El pueblo turmogo no se rindió ante las legiones romanas, sino que presentó batalla en los campos de Burgos

Cerro Castarreño donde se ubican los restos del 'oppidum' celta de Olmillos de Sasamón. ROMANARMY

Roma siempre hacía la misma proposición a los pueblos de Hispania que se encontraba en su avance: rendición o muerte. Así que los turmogos —un pueblo de origen céltico que habitaba, entre otras, una ciudad fortifica (oppidum) sobre una colina del actual municipio de Olmillos de Sasamón (Burgos)— tuvieron que decidir. Y decidieron rendirse sin luchar, según ha mantenido siempre la historiografía clásica y se enseña en las universidades. Abandonaron pacíficamente así su oppidum en el cerro Castarreño y se establecieron en la ciudad romana de Segisamone (actual Ayuntamiento de Sasamón), a unos dos kilómetros de distancia de su otero. Sin embargo, esta historia no es cierta.

Las nuevas tecnologías arqueológicas —teledetección por infrarrojos, imágenes satelitales, reconstrucciones en 3D a partir de drones, radares que penetran en el terreno o el empleo del sistema LIDAR (radiografía del terreno mediante láser)— señalan en otra dirección: los turmogos fueron valientes y ofrecieron batalla a las tropas romanas, posiblemente a las que encabezaba el mismísimo César Augusto, que había desembarcado en la Península para acabar con las revueltas de las tribus cántabras (29 al 19 a.C).

Foto: Los arqueólogos trabajando entre Olmillos y Sasamón.

Y es que los romanos solo consiguieron pacificar la campiña de Sasamón, en la comarca del Odra-Pisuerga, a finales del siglo I antes de Cristo, y eso que llevaban en Hispania desde el 218, cuando arribaron a Ampurias (Girona) para combatir a los cartagineses. No obstante, su expansión por lo que hoy es el norte de la provincia de Burgos obligó a los indígenas a abandonar sus poblados fortificados y habitar forzosamente las nuevas ciudades fundadas en los llanos por los hijos de Roma.

La ciudad de Segisamone, fue una de ellas, según recuerda el reciente El oppidum del cerro de Castarreño, historiografía y arqueología de un hábitat fortificado de la Segunda Edad del Hierro, firmado por Jesús García Sánchez (izquierda), del Instituto de Arqueología de Mérida-CSIC y colaborador de las universidades de Leiden y Évora, y por José Manuel Costa-García (derecha), de la Universidad de Santiago de Compostela.

La investigación se ha completado con los trabajos de campo que se han llevado a cabo en la comarca (entre el 19 de agosto y el 3 de septiembre pasados) y que buscaban responder a la pregunta: “¿Se trató de una transición pacífica como señalan los textos clásicos para esta ciudad celta?"

Para hallar la respuesta, arqueólogos procedentes del Reino Unido, República Checa, Alemania, Holanda, Portugal, Estados Unidos, España, Bulgaria e Italia han venido estudiando desde 2017 dos campamentos militares romanos próximos (Carrecastro y Santa Eulalia), además del cerro turmogo, así como el subsuelo del actual municipio de Sasamón. En este último caso, los expertos usaron técnicas de prospección geofísica y generaron cartografías a partir de fotografías tomadas por drones.

Con estos datos preliminares en sus ordenadores, según explica Costa-García, los arqueólogos decidieron abrir una trinchera en el espolón septentrional del oppidum celta de 15 por 2 metros y, de esta forma, descubrieron un potente foso de 2,5 metros de profundidad acompañado de un talud de grandes rocas. Allí, aparecieron ante ellos cerámicas y numerosos huesos de animales domésticos y salvajes, que han sido estudiados por el grupo de investigación EvoAdapta, de la Universidad de Cantabria, dirigido por Ana Belén Marín. Pero también hallaron objetos de metal turmogos y del ejército romano –una punta de flecha trilobulada y diversas tachuelas de calzado-, lo que podría indicar que “el abandono del poblado no fue pacífico”, sino que los célticos ofrecieron resistencia, sospecharon los expertos.

Tachuelas, puntas de flecha y diverso material cerámico hallado en el yacimiento de Sasamón y Olmillos. ROMANARMY

Para comprobar esta hipótesis, los arqueólogos del colectivo de investigación Romanarmy.eu, volvieron a realizar otros dos sondeos ya en el interior del oppidum. Los “resultados son concluyentes”: cerámicas indígenas fragmentadas, numerosos huesos animales (incluidos caballos) y las omnipresentes tachuelas de las botas de los legionarios romanos. “Sin duda, restos de una lucha a muerte”, indica Costa-García.

Igualmente, en los niveles inferiores más profundos del yacimiento, se han encontrado restos humanos de dos individuos: un varón y niño que conserva los dientes de leche. El equipo de antropólogos que encabeza Olalla López, de la Universidad de Santiago, ha comenzado los análisis que permitirán conocer qué les ocurrió.

En lo que se refiere a la ciudad romana de Segisamone, en la llanura, adonde fueron a instalarse los supervivientes celtas tras la lucha, los trabajos de fotografía aérea han desvelado la impronta de sus calles y edificios. Algunos de estos espacios fueron residencias privadas al gusto mediterráneo, con viviendas dispuestas en torno a atrios y pórticos columnados, "mientras que otros edificios serían posiblemente construcciones públicas ubicadas en las partes más altas”, se lee en el estudio arqueológico.

Entre el material arqueológico recuperado hasta el momento, se enumeran numerosas vasijas, restos de decoración arquitectónica —hermosos frisos, antefijas, restos de pequeñas pilas de agua…— y un pequeño altar romano (derecha) relacionado con el culto doméstico a los ancestros y dioses protectores del hogar. “Todas estas evidencias muestran el elevado grado de refinamiento que alcanzó la ciudad”, explica Costa-García.

La intervención de campo de este verano (financiada por la Diputación de Burgos, la Junta de Castilla y León, y los Ayuntamientos de Sasamón y Olmillos de Sasamón) está cerrada, pero se preparan futuras campañas. Aún quedan por excavar sistemáticamente los campamentos romanos que sitiaron a los celtas, la ciudad donde fueron obligados a establecerse tras perder la guerra y seguir explorando el oppidum de los turmogos a los que la tecnología les ha devuelto el honor que nunca perdieron.

Fuente: elpais.com | 15 de septiembre de 2020

El acero al cromo se fabricó por primera vez en la antigua Persia hace un milenio

Escoria adherida en el interior de un crisol para la fabricación de acero al cromo. Crédito: Rahil Alipour, UCL.

El acero al cromo, similar a lo que conocemos hoy como acero para herramientas o inoxidable, se fabricó por primera vez en Persia, casi un milenio antes de lo que los expertos pensaban anteriormente. El descubrimiento, publicado en el Journal of Archaeological Science, se realizó con la ayuda de varios manuscritos persas medievales, lo que llevó a los investigadores a un sitio arqueológico en Chahak, en el sur de Irán.

Los hallazgos son significativos dado que los científicos de materiales, historiadores y arqueólogos han considerado durante mucho tiempo que el acero inoxidable -aleación de acero con un 10-12% de cromo contenido en la masa-- fue una innovación del siglo XX.

La doctora iraní Rahil Alipour (izquierda), del Deparatamento de Arqueología del University College London (UCL), autor principal del estudio, dijo en un comunicado: «Nuestra investigación proporciona la primera evidencia de la adición deliberada de un mineral de cromo en la producción de acero. Creemos que fue un fenómeno persa».

«Esta investigación no solo ofrece la evidencia más antigua conocida de la producción de acero al cromo que se remonta al siglo XI d. C., (la evidencia previa de acero al crisol, estudiada por académicos, pertenece a los centros de producción de acero al crisol en India, Sri Lanka, Turkmenistán y Uzbekistán, pero ninguno de estos muestra rastros de cromo), sino que también proporciona un trazador químico que podría ayudar a identificar los artefactos de acero al crisol -elaborado mediante diferentes técnicas fundamentadas en el lento proceso de calentamiento y enfriamiento del hierro puro en un crisol- en museos o colecciones arqueológicas desde su origen en Chahak, o la tradición Chahak».

El enclave de Chahak se describe en una serie de manuscritos históricos que datan del siglo XII al XIX como un centro de producción de acero que alguna vez fue famoso, y es el único sitio arqueológico conocido dentro de las fronteras de Irán con evidencia de fabricación de acero al crisol.

Si bien Chahak está registrado como un sitio de importancia arqueológica, la ubicación exacta de la producción de acero al crisol en Irán sigue siendo un misterio y difícil de localizar en la actualidad, dado que numerosas aldeas en Irán se llaman Chahak.

Imagen de microscopio electrónico de barrido (SEM) de un gran trozo de acero atrapado en la escoria del crisol. Fuente: Rahil Alipour / UCL

El manuscrito 'al-Jamahir fi Marifah al-Jawahir' ('Un compendio para conocer las gemas'), siglos X-XI d.C.) escrito por el erudito persa Abu-Rayhan Biruni, fue de particular importancia para los investigadores dado que proporcionó la única receta conocida de fabricación de acero al crisol.

Esta receta registró un ingrediente misterioso que identificaron como mineral de cromita para la producción de acero al cromo en crisol. El equipo utilizó la datación por radiocarbono de una serie de piezas de carbón extraídas de una escoria del crisol y una escoria de forja (subproductos que quedaron después de que el metal se separó) para fechar la industria entre los siglos XI y XII d. C.

Fundamentalmente, los análisis con microscopía electrónica de barrido les permitieron identificar restos del mineral cromita, que se describió en el manuscrito de Biruni como un aditivo esencial para el proceso.

También detectaron 1-2 por ciento en peso de cromo en partículas de acero conservadas en las escorias del crisol, lo que demuestra que el mineral de cromita sí formó una aleación de acero al cromo, un proceso que no vemos que se vuelva a utilizar hasta finales del siglo XIX y principios del XX.

El profesor Thilo Rehren (izquierda), también del UCL y coautor del estudio, dijo: «En un manuscrito persa del siglo XIII traducido por la Dra. Alipour, el acero Chahak se destaca por sus patrones finos y exquisitos, pero sus espadas también eran quebradizas, por lo que perdieron su valor de mercado. Hoy el sitio es un pueblo pequeño y modesto, que antes de ser identificado como un sitio de interés arqueológico, solo era conocido por su agricultura».

Los investigadores creen que marca una tradición persa distinta de la fabricación de acero al crisol, separada de los métodos de Asia Central más conocidos en Uzbekistán y Turkmenistán, para la producción de acero con bajo contenido de cromo (producido en alrededor del 1 por ciento en peso de cromo).

El profesor Marcos Martinon-Torres (derecha) de la Universidad de Cambridge, último autor del estudio, dijo: «Lo más importante de este descubrimiento es que hemos encontrado evidencia de producción de acero de crisol que data de unos 900 años antes de lo que inicialmente se creía. Esta invención se atribuía a la ciudad británica de Sheffield, durante la Revolución Industrial. Ahora hay datos que indican que se trata de una invención persa. La moraleja es que todo lo que parece nuevo estaba ya inventado. Por lo tanto, hay que ser más humildes».

«El proceso de identificación fue bastante largo y complicado y esto se debe a varias razones. En primer lugar, el lenguaje y los términos utilizados para registrar procesos o materiales tecnológicos pueden haber dejado de utilizarse, o su significado y atribución pueden ser diferentes a los utilizados en la ciencia moderna».

Base de crisol Chahak rota donde se solidificaría el lingote de acero al crisol. Fuente: Rahil Alipour / UCL

Esta aleación es la misma que ha sido encontrada en las espadas de Damasco, según el investigador. «Este material permite hacer hojas afiladas y resistentes, por lo que es particularmente útil en espadas, dagas y otras armas. El metal tiene en la superficie de las hojas unos patrones, unas texturas, que evidencian la calidad que subyace. Tiene un efecto práctico y también estético», explicó Martinon-Torres.

Al contar con mineral de cromo, se trata de una receta diferente a otras que se conocían, lo que demuestra que esta creación es anterior. El hallazgo también se logró gracias a varias fuentes históricas. «Combinamos los exámenes de laboratorio con antiguas recetas del mundo persa que indican cómo producir acero, y hay una de ellas que habla de un misterioso ingrediente que le daba propiedades especiales. Este ingrediente misterioso lo podemos identificar como mineral cromita», detalló el profesor.

La importancia de estos resultados es significativa en términos históricos. «Por una parte, esto nos obliga a rescribir la historia de este metal que conocemos y desempeña un papel tan importante en Europa desde la Revolución Industrial. Por otra parte, en el estudio identificamos una huella digital química, el cromo, que nos permite examinar otras armas y escudos para rastrear en el resto del mundo esos aceros persas a fin de llegar a una comprensión del pasado más rica y exacta», concluyó Martinon-Torres.

Fuentes: lasprovincias.es | lavozdegalicia.es | gizmodo.com | interestingengineering.com | eurekaalert.org | 23 de septiembre de 2020

Tras el ADN del hombre que pintó manos en la cueva de Maltravieso (Cáceres)

Manos en la cueva de Maltravieso (Cáceres). Una de ellas ha sido datada hace 66.700 años y supone el primer arte rupestre conocido. - HIPÓLITO COLLADO

Hace dos años, Cáceres rompió los esquemas de la Prehistoria. En 2018 se dató en Maltravieso la primera manifestación de arte rupestre de todo el planeta. El método Uranio-Torio fijó en 66.700 años la antigüedad de una mano pintada en negativo en el interior de la cueva. Este dato implica dos consecuencias realmente trascendentes. La primera, que Cáceres alberga la cuna mundial del arte. La segunda, que esa mano fue realizada por el hombre de Neandertal, porque el Homo sapiens aún tardaría unos 20.000 años en llegar a la península ibérica. Y esta certeza a su vez revoluciona el Paleolítico, puesto que hasta ahora sólo se atribuían capacidades simbólicas y artísticas al Homo sapiens. Por tanto, el Homo neanderthalensis también era capaz de trascenderse a sí mismo.

El estudio, de alcance internacional, fue realizado por un equipo multidisciplinar de expertos pertenecientes a instituciones científicas de Alemania, Francia, Reino Unido, Portugal y España. Las dataciones se llevaron a cabo en Maltravieso (66.700 años) y las cuevas españolas de Ardales (65.500) y La Pasiega (64.800). Los resultados se publicaron en la prestigiosa revista Science, donde poco después se editó otro artículo que ponía en duda esas conclusiones. Un tercer artículo vino a despejar las dudas. Pero especialistas de la Consejería de Cultura de la Junta ya están trabajando en el proyecto ‘First Art’ para obtener y analizar las trazas del ADN de los humanos que las realizaron, y esclarecer definitivamente la fecha en la que fueron pintadas.

MANOS, CÉRVIDOS...

El estudio, que en palabras de la consejería «posicionará a Extremadura en la vanguardia de la investigación del arte rupestre», permitirá obtener datos sobre la especie que dejó impresa las manos en Maltravieso, sus características, si eran hombres o mujeres, su posible rango de edad… Hay que tener en cuenta que la cueva fue frecuentada durante cientos de miles de años y que alberga 59 improntas de manos, pinturas puntiformes y elementos lineales o zoomorfos como cérvidos, cápridos y un bóvido.

«Es un proyecto que nos entusiasma porque contribuirá a reconocer la dimensión real de Maltravieso y situará la cueva en una investigación de muy alto nivel, con laboratorios que figuran entre los mejores del mundo. Se trata de un estudio puntero», explica Hipólito Collado, jefe de sección de Arqueología de la Consejería de Cultura y coordinador del proyecto, quien no pone en duda la datación del primer estudio. «Formé parte de esa investigación, pero como científico entiendo que se haya generado ese debate y que tengamos que reconfirmarlo para dar la mejor respuesta posible a la ciencia», subraya.

Con este fin, el programa europeo transfronterizo Interreg POCTEP ha destinado al estudio 557.000 euros. Realizará los mismos trabajos en la interesante cueva portuguesa de Escoural (Montemor-o-Novo), en el Alentejo, que alberga pinturas de entre 30.000 y 9.000 años de antigüedad. Además, se elaborarán nuevos modelos tridimensionales de alta resolución con todos los contenidos iconográficos de ambas cavidades, mediante la aplicación de la tecnología del escaneado laser 3D, que servirán de base para que el próximo año ya se puedan realizar sendas visitas virtuales con una precisión extraordinaria.

Hipólito Collado delante de pinturas de manos en la cueva de Maltravieso.

LABORATORIOS INTERNACIONALES

El primer paso será el estudio a fondo de las pinturas rupestres. «Tomaremos muestras y haremos nuevas dataciones utilizando de nuevo el método del Uranio-Torio, pero con laboratorios diferentes en Francia y China, muy reconocidos, para determinar si se consiguen los mismos resultados», detalla Hipólito Collado. Este proceso mide el tiempo estableciendo como base la desintegración radiactiva del uranio de las costras de calcita asociadas a las pinturas.

Además se estudiará el ADN de los pigmentos utilizados tomando micromuestras y enviándolas al Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania). Los arqueólogos extremeños parten de la base de que este pigmento se mezclaba con saliva y posteriormente se proyectaba la mano apoyándola en la pared. Al retirarse, dejaba la huella en negativo. De ahí que los científicos alberguen serias expectativas de hallar ADN en el fluido pictórico de las improntas. Estas muestras se tomarán en octubre y los especialistas calculan que podría haber resultados en tres meses.

Si las pinturas más antiguas confirman su datación de hace 66.700 años, aportarán al Paleolítico el hecho completamente revelador de cómo, ya en esa antigüedad, el arte humano estaba en manos del hombre de Neandertal. Y Maltravieso albergaría nada menos que las primeras evidencias.

Otra muestra de que las cuevas del Calerizo cacereño son privilegiadas es porque permiten asomarse a una prehistoria continuada y estudiar la huella del hombre. La razón estriba en que han sido ocupadas desde los tiempos más remotos, durante cientos de miles de años. En Santa Ana se han datado restos de hasta 650.000 años, como un conjunto de microfauna (roedores, lagartos...) y un conjunto paleontológico de grandes mamíferos (osos, caballos...). Y en Maltravieso, la presencia humana está confirmada hace 250.000 años.

El proyecto, coordinado desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura y la Dirección Regional de Cultura del Alentejo, incluye además una iniciativa para la divulgación de ambas cuevas, Maltravieso y Escoural. La nueva visita virtual, realizada con las últimas tecnologías, permitirá hacer un recorrido completamente fidedigno en el interior de estos espacios, según avanza Hipólito Collado.

Acceso a la cavidad 8 Permanece cerrada para preservarla. Dentro hay mucha humedad y temperatura, y las emisiones de radón son muy altas. - LOLA LUCEÑO.

VISITAS EXPERIMENTALES

La cueva portuguesa sí puede visitarse de forma real, pero la cacereña se cerró hace años debido a los efectos de la presencia humana sobre la conservación de las pinturas, incluso las investigaciones se han reducido. En el último año se han realizado visitas experimentales en grupos muy limitados los martes y sábados, ahora suspendidas por el Covid-19. Los resultados determinarán hasta qué punto esas visitas han afectado a Maltravieso.

En cualquier caso, la cueva cacereña dispone de un centro de interpretación anexo que se ha actualizado a raíz del hallazgo de 2018, donde se podrá acceder al nuevo recorrido virtual, ahora en fase de adjudicación, el cula permitirá ‘caminar’ libremente por la gruta (necesitará escaneados de muy alta resolución). El proyecto quiere dar a conocer ambas cuevas e incluso facilitar paquetes turísticos para acudir a cada una de ellas facilitando las reservas.

Foto: Interior de la cueva portuguesa de Escoural.

DOS GRUTAS 'HERMANAS'

Aunque a nivel científico estas dos grutas prehistóricas están muy reconocidas, el esfuerzo resulta necesario porque la sociedad aún no les confiere la importancia que tienen. En el caso Maltravieso, queda ‘tapada’ de algún modo por el importante patrimonio de la Ciudad Monumental. El nuevo estudio pretende ponerla definitivamente en su lugar: el primero en las manifestaciones artísticas de la humanidad.

Respecto a la cueva portuguesa de Escoural, comparte algunas singularidades con Maltravieso. Ambas fueron descubiertas por la explosión de un barreno en yacimientos de caliza en fechas muy próximas (en 1956 la cacereña y en 1963 la lusa), ambas albergan pinturas rupestres (en el caso de Portugal más recientes, de 30.000 a 9.000 años atrás), y ambas son menos conocidas por la sociedad de lo que su valor merece.

Fuente: elperiodicodeextremadura.com | 20 de septiembre de 2020

Hallan en Turquía espléndidos mosaicos en una iglesia bizantina del siglo IV d. C.

Foto: Kültür ve Turizm Bakanlığı

Un equipo de arqueólogos ha iniciado excavaciones en la aldea de Goktas, en la provincia de Mardin, en el sureste de Turquía, para sacar a la luz los mosaicos de una iglesia construída en el 396 d. C. Los restos de la iglesia se descubrieron el pasado 18 de septiembre de 2019, y el área ha sido declarada como un enclave arqueológico protegido tras la notificación de que se estaban realizando en la misma excavaciones ilegales por cazadores de tesores, los cuales dañaron algunos de los mosaicos.

Abdülgani Tarkan (izquierda) jefe del equipo de excavación y director del Museo Arqueológico de la provincia de Mardin, dijo a la Agencia Anadolu (AA) que la iglesia, de origen bizantino, tenía una planta en forma de basílica con un piso lleno de mosaicos con representaciones geométricas, animalíticas, florales y figuras humanas, así como una incripción con nueve líneas en alfabeto estrangelá (una de las tres variantes principales del alfabeto siríaco).

"En los mosaicos vemos representaciones de figuras humanas que pueden estar representando escenas de caza", dice Tarkan. "Una lleva un animal en los hombros y otra un pájaro en un mano y un gallo en la otra. Los meses de abril y junio también están inscritos en las figuras humanas y pueden estar aludiendo a los meses de caza".

Tarkan explicó que la iglesia contiene, además, los nombres de las figuras espirituales que contribuyeron a su construcción. En el área de excavación del ábside, los arqueólogos también descubrieron a ambos lados celdas pastoforio (dos habitaciones con base cuadrada o rectangular que se encuentran simétricamente a los lados del ábside principal) y en las que se hallaron obras litúrgicas cristianas con instrucciones sobre el orden correcto del servicio religioso y la oración.

Tarkan declaró que, por el momento, las excavaciones se han llevado a cabo solo en lo que es la sección de la iglesia y dijo: "Hay una ciudad que data del período bizantino temprano que se extiende más allá, en dirección norte y sur. En excavaciones futuras será posible encontrar otras estructuras y ejemplos de arquitectura civil además de la iglesia ahora excavada".

Finalmente, Tarkan dijo que el área de excavación sería abierta al público después de que se completaran los trabajos de restauración.

Fuentes: arqueofili.com | hurriyet.com.tr | 5 de septiembre de 2020

Una investigación destaca la "sobrecarga artística y sensorial" del 'tholos' prehistórico de Palacio III (Sevilla)

Excavaciones arqueológicas en el 'tholos' de Palacio III (Almadén de la Plata, Sevilla)

Una investigación promovida por las universidades de Alcalá de Henares, Granada, Sevilla y Southampton (Reino Unido) sobre el 'tholos' prehistórico de Palacio III, enclavado en Almadén de la Plata (Sevilla) y descubierto en los años 90 del pasado siglo, defiende que "los constructores del recinto imprimieron al mismo una sobrecarga artística y sensorial gracias a la selección de diferentes materias primas; fruto a su vez de su amplio conocimiento de los recursos líticos de la zona y de su acceso a redes de intercambio de materiales procedentes de cientos de kilómetros".

Dicho estudio se titula 'Sorprendente, colorido, suave, raro: recursos líticosy preferencias culturales en la arquitectura, escultura yartefactos portables del monumento tipo tholos de Palacio III'. Sus autores son los investigadores del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Leonardo García Sanjuán y Marta Cintas Peña; los miembros del departamento similar de la Universidad de Granada, José Andrés Afonso Marrero, José Antonio Lozano Rodríguez y Gabriel Martínez Fernández; Primitiva Bueno Ramírez y Rodrigo de Balbín Behrmann por la Universidad de Alcalá de Henares y David W. Wheatley por parte de la Universidad de Southampton.

Vista general del complejo funerario megalítico de Palacio III. Almadén de la Plata, Sevilla. Fotografía: Leonardo García Sanjuán.

En este trabajo recogido por Europa Press, estos investigadores analizan al detalle el 'tholos' de Palacio III mediante una metodología multidisciplinar que contempla la geoarqueología, el estudio tecnomorfológico y funcional de los materiales no inmuebles de dicho enclave y el análisis gráfico de esta construcción de la Edad del Cobre, conformada por un corto corredor de dos metros de longitud y una cámara circular con un diámetro de entre 2,3 y 2,6 metros.

"Esta estructura estaba en bastante buen estado de conservación; los elementos arquitectónicos estaban bien preservados, incluyendo los ortostatos y dinteles del corredor y las losas delimitando los lados de la cámara, así como los elementos grabados y pintados en las losas de la cámara y las tres estelas identificadas en la misma hasta el punto de que algunos de los motivos pictóricos eran apreciables a simple vista durante la excavación" arqueológica, recuerdan los autores de este trabajo.

En su estudio, estos especialistas rememoran además que en dicho 'tholos' calcolítico fueron descubiertos unos 184 objetos o efectos funerarios, así como "una gran cantidad de piedras introducidas en la cámara como ofrendas".

Foto: Calco de estelas de la cámara y montículo del Palacio III. Almadén de la Plata, Sevilla.

LA ELECCIÓN DE LOS MATERIALES

Ya en el análisis del diseño de este 'tholos', los autores de esta investigación explican que "el hecho de estar incrustado en el lecho de roca y los materiales constructivos elegidos le proporcionan mucha estabilidad, lo que revela un profundo conocimiento empírico de la capacidad de carga del basamento y de las propiedades físicas y mecánicas de las piedras usadas para levantar el megalito".

"Fueron usados materiales específicos de construcción en cada parte del monumento", remarcan estos investigadores, precisando que para la selección de tales materiales, los promotores del 'tholos' de Palacio III "valoraron no sólo propiedades físicas como la resistencia, sino también su apariencia externa en cuanto a color o textura".

Principalmente, y siempre según este estudio, los constructores de este 'tholos' se sirvieron de losas de filita azul y verde para hacer la cámara más hermosa y noble y que las mismas sirviesen como lienzos para una serie de motivos gráficos; arenisca beis, conglomerado rojo en el atrio del corredor, cuarzo blanco en una base oval de la cámara y alrededor de una de las estelas del enclave; y basalto y otras rocas volcánicas para conformar la base del techo.

Selección de recipientes cerámicos encontrados como parte del ajuar del tholos de Palacio III. Almadén de la Plata, Sevilla.

En cuanto a los 184 objetos o efectos funerarios identificados dentro del megalito, estos investigadores detallan que entre los mismos destacan 64 recipientes, 55 puntas de flecha, 22 filos, 16 láminas afiladas, un puñal de pedernal, tres hachas pulimentadas, nueve piedras pseudo esféricas o casi ovales; cinco objetos de cuarzo, un colgante y un abalorio como ornamentos personales; un ídolo de barro, una pequeña pero excepcional pieza de madera fosilizada quizá usada como amuleto o un objeto de cobre.

"Como en la arquitectura, la colección de objetos portables del 'tholos' de Palacio III también arroja una extraordinaria diversidad geológica", exponen los autores de este trabajo precisando que entre los materiales usados para estos efectos figuran pedernal, jaspe, cuarcita, riolita o cristal de roca, muchos de ellos ajenos al ámbito geológico local del citado enclave, así como piedras inusuales como calcedonia o cuarzo blanco, entre otras materias primas.

Nódulos y prismas de cuarzo del complejo funerario de Palacio III. Almadén de la Plata, Sevilla. En la fila de arriba prisma de cornalina (rojo), cuarzo prasio (verde) y cuarzo lechoso del tesorillo de la Edad del Hierro, encontrados en el dolmen de galería. En la fila de abajo prismas de cuarzo lechoso de tholos de la Edad de Cobre.

AMPLIO CONOCIMIENTO DE LOS RECURSOS LÍTICOS

El uso de materias primas del propio ámbito local y también procedentes de otros entornos conduce a pensar, según estos investigadores, que las poblaciones relacionadas con el 'tholos' de Palacio III "tuvieron un amplio conocimiento de los recursos líticos a su alcance, así como acceso a redes de intercambio para conseguir materiales ajenos al plano local, procedentes de cientos de kilómetros en algunos casos".

Y especialmente, los autores de este trabajo consideran que "la combinación de elementos constructivos y piezas escultóricas hechas de diferentes materias primas, formas, texturas y ornamentos debe haber generado un intenso efecto de referencias simbólicas dentro del monumento". "Esta sobrecarga artística y sensorial está más claramente presente en el espléndido 'tholos' de Montelirio", precisan estos investigadores entre sus conclusiones, aludiendo a esta otra construcción megalítica localizada en Castilleja de Guzmán (Sevilla).

Corredor y cámaras del dolmen de Montelirio.

Porque según indican, en el 'tholos' de Montelirio "los colores, la luz solar, los motivos pictóricos, las esculturas y los exvotos estaban combinados de un modo altamente coreografiado, para crear una poderosa atmósfera. A una escala más modesta, el 'tholos' de Palacio III también muestra cómo la piedra fue usada con total efecto a fin de crear las bases para la escenografía requerida por las prácticas sociales que acogía dicho monumento", concluyen estos investigadores.

Fuente: lavanguardia.com | 19 de agosto de 2020

Descubren en Arabia Saudita huellas humanas que datan de hace 120.000 años

Vista del borde del antiguo lago de Alathar y el paisaje circundante.

Hace unos 120.000 años, en lo que hoy es el norte de Arabia Saudita, una pequeña banda de Homo sapiens se detuvo a beber y a buscar comida en un lago poco profundo que también era frecuentado por camellos, búfalos y elefantes más grandes que cualquier especie que se vea en la actualidad.

Es posible que los humanos hubieran cazado a esos grandes mamíferos, pero no se quedaron mucho tiempo en el abrevadero, el cual utilizarom como punto de referencia de un viaje más largo.

Esta escena detallada fue reconstruida por un equipo de investigadores en un nuevo estudio publicado en Science Advances, a raíz del descubrimiento de antiguas huellas humanas y de animales en el desierto de Nefud, las cuales arrojan nueva luz sobre las rutas que tomaron nuestros antepasados ​​mientras se expandían fuera de África.

Investigadores estudiando el antiguo lago Alathar, situado dentro de una depresión interdunal en el desierto occidental de Nefud, Arabia Saudita © Proyecto Palaeodeserts

Hoy en día, la península arábiga se caracteriza por vastos y áridos desiertos que habrían sido muy inhóspitos para los primeros humanos y los animales que cazaban. Pero investigaciones realizadas durante la última década han demostrado que este no siempre fue el caso; debido a la variación natural del clima, Arabia experimentó condiciones mucho más verdes y húmedas en un período conocido como el último interglacial. En ese momento se parecería más a las praderas semiáridas de la sabana africana actual.

El principal autor del estudio, Mathew John Stewart (izquierda), del Instituto Max Planck de Ecología Química, Alemania, dijo a la AFP que las huellas fueron descubiertas durante el trabajo de campo de su doctorado realizado en 2017, tras la erosión de los sedimentos superficiales en un antiguo lago llamado 'Alathar' (que en árabe significa "el rastro").

"Las huellas son una forma única de evidencia fósil, ya que proporcionan instantáneas en el tiempo que representan unas pocas horas o días, una información que no solemos obtener de otros registros", dice Stewart.

Las pisadas fueron datadas mediante la técnica llamada luminiscencia ópticamente estimulada, que consiste en iluminar los granos de cuarzo y medir la cantidad de energía que emiten.

Una Arabia verde

En total, siete de los cientos de huellas descubiertas se identificaron con seguridad como de homínidos, incluidas cuatro que, dada su orientación similar, distancias entre sí y diferencias de tamaño, se interpretaron como de dos o tres individuos que viajaban juntos.

La primera huella humana descubierta en Alathar y su correspondiente modelo de elevación digital (DEM). Crédito: Stewart et al., 2020

Con base a la estimación de la estatura y la masa inferidas de las huellas, los investigadores argumentan que las mismas pertenecían a humanos anatómicamente modernos, y no a los neandertales, dado que no se sabe que nuestros primos extintos hayan estado presentes en esta amplia región de Oriente Medio en ese momento.

"Sabemos que los humanos estaban visitando este lago al mismo tiempo que los animales, pero, sorprendentemete para esta área, no hay herramientas de piedra, lo que indica que los humanos se asentaron aquí a más largo plazo", explica Stewart.

"Parece que los humanos visitaban el lago en busca de recursos hídricos y solo para buscar alimento, al mismo tiempo que los animales, y probablemente también para cazarlos".

Los elefantes, que se extinguieron en la cercana región de Levante hace unos 400.000 años, habrían sido una presa particularmente atractiva, y su presencia también sugiere que habría otros abundantes recursos de agua dulce y vegetación en la región.

Senderos de huellas de elefante (izquierda) y camello (derecha). Crédito: Stewart et al., 2020

Además de las huellas se han recuperado unos 233 fósiles, y es probable que los carnívoros acudieran al lago Alathar atraídos por los herbívoros, de modo similar a lo que ocurre hoy en día en las sabanas africanas.

"Anteriormente se sabía que los primeros humanos se extendieron por Eurasia a través del sur de Grecia y el Levante, aprovechando los recursos costeros que encontrabn en su camino, pero esta nueva investigación muestra que las rutas interiores, siguiendo lagos y ríos, pudieron haber sido particularmente importantes", dice Stewart.

"La presencia de grandes animales como elefantes e hipopótamos, junto con pastizales abiertos y grandes recursos hídricos, pudieron haber hecho del norte de Arabia un lugar particularmente atractivo para los humanos que se movían entre África y Eurasia", agrega otro autor del estudio, Michael Petraglia (izquierda), del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia Humana.

Fuentes: phys.org | Max Planck Institute | 17 de septiembre de 2020