Un radar desvela cómo era Falerii Novi, una antigua ciudad romana enterrada

Ubicación de la ciudad Falerii Novi y radar de parte de la ciudad a la derecha. Imagen: Lieven Verdonck Alessandro Launaro et al

En muchos lugares de Italia, cualquier obra tiene posibilidades de toparse con restos arqueológicos de su glorioso pasado que han quedado enterrados con el paso de los siglos. Gran parte del legado de la Antigua Roma nunca será recuperado, bien porque son yacimientos demasiado grandes o porque han quedado atrapados en medio de construcciones e infraestructuras modernas. Sin embargo, gracias a la tecnología de radar, que permanezcan bajo tierra ya no es un obstáculo para estudiar en profundidad esos tesoros arqueológicos. La antigua ciudad de Falerii Novi es un buen ejemplo.
Los arqueólogos ya conocían este antiguo enclave situado a unos 50 kilómetros al norte de Roma porque conservaba sus murallas y no se había construido encima de sus ruinas, pero ahora han podido conocer en profundidad cómo era sin necesidad de hacer ninguna excavación. Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Ghent ha trazado por primera vez el mapa completo de una ciudad romana utilizando exclusivamente un avanzado radar de penetración en el suelo (en inglés, ground penetrating radar o GPR) que les ha mostrado sorprendentes detalles que estaban bajo tierra. Esta tecnología les permite mirar lo que hay a diferentes profundidades, de modo que pueden estudiar la evolución de un asentamiento a lo largo de los siglos.

Detalle de un templo descubierto en la antigua ciudad romana de Falerii Novi. L. Verdonck

Así, han localizado un complejo balneario, un mercado, un templo, un tipo de monumento diferente a lo que habían visto hasta ahora y la extensa red de tuberías de agua de esta ciudad que era la mitad de grande que Pompeya, la localidad sepultada por las cenizas y piedras del Vesubio en el año 79 d.C. Falerii Novi tuvo una vida más larga. Los arqueólogos creen que fue ocupada por primera vez hacia el 241 a.C y sobrevivió hasta la Edad Media (hacia el año 700).

"La ciudad fue abandonada en los inicios de la Edad Media, tras el declive del poder romano y la paulatina pérdida de población", explica a este diario Martin Millet (izquierda) el investigador de la Universidad de Cambridge que lidera este estudio, publicado esta semana en la revista Antiquity. En su periodo de esplendor, añade, "probablemente contaba con unos 3.000 habitantes, pero nuestro análisis podrá clarificar esto en el futuro".

UNA TÍPICA CIUDAD ROMANA

Falerii Novi, dice Martin Millet, era una típica ciudad del Imperio Romano, y precisamente ahí radica, desde su punto de vista, su valor: "Es un ejemplo de una ciudad romana bastante ordinaria", señala el arqueólogo, que lleva trabajando en este proyecto desde 2015. Su objetivo, explica, es "ofrecer la mayor cantidad posible de información de Falerii Novi sin realizar ninguna excavación".

Sí han encontrado algunas particularidades. Por ejemplo, el diseño de Falerii Novi estaba menos estandarizado que muchas otras ciudades bien estudiadas, como Pompeya. El templo, el edificio del mercado y el complejo de baños descubierto presentan una arquitectura más compleja de lo que se esperaría en una ciudad pequeña como ésta.
En un distrito del sur, justo dentro de los muros de la ciudad, el radar mostró un gran edificio rectangular conectado a una serie de tuberías de agua que conducen al acueducto. Sorprendentemente, estas tuberías se pueden rastrear a través de gran parte de Falerii Novi. El equipo cree que esta estructura era una piscina o piscina al aire libre, que forma parte de un importante complejo de baños públicos.


a) Las paredes marcadas en naranja en una proyección 2D (el suelo en verde). b) Representación 3D de lo anterior. Imagen: Lieven Verdonck Alessandro Launaro et al

Más les sorprendió identificar cerca de la puerta norte de la ciudad un par de grandes estructuras enfrentadas dentro de un porticus duplex (un pasadizo cubierto con una fila central de columnas). No conocen ningún paralelismo directo, pero su hipótesis es que formaban parte de un impresionante monumento público.

Tras ser abandonada, las ruinas de Falerii Novi fueron poco a poco cubriéndose de vegetación y distinto material hasta que quedó enterrada en los siglos siguientes. Ahora, con el GPR, están estudiando los cambios que experimentó la ciudad sepultada; por ejemplo, han encontrado pruebas de que se robaron piedras.

Imagen: Lieven Verdonck Alessandro Launaro et al

EL RADAR GPR

Por lo que respecta a la tecnología de radar GPR, Millet señala que se usa en arqueología desde hace más de 20 años: "La diferencia fundamental es la intensidad de los muestreos, con lecturas cada 6,5 centímetros a lo largo de la ciudad que ofrecen imágenes con una resolución increíblemente alta de lo que está enterrado. Esto es posible utilizando múltiples antenas, topografía de alta precisión y computación inteligente".


Cortes de tiempo de GPR de un complejo de baño, a una profundidad estimada de a) 0,40-0,45 b) 1,30-1,35 m; c) resultado de la detección asistida por computadora de paredes (rojo) y pisos (verde). Las líneas continuas y discontinuas indican áreas para las cuales los valores de los parámetros se configuraron por separado; d) Representación 3D que muestra el mismo resultado (imagen de L. Verdonck).

El equipo se instala en un vehículo terrestre, similar a un quad, que ha ido barriendo las 30,5 hectáreas que ocupaba este antiguo enclave romano. "La antena de radar envía una señal de radio pulsada al suelo y escucha los ecos. Los ecos son proporcionales a la profundidad, por lo que el software puede mapear lo que hay a diferentes profundidades a través del suelo", explica Millet, que anteriormente había usado esta tecnología para mapear la colonia romana Interamna Lirenas, en el centro de Italia, y a menor escala, Aldborough, en North Yorkshire, Inglaterra.

Tal y como señalan los autores, "esta tecnología podría revolucionar nuestro conocimiento sobre antiguos asentamientos". Millet cree que con ayuda del GRP podrían abarcar antiguas ciudades de mayor tamaño, como Mileto, en Turquía, Nicópolis en Grecia o Cirene, en Libia porque "aún nos queda mucho por aprender sobre la vida urbana de los romanos".

Fuentes: elmundo.es | xataka.com | 9 de junio de 2020

Identifican por fin los orígenes de la entrada (Arco de Wilson) al Monte del Templo de Jerusalén

Fieles rezando dentro del Arco de Wilson. Wikipedia.

El Monte del Templo (o Explanada de las Mezquitas), ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, ha sido venerado como un sitio sagrado durante miles de años. El Arco de Wilson (nombre moderno que se le ha dado a una estructura ubicada a la izquierda del Muro de las Lamentaciones) es la única construcción intacta y visible que queda del complejo elevado durante el Segundo Templo (entre el 530 a.C. y el 70 d.C.), destruido por los romanos.

Se encuentra muy por encima de los cimientos del Muro de las Lamentaciones y es el último de toda una serie que una vez constituyeron un gigantesco puente, denominado la gran calzada, que llevaba hasta la explanada religiosa desde el oeste.

Muro de las Lamentaciones con la entrada al Arco de Wilson a la izquierda. Wikipedia.

La datación del Arco de Wilson siempre ha sido objeto de un gran debate académico, y se le adjudican fechas que varían hasta setecientos años unas de otras, desde la época de Herodes el Grande, la colonización romana, o incluso el período islámico temprano en Jerusalén.

Ahora, un equipo del Instituto Weizman de Ciencias de Israel, liderado por Johanna Regev (izquierda), ha aplicado sobre él técnicas de radiocarbono y microarqueología para lograr una datación mucho más precisa.

En el estudio, que se ha publicado en Plos One, los especialistas usaron un enfoque integrador en la excavación. Allí mismo llevaron a cabo la datación por radiocarbono de 33 muestras de material de construcción (en su mayoría materia orgánica, como semillas o palos presentes en el mortero), así como análisis de la roca y microarqueológicos.
Con ello, los investigadores han conseguido acotar las fechas de construcción de la estructura inicial del puente de la gran calzada, entre 20 a. C. y 20 d. C., lo que coincide con el reinado de Herodes el Grande o poco después de su muerte.

Área de excavación del Arco de Wilson:
(A) Mapa de la ciudad vieja de Jerusalén y la ubicación del Arco de Wilson. Derechos de autor: Autoridad de Antigüedades de Israel, 2020. (B) Una reconstrucción artística del Monte del Templo en la época de Herodes el Grande (siglo I d. C.). La flecha apunta al arco conocido hoy como el Arco de Wilson. Derechos de autor: Ritmeyer Archaeological Design, 2020. (C, D) Fotografías del sitio. La barra de escala en D tiene 1 metro de longitud. (E, F) Una reconstrucción 3D del sitio. Crédito: Regev et al, 2020.

También han descubierto una segunda etapa de edificación. Entre los años 30 y el 60, después de finalizar el arco de Wilson, el puente duplicó su tamaño. En ese periodo, ya bajo el dominio romano, se llevaron a cabo muchos proyectos de construcción alrededor de Jerusalén, incluido un acueducto que suministraba agua al Monte del Templo.

«La cronología de alta resolución por radiocarbono de los restos carbonizados da nueva forma a la historia de Jerusalén y resuelve un debate de larga duración sobre la entrada a su sitio más sagrado: el Monte del Templo», afirman los autores del estudio que piensan que estas técnicas pueden ser aplicadas a otros restos para determinar con más exactitud la datación en las ciudades antiguas.

Fuente: abc.es | 4 de junio de 2020

Un estudio revela que el TDAH era más frecuente en los neandertales

La frecuencia de variantes genéticas asociadas al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ha disminuido de forma progresiva (estaba aún más presente en los neardentalesen) en el linaje evolutivo humano desde el Paleolítico hasta la actualidad, según un artículo publicado en la revista Scientific Reports.

El nuevo estudio genómico compara diversas variantes genéticas asociadas con el TDAH descritas en poblaciones europeas actuales para evaluar su evolución en muestras de la especie humana modernas y antiguas (Homo sapiens) y en muestras arcaicas de neandertales (Homo neanderthalensis). Según las conclusiones, la tendencia a la baja que se observa en poblaciones europeas no se podría explicar ni por la mezcla genética con poblaciones africanas ni por la introgresión de segmentos genómicos neandertales en nuestro genoma.

La investigación está dirigida por Bru Cormand, catedrático de la Facultad de Biología y miembro del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB), el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) y el CIBER de Enfermedades Raras (CIBERER), y por el investigador Òscar Lao, del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), integrado en el Centro de Regulación Genómica (CRG). En el trabajo, cuya primera autora es la investigadora del CNAG-CRG, Paula Esteller —actualmente estudiante de doctorado en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, CSIC-UPF)—, también participan grupos de investigación de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y de la Universidad Estatal de Medicina de Nueva York, en Estados Unidos.

Foto: los expertos Paula Esteller, Bru Cormand y Òscar Lao.

El TDAH: ¿un valor adaptativo en el linaje evolutivo de los humanos?
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una alteración del neurodesarrollo que puede tener un gran impacto en la vida de los afectados. Caracterizado por la hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención, es muy frecuente en las poblaciones actuales —tiene una prevalencia del 5 % en niños y adolescentes— y se puede alargar hasta la edad adulta.
Desde un punto de vista evolutivo, se esperaría que algo que es perjudicial tienda a desaparecer. Para explicar que no haya sido así, se han propuesto varias hipótesis naturales, especialmente centradas en el contexto de la transición del Paleolítico al Neolítico, como la llamada teoría del desajuste (mismatch theory).

«Según esta teoría, los cambios culturales y tecnológicos que se han producido durante los últimos miles de años nos habrían permitido modificar el entorno para adecuarlo a corto plazo a nuestras necesidades fisiológicas. Ahora bien, a largo plazo, estos cambios habrían propiciado un desajuste respecto al entorno en que nuestros ancestros cazadores-recolectores evolucionaron», apuntan los autores.

Así pues, determinados rasgos como la hiperactividad o la impulsividad —que son característicos de personas con TDAH— podrían haber sido selectivamente favorecidos en ambientes ancestrales dominados por un estilo de vida principalmente nómada. En cambio, los mismos rasgos podrían haber devenido no adaptativos en otros entornos asociados a los tiempos más recientes (es decir, mayoritariamente sedentarios).

Según el estudio, algunos rasgos como la hiperactividad o la impulsividad podrían haber sido seleccionados favorablemente para la supervivencia en ambientes ancestrales dominados por un estilo de vida nómada.

¿Por qué es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la infancia y adolescencia?
El nuevo trabajo, basado en el estudio de 20.000 personas afectadas por TDAH y 35.000 controles, revela que las variantes genéticas o alelos asociados al TDAH tienden a encontrarse en genes intolerantes a las mutaciones que ocasionan pérdidas de función, lo que indica la existencia de una presión selectiva sobre este fenotipo.

Tal como apuntan los autores, la elevada prevalencia actual del TDAH podría ser consecuencia de una selección favorable que se habría producido en el pasado. A pesar de ser un fenotipo desventajoso en el nuevo contexto ambiental, la prevalencia seguiría siendo elevada porque no ha habido suficiente tiempo para que disminuya. Sin embargo, debido a la ausencia de datos genómicos disponibles para el TDAH, ninguna de las hipótesis ha podido contrastarse empíricamente hasta ahora.

«Así pues, los análisis que hemos realizado avalan la presencia de presiones selectivas que habrían estado actuando desde hace mucho tiempo en contra de las variantes asociadas al TDAH. Estos resultados son compatibles con la teoría del desajuste, pero sugieren que las presiones selectivas negativas habrían comenzado mucho antes de la transición entre el Paleolítico y el Neolítico, hace unos 10.000 años», concluyen los autores.

Fuente: ub.edu | 27 de mayo de 2020

Los cazadores europeos de la Edad de Hielo comían carne de lobo y de grandes depredadores, dicen arqueólogos de Polonia

Marcas de corte en restos óseos de zorros, lobos y glotones. Journal of Anthropological Archaeology .

Mientras realizaban excavaciones en las aldeas de Pavlov y Dolní Věstonice, cerca de Brno, en la República Checa, arqueólogos de este país habían descubierto anteriormente miles de artefactos de sílex, numerosas herramientas y decoraciones hechas de materiales como huesos de reno, dientes de zorros árticos y colmillos de mamut, así como decenas de miles de otros fragmentos de huesos de animales diseminados entre restos de chozas.

El Dr. Piotr Wojtal (izquierda), del Instituto de Sistemática y Evolución de los Animales de la Academia de Ciencias de Polonia, en Cracovia, que ha estado reexaminando los restos, dijo: "Hasta ahora, los científicos estaban convencidos de que los lobos y otros depredadores eran un objetivo de caza, principalmente por sus pieles, y no como fuente de carne. Sin embargo, durante el examen de sus huesos, hemos encontrado en docenas de especímenes rastros de corte claramente visibles".

"Los cazadores paleolíticos dejaron algunas marcas al quitar las pieles a los lobos, pero también hay otras que se pueden asociar con dividir la carne en porciones más pequeñas".

"Los huesos de herbívoros generalmente dominan dentro de los asentamientos humanos a partir de este período, porque probablemente fueron consumidos con mayor entusiasmo. Pero parece comprensible que, en el caso de cazar un lobo, descartar su carne fuera estimado como una pérdida considerable, especialmente durante los períodos de menor disponibilidad de alimentos. Por lo tanto, parece que se usaron todas las partes del cuerpo de los depredadores".


a - Serie de colgantes de incisivos superiores e inferiores y premolares de 'Canis lupus' (Pavlov I SE); b - Colgantes hechos de incisivos superiores de 'Ursus spelaeus' (Pavlov I SE); c - Colgantes de 'Ursus arctos' hechos de incisivos superiores (Cracovia Spadzista); d - Mandíbula adornada por una serie de muescas en la parte lingual de un cuerpo mandibular de un 'Gulo gulo' (Pavlov I SE); e - Esculturilla de león cavernario hecha de marfil (Pavlov I SE); f - Cabeza de león cavernario hecha de arcilla cocida (cerámica) (Dolní Věstonice I), e, f - foto de M. Frouz.

En Pavlov, además de restos de animales depredadores pequeños y medianos, los investigadores también encontraron huesos y dientes de depredadores más grandes de la estepa del mamut pleistocénico: el león cavernario y el oso pardo.

Wojtal dijo: “Aunque los restos de leones y osos no son muy numerosos, también tienen rastros que confirman que los cazadores de esa época usaban los cadáveres de carnívoros muertos. Como en el caso de los lobos, glotones y zorros, los rastros de los cortes en los huesos de los leones y los osos también indican la eliminación de las pieles y la división de la carcasa", señala el investigador.

"Por lo tanto, la carne de estos grandes depredadores también la comían los cazadores paleolíticos".

Los últimos resultados de la investigación sobre restos de depredadores de los yacimientos Gravetienses de Europa Central han sido publicado en el Journal of Anthropological Archaeology .

Fuente: scienceinpoland.pap.pl | 21 de mayo de 2020

'Homo sapiens', neandertales y denisovanos eran genéticamente menos diferentes que los osos polares y pardos

Neandertal - Kennis & Kennis Reconstructions

Los Homo sapiens, los neandertales y los denisovanos estaban genéticamente más cerca entre sí que los osos polares y los osos pardos, por lo que, al igual que los osos, podían producir fácilmente híbridos saludables y fértiles según una investigación dirigida por la Facultad de Arqueología de la Universidad de Oxford.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, muestra que los valores de distancia genética entre el Homo sapiens y nuestros antiguos parientes eran menores que la distancia entre pares de especies que se sabe que hibridan fácilmente y tienen crías fértiles.

El profesor Greger Larson (izquierda), Director de la Red de Investigación PalaeoBARN, en Oxford, y autor principal del estudio dice: "Nuestro deseo de clasificar el mundo en compartimentos discretos nos ha llevado a pensar en las especies como unidades completamente separadas. A la biología no le importan estas definiciones rígidas, y muchas especies, incluso aquellas que están muy separadas evolutivamente, intercambian genes todo el tiempo. Nuestra métrica predictiva permite una determinación rápida y fácil de la probabilidad de que dos especies produzcan descendencia híbrida fértil. Esta medida comparativa sugiere que los humanos anatómicamente modernos, los neandertales y los denisovanos pudieron producir crías vivas fértiles con facilidad''.

La larga historia de apareamientos entre Homo sapiens, neandertales y denisovanos, se ha demostradod recientemente mediante el análisis de genomas antiguos. La capacidad de las especies de mamíferos, incluidos los humanos antiguos, para producir descendencia híbrida fértil ha sido difícil de predecir, y la fertilidad relativa de los híbridos sigue siendo una pregunta abierta. Algunos genetistas incluso han dicho que los neandertales y los Homo sapiens estaban al borde de la compatibilidad biológica.

En consecuencia, el equipo de investigación ha desarrollado una métrica de distancias genéticas para predecir la fertilidad relativa de la primera generación de híbridos entre dos especies de mamíferos. Para ello analizaron datos de secuencia genética de diferentes especies que previamente habían demostrado producir descendencia híbrida. Al correlacionar la distancia genética con la fertilidad relativa de la descendencia híbrida, fue posible demostrar que cuanto mayor es la distancia evolutiva entre dos especies, es menos probable que la descendencia entre ellas sea fértil. Además, el equipo utilizó los valores de distancia genética para determinar un umbral de fertilidad.

Recreación de Denny, una niña híbrida fruto de una madre neandertal y un hombre denisovano. Fotografía: John Bavaro / early-man.com

Cuando se calcularon los valores de distancia entre Homo sapiens, neandertales y denisovanos, estos eran incluso más pequeños que los valores conocidos entre varios pares de especies que se sabe hibridan fácilmente, entre los que se encuentran los osos polares y los osos pardos, o los coyotes y lobos. Esto sugiere que podríamos haber predicho la existencia de neandertales y denisovanos en nuestros propios genomas tan pronto como se generaron las primeras secuencias genéticas al respecto.
Este procedimiento también se puede usar para predecir la probabilidad de que dos especies de mamíferos puedan dar a luz híbridos vivos, es decir, es una herramienta útil que se puede emplear en las decisiones sobre si colocar o no animales juntos en los parques zoológicos.

Richard Benjamin Allen (izquierda), primer autor del estudio dice: "Muchas decisiones en biología de la conservación se han tomado sobre la base de que los organismos relacionados que producen híbridos en cautiverio deben evitarse. Tal enfoque no ha considerado el papel significativo que la hibridación ha jugado en la evolución en la naturaleza, especialmente en poblaciones bajo amenaza de extinción. Nuestro estudio se puede utilizar para informar sobre los esfuerzos futuros de conservación de especies relacionadas donde los programas de hibridación o subrogación podrían ser alternativas viables".

Fuente: University of Oxford | 3 de junio de 2020

Nuevos datos apoyan la teoría de la baja diversidad genética de los neandertales como principal causa de su extinción

Atlas (Kr.98) en diferentes perspectivas recuperado en el yacimiento de Krapina (Croacia) y que presenta la variante anatómica conocida como 'Unclosed Transverse Foramen'.


Hay varias teorías que tratan de explicarlo: el clima, la competencia con el Homo sapiens, la baja diversidad genética...

Un estudio que analiza la primera vértebra cervical de varios neandertales confirma que la diversidad genética de la población era baja, lo que dificultó su capacidad de adaptación a posibles cambios del entorno y, por tanto, su supervivencia.

En la investigación, publicada en Journal of Anatomy, participan el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), la Universidad de Valencia y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y se han analizado tres vértebras del yacimiento de Krapina (Croacia) y revisado el material de otros yacimientos.

Los neandertales habitaron el continente europeo hasta hace apenas 30.000 años y su desaparición continúa siendo un misterio. Para conocer su diversidad genética se ha trabajado descifrando su genoma, pero también analizando diferentes caracteres anatómicos del registro fósil de la especie.

"En este estudio nos hemos centrado en las variantes anatómicas de la primera vértebra cervical, conocida como atlas. Las variantes anatómicas de esta vértebra, tienen una alta relación con la diversidad genética: cuanto mayor es la prevalencia de este tipo de variantes anatómicas, menor es la diversidad genética poblacional", explica el investigador del MNCN, Carlos A. Palancar (izquierda).

En el Homo sapiens las variantes anatómicas del atlas han sido ampliamente estudiadas en los últimos años. En el caso de los humanos modernos, el atlas muestra alguna de las distintas variantes anatómicas en casi el 30% de los casos. "Sin embargo, probablemente debido a la mala preservación que tiene esta vértebra cervical y el poco material recuperado en el registro fósil, los atlas de neandertales apenas se han observado bajo esta lupa", aclara el investigador de la Universidad de Valencia Juan Alberto Sanchis Gimeno (derecha).

Recientemente, investigadores del Grupo de Paleonantropología del MNCN, determinaron la presencia de diferentes variantes anatómicas en los atlas de los neandertales del yacimiento de El Sidrón (Asturias). Con el objetivo de confirmar la alta prevalencia de estas variantes anatómicas de esta especie analizaron exhaustivamente los atlas fósiles de los neandertales del yacimiento de Krapina (Croacia).

Representación de un grupo de neandertales en el Museo Neandertal de Kaprina (Croacia)

"Krapina es un yacimiento de alrededor de 130.000 años de antigüedad, frente a los cerca de 50.000 que tiene El Sidrón. Es el yacimiento del que se ha recuperado un mayor número de restos neandertales, lo que lo convierte en una muestra de especial interés en el análisis de la diversidad genética de esta especie ya que potencialmente todos los individuos pertenecían a una misma población", apunta Daniel García-Martínez (izquierda), investigador del CENIEH.

El estudio de la anatomía de los tres atlas recuperados en este yacimiento ha revelado la presencia de variantes anatómicas en dos de ellos (66%). Una de las mismas, conocida como Unclosed Transverse Foramen, UTF, tiene una prevalencia de tan sólo un 10% en humanos modernos.

"Comprobar la presencia de estas variantes anatómicas en Krapina, junto con la revisión de otros atlas presentados a la comunidad científica que hasta ahora no se han analizado bajo esta perspectiva y que arroja datos similares (más del 50%), sugieren que la cantidad de variantes en los neandertales es significativamente mayor que la de humanos actuales", afirma Palancar. "Estos datos apoyan la teoría de que su diversidad genética era muy baja y confirma que esta pudo ser una de las causas de su desaparición", concluye el investigador del MNCN, Markus Bastir (derecha).

Fuentes: burgosnoticias.com | uv.es | 4 de junio de 2020