Descubren los restos de una antigua civilización perdida en El Salvador

El arqueólogo Hugo Díaz excava en una de las paredes, en donde habian indicios de vestigios arqueologicos. *Fuente: El Faro.

Lo que tenemos debajo de nuestros pies es algo más que suelo o pavimento; aquello que está oculto por las capas del presente y el futuro es una auténtica ventana al pasado que, cuando menos se espera, se deja descubrir para dejar claro que lo que vivimos hoy tiene antecedentes que no debemos olvidar.

Este martes 27 de junio la Secretaría de Cultura de El Salvador dio a conocer que en una zona residencial de lujo de la ciudad de Santa Tecla, en las afueras de la provincia de Santa Rosa, encontraron vestigios arqueológicos que tienen más de mil 200 años de antigüedad, los cuales están relacionados con una civilización perdida que se desarrolló en esa zona después de la erupción del volcán Ilopango, en el año 535.

Vasija del clásico tardío del tipo cerámico Obrajuelo hallado de manera fortuita mientras se trabajaba con la retroexcavadora para realizar la ampliación de la calle Real en las afueras de condado Santa Rosa. El Cuenco fue dañado por la máquina. *Fuente: El Faro.

El descubrimiento sucedió gracias a que trabajadores de la alcaldía removieron un muro de tierra. Aunque el hallazgo ocurrió el domingo 25 de junio, las autoridades salvadoreñas pudieron confirmarlo hasta este martes.

A pesar de que se les informó a los trabajadores sobre el latente peligro de dañar algunos vestigios arqueológicos, estos no detuvieron las obras. *Fuente: El Faro.

Los arqueólogos encontraron restos de cerámica, pero lo más relevante fue el descubrimiento de entre cuatro y cinco fosas prehispánicas que podrían representar entierros o sitios de almacenaje de esa antigua civilización.

Este descubrimiento permitirá tener mayor información sobre los habitantes antiguos de esa zona. Los estudios previos revelaron que esa localidad fue sede de actividad humana en la época prehispánica. Ahí se realizaban principalmente tareas agrícolas, ya que en los alrededores ya se encontraron vestigios de campos de cultivo.

A pesar de que la Ley de Patrimonio Cultural establece que cualquier hallazgo arqueológico debe ser notificado a la Secretaría de Cultura de El Salvador, los trabajadores de la alcaldía de Santa Tecla continuaron con sus obras hasta que los vecinos de la zona se dieron cuenta de los vestigios y denunciaron los hechos.

Los trabajos continuaron hasta este martes 27 de junio, ya que incluso el lunes los inspectores de la Secretaría de Cultura llegaron al lugar y se encontraron con las maquinas usadas por los hombres que llevaban a cabo la obra ordenada por la alcaldía.

Restos de cerámica en el suelo en donde se realizan las obras. Lo vestigios esta expuestos a ser dañados por las maquinas o por el paso de los peatones que circulan por la zona. *Vía: El Faro.

En conferencia de prensa, los funcionarios del municipio dijeron que el hallazgo fortuito reportado el domingo se podría tratar de una implantación y es por eso que pidieron a la Fiscalía que investigue según lo establecido en el artículo 304 del Código Penal, el cual establece que “la persona que simule pruebas materiales, sin culpar a persona alguna determinada, pero con el propósito de que se inicie un procedimiento judicial o policial para la averiguación del hecho simulado, será sancionado con prisión de uno a cuatro años”.

 “Llama la atención que el arqueólogo llegó a recoger la pieza y la metió en su mochila”, explicó Vera de Barrientos, síndico municipal en conferencia de prensa. “No llevaba nada, ni siquiera una brochita para limpiarla”.

Es la segunda vez que se tienen indicios de civilizaciones que se desarrollaron en el periodo clásico tardío (del año 600 al 900). En el 2008 el Departamento de Arqueología informó que a un costado del edificio de Cancillería se encontraron vasijas, tiestos y zurcos arqueológicos que permitieron confirmar que hubo una población que habitó la comunidad de El Espino alrededor de cinco o seis siglos antes que los primeros pobladores de Madreselva en Santa Elena, en el periodo posclásico, es decir, después del año 900.

El hallazgo de una pirámide con forma de volcán en Perú desconcierta a los arqueólogos

El valle de Nepeña. Flickr / @Adrian Torres

Un equipo de arqueólogos ha hecho un curioso hallazgo en el cráter de la antigua estructura.

Un grupo de arqueólogos ha llevado a cabo una nueva investigación de la estructura piramidal conocida como 'El Volcán' en el valle de Nepeña en Perú, que arroja luz sobre el misterio de su origen, informa el portal Live Science.

El equipo encabezado por el profesor emérito de la Universidad de Misuri (EE.UU.), Robert Benfer, ha investigado la construcción descubierta en los años 1960 y ha publicado su estudio en la revista 'Antiquity'. Se trata de una estructura de una altura de 15,5 metros, que cuenta con un 'cráter' interior, similaral de un volcán.

El hallazgo

Los científicos excavaron una zanja en el cráter de El Volcán y descubrieron una escalera derrumbada que desciende bajo una capa de adobe hacia un suelo de yeso y barro.


Además, los arqueólogos hallaron debajo de la escalera una chimenea que estaba llena de trozos de carbón y conchas. Gracias al análisis de una muestra del material quemado con el método de datación por radiocarbono, se descubrió que el último fuego fue prendido entre los años 1492 y 1602.

Una posible explicación

Curiosamente, durante esos 110 años hubo cuatro eclipses solares. Esta frecuencia es muy rara y el fenómeno debía ser celebrado por los pueblos de las costas norte y central, los yungas. El fuego prendido en el hogar hallado podría referirse a una de estas ceremonias dedicadas al eclipse solar.


Los investigadores todavía desconocen cuándo fue construido el monumento, ya que la estructura original podría ser mucho más antigua que el hogar.

El equipo ha concluido que el monumento fue "originalmente y deliberadamente construido con forma de volcán, una pirámide con un cono y un cráter central". Sin embargo, Benfer también ha señalado que cerca de El Volcán no hay volcanes reales que hubiesen servido como modelos para su construcción. Además, "ninguna otra estructura con forma de volcán ha sido descubierta en Perú u otra parte" hasta ahora.

Los refugios con eco inspiraron a los antiguos artistas rupestres

Los datos acústicos sugieren que los primeros pintores rupestres europeos preferían las cámaras de roca que tuviesen eco.

Los antiguos artistas rupestres se sentían atraídos por las cámarascon eco. Los miembros de las primeras comunidades agrícolas de Europa pintaron imágenes en refugios rocosos donde los sonidos rebotan en las paredes y en el campo circundante, dicen los investigadores.

Los refugios de roca que carecen de estos efectos son transmitidos, al menos en el centro del Mediterráneo, informan la arqueóloga Margarita Díaz-Andreu (izquierda), de la Universidad de Barcelona, ​​y sus colegas en el Journal of Archaeological Science de Julio. En los paisajes con muchos sitios potenciales de arte rupestre, “los pocos refugios elegidos para ser pintados eran aquellos que tienen propiedades acústicas especiales”, dice Díaz-Andreu.

Algunos cazadores-recolectores y grupos de agricultores estudiados durante los últimos dos siglos creyeron en los espíritus que habitan en las rocas y revelan su presencia a través del eco. Pero la evidencia acústica de propiedades especiales del eco en sitios de arte rupestre es rara.

El equipo de Díaz-Andreu estudió dos sitios de arte rupestre en 2015 y 2016. Baume Brune es un acantilado de un kilómetro de longitud en el sureste de Francia. De 43 cavidades formadas naturalmente en el acantilado, sólo ocho contienen pinturas, que incluyen figuras treelike y animales de cuernos. El arte rupestre en el Valle de Ividoro, en la costa este de Italia, aparece en una sección de 800 metros de longitud de una garganta. Sólo tres de sus 11 refugios naturales contienen imágenes pintadas. Los investigadores generalmente fechan estas pinturas francesas e italianas entre aproximadamente 6,500 y 5,000 años, varios miles de años después de que la Edad de Piedra hubiera terminado, dice Díaz-Andreu.

Una cavidad en un acantilado en el sureste de Francia que contiene esta imagen en forma de arborescente, también posee una buena acústica para producir ecos. El sonido jugó un papel crucial en la determinación de los lugares donde los primeros agricultores optaron por crear arte rupestre

Para investigar la acústica de los refugios decorados y sin adornos, los investigadores desarrollaron una nueva técnica para determinar la dirección, la intensidad y el momento de las ondas acústicas que llegan a un punto determinado desde todas las direcciones. Un micrófono especial conectado a un grabador digital midió las propiedades acústicas de los ecos emitidos por globos que salían al exterior de cada refugio de rocas. Esta configuración se trasladó a varios puntos fuera de las cuevas para grabar el alcance acústico de los sonidos reflejados. Las mediciones de eco en Francia se realizaron a distancias entre 22 y 36 metros de los acantilados. Debido a un terreno más irregular en Italia, las mediciones se realizaron a distancias entre 77 y 300 metros.

Con información de Science News
Vía: PSN.si

¿Qué especie habitó en la sierra de Atapuerca hace un millón de años?

Portada de la revista Nature, mostrando el fragmento de la mandíbula obtenida del nivel 9 del yacimiento de la Sima del Elefante en 2007.

Han transcurrido diez años desde el hallazgo de un fragmento de mandíbula humana en los niveles inferiores del yacimiento de la Sima de Elefante. Aquel hallazgo se produjo durante la limpieza del corte estratigráfico del yacimiento, que ha permitido evaluar su potencial y diseñar su explotación para lo que resta de siglo. El descubrimiento fue por ello sorprendente.

La mandíbula se encontró a una profundidad de unos 15 metros desde el techo de la cueva. Su datación, estimada entre 1,3 y 1,1 millones de años, convirtió a este fósil en el resto humano más antiguo de Europa. La portada de la revista Nature mostraba el fósil en marzo de 2008. La atribución provisional a este fósil a Homo antecessor en aquel artículo fue finalmente rectificada por nosotros mismos en 2011. No teníamos evidencias suficientes y todo se quedó en un lacónico Homo sp. (especie indeterminada). Esperábamos encontrar más evidencias en el nivel nueve (TE9) de la Sima del Elefante, para decidir el nombre de la especie. Pero la suerte nos fue esquiva. Aparte de una falange, encontrada a pocos centímetros de la mandíbula, no hemos vuelto a obtener nuevos restos humanos.

Desde aquel hallazgo, los esfuerzos para conocer mejor el yacimiento han sido impresionantes. Se han removido toneladas de roca para conocer los límites del yacimiento. Ahora se sabe que la construcción de la Trinchera del Ferrocarril a fínales del siglo XIX tan solo rozó la Sima del Elefante y que la mayor parte del yacimiento que contiene apenas sufrió daños. También se han eliminado los derrubios dejados por la construcción de la trinchera. Algunas herramientas de sílex han seguido certificando la presencia humana en una época anterior al millón de años. Pero poco más. Damos por seguro de que los humanos de aquella época apenas tuvieron relación con las cavidades de la sierra de Atapuerca. Quizá no necesitaron el abrigo de las entradas de las cuevas. Su vida transcurría siempre al aire libre. De ser así, es una mala noticia para quienes estudiamos las primeras etapas de la evolución humana en Europa. Los restos esqueléticos que quedan a la intemperie se reciclan con enorme rapidez. Se han encontrado herramientas en antiguas terrazas de algunos ríos de Francia, que se proclaman como las más antiguas del continente. Casi nadie niega la posibilidad de que hace 1,5 millones años Europa ya estuviera habitada por alguna especie de hominino. Pero faltan sus restos esqueléticos para conocer el aspecto de estos humanos y decidir sobre su asignación taxonómica.


Sección estratigráfica de la parte inferior del yacimiento de la Sima de Elefante, justo al comenzar la campaña de 2017. Foto del autor.

La Sima del Elefante tendrá que ser excavada desde el nivel más alto hasta alcanzar de nuevo el nivel TE9 en toda su amplitud. Será una labor de docenas de años, que llevarán a cabo las siguientes generaciones. El trabajo de todas estas últimas campañas ha mostrado el camino a seguir y ayudará a planificar las excavaciones del futuro.

Queda pues la incógnita del nombre específico de los primeros europeos. Muchos apostarán por Homo erectus. Especialmente quienes consideran que esta especie fue la que salió por primera vez de África (yacimiento de Dmanisi, Georgia) hace unos dos millones de años. Pero no todos estamos de acuerdo con esa forma de pensar. Los homininos de Dmanisi tienen similitudes evidentes con los humanos más antiguos del género Homo. En mi opinión, los humanos de Dmanisi se encuentran a medio camino entre Homo habilis y Homo ergaster. Así que parece razonable esperar a que se produzcan nuevos hallazgos en Europa. Es posible que nos llevemos alguna sorpresa.


Fuente: quo.es | 27 de junio de 2017

La casa romana de madera que las llamas conservaron en Roma

La casa encontrada durante las excavaciones (Twitter)

Un suelo de madera, patas de mesas y taburetes, los esqueletos de un perro y probablemente de un gato... y preciosos mosaicos. Eso es lo que han descubierto unas excavaciones arqueológicas durante la ampliación de la línea C del metro de Roma, que han dejado a la luz los restos de un cuartel de soldados romanos.

Como en Pompeia (aunque sin volcán), el fuego de un incendio carbonizó y petrificó dos habitaciones de un edificio que data del siglo II después de Cristo. Este espacio se encontraba debajo de un perímetro de hormigón de ocho metros de diámetro y catorce de profundidad, de los cuales diez ya han sido excavados, según informa La Reppublica.


Iniciada en diciembre de 2016, la excavación de este pozo ha permitido encontrar dos espacios que datan de la época de Trajano (siglo II d. C.) con reordenamientos posteriores. El pasado 23 de mayo, sin embargo, sorprendió el descubrimiento de los primeros restos del piso de madera carbonizada.


En las capas más altas se encontraron grandes partes de un suelo de fragmentos blancos de mosaico y de yeso pintado procedente de las paredes y el techo. El fuego conservó las vigas de madera rectangulares. También se han encontrado unas patas de la silla o mesa y otra pieza que podría ser de una balaustrada de madera, además de una gran mesa rectangular.


En la planta baja del edificio, una pared con un fresco de principios del siglo II, en la dinastía Severa, con paneles con motivos de fantasía. Durante la excavación han aparecido los esqueletos de un perro que estaba delante de una puerta y quedó atrapado en el edificio en el momento del incendio. Una hipótesis que barajan los investigadores es que el fuego pudo ser causado por un terremoto.


El edificio podría ser parte de los cuarteles militares que se encontrarían en medio de la Via Ipponio. En este caso, las habitaciones podrían ser las salas de recepción del edificio militar, teniendo en cuenta que ha aparecido un sistema de calefacción. O tal vez era algún tipo de spa y por eso habría los revestimientos, mosaicos, frescos y placas de mármol en algunas paredes.


Otra hipótesis es que los entornos descubiertos son parte de uno de los módulos aristocrática del barrio de Celio. No muy lejos de esta zona se han encontrado espacios tales como el domus de Valerii, que colapsó de la misma manera.


Las paredes y revestimientos serán desmontados y trasladados a espacio para ser analizados. El pozo se ha excavado para compensar cualquier desplazamiento del suelo debido a la ampliación de las galerías de la línea C del metro.

Fuente: lavanguardia.com| 26 de junio de 2017

Excavan una tumba de carro de época romana en Budapest

La tumba de carro fue excavada la pasada primavera en Csillaghegy, un barrio de Budapest situado al norte de la ciudad. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum

Las magníficas piezas procedentes de una tumba de carro excavada la pasada primavera en Csillaghegy, un barrio de Budapest situado al norte de la ciudad, se exhiben actualmente restauradas en el Museo Aquincum de Budapest, ubicado en el sitio que ocupaba la antigua ciudad romana de Aquincum, en la frontera noroeste de la provincia romana de Panonia, en Hungría.
Las tumbas de carro eran un tipo de enterramiento de los pueblos celtas, romanizados en esta parte de Europa a comienzos de la era cristiana. El carro enterrado con los caballos era necesario para el viaje del difunto al inframundo.

El carro de Csillaghegy, ricamente decorado con figurillas mitológicas de bronce y de unos 1.700 años de antigüedad, perteneció a los eraviscos, un pueblo celta que siguió manteniendo sus creencias tras la romanización del territorio. Las figurillas, relacionadas con la comitiva del dios Baco, han sido excavadas conjuntamente por el Museo de Historia de Budapest y el Museo Nacional Húngaro.

El hallazgo estaba ubicado en el sitio que ocupaba la antigua ciudad romana de Aquincum, en la frontera noroeste de la provincia romana de Panonia, en Hungría. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


La tumba de carro ha sido excavada conjuntamente por el Museo de Historia de Budapest y el Museo Nacional Húngaro. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


Figurilla de bronce que representa a una criatura de la comitiva de Baco. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


Figurilla de bronce que representa a un tigre. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


Vista detallada del tigre de bronce. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


Restauración de una de las figurillas de bronce. Foto: Szilagyi Nora / Aquincumi Múzeum


Las figurillas restauradas se exhiben en el Museo Aquincum de Budapest. Foto: Zsolt Szigetvary/MTI via AP / Gtres

El carro de Csillaghegy estaba ricamente decorado con figurillas de bronce como esta. Foto: Zsolt Szigetvary/MTI via AP / Gtres


Criatura perteneciente a la comitiva del dios Baco. Foto: Zsolt Szigetvary/MTI via AP / Gtres

Fuente: National Geographic | 26 de junio de 2017