Grupos de neandertales habitaron Cova Eirós durante largos períodos de tiempo

Para el que todavía no conoce Cova Eirós, se trata del yacimiento arqueológico más importante de Galicia. Los hombres neandertales y después los humanos modernos dejaron en esta cueva de Triacastela numerosas rastros que permiten reconstruir sus respectivos modos de vida.

Ayer finalizó una de las campañas más productivas desde que esta cueva se empezó a excavar en el año 2008. Según indicó Ramón Fábregas (izquierda), el catedrático que lidera esta investigación, en esta campaña se logró excavar toda la extensión del nivel cuatro, que era la que concentraba una mayor densidad de restos. El resultado que se obtuvo fue que el nivel explorado se corresponde con un campamento residencial donde los neandertales pasaron largos períodos de tiempo.


Esto supone un tipo de ocupación que antes no estaba registrada en Cova Eirós, pues en el nivel tres trabajado en años anteriores la cueva presentaba asentamientos solamente temporales. «Los grupos de neandertales que se corresponden con el nivel 4, hace más de 45.000 años, sí que utilizaron Eirós como un campamento donde puede que estuvieran hasta meses explotando los recursos da su entorno», explicó el director de la excavación Arturo de Lombera.

Más de 2.500 piezas arqueológicas, que comprenden sobre todo restos líticos -herramientas- y huesos, aparecieron en esta campaña. La presencia de huesos quemados con marcas de corte y percusión sobre su superficie indican que cazaban animales para luego procesarlos dentro del yacimiento, tanto para su consumo como para el aprovechamiento de sus pieles.


Una de las piezas que se encontró recientemente fue una mandíbula de ciervo que, pese a que se halló muy fragmentada, los arqueólogos consiguieron reconstruir. «Al ser ocupaciones prolongadas, aprovechaban mucho la fauna, la cual está muy fragmentada. Esta mandíbula de ciervo presentaba cortes hechos con piedras sobre su superficie lo que indica que se rompían para aprovechar la médula».

Con motivo del cierre de esta campaña, el yacimiento acogió ayer la visita del rector de la USC, Antonio López (derecha). «La realidad supera lo que se esperaba encontrar en Cova Eirós, es espectacular. Es un proyecto muy interesante desde el punto de vista de investigación, es de un valor indudable para conocer una parte de nuestra prehistoria», sentenció el rector.

En el acto también se recordaron alguna de las características que hacen este yacimiento singular. Eirós es una de las pocas cavidades de toda la península que contiene restos de ocupación de dos especies distintas,: el Homo neanderthalensis y el Homo sapiens. En Eirós se registra su llegada al noroeste hace 38.000 años, hablando de un período de transición entre la extinción del neandertal y la llegada de la especie humana moderna. «Cova Eirós puede explicarnos los tiempos y las rutas por las que los primeros humanos modernos fueron avanzando a lo largo del territorio», explica el arqueólogo Arturo de Lombera (izquierda).

El segundo punto fuerte de Eirós es la existencia de pinturas paleolíticas encontradas en el año 2011. El interior de la cueva presenta varias pinturas rupestres que suponen las muestras pictóricas más antiguo de Galicia. «Es la única cavidad en Galicia que tiene pinturas de cazadores recolectores del paleolítico», explica Fábregas.

Durante la campaña, el trabajo realizado también permitió levantar la topografía tridimensional de la cavidad. Esto hizo posible identificar los puntos de contacto entre las galerías interiores y descubrir que tiene conexión con otra pequeña cavidad vecina llamada Cova das Cabras.


Otra de las iniciativas que se quiere poner en marcha es la creación de un campo de interpretación del yacimiento en la villa. «Este centro supone devolver estos materiales a Triacastela que es de donde salieron y poder explicar todos los descubrimentos para potenciar la riqueza patrimonial cultural y natural de esta zona», explica Arturo de Lombera. El arqueólogo también comentó que incluso una reconstrucción como la de Altamira para visitantes podría ser una opción para fomentar la divulgación cultural del yacimiento.

Fuente: lavozdegalicia.es | 28 de agosto de 2019

Arqueólogos encuentran al 'dominus' de la villa romana de Salar (Granada)

El 'dominus' de Salar, lanceando a un jabalí.


La villa romana de Salar está viviendo un verano de esplendor con la sucesión de descubrimientos durante la cuarta campaña de excavaciones. El último gran descubrimiento, quizás el más esperado, ha tenido lugar este misma mañana, cuando se ha desenterrado la parte del gran mosaico de cacería donde, por fin, aparece el rostro del dueño de la villa, el dominus, descabalgado y con una lanza apuntando a un jabalí y acompañado de un perro, según ha confirmado a este periódico el responsable de la excavación, Julio Román.

También se ha descubierto a un sirviente arrojando una piedra a un león, lo que en conjunto se une al hallazgo de la pasada excavación con un noble a caballo lanceando a un jabalí.
Pero ahora, por fin, ha aparecido el rostro del patricio romano dueño de la villa, que quiso aparecer como un héroe griego reflejando los valores que debía tener todo aristócrata, como valor y coraje.

Sirviente lanzando una piedra en el mosaico.

Este mosaico fue el suelo de la que sería pasillo del peristilo de esta lujosa casa de campo, y que sería la que repartiría el paso hacia las distintas estancias presentes en la casa.
De todas las catas en el terreno realizadas, destacan las de la gran casa central, la que estaría más cerca del arroyo de Salar y la que perteneció al dominus, el dueño y principal creador de la villa. Se cree que este terrateniente en la antigua Hispania romana fue quien mandó construir esta villa en las afueras del municipio de Salar.

Se han descubierto las que sería las termas privadas del dominus, y que estarían situadas en el complejo estructural número 3. Esta zona dispone de un mosaico en el suelo, aunque su estado de conservación sería peor al de otros encontrado en la villa.

Esta zona fue usada posteriormente para otros menesteres, según comenta el experto, y otras generaciones de pobladores de la zona se aprovecharon de ella para coger parte de su estructura y sus materiales y reutilizarlo para su vida cotidiana.

También se han encontrado lo que serían restos de capiteles, las partes superiores, y unas columnas muy altas, que conducirían el agua hasta la estancia.

Fuente: granadahoy.com | 28 de agosto de 2019

Descubren un cráneo del antepasado de ‘Lucy’ de 3,8 millones de años en Etiopía

El cráneo hallado junto al rostro que pudo tener. - CMNH / MattCrow

En el área de Woranso-Mille, situada en la región de Afar en Etiopía, a 550 km al noreste de la capital, Adís Abeba, y a 55 km al norte de Hadar (de donde proviene Lucy) se han descubierto desde 2004 unos 230 fósiles de homínidos. El paleoantropólogo etíope Yohannes Haile-Selassie, del Museo de Historia Natural de Cleveland y profesor de la Universidad Case Western Reserve (EE UU) es el principal impulsor de este trabajo, denominado proyecto WORMILL, que integra 85 yacimientos paleontológicos de vertebrados.

En un lugar remoto de esta zona, de la que no existían datos geológicos, se halló en 2016 un cráneo fósil identificado como MRD-VP-1/1. El primer fragmento –la mandíbula superior– fue encontrado por Ali Bereino (un trabajador local de Afar) el 10 de febrero de ese año en una localidad conocida como Miro Dora. Una investigación adicional del área propició la recuperación del resto del cráneo.
Para conocer la edad y el ambiente en el que vivió el homínido al que pertenecía esta calavera se realizaron dos campañas, una en 2017 y otra en 2018. Hoy, la revista Nature revela los resultados de esta investigación en dos estudios (aquí y aquí). uno sobre la descripción del fósil y otro sobre el contexto geológico y la edad del mismo. Los autores de ambos trabajos asignan el cráneo a Australopithecus anamensis, la especie de australopitecos más antigua conocida.

“El fósil representa el único cráneo conocido de la especie 'Australopithecus anamesis', por lo tanto permite caracterizar a esta especie mejor. La datación del fósil en 3,8 millones de años nos indica que Australopithecus afarensis convivió en el tiempo con el A. anamesis como mínimo durante 100.000 años. Por lo tanto el A. afarensis no es un descendiente directo del A. anamensis como se podría pensar”, explica a Sinc el geólogo Luis Gibert Beotas, investigador de la Universidad de Barcelona (UB) que participa en uno de los dos estudios y que se incorporó al proyecto WORMILL en el año 2010, cuando era investigador postdoctoral en el Berkeley Geochronology Center.

De esta forma, el hallazgo pone en duda las suposiciones sobre cómo evolucionaron estos antiguos parientes de los humanos y proporcionan nuevas ideas sobre los primeros australopitecos y sus orígenes. “Este nuevo fósil indica que el modo de evolución de los australopitecos fue por cladogénesis (división) y no por anagénesis (transformación lineal) como se pensaba anteriormente”, declara a Sinc Yohannes Haile-Selassie (derecha).

Stephanie Melillo (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania y coautora de ambos artículos, explica: “Solíamos pensar que el A. anamensis se convirtió gradualmente en A. afarensis con el tiempo. Todavía pensamos que estas dos especies tenían una relación ancestrodescendiente, pero este nuevo descubrimiento sugiere que las dos especies realmente vivían juntas. Cambia nuestra comprensión del proceso evolutivo y plantea nuevas preguntas: ¿Competían estos animales por comida o espacio?”.

Un nuevo rostro entre los homínidos

Hasta ahora, los especímenes más antiguos de este género extinto de homínidos, A. anamesis, –que datan de hace entre 4,2 y 3,9 millones de años–, era conocidos principalmente por fósiles de mandíbulas y dientes, mientras que las especies más jóvenes, A. afarensis, –de hace 3,5 y 2 millones de años– estaban representadas por múltiples calaveras.

Australopithecus anamesis es el miembro más antiguo del género australopitecos. Las similitudes de la dentición del cráneo fósil encontrado con restos previos ya conocidos han permitido identificarlo como miembro de esta especie.

Además, gracias a que los restos cráneofaciales están casi completos se han podido identificar características que no habían sido observadas anteriormente en esta especie. Algunas eran compartidas con la especie descendiente A. afarensis, mientras que otras eran más propias de grupos ancestrales más primitivos como el Ardipithecus ramidus y el Sahelantropus tchadensis.
“MRD tiene una mezcla de rasgos faciales y craneales primitivos y derivados que no se esperaba ver en un solo individuo”, argumenta Haile-Selassie.

“Es bueno poder finalmente ponerle cara al nombre”, apunta Melillo. “Hasta ahora, teníamos una gran brecha entre los ancestros humanos más antiguos conocidos, de alrededor de seis millones de años y especies como Lucy, que tienen de dos a tres millones de años. Uno de los aspectos más emocionantes de este descubrimiento es cómo se une el espacio morfológico entre estos dos grupos”, enfatiza.


Hacer frente a la lluvia y a la orografía etíope

Durante la primera campaña para saber más acerca del cráneo, los investigadores tuvieron que hacer frente a una lluvia intensa que dificultó el acceso al yacimiento. Desde el campamento tenían que acceder al lugar cruzando el río Mille, que con la lluvia se complicó, ya que pasó de tener una anchura de 20 metros a más de 100 metros.

“En ese momento participamos cuatro geólogos con especialidades distintas. Mi trabajo consistió en situar en un contexto estratigráfico y sedimentológico el fósil y recoger muestras para hacer dataciones por paleomagnetismo”, dice Gibert Beotas.

Durante una segunda campaña en 2018, pudieron trabajar más intensamente durante 17 días, por lo que se recogieron multitud de muestras para estudios diversos y se completó el estudio estratigráfico y el muestreo paleomagnético. “En este caso, mi aportación consistió en contribuir a acotar la edad utilizando paleomagnetismo y a describir el contexto sedimentario donde apareció el fósil”, añade el geólogo de la UB.

Según Haile-Selassie, a pesar de su pequeño tamaño, “el cráneo pertenece a un macho adulto, basándose en los caracteres craneales y el tamaño de su canino. Todavía desconocemos cuál era su dieta, por lo que necesitamos hacer más análisis”.


Yohannes Haile-Selassie con el cráneo MRD / Museo de Historia Natural de Cleveland

Un hábitat rodeado por volcanes activos

Actualmente la región de Afar es una zona semidesértica, atravesada por varios ríos junto a los cuales hay mucha vida. Es una zona situada en la parte norte del Rift Valley africano, cerca de un punto triple donde se separan tres placas tectónicas. Como consecuencia de esto, la actividad geológica es elevada y hay mucho vulcanismo activo.

“Hace 3,8 millones de años, la situación tectónica pudo ser similar. Destaca la presencia de grandes erupciones volcánicas con la acumulación de varios niveles de cenizas volcánicas, alguno de ellos de más de dos metros de espesor. También destacan las diferentes coladas de basalto que fluían siguiendo la pendiente hacia el interior de valles y lagos”, argumenta el geólogo español.
Estas erupciones tenían la capacidad de modificar el paisaje, obstruir cauces de ríos y generar lagos efímeros, así como de destruir lagos someros al rellenarlos con piroclastos o coladas de basalto. “Sin duda esta actividad volcánica debió afectar a la fauna y flora que vivía en este entorno”, señala Gibert Beotas.

La gran actividad tectónica tenía la capacidad de generar nuevas zonas subsidentes que acomodaban nuevos lagos a medida que otros se rellenaban de sedimentos. También favoreció la presencia de lagos que perduraron más a lo largo tiempo en zonas situadas hacia el centro de la depresión de Afar.
Por otro lado, el contexto climático del Plioceno medio era algo diferente al actual. El clima en general era más cálido con alternancias de periodos húmedos y áridos. Los primeros favorecieron la expansión de lagos en el este de África.

“El yacimiento se encuentra en lo que fue un pequeño delta de un río parecido al actual río Mille, que también procedía del altiplano etíope, pero que desembocaba en un lago de unos cinco a ocho metros de profundidad, con una cierta salinidad. Los restos de polen y biomarcadores nos indican que la vegetación era variada en función de la proximidad al lago o al río”, asegura el experto. “También existirían hábitats abiertos lejos de los árboles”, continúa el paleoantropólogo etíope.

Vista lateral del cráneo / Museo de Historia Natural de Clevenland

Junto al cráneo aparecieron más de 20 especies de fauna de vertebrados que vivieron en ese mismo momento. También se ha recuperado polen, diatomeas (un grupo de algas) y biomarcadores que aportan más información sobre el ambiente en que vivió este homínido. “No se ha realizado ninguna excavación en el lugar, quizás en el futuro se realice y aparezcan más restos de este individuo”, predice Gibert Beotas.

En un artículo adjunto de News & Views de la misma revista, el profesor de Anatomía Evolutiva en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, Fred Spoor, que no participa en el estudio, enfatiza: “Parece que este cráneo se convertirá en otro célebre icono de la evolución humana. Afectará sustancialmente a nuestro pensamiento sobre el árbol genealógico evolutivo de los primeros homínidos”.

Gibert Beotas concluye: “Una vez más lo que muestra este descubrimiento es que la evolución humana fue un proceso complejo, no lineal. Hace años los arboles evolutivos eran muy simples, una especia antigua era sustituida por otra más moderna. A medida que tenemos más fósiles y dataciones más precisas el árbol evolutivo se ramifica y complica”.

Referencias bibliográficas:
Yohannes Haile-Selassie et al. "A 3.8-million-year-old hominincranium from Woranso-Mille, Ethiopia" Nature, 28 de agosto Doi 10.1038/s41586-019-1513-8
Beverly Z. Saylor et al. “Age and context of mid-Pliocene hominin cranium from Woranso-Mille,...”. Nature, 28 de agosto. Doi 10.1038/s41586-019-1514-7
Fuente: agenciasinc.es | 28 de agosto de 2019

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El cráneo que ha puesto cara al 'Australopithecus anamensis'


En 2016, un pastor de la tribu Afar llamado Ali Bereino encontró un hueso fosilizado en la región de Woranso-Mille, en Etiopía. Se lo enseñó al paleontólogo Yohannes Haile-Selassie, que estaba en plena campaña de excavación en el país africano. Es frecuente que los habitantes de la zona lleven a los científicos que trabajan en los yacimientos restos humanos que creen que pueden ser interesantes para que los analicen. En cuanto lo vio, Haile-Selassie le pidió que le enseñara el lugar exacto donde lo había recogido. Y fue allí donde descubrió el cráneo casi completo de un individuo que ha resultado ser un Australopithecus anamensis que vivió hace 3,8 millones de años.

Para el paleontólogo etíope Yohannes Haile-Selassie, el hallazgo fue un momento eureka y un sueño hecho realidad: "No podía creer lo que veían mis ojos", ha declarado el investigador del Museo de de Historia Nacional de Cleveland (EEUU). Y es que no todos los días uno se topa con un cráneo casi completo de un antepasado humano tan primitivo y del que se sabe tan poco como Australopithecus anamensis, la especie más antigua del género extinto Australopithecus.

Los científicos creen que muy probablemente alguna de las especies del género Australopithecus dio origen al género Homo, al que pertenecemos nosotros, aunque no descartan que la aparición de fósiles depare sorpresas.

Hasta ahora sólo se habían hallado algunos restos dentales y trozos de mandíbula de hace entre 4,2 y 3,9 millones de años que habían permitido describir a la especie A. anamensis pero que resultaban insuficientes para ponerle cara. Un rostro que ahora sí ha podido ser reconstruido gracias a este cráneo -denominado oficialmente MRD-VP-1/1- y que sus descubridores presentan esta semana en dos artículos publicados en la revista Nature.

El cráneo fosilizado. DALE OMORI / MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE CLEVELAND

Los individuos del género Australopithecus medían menos de metro y medio (entre 1,2 y 1,4 metros aproximadamente), eran delgados y el tamaño de su cerebro era comparable al de un chimpancé (un tercio del de los humanos más o menos) pero tenían ya una característica muy importante para entender el complejo proceso de la evolución humana: caminaban erguidos.

Debido a su antigüedad, en torno a los cuatro millones de años, los fósiles de este género no abundan aunque los huesos descubiertos han ido permitiendo identificar varias especies de australopitecos. La más emblemática es Australopithecus afarensis, a la que pertenece la famosa Lucy, una homínida de 1,20 metros de altura cuyo esqueleto parcial fue descubierto en Etiopía en 1974. Lucy vivió hace unos 3,2 millones de años y fue bautizada con ese nombre porque la canción Lucy in the sky with diamonds de Los Beatles sonaba en el campamento donde trabajaba el equipo que la descubrió, liderado por el paleontólogo Donald Johanson.


Probable aspecto de 'A. Anamensis'MATT CROW / JOHN GURCHE / SUSAN Y GEORGE KLEIN

UN VARÓN ADULTO

En el territorio que hoy es Etiopía vivieron algunos de nuestros antepasados más antiguos por lo que este país es una mina de información para los paleontólogos. La Australopithecus afarensis Lucy fue descubierta en Hadar, a unos 55 kilómetros de distancia de la zona de Woranso-Mille en la que ha aparecido ahora el cráneo de este Australopithecus anamensis, que creen que era un varón adulto.

José María Bermúdez de Castro (izquierda), codirector de los yacimientos de Atapuerca y sin vinculación con este hallazgo, considera que gracias a este cráneo sabremos más sobre un periodo un tanto oscuro de la evolución humana, sobre el que hay muchas más hipótesis que fósiles: "Estamos hablando de una época (Plioceno) que debió tener una gran diversidad de homininos, de los que se han encontrado muy pocos fósiles. Cualquier hallazgo nos va desvelando el posible aspecto de nuestro antepasado común con la genealogía de los chimpancés", dice el paleontólogo, al que le parece acertada la clasificación del fósil: "El aspecto del cráneo es muy arcaico, pero parece más evolucionado que el de Ardipithecus ramidus y parece en la línea de los australopitecos. Pero, al mismo tiempo, su aspecto es ciertamente más arcaico que el de Australopithecus afarensis. Otro acierto de este trabajo", resume a través de un correo electrónico.

CONVIVIÓ CON LA ESPECIE DE LUCY

Una de las principales conclusiones que aporta el estudio de este cráneo de 3,8 millones de años de antigüedad es que las especies Australopithecus anamensis y Australopithecus afarensis tuvieron que convivir al menos durante 100.000 años. Que fueran contemporáneas descartaría las teorías que sostenían que A. afarensis habría surgido tras la desaparición de A. amanensis.
"Si la cronología del cráneo MRD-VP-1/1 es correcta, la evolución de este género no fue una simple secuencia de especies (evolución anagenética), una detrás de la otra, sino un abanico de ellas surgidas de un ancestro común, como sugieren los autores del trabajo. El género Australopithecus tendría así una cierta diversidad, con varias especies coexistiendo en el Plioceno y más tarde en el Pleistoceno Inferior", sostiene Bermúdez de Castro.

Desde que comenzó a excavar en Woranso-Mille en 2004, Yohannes Haile-Selassie y su equipo han sacado a la luz alrededor de 230 fósiles de homínidos, muchos de los cuales están pendientes de analizar y publicar. Según explica el geólogo de la Universidad de Barcelona (UB) Luis Gibert, coautor del artículo que contextualiza el hallazgo del cráneo, el yacimiento se encuentra en una zona remota y semidesértica de la región de Afar, en la parte norte del Valle del Rift africano. Para acceder a ella hay que cruzar el río Mille.

Los científicos cruzando el río Mille para acceder al lugar donde se encontró el fósil. U.B

Desde 2012 Gibert viaja cada año a Etiopía aunque, según recuerda en conversación telefónica desde California, el año pasado las abundantes lluvias durante la pasada campaña sólo les permitieron acceder durante tres días a la zona en la que había aparecido el cráneo y restos de decenas de especies animales. "El río creció mucho y tuvimos que trabajar la mayor parte del tiempo en una zona en el margen sur del río", explica este científico, encargado de reconstruir el ambiente en el que vivió este individuo hace 3,8 millones de años.

"Sabemos que existía un lago permanente con cierta salinidad y una profundidad de entre cinco y ocho metros que iba variando en función de las lluvias. A ese lago llegaba un río que bajaba del altiplano etíope y que debía ser muy parecido al río Mille actual", relata. Por lo que respecta a la vegetación, el entorno del lago tenía los típicos árboles que crecen junto a los ríos pero "en cuanto salías de esa zona, el entorno era más bien seco, dominado por arbustos y hierbas; no había bosques".

ERUPCIONES VOLCÁNICAS

Era también una zona con mucha actividad volcánica: "Había muchas erupciones espectaculares que generaban niveles de entre uno y tres metros de cenizas. Hemos encontrado muchas, lo que nos facilita el trabajo de datación pero debió afectar mucho a la vida de estos homínidos y de la fauna que vivía allí", añade.
Aunque la dieta que seguían los australopitecos que vivían en este enclave etíope es poco conocida, este lugar era rico en biodiversidad y su variada vegetación les habría suministrado frutos variados. Para profundizar en su alimentación, añade Gibert, habrá que esperar a que se estudie la composición isotópica del esmalte de los dientes, que todavía está pendiente.

El pastor Ali Bereino descubrió un maxilar que fue clave para encontrar el cráneo. Y. HAILE-SELASSIE

En un artículo en el que comenta la importancia del hallazgo y que acompaña los dos estudios publicados en Nature, el paleontólogo Fred Spoor, del Instituto Max Planck, opina que este fósil va camino de convertirse "en otro celebrado icono de la evolución humana".

Bermúdez de Castro coincide en que "será muy conocido y nombrado, sin duda, porque es un hallazgo excepcional", pero ve difícil que su fama pueda superar a la de Lucy. Esta homínida "se ha convertido en un verdadero mito, aunque su aportación científica pueda ser similar a la del cráneo MRD-VP-1/1 y otros ejemplares de otras especies arcaicas", reflexiona. Y es que, además de su importancia científica, añade, "Lucy aportó un aspecto emocional increíble".

Fuente: elmundo.es | 28 de agosto de 2019

Hallan moldes de madera de hace 60.000 años en el Abric Romaní (Capellades, Barcelona)

Al lado del punto verde se observa la huella de los restos de madera, uno de los casos registrados este verano en el Abric Romaní, con una antigüedad de 60.000 años / Palmira Saladié | IPHES

Desde el pasado 5 de agosto y hasta este miércoles, día 28, se desarrolla en el yacimiento Abric Romaní, en Capellades (Barcelona), la campaña de excavación arqueológica anual. Un grupo de 35 personas ha colaborado en las tareas de excavación bajo la coordinación de M. Gema Chacón, Josep Vallverdú y Palmira Saladié, los tres investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).

Abric Romaní es un importante yacimiento con vestigios arqueológicos testigos de la vida neandertal, donde hasta el momento se han excavado completamente 16 niveles arqueológicos en una extensión de 300 m2. Se han documentado distintos tipos de ocupaciones que indican que se trataba de sociedades cazadoras y recolectoras altamente móviles, y con estructuras sociales complejas en las que el reparto de los alimentos era clave.

La base de la caza eran los animales ungulados como los ciervos, los caballos, uros, y rinocerontes. Las herramientas eran elaboradas principalmente con sílex y caliza, y probablemente con madera.
Este año se han cumplido 110 años desde el descubrimiento de la presencia de restos prehistóricos en este yacimiento y 36 desde que se reanudaron los trabajos programados en campaña anual. En esta ocasión los trabajos se han centrado en destapar el nivel R, de 60.000 años de antigüedad. Aunque se trabaja en el techo del nivel, y todavía no se pueden valorar con profundidad los restos de fauna y las herramientas de piedra que se ha encontrado, sí se han podido documentar abundantes negativos de madera o moldes.


Excavaciones en el Abric Romaní de Capellades.

En Abric Romaní se conservan las huellas de algunos vegetales, entre ellos la madera, mediante la precipitación de carbonatos sobre los mismos. Una vez desintegrado el contenido vegetal, se conserva su huella en forma de negativo. En este nivel destaca el volumen de restos de este tipo que se están encontrado.

Si se confirma la presencia de algún tipo de herramienta entre el conjunto excavado, se podrá profundizar en el estudio de la explotación de la producción de herramientas de madera durante el Paleolítico medio, un hecho extraordinario dado el carácter perecedero de la madera.
Futuras excavaciones, como la que continuará el próximo año al mismo nivel I, permitirán también el análisis del resto de materiales, entre ellos, los hogares conservados en la superficie del abrigo, lo que permitirá profundizar en el conocimiento del estilo de vida neandertal.

Fuente: agenciasinc.es | 26 de agosto de 2019

Vera se convierte en la primera niña neandertal de Ojo Guareña (Burgos)

Ha finalizado la cuarta campaña de excavación en la cueva de Prado Varga, situada en el complejo kárstico de Ojo Guareña (Burgos), que se inició el pasado 1 de agosto con un equipo de quince investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), la Universidad de Burgos (UBU) y el Museo de la Evolución Humana (MEH) que ha recuperado 2.000 restos del Pleistoceno Superior.

La gran sorpresa de la campaña se produjo el 7 de agosto con el hallazgo de un diente de leche humano perteneciente a la especie Homo neanderthalensis. El diente, bautizado con el nombre de Vera, en honor a la nieta de Beni el dueño del prado donde se encuentra el yacimiento, se corresponde con un molar deciduo inferior que se le cayó a un niño o una niña de unos 8 años. Este diente es el primer resto de esta especie localizado en Ojo Guareña y verifica la ocupación de este territorio desde hace al menos 45.000 años.

Entre los huesos y dientes recuperados en el nivel 4 de este yacimientoen se han identificado restos de ciervo (Cervus elaphus), rebeco (Rupicapra rupicabra), corzo (Capreolus capreolus) caballo (Equus ferus), tejón (Meles meles), conejo (Oryctolagus sp.), oso (Ursus spelaeus), bisonte (Bos bison) y zorro (Vulpes vulpes) entre otros.

Los huesos aparecen muy fragmentados destacando la presencia de radios, húmeros, metatarsos y tibias, porque los grupos neandertales transportaron al interior de la cavidad las extremidades de los animales que cazaron para aprovechar su carne y fracturar las cañas de los huesos largos a fin de obtener y consumir su médula. Del resto del esqueleto se han descubierto varias vértebras, un par de fragmentos de cráneos, costillas, así como la roseta de un asta de ciervo y una cuerna de cabra.

Raedera de sílex.

Por lo que a las herramientas de piedra se refiere, se han encontrado medio millar de piezas destacando varias puntas, raederas, denticulados y muescas, realizadas tanto en sílex como en cuarcita recogidas en los alrededores de la cavidad. Una de las características de este yacimiento es la presencia destacada de retocadores de hueso. Estos instrumentos son fragmentos de huesos de las extremidades de animales, de unos 10 cm de longitud media, que fueron utilizados para golpear los bordes de las lascas y modificar sus filos tanto para reavivarlos, como para configurar herramientas.

Los neandertales se caracterizaron por ser la especie que generalizó el uso del fuego para cocinar, calentarse, tratar materiales como la madera y alargar sus días. En Prado Vargas una parte importante del material aparece quemado a lo que hay que unir el descubrimiento en esta campaña de los restos de la primera estructura de combustión. Se trata de un hogar de 25 cm de diámetro que evidencia el control del fuego por parte de los neandertales que ocuparon esta cueva hace más de 45.000 años.

Excavación en la cueva Prado Varga

Más que un proyecto de Investigación

Prado Vargas se localiza en el desfiladero configurado por el río Trema a su paso por Cornejo, localidad perteneciente al Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva, en el norte de la provincia de Burgos. La historia de sus hallazgos arrancó en 1968 con el descubrimiento de un cráneo de oso de las cavernas (Ursus spelaeus). Este descubrimiento motivó que el científico Trino Torres llevara a cabo en 1986 una campaña de excavación donde ya verificó la existencia de una ocupación neandertal en esta cueva.

Desde 2016 un joven equipo codirigido por Marta Navazo Ruiz (UBU), Rodrigo Alonso Alcalde (MEH) y Alfonso Benito Calvo (CENIEH) ha retomado las excavaciones ampliándolas hasta más de 40 m2, lo que ha permitido recuperar más de 4.000 restos entre huesos, dientes, carbones y herramientas de piedra del mencionado nivel 4, gracias a la financiación de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León y la colaboración del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva.
Una de las señas de identidad que ha marcado las excavaciones es la importancia que Navazo, Alonso y Benito han otorgado a la divulgación de los resultados de sus investigaciones entre los habitantes de la zona. Desde 2016 se han organizado una serie de conferencias, talleres y jornadas de puertas abiertas, en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, la Casa de Parque del Monumento Natural de Ojo Guareña, el Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y las asociaciones la Escuela de Cornejo y Nabo-Qui de Quisiedo, que han permitido que todos los interesados pueda conoccer de primera mano los avances producidos en el yacimiento.

Lavado de sedimentos.

Junto a estas acciones, este año se ha desarrollado un programa de voluntariado ambiental que ha consistido en lavar y cribar las casi dos toneladas de sedimento provenientes de los trabajos de excavación. Este programa, desarrollado en colaboración con la Casa del Parque de Ojo Guareña y la empresa Ráspano Ecoturismo, ha dado la oportunidad de colaborar con el proyecto a más de 70 niños y adultos de la zona, los cuales han recuperado de los sedimento restos de roedores, topillos, conejos y murciélagos que entraron en la cavidad ocupada por los neandertales. El estudio de estos fósiles, junto a otros análisis de polen, permitirá en un futuro inmediato conocer que clima y paisaje existía cuando Vera y su grupo se establecieron en la Cueva de Prado Vargas.

Fuente: cenieh.es | ubu.es | 20 de agosto de 2019

Fallece Santiago Palomero, arqueólogo y director del Museo Sefardí de Toledo

(Foto Ví­ctor Ballesteros-La Tribuna de Toledo 23-03-2014 y 19-08-2019)

El que fue director del Museo Sefardí la última década y subdirector general de Museos Estatales en 2007, el historiador, arqueólogo y gestor cultural Santiago Palomero ha fallecido en Madrid a los 62 años. Tras conocer la muerte de Palomero, el ministro de Cultura y Deporte en funciones, José Guirao, ha destacado su altura humana y profesional.

​"España y su Cultura", ha dicho el ministro, pierden "a una auténtica referencia para el Museo Sefardí, a uno de sus mejores museólogos y a una de las personas más admiradas y queridas en el ámbito del patrimonio cultural".

Santiago Palomero, Licenciado en Historia y Doctor en Prehistoria y Arqueología por la Universidad Autónoma de Madrid, desarrolló su carrera profesional, su talento y su pasión en los Museos Estatales. Miembro del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, en 1985 ingresó en el Museo Sefardí de Toledo donde se especializó en el conocimiento y divulgación de la cultura judía como parte de la identidad histórica de España y de la ciudad de Toledo. "Se comprometió con la idea de Museo comunitario, abierto e inclusivo, cuya principal función es la justicia social", ha añadido Guirao.

En el año 2007, nombrado Subdirector General de Museos Estatales del Ministerio de Cultura, impulsó numerosos proyectos de gran importancia para el sector de los Museos en España como la creación en 2008 del Laboratorio Permanente de Público de Museos, un hito para los estudios de público y un instrumento fundamental para la mejora de la gestión; y el desarrollo en 2009 de la Red de Museos de España, plataforma de cooperación entre las Administraciones en materia museística.

Su actividad también fue muy intensa en el ámbito internacional y destaca su participación en la Declaración de San Salvador de Bahía en el 2007, una referencia mundial en materia de patrimonio histórico y el germen de la creación de Ibermuseos, programa intergubernamental dedicado al fortalecimiento de los museos iberoamericanos.

En el año 2010 volvió al Museo Sefardí, ahora ya como director, e impulsó la modernización e internacionalización del centro, situándolo como uno de los Museos Estatales más visitados en toda España.

Humanista y poeta militante, Palomero  acompañó su labor profesional con una fecunda reflexión intelectual. Sus diversas publicaciones, sus colaboraciones en medios de comunicación, cursos y programas de estudios, así como su contribución al debate académico le sitúan como uno de los autores clave para entender la museología en nuestro país.