Exposición en Ibiza sobre la metalurgia prehistórica en Las Pitiusas

La exposición se inauguró este pasado viernes y se podrá contemplar en el Museo Monográfico de Puig des Molins hasta el próximo 5 de mayo.

El Museo Monográfico de Puig des Molins, situado en el número 31 de la calle Vía Romana de Ibiza, inauguró este viernes su nueva exposición temporal: ‘Unes illes en bronze. Les Pitiüses en les xarxes metal·lúrgiques de la prehistòria’ ('Unas islas en bronce. Las Pitiusas en las redes metalúrgicas de la prehistoria').

La exposición se podrá ver hasta el próximo 5 de mayo y ha sido comisionada por el arqueólogo ibicenco, Pau Sureda, quien realizó su tesis doctoral sobre el tema y es actualmente investigador becado por la universidad inglesa de Cambridge. En ella, según aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el director del museo, Benjamí Costa (izquierda), «Se hace un amplio repaso de modo didáctico de la metalurgia que hubo en la Prehistoria de Ibiza y Formentera».

La muestra comienza con los primeros pobladores de los que se tiene constancia en las Pitiusas y concluye con la llegada de los fenicios a nuestras costas. Para Benjamí Costa uno de los grandes atractivos de la exposición es poder contemplar más de 20 piezas originales de estas épocas. Están expuestas todas las que tiene actualmente el museo y algunas que han sido donadas para la ocasión por coleccionistas particulares. Únicamente se han quedado fuera dos pequeñas piezas encontradas en el yacimiento del Cap de Berbería que se encuentran en Madrid para será analizadas y un hacha de bronce que está en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid desde principios de siglo al pertenecer a la colección privada Vives Escudero.

Además, otro de sus atractivos es la proyección de un pequeño documental de unos cuatro minutos de duración elaborado por el Museo Arqueológico de Madrid. «Es magnífico porque de forma didáctica y sencilla se explica al espectador como era el proceso que seguían estas comunidades prehistóricas para extraer el mineral, fundirlo y tratarlo para transformarlo en metal y finalmente construir sus herramientas», aseguró Costa.

«Un bien escaso y de lujo»

Gracias a las piezas, a los paneles explicativos y al audiovisual el asistente comprenderá que aunque nuestros antepasados tenían un conocimiento de la metalurgia muy avanzado, «el metal era un bien escaso, casi de lujo». Se destinaba únicamente a algunas hachas y puntas de flecha y debido a su gran importancia se convirtió en productos de intercambio muy valorados y demandados. Incluso, según Costa, «En el primer milenio antes de Cristo muchos de estos instrumentos eran en realidad lingotes que tenían un gran valor en los trueques».

En las Pitiusas y según los hallazgos encontrados, el metal más utilizado era el cobre, «casi puro y sin apenas aleación». Además, hay constancia de que se usaba el plomo, el estaño en menor medida o el bronce – que se obtiene a través de una aleación de cobre y estaño –. Incluso, según el director del museo, «Las piezas halladas en uno los yacimientos más antiguos de Ibiza, Puig des Torretas, con una aleación de cobre y plomo, nos hacen pensar en que ya existía una explotación durante la época prehistórica de las Minas de S’Argentera».
También hay constancia de que algunas piezas pudieran llegar desde fuera de las islas. «Gracias al conocimiento que tenemos de intercambios por parte de estas comunidades con otros vecinos y a los análisis isotópicos realizados a los hallazgos, se ha descubierto que algunos instrumentos tienen su origen en talleres del Sudeste peninsular, Cerdeña, Menorca o incluso de la zona de Los Linares, en Jaén». Sin embargo, según Costa este análisis no es del todo seguro ya que está demostrado que «Cuando un instrumento ya no interesaba se fundía con el metal de Ibiza y Formentera para hacer uno nuevo».

Fuente: periodicodeibiza.es | 12 de febrero de 2019

Encuentran el esqueleto de una adolescente junto a la misteriosa pirámide de Meidum en Egipto

Restos de la pirámide de Meidum. Image: Jon Bodsworth

De cuclillas dentro de la tumba, así ha descubierto un grupo de arqueólogos del Ministerio de Antigüedades de Egipto el último hallazgo histórico frente a la misteriosa pirámide de Meidum: el esqueleto de un niña.

Al parecer, los restos fueron enterrados en un cementerio ubicado junto a la pirámide. Los arqueólogos calcularon la edad de la muerte de la niña, de alrededor de 13 años, al examinar sus huesos. No está claro en cambio cuándo fue enterrada, aunque la pirámide de Meidum se remonta a unos 4.600 años. Además, la tumba estaba vacía, sin bienes u otros que analizar, a excepción del cuerpo.

El descubrimiento se produce la misma semana que los arqueólogos encontraron en el mismo cementerio dos cabezas de animales, probablemente de toros, enterradas junto a tres pequeñas vasijas de cerámica (derecha).

Las cabezas y las vasijas de los animales probablemente fueron concebidas como ofrendas funerarias, aunque los investigadores no están seguros de a qué funeral se dirigieron. También se encontraron restos de una pared de ladrillos que puede haber rodeado el cementerio.
La pirámide de Meidum se construyó inicialmente como una pirámide escalonada (una estructura arquitectónica construida mediante plataformas decrecientes superpuestas retranqueadas, a modo de escalones o gradas, para conseguir una forma similar a una pirámide) antes de convertirse en una pirámide verdadera, con superficies lisas en lugar de peldaños.

Image: El esqueleto encontrado (Egyptian Ministry of Antiquities)

Tampoco está claro por qué se convirtió de una escalonada a una pirámide verdadera. Los arqueólogos creen que al menos parte de la pirámide fue construida para el faraón Snefru, también llamado Sneferu, (que reinó desde aproximadamente 2575 a 2551 a.C.). El antecesor de Snefru, el faraón Huny, originalmente la construyó como una escalonada y luego Snefru la convirtió en una pirámide verdadera.

Además, Snefru construyó muchas otras pirámides en Egipto, y se cree que lo hizo por el simple hecho de mejorar la técnica hasta conseguir una gran pirámide. De hecho, su hijo y sucesor Khufu continuaría construyendo la Gran Pirámide de Giza, la pirámide más alta jamás construida.

Fuentes: gizmodo.com | LiveScience | 12 de febrero de 2019

Híbridos

Fuente: Google

Hace ya algunas semanas, durante una visita al Museo de la Evolución Humana de Burgos, uno de los alumnos de un máster en el que imparto docencia me preguntó sobre la especie a la que pertenecerían los hijos del cruce entre neandertales y humanos modernos. Una pregunta muy sagaz, para la que no es sencillo dar una respuesta inmediata.

En la naturaleza se producen cruzamientos con cierta frecuencia, especialmente entre las plantas. Si los descendientes de estos cruces son fértiles y pueden continuar su genealogía, podrían ser favorecidos por la selección natural y llegar a tener mejores posibilidades para la supervivencia que las especies originales de las que proceden. En el caso de que estos híbridos y sus descendientes queden aislados de las especies originales, con el paso de numerosas generaciones podrían llegar a ser una especie diferente, que sería clasificada según el código de nomenclatura correspondiente.

Ya sabemos que de manera artificial y con la intervención humana se pueden conseguir híbridos entre diferentes especies. En el caso de algunos animales conocidos, como el tigre y el león, es posible obtener descendientes. La distancia genética entre las especies parentales impide que la genealogía de los “ligres” (padre león y madre tigresa) y de los“tigones” (padre tigre y madre leona) pueda llegar más lejos de una generación, quizá dos con mucha suerte. Los híbridos reciben nombres comunes, como la mula; pero también se nombran con una denominación científica propia, diferente a la binomial (género y especie). Por ejemplo, el árbol híbrido más común, que nos da una buena sombra en los jardines de las regiones templadas, Platanus x acerfolia (también conocido como Platanus x hispánica), parece ser un híbrido de las especies Platanusorientalis y Platanusoccidentalis.

Volviendo pues a los híbridos entre neandertales (Homo neanderthalensis) y humanos modernos (Homo sapiens), la primera pregunta es si la descendencia entre los dos grupos humanos tuvo éxito. Es evidente que la respuesta es afirmativa, puesto que los humanos de Eurasia y las Américas (los habitantes de regiones subsaharianas no se cruzaron con los neandertales) llevamos en nuestro genoma entre el 1% y el 4% de genes procedentes de aquellas hibridaciones, que puede llegar hasta el 6% en poblaciones melanesias y del sureste de Asia. Se trata de genes activos, por lo que cumplen su función a lo largo de nuestro desarrollo.

Nuestra apariencia externa es significativamente diferente a la de los neandertales. Es por ello que nadie se ha planteado cambiar nuestro nombre científico por el de Homo sapiens x neanderthalensis. De ser así, las poblaciones subsaharianas quedarían fuera de esa denominación. Es evidente que, desde el punto de vista numérico, las poblaciones originales de Homo sapiens barrieron literalmente a los grupos neandertales. Su final quedó anunciado cuando la especie se fragmentó y debilitó desde el punto de vista genético. Muy probablemente, los descendientes de los híbridos entre neandertales y humanos modernos tuvieron un aspecto cuando menos llamativo. Algunos investigadores han querido ver cierta morfología intermedia en los restos óseos fosilizados de algunos yacimientos (e.g., Lagar Velho [Portugal] o Pesteracu Oaese [Rumanía]. Puesto que la probabilidad de que un organismo terrestre quede fosilizado es muy baja, resulta extremadamente improbable (pero no imposible) que puedan encontrarse híbridos de primera o segunda generación. Los casos citados en la literatura tienen bases muy poco sólidas para mantenerse. En cualquier caso, tanto las investigaciones tradicionales de la paleoantropología como la genética confirmarían ese hipotético hallazgo, caso de producirse.

El crecimiento demográfico impresionante de nuestra especie terminó por diluir la morfología neandertal de esos híbridos, al punto de que hoy en día no somos capaces de reconocer a nadie (¡que yo sepa!) que nos recuerde a un neandertal clásico. Así pues, es normal que sigamos siendo nombrados por la denominación científica que nos puso Carlos Linneo en 1758. Sin embargo, es de justicia recordar que algunos de los genes heredados de los neandertales fueron beneficiosos para nuestra adaptación a latitudes elevadas. Su persistencia (selección positiva) en las poblaciones recientes es una evidencia muy clara de las ventajas que nos dejó esa hibridación. Aunque no llevemos el apellido “neanderthalensis”, tenemos que recordar que les debemos mucho.

Fuente: quo.es | 14 de febrero de 2019

Los zorros eran domesticados por los humanos en la Edad del Bronce

Representanción artística de una mujer de la Edad de Bronce acompañada por un perro y un zorro / J. A. Peñas

El descubrimiento de cuatro zorros y una gran cantidad de perros en los yacimientos de Can Roqueta (Barcelona) y Minferri (Lérida) destacan entre los muchos ejemplos de tumbas en diferentes lugares del noreste peninsular. Estos enterramientos evidencian una práctica funeraria generalizada que proliferó en la Edad del Bronce Temprano al Medio: la de enterrar a humanos junto a animales domésticos.

La particularidad de estos sitios es la forma de sepultar a los muertos en grandes silos, junto con sus perros y algunos zorros. “Descubrimos que en algunos casos los perros recibieron un tipo de alimentación especial. Esto lo relacionamos con su función como perros de trabajo. Además, uno de los zorros muestra indicios de haber sido un animal doméstico ya en aquellos tiempos”, declara a Sinc Aurora Grandal-d’Anglade (izquierda), coautora de un estudio sobre la relación de los humanos y los cánidos a través de su dieta que publica la revista Archaeological and Anthropological Sciences.

Mediante el estudio de isótopos estables de carbono y nitrógeno en el colágeno óseo, así como por estudios arqueobiológicos, arqueológicos y antropológicos, han podido comparar las dietas de los animales enterrados con sus dueños. Analizaron en total 37 cánidos, 19 ungulados domésticos y 64 humanos. Los resultados indican que la dieta de los perros era similar a la humana.
El estudio isotópico de los zorros de Minferri muestra una alimentación variada: en algunos casos parece similar a la de los perros de ese yacimiento, y en otro parece más un animal silvestre o que estuvo poco tiempo en contacto con los humanos.

“El caso del zorro de Can Roqueta es muy especial, pues se trata de un animal de edad avanzada, con una pata rota. La fractura está en proceso de curación aún, y muestra señales de haber estado inmovilizada (curada) por los humanos. La alimentación de este animal es muy particular, pues se parece más a la de los cachorritos de perro. Lo interpretamos como un animal doméstico que vivió largo tiempo con los humanos”, explica Grandal.

Perros grandes utilizados para transportar cargas

El estudio apunta que, en algunos casos particulares en Can Roqueta, hubo una preparación de comida específica, rica en cereales, para perros más grandes probablemente dedicados a transportar cargas, y para al menos uno de los zorros.

“En estos individuos también se observan patologías en la columna vertebral ligadas al transporte de objetos pesados. Seguramente se buscaba una dieta rica en carbohidratos porque desarrollaban un trabajo más activo, que requería un gasto calórico inmediato. Puede parecer extraño que a los perros se les alimente básicamente con cereales, pero esto ya lo recomienda el agrónomo hispano-romano Columela del siglo I, en su obra 'De re rustica'”, dice Silvia Albizuri Canadell (derecha), coautora del trabajo y arqueozoóloga de la Universidad de Barcelona.

En los demás animales, como vacas, ovejas o cabras, se observa una alimentación herbívora. Probablemente su función fuera la de proveer de leche, carne o lana, y no tanto como fuerza de trabajo. “El caballo todavía no estaba extendido en esas sociedades, no se encuentra hasta épocas posteriores”, añade la científica.

En general, los humanos y los perros tienen señales isotópicas algo superiores a las de los ungulados, que indican un cierto consumo (no muy elevado) de proteína animal, “no necesariamente mucha carne, podrían ser, por ejemplo, derivados de la leche”, explica Grandal. Entre los objetos arqueológicos se encontraron tamices que sirvieron como ‘queseras’.
Además, los hombres parecen haber incluido más carne que las mujeres en su dieta. En cuanto a los perros, su alimentación pudo haber sido principalmente de las sobras de lo que comían los humanos, y la mayoría era más similar a la de mujeres y niños. “Es por ello que pensamos que estaban más ligados a estos ambientes domésticos”, dice la investigadora. Existen muchos paralelismos etnográficos que indican esa relación entre mujeres y perros.

Enterramiento femenino de Minferri junto a una cabra y dos zorros. La mujer abraza al zorro hembra / Grupo de Investigación Prehistórica, Universidad de Lérida.

Alimentación y trato de zorros y perros

El papel fundamental de los perros durante la Edad del Bronce, cuando la ganadería constituía, junto a la agricultura, la base de la economía, fue el de la vigilancia y guía de rebaños. También se encargaban del cuidado de los poblados humanos, teniendo en cuenta el riesgo que suponía la presencia frecuente de animales peligrosos como el lobo o el oso.

“Una de las características del perro es su gran inteligencia y facilidad de aprendizaje y, sin duda, su comportamiento defensivo. Por si fuese poco, este animal fue utilizado hasta el s. XIX de nuestra era en América del Norte, Canadá y Europa para el transporte ligero sobre los lomos y en el arrastre de carros y trineos. También actuó como animal de carga en la Península durante la Edad del Bronce”, asegura Albizuri Canadell.

Algunos ejemplares arqueológicos de Norteamérica presentan patologías óseas que se relacionan con el arrastre de ‘travois’ (derecha). Existen además relatos de los primeros colonizadores sobre el uso del perro en estas tareas por parte poblaciones indias hasta el s. XIX de nuestra era, aunque hasta hace pocos años no se habían identificado en Europa.

“Fueron los ejemplares estudiados de Can Roqueta los que hicieron saltar la señal de alarma sobre la utilización de este animal para la carga ligera desde la antigüedad, y constituyen un caso excepcional en Europa”, asegura Albizuri Canadell.

Recientemente se han identificado también patologías similares en vértebras de perros siberianos del Paleolítico que llevan a pensar que una de las primeras tareas desde su temprana domesticación fue el tiro de trineos y 'travois', además de la caza.

Su papel como animal de transporte en las primeras migraciones y desplazamientos humanos por la Europa glacial pudo ser fundamental y mucho más importante de lo que hasta hace poco se creía.

El porqué de las ofrendas de animales

Hallazgos excepcionales, como los de la tumba 88 y 405 del yacimiento de Minferri (Lérida), ponen de manifiesto que durante la Edad del Bronce ya existían tratamientos funerarios bien diferenciados en las comunidades humanas.

“En las dos estructuras mencionadas se hallaron los restos de tres individuos junto a ofrendas de animales. En la tumba 88 había el cuerpo de un hombre anciano con los restos de una vaca entera y las patas de hasta siete cabras. También se hallaron los restos de una mujer joven con la ofrenda de una cabra entera, dos zorros y un cuerno de bovino”, relata Ariadna Nieto Espinet (izquierda), arqueóloga de la Universidad de Lérida y también coautora del estudio.

La estructura 405 puso al descubierto el cuerpo de un individuo, posiblemente una mujer, acompañada de dos bovinos y dos canidos enteros. “Todavía desconocemos el motivo por el que solo algunas pocas personas habrían tenido el derecho o el privilegio de enterrarse acompañadas de este tipo de ofrendas, a diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría de los enterramientos”, destaca la experta.

En Can Roqueta también se han observado claras diferencias en los depósitos de animales domésticos dentro de las tumbas de adultos, tanto de hombres como de mujeres, que incluso se reflejan en las tumbas infantiles. De esto se infiere la existencia de una herencia del estatus social desde el nacimiento.

“Es tentador pensar que si entendemos los animales domésticos como una parte muy importante de la economía agropastoral de la Edad del Bronce y de las pertenencias de algunas personas en vida, estos podrían ser un indicador de la riqueza del difunto o del de su clan o familia”, argumenta Nieto Espinet.

“Parece que especies como los bovinos y los cánidos, dos de los más presentes en las ofrendas funerarias, son los que jugarían un papel fundamental tanto en la economía y el trabajo como en el mundo simbólico, convirtiéndose en elementos de ostentación, prestigio y protección”, concluye.

Fuente: agenciasinc.es | 12 de febrero de 2019

Investigadores sevillanos hallan en Gibraltar la primera evidencia de una pisada neandertal

Imagen de la pisada milenaria en la duna de Levante de Gibraltar - ABC

Un equipo multidisciplinar de geólogos y paleontólogos de las Universidades de Huelva, Sevilla, Lisboa y Coimbra (Portugal), Toronto (Canadá), Atacama (Chile) y del Geological Survey of Japan han encontrado en una duna de Levante de Gibraltar la primera evidencia de una huella de «adolescente» neandertal de hace 29.000 años en la península ibérica. Se trata de una huella que sólo es comparable a la encontrada en la cueva Vartop (Rumanía) y certificada en 2004.

Huella neandertal encontrada en la Cueva Vartop (Rumanía)

El grupo de investigadores, dirigidos por el catedrático de la Universidad de Huelva Joaquín Rodríguez Vidal (izquierda), halló estos restos tras analizar el paleopaisaje de una duna —ubicada en la zona de Levante del Peñón— que fue utilizado hace años como recogedor de agua para la población gibraltareña. Además de esta pisada humana, que podría remontarse aproximadamente a unos 28.000 ó 29.000 años, han aparecido otras pertenecientes a la fauna que poblaba la zona, como cabras, linces, ciervos, leopardos e incluso elefantes. Los expertos descubrieron las huellas gracias a una antigua cantera de arena, hoy abandonada, que sufre frecuentes desplomes de sedimentos y deja al descubierto estas pisadas.

El artículo será publicado en la revista Quaternary Science Reviews, del máximo nivel dentro de las Ciencias del Cuaternario.

En el trabajo de investigación, el profesor del Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla y autor principal del artículo, Fernando Muñiz Guinea (derecha), así como otros colegas portugueses sometieron las muestras obtenidas a estudios de laboratorio y encontraron en los cortes restos de huellas de vertebrados. En uno de los análisis fue cuando reconocieron la pisada humana.

Para los investigadores clásicos, datar hace 28.000 ó 29.000 años la huella de un neandertal es objeto de polémica, puesto que en teoría la desaparición ocurrió hace 40.000 años. Sin embargo, «las evidencias sobre las que hemos trabajado en los registros de cuevas de Gibraltar demuestran una ocupación muy tardía de esta zona por humanos neandertales. Fue un refugio climático y de recursos alimenticios para estos últimos habitantes», aclara el experto.

«Llevamos casi treinta años trabajando en este proyecto, gracias a la financiación de los Gobiernos de España y Gibraltar. En 2006 este territorio se convirtió en un lugar paradigmático, ya que se encontraron evidencias de la de la presencia de los neandertales en Europa, pese a la resistencia de otros investigadores y expertos. Ya demostramos que los restos de industria Musteriense eran más tardíos que los aparecidos en otros lugares de Europa», subraya el co-director del proyecto, Joaquín Rodríguez Vidal.

Durante los últimos años se han dado varios descubrimientos únicos, como las primeras evidencias mundiales de grabados realizados por neandertales, encontrados, precisamente, en la Cueva de Gorham (izquierda), hoy Patrimonio de la Humanidad).

Fuente: abc.es | 13 de febrero de 2019

Encuentran restos de la batalla naval entre Roma y Cartago en 241 a.C.

El equipo de arqueólogos que investiga desde hace una década el lugar de la batalla naval entre Roma y Cartago, acaecida el 10 de marzo del año 241 a.C., presentó recientemente, según reporta LiveSciencie, interesantes conclusiones acerca de su desarrollo.

Los hallazgos realizados en el fondo marino junto a las islas Égadas cerca de Sicilia sugieren que Cartago reutilizaba naves romanas capturadas, y que sus tripulantes pudieron haber arrojado parte de la carga en un desesperado intento de escapar de la flota romana.

Uno de los cascos encontrados / Foto William Murray – RPM Nautical Foundation

Las naves cartaginesas transportaban suministros destinados a su ejército en Sicilia cuando fueron interceptadas por barcos de guerra romanos, trabándose en combate cuyo resultado fue tan desastroso para Cartago que tuvo que pedir la paz, poniendo fin a la Primera Guerra Púnica.

Las prospecciones submarinas han sacado a la luz numerosos objetos como cascos, cerámica y espolones metálicos, seis de ellos en la última campaña de 2018.

Espolón romano/ Foto William Murray – RPM Nautical Foundation

Sin embargo, lo que desconcierta a los arqueólogos es que, a pesar de que es sabido que Cartago perdió la batalla, la mayor parte de restos encontrados son romanos, cuando se supone que debió haber más victimas cartagineses. De los 19 espolones encontrados 11 son sin ninguna duda romanos, indica el profesor y miembro del equipo William Murray, de la Universidad del Sur de Florida.
Además, continúa, el diseño de muchos de los cascos es del tipo Montefortino, que era tan popular entre los soldados romanos que incluso decoraban los espolones con su imagen.

Una explicación para la ausencia de espolones cartagineses es que éstos podrían haber utilizado barcos romanos capturados en algún momento anterior. Según Murray, algunos años antes de la batalla los cartagineses habían capturado 93 barcos romanos en otro choque naval.

Foto William Murray – RPM Nautical Foundation

En cuanto a la presencia de tantos cascos tipo Montefortino, la explicación puede estar en que los cartagineses empleaban mercenarios de la Galia y de Iberia que los utilizaban por influencia romana.
En torno a los restos de las naves romanas los arqueólogos encontraron numerosas ánforas desperdigadas, como si hubieran ido siendo arrojadas por la borda, en lugar de hundirse juntas al tiempo que los barcos. Según Murray es posible que, en algún momento de la batalla, los cartagineses viéndose derrotados arrojasen los suministros para que no cayeran en manos romanas y, al mismo tiempo, aligerar sus naves para tratar de huir más rápidamente.

Los trabajos submarinos están a cargo de la Soprintendenza del Mare de Sicilia y de la Fundación Náutica RPM, que ya preparan la campaña de 2019.

Fuentes: labrujulaverde.com| RPM Nautical Foundation | Live Science | 11 de febrero de 2019