Revelan el rostro de la Señora de Cao, la mujer más poderosa del Perú prehispánico

La reconstrucción de sus facciones obedece a un trabajo realizado por los arqueólogos del Complejo Arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies.

Tras 10 meses de trabajo, el Ministerio de Cultura reveló el rostro de la Señora de Cao, poderosa líder del Perú Prehispánico.

La reconstrucción de sus facciones obedece a un trabajo realizado por los arqueólogos del Complejo Arqueológico El Brujo, la Fundación Wiese y FARO Technologies. Cabe señalar que se ha logrado reproducir una réplica del cuerpo de la momia y documentar con tecnología 3D Laser de altísima precisión la Huaca Cao Viejo, monumento del Complejo Arqueológico El Brujo, que albergó los restos de esta excepcional mujer hasta el 2005, año en que fue descubierta en la provincia de Ascope, La Libertad.

La Fundación Wiese espera promover las visitas al Complejo Arqueológico El Brujo y contribuir así al desarrollo y bienestar de las comunidades que habitan en su zona de influencia.


Foto: Señora de Cao: así luce la mujer más importante de los Moche gracias a la teconología 3D

Gracias a los medios digitales de National Geographic, a partir de hoy la Fundación Wiese difundirá al mundo el rostro de la Señora de Cao, resultado del trabajo de investigación realizado en conjunto con sus aliados estratégicos.

Además de la morfología del rostro de la Señora de Cao realizada en función a la proyección de su cráneo, en su caracterización final también se utilizó como referencia un banco fotográfico de mujeres que habitan hoy en Magdalena de Cao, zona de influencia de El Brujo, complementado con documentos de investigación etnográfica, entre ellos los realizados por Enrique Brüning y Rafael Larco Hoyle.



Fotos

La Señora de Cao perteneció a la cultura Moche, fue descubierta en el año 2005. Las características de su entierro, así como el ajuar funerario que la acompañó, señalan su alto rango sociopolítico en esta civilización que se desarrolló en la costa norte del Perú actual.

Actualmente la Señora de Cao se exhibe en el Museo de Cao del Complejo Arqueológico El Brujo, ubicado en el distrito de Magdalena de Cao en la región de La Libertad.

Fuente: gestion.pe | 4 de julio de 2017

El ADN mitocondrial neandertal revela una nueva ola de migración humana desde África

Fósil del fémur de Hohlenstein-Stadel (HST) analizado en el estudio, que muestra características arcaicas / Oleg Kuchar © Photo Museum Ulm.

En los últimos años, el análisis de un número cada vez mayor de muestras de ADN tanto mitocondrial (procedente de las mitocondrias, con 16.000 pares de bases) como nuclear (del núcleo celular, con 3.000 millones de pares de bases) en restos humanos arcaicos fosilizados ha servido para reconsiderar las relaciones evolutivas entre los grupos de homínidos.

Las investigaciones del ADN nuclear, por ejemplo, indican que los neandertales son un grupo hermano de los denisovanos. Sin embargo, un nuevo estudio de ADN mitocondrial del fémur de un neandertal hallado en 1937 en la cueva Hohlenstein-Stadel, en Jura de Suabia, al sudoeste de Alemania, indica una mayor afinidad con los humanos modernos que con los denisovanos, como resultado del flujo de genes de una fuente africana hacia los neandertales hace más de 200.000 años.

Los datos genéticos fueron recuperados por un equipo dirigido por científicos del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia y la Universidad de Tübingen (Alemania). Este trabajo proporciona un nuevo calendario para una migración de homínidos fuera de África, que ocurrió después de que los antepasados ​​de los neandertales llegaran a Europa, y por un linaje más estrechamente relacionado con los seres humanos modernos.

“El ADN mitocondrial (transmitido solo por la madre) y el ADN nuclear (que da una imagen más completa al ser heredado por ambos progenitores) proporcionan dos historias diferentes. En el ADN nuclear los neandertales están más cerca de los denisovanos, mientras que en el mitocondrial están más cerca de los humanos modernos. De hecho, el ADN mitocondrial encontrado en los neandertales llegó más tarde de África, reemplazando el existente con este mitocondrial, más similar al de los seres humanos modernos”, explica a Sinc Cosimo Posth (izquierda), del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia y coautor del estudio.

Por tanto, los análisis del ADN nuclear señalan que los seres humanos modernos se separaron de neandertales y denisovanos hace entre 765.000 y 550.000 años, mientras que el ADN mitocondrial muestra una relación más estrecha y cercana en el tiempo entre los seres humanos modernos y los neandertales.

“El nuevo flujo genético debe provenir de África debido a que es donde los antepasados ​​de los seres humanos modernos estaban viviendo antes de las grandes migraciones desde África hace alrededor de 60.000 y 50.000 años. Como los neandertales están más relacionados con los seres humanos modernos que con los denisovanos solo en el nivel de ADN mitocondrial, y es al contrario en el caso del ADN nuclear, pensamos que una población humana moderna se trasladó de África a Europa y proporcionó el ADN mitocondrial a todos los neandertales estudiados hasta ahora (excluyendo a los de la Sima de los Huesos)”, expone el investigador.

Excavaciones a la entrada de la cueva de Hohlenstein-Stadel en 1937, año en que se descubrió el fémur de Neanderthal / © Photo Museum Ulm.

El ejemplar de la Sima de los Huesos es clave para entender el escenario propuesto. Los homínidos de la Sima son neandertales tempranos en un nivel nuclear y demuestran un ADN mitocondrial más cercano a denisovanos que a los seres humanos modernos. “Esto es lo que esperábamos que ocurriera con el ADN mitocondrial original de todos los neandertales, que más tarde fue reemplazado por el nuevo tipo africano encontrado en todos los neandertales posteriores”, añade el científico.

Este hecho implica que estos homínidos se cruzaron con los neandertales ya presentes en Europa, dejando su huella en las mitocondrias del ADN de los neandertales. El estudio, publicado hoy en Nature Communications, hace retroceder la posible fecha de este evento a entre 470.000 y 220.000 años.

Una relación complicada

Las mitocondrias son la maquinaria productora de energía de las células, tienen su propio ADN, que está separado del ADN nuclear. Asimismo, se heredan de madre a hijo y pueden utilizarse para rastrear los linajes maternos y los tiempos de fraccionamiento de la población. De hecho, los cambios de mutaciones en el ADN mitocondrial con el tiempo se puede utilizar para distinguir los grupos y también para estimar la cantidad de tiempo transcurrido desde que dos individuos compartieron un antepasado común, ya que las mutaciones ocurren a tasas predecibles.

"El hueso, que muestra evidencia de haber sido roído por un gran carnívoro, proporcionó datos genéticos mitocondriales que mostraron que pertenece a la rama neandertal", apunta Posth.
La datación tradicional por radiocarbono no funcionó para evaluar la edad del fémur, por lo que se calculó utilizando la tasa de mutación y resultó tener 124.000 años de antigüedad.

Foto reciente de la entrada de la cueva de Hohlenstein-Stadel / © Photo Museum Ulm

Esto hace que el neandertal, designado HST por los investigadores, sea uno de los más antiguos que tienen su ADN mitocondrial analizado hasta la fecha.

Curiosamente, representa un linaje mitocondrial distinto al de los neandertales previamente estudiados. Las diferencias indican que había más diversidad genética mitocondrial en la población de neandertal de lo que se pensaba anteriormente. Esto sugiere que la población de neandertales era mucho más grande que la que se había estimado para la etapa final de su existencia.


Cronología de la migración

Los científicos proponen un escenario concreto: después de la divergencia del ADN mitocondrial de los neandertales y los humanos modernos (fechado a un máximo de 470.000 años), pero antes de HST y los otros neandertales (hace un mínimo de 220.000 años), un grupo de homínidos se trasladaron de África a Europa e introdujeron su ADN mitocondrial a la población neandertal.
Esta migración intermedia desde África habría ocurrido hace entre 470.000 y 220.000 años. "A pesar del gran intervalo, estas fechas proporcionan una ventana temporal para la posible conectividad de los homínidos y su interacción a través de los dos continentes en el pasado", dice Posth.
Esta afluencia de homínidos habría sido pequeña y no habría tenido impacto en el ADN nuclear de los neandertales. Por el contrario, si fue lo suficientemente grande como para reemplazar completamente el linaje mitocondrial existente de los neandertales.

“Este escenario concilia la discrepancia en el ADN nuclear y las filogenias del ADN mitocondrial de los homínidos arcaicos", explica Johannes Krause (izquierda), también del Instituto Max Planck y coautor del trabajo.

Tener datos nucleares del fémur de HST sería crucial para la evaluación de sus relaciones genómicas con los neandertales, denisovanos y humanos modernos, pero es extremadamente difícil recuperarlo debido a la mala preservación y a los altos niveles de contaminación de humanos modernos. Además, sería necesario contar con datos genómicos nucleares de alta calidad de más de un individuo para investigar plenamente esta propuesta de ola de migración humana fuera de África.

Fuente: SINC | 4 de julio de 2017

Vías romanas, las arterias del Imperio

Radio Televisión de Castilla y León. Cuentos en la Niebla, 06/05/2017
Vías romanas, las arterias del Imperio.
La vía romana de Numancia a Osma será destruida por la autovía de Soria a Valladolid.
El desconocimiento de lo que son las vías romanas como principal causa de su destrucción.


Por fin sabemos por qué el hormigón en la Antigua Roma era mejor que el actual

El Panteón de Agripa o Panteón de Roma, en la capital italiana.

Al emperador Augusto se le atribuye la sentencia de que se encontró una Roma de ladrillo y dejó una de mármol, aunque muy bien podría haber dicho de hormigón. Su mano derecha, el célebre Marco Agripa, fue el encargado de usar este conglomerado mineral para apuntalar la capital del imperio, y muchas de sus obras siguen en pie: desde la cúpula del Panteón hasta un eficaz sistema de acueductos levantados alrededor del año 20 a.C. y que hoy siguen enhiestos.
Sin ir más lejos, el agua de la Fontana di Trevi donde se bañaron Anita Ekberg y Marcello Mastroiani en La Dolce Vita es transportada desde las afueras de la capital por el Aqua Virgo, un acueducto por el que el agua ha fluido casi continuamente durante 20 siglos, hasta que los constructores de un parking lo dañaron en 2007.

Hay ejemplos por doquier de la resistencia del hormigón romano, pero son especialmente impresionantes en las costrucciones costeras. El puerto antiguo de Cosa, en la Toscana, es probablemente el primer puerto romano conocido (siglo III a.C.) y algunos de sus rompeolas siguen en pie pese a los continuos embates de las mareas.

Rompeolas en el puerto de Cosa, en la Toscana italiana. (Foto: JP Oleson)

Por ello, hace unos años, unos investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, perteneciente al Departamento de Energía estadounidense, solicitaron a las autoridades locales permiso para taladrar uno de esos muelles. Este grupo de científicos, dirigidos por la geofísica Marie Jackson de la Universidad de Utah, pretendía despejar de una vez por todas la siguiente duda: ¿por qué en la Antigua Roma se hacía un hormigón tan condenadamente bueno, y probablemente, mejor que el actual?

"Contrariamente a los principios del hormigón moderno, basado en cemento, los romanos crearon un hormigón más parecido a una roca, que mejora con ese intercambio químico abierto que se da con el agua de mar", explica Jackson, cuyos resultados aparecen publicados esta semana en la revista American Mineralogist.

Aunque para saber esto no hacía falta ningún estudio científico sino simplemente revisitar a Plinio el Viejo, que en su Naturalis Historia ya dejó escrito que el hormigón romano, expuesto al asalto constante del mar, “se vuelve una única roca, impregnable a las olas y más fuerte cada día”.

Pequeña introducción al hormigón

En primer lugar, hay que señalar que el hormigón moderno no es tan moderno, ya que está basado principalmente en el cemento Portland, inventado en 1824 por el constructor británico Joseph Aspdin.
Este cemento, compuesto de calizas, arenisca, tiza, hierro o arcilla, es primero calcinado a 1400ºC, ofreciendo un producto conocido como clínker que posteriormente es reducido a polvo y mezclado con arena o piedras para darle consistencia.

Para entender cómo lo hicieron los romanos, Jackson y su equipo taladraron estas muestras y las analizaron a escala microscópica en un sincrotrón de rayos X para entender la receta original. “Lo que hicimos fue mapear las microescructuras del cemento para identificar los minerales y las intrigantemente complejas secuencias de cristalización”, añade la geóloga.

De izquierda a derecha: Nobumichi Tamura, Marie Jackson y Camelia Stan con la máquina sincrotón de rayos X en Berkeley. CRÉDITO:Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.

Los romanos mezclaban cenizas volcánicas (también llamadas puzolanas) con cal y agua de mar, añadiendo luego al mortero piedra pómez para fortalecerlo. Jackson cree que el agua provocaba la reacción química de la ceniza consumiendo la cal. Esto inauguraba una nueva fase de crecimiento mineral donde los huecos de la cal eran ocupados por cristales de phillipsita y tobermorita con impurezas de aluminio, algo que sorprendió a la geóloga estadounidense. “Son muy difíciles de fabricar”, explicó, ya que sintetizarlo en un laboratorio requiere de temperaturas altísimas para obtener una pequeñísima cantidad. “Nadie ha producido nunca tobermorita a 20ºC excepto… oh, los romanos”.

Estructuralmente, estos cristales que crecen en los poros del hormigón hacen que, en conjunto, sea mucho más resistente a fracturas. Además, al ubicar una pieza de este hormigón en el Mediterráneo, el agua marina se filtra por los resquicios de la roca y reacciona con los restos de cenizas volcánicas, contribuyendo a la creación de más cristales. Esto incrementa aún más la cohesión y explica que estos rompeolas sigan ahí, como el primer día.

Esta imagen microscópica muestra el material aglutinante de calcio-aluminio-silicato hidrato (CASH) que se forma cuando la ceniza volcánica, la cal, y el agua de mar se mezclan. Placas de cristales de Al-tobermorita crecen entre el CASH en la matriz de cementación.

A diferencia de esta fórmula, la del hormigón Portland funciona al contrario. Si el bloque se agrieta, las partículas de arena o grava ideadas para dar consistencia pueden acabar formando un gel que, al expandirse, agrave la fractura.

¿Cómo pudieron idear algo así?

En un libro anterior, titulado Construyendo para la Eternidad: Historia y Tecnología del Hormigón Romano, Jackson y algunos de sus compañeros plantearon la hipótesis de que los habitantes de la época pudieron fijarse en que, en algunos pueblos de la bahía de Nápoles, la ceniza volcánica formaba de forma natural unas estructuras cementadas.
En particular, la ceniza de Pozzuoli, a las faldas del Vesubio, era muy apreciada por los constructores, que la preferían a aquellas –aparentemente similares- que surgían en otros puntos del Mediterráneo como Santorini, Milo o las islas Lipari.
Hay otro factor importante que alenta a los investigadores a imitar este material de construcción: la cantidad de emisiones de CO2 que produce la fabricación del hormigón moderno y su impacto medioambiental. Según 'Ecologistas en Acción', cada tonelada de clínker producida libera otra de dióxido de carbono a la atmósfera.

Durante años, Jackson ha estado buscando en textos clásicos cómo los romanos pudieron crear un material así. Muchos han mencionado el hormigón romano en sus escritos, desde el citado Plinio el Viejo hasta Vitruvio pasando por Catón el Censor o el emperador Juliano, pero nadie especificó la receta para fabricarlo. Jackson ha tenido que recurrir a la microdifracción o la fluorescencia para desvelar el secreto de la resistencia de este hormigón al paso de los siglos. Gracias a él, Roma es la Ciudad Eterna y lo seguirá siendo siempre y cuando los constructores de aparcamientos lo permitan.


Fuentes: elconfidencial.com | The University of Utah | 3 de julio de 2017

Montelirio. Un gran monumento megalítico de la Edad del Cobre

19/04/2017. Carmen Cacho. Museo Arqueológico Nacional; Marta Díaz-Zorita Bonilla. Universidad de Tübingen (Alemania); Primitiva Bueno Ramírez. Universidad de Alcalá de Henares; Pedro Díaz del Río. Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Corina Liesau. Universidad Autónoma de Madrid; Leonardo García Sanjuán. Universidad de Sevilla.


Exposición sobre la ingeniería romana en España en el Museo Arqueológico de Asturias

No supone ningún descubrimiento afirmar que en las antiguas civilizaciones se encuentra el germen de la sociedad tal y como la conocemos, pero lo que muchos no sabrán es que avances tan necesarios hoy, como la red de abastecimiento de aguas en las ciudades o las grúas en la construcción, se los debemos a los romanos.

Así lo demuestra 'Artifex. Ingeniería romana en España', la exposición que acoge el Museo Arqueológico de Asturias hasta el 29 de octubre y con la que se intenta introducir a los visitantes en la tecnología del Mundo Antiguo.


La muestra se inauguró en 2002 en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid y ha estado itinerando por toda España desde ese año. Como es normal, ha experimentado una evolución durante sus quince años y los contenidos actuales no son los iniciales. Por ejemplo, se han añadido cargas de paredes del castro asturiano del Chao Samartín, lo que hace de 'Artifex' el complemento perfecto para la colección permanente del museo, la cual se centra en los vestigios de la civilización romana en la comunidad asturiana.

SOBRE LA EXPOSICIÓN

Fechas. La muestra podrá visitarse hasta el 29 de octubre. De miércoles a sábado, de 9.30 a 20 horas. Los domingos hasta las 15 horas.


A través de paneles, maquetas e instrumentos, se justifica que Roma reinara en el campo de la ingeniería durante más de cinco siglos y que después de su caída tuvieran que transcurrir muchos años para que se diese una tecnología de tal nivel.

Fuente: elcomercio.es | 3 de julio de 2017