et al.

El uso de colorantes es un indicio importante para conocer el grado de complejidad de las sociedades prehistóricas. Una investigación publicada en la revista PLOS ONE ha analizado cuarenta kilos de colorante mineral correspondientes al yacimiento de la cueva de Porc-Epic, en Etiopía, con unos 40.000 años de antigüedad. Se trata de una de las colecciones más amplias de este tipo encontradas en un yacimiento paleolítico, y corresponde a un período de 4.500 años, además de estar situada en un área considerada clave para el origen del Homo sapiens, como es África oriental.

«La investigación ha demostrado que las poblaciones estudiadas utilizaron este material de forma continua durante miles de años», explica Daniela Rosso (izquierda), primera firmante del artículo e investigadora del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Barcelona (SERP-UB)
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La investigación de Rosso, realizada conjuntamente con Francesco d’Errico y Alain Queffelec, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y de la Universidad de Burdeos, se ha basado en el material hallado por expediciones anteriores en el yacimiento, descubierto en 1929.

Concretamente, se ha estudiado una colección excavada entre 1975 y 1976 por Kenneth D. Williamson, que está integrada por cuarenta kilos de colorante, veintiún molinos y utensilios para aplastar los colorantes minerales, y dos guijarros con residuos rojos. Según Rosso, «Se trata de una colección excepcionalmente amplia, que permite reconstruir las diferentes fases de tratamiento de los colorantes, y que muestra cómo los habitantes de Porc-Epic procesaban una gran variedad de ellos con útiles de diferentes materias primas para producir polvo de colorantes de diferentes tipos, adaptados a usos diversos, simbólicos o funcionales». A modo de ejemplo, un guijarro con residuos rojos repartidos de forma homogénea, interpretado como guijarro pintado u objeto utilizado como tampón, indica un posible uso de los pigmentos para actividades simbólicas.

La investigación ha permitido saber que, en las sociedades paleolíticas, los colorantes se procesaban con distintas técnicas: abrasión, raspado y talla. Estas técnicas no variaron sustancialmente a lo largo del periodo de 4.500 años estudiado, lo que «parece reflejar una adaptación cultural transmitida a lo largo del tiempo», afirma Rosso, que en breve leerá en la UB una tesis basada en este estudio exhaustivo de los colorantes de Porc-Epic, bajo la dirección de los investigadores D'Errico, João Zilhão (SERP-UB e ICREA) y Josep M.ª Fullola (SERP-UB).

Los colorantes con marcas de uso se han analizado mediante microscopia óptica y confocal. También se han recogido colorantes encontrados alrededor del yacimiento con objeto de reproducir experimentalmente las técnicas para moler. Asimismo, la investigación incluye un estudio comparativo de muestras de polvo producidas por las mujeres hamer (izquierda) del sudoeste de Etiopía, que utilizan en la actualidad los colorantes de forma cotidiana, y les dan múltiples funciones.

Piezas de ocre halladas en la cueva de Porc Epic, Etiopia.

Fuente: Universidad de Barcelona | 24 de mayo de 2017

Una misión arqueológica española descubre un gran dintel grabado del Reino Medio en Heracleopolis Magna


La misión arqueológica de la veteranísima egiptóloga española Carmen Pérez Die, con varias décadas a sus espaldas excavando Egipto, sigue ofreciendo nuevos descubrimientos. El Ministerio de Antigüedades egipcio ha anunciado hoy el hallazgo de un gran dintel de granito rojo durante las excavaciones en el templo de Heryshef, en el yacimiento de Heracleopolis Magna.

La pieza de granito, hallada durante la 51 temporada de la misión arqueológica hispano-egipcia del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, estaba adornada con dos cartuchos grabados con el nombre del faraón del Reino Medio Sesostris II (hacia el 1895 - 1889 a.C). «Este descubrimiento es muy importante porque la presencia de este dintel grabado con el nombre de Sesostris II en el templo de Heryshef prueba el interés de este faraón en este área, y la zona de Fayum en general», ha apuntado el director del departamento de Antigüedades del Ministerio, Mahmud Afifi. Sesostris II, faraón de la Dinastía XII construyó la pirámide de Lahun, a 10 kilómetros del templo de Heryshef.


La directora de la misión, Carmen Pérez Die, ha añadido que su equipo ha continuado las excavaciones en la zona noroeste de Heracleópolis Magna, que fue capital de Egipto durante dos dinastías antes que Tebas (actual Luxor), donde han hallado varios restos arquitectónicos nuevos de la dinastía XVIII (hacia el reinado de Tutmosis III, 1479 -1425 a.C.) y de Ramses II (1279 - 1213 a.C.).


Heracleópolis Magna (en la provincia moderna de Beni Suef), pese a haber sufrido años de expolio que han diezmado sus restos faraónicos, es uno de los yacimientos más grandes del país, lleno de templos y necrópolis.

Fuente: A. ALAMILLOS El Cairo | ABC, 26 de mayo de 2017
Fotos por gentileza del Ministerio de Antigüedades Egipcio

El ADN antiguo revela la íntima relación entre cazadores y agricultores del Neolítico

Reconstrucción del rostro de la mujer hallada en Galicia (izquierda) y esqueleto de uno de los genomas rumanos analizados (derecha). / Serrulla, F., and Sanín, M. (2017) / Clive Bonsall

En la historia de la humanidad, la transición de la caza y la recolecta a la agricultura supuso profundos cambios culturales y tecnológicos. En el oeste y centro de Europa, esta transformación se produjo rápidamente y de manera simultánea tras la llegada de los primeros agricultores procedentes de Anatolia (en la actualidad la parte más asiática de Turquía). Más al este, en la región báltica, la transición fue más gradual, con poco o ninguna contribución genética por parte de los agricultores que llegaban.

Un equipo internacional de científicos, con participación de varios centros españoles, ha analizado las relaciones entre los cazadores-recolectores y agricultores en la cuenca baja del Danubio, un área intermedia en la que se produjo una rápida transición y en la que se han encontrado evidencias arqueológicas del intercambio culturas entre esas dos comunidades. Los resultados se publican en Current Biology.

“Los arqueólogos habían supuesto esas relaciones entre los grupos indígenas (cazadores-recolectores) y los de inmigrantes (agricultores-ganaderos), sobre bases de intercambios culturales, pero sin que se hubieran podido demostrar hasta ahora desde el punto de vista genético”, comenta a Sinc María Dolores Garralda, una de las autoras del trabajo e investigadora en el departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad Complutense de Madrid.

Genomas españoles

Los investigadores recuperaron tres antiguos genomas humanos de Rumanía de hace entre 8.800 y 5.400 años. También analizaron los genomas de dos mujeres cazadoras-recolectoras del Mesolítico procedentes de España: la mujer de Chan do Lindeiro, en Galicia –fallecida posiblemente al caer por una sima–, y la otra de Los Canes, en Arriondas, Asturias –hallada en una compleja sepultura–.
Los resultados del análisis de este ADN antiguo revelan que en el área que ahora conocemos como Rumanía, cazadores-recolectores y agricultores convivieron, mezclándose unos con otros y teniendo hijos.

“Esperábamos cierto nivel de mestizaje entre estos dos grupos, dadas las evidencias arqueológicas entre estas comunidades”, indica Michael Hofreiter (derecha), coautor del estudio y científico en la Universidad de Potsdam, en Alemania. “Pero nos sorprendieron los altos niveles de integración entre las dos comunidades cuando se reconstruyó el ADN antiguo”, añade.

Para Garralda, “la investigación confirma la relativa homogeneidad genética de los grupos de cazadores-recolectores, a la vez que, en el caso de Rumanía, demuestran el intercambio de genes que debió existir desde que fueron llegando los primeros agricultores. Son una base para seguir ampliando nuestros conocimientos sobre la evolución de las poblaciones del pasado”.
La pregunta sobre cómo se produjo esta transición ha sido un tema recurrente de debate entre científicos. El abandono de la caza y la recolección hacia la agricultura pudo ser impulsado por el movimiento de personas –como en Europa occidental– o de ideas –como ocurrió más al este en Letonia y Ucrania–.

Relación compleja

Sin embargo, el trabajo demuestra que la relación entre cazadores y agricultores en la cuenca del Danubio pudo ser más compleja. El ADN analizado revela que los genomas rumanos de hace miles de años tenían ascendencia significativa de los cazadores-recolectores occidentales. Pero, también tuvieron una contribución menor, aunque importante, de los agricultores de Anatolia, lo que sugiere múltiples mezclas entre cazadores-recolectores y agricultores. Un análisis de los huesos también confirmó que tenían una dieta variada.

“El estudio muestra que estos contactos entre cazadores-recolectores y agricultores fueron más allá del intercambio de alimentos y artefactos”, dice Hofreiter. “A medida que se recopilan los datos de diferentes regiones, vemos un gradiente en toda Europa, con una mezcla creciente de cazadores-recolectores y agricultores cuanto más se avanza hacia el este y el norte”, añade.
Los análisis de dos de los mesolíticos rumanos señalan que tenían cabello y ojos oscuros con haplogrupos de los cromosomas Y, comunes entre los europeos modernos. A nivel mitocondrial, tenían haplogrupos comunes entre los grupos europeos de cazadores-recolectores y otros identificados en individuos de similar cronología de Escandinavia y Letonia. El tercer genoma, cuyo individuo tenía pelo oscuro y ojos claros, corresponde al haplogrupo común entre los agricultores europeos más antiguos.


Mapa que muestra la ubicación de los sitios arqueológicos analizados.

“Esos datos reflejan un complejo panorama de intercambios genéticos entre los pequeños grupos de esas diferentes sociedades, que, en comparación con datos europeos similares, reflejan diversos grados de mestizaje”, indica Garralda.

En el caso de los genomas españoles, los haplogrupos mitocondriales pertenecen a uno muy antiguo en Europa, común entre las muestras de cazadores-recolectores europeos. “Con respecto a datos fenotípicos, Chan debía ser morena y de ojos marrones, mientras que la mujer de Los Canes 1 parece haber tenido color de pelo castaño y ojos azules”, detalla la investigadora de la UCM.
Los científicos también estimaron la proporción de genes neandertales en todos estos fósiles españoles y rumanos, y sus valores se reparten de acuerdo con la mayor o menor antigüedad de cada uno de ellos. “Además, la intolerancia a la lactosa aparece claramente para todos los individuos de ambas regiones europeas, incluso en el rumano más reciente”, recalca Garralda. Ahora, el siguiente paso de los investigadores es entender por qué las interacciones entre estas diferentes personas llevaron a resultados tan variados.

Fuente: SINC | 26 de mayo de 2017

Aparece una escultura romana durante las excavaciones arqueológicas en Caldes de Montbuí (Barcelona)

Aparece una escultura romana durante las excavaciones arqueológicas en Caldes de Montbuí CALDES DE MONTBUÍ (BARCELONA) | EUROPA PRESS

Un equipo de arqueólogos dirigido por Pere Artigues que trabaja en las excavaciones arqueológicas de las termas romanas de Caldes de Montbuí (Barcelona) ha descubierto esta semana una cabeza de escultura romana, de mármol blanco y de tamaño natural.
Según ha explicado la Conselleria de Cultura este viernes en un comunicado, "está en buen estado de conservación" y es la primera cabeza de escultura que aparece en la localidad asociada a una estratigrafía.

Ahora, la catedrática del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Isabel Rodà de Llanza, será la encargada de estudiar el hallazgo y determinar su procedencia, datación e identificación, aunque se ha apuntado que "se podría trata de una divinidad vinculada con las aguas termales".


El descubrimiento, hecho en el marco de la reurbanización de la plaza de la Font de Lleó de la población, se ha sumado a otro, el de una nueva piscina romana de dimensiones más reducidas en el subsuelo de la plaza y ante el Museo Thermalia (abajo) siendo cuatro las piscinas localizadas y entre las que hay una de 13 metros de largo que está considerada una de las más grandes de Cataluña y de toda la península Ibérica.


Las excavaciones, bajo la supervisión de la Conselleria de Cultura y financiadas por el consistorio vallesano, están previstas de acabarse en junio y permitirán tener una visión de cómo eran las instalaciones termales hace 2.000 años.

Fuente: la informacion.com | 26 de mayo de 2017