Hallan un "elemento mobiliar" romano único en el yacimiento de Isturgi (Jaén)

La arqueológa Isabel Fernández, y el alcalde de Andújar, Francisco Huertas, muestran la imagen del hallazgo - ABC

Arqueólogos de la Universidad de Granada han encontrado en el yacimiento arqueológico de Los Villares de Andújar (Jaén) han sacado a la luz un "elemento mobiliar" del que no existe hasta el momento "ningún otro paralelo en el mundo romano".
Así lo ha destacado hoy en una rueda de prensa la catedrática, Isabel Fernández, quien dirige el equipo de arqueólogos que ha realizado las excavaciones, durante el pasado verano, en el marco del denominado 'proyecto Isturgi'.

El alcalde de Andújar, Francisco Huertas, presente en la rueda de prensa, ha explicado que el material en que está realizada esta pieza es "hueso trabajado", con unas dimensiones de un metro por unos 50 centímetros, aproximadamente.

Junto a este elemento, Fernández ha señalado también la aparición de otros hallazgos como una estructura de época ibérica y, además, se han documentado dos estructuras de hornos para la producción de vidrio.

"Esto quiere decir que la actividad de Isturgi no sólo se dedicaba a la cerámica sino que también había una industria de vidrio", ha destacado la profesora, que también ha insistido en que "unos resultados tan magníficos refuerzan el papel que tenía Isturgi, como núcleo muy importante a orillas del Guadalquivir".

El Ayuntamiento de Andújar ha organizado hoy unas jornadas informativas para dar a conocer las conclusiones de este trabajo que promueve el propio consistorio y que desarrolla el equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada.

En este sentido, Francisco Huertas, ha señalado que "la finalidad de esta sesión informativa es difundir esta investigación con el objetivo de poner en valor el yacimiento y, así, reforzar nuestra identidad cultural". EFE

Fuente:lavanguardia.com | 6 de noviembre de 2018

Descubren en Turquía una letrina romana con imágenes eróticas en el suelo

Uno de los mosaicos hallados que representa a Ganímedes - Antiochia ad Cragum Excavations.

Un equipo de arqueólogos ha encontrado en el yacimiento turco de Antiochia ad Cragum una letrina romana del siglo II con una serie de dibujos eróticos en los mosaicos del suelo.

«Nos quedamos atónitos con lo que estábamos viendo», ha afirmado Michael Hoff (izquierda), especialista de la Universidad de Nebraska-Lincoln al portal Live Science. «Tienes que entender los mitos para comprender del todo las escenas, pero el humor en el baño es universal».
El arqueólogo se refiere a que la mitología romana es la gran protagonista de los dibujos, como pone de manifiesto un Narciso fascinado con su propio falo o un Ganímedes al que un pájaro le está limpiando sus genitales con una esponja.

Narciso y Ganímedes

Los dos mosaicos le dan una vuelta de tuerca a estos mitos que fueron representados frecuentemente en el arte romano y griego. A Narciso se le solía representar enamorándose de su propio reflejo en el agua. Mientras, en el mosaico turco está caracterizado con una larga nariz, algo poco común, ya que sería considerado como poco agraciado según los cánones de belleza de la época. Aparece mirando hacia abajo, probablemente admirando su llamativo pene, en lugar de su cara.


En el mito, Zeus se transforma en un águila para secuestrar a Ganímedes y convertirlo en el copero de los dioses. En el arte se suele representar ese momento con el joven troyano asiendo un palo y rodando como un guiñapo. En la letrina encontrada, Ganímedes sujeta con unas pinzas una esponja, en referencia a las que se usaban en aquella época para limpiarse. Y Zeus no es un águila, sino una garza, con su largo pico agarrando una esponja y frotando el pene del joven.


Este baño público habría tenido una gran afluencia de público, propablemente masculino, dada su situación, al lado de la casa del consejo.

Fuente: abc.es | 5 de noviembre de 2018

Los primeros habitantes de la península escandinava

Familia de lapones. Fuente: Wikipedia.

El día 30 de octubre tuve la fortuna de dar una charla sobre los últimos hallazgos en la sierra de Atapuerca en la sede del Instituto Cervantes de Estocolmo. Esta conferencia forma parte del acuerdo que mantiene la Fundación Atapuerca con esta institución desde hace varios años. Hemos llevado los conocimientos sobre la evolución humana de Europa, y en particular los obtenidos en la sierra de Atapuerca, por muchas de las sedes del Instituto Cervantes. Una oportunidad que agradecemos, porque llevamos una parte de nuestra propia cultura a diferentes partes del mundo.

En la sede del Instituto Cervantes de Estocolmo, junto a Mónica Riaza, responsable de las actividades culturales. Foto: José V. García.

Antes de viajar a Estocolmo me pregunté sobre el primer poblamiento de la península escandinava, puesto que no existe constancia de yacimientos tan antiguos como los que se encuentran en el sur y centro de Europa. Mientras que en las regiones mediterráneas medimos la antigüedad de los yacimientos arqueológicos por centenares de miles de años, en estas latitudes existen algunas evidencias de la colonización de esas tierras por parte de seres humanos en una época muy reciente.
Es evidente que las glaciaciones del Pleistoceno impidieron la colonización de latitudes elevadas.

Pero el clima de las épocas interglaciares, más cálidas, tampoco permitió la ocupación de este continente más allá del paralelo 55º hasta bien avanzado el Pleistoceno. Aunque las zonas de menor altitud de Europa tienen un clima aceptable, es necesario llegar hasta ellas a través de zonas demasiado frías. Misión imposible para nuestros ancestros del Pleistoceno Inferior, que se habían originado en regiones tropicales y subtropicales. Y no olvidemos la luz solar. En el norte de Europa pasan meses en los que apenas ven brillar el sol en el horizonte. Una circunstancia muy desfavorable para la síntesis de vitamina D y el crecimiento normal.

Se conocen algunos yacimientos en la península escandinava con dataciones que no superan los 11.000 años; es decir, fueron los miembros de nuestra propia especie quienes pisaron por primera vez estas regiones a finales del Pleistoceno, quizá poco después del súbito enfriamiento global del planeta (Dryas Reciente) acaecido hace entre 13.000 y 11.500 años por causas todavía no bien conocidas. Los primeros “escandinavos” fueron cazadores de renos, animales bien adaptados a la tundra que sustituyó a los bosques de Escandinavia durante el Dryas. Estos primeros pobladores pertenecían a la denominada cultura Ahrensburg de cazadores y recolectores nómadas del centro y norte de Europa. Su cultura fue lo suficientemente avanzada como para atreverse a vivir en estas gélidas regiones.

El calentamiento del clima global después del Dryas favoreció la presencia continuada de algunos grupos humanos en Escandinavia durante el Mesolítico, que vivieron de la pesca, de la caza y de la recolección de otros alimentos. A esa cultura, llegada hace unos 7.000 años a Escandinavia, pertenece el pueblo lapón o Sami, relacionado con migraciones de pueblos del centro de Eurasia. Su testimonio ha quedado en muchos lugares, como las pinturas rupestres del yacimiento de Glösa, que se datan en unos 6.000 años. La cultura neolítica aun tardaría casi 5.000 años en alcanzar estas latitudes, tras su primera invención en el Creciente Fértil hace unos 8.500 años.

Este baile de cifras, de entre cerca de un millón y medio de años para los yacimientos más antiguos de la península ibérica y los 11.000 años de la península escandinava, nos hace reflexionar sobre nuestra total dependencia del clima y de la cultura. Sin las ventajas de la adaptación “extra-somática” que representa la cultura no habríamos llegado a ser una especie cosmopolita y nos seguiríamos moviendo en regiones de clima tropical y subtropical. Y no podríamos disfrutar de las excelencias que he podido apreciar en mi viaje a Estocolmo.

Fuente: quo.es | 6 de noviembre de 2018

La endogamia frecuente pudo haber causado anomalías esqueléticas en humanos primitivos

Foto: Los esqueletos Romito 1 y Romito 2 abrazados.

En 1963, el arqueólogo Paolo Graziosi descubría en una gruta en la parte sur de los Apeninos (Italia) un enterramiento doble de hace unos 12.000 años donde parecía que el cuerpo más grande abrazaba al más pequeño. Ya entonces, los arqueólogos vieron algo raro en aquellos restos que llamaron Romito 2. Años mas tarde, se determinó que era un joven de unos veinte años que tenía una displasia acromesomélica. Graziosi había encontrado al primer enano de la prehistoria. La suya es una rarísima enfermedad que se da en menos de un caso por cada dos millones y una de las decenas de anomalías óseas halladas en el registro fósil. ¿Cómo sobrevivió tanto en un tiempo de cazadores? ¿Había entonces más deformidades esqueléticas que ahora?

"No. Esto solo refuerza el hecho verdaderamente excepcional de que hubiera un caso en el Paleolítico", dice en un correo el profesor de antropología de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), Erik Trinkaus (izquierda). Esta autoridad en la biología y evolución de los neandertales ha recopilado las anomalías óseas identificadas en los restos de homíninos del género Homo (sapiens, denisovanos, neandertales) hallados en el registro fósil. En las deformidades del pasado buscaba la prevalencia de estas enfermedades en los humanos de entonces, pero también pistas de su vida y cómo eran tratados.
El trabajo, publicado en PNAS, ha revisado 77 patologías detectadas en 66 especímenes, la mayoría de hace 200.000 años en adelante, es decir, en la parte final del Pleistoceno. No todas las anomalías son tan extremas o raras como la de Romito 2. Pero hay otras formas de enanismo más comunes, como la acondroplasia, y otros desórdenes sistémicos, como hipofosfatemia o hidrocefalia. También hay ejemplos de craneosinostosis, en los que las partes del cráneo de un recién nacido se fusionan antes de tiempo o la espondilosis (que recuerda a la hernia discal) en la vértebra L5 de uno de los restos de Atapuerca.

Puede que 77 alteraciones esqueléticas no parezcan muchas, pero dada la escasez de fósiles humanos, la cifra es extremadamente alta. Además, son afecciones que, casi por necesidad biológica, son poco habituales aún entre los humanos de hoy. Así que la probabilidad de encontrar un espécimen con una de ellas en el registro fósil debía de ser cercana a cero. Alrededor de un tercio de las enfermedades aparecen como moderadamente comunes, con una anomalía esperada de entre el 1% y el 5% de los casos. La mayoría de las demás son extremadamente raras tanto en el registro fósil como en los humanos actuales, con un del 0,01 al 0,1%. Incluso hay casos para los que no hay referencias actuales.

Huesos y dientes con anomalías de distintos yacimientos. ERIK TRINKAUS

Un ejemplo ilustra la excepcionalidad de la que habla Trinkaus: dos mandíbulas halladas en el yacimiento de la Sima de las Palomas, en Murcia, tienen en uno de sus extremos un hueso extra, como una brida. Se trata de quijadas de neandertal y apenas se han encontrado 30 mandíbulas de esta especie. Si esta ratio se extrapolara a los humanos, la incidencia rondaría el 7% de la población. En realidad, en la literatura clínica no se ha descrito ningún caso que se parezca a los de las Palomas. "Simplemente son anormalidades desconocidas por lo que yo sé y lo que saben otros a los que hemos consultado", comenta Trinkaus. Igual era una deformidad que se perdió con la extinción de los neandertales.

El científico estadounidense se pregunta entonces qué explica tanta anomalía ósea entre los fósiles. Puede que algunos grupos trataran de forma especial a los discapacitados y se les enterrara en mayor proporción que a los demás. Entre los 105 enterramientos excavados en Europa y Asia occidental correspondientes al Paleolítico superior (desde hace unos 40.000 años hasta hace unos 10.000), solo en el 7% se ha encontrado restos con alguna malformación que fuera visible a sus vecinos. Parece un porcentaje demasiado bajo para corresponderse con un trato especial en el rito funerario. Queda otra posibilidad: la elevada consanguineidad en unas poblaciones que eran muy reducidas.

"La cueva de Romito se encuentra en el sur de Italia y estaba bastante aislada del resto de Europa, por lo que la endogamia debió ser más común", cuenta David Frayer (izquierda), profesor emérito de antropología biológica en la Universidad de Kansas (EE UU). Frayer, no relacionado con el estudio de Trinkaus, es uno de los que más ha estudiado los restos de Romito 2 y su displasia acromesomélica.
El mal de Romito 2 es un trastorno autosómico recesivo de origen genético. Así que, probablemente, los dos padres no afectados se lo transmitieron. "Creemos que el segundo individuo [el que abraza a Romito 2] era la madre del joven. Un análisis de su ADN podría sacarnos de dudas", comenta Frayer.



En la displasia acromesomélica de Romito 2 (en la imagen) el cúbito y el radio son extremadamente cortos y curvados. DAVID FRAYER

Para este antropólogo la implicación social más importante de casos como el de Romito 2 es que el apareamiento entre parientes cercanos, como primos, era común al final del Paleolítico en zonas como el sur de Italia. Pero el emparejamiento con primos ha sido común en otros tiempos y lugares: "Después de todo, Darwin se casó con su prima y varios de sus hijos murieron prematuramente, probablemente por la expresión de genes recesivos".

La consanguineidad puede explicar una mayor incidencia de nacimientos con anomalías óseas, pero no que la mayoría de los casos identificados llegaran a la edad adulta y ocho de ellos murieran ancianos. En una sociedad de neandertales cazadores recolectores, sujetos al eterno estrés ambiental, ¿cómo sobrevivió Romito 2, con sus brazos extremadamente cortos, sus dedos muy gordos y anomalías en las vertebras hasta llegar a la veintena?

Para Trinkaus, hay pruebas de la existencia de algún tipo de soporte social más allá de los cuidados de una madre. En 2017, publicaba el caso de otro neandertal de hace unos 50.000 años con lesiones en un brazo y una pierna y, además sordo. "Más que la pérdida de su antebrazo o la cojera y otros problemas, su sordera lo habría convertido en una presa fácil para los omnipresentes carnívoros de su entorno y dependiente de otros miembros de su grupo social", decía entonces Trinkaus.

Para él, esa atención a los discapacitados refuerza la idea de "la humanidad fundamental de estos humanos demasiadas veces considerados arcaicos como son los neandertales".

Fuente: elpais.com | 6 de noviembre de 2018

Los últimos hallazgos sitúan las termas de Valeria entre las grandes de Hispania

Fotos: Saúl García

Las excavaciones que se están realizando en las termas romanas de Valeria confirman que el programa de monumentalización del siglo I no solo se realizó solo en el Foro sino que aborda toda la ciudad. En el caso del complejo de las termas, además, con una espectacularidad que las situaría entre las de mayor potencial de Hispania.

El avance de los trabajos del taller de empleo promovido por la EATIM de Valeria y financiado por el Gobierno de Castilla-La Mancha dejan resultados espectaculares que ya apuntan a que, cuanto menos, el complejo termal hallado en la ladera oeste del yacimiento sería el más grande y rico de la provincia.

“Creíamos que podrían tener unos pocos cientos de metros y estamos viendo que supera con creces los 1.500 metros cuadrados. Eso de momento, con lo que sabemos que ya tenemos”, señala el director de la investigación arqueológica Santiago David Domínguez Soler, de Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, quien destaca que gracias al taller de empleo se ha excavado un gran área de este edificio de cronología imperial, “pero ahora nos parece poco porque sabemos que tienen mucha más extensión de la que pensábamos. Según avanzamos vemos que tras la pared de una estancia aparece otra, un arranque de muro que no es exterior porque tiene mosaico. Además, la decoración nos ha sorprendido por su riqueza. No hay parangón en la provincia”, apunta.
Domínguez pone el acento en el hallazgo de un impresionante mosaico de mármol policromado con motivos geométricos que hasta ahora ocupa una superficie de 50 metros cuadrados.

La campaña del año pasado ya puso a los arqueólogos sobre la pista de no estar ante unas termas convencionales, sino ante un edificio de promoción pública que utiliza muchos recursos, “que no hemos visto en otras ciudades”, para conseguir materiales exclusivos con los que enriquecer las construcciones Pero es ahora, con este nuevo taller, cuando pueden hablar de la certeza de esa hipótesis.

“Estamos encontrando muchísimos mármoles. Yo diría que estamos ante el conjunto de piezas marmóreas más importante de la provincia. Sólo en la estancia interior que llevamos excavada se han recuperado alrededor de 5.000 piezas. Posiblemente al final de la campaña ronde los 100.000 fragmentos", explica el arqueólogo y monitor Javier Atienza, especialista además en mármoles romanos.

Saúl García

Mármoles

Hasta el momento se han identificado 15 variedades marmóreas, procedentes de todo el Imperio. La mayoría son peninsulares, tanto de la zona de Levante como de Portugal, pero Atienza destaca que también se ha encontrado un importante conjunto de piezas que proceden del Arco Mediterráneo, de Grecia, del Norte de África, de la península Itálica y también de Asia Menor, entre otros.
“Esta cantidad de mármoles refuerza la hipótesis de que el edificio se engloba dentro de una monumentalización urbana general y tiene un patrocinio, si no directamente de la casa imperial, muy cercana”.

Todo este lujo, además de poder palparse ya en las estancias que se han despejado en el yacimiento, y en la riqueza del material que se está clasificando, puede verse con todo detalle en las primeras recreaciones virtuales que ha realizado Atienza de los ambientes de las termas, en dos cotas, separados por tramos de escaleras, y que según destaca están basadas en las estructuras que han aparecido en la excavación. Igualmente la textura de los materiales que se han sacado de los propios encontrados en las excavaciones y el diseño del mosaico. El edificio es un reflejo del plano, con datos contrastados en las excavaciones.

Saúl García

Desde que hace cinco años, con motivo de los trabajos de acondicionamiento de un camino a la entrada de la Ciudad Romana se descubrieran por casualidad, las termas han centrado el objetivo del Ayuntamiento de Valeria. “Lo que buscamos es potenciarlas y que la gente las pueda visitar”, dice el alcalde Javier Beltrán, quien destaca que están muy ilusionados con el desarrollo de los trabajos que se están realizando con el taller de empleo, y el potencial que puede suponer el conjunto termal para el municipio.

El primer edil señala que ya hay un proyecto para hacer las termas visitables que puede ser muy interesante “tanto desde el punto de vista turístico como cultural”, en el que han puesto muchas esperanzas de futuro. “Sabemos que es a largo plazo porque hay que invertir mucho dinero, pero tenemos mucha ilusión y ganas. Ya hay proyectos en marcha para poder realizar la cubrición. Primero se cubrirá un ambiente, luego otro y así sucesivamente. Esto es una labor de años y de una necesaria involucración de todas las administraciones, porque en el Ayuntamiento tenemos muchas ganas y la materia prima, pero nos faltan los recursos”.

Mientras se busca la inversión necesaria para acometer esta actuación, que el alcalde entiende que supondría un importante espaldarazo al desarrollo turístico de la localidad y –por tanto una herramienta muy importante en el objetivo de fijar población– hay que seguir trabajando para sacar a la luz todo el conjunto termal. Una construcción que no deja de sorprender según avanzan los trabajos.
“Son una termas espectaculares. No vamos a decir que son las mas grandes que se conocen, pero sí una de una potencia muy grande y de muchísima riqueza. Con esta cantidad de mármoles, mosaicos, estucos, y conchas marinas que iban embutidas no hay ninguna en la provincia”, añade el concejal de Cultura de Valeria, Julián Torrecilla, que igualmente llama la atención sobre la particularidad que supone la construcción en terrazas para salvar la orografía del terreno. “Lo que es una desventaja lo vuelven a su favor jugando con la irregularidad del terreno para construir en diferentes cotas. Al final lo que montan es una escenografía impresionante. No buscaron solo con cubrir el expediente para dar el servicio que había que dar, sino una propaganda tremenda de quien hiciera las termas y la ciudad”.

Con todo, además de la visibilidad e interés que pueda tener como recurso turístico y económico para el pueblo, la peculiaridad de las termas monumentales de Valeria, cuya construcción se enmarca en un momento de gran expansión del programa de monumentalización de la ciudad, en el siglo I, y que están activas hasta su abandono en el siglo IV, también tienen un interés científico “espectacular” a nivel internacional. Y prueba de ello es su presentación, entre otros, en el Congreso Internacional de Arqueología Clásica de Alemania, que se realizaba recientemete en Bonn, cuenta el arqueólogo Santiago David Domínguez, que junto con Michel Muñoz, de la empresa Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, coordina la investigación científica del proyecto.

Otra de las características sobresalientes de estas termas, y que no es habitual encontrarla en otros edificios de la misma cronología y época, es la ausencia de expolio tras su abandono, probablemente debido al esfuerzo que supondría subir los materiales por la ladera. De esta forma, todos los elementos estructurales están apareciendo en las excavaciones. Y esto, añade el arqueólogo Javier Beltrán, permirtiría “poder reconstruir el edificio en un 70 ó 75% tal cual era, con el material original”.

Fuente: eldiario.es | 5 de noviembre de 2018

Las huellas del auge y caída del Imperio Romano en el hielo de Groenlandia

La investigadora Monica Arienzo con un testigo de hielo de Groenladia en el laboratorio. DRI


Para reconstruir la historia de las grandes civilizaciones, arqueólogos e historiadores estudian las huellas materiales que estos pueblos dejaron a su paso y los textos que escribieron sus contemporáneos. El trabajo de campo en yacimientos y excavaciones, el hallazgo de objetos y la verificación de fuentes escritas -la República romana ya conocía las fake news- aportan las claves necesarias en esta tarea. En los últimos años, además, la ciencia climática se ha convertido en una inesperada aliada para los investigadores, aportando una nueva pista para recomponer las vicisitudes de los grandes imperios del pasado: su huella ecológica.

Más allá del poder militar de las legiones, la grandeza de Roma se cimentó sobre su riqueza económica, con la moneda oficial -el denario- como piedra angular. Así, la mayoría de las emisiones durante este período histórico fueron el resultado de la extracción y fundición de minerales de plomo y plata, procedentes de las minas de la península ibérica. De manera que los niveles de contaminación por estos metales sirven como un excelente indicador de la salud financiera durante la República y el Imperio. Ahora, un equipo multidisciplinar -compuesto por arqueólogos, historiadores, químicos e hidrólogos- ha podido trazar el auge y la caída de Roma gracias a indicios hallados bajo el hielo de Groenlandia, a 4.600 kilómetros del monte Palatino en Roma.

La investigación abarca desde el año 1100 a.C. hasta el 800 d.C., y ha sido recientemente publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. El trabajo señala un primer aumento de la cantidad de plomo a partir del siglo IX a.C., coincidiendo con el declive de la metrópolis fenicia y la expansión de Cartago. En el 218 a.C., por ejemplo, con el final de la Segunda Guerra Púnica, la contaminación cae repentinamente para luego ver un repunte, que marca el momento en el que los soldados romanos toman el control de las minas cartaginesas de Andalucía y las ponen en funcionamiento.

Contaminación desde las minas españolas

Pero los yacimientos geológicos peninsulares, que aportaron la materia prima necesaria para acuñar la moneda que circulaba por todo el mundo romano, no producían plata pura, en su lugar se desenterraba un mineral que contenía plata, plomo y cobre y que necesitaba ser fundido. Todo este proceso liberaba una cierta cantidad de contaminación por metales pesados que, una vez en la atmósfera, se acumulaba en las nubes y viajaba con ellas hasta puntos tan distantes como el Ártico. "Lugares como Groenlandia son lo suficientemente fríos como para que no se produzca casi ningún derretimiento en la superficie, lo que impide que se pierda nada, una vez depositado allí", explica Andreas Stohl (izquierda), científico del Instituto Noruego para la Investigación del Aire y coautor de la investigación. "Esto permite obtener registros de muy alta resolución".

Nuevas capas de nieve y hielo fueron enterrando los restos de plomo durante milenios, ocultos hasta que en 1990 científicos climáticos daneses comenzaron a estudiar el suelo. "El hielo en ese punto es muy grueso -casi 3 km de profundidad- por lo que las capas de nieve acumuladas son espesas y antiguas", señala Joe McConnell (derecha), profesor del Instituto de Investigación del Desierto (DSI) y autor principal del trabajo, "el hielo del fondo tiene hasta 100.000 años de antigüedad".

Del fin de la República a la caída del Imperio

El análisis de estos niveles de emisiones permite identificar momentos de expansión y crisis en la economía romana, confirmando eventos documentados, que incluyen guerras, conquistas y plagas. De acuerdo con los registros, los trabajos de fundición alcanzaron su punto álgido en la primera etapa del Imperio, especialmente durante la 'Pax Romana' (entre el año 27 d.C y el año 180 d.C) y registraron niveles de producción que no serían igualados hasta 500 años después. Por otra parte, los acontecimientos relacionados con la crisis de la República, marcados por ejecuciones políticas y guerras civiles, muestran un amplio período de estancamiento y desintegración económica, según el estudio.

"Durante los dos primeros siglos del Imperio las emisiones son casi cuatro veces más altas que en las últimas décadas de la República", afirma el historiador de la Universidad de Oxford, Andrew Wilson (izquierda), "lo que refleja un crecimiento económico sustancial bajo el dominio imperial".
Los arqueólogos también han hallado pruebas de acontecimientos no violentos: por ejemplo en el 64 d.C. Roma devaluó su moneda, reduciendo la cantidad de plata en denarios, lo que se refleja en un leve descenso en la contaminación en los años siguientes. Un siglo después, en el 165 d.C, una plaga se extendió desde el este por todo el mundo romano durante más de 15 años. Conocida como Peste antonina, acabó con la vida de millones de personas y devastó el ejército. Los niveles de emisiones en la atmósfera caen notablemente en este punto y ya nunca se acercarían a las cifras del primer imperio.

Emisiones de plomo

Paso adelante de la ciencia climática

Los autores explican que un estudio con este nivel de detalle ha sido posible gracias a las mejoras en los modelos informatizados de la atmósfera, desarrollados significativamente en las últimas décadas con la monitorización del cambio climático. Además, los químicos e hidrólogos también han refinado su capacidad para descubrir restos de metales y minerales en testigos de hielo. En este caso, los investigadores han estudiado tres bloques, que fueron perforados, extraídos y almacenados en los años 90, y los han derretido mediante almohadillas calefactoras especiales. "Cada registro implica un promedio de 60 mediciones individuales realizadas en una corriente continua de agua derretida durante un período de aproximadamente 9 segundos", explica McConnell.

Durante estos últimos años, científicos de todos los campos han colaborado para elaborar amplios registros de acontecimientos climáticos importantes, lo que también permite tener en consideración momentos en los que las emisiones aumentan de forma natural, como por ejemplo como consecuencia de grandes erupciones volcánicas. Por otro lado, los científicos en este campo han dado un paso adelante en su capacidad para vincular con precisión cada uno de esos registros a una fecha específica, proporcionando, sin quererlo, una nueva herramienta para desentrañar los secretos de la Historia.

El equipo del proyecto de investigación (de izquierda a derecha): la Dra. Audrey Yau, especialista en núcleos de hielo y ex post-docente de DRI; la Dra. Mónica Arienzo, especialista en hielo; Elisabeth Thompson, estudiante de doctorado en la Universidad de Oxford; el profesor Andrew Wilson, historiador de la Universidad de Oxford; y el profesor Joe McConnell, especialista en núcleos de hielo, DRI.

Fuentes: elmundo.es | dri.edu | 5 de noviembre de 2018