Descubren un fuerte canaanita de hace 3.200 años en Israel

El fuerte, situado en un lugar elevado estratégico, tiene un tamaño de 18 metros cuadrados - AAI

Un grupo de arqueólogos ha desenterrado los restos de un fuerte canaanita de hace 3.200 años utilizado para defenderse de los filisteos que llegaban a la zona en esa época, informó la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).

El sitio arqueológico está cerca del Kibutz Galon, en la localidad de Kiryat Gat, al sur de Tel Aviv, y será esta abierto para visitas. "El fuerte encontrado permite ver la realidad geopolítica descrita en el 'Libro de los Jueces' (parte del 'Antiguo Testamento'), cuando los canaanitas, los israelítas y los filisteos luchaban unos contra otros", explicaron en un comunicado los arqueólogos Saar Ganor (izquierda) e Itamar Weissbein (derecha) de la AAI.

"En este periodo, la tierra de Canaan era gobernada por los egipcios, y sus habitantes estaban bajo su custodia. Después, en el siglo XII a.C., entraron en juego otros dos jugadores: los israelitas y los filisteos, lo que llevó a una serie de violentas disputas territoriales", narran.

"Los israelítas se ubicaron en asentamientos no fortificados en las montañas de Benjamin y Judea, mientras que los filisteos acumularon poder en la planicie costera del sur y establecieron grandes ciudades, como Ashkelon, Ashdod y Gat. En un intento de conquistar más áreas, se enfrentaron a los egipcios y a los canaanitas en la zona fronteriza", explican.
Boceto de la fortaleza de 3.200 años desenterrada cerca de Guvrin Stream y Kibbutz Gal On (dibujo de Itamar Weissbein / Autoridad de Antigüedades de Israel)

El fuerte descubierto fue probablemente construido por egipcios y canaanitas para hacer frente a la situación "antes de que los egipcios, en el siglo XII a.C., abandonasen Canaan y regresaran a Egipto", una salida que daría más tarde lugar a la destrucción de ciudades canaanitas, que quedaron desprotegidas.

Loza de barro descubierta en una ciudadela de 3.200 años de antigüedad desenterrada cerca de Guvrin Stream y Kibbutz Gal On, agosto de 2020 (Dafna Gazit / Autoridad de Antigüedades de Israel).

La estructura del fuerte, situado en un lugar elevado estratégico, es como las casas de gobernadores egipcios y similar a las encontradas en otras partes del país. Tenía un tamaño de 18 metros cuadrados con un patio interior y columnas, torres de vigilancia en las cuatro esquinas y un umbral con una piedra de unas tres toneladas, que se ha preservado a la entrada del edificio. Se han encontrado cientos de vasijas de cerámica, incluidos algunas utilizadas probablemente para rituales religiosos.

Fuentes: abc.es | timesofisrael.com | 23 de agosto de 2020

La búsqueda del Edén: en pos de los orígenes de la humanidad

Un bosquimano de la comunidad Khomani San adopta una pose tradicional en el desierto del sur de Kalahari, Sudáfrica. Los San todavía cazan animales como lo hacían nuestros antepasados. Fotografía: Dan Kitwood / Getty Images.

Por debajo de la piel todos somos africanos. Esa es la reciente y simple conclusión de los científicos que estudian los orígenes de nuestra especie. Los genes, las herramientas antiguas de piedra y los huesos fósiles, analizados durante las últimas décadas, dejan en claro que los hombres y las mujeres de hoy en día son descendientes directos de los cazadores-recolectores que evolucionaron en algún lugar de África y se apoderaron de dicho continente antes de que un grupo partiera desde el mismo para conquistar el resto del mundo hace decenas de miles de años.

Sin embargo, nunca se ha establecido exactamente en qué lugar de África aparecimos por primera vez. Algunos investigadores han argumentado que la cuna de la humanidad se encuentra en el este, en Etiopía o Kenia. Otros han apostado por Sudáfrica. Pero la mayoría estaban seguros de que solo sería cuestión de tiempo que se identificara el lugar de nacimiento de nuestra especie: tal vez en una tierra que englobaba un enorme estuario que una vez contuvo peces o cerca de una vasta porción de sabana rica en caza. Y fue aquí, en algún paraíso de la Edad de Piedra, donde nuestros predecesores más primitivos perfeccionaron sus habilidades intelectuales y culturales y se transformaron en Homo sapiens, una especie de primate notable por su cráneo redondeado, rostro pequeño, mentón prominente, herramientas avanzadas, alta inteligencia y cultura sofisticada.


Es una imagen atractiva. Sin embargo, en los últimos años han comenzado a aparecer grietas en esta simple representación de nuestro pasado lejano, principalmente porque ha resultado difícil encontrar candidatos plausibles para nuestro lugar de nacimiento. Como resultado, un número creciente de investigadores se está alejando de la idea de que existía tal Arcadia. Como dijo el genetista de Harvard, David Reich (izquierda): "Cuando se trata de la ascendencia humana, no existe el Jardín del Edén".

En cambio, arqueólogos, expertos en fósiles y genetistas están respaldando una nueva idea trascendental para explicar la evolución del Homo sapiens. Dicen que una multitud de lugares diferentes en África actuaron como la cuna de la humanidad moderna. No aparecimos en un solo lugar y luego nos expandimos, sino que hemos evolucionado constantemente durante casi 500.000 años a través de la vastedad del continente africano.

Chris Stringer (derecha), del Museo de Historia Natural de Londres, explica: "Los predecesores inmediatos de los humanos modernos probablemente surgieron en África hace unos 500.000 años y evolucionaron en poblaciones separadas".
“Cuando los tiempos fueron malos, por ejemplo, cuando el Sahara era árido, tal como lo es ahora, se veían pequeños grupos aislados de humanos aferrados a su existencia. Algunas de estos individuos se habrían extinguido, pero otros lograron aguantar".

Más tarde, cuando las condiciones mejoraron, por ejemplo, cuando el Sahara se volvió verde nuevamente y se formaron lagos y ríos, las poblaciones sobrevivientes se expandieron y entraron en contacto entre sí. Cuando lo hicieran, habrían intercambiado ideas y genes. Posteriormente, el clima se habría vuelto sombrío de nuevo y se habrían separado.

“Esto sucedió una y otra vez en diferentes lugares y por distintas razones durante los siguientes 400.000 años”, agrega Stringer. “El producto final fue el 'Homo sapiens', la especie que es más o menos la versión de la humanidad moderna y que ahora habita en todos los continentes de la Tierra”.

El papel de la socialización

Este planteamiento está respaldado por Eleanor Scerri (izquierda), de la Universidad de Oxford. “El 'Homo sapiens' probablemente desciende de un conjunto de grupos de personas interrelacionadas, que estaban separadas y conectadas en diferentes momentos. Cada uno tenía diferentes combinaciones de características físicas, con su propia mezcla de rasgos ancestrales y modernos".

Normalmente, los animales que se despliegan por un continente tienden a dividirse en diferentes subespecies y, eventualmente, evolucionan hacia especies completamente nuevas. Sin embargo, en el caso del Homo sapiens sucedió algo muy diferente. Mantuvimos conexiones probablemente debido a la propensión de nuestra especie a las redes sociales de largo alcance, al tiempo que evolucionábamos lentamente pero en masa a través de toda África.

En otras palabras, nuestra socialización influyó fuertemente en el curso de nuestra evolución, un punto que ha sido enfatizado por el genetista Mark Thomas (dereecha), del University College London. Él sostiene que la cultura, la acumulación de conocimientos, de creencias y valores en una sociedad o tribu, ha sido vital para nuestra supervivencia. “Sin la cultura estaríamos muertos”, dice. “Hoy sabemos cosas que fueron resueltas por nuestros antepasados ​​hace decenas de miles de años y que se han transmitido de generación en generación. La cultura es nuestro sistema de soporte vital”.

Una de las razones de la creencia anterior, de que la humanidad tenía un solo lugar de origen, se remonta al trabajo de los primeros biólogos moleculares, como el ya fallecido Allan Wilson (izquierda) de la Universidad de California, Berkeley. En 1987, su equipo utilizó el análisis de genes para estudiar el ADN mitocondrial, una forma de material genético que se hereda únicamente de las madres.
Al comparar las variaciones en el ADN mitocondrial de individuos seleccionados en todo el mundo, Wilson pudo crear un árbol genealógico gigante de la humanidad, uno que echó raíces firmemente en África. Sin embargo, Wilson fue más allá. Argumentó que este árbol genético podría remontarse, no solo a un grupo de Homo sapiens, sino a una única madre, una matriarca mitocondrial que dio origen a toda nuestra especie.

La teoría de que hubo una Eva africana fue muy influyente. Si hubo una única madre para la humanidad, entonces debió haber vivido en algún lugar, y, por tanto surgió la idea de que tenía que existir un lugar específico que era nuestra tierra de origen. A lo largo de décadas, muchos posibles enclaves se presentaron como la cuna de la humanidad, incluida una sugerencia reciente de científicos que afirman que el análisis del ADN mitocondrial indica que las raíces de la humanidad se encuentra Botsuana.

Ahora bien, muchos investigadores ya no creen en estas simples explicaciones, y señalan a otros estudios que también parecen confundir. Por ejemplo, los análisis del cromosoma Y, que determina la masculinidad en los humanos y, por lo tanto, se hereda únicamente a través de la línea paterna, sugieren que la humanidad moderna probablemente se originó en África occidental porque allí se encuentra la mayor variación del cromosoma Y en el ADN humano, y las variaciones en el ADN tienden a aumentar a medida que pasa el tiempo.

De esta manera, surge la situación bastante extraña de que nuestra Eva africana habitó en una parte del continente, mientras que su Adán apareció en otra parte diferente y distante del continente. No es una buena forma de iniciar una dinastía, pensaría cualquiera.

Arroyos trenzados
Y luego está el cráneo humano. El cráneo más antiguo, redondeado, moderno y parecido a un humano se ha encontrado en Etiopía. Al mismo tiempo, la expresión simbólica más antigua en términos de grabado y manifestación artística se encuentra en la cueva de Blombos, en Sudáfrica, mientras que los entierros simbólicos más antiguos se encuentran en el otro extremo del continente, en las afueras de África, en Israel, donde se ha descubierto que una tumba de hace 100.000 años contiene un cuerpo adornado con astas de ciervo (izquierda).

"No hay ninguna evidencia de que en una sola parte de África se haya producido todo este comportamiento moderno", dice Stringer.
En cambio, se argumenta que durante gran parte de nuestra existencia diferentes grupos de humanos mostraron algunas, pero no todas, de estas características antes de que fueran compartidas paulatinamente, según nuestras redes sociales se iban ampliando. A medida que los pueblos se mezclaron, eligieron soluciones biológicas y de comportamiento que ya habían sido probadas por otras poblaciones.

Lentamente el éxito se construyó sobre el éxito, y la humanidad moderna emergió en todo su esplendor y sofisticación. No hubo un avance repentino entre un grupo de personas que adquiriera determinado pensamiento simbólico, ostentara falta de vello y realizara manifestaciones artísticas en un solo evento evolutivo. Fue más una cuestión de intercambio mutuo de atributos intelectuales y genéticos a grandes distancias y durante largos períodos de tiempo.

Un problema importante para comprender estas nociones proviene del hecho de que la ascendencia se explica muy a menudo en términos de árboles, ya sea como un árbol genealógico o como un árbol evolutivo que muestra cómo surgen las especies unas de otras. Estos árboles tienen troncos únicos que se dividen en ramas y enfocan los pensamientos hacia orígenes únicos.

“Son una metáfora poderosa, pero también resultan ser profundamente erróneas”, dice el antropólogo John Hawks (derecha), de la Universidad de Wisconsin-Madison, en un artículo para el boletín científico Aeon. En su lugar, él argumenta que nuestra historia evolutiva es más como un río trenzado, un conjunto de arroyos que se entrelazan entre sí durante cientos de miles de años antes de fusionarse en un mismo canal enorme.

Sin embargo, el genetista Pontus Skoglund (izquierda), del Instituto Francis Crick de Londres, hace sonar una nota de precaución. “Tenemos que ser cuidadosos, pues estamos hablando de eventos que ocurrieron hace cientos de miles de años. El problema es que solo tenemos ADN antiguo de fósiles que tienen unos pocos miles de años. Y eso hace que sea difícil estar completamente seguros de cómo interactuaron las poblaciones en aquellos días muy lejanos. Necesitamos más pruebas al respecto".

Stringer reconoce esta advertencia: “El problema con el ADN es que comienza a descomponerse después de la muerte, y cuanto más cálidas son las condiciones ambientales más rápido ocurre el proceso”. En diversas partes del mundo donde hace relativamente frío, por ejemplo en Europa o en cuevas profundas, eso no es un problema. En estos lugares se ha encontrado, extraído y estudiado, ADN que tiene cientos de miles de años. Pero en África el calor es un problema real.

“Tal circunstancia restringe el tipo de evidencias que podemos reunir”, agrega Stringer. “Somos como el proverbial borracho que ha dejado caer sus llaves en la calle, pero solo puede mirar hacia donde brilla la farola, porque ese es el único lugar donde puede ver, aunque sus llaves están más allá, en la oscuridad. Estamos restringidos al lugar donde podemos mirar. Tenemos que tener eso en cuenta".

No obstante, Stringer y otros partidarios de la teoría pan-africana de la evolución humana confían en que este novedoso modo de ver -completamente diferente- la aparición de nuestra especie en África aportará nuevos conocimientos sobre el desarrollo de las sociedades humanas, no solo de los últimos 500.000 años, sino también más allá, hace siete millones de años, cuando el linaje que dio lugar al Homo sapiens se separó de otros linajes de primates africanos.

“Lo que más inspira del concepto de arroyos de río trenzados sobre nuestros orígenes es lo que implica para futuros descubrimientos”, dice Hawks. “A lo largo de los siete millones de años -o más- de evolución de los homínidos, debieron existir docenas de poblaciones muy duraderas mezclándose y compartiendo adaptaciones entre sí. Hay mucho más ahí fuera esperando a que los antropólogos lo descubran".


Una de las pinturas halladas en isla indonesia de Sulawesi del Sur. Foto: Maxime Aubert/PA

El nacimiento del arte

El pasado año los investigadores anunciaron que habían hecho un descubrimiento sorprendente en la isla indonesia de Sulawesi del Sur: una pintura mural que representaba a humanos y animales. Mediante una técnica conocida como datación por uranio-torio, los científicos australianos e indonesios demostraron que el trabajo artístico tenía unos 43.900 años, el arte rupestre más antiguo que se conoce creado por nuestra especie.

El panel pictórico consta de seis mamíferos -dos cerdos verrugosos de Sulawesi y cuatro búfalos enanos- y varias figuras con apariencia humana, una con cabeza de pájaro y otra con cola. Las imágenes sugieren que un mito o leyenda se desarrolla en la pared de la cueva.

“Tiene todos los elementos clave de la cognición humana moderna: una escena narrativa y figuras similares a las humanas que realmente no existen en el mundo real”, dice el profesor Maxime Aubert (izquierda), de la Universidad Griffith de Australia. "Todo está allí desde hace unos 44.000 años".

El sur de Sulawesi está a miles de kilómetros de Europa, hogar de prácticamente todo el resto del arte rupestre paleolítico. Y esa formidable brecha geográfica es importante. En Europa, los mamuts, leones y rinocerontes, magníficamente representados de las cavernas de Lascaux, Chauvet y Altamira, muestran que algo especial estaba sucediendo en la cabeza de sus creadores. Pensaban simbólicamente al dejar que una cosa, como unas manchas de pintura, representara a otra: un animal. Estos artistas estaban infundiendo a sus vidas un significado que iba más allá de los impulsos básicos para sobrevivir.

Semejante sofisticación tan obvia ha llevado a algunos científicos a concluir que los primeros europeos eran, intelectualmente, más dotados que otros miembros originarios Homo sapiens. Quizás había ocurrido una mutación genética en sus cerebros cuando entraron por primera vez en el continente europeo desde África.

Un detalle de la escena de caza de hace unos 40.000 años. Adam Brumm

Esta noción, siempre controvertida, ha sido firmemente anulada por la datación de la cueva de Sulawesi. Su arte es unos 10.000 años más antiguo que el de Lascaux o Altamira, y es igual de sofisticado.

“Se ha demostrado claramente que la idea de que el arte rupestre comenzó en Europa es errónea”, dice Stringer.

En otras palabras, el Homo sapiens alcanzó su capacidad de pensamiento simbólico, de narración de historias y pensamiento abstracto, mucho antes de que llegáramos a Europa hace unos 40.000 años. Neurológicamente ya estábamos armados por completo, y lo habíamos estado durante mucho tiempo antes de que emergiéramos de una patria africana hace unos 70.000 años para conquistar el mundo. Estas eran habilidades que se habían perfeccionado durante cientos de miles de años a lo largo y ancho de África.

Fuente: theguardian.com | 5 de enero de 2020

Hallan un bajorrelieve de Ramsés II y una estatua de un sacerdote de la diosa Hator cerca de la antigua ciudad de Menfis

Estatuas del faraón Ramsés II acompañado de dioses egipcios y una estatua de un sacerdote de la diosa Hator, fueron descubiertas mientras se realizaban excavaciones en en el pueblo de Mit Rahina, cercano al lugar donde estuvo ubicada la legendaria ciudad de Menfis. Sin embargo, más allá de la importancia del hallazgo, otra situación logró descolocar a los arqueólogos.
El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto informó que las estatuas desenterradas en una parcela privada de Mit Rainehse se encontraban en buen estado de conservación.



Además del faraón Ramsés II, en las piezas fueron identificadas las imágenes de dioses como Hathor, Ptah y Sekhmet, revela en su portal National Geographic.

Mustafa Wazeeri, doctor y secretario general de Antigüedades, brindó detalles sobre las características de los piezas encontradas. La primera fue una de granito negro de un metro de altura, que representa a un sacerdote de la diosa Hathor.


Estatua de un sacerdotye de la diosa Hator. Según las creencias de entonces, Hathor era la madre o consorte del dios celeste Horus y del dios solar Ra, ambos relacionados con la realeza, por lo que estaba considerada la progenitora de sus representantes terrenales: los faraones.

Con el avance de las excavaciones, apareció el hallazgo más importante: estatuas de granito rosa, que representan al faraón Ramsés II acompañado de diversos dioses.

Pero algo más llamó la atención de los arqueólogos. Y tiene que ver con que en el mismo sitio pudieron desenterrar grandes bloques de piedra caliza con relieves y jeroglíficos, muy posterior a la época de Ramsés II.



Los especialistas sitúan estas piezas en la era copta, aproximadamente entre los siglos IV y VII d.C. Dado que Ramsés II reinó en el siglo XIII a.C., Wazeeri señaló que la presencia de los bloques indicaría que el sitio habría sido utilizado a lo largo del tiempo, algo así como por más de 1.500 años.

Desde el Ministerio de Turismo y Antigüedades explicaron que las tareas de excavación en la zona de El Cairo continuarán “hasta que se revelen el resto de piezas y evidencias que haya en el área”.


El legado de Ramsés II

Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón, conocido como Ramsés II,​ es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto. Tuvo el reinado más largo de la historia del antiguo Egipto: 66 años.
Este período que va de 1279 a. C. hasta 1213 a. C., fue destacada su gran actividad constructora, entre la que surgen los templos de Abu Simbel y el Ramesseum en Tebas, ubicado frente a la actual ciudad de Luxor.

Hijo del faraón Seti I y de su Gran Esposa Real, Tuya, no fue hijo único como muchas veces se asume. Tuvo al menos dos hermanas y, al parecer, un hermano llamado Nebchasetnebet, quien murió antes de alcanzar la edad adulta. De ahí que Ramsés II pasara a ser el heredero.

Fuente: clarin.com | facebook.com | 17 de agosto de 2020

Llega al MUPAC de Cantabria la exposición sobre el arte rupestre de Siega Verde y Vale do Côa

Santander acoge desde este miércoles una exposición en el MUPAC sobre los Yacimientos de Siega Verde y Vale do Côa, dos zonas arqueológicas, una en España y la otra en Portugal, ambas reconocidas Patrimonio de la Humanidad por albergar las manifestaciones de arte paleolítico al aire libre más importantes del Suroeste de Europa. La muestra pretende transmitir estos valores, a partir de una amplia información técnica y divulgativa.

El consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega, acompañado del consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte de Cantabria, Pablo Zuloaga y del presidente de la Fundación Côa Parque, Bruno Navarro, ha inaugurado en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria la exposición ‘Siega Verde-Vale do Côa. El arte que se escapó de las cavernas’, la cual finalizará el 31 de diciembre de 2020.


Foto: Inauguración de la exposición | Fotos: Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria

Javier Ortega ha recordado la alianza alcanzada hace un par de años entre cuatro importantes lugares arqueológicos: Lascaux, Altamira, Vale do Côa y Siega Verde. El proyecto conjunto busca hacer aún más atractivo la visita a estos enclaves y difundir este arte que constituye un reflejo del espíritu humano plasmado en las formas que han dejado nuestros antepasados: Los toros de Lascaux, los bisontes de Altamira y los grabados piqueados de Foz Coa-Siega Verde.

Este acuerdo facilita la gestión integral de estos enclaves y supone una nueva fortaleza en el modo de gestión que el Centro de Patrimonio Mundial solicita para los sitios declarados por UNESCO. Fruto de esa colaboración surge la exposición que hoy se inaugura en Santander y las que anteriormente han tenido lugar en Ciudad Rodrigo, Dordoña y otras localidades de Cantabria.



Esta muestra tiene como objetivo difundir los valores propios de estas estaciones al aire libre y explicar las diversas intervenciones llevadas a cabo para su conocimiento, conservación y difusión. En definitiva, acercar a la ciudadanía europea el conocimiento de bienes culturales ampliamente compartidos por distintas regiones del suroeste del viejo continente y que, en conjunto, componen una de las muestras más completas y mejor conservadas en el mundo del primer arte de la humanidad.

Contenido de la exposición

A través de una treintena de paneles, dos audiovisuales y varias cajas de luz, el visitante podrá conocer el proceso de descubrimiento e investigación de las distintas representaciones, así como las infraestructuras de visita o los planes de conservación preventiva, seguridad y gestión de estos enclaves declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, que representan un conjunto cultural excepcional con un enorme potencial para el desarrollo de los territorios en los que se localizan.


El consejero ha agradecido a los representantes de la Dordoña, Vale do Côa y de la Comunidad de Cantabria, la colaboración para difundir recíprocamente estos conjuntos paleolíticos excepcionales.
El programa expositivo se ha acompañado de un extenso elenco de actividades culturales de divulgación que se han visto incrementadas este año con motivo de la celebración del X Aniversario de la declaración por UNESCO de Siega Verde como ampliación al Valle do Côa.

El consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega, en su visita al yacimiento de Siega Verde/Foto: Jcyl

X aniversario de la Declaración Patrimonio Mundial

El pasado día 1 se cumplíeron 10 años de la inclusión del yacimiento arqueológico de Siega Verde, en la Lista de Patrimonio Mundial. Por ello, Javier Ortega ha trasladado su gratitud a quienes llevaron a cabo el trabajo necesario; y especialmente al gobierno portugués, y a los técnicos y responsables del vecino yacimiento lusitano, por la magnífica disposición y colaboración que, desde el primer momento, dispensaron a la iniciativa de ampliación hacia la parte española.

El magnífico conjunto de obras de arte que se conservan en este lugar, más de 90 paneles pétreos con más de 650 grabados de la época paleolítica identificados hasta el momento, –junto con el vecino Vale do Côa portugués– en uno de los más sobresalientes yacimientos de arte rupestre al aire libre del mundo.

Con el objetivo de contribuir al mayor conocimiento y difusión de este lugar universal, se han programado para estos meses (de agosto a octubre) diez iniciativas, que van desde la celebración del Día Paleolítico en Villar de la Yegua, visitas nocturnas teatralizadas al yacimiento, talleres divulgativos para escolares, el espectáculo de danza contemporánea ‘Neanderthal’ y varias exposiciones a desarrollar en el Museo de Salamanca, en el Centro de Interpretación de la Prehistoiria de Les Eyzies de Tayac (Francia), en el Museo del Côa (Portugal) y ésta que hoy se inaugura en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.


Proyecto Paleoarte

Por otro lado, también presta marco a este acto el proyecto Paleoarte, sobre arte paleolítico transfronterizo, del cual la Junta de Castilla y León es Beneficiario Principal, teniendo como socios del mismo a la Fundação Côa Parque y al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Este proyecto tiene entre sus principales fines avanzar en la investigación y la difusión de los enclaves del valle del río Côa en Portugal y Siega Verde en España, para lo cual se están desarrollando un programa innovador, que pretende enriquecer la atención al público y la oferta cultural y turística, todo ello apostando por el uso de las nuevas tecnologías y desarrollando un amplio elenco de actividades de investigación, de mejora de las infraestructuras y de difusión internacional de los bienes culturales.

Para el consejero, tanto este proyecto transfronterizo, como el programa del X Aniversario y esta exposición van a propiciar un incremento progresivo de visitas a todo este territorio fronterizo lleno de valores patrimoniales y naturales.

Fuente: salamanca24horas.com | 19 de agosto de 2020

El carbono 14 sitúa los restos óseos de Cálago (Pontevedra) en el siglo V y en época sueva

Restos humanos localizados en Cálago (Pontevedra) durante las excavaciones del pasado mes de junio. // I. Abella

Cuando los arqueólogos localizaron el pasado mes de junio los restos óseos de una persona enterrada en Cálago, el alcalde de Vilanova (Pontevedra), Gonzalo Durán, aseguró que "nos encontramos ante el vilanovés más antiguo del que se tienen referencias". Aquellas palabras fueron premonitorias y ahora, la técnica del carbono 14, que se utiliza para datar con cierta exactitud unos restos, le han venido a dar la razón.

Las pruebas, realizadas en un laboratorio de Miami, sitúan esos restos óseos 1.570 años atrás, es decir, en el siglo V, poco después de la caída del Imperio Romano y con el pueblo suevo, de origen germánico, asentado en Galicia. Se trataría de una persona (no se ha podido deducir si es hombre o mujer porque solo se conserva la parte inferior del cuerpo y la pelvis estaba demasiado deteriorada) que superaría los 50 años de edad y que sufría de diferentes afecciones, desde osteoporosis a artrosis, e incluso, varices.


Alguno de los restos encontrados en el yacimiento vilanovés. // FdV

En estos datos, explicaba ayer Mario Hermo, responsable de las excavaciones, ha sido determinante la investigación de Patxi Pérez Ramallo, antropólogo forense que realizó un estudio de los huesos que ha dado mucha información sobre la que trabajar. Se da la circunstancia de que la época en la que se ha datado el individuo es de las que menos información se tiene. "Es cierto que, en los últimos años, se está profundizando cada vez más y los hallazgos de Cálago pueden ser muy interesantes para ello", explicaba ayer Hermo.

En lo que respecta al propio yacimiento, la datación de los restos óseos sirven para comprender la magnitud del mismo, que va desde el siglo IV antes de Cristo hasta bien entrada la Edad Media, con la presencia del monasterio que asolaron vikingos y musulmanes, como consta en diferentes referencias. La aparición de los restos, que se hallaron a tan solo 30 centímetros de profundidad, fue posible gracias a que la tumba se cubrió con los restos de un concheiro adyacente. De no haber sido así, la acidez de los suelos gallegos habría acabado por eliminar los huesos, pero el calcio de las conchas lo evitó.

En esa zona hay tres estratos diferentes de ocupación. // Iñaki Abella

Precisamente en la zona en la que aparecieron los restos, se encuentran tres estratos diferentes que muestran la ocupación de Cálago. El primer nivel localizado es una especie de camino con granito granulado compactado, que indica la existencia de una entrada que debía ser un acceso al castro de Cálago.

El segundo estrato, con el camino ya cortado, es el concheiro, un lugar donde se arrojaba la basura del castro y, posteriormente, llegaría la tumba de carácter paleocristiano. Tras tres intervenciones en las que se ha conseguido identificar las diferentes ocupaciones que sufrió Cálago, los arqueólogos y el Concello están dispuestos a seguir trabajando para desentrañar los secretos que todavía guarda todo ese entorno.

Excavaciones en el castro de Cálago en Vilanova de Arousa.

Además, está pendiente todavía el hallazgo del antiguo monasterio arrasado por vikingos en el siglo IX y por los musulmanes de Almanzor en el siglo XI, el motivo inicial que llevó a excavar en Cálago. La intención es tramitar todos los permisos ante Patrimonio y renovar las excavaciones el próximo verano, siempre y cuando la Covid-19 no obligue a retrasar la que sería la cuarta intervención arqueológica. Queda por definir cómo y dónde se van a acometer esas nuevas prospecciones arqueológicas.

Fuente: farodevigo.es | 22 de agosto de 2020

Una excavación aporta nuevos datos sobre el origen de la Ribeira Sacra

La segunda campaña arqueológica efectuada en la parroquia de Vilachá de Salvadur, en el municipio de A Pobra do Brollón (Lugo), ha finalizado este jueves con unos resultados que ofrecen nuevos datos sobre el origen de la Ribeira Sacra.

Las excavaciones se desarrollaron durante tres semanas, con el objetivo de esclarecer el yacimiento de Os Conventos, situado en un espolón del Val do Frade, en la ribera del Sil.
La intervención se pudo desarrollar gracias a la financiación de la Consellería de Cultura e Turismo, a través de la Dirección Xeral de Patrimonio, y en colaboración con el Ayuntamiento de A Pobra do Brollón y la asociación vecinal de Vilachá de Salvadur, en el marco del proyecto Adegas da Memoria.

Las dos grandes preguntas de la excavación eran, por una parte, saber si había más enterramientos en el lugar, además del encontrado en la anterior campaña en mayo de 2019, y, por otro lado, entender mejor los límites y estructura del yacimiento, donde supuestamente se construyó el monasterio de San Martiño de Piñeira.

La piedra con la inscripción, a la derecha, se halla en la esquina de un antiguo muro. ADEGAS DA MEMORIA.

Carácter sagrado de Os Conventos

Según relataron los arqueólogos responsables, la intervención “comenzó con muy buen pie” al encontrar en los trabajos de limpieza previos a la excavación un “hallazgo espectacular”: una piedra inscrita en latín vulgar del período altomedieval.

Tras haber consultado con expertos en epigrafía, la hipótesis más secundada es que se trata de “una piedra funeraria” que luce la expresión “famulus di”, que significa “servidor de dios”, una fórmula prototípica de enterramiento.
La piedra, reutilizada en un muro perimetral del yacimiento, encajaría a la perfección con la hipótesis del equipo, que sitúa el origen de Os Conventos en “un primitivo eremitorio en torno al siglo X”, que daría paso posteriormente al monasterio de San Martiño de Piñeira.


Crismón de Quiroga. El arqueólogo alemán Helmut Schlunk dató la pieza entre los años 420 a 450 d. C. y es junto a la tapa del sarcófago de Temes (Carballedo) la representación más antigua conocida del cristianismo en Galicia.

Otro hallazgo importante para la constatación del carácter sagrado de este espacio desde sus inicios fue una pequeña loseta grabada con un crismón, un monograma con las dos primeras letras de la palabra Cristo en griego.

"Estas losetas con crismones fueron típicamente usadas en la meseta norte en la época visigoda, por lo que el hallazgo remite a los primeros momentos de Os Conventos".


Los restos humanos —un cráneo y dos tibias— aparecieron en una cavidad excavada en la roca. Los investigadores supusieron que podría datar de la Edad del Bronce, ya que este tipo de enterramiento no coincide con las prácticas funerarias más habituales en la Edad Media.

Del siglo X también datan los huesos humanos encontrados en la campaña anterior, a un lado del cual se encontró este año “lo que parece ser un sarcófago excavado en la roca”.
También cerca de esta zona, el equipo descubrió una pequeña estructura con un depósito intencional compuesto por huesos de animal, cerámica, cuarzo y también carbón, lo que permitirá su datación por Carbono 14.

Trabajos de excavación en la zona de Os Conventos, en la Ribeira Sacra - CEDIDA.

Según apuntó el director de las excavaciones, Xurxo Ayán (izquierda), “por el contexto arqueológico podemos deducir que estos hallazgos nos llevan directamente a los orígenes de Os Conventos, a un período oscuro altomedieval en el que aún se mezclan costumbres cristianas con rituales paganos”.

De centro religioso a centro vinícola

La documentación histórica también recoge la ocupación posterior del monasterio de San Martiño de Piñeira por la Orden del Císter, momento en el que el lugar pasa a ser una “granja” para la producción vinícola.

La excavación confirma esta ocupación con el desenterramiento de “un gran volumen de cerámica que data de los siglos XII y XIII”, además de “restos metálicos como una punta de lanza, cuchillos y llaves”.

“Son indicios de un sistema feudal en el que Os Conventos tenía el control del valle vinícola para beneficio económico del Císter, con el consecuente conflicto social”, detalló Ayán.
Restos de cerámica medieval hallados.

Además de los materiales desenterrados, a nivel arquitectónico el equipo localizó la entrada de la edificación original, facilitando así la comprensión de la estructura original del monasterio.
"La excavación de la entrada reveló una enorme acumulación intencional de piedras procedentes de un derrumbamiento y que se relaciona con usos agrícolas posteriores”.
En medio del material constructivo aparecieron objetos como “bisagras o clavos que indican el desmantelamiento de un gran edificio”.


Ortofoto de Os Conventos con los espacios escavados.

“El espolón en el que está Os Conventos era de gran atractivo, tanto que motivó su ocupación y reocupación múltiples veces”, indicó Ayán.

“Aquí hubo un ingente trabajo para crear una superficie llana que permitiera construir sobre la roca, un trabajo que se respetó en la Edad Moderna, conservando así un yacimiento que habla de los orígenes y evolución de la vida en la Ribeira Sacra”, concluyó el arqueólogo.

Vista del paisaje de la Ribeira Sacra desde el municipio lucense de Sober, donde pueden apreciarse los viñedos en las laderas escalonadas del cañón. Wikipedia.

Fuente: cope.es | 21 de agosto de 2020