La Universidad de Boston resuelve el enigma de por qué en Menorca apenas se conocen vestigios árabes

Vivienda andalusí desenterrada en Torre d’en Galmés (Menorca).UNIVERSIDAD DE BOSTON

Las fotografías del informe La reocupación andalusí del yacimiento de Torre d’en Galmés, firmado por especialistas de las universidades norteamericanas de Boston y SUNY Brockport (Nueva York), así como por el Institut Menorquí d’Estudis lo muestran como un pequeño camello rechoncho o quizás una minúscula oveja, algo “zoomorfo”, escriben los arqueólogos que no se atreven a determinar su especie. Era el juguete de arcilla de un niño musulmán que pasaba horas imaginando aventuras en la cocina de su casa mientras sus padres cultivaban los terrenos cercanos. La figurita fue hallada junto a un remache del cinturón de un soldado de la Corona de Aragón, con el escudo tribarrado grabado. Ambas imágenes son el resultado de 10 años de investigaciones plasmadas en un estudio que profundiza en una gran incógnita de la arqueología española: ¿Por qué en Menorca no se conservan apenas restos arquitectónicos musulmanes a pesar de haber sido ocupada durante más de trescientos años?


Figura zoomorfa en arcilla encontrada en la cocina de una vivienda desenterrada en Torre d’en Galmés. PHOTOGRAPHER: FRANCESC HUGUET PONS / UNIVERSIDAD DE BOSTON.

Entre los años 902 y 903, las Baleares fueron conquistadas por el gobernador (valí) Isam al-Jawlani para el Emirato de Córdoba. “Desde el primer momento, comenzó un rápido asentamiento de población árabe y bereber, la mayoría procedente de la Península y el Norte de África”, que aportó su “tecnología, lengua, cultura y religión”. Se desconoce el destino de la población aborigen. En 1231, Menorca se convirtió en territorio vasallo del rey aragonés Jaime I; no obstante, durante 56 años mantuvo su autonomía e, incluso, floreció intelectualmente bajo el mandato del gobernador Said ibn Hakam, que atrajo hacia la isla a poetas, escritores y eruditos que huían de los territorios que iban reconquistando los reyes cristianos en la Pení...

En enero de 1287, el rey Alfonso III decidió poner fin al vasallaje, desembarcó y, tras la rendición de Santa Águeda –la gran fortificación andalusí-, todo pasó a manos cristianas. Se abandonó la capital musulmana -Ciutadella de Menorca- así como las alquerías, granjas, cultivos… Casi toda la población fue hecha prisionera o vendida como esclava. “Se tardarían algunos años en repoblar la isla con cristianos, por lo que todo cayó en el olvido”, explica Amalia Pérez-Juez (izquierda), codirectora del proyecto. “Y así solo quedaron como recuerdo, tras la conquista, las ruinas del castillo de Santa Águeda, la toponimia isleña y los cambios en el paisaje agrícola”, añade la experta.

No fue hasta el siglo XIX cuando los arqueólogos comenzaron a investigar la isla. Centraron su interés en los impresionantes restos arquitectónicos que se repartían por todas partes y que son conocidos como de cultura talayótica, unos asentamientos prehistóricos gigantescos que se mantuvieron hasta la conquista del territorio por los romanos en el 123 antes de Cristo. Estas ciclópeas construcciones, que siguen visibles en los campos de Menorca, han sido estudiadas desde entonces con profusión, están protegidas y muchas de ellas son visitables. En estos momentos, la cultura talayótica es candidata a la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Torre d’en Galmés, el mayor yacimiento arqueológico de las Baleares


La investigación de la Universidad de Boston constata ahora que “la mayoría de los asentamientos prehistóricos, quizás todos, fueron ocupados en época andalusí, por lo que sufrieron cambios y remodelaciones”. Es decir, los musulmanes aprovecharon las estructuras de la Edad del Hierro para vivir, algo que no se había estudiado hasta el momento, entre otros motivos, por el impresionante estado de conservación de los restos prehistóricos. “Es el caso del asentamiento de Torre d’ en Galmés [municipio de Alaior], uno de los yacimientos más grandes de la isla y mejor conservado. Pudo llegar a ser el mayor centro urbano durante el primer milenio antes de nuestra Era con la construcción de edificios públicos, tres talayots [edificaciones ciclópeas] y un recinto de taula [una especie de santuario con un pilar central en forma de T]. El sitio creció colina abajo con numerosas casas, zonas de almacenaje y cisternas. También tenía cuevas naturales y artificiales, un muro y múltiples espacios para la circulación y actividades colectivas”, refleja el informe.
"Durante el siglo XX se estudió el yacimiento, pero solo los momentos asociados a la Edad del Hierro y al periodo romano”. Pero el equipo de investigadores norteamericanos y españoles, con financiación de Boston University y el Consell Insular de Menorca, ha hallado ahora la “secuencia total del uso, abandono, reutilización de Torre d’en Galmés durante 2.000 años”, incluyendo el periodo andalusí. Y detallan: “El lugar fue probablemente abandonado al final de la época romana, y algunas estructuras se derrumbaron. Otras fueron reutilizadas por los musulmanes que aprovecharon sus piedras para levantar estructuras regulares de 4 x 3 metros. Estas fueron construidas fuera de los edificios talayóticos o sobre sus escombros tras los colapsos”.

Remache de hebilla del cinturón de un soldado de la Corona de Aragón.UNIVERSIDAD DE BOSTON

Las construcciones disponían de grandes losas en su entrada, estaban cubiertas con tejas y enlucidas con cal. En Torre d’en Galmés ya se han excavado tres de ellas, aunque se han documentado otras seis completas.

“Una de estas construcciones desenterradas merece una mención especial: una cocina y una despensa conservada intacta de finales del siglo XIII”, señala el estudio. El techo se desplomó justo después de la conquista cristiana y “selló el último rastro de ocupación doméstica de una pequeña comunidad rural”. Todo quedó congelado en el tiempo. “Por debajo del nivel de las tejas, la estructura contenía recipientes intactos para cocinar y almacenar, platos para servir, cántaros para líquidos y otras cerámicas, una piedra de moler y el hogar".

Estudiantes de arqueología excavando en el yacimiento de Torre d’en Galmés.UNIVERSIDAD DE BOSTON.

“La familia que vivía en esta casa fabricaba, además, juguetes para sus hijos y eran personas piadosas que usaban talismanes hechos de plomo con inscripciones en árabe. Las otras dos estructuras excavadas eran muy parecidas, pero debieron usarse para dormir. La separación de las áreas de cocina, comedor y dormitorio refleja una separación de actividades y un uso claro del espacio para propósitos específicos”, aclara el estudio de las universidades.

Estas comunidades rurales producían casi todo lo que necesitaban, desde cal a ruedas de molino. Pastoreaban ovejas y cabras y cultivaban cereales y frutales. “El hecho de que gran parte del mobiliario de la cocina permaneciera ''in situ' sugiere un rápido abandono por parte de los propietarios”. Una huida que, sin duda, está relacionada con una mañana de enero de 1287, cuando aparecieron los soldados de Alfonso III con sus espadas. No se puede saber exactamente qué ocurrió en el interior de la cocina, solo que sobre su suelo quedó el juguete roto de un niño, un amuleto con texto del Corán y una hebilla de cinturón con el escudo de la Corona de Aragón. El dominio musulmán de la isla había acabado de repente y empezaba el misterio de dónde vivían aquellas poblaciones andalusíes que poblaron la isla entre los siglos X y XIII. Hasta ahora.

Fuente: elpais.com | 15 de agosto de 2020

Hallan en Inglaterra evidencias de una actividad social de caza realizada por la especie 'Homo heidelbergensis'

Excavación en 'Horse Butchery Site', Boxgrove (UCL Institute of Archaeology)

Un enclave arqueológico de importancia internacional de medio millón de años en Sussex, sur de Inglaterra, ofrece información sin precedentes sobre la vida de una especie humana extinta poco conocida, según una nueva investigación del University College London (UCL).
Los hallazgos de un meticuloso estudio dirigido por el Instituto de Arqueología del UCL se detallan en un nuevo libro innovador The Horse Butchery Site, publicado por Spoilheap Publications del UCL Archaeology South-East.

El estudio reúne las actividades y movimientos de un grupo de humanos primitivos mientras fabricaban herramientas, incluidas las de hueso más antiguas documentadas en Europa, y descuatizaban un caballo grande hace 480.000 años.

El líder del proyecto, el Dr. Matthew Pope (izquierda), dijo: "Ha sido una oportunidad excepcionalmente rara poder examinar un sitio casi como lo había dejado un grupo humano extinto, después de que se reuniera para procesar totalmente el cadáver de un caballo al borde de una marisma costera.
Increíblemente, hemos podido acercarnos lo más posible y atestiguar el movimiento y los comportamientos minuto a minuto de ese grupo, aparentemente muy unido, de humanos primitivos: una comunidad de personas, jóvenes y mayores, que trabajaban juntas de una forma cooperativa y social".

El sitio del descuartizamiento del caballo es uno de los muchos excavados en unas canteras cerca de Boxgrove, Sussex, un área arqueológica de importancia internacional bajo la tutela de English Heritage, el cual alberga los restos humanos más antiguos de Gran Bretaña. El lugar fue uno de los muchos excavados en las décadas de 1980 y 1990 por el Instituto de Arqueología de la UCL bajo la dirección del arqueólogo Mark Roberts.

En el curso de la excavación se recuperaron más de 2.000 fragmentos de silex afilados en ocho agrupaciones separadas, conocidas como dispersiones del tallado lítico. Estos son lugares donde los humanos primitivos se colocaban para hacer sus herramientas y dejaron una densa concentración de lascas de silex.

Al embarcarse en el ambicioso rompecabezas para recomponer el núcleo de las lascas de silex dispersas del que provienen, los arqueólogos descubrieron que en todos los casos estos primeros humanos estaban haciendo grandes cuchillos de silex llamados bifaces (derecha), a menudo descritos como la herramienta perfecta de un carnicero primitivo.
El Dr. Pope comentó: "Establecimos desde el principio que había al menos ocho personas en este lugar haciendo herramientas, y consideramos probable que un pequeño grupo de adultos, una 'partida de caza', podría haber sido el responsable de la carnicería o descuartizamiento del caballo. Sin embargo, nos sorprendió ver rastros de otras actividades y movimientos en el lugar, lo que abrió la posibilidad de que un grupo mucho más grande estuviera presente. En este sentido, hemos trabajado con nuestra artista en reconstrucción, Lauren Gibson, para darle vida al sitio y averiguar su complejidad social".


Recreación del grupo de individuos Homo heidelbergensis descuartizando un caballo en el entorno de unas canteras cerca de Boxgrove, Sussex.

El estudio detallado de los huesos del caballo muestra que no solo se despojó la carne del animal, sino que se rompió cada hueso con martillos de piedra para poder succionar la médula y la grasa líquida. El caballo parece haber sido completamente procesado, con la grasa, la médula, los órganos internos e incluso el contenido del estómago parcialmente digerido, lo que proporciona una comida nutritiva para un grupo humano primitivo de unos 30 o 40 individuos en el lugar.
Sin embargo, el caballo proporcionó algo más que comida, y un análisis detallado de los huesos, realizado por Simon Parfitt (izquierda, del Instituto de Arqueología de la UCL) y la Dra. Silvia Bello (derecha, del Museo de Historia Natural, Londres), encontró que varios de los mismos se habían utilizado como herramientas llamadas retocadores.

Simon Parfitt dijo: "Estas son algunas de las primeras herramientas que no son de piedra encontradas en el registro arqueológico de la evolución humana. Habrán sido esenciales para fabricar los buenos cuchillos de sílex que se encuentran en el amplio paisaje de Boxgrove".

La Dra. Bello agregó: "El hallazgo proporciona evidencias de que las primeras culturas humanas entendieron las propiedades de diferentes materiales orgánicos y cómo se podían hacer herramientas para mejorar la fabricación de otro tipo de herramientas. Junto con la cuidadosa carnicería del caballo y la compleja interacción social insinuada por los patrones de reacondicionamiento de los útiles líticos, se obtuvieron pruebas de que la población humana primitiva en Boxgrove era cognitiva, social y culturalmente sofisticada".


Herramienta de hueso de caballo. Instituto de Arqueología de la UCL.

La actividad cooperativa entre un gran número de personas sugiere que estos sitios de estancia temporal podrían haber sido espacios sociales para la interacción, el aprendizaje y el intercambio de herramientas e ideas. El yacimiento de descuartizamiento de caballos en Boxgrove muestra este comportamiento de manera más vívida que cualquier otro descubierto hasta ahora en el registro arqueológico.

Recuperación de los restos hallados. Instituto de Arqueología de la UCL.

Aún quedan preguntas sobre dónde vivían y dormían los individuos de Boxgrove, e incluso cómo eran estas personas, atribuidas a la poco conocida especie humana denominada Homo heidelbergensis. Las respuestas a esas preguntas bien pueden descansar en el amplio y antiguo paisaje de 26 km que se conserva bajo la moderna Sussex.

Barney Sloane, Director Nacional de Servicios Especialistas en Historic England, dijo: "Esta investigación es un recordatorio oportuno del poder de la arqueología para iluminar los detalles de eventos notablemente íntimos en un vasto abismo de tiempo, y, a la vez, para mejorar nuestra comprensión sobre cómo los seres humanos han evolucionado. Los actuales hallazgos demuestra claramente el valor que tiene asegurar que nuestras políticas de planificación tengan en cuenta el potencial de la arqueología en el avance científico".

Fuentes: University College London (UCL) | theconversation.com | phys.org | 12 de agosto de 2020

El asedio de Escipión a la ciudad íbera de Iliturgi: "Fueron masacrados sin importar edad y género"

Restos arqueológicos de Iliturgi, ciudad íbera atacada por Escipión el Africano.

Hace 23 siglos dos potencias luchaban por la hegemonía en el Mediterráneo. Los cartagineses y romanos combatieron durante casi dos décadas en la llamada Segunda Guerra Púnica hasta que, finalmente, Aníbal y Escipión el Africano acordaron las condiciones de la rendición de Cartago. A su paso, el general y político romano redujo decenas de pueblos con una agresividad y violencia que ha llegado hasta nuestros tiempos.

Desde el año 2000, un proyecto de la Universidad de Jaén dirigido por Juan Pedro Bellón (izquierda) ahonda en las distintas batallas que abarcó la Segunda Guerra Púnica. Ahora, concretamente, el proyecto se está centrando en el asedio de la ciudad íbera de Iliturgi (provincia de Jaén).
Ubicada al lado del actual río Guadalquivir, Iliturgi se había posicionado a favor de los romanos en primera instancia. Sin embargo, pronto cambiaron de bando y ejecutaron a los romanos que habían huido a la ciudad en busca de refugio durante la guerra. Así, cuando Escipión el Africano tomó la ciudad en el año 206 a.C., hizo ejecutar a todos sus habitantes y quemar sus cadáveres para consumar su venganza.

"Lo que nos interesa conocer no es sólo las tácticas de asedio empleadas por el ejército romano, sino también las de defensa realizadas por el oppidum ibérico", explica Juan Pedro Bellón en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL.

Las excavaciones constatan la construcción de un foso defensivo para protegerse del ataque romano. "Esperamos comprender la estructura originaria de la fortificación y cómo ésta se modificó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica", añade Bellón a este periódico.
Asimismo, la iniciativa también ha hallado, además de restos estructurales, armas como catapultas romanas que se emplearon para el asedio de la ciudad. "Nos interesa analizar el impacto de la guerra sobre la población local que, en el caso de Iliturgi, parece claro que fue evidentemente traumático", considera el director del proyecto. "El asedio de Iliturgi muestra la violencia y crueldad de la conquista, el trauma social, cultural y humano de una batalla más sangrienta de lo habitual".

Ruinas de Iliturgi.

Un genocidio poco frecuente

La cruenta batalla entre los romanos y los cartagineses de Iliturgi se conoce gracias al historiador romano Tito Livio, quien describió detalladamente la contienda que tuvo lugar al final de la Segunda Guerra Púnica, en el año 209 a.C. El asedio se prolongó en el tiempo ya que Iliturgi estaba bien protegida y fortificada.

El relato de Livio justifica moralmente la destrucción de la ciudad debido a que unos años antes los ciudadanos de Iliturgi traicionaron a los romanos y negaron auxilio a su ejército, en el cual se encontraban el padre y el tío de Escipión el Africano. Ambos murieron y el militar decidió vengar la traición cartaginesa en nombre de su familia. Pese a todas las modificaciones que se realizaron para reforzar la ciudad, Iliturgi acabó cayendo por la superioridad táctica y numérica de los romanos.
"La ciudad fue quemada y destruida, sus habitantes, sin distinción de edad o género fueron masacrados", señala Juan Pedro Bellón. "La destrucción y el genocidio de ciudades enteras es una situación poco frecuente en el contexto de la guerra púnica. Sería más lógico y rentable su sometimiento, su control territorial y fiscal y la disponibilidad de un potencial de recursos frente a su aniquilación", añade.

Restos de artillería romana del asedio a Iliturgi, datados en el año 206 a. C.

No obstante, la venganza no sería el único motivo de la toma de la ciudad. Tal y como indica Bellón a este periódico, la conquista de Iliturgi facilitó la rendición de Castulo, ubicada a unos 15 kilómetros. Poco a poco, y tras la caída de Cartago Nova, Aníbal se encontraba cada vez más acorralado. Su hermano había sido derrotado en el 207 a.C. en la batalla de Metauro —el Ministerio de Cultura ya ha aprobado otro proyecto para estudiar esta misma batalla— y pronto se vería obligado a huir al norte de África, donde también sería derrotado, una vez más, por Escipión.

De hecho, la línea de investigación que está siguiendo el proyecto no se limita únicamente en Iliturgi. A la iniciativa impulsada gracias al Ayuntamiento de Mengíbar, se suman otras excavaciones en relación a la Segunda Guerra Púnica como el proyecto paralelo de la batalla de Numistro en el sur de Italia.

Vista aérea del llamado Camino de los Romanos de Mengíbar, donde se localizó la base del Arco de Jano Augusto (Ianus Augustus).

El futuro romano de Iliturgi

Tras la cruenta conquista de la ciudad íbera de Iliturgi tuvieron que pasar 200 años para que el emperador Augusto construyera un arco muy cerca de lo que antiguamente había sido una próspera ciudad.
"Este arco marcaba los límites de las provincias Bética y Tarraconense y señalaba también el inicio de la Via Augusta en la Bética. Su construcción se realizó en el contexto de la Pax Augusta, monumentalizada en el Ara Pacis de Roma", comenta Bellón.

El proyecto liderado por Juan Pedro Bellón pretende, en definitiva, arrojar luz y profundizar en este último tramo de la segunda guerra púnica en el sur de la península ibérica y la futura implantación del Imperio Romano en un largo proceso que contó con una gran resistencia cartaginesa.

Fuente: elespañol.com | 15 de agosto de 2020

Reconstruyen la evolución del hábitat y del clima en el que se desarrollaron los primeros grupos humanos que habitaron en Orce (Granada)

Vista general de la excavación en el yacimiento arqueológico de Fuente Nueva 3 de Orce (Granada) / UGR

Un equipo interdisciplinar liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona ha estudiado los restos óseos de anfibios y reptiles del yacimiento de Orce (Granada) y han logrado reconstruir la evolución del hábitat y del clima en el que vivieron los primeros grupos humanos del continente europeo.
El artículo, liderado por Christian Sánchez-Bandera de IPHES, se ha publicado en la revista Quaternary Science Reviews y se enmarca en el Proyecto ORCE, financiando por la Junta de Andalucía, y está coordinado por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Juan Manuel Jiménez-Arenas.

“Hasta el momento solo teníamos una visión global de estos yacimientos, la sinopsis del libro escrito en los barrancos y cañadas de la Zona Arqueológica de Orce. A partir de ahora, se añaden nuevos capítulos a este gran tomo de la Historia, que permiten contar y conocer, con un nivel de detalle inédito, la historia que cada una de las páginas atesora”, dice Jiménez-Arenas (izquierda).

El trabajo se centra en el análisis de los restos óseos de las especies de anfibios y reptiles recuperados en estos yacimientos. “Se trata de restos pequeños y que a simple vista pueden parecer insignificantes frente a la fauna exuberante con la que compartieron paisajes hace en torno a 1,5 millones de años, como mamuts, hipopótamos, rinocerontes, hienas gigantes, tigres con dientes de sable, especies todas ellas extinguidas”, destaca el investigador.

Sin embargo, las modestas ranas y serpientes, los humildes sapos y lagartos nos han acompañado desde tiempos remotos, permitiéndonos estudiarlos y comprenderlos con mucha mayor exactitud. Además, la alta dependencia respecto al ambiente que presentan convierte a estos pequeños animales en auténticas ‘estaciones climatológicas’ y vistas panorámicas de los paisajes pretéritos, lo que permite reescribir esta compleja historia.

Christian Sánchez-Bandera, investigador del IPHES y de la Universitat Rovira i Virgili (URV), el primero por la derecha, estudiando la estratigrafía de Orce junto con el profesor Oriol Oms (UAB). (Foto: IPHES).

Dos yacimientos con condiciones ambientales distintas

Los resultados del estudio indican que los primeros habitantes del continente europeo lidiaron con unas condiciones ambientales diferentes en Barranco León (1,4 millones de años) y en Fuente Nueva 3 (1,3 millones de años), dos de los yacimientos que existen en Orce.

En Barranco León, las primeras páginas de este libro, escritas en las capas más profundas, relatan un ambiente cálido que fue variando, conforme avanzamos en la trama, hacia condiciones cada vez más frías y áridas. La historia finaliza en Fuente Nueva 3, donde se llega al máximo de aridez y frío para, posteriormente, oscilar hacia condiciones más favorables, húmedas y cálidas.

“Estos datos nos permiten proponer que los humanos más antiguos del continente europeo, fueron capaces de adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes que tenían lugar durante el Pleistoceno inferior y lidiar con un clima y un paisaje variables”, apuntan los científicos.

El lavado del sedimento que se obtiene en las excavaciones de Orce de manera muy cuidadosa es imprescindible para identificar la presencia de pequeños vertebrados. Hugo Blain / IPHES

El equipo trata ahora de establecer si existe algún vínculo entre las diferencias tecnológicas (los útiles en piedra tallada, fundamentalmente) observadas entre Barranco León y Fuente Nueva 3, y los cambios climáticos impresos en los huesos de anfibios y reptiles.

Fuentes: agenciasinc.es | Iphes | 5 de agosto de 2020

La primera cama de la humanidad fue construida con hierba y ceniza hace 200.000 años

Los investigadores del equipo de Lyn Wadley excavando Border Cave.FRANCESCO D'ERRICO

Cerca de Border Cave, en Sudáfrica, solo hay una aldea. Esta cueva, explorada desde el principio del siglo XX por su riqueza arqueológica, ha arrojado una nueva evidencia de que las primeras sociedades humanas tuvieron un comportamiento complejo antes de lo que se pensaba. Este jueves, un estudio publicado en Science describe la primera cama de la humanidad conocida hasta ahora, de hace 227.000 años. Este hallazgo indica que las comunidades de la Edad de Piedra (Middle Stone Age) ya buscaban comodidad, ordenaban su espacio y se protegían de posibles plagas. El lecho está constituido por una capa de cenizas que juega un papel de aislante sobre la que se añadieron gavillas de hierba.

“La preservación orgánica es excepcional”, reitera Paloma de la Peña (izquierda), autora del estudio e investigadora de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica).

Las primeras sociedades modernas ya habían entendido las virtudes de los elementos del ambiente y cómo defenderse de las posibles amenazas que les rodeaban. La ceniza asfixia a los insectos y bloquea las partes bucales de garrapatas y otras plagas. Ese elemento, clave en las prácticas culturales para evitar picaduras de insectos, a menudo eran restos de ropa de cama quemada para mantener el sitio limpio. En el lugar también se hallaron restos del arbusto aromático sudafricano Tarchonanthus (el alcanfor africano) en la parte superior del lecho de hierbas. Esta planta todavía se usa en zonas rurales del Este de África para repeler insectos y es probable que, junto con cenizas de hogueras, también se usara para ahuyentar a los insectos voladores en Border Cave.


Los restos botánicos son poco comunes debido a su fragilidad. Estos restos se conocen como fitolitos (fito=planta y lito=piedra) y son restos microscópicos de sílice que reproducen la estructura celular de ciertas plantas. Debido a su composición inorgánica, los fitolitos pueden conservarse en condiciones en las que materia vegetal no carbonizada no se preserva. Estos restos se han podido identificar gracias a microscopía de grandes aumentos y analíticas de componentes minerales y orgánicos.
“En Border Cave, hemos encontrado la mayor concentración de fitolitos documentada en el registro arqueológico hasta el momento”, asegura Irene Esteban (derecha), paleobotánica en la misma universidad y coautora del estudio. La experta advierte que hay escasos datos arqueológicos del tipo de plantas y los diferentes usos por parte que poblaciones de cazadores-recolectores durante la Prehistoria.

Hasta ahora, este tipo de lechos se habían encontrado en Sibudu, en el norte del país y databa de hace 77.000 años, según se publicó hace cinco años en Science .

Fragmentos de hierba fosilizada de hace 200.000 años. DOMINIC STRATFORD.

“La mayor sorpresa fue descubrir algo aún más antiguo que eso”, precisa Lyn Wadley (izquierda), coautora de ambos estudios e investigadora en la Escuela de Geografía, Arqueología y Estudios Ambientales de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica).

La cueva donde se hizo el descubrimiento está cerca de la frontera entre Sudáfrica y Swazilandia, y alberga un registro bien conservado de ocupación humana intermitente que abarca 230.000 años.

Comportamiento complejo y perspicacia

Todo indica que, hace más de 200.000 años, el ser humano ya era capaz de crear una tecnología para facilitarle la vida. La cama de hierba era un elemento clave y precursor para su bienestar. Hasta ahora, la comunidad científica tenía un debate: ¿cuándo nació la complejidad de nuestro comportamiento? Muchos expertos no creían que el límite se situaba en hace 40.000 años. “Nosotros creemos que fue antes y con este trabajo sumamos una evidencia. Tenían ya un razonamiento, acomodaban su espacio y pensaban en astucias para mantenerlo”, confirma De la Peña. Los primeros restos de Homo sapiens encontrados hasta ahora se remontan a hace 300.000 años, lo que supone que, desde el primer momento, ya eran capaces de planificar y encontrar soluciones.

Los investigadores también encontraron restos carbonizados del arbusto de alcanfor, una planta aromática que todavía se utiliza en el este de África para repeler a los bichos.

Wadley asegura que poner cenizas debajo de la ropa de cama demuestra ambos puntos. “Una vez que la ropa de cama se ensucia, quemarla muestra una mayor capacidad para resolver problemas. También pudieron hacer fuego a voluntad (tal vez golpeando piedras juntas) y esta técnica fue clave para todas las innovaciones más complejas que vemos en sitios arqueológicos más recientes (como el tratamiento térmico de rocas para tallarlas)”, relata.

Wadley lleva muchos años trabajando en esto, pero esta investigación le ha enseñado cosas nuevas, como por ejemplo que la gente de la época tenía conocimientos medicinales, que limpiaba sus campamentos en lugar de simplemente mudarse a otro. “Border Cave está protegido y es agradable, por lo que la gente probablemente quería quedarse más tiempo”. Por eso, la experta supone que para estar en condiciones saludables, quemaron ropa de cama sucia e hicieron camas limpias. A su vez, cree que no se quedaban en la cueva más de unas pocas semanas, pues eran grupos de cazadores-recolectores que fueron probablemente muy móviles y que utilizaron cuevas, abrigos rocosos o espacios abiertos como campamentos base.

Los científicos utilizaron una variedad de técnicas, que involucraron análisis microscópico y químico, para examinar las muestras de pasto fosilizado del sitio de Border Cave.

Dudas y pasos a seguir

No se puede saber a ciencia cierta para qué utilizaban estas construcciones, pero sí que entre 200.000 años y 40.000 años la cueva tuvo varias ocupaciones. Este uso que se hacía de ella no era continuo, pues en cada estrato del registro no se ve gran cantidad de restos líticos (herramientas de piedra). “Vemos una densidad de ocupación baja. No creo que vivieran ahí durante largos periodos de tiempo. Además, parece que todo está tal y como lo dejaron. Es fascinante. Es como si fuese un instante capturado en el tiempo”, cuenta De La Peña, experta en lítica y en armonía con el discurso de Wandley. Entre las fibras de hierba silicificadas, la arqueóloga percibió pequeños trozos de piedra tallada y de ocre. “Eso indica que trabajaron y que hacían adornos corporales u objetos”, añade. Otra de las hipótesis de los investigadores es que también los utilizaban para dormir.

Foto: Cráneo de 'Homo sapiens' hallado en 'Border Cave', Sudáfrica. El fósil tiene unos 100.000 años

Al principio del siglo XX y en la historia de la investigación de esta cueva, los expertos iban a pico y pala. “Iban demasiado rápido”, asegura De la Peña. En los años 40, sacaron los sedimentos y encontraron restos humanos. A Wandley, le gustaría examinar los patrones espaciales en Border Cave para ver cómo la gente organizaba sus espacios. “Me intrigan los sitios que fueron ocupados por personas cercanas al origen de nuestra especie. Me gusta tratar de averiguar cómo pensaban, cómo planificaron y compartieron sus vidas con otros miembros del grupo”, concluye.
Hay unanimidad en que lo que más llama la atención de este yacimiento es la calidad de preservación de los restos que aguarda más de 200.000 años de historia. Por esta razón, la idea de la comunidad científica es seguir excavando para desvelar más evidencias y dibujar la evolución más completa posible del principio de la humanidad y de su complejidad.

Fuentes: elpais.com | dailymail.co.uk | 13 de agosto de 2020

La Policia Nacional decomisa un ídolo oculado de la Edad del Cobre y un león del periodo íbero-romano

Una escultura calcolítica que representa a un ídolo oculado ha sido recuperada por la Policía Nacional de Granada en el marco de una operación contra el expolio. La relevancia de la pieza, valorada en 150.000 euros, estriba en su singularidad: al Museo Arqueológico Nacional no le consta la existencia de tallas de las mismas características.

El principal centro museístico de arqueología de España ha acreditado en un informe el valor histórico de la escultura decomisada en Granada, por lo que apuesta porque permanezca en el país y en consecuencia el Ministerio de Cultura ha prohibido su venta a coleccionistas de otros países. En la actualidad ha sido depositada en el museo Arqueológico y Etnológico de Granada.

El peritaje de esta pieza de la Edad del Cobre, que está a disposición de la autoridad judicial, se llevará a cabo en el museo granadino. Aparentemente la talla fue elaborada en el tercer milenio antes de Cristo y procede de un expolio, dado que durante el requiso el tenedor no ha aportado ninguna documentación que acredite su procedencia y legalidad.

La talla presenta desperfectos ocasionados al practicarle un orificio en su parte inferior con la finalidad de sustentarlo sobre una peana, según ha expuesto la Policía Nacional, que recientemente también llevó a cabo el decomiso de una magnífica escultura de un león de la época ibera, de la que hizo entrega al museo Ibero de Jaén.
La talla zoomorfa fue requisada a un anticuario de Granada cuando la trasladaba desde la ciudad andaluza hasta Madrid. A los autores del delito les condenaron a dos años de cárcel al no probarse su relación directa con el expolio. El hecho de que tanto el león como el ídolo hayan sido expoliados dificulta la labor de los arqueólogos al impedir su contextualización.

Fuente: abc.es | 13 de agosto de 2020

La escultura de un león expoliada de un yacimiento andaluz recala en el museo Ibero de Jaén



«¡Qué maravilla!, ¡qué maravilla!». La consejera de cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, ha repetido la interjección para expresar el asombro que le ha causado la escultura en piedra de un león realizada hace 22 siglos que ha sido entregada por la Policía Nacional al Museo Ibero de Jaén tras requisarla a un anticuario. La antigüedad y el valor de la pieza, víctima del expolio, han sido acreditados por expertos del Museo Arqueológico, de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad de Sevilla.

La escultura, asignada a la colección estable del Museo Íbero de Jaén, representa a un león sentado sobre una peana con un animal en la garra derecha y procede al parecer de la zona de la Alta Andalucía (Jaén, Granada y Córdoba). La pieza fue rescatada por la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV Central) de la Policía Nacional dentro de la llamada Operación Quedada.

La pieza, expoliada probablemente de un monumento funerario inserto en un yacimiento andaluz que no ha sido determinado, ha recorrido un largo itinerario hasta recalar en Jaén. La investigación policial, iniciada en 2015, se centró en un grupo presuntamente dedicado a la compra de piezas expoliadas en la comunidad autónoma, que eran vendidas posteriormente a coleccionistas en el mercado negro.

En el marco de la operación los agentes vigilaron un comercio de antigüedades de Granada, cuyos propietarios en febrero de 2016 trasladaron en un vehículo diversos objetos desde la ciudad andaluza hasta la capital de España. El coche iba precedido de un vehículo lanzadera. Ambos evitaron dos controles, pero el dispositivo de vigilancia les interceptó en Aranjuez, donde se instruyeron diligencias remitidas después a un juzgado granadino.


En la furgoneta en la que viajaban los agentes localizaron varias piezas, entre las que destacaba el león ibero-romano de 2.200 años de antigüedad. La datación correspondió a dos catedráticos de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, que al realizar un examen físico y morfológico de la pieza, revelaron que había sido extraída recientemente del subsuelo. De esta manera desmontaron la versión del anticuario, quien había asegurado a la Policía Nacional que el león era parte de una herencia que le entregaron en 1978.

Ante la imposibilidad de demostrar el expolio, los encausados fueron condenados a dos años de cárcel por receptación, según ha expuesto el agente de la Policía Nacional, Fernando Porcel, especializado en patrimonio, quien ha resaltado el elevado valor de la pieza y ha descrito la labor desarrollada para evitar que la escultura del león acabara ilícitamente en manos de los coleccionistas por la brigada de delincuencia especializada, cuyo jefe, Félix López Rivera, ha participado en el acto.

La operación ha merecido los parabienes de la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, quien junto al alcalde de Jaén, Julio Millán, ha presidido el acto de entrega al museo jiennense de la escultura de un león al Museo Ibero, al que se incorporarán próximamente 1.250 piezas de titularidad autonómica.

La consejera ha expuesto que «el museo de Jaén es el centro de referencia internacional para el estudio y conocimiento de la cultura íbera». «Estamo s construyendo un museo a la altura de Jaén, que ponga a la ciudad en el mapa del turismo cultural y que otorgue a las extraordinarias piezas de la cultura íbera la consideración y el valor que merecen», ha añadido.

Fuente: abc.es | 7 de agosto de 2020