Arqueólogos israelíes encuentran moneda del período de la revuelta de Bar Kojba

En conmemoración del Lag B’Omer, la Autoridad de Antigüedades de Israel reveló el lunes el descubrimiento de una rara moneda de bronce del período de la revuelta de Bar Kojba (alrededor del año 132 d.C.), que fue descubierta en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el Parque Arqueológico William Davidson, bajo la supervisión de la Compañía para la Reconstrucción y el Desarrollo del Barrio Judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem, Ltd., situado entre el Monte del Templo y la Ciudad de David.

Las excavaciones son realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel y financiadas por la Fundación Ir David (Elad), que administra el sitio.

El anverso de la moneda está decorado con un racimo de uvas y la inscripción “Año dos de la libertad de Israel” y el reverso presenta una palmera y la inscripción “Jerusalén”.



Las monedas del período de la revuelta de Bar Kojba, que declaró el propósito de los rebeldes –liberar a Jerusalén de la ocupación romana después de la destrucción de la ciudad– son bien conocidas en la arqueología. El descubrimiento de tales monedas ayuda a los investigadores a trazar el mapa de la revuelta, que tuvo lugar hace aproximadamente 1.900 años.

Es interesante observar que los rebeldes acuñaron estas monedas de la revuelta en monedas del régimen romano con las caras desnudas o dañadas, posiblemente por desafío a la ocupación romana.
Las monedas de la revuelta tenían la fachada del Templo, trompetas, un arpa/violín, así como las inscripciones: “Redención de Israel” y “Libertad de Israel”.

El Dr. Donald Tzvi Ariel (izquierda), Jefe del Departamento de Monedas de la Autoridad de Antigüedades de Israel, examinó más de 22.000 monedas descubiertas en excavaciones arqueológicas en la zona de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Este examen reveló que sólo cuatro de las monedas están fechadas en el período de la revuelta de Bar Kojba. Se trata de un número muy reducido, más aún si se compara con el gran número de monedas de Bar Kojba que se han encontrado fuera de Jerusalén. La moneda recientemente descubierta es la única moneda Bar Kojba encontrada en la zona en la que aparece la palabra “Jerusalén”.
A pesar de su deseo de hacerlo, los rebeldes de Bar Kojba no lograron traspasar los límites de la antigua Jerusalén. Este hecho da lugar a la pregunta de cómo cuatro monedas del período de la revuelta aún lograron entrar en la ciudad.

Los arqueólogos Moran Hagbi y Joe Uziel, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, plantean la posibilidad de que las monedas fueran traídas a Jerusalén (donde aparentemente se encontraba el campamento de la Legión) por legionarios romanos de la Décima Legión, que participaron en la supresión de la revuelta y guardaron como recuerdo las monedas que encontraron en los campos de batalla.

En las investigaciones arqueológicas e históricas basadas en el testimonio del historiador romano Dion Casio, se acepta que la revuelta de Bar Kojba estalló en el año 132 d.C., después de que el emperador Adriano declarara el establecimiento de una colonia romana llamada Aelia Capitolina.

Restos del Cardo Máximus y reconstrucción ideal de las ruinas en Jerusalén. Wikipedia.

Esta colonia fue construida sobre las ruinas de la Jerusalén judía y comenzó con la construcción de un templo dedicado al dios Júpiter en el Monte del Templo. El establecimiento de la ciudad romana y la construcción de un templo idólatra en lugar del templo judío, además de los decretos religiosos restrictivos, afligieron a la población judía que había permanecido en Judea. Esto lanzó una amplia revuelta contra el gobierno romano bajo el liderazgo de Shimon Ben-Kosiba, conocido como “Bar Kojba”.

La revuelta en sí duró unos cinco años, causando grandes bajas entre las legiones romanas, tanto que tuvieron que desplegar grandes unidades militares de todo el Imperio Romano para completar sus filas. La revuelta terminó con la destrucción de cientos de comunidades y pueblos judíos que participaron en la revuelta. Sin embargo, Bar Kojba permanece grabado en la memoria de la nación judía como un héroe histórico.

Fuente: israelnoticias.com | 11 de mayo de 2020

Descubren los fósiles más antiguos de nuestra especie en Bulgaria (45.000 años)

El molar de 'Homo sapiens' hallado en Bulgaria. ROSEN SPASOV


Un equipo de paleoantropólogos ha desenterrado en Bulgaria los restos más antiguos de nuestra especie en Europa, de hace unos 45.000 años. Para cualquiera interesado en saber por qué los Homo sapiens estamos solos en la Tierra —no nos podemos comunicar con ninguna otra especie capaz de dominar el fuego, pintar Las Meninas, desarrollar vacunas o crear la idea de Dios— el conjunto de restos humanos y animales hallados en la cueva de Bacho Kiro, en las faldas de los Balcanes, ofrece nuevos datos interesantes.

Los hallazgos hablan de un momento clave de la evolución humana: la llegada de los primeros Homo sapiens —de origen africano— a Europa, donde otra especie humana había surgido y evolucionado de forma paralela: los neandertales. Mientras los sapiens consiguieron prosperar y llegar a un nivel de desarrollo humano sin precedentes, los neandertales se extinguieron para siempre hace unos 40.000 años. El proceso duró un pestañeo en términos evolutivos, unos 5.000 años, que, sin embargo, es lo mismo que ha durado toda la Historia humana desde los albores de la escritura. Una de las implicaciones más polémicas de los nuevos hallazgos de Bulgaria, publicados en dos estudios, en Nature y Nature Ecology & Evolution, es que los sapiens transmitieron a los neandertales un comportamiento típicamente humano como es hacer collares y pendientes para adornar el cuerpo.

Excavaciones en la cueva de Bacho Kiro, Bulgaria.NIKOLAY ZAHARIEV / NIKOLAY ZAHARIEV

Los investigadores del Instituto Max Planck de Alemania que lideran la investigación han hallado en la cueva búlgara un molar humano y seis trocitos de hueso tan pequeños que no se sabe a qué parte del cuerpo pertenecen. Estos últimos han sido analizados con una tecnología de espectrometría con láser capaz de extraer proteínas de colágeno y saber a qué especie corresponden. Los resultados indican que son de Homo sapiens. El equipo del genetista Svante Pääbo ha extraído de estos restos ADN mitocondrial, que pasa de madres a hijos. Los resultados muestran que hay al menos cuatro personas diferentes o tal vez cinco, pues el molar y uno de los huesos tienen el mismo genoma, con lo que puede tratarse de dos hermanos hijos de la misma madre. Según este ADN, este era un grupo de sapiens que estaba emparentado con el de los ancestros de todos los humanos actuales que viven fuera de África, aunque su linaje genético concreto ha desaparecido en la actualidad.

“Estos eran los primeros pioneros 'Homo sapiens' que llegaron a Europa”, explica Jean-Jacques Hublin (izquierda), paleoantropólogo del Max Planck y autor principal de los hallazgs. Se trataría de pequeños grupos de exploradores que no estarían conectados con la segunda oleada sapiens que llegó “unos 3.000 años después”, consiguió llegar más allá de los Balcanes y “reemplazó” a los neandertales.

La fecha de hace 45.000 años es una media obtenida de tres dataciones diferentes: las del carbono de los sedimentos y los seis huesos y una tercera derivada de la genética molecular a partir de las mutaciones acumuladas en el ADN de la muela. Según los datos, las evidencias más antiguas de presencia humana en la cueva se remontarían a hace unos 47.000 años, mantiene Hublin, lo que supone que sapiens y neandertales vivieron en el mismo continente durante unos 7.000 años. Esto eleva las posibilidades de que hubiese más contacto entre ambas especies también en Europa central y occidental. Sería algo parecido a lo que ya se ha visto en Siberia, donde sapiens y neandertales se cruzaron varias veces y tuvieron hijos fértiles hace unos 65.000 años, y posiblemente en Oriente Medio hace 100.000 años. "Los resultados del estudio muestran que si había competencia entre ambas especies, no hubo una superioridad clara”, resalta Hublin.

A la izquierda, colgantes hechos de dientes y punzones de huesos tallados por los 'Homo sapiens' de la cueva de Bacho Kiro, en Bulgaria, hace unos 45.000 años. A la derecha, colgantes y punzones tallados por neandertales en Francia unos 3.000 años después.GEOFF SMITH / ROSEN SPASOV / ROSEN SPASOV


Pero la tesis del investigador francés sí implica superioridad de nuestra especie. Junto a los fósiles se ha hallado una colección de dientes y huesos perforados y pintados de ocre para hacer colgantes entre los que destacan cuentas hechas con dientes de oso. Son objetos casi idénticos a los que se han hallado en la Cueva del Reno, en Francia, en este caso hechos por los neandertales unos 3.000 años después. También son muy parecidos al elemento del “último collar de los neandertales” (derecha), hecho con una garra de águila imperial de hace 40.000 años hallado en Tarragona. El estudio del equipo de Hublin concluye que sus hallazgos apoyan la teoría de que los 'sapiens' enseñaron a los neandertales a hacer estos abalorios y que estos siguieron creándolos hasta sus últimos días de existencia, lo que sería una de los primeros ejemplos de transmisión cultural del continente.

Los restos de Bulgaria son unos 4.000 años más antiguos que el Homo sapiens más viejo que se conocía en Europa: un hombre hallado en Peştera cu Oase, Rumanía. El análisis de su genoma indicó que tuvo un abuelo o bisabuelo neandertal que había vivido unos 200 años antes. Era un híbrido, como lo somos todos los europeos, pues llevamos en torno a un 2% de ADN neandertal fruto de los antiguos cruces.

Hay otros dos restos en Reino Unido e Italia que tienen 43.000 y 44.000, respectivamente, pero sus fechas son “dudosas” al no haberse datado directamente los fósiles humanos, según explica William Banks (izquierda), investigador de la Universidad de Burdeos, en un comentario publicado junto al artículo. El investigador resalta lo endiablado que es intentar ajustar las fechas precisas de la llegada de los sapiens y sus interacciones con los neandertales hasta que se extinguieron, pues el margen de error de las dataciones de carbono es de más o menos 2.000 años arriba o abajo. Estos nuevos hallazgos “aportan una pieza nueva e importante del rompecabezas, pero aún nos quedan muchas más por encajar”, concluye.

“No conocemos yacimientos ni tenemos datos arqueológicos concluyentes que nos indiquen cuándo y cómo coincidieron ambas especies, donde podamos evidenciar que estuvieron en el mismo lugar y a la misma hora, circunstancia obligada para poder tener hijos en común”, destaca la paleoantropóloga María Martinón-Torres (derecha), directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana. “Este estudio vuelve a dar peso a Europa oriental y el Oriente Próximo como el punto caliente de encuentro verdadero cruce de caminos en el que la probabilidad de que hayan coincidido ambos grupos humanos”, resalta.

“Este estudio nos da dos o tres datos concretos, pero con ellos se pueden contar varias historias diferentes”, opina Juan Luis Arsuaga (izquierda), codirector de Atapuerca. “Mi interpretación es que hace 45.000 años los 'sapiens' ya se habían asomado a Europa, pero los neandertales ni se enteraron, pues los 'sapiens' tardaron miles de años en llegar a sus territorios; los hallazgos no prueban que hubiese contacto, colo cohabitación" en un enorme continente, explica.

João Zilhão (derecha), paleoantropólogo de la Universidad de Barcelona, propone otra interpretación posible: ¿y si fueron los neandertales los que enseñaron a los sapiens a hacer collares? Su equipo ha probado que en la península ibérica ya se hacían collares de conchas hace 120.000 años. También hay pruebas de que hicieron arte antes que los sapiens, como demuestra la enigmática escalera pintada en la cueva de La Pasiega (Cantabria) hace 65.000 años, donde después llegaron los sapiens y añadieron sus propios dibujos.

“Que en Bacho Kiro se encuentren pendientes hechos con dientes similares a los de la Grotte du Renne refuerza la hipótesis de que la convivencia de cinco milenios entre neandertales, sapiens y denisovanos en otros sitios probablemente dio para influencias de ida y vuelta entre distintas poblaciones”, opina Antonio Rodríguez-Hidalgo (izquierda), prehistoriador de la Universidad Complutense de Madrid. Es algo parecido a lo que sucedió durante los otros cinco milenios de historia protagonizados ya por una única y solitaria especie humana. “En españa no hablamos náhuatl, pero comemos palomitas de maíz”, resume el investigador.

Fuente: elpais.com | 11 de mayo de 2020

Dos ciervas de hace 7.000 años en el Parque Nacional de Ordesa (Huesca)

Hace unos meses se dio ya un adelanto en el Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés, pero ahora el hallazgo se revela en toda su magnitud en un artículo del último número de la revista ‘Bolskan’: un equipo de arqueólogos ha identificado arte rupestre levantino en una enorme roca desprendida de las montañas en el municipio oscense de Fanlo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Se trata del testimonio de este arte rupestre hallado hasta ahora a mayor altitud (1.650 metros sobre el nivel del mar) y más al norte de la península ibérica. Las pinturas, además, están completamente a la intemperie, lo que hace más raro el que hayan llegado a nuestros días en aceptable estado de conservación.

«Es un hallazgo excepcional, sin duda, y nos hace replantearnos muchas cosas sobre el hombre del Neolítico y su relación con la alta montaña», asegura el arqueólogo Javier Rey (izquierda), que firma el artículo de la revista ‘Bolskan’ junto a Ignacio Clemente, Ermengol Gassiot y Aitor Ruiz-Redondo.

Las pinturas rupestres de O Lomar (Fanlo) fueron descubiertas en 2014 por un vecino de la zona, Jaime Vaz-Romero, que puso su hallazgo en conocimiento del Centro de Estudios de Sobrarbe que, a su vez, lo comunicó al Gobierno de Aragón. Las pinturas están al alcance de la mano, en un enorme bloque de piedra que ha rodado por la ladera desde un afloramiento natural de roca que se encuentra en un nivel superior. El bloque tiene unos ocho metros de longitud, cuatro de anchura y otros tantos de altura, y las pinturas se localizan en uno de sus extremos. Están a tan solo 1,5 metros de altura y ocupan un metro cuadrado de la superficie de la roca.

«Yo había hecho sondeos arqueológicos en la Cueva de Coro Tracito (Tella Sin, Huesca) y habíamos descubierto vestigios neolíticos –relata Javier Rey–. Desde 2011 formo parte del Grupo de Arqueología de Alta Montaña, junto a Ignacio Clemente y Ermengol Gassiot, y decidimos iniciar un estudio en Ordesa y Monte Perdido, más concretamente en el Puerto Medio de Góriz y el entorno de la ermita de San Urbez. Y comprobamos que era cierto, que en esa roca desprendida hay pinturas rupestres».

Los especialistas las fechan, en principio, a principios del Neolítico, con unos 7.000 años de antigüedad.

Vista general de la roca con las pinturas.


A simple vista se aprecian claramente las figuras de dos ciervas. Una de ellas mira a la izquierda, con la cabeza levantada y actitud serena y estática. Como detalles anatómicos presenta las dos orejas en forma de ‘v’ y, quizá, la indicación de la boca. Las extremidades se hallan bastante deterioradas pero se aprecian las anteriores y, al menos, una posterior. Según el estudio publicado en ‘Bolskan’, «la cierva ocupa la zona superior izquierda del panel y ha sido pintada mediante la aplicación de una tinta plana de color rojo que rellena toda la superficie interior del animal. La zona de los cuartos traseros tiene un color más anaranjado, que podría deberse a un repintado antiguo de la misma. Es la mayor figura conservada del panel, con una longitud de 23 centímetros y una anchura de 18».

La segunda cierva mira en dirección contraria y tiene prácticamente las mismas características que la anterior, aunque quizá esté más deteriorada. «Como en la otra –añade el informe–, la parte más deteriorada corresponde a las extremidades, de las que solamente se conserva el arranque de las mismas en la parte más próxima al cuerpo. Tiene unas dimensiones de 10 centímetros de longitud por 6 de anchura».

Pintura del arte prehistórico esquemático que representa a un arquero. Imagen sin tratar.


La misma imagen tratada con infrarrojos

Por debajo de la cierva anterior se conservan vestigios de otras figuras, aunque solo cabe aventurar, y en el terreno de las hipótesis, la interpretación de una de ellas. «Apenas se pueden apreciar correctamente, hay una figura de difícil interpretación, aunque yo creo que pudiera tratarse de un arquero, del que podrían verse parte de la cabeza, tronco y brazos», apunta Javier Rey. El hecho de llevar varios miles de años a la intemperie explica su deterioro.

Mapa de la provincia de Huesca con la ubicación
de los abrigos con pinturas rupestres levantinas

El arqueólogo subraya que el hallazgo no es importante solo porque se trate de arte rupestre levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, sino porque «las pinturas han aparecido fuera de las que se suelen considerar como sus zonas tradicionales. Nos han roto los esquemas y nos demuestran que estas zonas no eran un vacío arqueológico durante la Prehistoria, como se había pensado hasta ahora». Las pinturas se protegerán con una valla.

Los arqueólogos han encontrado además vestigios de arte rupestre esquemático en tres puntos del parque, Cueva Lucia, la Mallata de Puértolas de Vió y el abrigo de San Urbez.

Fuentes: heraldo.es | National Geographic | 13 de mayo de 2020

Una espectacular operación policial recupera más de 19.000 obras de arte y piezas arqueológicas en 103 países

Foto: Una valiosa máscara de oro de Tumaco, recuperada en el madrileño aeropuerto de Barajas - INTERPOL

Más de cien personas han sido detenidas y unas 19.000 piezas arqueológicas y obras de arte requisadas en dos operaciones policiales internacionales, que tuvieron como principales escenarios España, Argentina y Colombia, entre otros países, informó Interpol.

Una de esas operaciones, bautizada como Pandora IV, estuvo dirigida por la Guardia Civil española y la agencia policial europea (Europol), mientras que la otra, Athena II, corrió a cargo de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) e Interpol. Ambas se desarrollaron en el otoño de 2019 en 103 países con el objetivo de desmantelar redes internacionales de traficantes de obras de arte y antigüedades, y las 300 investigaciones abiertas en ese marco condujeron al arresto de 101 sospechosos.

Foto: Una de las piezas intervenidas en la operación Pandora IV. / DGGC

Las redes implicadas traficaban con objetos arqueológicos y de arte saqueados de países afectados por la guerra o procedentes de robos en museos y excavaciones arqueológicas, como monedas o armas antiguas, fósiles y piezas de cerámica. Los servicios policiales centraron su vigilancia en mercados y páginas de venta por internet, porque según Interpol la web desempeña un rol destacado en el comercio ilícito de objetos culturales.

Foto: En Colombia, requisaron 242 piezas arqueológicas - INTERPOL

Entre las obras requisadas figuran una máscara de oro de Tumaco, considerada única en su género, y localizada en el aeropuerto madrileño de Barajas gracias a la colaboración entre la Policía nacional de España y de Colombia. En otra operación, la Policía federal argentina recuperó 2.500 monedas antiguas, la mayor incautación hasta la fecha de ese tipo de objetos, tras otra de 1.375 efectuada por las fuerzas del orden letonas.

Esta ha sido la segunda vez que Europol, Interpol y la OMA colaboran en la lucha contra el comercio ilícito de bienes culturales, tras una iniciativa similar llevada a cabo en 2018 y en la que también participó la Guardia Civil. El secretario general de Interpol, Jürgen Stock, indicó que el número de arrestos y de objetos requisados refleja la amplitud de esa práctica fraudulenta, "que afecta potencialmente a todo país con un rico patrimonio cultural".

Fuente: ABC.es, 7 de mayo de 2020

Orihuela (Alicante) recupera un miliario romano del lecho del río Nacimiento

El Ayuntamiento de Orihuela (Alicante) ha dado a conocer este jueves el hallazgo, el pasado enero, de un miliario romano en el dominio hidráulico del río Nacimiento, en la Dehesa de Campoamor.
El edil de Patrimonio Histórico, Rafael Almagro, ha explicado, sin embargo, que no ha sido hasta ahora que se ha notificado el depósito definitivo en el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela, tras la resolución de la Dirección Territorial de Educación, Cultura y Deporte de Alicante.

En un comunicado, la Concejalía de Patrimonio Histórico, a través del Museo Arqueológico Comarcal, procedió a la organización del dispositivo para la recuperación de la pieza, ya que "las fuertes lluvias y consiguientes riadas de principios del año 2020 pusieron el descubierto el miliario, que permanecía soterrado desde antiguo, pues no es citado ni por eruditos, ni cronistas, ni por los investigadores modernos de la vía", ha indicado el arqueólogo municipal, Emilio Diz.
En su recuperación participaron el arqueólogo municipal, un técnico de Patrimonio, un camión grúa, vehículos de transporte y cuatro operarios. Sin embargo, los vehículos solo pudieron acercarse hasta unos 30 metros del miliario por lo que se procedió a la protección de la pieza y su extracción mediante las "eslingas" de la grúa.

Asimismo, Almagro ha manifestado: "Tras este hallazgo tan importante, Orihuela y el museo disponen también de una pieza emblemática de época romana como es ésta, que se sumará a las que ya disponemos de la Prehistoria, como el 'Ídolo de Orihuela' (derecha), para época tardoantigua, como la 'Estela hebraica' y para la Edad media 'Sepulturas islámicas' y 'zócalo del Castillo'".

LA PIEZA

En cuanto al miliario, el profesor de la Universidad de Alicante (UA), Juan Manuel Abascal Palazón, especialista en epigrafía latina, ha analizado la pieza de piedra caliza de 143 cm de altura y entre 37 y 39 de diámetro. La altura de las letras es de entre 6 y 8,5 cm y está datado entre el siglo III y IV d.C.
"Ya se han realizado importantes trabajos de documentación como son fotografiado, calco de la inscripción sobre acetato y creación de un modelo 3D en negativo mediante la aplicación de láminas de celulosa sobre la pieza", ha asegurado Emilio Diz. Actualmente Abascal está procediendo al estudio epigráfico y textual. Es además el autor de la ficha divulgativa del miliario.


Miliario cilíndrico eran los postes que señalaban las distancias en millas a las ciudades, de manera que el caminante o el viajero sabía siempre cuánto camino debía recorrer hasta alcanzar un lugar donde comer o donde pernoctar.

La milla romana equivale a 1.481 metros. Su nombre deriva de la expresión latina "millia passuum", es decir, 1.000 pasos.

La inscripción está muy erosionada debido a la acción de las aguas y arenas del Río Nacimiento. La banda epigráfica se conserva en una superficie de 65 X 62 cm aproximadamente, con cinco líneas apreciables. Aun así, se distinguen bien en la primera línea las letras MP CAES, es decir una parte del comienzo del nombre de un emperador con sus títulos de Imp(erator) Caes(ar).
En las líneas centrales se conservan algunos trazos inconexos que aluden a los títulos de un emperador no identificado y, al final del último renglón, se lee AVG, como puede verse en la fotografía, que parecen hacer alusión a la Vía Augusta.

Es de destacar que ya se encontró otro miliario en la finca de San Ginés, actualmente conservado en el Museo del Pilar de la Horadada (izquierda). Lo que viene a confirmar que la vía pasaba por las proximidades de esta zona.

La Vía Augusta fue un gran camino romano que recorría la costa mediterránea desde el Pirineo a Gades (Cádiz), pasando por Carthago Nova (Cartagena) y Corduba (Córdoba). Las fuentes antiguas describen esta gran ruta, el camino más largo de los que atravesaban la península ibérica en época romana.
La comarca de Orihuela fue punto obligado de paso en el trayecto desde Ilici a Carthago Nova, así diversos autores localizan en la comarca la mansión de Thiar. Las mansiones eran paradas oficiales mantenidas por el gobierno.

Fuente: bolsamanía.com | 7 de mayo de 2020

Descubren en Quintana Roo (México) las fogatas de los primeros habitantes de América

Restos y ubicación de las fogatas halladas


Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han participado en el descubrimiento de los vestigios más antiguos de fogatas usadas por los primeros habitantes de América, en la cueva inundada Aktun-Ha, cerca de Tulum, Quintana Roo.
Se trata de fogatas con antigüedad de 10.500 años, colocadas en lugares estratégicos que permiten obtener fuego e iluminación, y son una guía para regresar a la superficie.

“Constituyen una evidencia de las estrategias de supervivencia, capacidades de organización y planeación, además del sentido simbólico y ritual de las cuevas para los primeros habitantes de América”, precisó Alejandro Terrazas Mata (izquierda), del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

La investigación realizada en el Instituto de Geología (IGL), con el apoyo del IIA, y en conjunto con integrantes del INAH, se dio a conocer en la revista internacional Geoarchaeology. Asimismo, confirma la hipótesis de que se trata de vestigios del uso de fuego de los primeros pobladores de la península de Yucatán.

Aktun-Ha es una cueva inundada –cenote–, en total oscuridad, que hace 15.000 años, cuando el nivel del mar era 150 metros más bajo que el actual, estaba seca. Los primeros pobladores pudieron usarla de morada o para realizar rituales.

En ese sitio único, a 30 metros bajo el agua y unos 100 metros de la entrada, en el salón o galería conocido como Cámara de los Ancestros, arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron 15 acumulaciones de carbón, posibles fogatas que fueron cuidadosamente documentadas, medidas y muestreadas, junto con los expertos de la Universidad Nacional, informaron Terrazas Mata y Elizabeth Solleiro Rebolledo, del IGL (derecha).
El universitario explicó que hace por lo menos 13.000 años llegaron poblaciones del centro de México al territorio que ahora ocupa Quintana Roo.

En los sistemas de cuevas cercanas a Tulum se han encontrado ocho individuos (esqueletos) “que hemos estudiado, y vemos que la forma del cráneo no se parece a la de sus contemporáneos”. Sus antepasados venían de climas más fríos, al norte del continente. “Sus cráneos eran más largos y angostos, muy diferentes a los de las poblaciones indígenas actuales, que son de cara más ancha”.



Además, se descubrió que su peso y estatura eran menores, eran más pequeños y ligeros que otras poblaciones de cazadores y recolectores. Se sabe que la población prehistórica de Quintana Roo no habitaba en las cuevas, sino que las utilizaban como contextos funerarios y rituales.
“Posiblemente entraban para depositar los cuerpos de personas importantes para la comunidad, pues eran considerados sitios sagrados”, abundó Terrazas.

Esa población perduró más de 4.000 años y en ese lapso se diferenció del resto de los grupos del continente. Es decir, los esqueletos de Quintana Roo tienen variantes en comparación a los encontrados al norte o sur de América, “seguramente por el aislamiento geográfico en el que vivieron, probablemente en un ambiente selvático, de clima húmedo parecido al actual”.
Sin embargo, reconoció el universitario, se necesita más evidencia, pues a pesar de 20 años de investigación no se han encontrado evidencias culturales asociadas a los esqueletos, como herramientas de piedra u ofrendas; se desconoce cómo era su tecnología o adaptación cultural, “pero el estudio de las fogatas da una idea de su estrategia para adentrarse en cavernas y depositar a los muertos o realizar cualquier otra actividad ritual”.



Solleiro detalló que el sistema geológico Aktun-Ha se ubica en el corredor de Playa del Carmen a Tulum, donde se conecta un conjunto de cuevas y fracturas. La entrada de la cueva está en el cenote, y para ingresar en la Cámara de los Ancestros se necesita de buceo especializado.

Ahí no se encontró más evidencia arqueológica que las posibles fogatas y restos de rocas que parecían quemadas. “Se tenía que verificar que realmente esos restos eran carbón y si las evidencias eran producto de la actividad humana o se habían trasportado por las aguas superficiales y subterráneas hasta llegar al sitio. Para ello se instrumentó una metodología en tres fases: experimental, donde se quemaron rocas para determinar sus cambios físicos por el fuego; de campo, con la toma de muestras de carbones y rocas quemadas; y de laboratorio, para el análisis y datación de los carbones, entre otros aspectos”.

Se encontró, entre otros resultados, que la “edad” de las fogatas es de 10.500 años y que los carbones se produjeron in situ; el fuego se originó ahí mismo y las temperaturas alcanzadas en esas fogatas fueron de entre 200 y 600 grados centígrados. Posiblemente algunas de las mismas se usaron para preparación de comida o para calentar, y las que se encontraron en una especie de nichos podrían haber servido para iluminar el lugar, concluyó Solleiro.

El trabajo de investigación contó con el financiamiento y colaboración de:
  • La Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM
  • La Universidad de Santiago de Compostela, España
  • National Geographic Society.
Fuente: National Geographic | 7 de mayo de 2020