La historia de los últimos neandertales de Europa

Foto: Reconstrucción de un entorno neandertal a mediados del Paleolítico (hae unos 80.000 años) | Xavier ROSSI / Gamma-Rapho, vía Getty Images.

Los neandertales, nuestros primos inteligentes, desaparecieron hace unos 42.000 años de Europa por causas aún sin aclarar. Dejaron tras de sí una historia fascinante que incluye hijos comunes con el Homo sapiens, la especie a la que todos pertenecemos, las que parecen ser las primeras pinturas rupestres jamás creadas y algunos misterios sin resolver. ¿Quiénes eran en realidad los miembros de este grupo humano inteligente, cómo fueron sus últimos años junto al hombre moderno y qué provocó su extinción?.

Un equipo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, intenta ayudar a encontrar las respuestas a estas preguntas gracias a las últimas tecnologías en el campo de la genética. A partir de fragmentos de huesos y dientes recuperados de yacimientos y cuevas de Bélgica, Francia, Croacia y el Cáucaso ruso, los investigadores han secuenciado los genomas de cinco neandertales «tardíos» que vivieron hace entre 39.000 y 47.000 años, los últimos supervivientes de la especie en el continente.

Gran molar de la mandíbula superior de un hombre de neandertal de Spy, en Bélgica. © I. Crevecoeur.

De esta forma, han descubierto que estos últimos individuos están más estrechamente relacionados con los que aportaron su ADN a los antepasados humanos modernos que con un neandertal que vivió hace 122.000 años en las montañas siberianas de Altái, cuyo genoma fue secuenciado en 2013. Por ese motivo, los nuevos resultados, publicados en la revista Nature, pueden ser más reveladores.
No es fácil obtener genomas neandertales. El numero de individuos es limitado y conseguir ADN a partir de material tan antiguo resulta una ardua tarea. Desde 2010, se habían generado secuencias genómicas completas para cuatro ejemplares de Croacia, Siberia y el Cáucaso ruso. Este estudio agrega cinco nuevos, un juvenil, tres hembras y un macho adulto provenientes de 5 cuevas:
  1. Troisième, en Goyet, Bélgica
  2. Spy, también en Bélgica
  3. Les Cottés, en Francia
  4. Cueva Vindija, en Croacia
  5. Mezmaiskaya, en las montañas rusas del Cáucaso
Ello a sido posible gracias a nuevos métodos desarrollados por el grupo de Leipzing para eliminar el ADN contaminante de los microbios y los humanos actuales.

Foto: Fragmento de hueso de una hembra de neandertal de la cueva de Vindija, Croacia | Mateja Hajdinja


Tener múltiples genomas permite a los investigadores comenzar a reconstruir la historia poblacional de los neandertales. «Vemos que la similitud genética entre estos neandertales está bien correlacionada con su ubicación geográfica. Al comparar estos genomas con el genoma de un neandertal de más antigüedad del Cáucaso, mostramos que las poblaciones neandertales parecen haberse movido y reemplazado entre sí hacia el final de su historia», dice la autora principal, Mateja Hajdinjak (izquierda).

El momento coincide con las pronunciadas fluctuaciones climáticas hace entre 60.000 y 24.000 años, cuando los períodos de frío extremo en el norte de Europa pudieron haber desencadenado la extinción de las poblaciones locales y la posterior recolonización del sur de Europa o el oeste de Asia.

Sin embargo, «la genética sola no puede decirnos cuáles son los factores que llevaron a los neandertales a la extinción», dice Hajinjak a ABC. «Es probable que influyera un número de diferentes factores -continúa-, cambios ambientales combinados con la competencia con los humanos modernos pudieron causar su desaparición, pero no antes de que ambas especies se mezclaran».


Foto: Fragmento del cráneo de un niño neandertal de Mezmaiskaya 2 en el Cáucaso ruso - M. Hajdinjak.

Sin herencia nuestra

Todos, menos los africanos, tenemos un pequeño porcentaje neandertal en nuestro código genético. El equipo también comparó estos genomas neandertales con los de personas que viven hoy en día, y mostró que todos los neandertales tardíos eran más similares a los que contribuyeron con su ADN a los humanos modernos que el más antiguo de Siberia. Curiosamente, aunque cuatro de los neandertales vivieron en una época en que los sapiens ya habían llegado a Europa, no tienen cantidades detectables de ADN humano moderno. «Es posible que el flujo de genes haya sido principalmente unidireccional, desde los neandertales hasta los humanos modernos», dice Svante Pääbo (derecha), director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, el científico que secuenció por primera vez un genoma neandertal.

«Hasta la fecha ha sido imposible determinar si había un flujo de genes de los primeros humanos modernos a los neandertales tardíos. Esto es porque hasta este estudio no había habido secuencias de genomas de neandertales que hubieran vivido al mismo tiempo», dice Mateja Hajinjak.

«Pero ahora no hemos encontrado evidencias de que eso ocurriera».
"Actualmente estamos trabajando en cartografiar géneros de individuos aún más neandertales distribuidos a lo largo de su área geográfica y más atrás en el tiempo para que podamos reconstruir su historia, sus movimientos y la interacción con las personas modernas y otros seres humanos", concluye Mateja Hajdinjak.

Fuentes: abc.es | videnskab.dk | seeker.com | 21 de marzo de 2018

Los juguetes prehistóricos de los niños han estado escondidos en el registro arqueológico

Figura de león de las cavernas hallada en el yacimiento paleolítico de Isturitz, Francia. M. LANGLEY/MAN

Las personas que ocupaban Europa occidental entre hace 21.000 y 14.000 años eran artistas talentosos y prolíficos. Fue esta gente, de la cultura Magdaleniense, quien decoró las paredes rocosas de Altamira en España y de Lascaux en Francia. Pero los magdalenienses no se limitaron a la pintura. En el registro arqueológico de este periodo abundan objetos decorativos artesanales: bisutería de hueso y conchas, y estatuillas talladas en hueso, marfil o cuerno. Una de estas figuras, hallada en la localidad pirenaica de Isturitz, representa un león de las cavernas y está esculpida en un fragmento de cornamenta de reno de unos 10 centímetros de largo. Los arqueólogos sugieren que era un colgante ritual por sus perforaciones, que permiten su suspensión, y por la suavidad y lustre de su superficie, que delatan su frecuente manipulación. Pero existe otra explicación: pudo haber sido el juguete de un niño.


“En la arqueología tenemos una broma: si no sabes lo que es, debe de ser ritual”, confiesa Michelle Langley (izquierda), la investigadora de la Universidad de Griffith (Australia) que está revisando el registro arqueológico para identificar objetos, como el león de Isturitz, que pueden haber pasado desapercibidos como juguetes infantiles.
Muchos de los candidatos son estatuillas supuestamente religiosas que fueron etiquetadas así por la falta de información o de imaginación de los arqueólogos. “Hay que tener en cuenta que durante mucho tiempo los niños, al igual que las mujeres, eran invisibles en la interpretación arqueológica”, explica Alba Menéndez (derecha), doctoranda en arqueología y graduada por la Universidad de Cambridge (Reino Unido). "En una disciplina históricamente dominada por los hombres y sus sesgos, el hecho de que un artefacto prehistórico pudiese haber pertenecido a un niño probablemente ni se les pasara por la cabeza”, opina.

En yacimientos más recientes sí se han encontrado juguetes infantiles, sobre todo desde que aparecen en el registro arqueológico junto a textos y pinturas que los identifican como tal. En el mundo greco-romano, por ejemplo, existían sonajeros y carritos de caballos con ruedas. También han sobrevivido bastantes muñecas del antiguo Egipto. Pero identificar los juguetes de la prehistoria es mucho más difícil, asegura Margarita Sánchez (izquierda), cuyo trabajo en la Universidad de Granada se centra en dar visibilidad a las mujeres y los niños del pasado.

La conservación de los objetos es parte del problema. Seguramente hubo muñecos de arcilla, madera u otros materiales orgánicos que sencillamente no han sobrevivido hasta la actualidad. Pero también es difícil identificar lo que sí perdura. “En arqueología todavía se trabaja mucho con la analogía”, explica Sánchez. “Nosotros sabemos que una cuchara en el Neolítico es una cuchara porque se parece al utensilio actual. Hay mucha cultura material que no se parece a nada que tengamos en la actualidad”, señala.

Este es el caso de otro objeto magdaleniense del yacimiento de Isturitz. Se trata de un utensilio de cuerno de unos 10 centímetros de largo, también liso y brillante, con un agujero lateral y las extremidades rudamente talladas. Aunque no se parece a ningún objeto actual, sí se parece a otros hallazgos de la época: los llamados batôns percés, herramientas que probablemente sirvieron para enderezar astas de lanza o para fabricar correas de cuero. Pero los demás batôns percés que se han encontrado son el doble de grandes que este. Langley cree que también fue un juguete. “Sabemos por estudios etnográficos y por experiencia cotidiana que a los niños les gusta intentar hacer lo que hacen mamá y papá; cabe esperar que tuvieran herramientas pequeñas de juguete de los objetos que más utilizaban los adultos”, razona la arqueóloga.

Un 'batôn percé', herramienta paleolítica para enderezar astas de lanza. El objeto pequeño de la derecha podría ser una versión 'de juguete' para niños. M. LANGLEY/MAN

Foto: Niños parakanã (Brasil) haciendo figuritas de barro (fotografía: Yumi Gosso)

Imitar a los adultos aúna juego y aprendizaje, dos aspectos de la cultura que según Sánchez han estado vinculados en todas las sociedades hasta la modernidad. “¿Cómo aprendían los niños de la prehistoria a hacer cerámicas? Jugando con barro”, afirma la arqueóloga. Ella ha estudiado vasos muy pequeños hallados en el yacimiento del Cerro..., en la localidad granadina de Monachil. Pertenecen a la cultura argárica del sur de la península ibérica, una gente de la Edad de Bronce que vivió hace unos 4.500 años y producía cerámica meticulosa y estandarizada. Pero “los vasos pequeños están muy mal hechos”, dice Sánchez: “Hemos encontrado vasitos con pastas demasiado gruesas, muy bastos, mal cocidos”. Algunos incluso han aparecido enterrados en las tumbas de niños, lo cual no demuestra pero sí sugiere que podrían haber sido sus posesiones y sus creaciones.

En el yacimiento de Tel Nagila de Israel, también del Bronce, se han encontrado cerámicas similares con huellas dactilares infantiles. Los arqueólogos concluyen que los niños ya jugaban a las casitas en la prehistoria. Y Langley añade que en yacimientos europeos mucho más antiguos, del Paleolítico, han hallado puntas de lanza dañadas con señas de reparación muy torpe. Probablemente los adultos daban sus herramientas rotas a los niños para que éstos practicasen técnicas de artesanía y jugasen con ellas, dice la arqueóloga.

Puestos a copiar, los niños podrían haber imitado hasta los pasatiempos de los adultos. La investigadora Kristine Garroway (izquierda), del Hebrew Union College–Jewish Institute of Religion (EE UU), se ha interesado por varios discos de arcilla que aparecieron en yacimientos israelíes datados en un milenio antes de Cristo. Cada uno es del tamaño de un botón grande y cuenta con dos perforaciones que permiten hacerlo girar al atar los extremos con cuerdas; podrían ser juguetes para adultos o para niños.

Garroway sugiere que los más rudimentarios —con bordes sin pulir y perforaciones irregulares— son la obra de niños, que quizá moldearon los discos con prisa por empezar a jugar con ellos. Increíblemente, los magdalenienses de Europa ya estaban fabricando discos de hueso similares 10.000 años antes. Ellos decoraban ambos lados del disco con animales que parecen correr según se gira el artefacto. Ese juguete existe hoy: se llama el taumatropo, y no se inventaría hasta el siglo XIX.

Una reconstrucción de un disco giratorio de hace aproximadamente 14.000 a 21.000 años muestra un animal en diferente posición en cada lado. A medida que el disco gira sobre una cuerda, el animal parece moverse.

¿ES SAGRADO O ES UN JUGUETE?

La arqueóloga Michelle Langley cree que las estatuillas de animales, a las que se suele atribuir significado ritual, tienen muchas posibilidades de ser antiguos juguetes infantiles. Langley está desarrollando una técnica experimental para tratar de distinguir si el desgaste de estos objetos fue consecuencia de la manipulación adulta o infantil. “La idea es repartir figuritas de madera a niños y dejar que jueguen como harían con cualquier otro juguete. Luego las voy a recoger para ver si la distribución del desgaste es característica”, explica. También estudiará cómo han quedado pulidos por el uso juguetes de las últimas décadas, a fin de tratar de establecer un patrón contra el que comparar los hallazgos prehistóricos.

Foto: Bisontes de arcilla de Le Tuc d'Audoubert , Francia (fotografía de R. Bégouën)

Para Michelle Langley los dos bisontes de arcilla de Le Tuc d'Audoubert, dado su tamaño, no pueden considerarse como juguetes, pero sí pueden considerarse como una prueba indirecta de que las figuras de arcilla se realizaban en el contexto magdaleniense. Además, es improbable que sean las únicas dos figuras de arcilla jamás realizadas durante los 7000 años que constituye el período Magdaleniense, y parece igualmente improbable que los realizadores de estos bisontes hubieran moldeado animales de arcilla por primera vez.

Fuentes: elpaís.com | sciencenews.org | 21 de marzo de 2018

En el Sáhara ya practicaban la agricultura hace 10.000 años

Región de Takarkori, en Libia, donde fueron halladas las semillas. Crédito imagen: University of Huddersfield


Gracias al análisis de un sitio prehistórico en el desierto de Libia, un equipo de investigadores de las universidades de Huddersfield, Roma y Modena y Reggio Emilia, ha podido establecer que los antiguos habitantes del África sahariana, cultivaron y almacenaron cereales 10.000 años atrás.
Además de las revelaciones sobre las primeras prácticas agrícolas, podría haber una lección para el futuro: si el calentamiento global conduce a la necesidad de cultivos alternativos, aquí tendríamos respuestas.

El equipo se ha centrado en un antiguo refugio rocoso en un sitio llamado Takarkori en el suroeste de Libia. Ahora es un desierto, pero en la época del Holoceno, hace unos 10.000 años, formaba parte del "Sáhara verde”: allí crecían cereales silvestres. En total se han encontrado más de 200.000 semillas, en pequeñas concentraciones circulares, lo que demostró que los cazadores-recolectores desarrollaron una forma primitiva de agricultura cosechando y almacenando cultivos.
Así, la investigación proporcionó la primera evidencia conocida de almacenamiento y cultivo de semillas de cereales en África. El sitio también ha producido otros descubrimientos clave, incluidos los vestigios de una canasta, tejida a partir de raíces, que podría haber sido utilizada para recoger las semillas.

Por último el análisis químico de la cerámica del sitio demuestra que se estaban produciendo sopa de cereales y queso.

Una de las conclusiones del artículo, publicado en Nature, es que, aunque los cereales silvestres, cosechados por los habitantes del Sáhara Holoceno, se definen como "malas hierbas" en términos agrícolas modernos, podrían ser un alimento importante para el futuro.

“El mismo comportamiento que permitió que estas plantas sobrevivan en un entorno cambiante en un pasado remoto las convierte en algunos de los posibles candidatos más probables como recursos básicos en un futuro venidero de calentamiento global. Actualmente continúan siendo explotadas y cultivadas con éxito en África y están atrayendo el interés de los científicos que buscan nuevos recursos alimenticios”, señala Stefano Yanin uno de los autores del estudio.

Fuente: quo.es | 19 de marzo de 2018

CaixaForum acerca la Grecia clásica a Sevilla con obras maestras del British Museum

Fragmento de un friso del Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas de la Antigüedad - LACAIXA.

De la escuela, donde aprendían a ganar y a perder, al cementerio, donde los adinerados y prósperos aristócratas mostraban después de muertos su status a través de ricos monumentos funerarios, pasando por la guerra y las artes escénicas. La competición en la antigua Grecia dominaba la vida de sus habitantes desde su nacimiento a la tumba. Como señala el especialista en escultura y arquitectura del British Museum, Peter Higgs, «la competición en Grecia está en todo».


Una competición, explicó este martes la directora general adjunta de la Fundación Bancaria «la Caixa», Elisa Durán, que no respondía a un impulso individual, sino que era un «elemento de cohesión social», que se manifestaba en el deporte o en las artes escénicas, con los populares certámenes de tragedias y comedias.

Higgs es el comisario de la exposición «Agón. La competición en la antigua Grecia», que se inaugura este miércoles en el CaixaForum de Sevilla, y que mostrará la importancia de la competición en el país heleno durante la Antigüedad, a través de 161 piezas del British Museum, algunas tan valiosas y espectaculares como el Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas de su tiempo y que por primera vez ha salido de la institución londinense.

Se presentan más de un centenar de obras, desde estatuas a cerámicas y terracotas pasando por joyas y armaduras, muchas de la cuales han salido por primera vez del British Museum y han sido restauradas para la ocasión.
La muestra se estructura en seis secciones, que proponen un itinerario por la competición en Grecia que arranca en los juegos de los niños de hace 2.200 años y la visión de un diosa Niké, una de las divinidades más representadas, como recogen piezas de la exposición, entre ellas, una escultura de gran tamaño y una jarrón de cerámica.

Ánfora del 333-332 a. de C. - LA CAIXA

Desde ahí el recorrido se interna por el juego en las competiciones deportivas, como los juegos panhelénicos; las de artes escénicas, con las tragedias de clásicos como Sófocles y Esquilo, la música y la danza; la guerra, donde se muestra el equipamiento de los hoplitas, los soldados, y las armadura de bronce; los héroes y los mitos, como el de Aquiles y Heracles, sin olvidar la Guerra de Troya; y la rivalidad en la vida cotidiana y la muerte.

En este último capítulo es donde se muestra una de la grandes piezas de la exposición: el Mausoleo de Halicarnaso, construido por el rey Mausolo, un sátrapa del imperio persa y admirador de la cultura griega, por lo que se planificó una tumba visible desde la lejanía del mar.

Con un altura de 45 metros, estaba decorada por estatuas muy elaboradas y frisos tallados, con gran calidad en sus esculturas. De él se muestra un fragmento del friso original, de 140 metros, que muestra el combate de los griegos contra las amazonas. La calidad de sus mármoles y de su ejecución hicieron que desde entonces la palabra «mausoleo» designe una gran tumba monumental.

Busto de Dionisos-LA CAIXA

Pero esta, aunque sobresalga respecto a lo demás, es solo una pieza de una exposición, que cuenta con un brillante y didáctico diseño museográfico, y que presenta grandes esculturas, como una Niké alada del 100 a. de C., pero también bustos de dioses como Apolo y Dionisos, guerreros griegos, dramaturgos como Eurípides, atletas... Junto a relieves de mármol tan humanos y trágicos como los dedicados a un guerrero muerto.

A ello se suman ánforas ricamente decoradas, como la que presenta unas figuras negras compitiendo en carreras de fondo del 333-332 a. C.; un dado de arcilla del 500 al 450 a. C.; joyas, como una corona de mirto de oro realizada en Italia en un taller etrusco en el 400-300 a de C.; y un aulos -un predecesor del oboe- de hueso y bronce del 200 a. C.

El lujo en la Antigüedad

La muestra, que se podrá ver hasta el 17 de junio en el CaixaForum de Sevilla, es fruto del acuerdo que firmaron la Obra Social «la Caixa»y el British Museum en 2015, y ya se ha visto con éxito en los centros de Madrid y Barcelona, donde la visitaron 170.000 personas.

Es la segunda exposición producida por ambas instituciones, cuya colaboración seguirá avanzando en el futuro, tal como anunció Elisa Durán, quien señaló que la siguiente exposición conjunta girará en torno al concepto del lujo en la Antigüedad, que se verá en Sevilla dentro de dos años.
Esta colaboración, como añadió la conservadora jefe del departamento de Grecia y Roma del British Museum, Lesley Fitton, pretende estrecharse en el futuro y que cristalice en exposiciones dedicadas a «explorar el próximo oriente y el antiguo Egipto».


Gastronomía, un musical y hasta un spa a la griega

«La competición en la antigua Grecia» es la séptima exposición que se inaugura hoy en el CaixaForum y, al igual que las predecesoras, presenta un buen número de actividades paralelas. Entre ellas, destaca hoy a las 19 horas la conferencia que impartirá el comisario de la muestra, Peter Higgs. A esta, se suma un ciclo de cuatro ponencias de especialistas durante abril y mayo alrededor de cuestiones como los grandes festivales en Atenas o la condición del héroe. Además, el 5 de mayo se celebrará el día de la Antigua Grecia, con talleres de spa a la griega, gastronomía y cocina en directo. Sin olvidar un musical para toda la familia, titulado «La Guerra de Troya».


Fuente: abc.es | 20 de marzo de 2018

Un pequeño hueso tallado ensalza la primera gran civilización del Antiguo Perú

Primer plano de un pequeño hueso, tallado de una costilla de un animal en la que fue grabada la figura de un ave rapaz (Ernesto Arias / EFE)

Oculto entre escombros durante más de tres milenios, un pequeño hueso tallado ha salido a la luz en Lima para ensalzar el poderío de Chavín, la primera gran civilización del Antiguo Perú, que extendió su dominio por el actual territorio peruano más de dos mil años antes que los incas. El hueso, una costilla animal en la que fue grabada la figura de un ave rapaz, fue encontrado en las excavaciones que el Ministerio de Cultura, en convenio con el Museo Andrés del Castillo, hace en el complejo El Paraíso, un conjunto de templos que son los más antiguos de la capital peruana, con hasta 3.700 años de antigüedad.

Una de las pirámides del complejo de El Paraíso.


La pieza tiene apenas quince centímetros de longitud y constituye la evidencia más antigua de la presencia de la civilización Chavín en el territorio donde ahora se asienta la caótica y bulliciosa Lima, al menos 300 años antes de lo que se pensaba, ha explicado el arqueólogo Óscar Araujo, descubridor del objeto.

"No hay duda alguna de que es Chavín", ha añadido el conservador de la zona, Santiago Morales, al observar las formas y el estilo del grabado, muy semejante al que se puede apreciar en Chavín de Huántar, los templos enclavados en el corazón de los Andes del norte del país desde donde esta cultura abarcó cientos de kilómetros.

A más de 400 kilómetros de distancia del centro neurálgico de los Chavín, el tiempo y el abandono partieron la pieza en dos partes, pero aún es posible distinguir con facilidad el ojo, las plumas, las garras y el pico del ave, donde incluso lleva una presa que acaba de cazar, grabadas con minuciosidad y detallismo. Los arqueólogos todavía debaten sobre si la presa es un pez o un perezoso, pues si fuera lo segundo podría tratarse de un águila arpía y reafirmaría su origen Chavín, una civilización que tuvo mucho contacto con la Amazonía.

El ave rapaz es además un elemento muy distintivo de la iconografía de Chavín, donde también están el puma, la anaconda y el caimán, precisó Morales. Así, los habitantes de El Paraíso, cuyos templos se erigen en la árida y desértica ribera del río Chillón, muy cerca de su desembocadura al océano Pacífico, conocieron las aves y los animales de la selva, situada al otro lado de los Andes, pues en los diferentes entierros excavados también se encontraron guacamayos.

Vista general de los alrededores del complejo arqueológico El Paraíso, donde se encontró un pequeño hueso, tallado de una costilla de un animal en la que fue grabada la figura de un ave rapaz (Ernesto Arias / EFE)

La figura ósea estaba entre los escombros con que se rellenaron los edificios, una práctica muy habitual en las civilizaciones del Antiguo Perú, que soterraban sus construcciones cuando las abandonaban o cuando querían hacer un nuevo templo encima, lo que daba lugar a pirámides truncas. El arqueólogo Araujo ha aclaradp que el hueso tallado no implica que los Chavín dominaran la zona en ese momento, pero sí que tenían influencia en ella. "Lo que nos indica es que ya hay presencia en la zona en el momento que los edificios fueron clausurados", apuntó.

El objeto estaba muy cerca de una de las doce construcciones del complejo de El Paraíso, que fue arrasada en 2013 como parte de un proyecto inmobiliario, un grave atentado al patrimonio arquitectónico, arqueológico y cultural de Perú, que detuvo las excavaciones durante dos años.

Primer plano de un pequeño hueso, tallado de una costilla de un animal en la que fue grabada la figura de un ave rapaz (Ernesto Arias / EFE)

"Si no fuera por nuestro trabajo aquí, todos estos vestigios hubiesen desaparecido por completo", lamentó la arqueóloga Dayanna Carbonel, quien en 2016 descubrió en la zona un cactus de unos 4.000 años de antigüedad, de la especie alucinógena San Pedro (Echinopsis pachanoi), como parte de una ofrenda.

Sin embargo, las excavaciones con el apoyo estatal culminarán en enero de 2019 y ya no podrán prorrogarse si no es por una iniciativa privada, lo que puede dejar bajo tierra más revelaciones que los milenarios y arcaicos templos de El Paraíso pueden esconder sobre el Antiguo Perú y sus civilizaciones prehispánicas.

Fuente: lavanguardia.com | 20 de marzo de 2017

Descubren en Israel una tumba con rico ajuar, de 3.600 años de antigüedad, en la antigua ciudad cananea de Megido

Restos esqueléticos hallados en la tumba.


El extraordinario descubrimiento de una magnífica e intacta cámara funeraria de 3.600 años de antigüedad en la antigua ciudad-estado cananea de Megido ha asombrado a los arqueólogos, no solo por la gran cantidad de riquezas que se han encontrado en la tumba, sino también por la posible comprensión que puede brindar sobre la dinastía real que gobernó este poderoso centro antes de su conquista por Egipto a principios del siglo XV a.C.

Ubicado a 19 millas al sur de Haifa, en lo que hoy es el norte de Israel, el antiguo sitio de Megido dominó un paso estratégico en las principales rutas militares y comerciales internacionales durante casi cinco milenios, desde 3000 a. C. hasta 1918 d. C. Con vistas al valle de Jezreel, el sitio ha sido testigo numerosas batallas decisivas que han alterado el curso de la historia, ganándose el nombre figurativo de Armagedón (de Har-Megiddo, o 'Colina de Meguido') acuñado por primera vez en el Libro de la Revelación.

Las joyas de oro que adornaban el entierro de un hombre adulto incluyen (desde arriba) una diadema, un brazalete y un collar de torsión. FOTOGRAFÍA DE PETER LANYI, EL MUSEO DE ISRAEL, JERUSALÉN.

En la batalla más antigua registrada en la historia del Cercano Oriente Antiguo, en Megiddo, las fuerzas del faraón egipcio Tutmosis III sitiaron la ciudad fortificada en la primera mitad del siglo XV a. C. Después de un asedio de siete meses, la ciudad se rindió y cedió ante el faraón, quien incorporó a Canaán como provincia de su imperio.

Israel Finkelstein (izquierda) y Mario A. S. Martín (derecha), de la Universidad de Tel Aviv, y Matthew J. Adams (abajo, a la izquierda), del Instituto de Arqueología W. F. Albright, han estado llevando adelante las excavaciones en Megido desde 1994.
En el transcurso de las temporadas de excavación, se han descubierto en el lugar una cantidad sin precedentes de monumentos, incluidos palacios, templos y muros de la ciudad correspondientes a las Edades del Bronce y del Hierro (alrededor del 3300-586 a.C.).

Pero nada preparó a los arqueólogos para el descubrimiento inesperado de la tumba intacta que data de la última fase de la Edad del Bronce Medio, alrededor de 1700-1600 a.C., cuando el poder del Megido cananeo estaba en su apogeo y antes de que la dinastía gobernante colapsara bajo el poder de Tutmosis III.

El hallazgo sorpresa comenzó siendo algo así como un misterio, cuando los arqueólogos observaron grietas en la superficie de un área de excavación adyacente a los palacios de la Edad del Bronce que se descubrieron en la década de 1930. La suciedad parecía estar cayendo en una cavidad o estructura invisible, recuerda Adams. Luego, en 2016, se encontraron con el culpable: un corredor subterráneo que conduce a una cámara funeraria.

Modelo de la tumba antes de abrir. La cámara de la tumba es la estructura en la esquina superior derecha con dos grandes losas apoyándose una contra la otra. MODELO DE ADAM PRINS Y ROBERT HOMSHER

“La tumba contenía restos de tres personas, un hombre de entre 40 y 60 años, una mujer de unos 36 años, y un niño de entre 8 y 10 años, quienes estaban adornados con elaborada joyería de oro y plata. El hombre tenía una diadema y un collar de oro, lo que sugería que pertenecía a un nivel alto de la sociedad”.

“Estamos hablando del mausoleo de una élite familiar, por lo monumental de la estructura, los tesoros encontrados y la cercanía con los palacios reales”, dijo Finkelstein.

Dos de los tres miembros del entierro familiar de élite representados tal como arqueólogos los descubrieron. MODELO DE ADAM PRINS Y ROBERT HOMSHER

Los bienes funerarios apuntan a la naturaleza cosmopolita de Megido y los tesoros que cosechó debido a su ubicación entre las principales rutas comerciales del Mediterráneo oriental. Junto con las joyas, la tumba contenía vasijas de cerámica de Chipre y jarras de piedra que pudieron haber sido importadas de Egipto.

Los arqueólogos se sorprendieron al descubrir la tumba, repleta de ofrendas funerarias y restos humanos, sin interrupción durante unos 3.600 años. FOTOGRAFÍA DE ROBERT S. HOMSHER.

Además de la colección de artefactos valiosos procedentes de zonas del antiguo Cercano Oriente, los investigadores también esperan obtener nuevos conocimientos importantes a partir de los restos físicos de los individuos mismos.

Mientras excavaban la tumba funeraria, los arqueólogos se dieron cuenta de que, además de los tres entierros individuales, otros restos humanos habían sido enterrados en un momento anterior.

Melissa Cradic (izquierda), miembro del equipo de excavación y experta en antiguos ritos funerarios en la región, explica que se habían producido dos fases de actividad ritual en la tumba. La primera fase involucró el entierro de al menos seis personas en un corto espacio de tiempo. Durante la segunda fase, estos restos fueron empujados a la parte posterior de la tumba en un revoltijo de huesos. Al mismo tiempo, los tres individuos recién fallecidos fueron colocados en el frente de la cámara.
Cradic señala que algunos tipos de joyas encontradas en los tres individuos intactos, como tobilleras de bronce y alfileres de metal, son idénticos a los artefactos encontrados en la pila de restos de la parte posterior de la cámara de la tumba, lo que sugiere una estrecha relación social entre estos dos grupos de personas que fueron enterrados juntos.

Decenas de placas incisas de marfil descubiertas en la tumba cubrieron una caja de madera que ya no existe. FOTOGRAFÍA DE PETER LANYI, EL MUSEO DE ISRAEL, JERUSALÉN.

"Sin embargo, los últimos tres fueron probablemente de especial importancia en función de la gran cantidad y la riqueza excepcional de sus ajuares", señala Cradic, "así como por el hecho de que sus cuerpos no fueron perturbados después del entierro".

Además, la evidencia física de un posible trastorno genético óseo o sanguíneo en los restos de varios individuos de ambas fases de la tumba sugiere que pueden estar relacionados, según la bioarqueóloga Rachel Kalisher (derecha), la cual está analizando los huesos.

Tesoro genético


Actualmente se está llevando a cabo un amplio estudio de ADN en muchos de los individuos desenterrados en Megiddo, los de la tumba "real", así como los de entierros menos elaborados de otras áreas domésticas del lugar.

Los resultados del ADN antiguo podrían revelar por primera vez si los habitantes "comunes" de la ciudad-Estado canaanita tenían el mismo origen que la élite, señala Finkelstein.
Los investigadores están particularmente intrigados sobre el origen de la clase dominante de Megido desde que la correspondencia diplomática con Egipto en el siglo XIV a.C. -después de la conquista de Tutmosis III- revelara que el rey de Megido en ese momento no tenía un nombre semítico (tradicionalmente cananeo), sino un nombre hurrita: Birydia.

Detalle del collar de torsión de oro de 3.600 años que tenía puesto el ocupante masculino adulto de la tumba de élite revela un gracioso pájaro acuático. FOTOGRAFÍA DE PETER LANYI, EL MUSEO DE ISRAEL, JERUSALÉN.

Los eruditos han sostenido durante mucho tiempo la creencia de que los hurritas eran un pueblo itinerante de las montañas, el cual surgió en la región en algún momento entre el IV y el III milenio a.C., y que finalmente se establecieron y adoptaron la escritura cuneiforme. Sin embargo, las nuevas excavaciones en las ciudades de Hurrian han revelado una cultura avanzada, con un lenguaje y un sistema de creencias distintivos que pueden haber jugado un papel clave en la configuración de las primeras ciudades y estados del Cercano Oriente. Los próximos resultados de ADN de los restos óseos hallados en Megiddo pueden revelar por primera vez el papel jugado por los hurritas en la conducción de las ciudades estado cananeas, así como cambiar nuestra percepción de la población de Canaán.

“Estos estudios tienen el potencial de revolucionar lo que sabemos acerca de la población de Canaán, antes del surgimiento del mundo de la Biblia”, concluye Finkelstein.

Fuentes: National Geographic | 13 de marzo de 2018