Establecen que la temperatura media de la última Edad de Hielo fue de 7,7 grados Celsius

Este mapa global muestra las diferencias de temperatura en comparación con la época preindustrial. El azul oscuro se traduce en temperaturas más frías. Las capas de hielo del pasado se superponen a los continentes. Jessica Tierney.

Un equipo dirigido por la Universidad de Arizona ha fijado la temperatura de la última Edad de Hielo, el Último Máximo Glacial (conocido por sus siglas en inglés, LGM, de Last Glacial Maximum) de hace 20.000 años, en 7,7 grados Celsius (46 grados Fahrenheit).

Sus hallazgos permiten a los científicos del clima comprender mejor la relación entre los crecientes niveles actuales de dióxido de carbono atmosférico, un importante gas de efecto invernadero, y la temperatura promedio global.

El Último Máximo Glacial, o LGM, fue un período gélido en el que enormes glaciares cubrieron aproximadamente la mitad de América del Norte, Europa y América del Sur y muchas partes de Asia, si bien la flora y la fauna que lograron adapatarse al frío prosperaron.

"Tenemos muchos datos sobre este período porque se ha estudiado durante mucho tiempo", dijo Jessica Tierney (izquierda), profesora asociada en el Departamento de Geociencias de la Universidad de Arizona. "Pero hay una pregunta simple a la que la ciencia ha querido siempre responder: ¿cómo de fría fue la Edad de Hielo?"

Seguimiento de la temperatura

Tierney es la autora principal de un artículo publicado en Nature -que también incluye a científicos de la Universidad de Michigan, el Centro Nacional de Investigación Atmosférica y la Universidad de Washington- que ha encontrado que la temperatura promedio global de la Edad de Hielo era 6 grados Celsius (42,8 F) más fría que la actual. Por contexto, la temperatura global promedio del siglo XX fue de 14 grados Celsius (57,2 F).

"En la propia experiencia personal, a usted le puede parecer que no hubo una gran diferencia, pero, de hecho, es un gran cambio", señala Tierney.

Ella y su equipo utilizaron una técnica que combina datos fósiles de temperaturas pasadas con resultados de modelos climáticos para crear mapas que muestran cómo varían las diferencias de temperatura en regiones específicas del mundo.
"En América del Norte y Europa, las partes más septentrionales estaban cubiertas de hielo y eran extremadamente frías. Incluso aquí en Arizona, hubo un gran enfriamiento", comenta Tierney. "Pero el mayor enfriamiento se produjo en las latitudes altas, como el Ártico, donde había unos 14 grados Celsius (57,2 F) más frío que hoy en día".

Sus hallazgos encajan con la comprensión científica sobre cómo reaccionan los polos de la Tierra a los cambios de temperatura.

"Los modelos climáticos predicen que las latitudes altas se calentarán más rápido que las latitudes bajas", dice Tierney. "Cuando miras las proyecciones futuras, habrá mucho más calor sobre el Ártico. Eso se conoce como amplificación polar. De manera similar, durante el LGM, encontramos el patrón inverso. Las latitudes más altas son más sensibles al cambio climático y lo seguirán siendo en el futuro".



Contar el carbono

Conocer la temperatura de la Edad de Hielo es importante porque se utiliza para calcular la sensibilidad climática, es decir, cuánto cambia la temperatura global en respuesta al carbono atmosférico.

Tierney y su equipo determinaron que por cada duplicación del carbono atmosférico, la temperatura global debería aumentar en 3,4 grados Celsius (38,12 F), lo cual se encuentra en medio del rango predicho por la última generación de modelos climáticos (de 1,8 a 5,6 grados Celsius).

"Sin tener una estimación precisa de la temperatura del LGM, no podríamos estar seguros de cómo respondió la misma a los cambios en el carbono atmosférico", dijo Jiang Zhu (izquierda), del Centro Nacional de Investigación Atmosférica. "Nuestros resultados brindan esa confianza".
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera durante la Edad de Hielo fueron de aproximadamente 180 partes por millón, que es muy bajo. Antes de la Revolución Industrial, los niveles aumentaron en aproximadamente 280 partes por millón, y hoy han llegado a 415 partes por millón.

"El Acuerdo de París quería mantener el calentamiento global en no más de 1,5 grados Celsius (34,7 F) por encima de los niveles preindustriales, pero con los niveles de dióxido de carbono aumentando como están, sería extremadamente difícil evitar más de 2 grados Celsius (35,6 F) de calentamiento", explica Tierney. "Ya tenemos alrededor de 1,1 grados Celsius (33,98 F) en nuestro haber, pero cuanto menos se caliente el clima, mejor, porque el sistema terrestre realmente responde a los cambios en el dióxido de carbono".


Impresión artística del alcance de la Edad de Hielo.

Hacer un modelo

Dado que no había termómetros en la Edad de Hielo, Tierney y su equipo desarrollaron modelos para traducir los datos recopilados de los fósiles de plancton oceánico a temperaturas de la superficie del mar. Luego combinaron los datos fósiles con simulaciones de modelos climáticos del LGM mediante una técnica llamada asimilación de datos, y que se utiliza en el pronóstico del tiempo.

"Lo que sucede en una oficina meteorológica es que miden la temperatura, la presión, la humedad y utilizan estos datos para actualizar un modelo de pronóstico y predecir el clima", sostiene Tierney. "Aquí, usamos el modelo climático del Centro Nacional de Investigación Atmosférica con sede en Boulder, Colorado, para realizar una predicción del LGM, y luego actualizamos esta predicción con los datos reales para proyectar cómo era el clima".

En el futuro, Tierney y su equipo planean usar la misma técnica para recrear períodos cálidos en el pasado de la Tierra.

"Si podemos reconstruir los climas cálidos del pasado, entonces podremos comenzar a responder a preguntas importantes sobre cómo reacciona la Tierra con niveles realmente altos de dióxido de carbono y mejorar nuestra comprensión de lo que podría deparar el cambio climático futuro", concluye Tierney.

Fuentes: Universidad de Arizona | iceagenow.info | 26 de agosto de 2020

Hallan en Polonia un fragmento cerámico decorado con una cara con cuernos en un asentamiento de 7.000 años de antigüedad

Un equipo de arqueólogos encontró un fragmento de un cuenco decorado con una cara con cuernos en las excavaciones de un asentamiento de agricultores de 7.000 años de antigüedad correspondiente a la cultura de la cerámica de bandas situado cerca de la localidad polaca de Biskupice, informa el sitio Science in Poland.

La directora del trabajo de campo, Marta Korczyńska (izquierda), del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias de Polonia, dijo: “Los fragmentos de cerámica que descubrimos están decorados con un adorno que representa un contorno estilizado de un rostro humano. Hay dos protuberancias en la frente que recuerdan a dos cuernos". Agregó que solo una parte del adorno inusual ha sobrevivido, incluidos los ojos y la nariz. El fragmento conservado mide aproximadamente 10 cm de ancho.
El lugar del hallazgo en la localidad polaca de Biskupice fue un enclave de la cultura de cerámica de bandas. Foto: PAP Lukasz Gagulsky.

Por su parte, la directora del proyecto arqueológico, la Dra. Magdalena Moskal del Hoyo (derecha), del Instituto de Botánica W. Szafer PAS, comentó: “Hoy no podemos interpretar claramente esta imagen. Sin embargo, parece probable que un artefacto tan inusual puede estar relacionado con la esfera de los sagrado hasta cierto punto".

Según el profesor Marek Nowak (izquierda), del Instituto de Arqueología de la Universidad Jagellónica de Cracovia, quien también está involucrado en la investigación, este tipo de artefacto es evidencia de que los habitantes del asentamiento tuvieron contacto con personas que viven en el área de las actuales Hungría y Eslovaquia. Esto se indica no solo por el descubrimiento del cuenco roto, sino también por productos hechos de obsidiana, una materia prima que no se encuentra en Polonia. Es un vidrio volcánico con superficie negra y brillante.
Korczyńska dijo que, si bien se conocen vasijas con motivos ornamentales similares de ese período en Eslovaquia y Hungría (aunque generalmente no tienen cuernos estilizados), este es el primer objeto de esta clase que se encuentra en Polonia.


Los arqueólogos también encontraron más de 3.000 artefactos, incluidas herramientas de obsidiana y núcleos de piedra que se utilizan para obtener lascas y astillas que luego se utilizan para hacer herramientas. Estos productos se utilizan principalmente como raspadores de cuero, herramientas para procesar madera y huesos y hojas de hoz.

Foto: Herramienta de obsidiana hallada en el yacimiento.

Además de los arqueólogos, también han participado en el proyecto expertos en el campo de la botánica. "Puede resultar sorprendente que los empleados del Instituto de Botánica PAS lleven a cabo investigaciones arqueológicas, pero en este proyecto interdisciplinario, junto a la cerámica y otros artefactos, los restos vegetales son igualmente una fuente de información, aunque desafortunadamente a menudo es pasado por alto, por encima de la cultura material y las costumbres antiguas", coemnta la Dra. Moskal del Hoyo.

Agregó que los restos de plantas en yacimientos que datan del período Neolítico temprano (el momento en que comenzó la agricultura) fueron y son raramente recolectados y estudiados por jefes de excavaciones arqueológicas. En su opinión, "pueden brindar información muy importante sobre la gente de la época y sus cultivos".

Fuente: scienceinpoland. pap.pl | 31 de agosto de 2020

Una investigación sobre un manuscrito de hace 2.200 años sitúa en China el origen del estudio de la anatomía humana

Parte de un manuscrito taoísta, realizado en tinta sobre seda, del siglo II a. C., correspondiente a la dinastía Han, y desenterrado en la tercera tumba de Mawangdui, Chansha, provincia de Hunan, China. Museo de la provincia de Hunan. WikiImages

La historia tradicional de la anatomía humana tiene sus raíces en la Grecia clásica, pero una nueva lectura de unos textos descubiertos recientemente en China sostiene que los chinos también se encontraban entre los primeros anatomistas.

En en artículo publicado en The Anatomical Record, Vivien Shaw (izquierda) e Isabelle Winder (derecha), ambas de la Universidad de Bangor, en el Reino Unido, y Rui Diogo, de la Universidad de Howard, en EE. UU., interpretan el manuscrito médico de Mawangdui -el cual fuer encontrado en una tumba china (perteneciente a Lady Dai, una noble de la dinastía Han) a principios de la década de 1970- como la descripción anatómica más antigua que se conserva del cuerpo humano.

Hallado cerca de Changsha, en el centro-sur de China, tal manuscrito se colocó en la tumba mencionada hace unos 2.200 años, en concreto en el año 168 a. C. Esta nueva interpretación de los textos los convertiría en el atlas anatómico sobreviviente más antiguo del mundo. El manuscrito se considera el antecesor del famoso texto de acupuntura El cánon de medicina interna del emperador amarillo, también conocido como Huangdi Neijing. Aunque el manuscrito no menciona explícitamente los puntos de acupuntura, sí describe los "meridianos" y las líneas de conexión que todavía se utilizan en la medicina tradicional china.

Vivien Shaw, profesora de anatomía en la Facultad de Ciencias Médicas, ha estudiado la anatomía descrita en antiguos textos médicos chinos durante más de siete años. Ella explica: "Tenemos que abordar estos textos desde una perspectiva diferente a nuestra visión médica occidental actual de los sistemas separados en arterias, venas y nervios del cuerpo. Los autores antiguos no tenían esta comprensión, pero, en cambio, miraban el cuerpo humano desde el punto de vista de la medicina tradicional China, que se basa en el concepto filosófico de los opuestos complementarios del yin y el yang, una concepción que es familiar para aquellos que en occidente siguen el espiritualismo oriental".
El símbolo del yin y el yang. En el mismo, la oscuridad es yin y la luz es yang . Dentro de la oscuridad está la semilla de la luz y viceversa. Ambos fluyen el uno hacia el otro, como el día fluye hacia la noche, y la noche fluye para convertirse en día nuevamente.

En el manuscito estudiado se describe la organización del cuerpo humano en forma de once vías, cada una de las cuales tiene un patrón de enfermedad asociado.

La coautora del artículo de investigación, Isabelle Winder, de la Facultad de Ciencias Naturales, dijo: "Lo que hemos hecho es reinterpretar los textos, los cuales describen once 'caminos' a través del cuerpo humano. Algunos de ellos se asignan claramente a los 'meridianos' de la acupuntura ulterior. Hemos podido demostrar paralelos significativos entre las descripciones en el texto y las estructuras anatómicas, y así redescubrir el antiguo interés existente por el estudio científico de la forma humana. Los expertos anteriores no habían visto estos textos como una descripción de la anatomía humana porque las prácticas culturales confucianas contemporáneas veneraban a los antepasados ​​y, por lo tanto, evitaban la disección. Sin embargo, pensamos que la disección estaba involucrada, y que los autores habrían tenido acceso a cuerpos de criminales, tal como se relata en textos posteriores".


La nueva interpretación del manuscrito podría cambiar la forma en que los científicos ven los orígenes de la acupuntura (Imagen: Adam Gault / Science Photo Library)

Vivien Shaw, agregó: "Nuestros hallazgos reescriben una parte clave de la historia de China. La era de la dinastía Han, contemporánea de los textos, fue una época de gran aprendizaje e innovación en las artes y las ciencias, por lo que este tipo de ciencia anatómica clásica encaja con la cultura predominante de la época. Creemos que nuestra interpretación de los textos desafía la creencia generalizada de que no existe una base científica para la 'anatomía de la acupuntura', al demostrar que los primeros médicos que escribieron sobre los 'meridianos' de hecho describían el cuerpo físico humano".

La investigación moderna de la acupuntura se basa en la suposición de que lo importante es la función de los puntos y meridianos derivados de la misma. "Nuestra interpretación prueba que los anatomistas originales chinos estaban haciendo un mapa de la estructura del cuerpo, no de su función", dice la profesora Shaw.

Por ejemplo, el texto de Mawangdui alude al "meridiano tai yin", que describe un sistema de conexiones entre el centro de la palma de la mano que se extiende a lo largo del antebrazo entre dos huesos. Al mirar el codo humano hay una banda de tejido plano, llamada aponeurosis bicipital, a lo largo de las arterias y nervios que siguen este patrón.

Brazo izquierdo: dibujo esquemático de la vía del 'meridiano tai yin'. Fotos: en el brazo derecho: I: arteria cubital en la palma y antebrazo medial, J: arteria braquial en el brazo.

Fuentes: phys.org | suara.com | 2 de septiembre de 2020

Descubren en Italia nuevos restos neandertales que datan de hace 300.000 años

Unas excavaciones realizadas por la Universidad de Ferrara (UNIFE) en la gruta de Ciota Ciara (en la localidad de Borgosesia, región del Piamomte, en el norte de Italia) han proporcionado restos pertenecientes al hombre de Neandertal que se remontan a unos 300.000 años.
Según el comunicado de prensa, dos dientes, un canino y un molar inferior, descubiertos en los mismos niveles estratigráficos donde se habían encontrado otros restos neandertales en 2019, un hueso occipital y un segundo incisivo inferior, probablemente pertenecientes a un individuo adulto de edad joven, fueron hallados durante la campaña de excavación de este año.

Hueso occipital (cara externa e interna) y dos dientes (en dos planos distintos) de un Homo neanderthalensis hallados en la gruta de Ciota Ciara.


"Estos nuevos restos representan algunos de los hallazgos más antiguos del 'Homo neanderthalensis' y hacen de la cueva Ciota Ciara un sitio increíble que es fundamental para la reconstrucción de la población prehistórica del noroeste de Italia", dice la profesora Marta Arzarello (izquierda), de la Sección de Prehistoria y Ciencias Antropológicas de la UNIFE.

“Los restos que hemos encontrado, especialmente el hueso occipital, son realmente fundamentales para definir la historia evolutiva del ser humano en Europa”, añade Arzarello. "En este hueso hay algunas estructuras que definen la especie neandertal: el famoso moño o toro occipital (una protuberancia o proyección prominente del hueso occipital en la parte posterior del cráneo) y la fosa suprainíaca (una depresión elíptica o una abolladura debajo de la anterior). Estas dos características comienzan a aparecer esporádicamente ya en el antepasado del hombre de Neandertal, el 'Homo heidelbergensis', pero posteriormente se vuelven muy definidas y marcadas en ellos”.


Ilustración del zona occipital de un cráneo neandertal.

“Aunque en el ejemplar encontrado en la cueva notamos la presencia de un abultamiento occipital, este está poco desarrollado y mucho menos marcado que el que presentan los individuos neandertales posteriores”, dice Julie Marie Arnaud (izquierda), paleoantropóloga de la sección de Ciencias Prehistóricas y Antropológicas (UNIFE). "Por tanto, es probable que dicha característica ósea occipital pertenezca a una forma arcaica de la especie neandertal o incluso provenga del 'Homo heidelbergensis'. Son teorías que serán verificadas a través del estudio interdisciplinario que realizaremos en los próximos meses”.

La investigación de la UNIFE, gracias también a la colaboración de institutos de investigación italianos e internacionales, ha permitido reconstruir el modo de vida de los neandertales que frecuentaban las cuevas del Monte Fenera durante las primeras fases del Paleolítico Medio, un período que se extiende desde hace 300.000 años hasta hace unos 35.000 años, un amplio lapso temporal durante el cual dos especies humanas estuvieron presentes en Europa: el Homo heidelbergensis y el Homo neanderthalensis.


Trabajos de excavación en la gruta de Ciota Ciara.

“Los datos que se han obtenido confirman que la cueva fue utilizada en una primera fase solo como refugio durante la caza y posteriormente para ocupaciones más largas, pero de carácter estacional, y luego terminó con una última ocupación de corta duración. Se ha constatado que los neandertales explotaban la materia pétrea local para producir herramientas y cazar las especies presentes en la zona, tales como ciervos, jabalíes, rebecos y rinocerontes. En algunos casos recogían materias primas de mejor calidad más alejadas de la cueva y traían herramientas prefabricadas a la misma donde las terminaban", continúa Arzarello.

"El análisis de los dientes de los micromamíferos (pequeños roedores), permitió establecer que el clima era templado, con aumento de la aridez y menores temperaturas en los niveles inferiores. También se han encontrado restos de otros carnívoros, como la pantera, el león, el lince, el lobo, el tejón y la marta, los cuales probablemente ocupaban la cueva durante los períodos en que el hombre de Neandertal no estaba presente en la cueva", concluye la profesora Arzarello.

Fuentes: unife.it | archaeologynewsnetwork.blogspot.com | facebook.com/CiotaCiara | 12 de agosto de 2020

Descubren que la tolerancia a la lactosa pudo tener ventajas evolutivas

Cráneo de la Edad del Bronce desenterrado en el valle de Tollense, Alemania. Crédito: Stefan Sauer / Proyecto Tollense Valley

La capacidad humana para digerir la lactosa después de la infancia se extendió por Europa Central en solo unos pocos miles de años. Una transformación extremadamente rápida en comparación con la mayoría de los cambios evolutivos observados en los humanos. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad Johannes Gutenberg, en Mainz (JGU). Los investigadores analizaron material genético procedente de los huesos de diversos individuos que habían caído en un conflicto armado alrededor del año 1200 a.C., a orillas del río Tollense, en el actual estado alemán de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, y han informado de sus hallazgos en la revista Current Biology.

Los arqueólogos han estado buscando sistemáticamente una sección a lo largo del río Tollense durante más de 10 años. Crédito: Stefan Sauer / Proyecto Tollense Valley.

El conflicto en el valle del Tollense se considera actualmente la batalla más antigua conocida de Europa. En la década de 1990 se descubrieron allí cientos de restos humanos. Desde hace más de diez años, los arqueólogos han excavado sistemáticamente una sección de un kilómetro a lo largo del río. Hasta el momento, se han descubierto los huesos de más de cien individuos, muchos de ellos con evidentes signos de haber participado en un combate violento. Muchos de los huesos contienen puntas de flecha, mientras que algunos cráneos parecen haber sido aplastados por objetos contundentes. Se estima que varios miles de hombres estuvieron involucrados en el conflicto, algunos de los cuales incluso podrían haber sido jinetes. De todos ellos, murió casi una cuarta parte.

Un arqueólogo descubre una mandíbula en el río Tollense. Ronald Borgwardt / Tollense Valley Project

TOLERANCIA A LA LACTOSA, UNA RARA CARACTERÍSTICA

Los investigadores han descubierto que solo alrededor de uno de cada ocho de los guerreros caídos en este combate eran portadores de una variante genética que les permitía descomponer la lactosa de la leche.
"De la población actual que vive en esta misma área, alrededor del 90 por ciento tiene esta persistencia de lactasa (una enzima producida en el intestino delgado, cuya única función es facilitar la digestión de la lactosa). Ésta es una gran diferencia si se considera que no puede haber más de 120 generaciones humanas entre entonces y hoy", ha explicado el genetista Joachim Burger (izquierda), profesor de la JGU y autor principal del estudio.

Aparte de la persistencia de la lactasa y algunas otras variantes genéticas, los genomas que presentan los huesos de los guerreros caídos en la batalla del río Tollense son similares a los de los habitantes actuales del norte de Alemania y la región del mar Báltico. Según el biólogo Daniel Wegmann (derecha), de la Universidad de Friburgo, en Suiza, que también ha participado en el estudio, "la única forma de explicar esta diferencia entre estas personas de la Edad del Bronce y las de hoy es una selección natural muy fuerte. Llegamos a la conclusión de que durante los últimos 3.000 años, los individuos con persistencia de la lactasa tuvieron más hijos o, alternativamente, esos niños tuvieron mejores posibilidades de supervivencia que aquellos sin este rasgo". Los investigadores calculan una ventaja selectiva notable:

"En cada generación, los individuos persistentes en lactasa tienen un seis por ciento más de probabilidades de sobrevivir hasta la edad reproductiva que los individuos no persistentes en lactasa", afirma el profesor Joachim Burger.

Vista de los cuerpos de más de cien individuos caídos en la batalla de Tollense. Stefan Sauer / Tollense Valley Project.

¿VENTAJA EVOLUTIVA?

En 2007, Burger y su equipo concluyeron que casi ninguno de los primeros agricultores sedentarios de Europa tenía persistencia de la lactasa. "Es asombroso que en el momento de la batalla del Tollense, más de 4.000 años después de la introducción de la agricultura en Europa (que en parte habría implicado el consumo de productos lácteos de los primeros bovinos, cabras y ovejas domesticados), la persistencia de la lactasa en los adultos todavía fuera tan rara", comenta Burger.

Sin embargo, todavía no hay una respuesta definitiva a la pregunta de por qué la capacidad de digerir el azúcar de la leche después de la infancia pudo proporcionar una ventaja evolutiva tan grande. "Dado que la leche es una bebida muy energética y relativamente no contaminada, su ingestión puede haber brindado mayores posibilidades de supervivencia durante períodos de escasez de alimentos o cuando el suministro de agua potable estaba contaminado. En particular durante la primera infancia, en los años inmediatamente posteriores al destete, este factor a menudo puede haber sido decisivo entre las poblaciones prehistóricas", concluye Burger.



Los resultados del ADN también anulan la teoría, propuesta por primera vez en 2015, de que el gen para la persistencia de la lactasa fue importado a Europa occidental alrededor del 5000 a. C. por nómadas pastores de vacas de las estepas de la actual Ucrania y Rusia, el pueblo Yamna.

Los resultados dejan a los científicos más perplejos que nunca sobre cuándo y por qué los europeos comenzaron a beber leche. "La deriva genética natural no puede explicarlo, y tampoco hay evidencia de que haya sido un cambio de población", dice Christina Warinner (izquierda), genetista de la Universidad de Harvard y del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana que no participó en el estudio. "Es casi vergonzoso que este sea el ejemplo más sólido de selección que tenemos y realmente no podemos explicarlo".

El estudio, que ha sido financiado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania (BMBF) y por la Fundación de Investigación Alemana (DFG), también involucró el análisis del material genético en los huesos de individuos de la Edad del Bronce encontrados en el Este y Sudeste de Europa para realizar una comparativa con los descubiertos en el Tollense. Los científicos descubrieron que aquellos también mostraban bajas frecuencias de persistencia de lactasa. Incluso en huesos de individuos procedentes de las estepas de Europa del Este, donde estudios previos habían sospechado que podría haberse originado la persistencia de la lactasa en adultos, el rasgo estaba completamente ausente.


Fuentes: nationalgeographic.com.es | scitechdaily.com | sciencemag.org | razon.com.mx | 8 de septiembre de 2020

El ADN mitocondrial de un neandertal de hace 80.000 años revela afinidades culturales y genéticas entre Polonia y el norte del Cáucaso

Modelo digital 3D del molar S5000 hallado en la cueva de Stajnia (Polonia). Crédito: Stefano Benazzi

Hace alrededor de 100.000 años, durante la glaciación Würm, el clima cambió abruptamente y el medio ambiente de Europa Central y Oriental tornó de un hábitat boscoso a un hábitat abierto de estepa/taiga, lo que provocó la dispersión del mamut lanudo, el rinoceronte lanudo y otras especies del Ártico adaptadas al frío.

Los neandertales que vivían en estos territorios sufrieron severas contracciones demográficas debido a las nuevas condiciones ecológicas y solo regresaron a aquellas áreas que estaban por encima de los 48° de latitud norte durante las mejoras climáticas. Sin embargo, a pesar del asentamiento discontinuo, las herramientas de piedra bifaciales específicas persistieron en Europa central y oriental desde el comienzo de este cambio ecológico hasta la desaparición de los neandertales. Esta tradición cultural se llama Micoquiense y se extiendía por el entorno helado entre el este de Francia, Polonia y el Cáucaso.

Los análisis genéticos anteriores muestran que dos importantes eventos de rotación demográfica en la historia neandertal están asociados con la tradición cultural Micoquiense. Hace unos 90.000 años, los neandertales de Europa occidental reemplazaron a la población local de neandertales de Altai, en Asia Central. Y, sucesivamente, hace al menos unos 45.000 años, los neandertales de Europa occidental sustituyeron a los grupos locales en el Cáucaso.


Vista aérea de la cueva de Stajnia. Crédito: Marcin Zarski.

El artículo publicado en Scientific Reports y dirigido por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania, la Universidad de Wroclaw, el Instituto de Sistemática y Evolución de los Animales de la Academia Polaca de Ciencias y la Universidad de Bolonia, informa sobre el genoma mitocondrial más antiguo de un neandertal encontrado en Europa Central y Oriental. La edad molecular, de unos 80.000 años, coloca a un diente hallado en 2007 en la cueva de Stajnia (Polonia) en este importante período de la historia de los neandertales, cuando el medio ambiente se caracterizó por una estacionalidad extrema y algunos grupos se dispersaron hacia el este, hasta Asia central.
"Polonia, ubicada en el cruce entre las llanuras de Europa occidental y los Urales, es una región clave para comprender estas migraciones y para resolver preguntas sobre la adaptabilidad y biología de los neandertales en el hábitat periglacial. El molar S5000 de Stajnia es realmente un hallazgo excepcional que arroja luz sobre el debate acerca de la amplia distribución de los artefactos micoquienses", dice Andrea Picin (izquierda), autor principal del estudio e investigador postdoctoral en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig.

Análisis genético

Los restos neandertales asociados con la tradición cultural micoquiense son muy pocos y la información genética solo se ha extraído de muestras obtenidas en Alemania, el norte del Cáucaso y Altai, en Asia central.

"Éramos conscientes de la importancia geográfica de este diente para agregar más puntos cronológicos en el mapa de distribución de la información genética de los neandertales", dice Mateja Hajdinjak (derecha), coautora del artículo e investigadora postdoctoral en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. "Descubrimos que el genoma mitocondrial del diente S5000 de Stajnia era el más cercano al de un neandertal del Cáucaso, Mezmaiskaya 1. Luego, hemos empleado el reloj genético molecular para determinar su antigüedad aproximada. Aunque el enfoque del acortamiento de ramas moleculares viene con un amplio rango de error, cruzar la información con el registro arqueológico nos ha permitido ubicar el fósil al comienzo de la última glaciación".

El diente, como se ha dicho, fue descubierto en 2007 durante un trabajo de campo dirigido por Mikolaj Urbanowski -(izquierda) también coautor del artículo de investigación- dentro de un conjunto de huesos de animales y algunas herramientas de piedra. La abertura de la cueva de Stajnia probablemente era demasiado estrecha para un asentamiento prolongado, y las ocupaciones de los neandertales fueron de corto plazo. El enclave podría haber sido un lugar logístico de asentamiento durante las incursiones realizadas en las tierras altas de Cracovia-Czestochowa.

"Nos hemos emocionado cuando el análisis genético reveló que el diente tenía al menos unos 80.000 años. Los fósiles de esta antigüedad son muy difíciles de encontrar y, en general, el ADN no está bien conservado", dicen Wioletta Nowaczewska (izquierda), de la Universidad de Wroclaw, y Adam Nadachowski (derecha), del Instituto de Sistemática y Evolución de los Animales de la Academia Polaca de Ciencias, ambos coautores del artículo. "Al principio pensamos que el diente era más joven ya que se encontraba en una capa superior. Sabíamos que la cueva de Stajnia es un sitio complejo y que la posdeposición perturbada por heladas podía mezclar artefactos entre capas. Estamos gratamente sorprendidos por el resultado".
Respecto a las características paleoantropológicas, Stefano Benazzi (izquierda), de la Universidad de Bolonia, e igualmente coautor del artículo, agrega: "La morfología del diente es típica de un neandertal, lo que también ha sido confirmado por el análisis genético. Y la condición desgastada de la corona dental sugiere que pertenecía a un adulto".

Neandertales en ambientes periglaciales

Los arqueólogos han estado desconcertados durante mucho tiempo por la resistencia de los neandertales en estas regiones, así como por la persistencia de las herramientas de piedra micoquienses durante más de 50.000 años en una zona espacial tan enorme. Más allá de las cuestiones tafonómicas, el conjunto lítico de Stajnia muestra un elenco de características que son comunes a varios yacimientos clave en Alemania, Crimea, el norte del Cáucaso y Altai (Asia Central).


Herramientas de piedra del Paleolítico Medio halladas en la cueva de Stajnia: 1-3 Herramientas bifaciales; 4 Preforma de una herramienta bifacial; 5-8 Lascas Levallois. Crédito: Andrea Picin.

Estas similitudes son probablemente el resultado de la creciente movilidad de los grupos neandertales que se desplazaban con frecuencia por las llanuras del norte y este de Europa en busca de animales migratorios adaptados al frío. Los ríos Prut y Dniéster muy posiblemente se utilizaron como los principales corredores de dispersión desde Europa Central hasta el Cáucaso. Pasillos similares también podrían haber sido utilizados hace unos 45.000 años, cuando otros neandertales occidentales que portaban herramientas de piedra micoquienses reemplazaron a poblaciones locales de la cueva Mezmaiskaya, en el Cáucaso.


Al resumir las implicaciones más amplias de este estudio, Sahra Talamo, de la Universidad de Bolonia, dice: "El enfoque multidisciplinario es siempre la mejor manera de contextualizar un enclave arqueológico desafiante, como ha sido evidente en esta investigación. El resultado del neandertal de Stajnia es un gran ejemplo que muestra cómo el reloj molecular es increíblemente eficaz para proporcionar dataciones superiores a 55.000 años antes del presente".

Fuente: Instituto Max Planck | 8 de septiembre de 2020