Primitiva Bueno: "Nos convence la idea de que las grafías prehistóricas eran un sistema de comunicación"

El dolmen de Azután (Toledo). FOTO: www.arqueologiaprehistorica.es

Un equipo de la Universidad de Alcalá ha descubierto pigmentos de hace 6.000 años que ponen a España en el mapa del megalitismo decorado que hasta ahora lideraba la Bretaña francesa

Se llama Primitiva Bueno-Ramírez, es catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá y miembro del Grupo de Investigación sobre Grafías Prehistóricas de la Península Ibérica. Mimi, así la conocen todos, excavó el primer monumento megalítico conocido en Castilla-La Mancha junto a su equipo. Fue el de Azután (Toledo), declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica, en el que se aprecian decoraciones grabadas y pintadas. Como el descubierto en Navalcán, que permanece sumergido en un embalse.

Son solo dos ejemplos de las investigaciones en torno a las imágenes que han formado parte de la vida de los grupos humanos del Paleolítico en adelante y que tienen relación con el fenómeno que en Europa conocemos como megalitismo, es decir, grandes construcciones a base de piedras.
“Las áreas interiores tienen mala fama. Se dice que no había nada, que hacía mucho frío”. La científica lo desmiente. “Precisamente las llanuras interiores eran las mejores para gente que vivía de la agricultura y la ganadería. Hemos realizado trabajos intensivos para demostrar la importancia del interior”.
Dolmen de Azután, en la provincia de Toledo FOTO: TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA.

Tanto es así que la Real Fundación Toledo le dio un premio por el trabajo sobre la necrópolis del Valle de las Higueras, en el toledano municipio de Huecas. Eso fue en el año 2006 cuando el equipo de investigación formado por Primitiva Bueno, Rosa Barroso y Rodrigo de Balbín recibía el Premio Especial por sus trabajos arqueológicos en el valle de Huecas.

En Huecas, un conjunto de sepulturas del III Milenio a.C. verifica la existencia de pobladores desde hace 5.000 años. “Descubrimos sepulturas, los llamados hipogeos, que están excavadas en las rocas. Gracias a eso se ha descubierto una gran área de hipogeos en el interior de la Península Ibérica”.

Yacimiento arqueológico 'Valle de las Higueras', en la provincia de Toledo. Foto:Hueca.es

Pigmentos de 6.000 años que ponen a España en el mapa del megalitismo

Tanto el dolmen de Azután como el de Navalcán, en la provincia de Toledo, corresponden a la misma cronología que el dolmen de Soto, en Huelva. Allí, varios investigadores de la Universidad de Alcalá, entre los que se encuentra Mimi Bueno, han descubierto restos de pigmentos del IV milenio a.C.
El monumento data de hace unos 6.000 años y según explica la investigadora “el sitio es espectacular. Un gran túmulo o especie de montañita artificial de 60 metros de diámetro que tiene una galería interior o monumento de grandes piedras con forma rectangular y alargada”. El acceso hay que hacerlo agachado en un primer tramo hasta llegar a la cámara funeraria. “En todo ese recorrido encontramos grabados y pinturas que son un descubrimiento de nuestro equipo y no se conocían en absoluto”.

El hallazgo da al traste con la idea generalizada hasta ahora de que los megalitos más espectaculares y con más decoración se encuentran en la Bretaña francesa. “Lo que se pone de manifiesto en el dolmen de Soto es que eso no es así, ambos tipos de construcciones y su decoración fueron simultáneas en Francia y en el sur de España”, explica.

“Estamos seguros de que ambas poblaciones tenían relación por la existencia de unas piedras de color verde (variscitas) que se exportaron, entre comillas, desde Huelva a la zona francesa porque han aparecido allí”. En todo caso, dicen, será difícil saber cuál de las construcciones -las francesas o las españolas- se hicieron antes. “No es fácil, pero lo que sí lo es, es afirmar que la Bretaña no estaba sola, no era el único lugar de Europa con monumentos muy grandes y decorados”.

Interior del dolmen de Soto, en Huelva FOTO: DOLMENDESOTO.ORG / AYUNTAMIENTO DE TRIGUEROS

“La muerte era casi un argumento político” en la Prehistoria

Los dólmenes o túmulos de los que hablamos son funerarios, pero no todos son iguales. “Tradicionalmente se dice que los monumentos cubiertos son funerarios y los que no lo están (los del tipo Stonehenge, los crómlechs) no lo eran. Bueno, no parece que esté tan claro”.

En todo caso, los monumentos funerarios son una constante en la historia humana y también más antiguos que las pirámides. “Es curioso que la mayor parte de los indicios que tenemos de las grandes obras antiguas de la Humanidad son funerarios. Parece que la muerte es casi un argumento político en el sentido en que la entendían los antiguos griegos: la política es hacer sociedad, cultura…y ponerse de acuerdo".

De hecho, opina, "Para construir un sitio como el dolmen de Soto, mucha gente tuvo que ponerse de acuerdo porque los soportes pesan toneladas, pero luego iban y enterraban solo a ocho. Es un acuerdo para crear un monumento que perviva, para guardar a sus muertos”.

El interés por aquellas construcciones contrasta con las que utilizaban en su día a día. “Vivían en cabañas mucho más endebles quizá con base de piedra, pero hechas de adobe. Es decir, no se preocuparon tanto de que sobrevivieran sus casas como del lugar de sus muertos. Parece que es la manera de justificar la posesión de un territorio por parte de un grupo concreto”.

Primitiva Bueno y Rodrigo de Balbín ante el dolmen de Dombate (La Coruña)

¿Se han conservado en su estructura original pese al paso de los siglos?, preguntamos. “La península ibérica es uno de los lugares que tiene más arqueología prehistórica conservada. Todavía hoy encontramos, día sí y día no, sitios sin tocar. Tenemos una arqueología única en ese sentido”.
Este tipo de monumentos también nos dicen mucho de las técnicas constructivas o artísticas de aquella época. “Muchos piensan que no sabrían hacer nada, pero trabajaban de maravilla porque era su especialidad. Una de ellas era mover piedras. En el dolmen de Soto hablamos de algunas con toneladas de peso. Está tan bien pensada que ha llegado a nuestros días”.

Piedras aisladas o menhires, dólmenes o estructuras cubiertas, crómlechs o piedras reunidas en una especie de semicírculo (Stonehenge, en Inglaterra) o alineamientos de menhires, como los de Carnac en Bretaña: los hay de muchos tipos y todavía queda margen para la sorpresa. “Estoy convencida. Trabajamos en detección de este tipo de monumentos antiguos y hay muchas posibilidades, sobre todo en determinados paisajes de la zona mediterránea, que además tienen materias primas muy propicias como el granito”, dice la científica.

Las grafías prehistóricas que estudian los científicos de la Universidad de Alcalá aluden a toda una serie de imágenes pintadas, grabadas y a veces esculpidas por los grupos humanos a lo largo de toda la Prehistoria.

Grabados en el dolmen de Soto (Huelva).

“Sabemos que existen desde hace miles de años y las tenemos muy documentadas. Por ejemplo, la fecha más aceptada para el Arte Paleolítico son 40.000 años, pero ahora sabemos que va mucho más atrás, tenemos constancia de ejemplos de más de 65.000 años”, explica la catedrática.
Son pistas importantes para saber cómo funcionaban los antiguos pobladores de la península ibérica. “A nosotros nos convence la idea de que es un sistema de comunicación que quedó fijo en unos soportes de piedra que se han conservado, aunque seguro que los hubo en otros soportes orgánicos. Estos mensajes se repiten y eso sugiere algún tipo de código”, abunda.

“A muchos políticos no les parece creíble, pero la arqueología le interesa a mucha gente”

Otro de los trabajos de Mimi Bueno está en la excavación del dolmen del Portillo de las Cortes, en Aguilar de Anguita (Guadalajara). Se trata de un proyecto “a largo plazo” del equipo del Área de Prehistoria de la Universidad de Alcalá. Es el único monumento megalítico conocido en esta provincia y los expertos estiman que pudo ser construido en el IV milenio o el V milenio a.C.

Objetos encontrados en el dolmen de Portillo de las Cortes. Aguilar de Anguita (Guadalajara). FUENTE: BOLETÍN DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL.

Su estructura incluye una cámara funeraria y un largo corredor que ya fueron excavados a comienzos del siglo XX por el marqués de Cerralbo y cuyos materiales fueron depositados en el Museo Arqueológico Nacional. Ese fue solo el comienzo. Los investigadores han centrado los últimos trabajos en analizar las materias primas con las que fueron elaborados los objetos depositados junto a los muertos.
A Mimi Bueno los investigadores de la empresa Cota 667 le han consultado sobre otro de los grandes enigmas de los últimos meses, tras el descubrimiento del que se conoce como el Crómlech de Totanés (Toledo) del que se ha dicho ...

Imagen del que podría ser un crómlech en Totanés (Toledo)
Imagen del que podría ser un crómlech en Totanés (Toledo) FOTO: COTA 667.

“La única manera será excavar, ver las fosas y si hay material”, dice la catedrática, quien lamenta que en España haya “lugares donde a la arqueología no se le da la importancia y el valor que tiene. En las zonas interiores es un elemento fundamental para sostener un turismo de interior que no es el sol y playa. Puede tener nichos dignos, porque tenemos unos yacimientos fantásticos y, aunque a algunos políticos no les parezca creíble, le interesa a mucha gente”.

Pone como ejemplo a la desconocida Cueva de los Casares, en Guadalajara. “Las cosas hechas dignamente tienen salida. Estamos en un país en el que la gente tiene cada vez más cultura y que estas cosas le interesan. Hay una demanda clarísima, pero queda mucho camino por recorrer”.

Fuente: eldiario.es | 28 de agosto de 2019

Entrevista a María Martinón-Torres: «Confío en nuestra especie»

María Martinón-Torres, la única persona en España reconocida por la institución más antigua del mundo dedicada a la antropología por la trascendencia de sus estudios

Hace unos años planteó una hipótesis al margen del modelo clásico de la evolución humana al considerar que los primeros europeos tuvieron su origen en Asia y no en África. María Martinón-Torres (Orense, 1974) rompió todos los esquemas. Hoy es noticia porque el Royal Anthropological Institute de Gran Bretaña e Irlanda (RAI) le ha concedido la Medalla Rivers Memorial por el «impacto crucial» de sus investigaciones. Al frente del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), asegura sentirse «muy honrada»
.
- Después de todo lo que ha estudiado sobre la evolución del hombre, ¿qué ha sido lo más revelador?
- Que Asia tenía mucho que contar sobre la evolución humana. Parece que siempre ha tenido un papel secundario y ahora vemos que proporciona evidencias clave para reconstruir la historia principal. Hemos propuesto que los primeros europeos son probablemente descendientes de una población asiática, no africana. Y, ahí, los descubrimientos de Atapuerca han sido fundamentales.

- ¿Hemos tocado techo en esa evolución?
- En absoluto. Seguimos evolucionando, aunque probablemente la gran marca distintiva de nuestra especie es que la evolución cultural es más dramática incluso que la biológica. La tecnología ya es parte de nuestra anatomía: ordenadores, móviles, cuchillos. No sabríamos mantener nuestro estilo de vida sin esa cultura material.

- ¿Cómo una doctora en Medicina acaba estudiando muertos en lugar de vivos?
- En realidad, estudio vivos a partir de sus restos. Aunque el objeto de estudio principal sean los fósiles, mi interés es devolverlos a la vida, reconstruir su anatomía, su estilo de vida, sus inquietudes...

- ¿Y ese interés por las dentaduras de nuestros ancestros?
- Por ser la parte del registro fósil más rica en el tipo de información que puede aportar. Desde inferencias sobre la dieta de nuestros antepasados, a aspectos relacionados con el crecimiento y desarrollo, pasando por la identificación de las especies (taxonomía) y su relación con otras (filogenia).

- ¿Qué ha hallado en esos restos fósiles para que le hayan dado la Medalla Rivers Memorial?
- Se ve que el jurado ha destacado nuestro trabajo en China. Estudiar el registro fósil de este país ha sido algo así como abrir la Caja de Pandora. Ahora vemos que, más allá del Homo erectus, Asia fue probablemente el hogar de varias poblaciones que llegaron a intercambiar genes con nuestra especie, como los denisovanos, y es posible que algún otro grupo humano sin identificar. Hay que seguir investigando. La historia de Asia en el Pleistoceno era monocromática, ahora parece un arcoíris.

- ¿Cree que el hombre, empeñado en buscar vida inteligente, pero acostumbrado a dominar el planeta, podría convivir con otra especie en la Tierra?
- Lamentablemente, creo que nunca lo sabremos. Hubo un tiempo en que convivimos con otra especie inteligente; aquí, en la Tierra, no había que buscarla en las estrellas. Pero su destino ha sido la extinción. Sin embargo, no hace falta otra especie humana para probar nuestra capacidad de convivencia. Las noticias ponen en evidencia nuestros niveles de tolerancia hacia la diversidad.

Sin trampas

- ¿Se ha visto en alguna situación en la que haya pensado para sí misma: ¡Dios mío, qué poco hemos evolucionado!?
- Diré que alguna vez, con algún comportamiento individual de algunas personas. Pero, en global, como especie, no creo que lo hayamos hecho mal. Eso sí, que nadie caiga en la trampa de pensar que estamos más evolucionados que una hormiga o un chimpancé. Cada uno tiene un nicho ecológico diferente, un papel que desempeñar en este planeta, y ninguno es superior o inferior.

- Y hablando de divinidades, ¿hay que tirar de religión y filosofía o la paleoantropología nos sacará de dudas sobre cómo hemos llegado hasta aquí?
- La preocupación sobre qué hacemos aquí, cómo hemos llegado y a dónde vamos no es exclusiva de los científicos. La filosofía, la religión y el arte son otras vías de exploración sobre el sentido de la vida, y todas ellas lícitas. Lo que hay que hacer es no mezclarlas, cada una tiene sus métodos.

- ¿Cuánto ha ayudado Atapuerca a explicar ese enigma?
- Precisamente Atapuerca recoge dos comportamientos aparentemente extremos sobre la naturaleza humana. Uno el canibalismo, en la Gran Dolina, con la especie Homo antecessor; y otro, en la Sima de los Huesos, posiblemente la primera acumulación antrópica de cadáveres y de carácter ritual. Esta evidencia nos lleva a reflexionar, sin duda, sobre nuestro lugar en este planeta.

- ¿Qué cree que pensarán los científicos dentro de 10.000 años sobre el hombre actual?
- Que, sorprendentemente, seguimos siendo los mismos. Apenas hemos cambiado en nuestra anatomía desde hace 200.000 años.

- ¿Sobreviviremos ese tiempo o con el deterioro que acusa el medio natural estamos condenados a extinguirnos como especie?
- Mi visión de la vida, en general, es positiva. Nuestra especie es muy buena creando problemas, pero también resolviéndolos. Confío en ella.

Estudios en Atapuerca. Está adscrita al equipo de Atapuerca desde 1998. Ha sido responsable del Grupo de Antropología Dental del centro entre 2007 y 2015, puesto que dejó para ser durante dos años profesora de investigación en la University College London (UCL). Hoy es catedrática honoraria de esta universidad y directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Trabajo de divulgación. A las jornadas de puertas abiertas y conferencias, el CENIEH cuenta con la Campaña Ratoncito Pérez, para que los ciudadanos donen sus dientes de leche para su estudio y colaboren con la investigación.

Fuente: hoy.es| 2 de septiembre de 2019

El misterio del hombre que encontró la Dama de Elche

Dos visitantes del Museo Arqueológico Nacional (MAN) observan la Dama de Elche

Lo único seguro es que la Dama de Elche —escultura icónica de la cultura ibérica fechada entre los siglos V ...— fue descubierta el 4 de agosto de 1897. Todo lo demás está en duda: la hora, el lugar y hasta el nombre de quien la encontró. Los estudios Memorias de una dama. La Dama de Elche como lugar de Memoria, de Sonia Gutiérrez Lloret, catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante, y Revisión de los testimonios y documentos sobre el lugar del hallazgo de la Dama de Elche, de Ana María Ronda, arqueóloga de la Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica La Alcudia, revisan cómo se realizó este espectacular hallazgo. En ellos aparecen múltiples personajes que ofrecen versiones diferentes de lo ocurrido y que se adjudican el descubrimiento.

Gutiérrez Lloret remacha: “Se ha idealizado que fue encontrada por un muchachito en un relato oficial asumido por todos”. Aquel chico se llamaba Manuel Campello, Manolico, y fue inmortalizado en películas, calles, documentales, artículos, homenajes… Pero la realidad parece muy distinta.

De izquierda a derecha, Manuel Campello 'Manolico', el arqueólogo Alejandro Ramos y el historiador José Rico de Estasen, el 1 de junio de 1946. FONDO COLECCIÓN RAMOS FOLQUÉS DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LA ALCUDIA


La Alcudia era a finales del siglo XIX una finca pedregosa situada a unos dos kilómetros de Elche. Su dueño, el doctor Manuel Campello Antón —que, de ahí la confusión, se llamaba como el muchacho que después se haría famoso como el descubridor del busto, pero no tenía relación con él— ordenó allanarla y limpiarla para cultivarla con alfalfa y granados. Aquellas piedras correspondían a una desaparecida y amurallada población íbera (posiblemente Helike), luego convertida en la romana Colonia Iulia Illici Augusta. Entre ellas apareció la pieza escultórica. La cuadrilla, encabezada por el capataz Antonio Galiano Sánchez, se puso a cavar. Según las primeras versiones, la escultura fue hallada por el bracero Antonio Maciá, aunque el capataz se arrogó su cuidadosa extracción y dejó en segundo plano al trabajador. Una vez localizado el busto, Galiano avisó al dueño de la finca, quien, a su vez, se lo contó al tío de su mujer, Pedro Ibarra Ruiz, un erudito local, que se aprestó a acudir para ver si encontraba más cosas.

¿Y a qué hora ocurrió el descubrimiento? Pues no se sabe, más allá de un vago “antes de oscurecer”, que podría corresponder con las 21.00 en una España que aún no había adoptado el horario de Greenwich.

Manuel Campello, en 1958 ante la Dama de Elche, en una visita al Museo Arqueológico Nacional. FONDO COLECCIÓN RAMOS FOLQUÉS DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LA ALCUDIA

El médico expuso en el balcón de su casa la escultura, como si fuese un trofeo de caza, para que todos los del pueblo admirasen su descubrimiento. Una semana después apareció en escena otro personaje fundamental, el hispanista francés Pierre Paris. Convenció al doctor para que le vendiese la Reina mora, como se conocía ya la escultura. Pagó 4.000 francos y unos días después tomó un barco rumbo al Museo del Louvre. Escribió ufano: “La Dama de Elche, tranquilamente, en mi camarote”. Mientras, Pedro Ibarra se tiraba de los pelos y se preguntaba cómo era posible que algo así sucediese en España.

Columna conmemorativa

Un año después, Paris volvió a Elche para colocar, con Ibarra y Galiano, un monolito que señalase el lugar del hallazgo: una columna de 1,20 metros que se había encontrado labrando la zona. El famoso epigrafista alemán Emil Hübner redactó una inscripción latina conmemorativa que, por diversos avatares, no llegó a ser tallada. En 1923, el numismático Antonio Vives Escudero volvió a abrir los terrenos donde, supuestamente, se había encontrado el busto, pero el monolito le molestaba, así que lo removió y se supone que lo volvió a colocar en el mismo lugar, donde permaneció hasta 1965.

Imagen tomada por Pedro Ibarra del monolito en 1898. FONDO COLECCIÓN RAMOS FOLQUÉS DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LA ALCUDIA

En 1941 la Dama regresó a España por un acuerdo entre los Gobiernos del general Francisco Franco y del francés Philippe Pétain. En esos 44 años de ausencia, habían muerto ya los principales protagonistas y aparecido otro, Alejandro Ramos Folqués, nuevo dueño de La Alcudia y con ganas de seguir las excavaciones.

Lo primero que hizo Ramos en 1944, tras la expectación que había causado el regreso de la Dama, fue buscar a testigos del hallazgo, y así apareció un anciano llamado Manuel Campello, que, recordemos, compartía nombre (y nada más) con el dueño original de la finca. Dijo ser quien encontró el busto cuando ayudaba a sus padres en la finca. Pero este Manuel Campello Esclápez, Manolico le llamaban, no aparece en los relatos de Ibarra y, además, ofrece datos distintos a los recopilados: contó que la escultura la halló él con 14 años a las 10 de la mañana (su partida de nacimiento demuestra que, en todo caso, tendría 18 años), utilizando una herramienta de Maciá, y lo más sorprendente: según su relato, la escultura fue encontrada a 50 metros al sur del lugar donde indicaba la columna conmemorativa. Ramos Folqués intentó afanosamente encajar los datos de Manolico con los que había anotado Ibarra, por lo que redactó una versión ecléctica y conciliadora en la que aparecían todos los personajes al tiempo en la finca (el propietario, el capataz, el niño, sus padres, el bracero..). Realizó, además, una réplica de la Dama, que hoy se puede ver en el yacimiento, y la colocó donde el anciano le dijo que apareció: a 50 metros del mojón.

Memorial dedicado al hallazgo de 'Manolico' y que fue construido en los años noventa. FONDO COLECCIÓN RAMOS FOLQUÉS DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LA ALCUDIA

Manolico, un humilde arriero que solo hablaba valenciano, comenzó entonces a recibir visitas de medios de comunicación de todo el país. Sus relatos eran cada vez más floridos y ofrecían más “detalles”. Comenzaron los reconocimientos oficiales y hasta se le dio su nombre a una calle de Elche.

Dibujo de Pedro Ibarra realizado en 1897. FONDO COLECCIÓN RAMOS FOLQUÉS DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LA ALCUDIA

En los años sesenta, la primera columna conmemorativa se desplomó, quizás Vives no la cimentó bien, y rodó ladera abajo. Desde entonces solo perdura la memoria de Manolico, materializada en un pórtico monumental levantado en los años noventa, donde se conmemora anualmente el descubrimiento. Ana María Ronda la ha encontrado ahora en un terraplén, como símbolo de una historia con muchas grietas.

Sonia Gutiérrez Lloret lo explica así: “En torno a la Dama se ha construido un relato que ha soslayado las obvias incertidumbres, cuando no verdaderas contradicciones, pero que a fuerza de transmitirse a las generaciones venideras ha terminado por convertirse en la memoria histórica dominante, tenida por veraz, tradicional e incuestionable”. Y se encoge de hombros.

Fuente: elpais.com | 30 de agosto de 2019

El dolmen de Guadalperal (Cáceres) esconde un menhir con un posible mapa milenario del río Tajo

Comparación de la inscripción del menhir, el Tajo antes de la construcción del pantano y el estado actual del río.


El dolmen de Guadalperal, en Peraleda de la Mata (Cáceres), que ha emergido a la superficie en el embalse de Valdecañas a causa de la sequía y se ha convertido en el Stonehenge español, puede que esconda un secreto de una relevancia histórica incalculable. Si el monumento megalítico, erigido hace unos 4.000-5.000 años por los habitantes locales, ya constituye de por sí un tesoro patrimonial, uno de sus menhires milenarios presenta un grabado alargado y ondulado que se podría corresponder con el dibujo del paso del río Tajo por la zona.

Esa es la hipótesis que defiende Ángel Castaño (izquierda), presidente de la Asociación Cultural Raíces de Peraleda, después de analizar los datos recopilados por el prehistoriador y sacerdote alemán Hugo Obermaier durante las excavaciones que dirigió en el yacimiento entre 1925 y 1927. Tres décadas después, el dolmen quedó sumergido como resultado del pantano que ordenó construir el dictador Francisco Franco. Castaño ha cotejado un boceto del menhir y su inscripción realizado por el equipo arqueológico alemán con un mapa del Tajo antes de que se edificase el embalse. Y el parecido es considerable, más que una simple coincidencia.

"Estoy bastante convencido de que se trata de un mapa del río Tajo a su paso por la zona", explica el filólogo a EL ESPAÑOL a falta de que el hallazgo sea confirmado por los expertos. "Es como el trazado que hace a mano alguien que conoce perfectamente las curvas del río, que coinciden bastante bien, aunque lógicamente no son perfectas las proporciones y medidas. El único tramo que no encaja es el central, pero es que esa zona era la del vado de Alarza y el río se abría [antes del embalse], así que su curso pudo haber cambiado con el paso de los siglos. De ser cierto, sería uno de los mapas más antiguos del mundo".

El dolmen de Guadalperal fue saqueado en época romana. Rubén Ortega Martín

El menhir-estatua en cuestión, una piedra de unos dos metros en la que fueron talladas cazoletas y lo que parecen ser figuras de serpientes que servirían para proteger de forma simbólica los tesoros allí guardados, es el que se encuentra a la entrada de la cámara del dolmen —un enterramiento colectivo formado por unos 140 pedruscos que estuvo recubierto por un túmulo de tierra y grava—. Es el único que conserva actualmente las marcas de las inscripciones, aunque son bastante difíciles de apreciar por culpa de la erosión provocada por el agua. Por suerte se preservan los dibujos de Obermaier, que fueron publicados en 1960 por Georg y Vera Leisner, un matrimonio alemán de arqueólogos.
"La idea me vino porque el dolmen se encuentra justo en un punto donde el río sale del cañón y hace una enorme curva muy cerrada, y esa línea del menhir precisamente empieza con una curva muy cerrada, lo demás ya fue ir comprobando", relata Ángel Castaño. Su creencia se fundamenta, asimismo, en la posible función sagrada y de protección del comercio y del paso del afluente que habría representado el dolmen para sus contemporáneos. De ahí que lo hubiesen tallado en la piedra.
Planta del dolmen de Guadalperal y dibujos del menhir y sus inscripciones talladas. EL ESPAÑOL

De momento, la interpretación de Castaño es solo una intuición, una hipótesis verosímil o una misteriosa coincidencia, pero sin duda se revela en otro motivo más para que las instituciones muevan ficha y envíen a un grupo de expertos a excavar y analizar el yacimiento antes de que vuelva a quedar bajo el agua, que según los cálculos podría ser en torno a un mes. Numerosos medios internacionales ya se han hecho eco del redescubrimiento y de su sobrenombre de Stonehenge español.

Carrera contrarreloj

El dolmen, bautizado hace años por los habitantes de Peraleda de la Mata como el tesoro de Guadalperal, ha emergido a la superficie en su totalidad por un desembalse inusitado de las aguas del pantano de Valdecañas hacia Portugal. Ante esta oportunidad única, Castaño y su asociación han reclamado desde el primer minuto a la Junta de Extremadura que se movilice para rescatar el monumento megalítico. De hecho, han abierto una petición en Change.org para salvar el tesoro patrimonial.
El menhir del supuesto mapa está muy erosionado y los grabados se perciben malamente. Alejandro Rufo

La consejera de Cultura, Nuria Flores, se desplazó este jueves hasta el yacimiento para conocer de primera mano el enterramiento colectivo de la Edad del Bronce. Según las fuentes consultadas por este periódico, la puesta en valor del yacimiento le correspondería al Gobierno central y no al autonómico al estar localizado en la Cuenca Hidrográfica del Tajo, de titularidad estatal, tal y como se desprende de la Ley de Patrimonio Histórico.

La versión ofrecida por la Junta es que "la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes está en conversaciones con la Administración Central para abordar la situación”, sin dar más detalles sobre lo que tienen pensado defender. Desde el Ministerio de Cultura tampoco se ha podido precisar por el momento si las actuaciones se llevarán a cabo desde la propia cartera de José Guirao o si bien recaerán en Patrimonio Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno. La semana que viene, no obstante, están previstas las primeras conversaciones entre la Junta y el Gobierno.

El tiempo corre, mientras tanto, en contra del dolmen de Guadalperal, que en pocas semanas podría verse anegado nuevamente por el agua. Ángel Castaño ya ha conseguido situar al yacimiento en el mapa de todo el mundo, y quien sabe si haber descubierto uno de los más antiguos elaborados por el ser humano. "No soy ni más ni menos optimista. Todo depende de si se logra que Madrid abra una vía superurgente y se movieran en cuestión de días, y eso no lo veo yo nada fácil", concluye el redescubridor del monumento prehistórico.

El monumento megalítico de Guadalperal está visible en su totalidad a causa de la sequía. Rubén Ortega Martín

Fuente: elespañol.com | 24 de agosto de 2019

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


La nueva amenaza al Dolmen de Guadalperal

Los vecinos de Peraleda de la Mata (Cáceres), que hace dos semanas descubrieron que la sequía había dejado al descubierto el Dolmen de Guadalperal y pidieron el rescate de este monumento megalítico del pantano de Valdecañas, vuelven ahora a dar la voz de alarma ante la «avalancha de visitantes que no para de aumentar».

La asociación cultural Raíces de Peraleda ha solicitado a las autoridades que organicen de algún modo «este caos» y se protejan las piedras. «No hay vigilancia in situ y nadie puede controlar lo que hacen las decenas de personas que suele haber en el lugar», denuncian. Hasta el momento, la mayor parte de los desperfectos de los que les han avisado -«menhires pequeños tirados encima de la muralla o caídos al suelo»- se encontraban así antes de su primera visita, «pero parece haber algún otro de reciente aparición y sin vigilancia nadie puede evitar que puedan producirse más».

El monumento funerario, descubierto en 1925 por el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier, está formado por 140 piedras y data de entre el III y el II milenio a.C. En su menhir central, han descubierto que uno de sus grabados representa el curso del río Tajo a su paso por la zona. «Es probablemente el mapa físico más antiguo del mundo (hay algunos más antiguos pero no muestran elementos comprobables, sino rutas, poblados o cosas así, y de modo muy esquemático, no realista, éste sí)», afirma Ángel Castaño, presidente de Raíces de Peraleda.

Ante las «muestras claras de degradación» del Dolmen de Guadalperal a causa del agua, que ha deteriorado las piedras, erosionando su superficie y agrietándolas, los vecinos lanzaron la voz de alarma para que fuera rescatado «antes de que las aguas lo cubran de nuevo», algo que prevén que ocurra a mediados de septiembre. «Si no se actúa con urgencia habremos perdido esta oportunidad única», aseguraban desde la asociación, que ya ha recogido más de 17.000 firmas de apoyo en Change.org.

Imagen del yacimiento megalítico del pantano de Valdecañas en Cáceres (twitter de RUTAS ARAÑUELAS)

La alerta pronto saltó a los medios de comunicación y la noticia se hizo tan viral que atrajo a multitud de curiosos. Tantos, que ahora Peraleda de la Mata está desbordado. El dolmen se encuentra en el término municipal de El Gordo, pero se accede por este pueblo, «demasiado pequeño para poder manejar una situación así», explican sus vecinos en una nota.

A Raíces de Peraleda le preocupa la seguridad de los visitantes, «pues sin información ni control se meten y saltan por donde les parece, creando serios confictos con los dueños de las fincas privadas que, con toda justicia, están indignados y se ven en ocasiones gravemente perjudicados».
Además, el fuerte calor «está también provocando numerosos percances por agotamiento y golpes de calor», continúan, ya que es necesario andar unas dos horas a pleno sol (y otras dos de vuelta) por la abrupta orilla del pantano hasta llegar allí y mucha gente no va preparada ni equipada para ello.
La asociación ha notificado la situación a las autoridades competentes para que «se hagan cargo inmediatamente de organizar este caos antes de que tengamos que lamentar víctimas humanas, físicas o patrimoniales».

Hasta que se haga algo al respecto, desde Raíces de Peraleda desaconsejan «totalmente» las visitas al dolmen «por motivos de seguridad».

En los últimos días, el nivel del pantano está subiendo rápidamente. «Es ya muy probable que sea demasiado tarde para su rescate», se lamenta la asociación, que insiste en salvar el dolmen antes de que el agua y el tiempo acabe por destruir el monumento. «Las piedras no aguantarán varias décadas más», sostiene.

También se acorta el plazo para contemplarlo antes de que lo engullan por completo las aguas. De ahí el clamor «que las visitas se organicen de algún modo seguro para todos».

Fuente: abc.es | 2 de septiembre de 2019

La Pompeya del Paleolítico: dos científicos españoles mecen la Cuna de la Humanidad

Un posible huesecillo de 'Homo habilis', prueba de la riqueza del yacimiento. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Allá donde las inmensas llanuras, que hoy llamamos del Serengeti, y que se extienden por Tanzania y Kenia, van a dar con la cadena de volcanes que entonces presidía el gigantesco Gorongoro, en un territorio de lluvias aún muy copiosas, cruzadas por abundosos aunque someros ríos y pespunteadas por anillos de lagos, en lo que ahora se conocen como las gargantas de Olduvai, habitaron hace unos dos millones de años los primeros seres a los que la ciencia ha considerado acreedores de enmarcarse en el género Homo.

Unos más antiguos, que existieron desde esos más de 2 millones de años hasta hace 1,6, pequeños, entre 1,20 -1,30 de estatura, de 600 cm3 de cerebro, bípedos aunque todavía con capacidades arborícolas fueron los autores de la primera industria lítica, el Modo 1, rudimentario, piedras de gran dureza a las que se rompía para utilizar sus filos y a los que por ello se bautizó como Homo habilis.
Otros ya algo más cercanos hace un 1,9 millones de años y que sobrevivieron hasta al menos hace 1,3 millones, cuya capacidad craneal alcanzó los 900 y hasta rondaba los 1000 cm3, ya plenamente bípedos y adaptados para la marcha y la carrera, de buena estatura, hasta más de 1,70, con una industria lítica más desarrollada con la que fabricaban hachas, las famosas bifaces, lascas para corte, hendedores y picos, que son conocidos como Homo erectus o ergaster y que realizaron la impresionante y trascendental hazaña de salir del continente africano y extenderse por buena parte del mundo, hasta los más lejanos confines de Asia y también por nuestra Europa.

No estaban solos, antes y hasta con ellos, por allí anduvieron otros parientes, aunque no del género Homo, como los australopitecos, la famosa Lucy, con mas de 3,5 millones de años, descubierta en Etiopía, en territorio de los afar, y cuyas huellas y huesos han aparecido por aquellas colinas y también alguno que se creyó que tenía mas que ver incluso con la "familia" y que coexistió con los homínidos, aunque luego se destapó como más alejado y exclusivamente herbívoro, el Paranthropus boisei o 'Robusto', por sus potentes quijadas para romper nueces y triturar semillas. Australopitecos y Parantropos, ya podían caminar sobre dos patas, habían abandonado el árbol pero volvían a él con mucha frecuencia y su capacidad craneal oscilaba entre los 450 cm3 de los primeros a los 530 de los segundos.

Gargantas de Olduvai, Tanzania. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Pero ¿qué sucedió allí para que desde hace casi ya un siglo, desde 1930 en que Louis Leakey descubriera aquellas primeras herramientas de piedra, se tenga aquel lugar como referente trascendental y depositario de los secretos para descifrar la evolución humana? La respuesta está en los volcanes. Hace 1,74 millones de año, una brutal erupción tuvo lugar. El gigantesco Gorongoro colapsó y se desplomó sobre sí mismo, dando lugar al ahora maravilloso cráter, icono y santuario de fauna africana, y la tremenda nube de cenizas cayó como una gruesa y letal alfombra sobre el territorio colindante, tapando y sellando el territorio colindante. Mató a todo lo que no pudo escapar de su abrazo, pero el tiempo lo preservó para siempre. Intacto lo mantuvo para que ahora podamos conocerlo. Como muchísimo tiempo después iba hacer un día, ya muy cercano a nosotros, el Vesubio con la ciudad romana de Pompeya, cuando ya los 'jóvenes' sapiens, nuestra especie, llevaba aproximadamente unos 200.000 años dominando la tierra.

Los ríos allí, aunque menos caudalosos y sometidos a estiajes, siguieron fluyendo cientos y cientos de miles de años, y al acercarse a los volcanes escarbaron en el paisaje donde se formaron poderosas fallas y profundas gargantas. Rompieron en estos lugares la costra de cenizas petrificadas y los fósiles comenzaron a surgir y a hacerse visibles. Fue cuando los Leakey los encontraron, la historia del género humano comenzó a desvelarse y Olduvai, así conocida por la dura y espinosa planta que señorea el lugar, se convirtió en el lugar donde buscar el "santo grial" de la paleoantropología.

El prestigio de España

El que dos españoles sean ahora los directores de las excavaciones da prueba significativa del prestigio mundial y el reconocimiento que nuestra ciencia en este campo. Tiene que ver en ello, desde luego, el impacto de los yacimientos de Atapuerca, pero también el resto de los equipos que trabajan sobre nuestro impresionante e inigualable patrimonio prehistórico al que se suma el hecho de que fuera en el sur de la península ibérica el lugar donde la "otra" especie humana que en el mundo ha sido, los neandertales, se extinguiera hace tan solo unos 28.000.

En el caso concreto de Olduvai, la figura de Manuel Domínguez-Rodrigo, que recientemente ha conseguido la cátedra de Prehistoria en la Universidad de Alcalá de Henares tras haber sido profesor en la Complutense y en Harvard, con enorme prestigio internacional y en particular en Tanzania donde lleva ya cuatro lustros trabajando, es la que ha posibilitado en gran medida esta situación. Ha excavado en multitud de lugares, desde el lago Natrón hasta el Manjara, en las condiciones más inauditas, duras y peligrosas, logrando importantes hallazgos y tiene una reputación ganada a pulso tanto en los niveles más altos del Gobierno como en las 'bomas' más apartadas de los masái.

Enrique Baquedano y Manuel Domínguez-Rodrigo en Olduvai. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Durante cinco años estuvo embarcado también en una apasionante aventura que a punto estuvo, en más de una ocasión, de costarle el pellejo. Quería ver, comprobar, datar y archivar para la ciencia las marcas de los colmillos de los carnívoros en sus presas y luego contrastar estas con las que aparecen en los fósiles. En ese empeño, en soledad y con un Susuki-Santana seguía a las manadas de felinos y dormía en él y en su cercanía para no perderlos y llegar hasta su presa cuando las fieras la abandonaban para extraer los datos y documentarlo todo para su estudio y registro. En tales tareas hubo de enfrentarse a situaciones límites como con la leona aficionada a subirse y aposentarse en el capo de su coche, con sus fauces separadas por tan solo un cristal, empañado por su respiración, o aquella otra a la que no vio entre las hierbas pensando que toda la familia ya se había retirado del cadáver y, cuando estaba en cuclillas, fue "avisado" con un cavernoso gruñido de que estaba apenas a tres metros de un viejo macho de cuya presencia no se percató y que iba apenas unos pasos delante suyo cuando caminaban ambos hacia la misma carroña.

Salió con vida, con bien y con provecho, y hoy su registro es de continuo utilizado por los científicos de todo el mundo. Pero él buscaba también conocer, además de quién había sido el autor ancestral de las marcas —si león, leopardo o hiena—, también si habían sido previas o posteriores a la marca de la herramienta de piedra del homínido. Porque aquello le daría la clave y le acercaría a lo que ahora persigue y ya toca, junto a su amigo Enrique Baquedano, codirector del proyecto: saber si aquellos 'Homos' de Olduvai -y en qué medida, el habilis y el ergaster-, eran carroñeros o carnívoros. Y les adelanto que ambos lo tienen cada vez más claro. Cazadores ante todo, mucho más que carroñeros, y también, por supuesto, recolectores. Desde luego, y en grado impactante y temible, los ergaster, pero parece que igualmente, aunque menor medida, los habilis. Las presas de estos eran más pequeñas, con el listón puesto en los 100 kilos, pero los ergaster fueron avanzando hacia capturas cada vez de mayor tamaño hasta alcanzar presas de 300 kilos, para terminar dando un salto definitivo y acabar depredando incluso a los grandes herbívoros, incluido el elefante.

Cazar en tiempos remotos

Y ello a pesar de carecer del fuego y de no haber llegado a elaborar puntas de piedra para sus lanzas. ¿Dónde y cómo cazaban entonces? Pues donde más afluencia y seguridad de animales había, en las cercanías de los ríos y cauces fluviales, en los abrevaderos y sus pasos hacia ellos. Utilizando la emboscada o la trampa excavada en la tierra, subiéndose a los árboles para así ser mas difícilmente captable por el fino olfato de sus presas y haciéndolo en hordas numerosas, mucho más de lo que se pensaba, que acorralaban y herían hasta conseguir abatirlas con sus varas puntiagudas de la más dura madera y sus piedras. Según sus estudios y constataciones trasladaban luego sus capturas, o al menos las partes más transportables, a campamentos ribereños donde todo el clan las descuartizaba y las consumía. Son precisamente lugares de reunión de los homínidos los que ahora, y ello he podido comprobarlo con mis propios ojos, están poniendo al descubierto y donde la cantidad de fósiles que de continuo afloran resulta verdaderamente impresionante.

Ello está siendo la gran aportación española a Olduvai, amén de haber sufragado un Museo que se ha abierto recientemente y donde se exponen los descubrimientos allí realizados en el último siglo. Haber vuelto a dar con la veta buena, con el estrato de terreno que se creía ya agotado y perdido, justo por debajo, bajo esa capa de cenizas de la gran erupción volcánica. En suma, encontrar de nuevo el tesoro sellado, esa Pompeya Primigenia de la Humanidad que puede contarnos toda nuestra historia sobre cómo era la vida y fue la evolución de nuestros ancestros. El artífice de ello ha sido un joven y ya avezado geólogo, David Uribelarrea del Val que ha encontrado ya en varios lugares el filón y donde Manuel Domínguez y Enrique Baquedano han logrado dar y situar varios campamentos de despiece y consumo de los homínidos, donde los fósiles aparecen en cantidades inauditas y han estado perfectamente preservados "in situ", algo esencial para su datación y estudio.

Dos masáis observan en Olduvai un panel de los yacimientos puesto por los españoles. (Foto: Antonio Pérez Henares)

"Los leones se comen a los blancos"

Los territorios del Gorongoro y la cadena volcánica que lo escoltan, las fallas y gargantas de Olduvai junto con las inmensas planicies del Serengeti, tanto por el lado tanzano como por el keniata son en buena medida territorios masái. Y ahí siguen ellos con sus rebaños, pastores neolíticos, en sus bomas de espinos, sangrando a sus vacas para alimentarse de ellas, con sus lanzas, sus mantas tan características (aunque en eso han cambiado, pues antes vestían cueros), sus orejas horadadas, las mujeres con abalorios y pulseras que ellas mismas fabrican, aunque las cuentas sean chinas, y los hombres con sus machetes enfundados en cueros rojos, aunque los puñales sean de marca brasileña. Pero masáis siempre.

Los cuales aparecen desde la nada y caminan hacia la otra nada, apareciendo y desapareciendo con su paso tan característico e incansable por las inmensas llanuras del Serengeti o por las gargantas de Olduvai bajo la cadena de volcanes donde un día estalló el Gorongoro, a donde bajan con sus burros a recoger agua que extraen de pozos en la arena. Conmueven especialmente los niños, que cuidan los ganados cuando apenas levantan cinco palmos del suelo y puede que acaben de cumplir esos años.

Bomas, las construcciones tradicionales de Kenia


Niños tan niños que inspiran compasión. Pero que crecen valientes y orgullosos. En una de sus expediciones Manuel Domínguez observó que una leona seguía muy de cerca a un rebaño guardado por uno de estos niños que no llegaba a los diez años. Se acercó con su Suzuki y le invito a subir para que se protegiera del felino. El niño masái se negó con una risa.
"No te preocupes —le dijo en swahili, lengua que Manuel habla perfectamente—, los leones solo se comen a los blancos".

Y, ciertamente, los leones suelen guardarse muy mucho de atacar rebaños masai. Saben que los masai tienen lanzas y que siempre han cazado leones, aunque ahora lo tengan prohibido.
Neolíticos, pero con móvil. Se lo vi usar primero a una mujer que iba con su hijo y hablando con él mientras arreaba a unas vacas cerca de donde excavábamos. Luego comprobé que lo llevaban casi todos. Y una escena se me quedo grabada. Un atardecer observe que un guerrero con su hijo ya crecido, de unos 12 años, se dirigían al panel que el equipo español ha puesto en un yacimiento donde vienen recreaciones de los homínidos y de la fauna que entonces habitaba aquel espacio. Llegados al lugar, ambos lo contemplaron con mucho detenimiento, el padre le hizo una foto y luego le dio el móvil a su hijo y posó ante el cuadro para que el muchacho lo retratara. Es la primera vez en mi vida, desde luego, que he visto a un masái haciendo turismo como un japonés cualquiera.

Fuente: elconfidencial.com | 31 de agosto de 2019

El Hombre de Kocabas en el MEH

El Museo de la Evolluación (MEH) acoge hasta entre sus exposiciones de junio-septimebre las réplicas del conocido cráneo de Kocabas, atribuidos a un Homo erectus encontrados en 2002 en Turquía.

En concreto, el único fósil de homínino conocido en Turquía fue hallado en la cantera de la cuenca de Denizli Basin, en la península de Anatolia. Los datos que ofrece este cráneo a través de métodos de datación que se le han realizado es que se le supone una antigüedad de entre 1,6 y 1,2 millones de años, por lo tanto el resto de Homo descubiero hasta el momento el Turquía.


Por este motivo, el estudio de este fósil lo enmarca dentro de la especia Homo erectus. En el espacio dedicado al Hombre de Kocabas -en la planta 0 del MEH- se puede desde el fósil tal y como fue encontrado hasta la reconstrucción final del cráneo añadiendo la parte desaparecida de la escama del frontal.

Fuente: burgosconecta.es | 27 de agosto de 2019

Hacen obras en su casa y encuentran un mausoleo funerario romano de hace dos milenios INTACTO

Profesionales del Servicio de Arqueología de Carmona en el mausoleo funerario hallado. AYUNTAMIENTO CARMONA

El descubrimiento de un mausoleo funerario subterráneo de la época romana en la localidad sevillana de Carmona ha conseguido sorprender incluso a los profesionales del Servicio Arqueológico.
En Carmona, que conserva un importante legado patrimonial, hacía 35 años que no se producía un hallazgo arqueológico así. Se trata de un mausoleo «intacto», explica el arqueólogo municipal, Juan Manuel Román.

Un pozo de acceso y una cámara funeraria son los principales descubrimientos, a los que acompañan recipientes como vasijas, platos y vasos de vidrio y cerámica, de los que el arqueólogo insiste, «aunque son pocos, su valor es altísimo». Todo parece apuntar, dada la calidad de los objetos encontrados, a que el mauseoleo funerario pertenecería a una familia de alto poder adquisitivo.



Gracias al aviso de la familia que estaba realizando obras en su vivienda unifamiliar del municipio, el equipo de arqueólogos tuvo constancia del yacimiento. Sin embargo, los técnicos realizan un seguimiento arqueológico y este tesoro arquitectónico habría visto la luz tarde o temprano. La colaboración plena que esta familia está prestando al equipo municipal, no obstante, detalla Román, «no suele ser común».

Juan Manuel Román trabaja junto a Jacobo Vázquez y Adrián Santos, compañeros de profesión, en el equipo encargado de analizar el yacimiento. Explican cómo la noticia del yacimiento les coincidió precisamente con la nueva edición del curso de verano sobre arqueología que estaban impartiendo estos días en la sede que tiene la universidad Pablo de Olavide en el municipio de Carmona: «Ha sido una casualidad, para los alumnos del curso esto está siendo una oportunidad única».

SIN VISITAS TURÍSTICAS

Concluida la intervención, detalla Román, la tumba quedará incluida dentro de la vivienda en la que la familia en cuestión estaba realizando obras, pero no estará abierta al turismo. A ella podrán realizar visitas ocasionales los arqueólogos u otros profesionales que puntualmente necesiten realizar estudios.

Juan Manuel Román explica que al menos tres de las seis urnas funerarias que componen este mausoleo cuentan con serigrafías que podrían revelar los nombres de los difuntos.

El arqueólogo detalla que este mausoleo no conserva monumentos funerarios (piezas visibles de alto valor en la superficie) porque normalmente se suelen reutilizar esos materiales. Así, en el municipio de la capital andaluza lo que se conserva es la parte subterránea de la construcción.

La Delegación en Sevilla de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, por su parte, ya anunció ayer que autorizaba con «carácter provisional la actividad arqueológica urgente del columbario romano».

Fuente: elmundo.es | 29 de agosto de 2019