Descubren en la Garganta de Olduvai (Tanzania) una punta de hueso dentada elaborada por el 'Homo erectus' hace más de 800.000 años

Foto: Una herramienta de hueso, hecha de un trozo de costilla de un animal grande, presenta tres púas curvas y una punta tallada. El artefacto fue fabricado hace más de 800.000 años, probablemente por el 'Homo erectus'. Cortesía de M. Pante et al.

Un tipo de herramienta ósea, que generalmente se cree que fue inventada por humanos de la Edad de Piedra tuvo su comienzo entre los homínidos que vivieron cientos de miles de años antes de que evolucionara el Homo sapiens, según concluye un nuevo estudio publicado en Journal of Human Evolution.

Un conjunto de 52 huesos de animales, previamente excavados pero poco estudiados y provenientes de la Garganta de Olduvai, en Tanzania, incluye la punta de hueso dentada más antigua del mundo que se conoce hasta el momento, un artefacto probablemente elaborado por el Homo erectus hace al menos 800.000 años. La herramienta ósea, hecha de un trozo de costilla de un animal grande, presenta tres púas curvas y una punta tallada, informa el equipo de investigadores.

Una vista general de la Garganta de Olduvai (Tanzania).

Entre los restos óseos hallados en la Garganta de Olduvai, el antropólogo y biólogo Michael Pante (izquierda), de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, junto con sus colegas, lograron identificar otros cinco artefactos óseos de hace más de 800.000 años.

Las puntas de hueso dentadas más antiguas que se conocían previamente se hallaron en un yacimiento de África central y datan de hace unos 90.000 años, y se supone que reflejan un ingenio de fabricación de herramientas propio del Homo sapiens. Esos artefactos incluyen anillos tallados alrededor de su base donde presumiblemente se unían a ejes o palos de madera. Las puntas de huesos con púas encontradas en yacimientos correspondientes a los Homo sapiens probablemente se usaron para pescar así como cazar grandes presas terrestres.

La punta de hueso dentada de la Garganta de Olduvai, que no se había completado por entero, no muestra signos de haber sido sujeta a un mango o eje de madera, y, por tanto, las formas en que el Homo erectus la empleó no están claras, dicen Pante y sus colegas.

Trabajadores en un yacimiento de la Garganta de Olduvai (Tanzania).

Este hallazgo y cuatro de los otros artefactos óseos datan de hace al menos 800.000 años, según las posiciones originales de los estratos de la Garganta de Olduvai, los cuales registran una inversión conocida del campo magnético de la Tierra acontecida hace unos 781.000 años. Otro artefacto óseo data de hace aproximadamente 1,7 millones de años, dicen los investigadores.

“Esta herramienta implica que el 'Homo erectus' fue el inventor de la tecnología de puntas de hueso con púas”, dice Pante, dado que las herramientas de piedra excavadas previamente en el mismo sedimento de la Garganta de Olduvai se parecen a las que se han encontrado en otros sitios africanos con fósiles de Homo erectus.

Las herramientas de hueso descritas en el nuevo estudio provienen de una colección de restos óseos de animales excavados a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970 por la afamada y ya fallecida paleontóloga Mary Leakey (derecha), los cuales quedaron almacenados entre miles de fósiles y artefactos en una instalación en la Garganta de Olduvai. Pante descubrió este conjunto de 52 huesos en 2007, mientras realizaba una investigación en la zona.

Ahora bien, el arqueólogo Christian Tryon, de la Universidad de Connecticut, en Storrs, y que no participó en el estudio al respecto, cuestiona que el objeto pueda clasificarse definitivamente como una punta de hueso dentada, dado que no estaba terminada.

Sin embargo el informe de Pante muestra que los homínidos de Olduvai, ya fueran Homo erectus o alguna otra población prehumana, seleccionaban cuidadosamente huesos y piedras para fabricar herramientas, admite Tryon. “Eran hombres o mujeres artesanos expertos”.

El arqueólogo de la Universidad de Nueva York, Justin Pargeter (derecha) está de acuerdo. "Aunque no está claro si el artefacto de Olduvai era una herramienta de hueso puntiaguda comparable a las fabricadas más tarde por el 'Homo sapiens', la existencia de cualquier herramienta de hueso de hace 800.000 años muestra que esta práctica es mucho más antigua de lo que normalmente se venía suponiendo", dice.

Junto con la fabricación de herramientas óseas, se produjeron una serie de avances críticos en el comportamiento de los homínidos antes de la aparición del Homo sapiens hace unos 300.000 años. Estos desarrollos incluyen la invención de herramientas de piedra, el uso controlado del fuego, y la capacidad de sobrevivir en nuevos entornos. La utilización de huesos para fabricar herramientas como puntas dentadas habría ayudado a los antiguos grupos del género Homo a migrar a través de regiones ignotas donde se desconocían las ubicaciones de las fuentes de piedra, aduce Pante.

"La fabricación de ornamentos, las pinturas rupestres y otros actos simbólicos, pueden representar comportamientos humanos modernos que eludían los homínidos como el Homo erectus", dice Pante. "Sin embargo, algunos investigadores sospechan que especies Homo ya extintas también pudieron haber creado elementos simbólicos".

Fuente: sciencenews.org | de octubre de 2020

Descubren en Crimea un cráneo de hace 5.000 años al que se le aplicó una trepanación

Antropólogos del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia detectaron rastros de una trepanación en un cráneo del III milenio a.C., encontrado en Crimea, Rusia.

Aunque la osamenta fue descubierta ya en el año 2017 durante una excavación de un túmulo funerario cerca de la aldea de Lgovskoye en el este de Crimea, en el este de la Península, recién ahora los científicos revelaron los detalles del estudio, que llevó tres años.

En detalle, los arqueólogos hallaron una tumba con los restos de un hombre de entre 20 y 29 años, dentro de una estructura rectangular de madera. El cuerpo del joven había sido colocado sobre una esterilla o una funda de cuero, como lo demostró la capa de elementos orgánicos encontrada sobre la losa de piedra que servía como suelo de la fosa. Junto a él se encontraron dos puntas de flecha de pedernal y dos raspadores, lo que indica que ostentaba un alto estatus social.

El esqueleto del jóven hallado en el túmulo funerario. Imagen: Irina Rukavishnikova.

Los investigadores dicen que se trata de un hallazgo único, ya que da muestra de una de las mayores trepanaciones de la Edad del Bronce y sorprende por su gran tamaño y la precisión del trabajo del cirujano.

"Este es un ejemplo del sorprendente arte de un antiguo maestro cirujano que, con precisión milimétrica, raspó con una herramienta de piedra un área bastante grande del hueso, dejando la placa ósea más delgada, de menos de un milímetro de espesor, sin una penetración letal en la cavidad craneal, donde se encuentran vasos sanguíneos", comentó la doctora María Dobrovólskaya (izquierda), del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia.

Los científicos tardaron varios años en llegar a una conclusión fiable sobre el tipo de cirugía. Todas las áreas restantes fueron recolectadas y pegadas con masilla, lo que permitió reconstruir la bóveda del cráneo y tener una idea general de la operación realizada. Desafortunadamente, debido a la ausencia de algunos de los fragmentos y la destrucción de placas óseas delgadas, los antropólogos no pudieron restaurar todo el cráneo. La trepanación, de unos 140 milímetros por 125, se localiza entre las zonas parietal y occipital del cráneo y cubre un área significativa de la bóveda craneal. Ahora, lo que más interesa a los científicos es el propósito de esa trepanación. En aquella época, tales operaciones se hacían por razones rituales o curativas, como por ejemplo para aliviar persistentes dolores de cabeza.

"En el caso de la trepanación de Lgóvskoye es importante que haya una parte, aunque sea muy pequeña, con rastros del proceso inflamatorio en el interior de la bóveda craneal. Para entender si esta inflamación determinó la trepanación, o si fue su consecuencia, tenemos que seguir investigando", explicó Dobrovólskaya.

El túmulo funerario, cerca del pueblo Lgóvskoye, de 7 metros de altura y 45 de diamétro, donde se halló la tumba. Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia.

Además, la investigadora apuntó que "el joven tuvo mala suerte, pues, a pesar de que la tasa de supervivencia después de las trepanaciones, incluso en tiempos primitivos, era muy alta, probablemente murió poco después de la cirugía", detalló, y explicó que "esto se demuestra por la falta de signos obvios de curación: las marcas del instrumento de trepanación son claramente visibles en la superficie del hueso".

"Paradójicamente, esto es una rareza, porque en la antigüedad la mayoría de las personas sobrevivían con seguridad incluso después de varias trepanaciones", añadió.

En el territorio de Stávropol, en la república de Kabardia-Balkaria, en la región del río Don y en el norte de Crimea, se realizaron trepanaciones en el Calcolítico y durante varios períodos de la Edad del Bronce. En años recientes fueron encontrados unos 15 cráneos con rastros de ese procedimiento quirúrgico, lo que indica la existencia de tradiciones asociadas al uso de esta operación entre la población de la región.

Fuentes: actualidad.rt.com | news.allcrimea.net | 22 de octubre de 2020

Los artistas prehistóricos del norte de la península ibérica ya seguían modas en sus grabados 27.000 años atrás

Fotografía y calco del caballo B.II.1, grabado en la pared derecha de la Cueva de Aitzbitarte III (O. Rivero y D. Garate). Crédito: Garate et al, 2020 (PLOS ONE, CC BY)

Los artistas prehistóricos ya seguían "modas" en las formas de representar su grabados artísticos en las paredes de las cuevas, según ha constatado un grupo de arqueólogos españoles, que ha detectado la existencia de "redes de contacto" entre estos creadores 27.000 años atrás.

Esta es la principal conclusión de un estudio elaborado por expertos del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), la Universidad de Salamanca (USAL), el Centro Nacional de Investigación de Evolución Humana (Cenieh) y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), que ha sido publicado este miércoles por la prestigiosa revista especializada Plos One.

Cuevas decoradas en la región cantábrica oriental (de Nervión a Bidasoa) y Pirineos occidentales (de Bidasoa a los Gaves de l'Adour) (mapa base: https://maps-for-free.com): en negro, cuevas descubiertas durante el siglo XX; en rojo, cuevas encontradas en el siglo XXI; en círculo, conjuntos pre-magdalenienses; triángulo para los magdalenienses y cuadrado para conjuntos complejos (pre-magdalenienses y magdalenienses).

La investigación se basa en la comparación de unos grabados recientemente descubiertos en las cuevas guipuzcoanas de Aitzbitarte (Errenteria) con el arte parietal existente en otras 17 grutas europeas.

"Se trata de grabados, principalmente de bisontes, ejecutados de una manera hasta ahora nunca vista en la cornisa Cantábrica. Una especie de moda a la hora de ejecutar los grabados, más propia del sur de la actual Francia y de algunas zonas del mediterráneo", explica Diego Garate (izquierda), director del proyecto y miembro del IIIPC en una nota de prensa.

Otra de las investigadoras, la especialista en arte paleolítico de la USAL, Olivia Rivero (derecha), precisa que "esta corriente artística, localizada en las cuevas de Aitzbitarte III, V y IX, se define por la representación de animales con los cuernos y extremidades en vista frontal, pero que contienen detalles específicos como la figuración del pelaje o las pezuñas".

Los investigadores han comparado mediante "estadística multivariable" estas figuras con otras localizadas en distintas grutas europeas y han concluido que su distribución coincide con la dispersión de las herramientas más frecuentes en la región hace unos 27.000 años.

Grabados en el panel A de Aitzbitarte III. Arriba: Calco del panel formado por cabeza de un pájaro y un bisonte. Abajo a la izquierda: detalle del grabado de la cabeza del pájaro. Abajo a la derecha: detalle del grabado del bisonte (O. Rivero y D. Garate).

En concreto, el miembro del Cenieh, Joseba Ríos (izquierda), constata que "la dispersión de este estilo coincide en gran manera con la de los buriles de Noailles y las puntas de Isturitz, unos útiles que aparecieron en el Pirineo occidental hace entre 31.000 y 29.000 años y que posteriormente comenzaron a extenderse hacia la zona de Francia, hasta llegar finalmente a la zona Mediterránea".

"Por poner un ejemplo, mientras en Aitzbitarte grababan bisontes siguiendo estas convenciones específicas, en el resto de la cornisa Cantábrica se dibujaban ciervas rojas aplicando la pintura con el dedo", apunta el director del proyecto.

No obstante, Diego Garate, puntualiza que también "existen ciertos detalles comunes para ambos estilos: como la manera de representar los caballos o la ausencia de la perspectiva en las extremidades, una circunstancia que permite deducir que, a pesar de la existencia de peculiaridades en regiones concretas, en aquella época ya existían redes de intercambio cultural de gran distancia".

Calco y fotografía de detalle de las patas delanteras de los uros grabados en Aitzbitarte III (O. Rivero y D. Garate).

Distintos expertos internacionales en el tema, como la directora del proyecto de la cueva de Chauvet y prehistoriadora de la Universidad de Toulouse (Francia), Carole Fritz (derecha), han destacado la importancia de esta investigación ya que, en su opinión, "es una auténtica novedad localizar por primera vez grabados de este tipo en la península ibérica", recuerda la nota.

En la misma línea se pronuncia José Luis Sanchidrián (izquierda), de la Universidad de Córdoba, para quien "el estudio demuestra una fuerte interrelación regional de la expresión gráfica parietal desde momentos muy antiguos".

Además de la financiación de la Diputación de Gipuzkoa y del Ayuntamiento de Errenteria (Gipuzkoa), la investigación ha contado con la ayuda de los espeleólogos de los grupos Félix Ugarte Elkartea y Aizpitarte Elkartea. "Sin su ayuda, este patrimonio seguiría siendo desconocido para la humanidad", concluye Diego Garate. EFE

Fuente: lavanguardia.com | 28 de octubre de 2020

Fotografía y trazado de bisontes grabados en el Sector A de la cueva V de Aitzbitarte (O. Rivero y D. Garate).

Grabados de bisontes en cuevas españolas revelan una cultura artística común en la antigua Europa

El arte rupestre descubierto recientemente en cuevas del norte de España representa un estilo artístico cultural común en la antigua Europa, pero previamente desconocido en la península ibérica, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE por Diego Garate, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, España, y un equipo de investigadores afines.

La historia del arte prehistórico incluye varios complejos culturales caracterizados por diferentes estilos y convenciones artísticas. En 2015, se descubrieron nuevas estancias de arte rupestre en tres cuevas del cerro Aitzbitarte (Guipúzcoa), las cuales representan un estilo artístico previamente desconocido en la península ibérica. En este estudio, Garate y sus colegas han comparado este estilo artístico con otros existentes en toda Europa.

Los grabados de Aitzbitarte IX. Arriba: pasaje colapsado en Aitzbitarte IX con el panel decorado a la izquierda. Abajo: fotografía y calco de la cabeza de un bisonte grabada en Aitzbitarte IX (O. Rivero y D. Garate).

Las obras de arte de las cuevas de Aitzbitarte consisten principalmente en grabados de bisontes, con los característicos cuernos y jorobas de estos animales. Los autores subrayan el estilo particular con que se han dibujado los cuernos y las patas de los mismos, generalmente sin la perspectiva adecuada. Las extremidades se representan como una "doble Y", con ambas patas visibles, y los cuernos se dibujan de manera similar uno al lado del otro con una serie de líneas en medio.

Esto es consistente con el estilo artístico del complejo cultural Gravetiense, caracterizado por costumbres específicas en el arte, la elaboración de herramientas y prácticas funerarias hace aproximadamente entre 34.000 y 24.000 años. Esta cultura es conocida en toda Europa, pero no se había visto antes en la península ibérica. Los autores han combinado los descubrimientos de Aitzbitarte con datos del arte rupestre de toda Europa para mostrar que la cultura Gravetiense estaba más extendida y era más variada de lo que se pensaba anteriormente.

Fotografía y calco en el panel B.VII al pie de la rampa en Aitzbitarte III: animal indeterminado; cuernos de bóvidos y los cuartos traseros de un caballo. (O. Rivero y D. Garate).

Los autores añaden: "El estudio analiza las particularidades de los grabados de animales paleolíticos encontrados en las cuevas de Aitzbitarte en 2016. Estas imágenes prehistóricas, principalmente representando bisontes, fueron diseñadas de una forma nunca antes vista en el norte de España, siguiendo una especie de moda en la forma de dibujar los grabados que es más característico del sur de Francia y algunas partes del Mediterráneo. El estudio demuestra, pues, las estrechas relaciones regionales que existían en el arte rupestre de Europa Occidental desde tiempos muy tempranos, al menos hace 25.000 años".

Fuente: phys.org | 28 de octubre de 2020

La primera gran batalla en Europa, hace unos 3.250 años, fue provocada por el control del comercio a grandes distancias

El cráneo de un hombre muestra claramente las huellas de un combate en el río Tollense (Alemania).
Fuente: Picture Alliance / Jens Büttner

Hace 3.250 años, al mismo tiempo que Troya era reducida a cenizas, tuvo lugar en suelo europeo una de las primeras batallas más importantes del continente. En la actual Alemania, cerca del río Tollense —a 150 kilómetros de Berlín y a 50 del mar Báltico—, entre 4.000 y 5.000 hombres de la Edad del Bronce libraron una batalla sin precedentes para hacerse con el control de un puente que cruzaba una ruta de interés para ambos bandos. Ahora, milenios más tarde, se ha descubierto que tal batalla podría en realidad haber sido una masacre y no un combate entre dos pueblos armados.

Un grupo de arqueólogos ha llegado a tal conclusión al analizar los restos de los partícipes de la batalla. "El perfil de algunos no corresponde necesariamente con la de un guerrero, sino con la de gente que se pasó la vida transportando cosas", ha declarado el arqueólogo Detlef Jantzen, arqueólogo de la Oficina Estatal de Cultura y Preservación de Monumentos de Mecklemburgo-Pomerania Occidental al periódico The Times tras examinar varias de las columnas vertebrales. Por ello, los investigadores han llegado a la conclusión de que aquel episodio violento fue realmente una emboscada en lugar de una guerra.

El arqueólogo Detlef Jantzen examinando un cráneo. Fuente: Picture Alliance / Dpa

Esta nueva hipótesis resuelve una de las grandes incógnitas. Cuando se encontró este campo de batalla en 1996, emergieron restos de caballos, dagas, objetos de Mesopotamia, Egipto y hasta cadáveres de mujeres. ¿Cómo podría haberse concentrado tal variedad en el norte de Alemania?

En ningún campo de batalla antiguo de Europa o el Mediterráneo se han descubierto tantos huesos humanos. Hasta el momento, se han recuperado las osamentas de unos 140 combatientes. Una exposición especial del museo arqueológicoal aire libre en Groß Raden cerca de Sternberg (distrito de Ludwigslust-Parchim) presenta actualmente una selección de los hallazgos.

En aquellas tierras perecieron alrededor de 1.400 personas. La mayoría, tal y como indica la nueva lectura de los investigadores, fueron comerciantes que llevaban todo tipo de objetos de lujo. En este sentido, la masacre fue tan agresiva, violenta y numerosa, que fue confundida durante décadas por la guerra más antigua de Europa.

Restos de la batalla del valle de Tollense (S. Sauer / Antiquity).

Arqueros

Las primeras informaciones acerca de los hallazgos del río Tollense eran espectaculares. Se desconocía cómo una zona donde predominaban pequeñas aldeas y granjas aisladas podía haber albergado una batalla de tales magnitudes. Tal y como escribe Geoffrey Parker (izquierda), uno de los historiadores más prestigiosos de la actualidad, en Historia de la guerra (Akal), "las sociedades con territorio abundante y escasez de recursos humanos suelen preferir conflictos de carácter ritual en los cuales solo luchan realmente unos pocos 'adalides', aunque su destino decide el de todos los demás".

Inicialmente, los hallazgos provocaron varias hipótesis. Los científicos interpretaron el lugar como un cementerio prehistórico, cuyas tumbas podrían haber sido destruidas por una inundación. También entraba en juego el que fuera un lugar para ceremonias religiosas, durante las cuales se podían haber realizado sacrificios humanos.

Sin embargo, las conocidas costumbres funerarias de la región hablaban en contra de un cementerio: los residentes de la Edad del Bronce solían enterrar a sus muertos en tierra seca. La proporción de edad y género tampoco coincidía con un lugar de entierro. La gran mayoría de los muertos eran hombres y perdieron la vida, hasta donde se ha podido determinar, entre los 20 y los 40 años. El hecho de que esto no sucediera según algún ritual similar conocido, sino mediante el uso de diferentes armas, habla en contra de un acto de culto.

Foto: Punta de flecha de bronce clavada en un cráneo. Fuente: Picture Alliance / Dpa

Basándose en los rastros de heridas en los restos óseos, los científicos paleoforenses pudieron descifrar qué armas se utilizaron. Los guerreros se atacaban entre sí con lanzas, garrotes, espadas y, sobre todo, arcos y flechas. Alrededor de 50 puntas de flecha de bronce demuestran que la mayor parte de la batalla se libró con esta arma de largo alcance.

Además, las espadas en particular atrajeron el interés de los científicos. Durante mucho tiempo, la tesis fue que las armas de bronce raras, de alta calidad y correspondientemente valiosas, se usaban de modo principal como ostentación con el fin de demostrar el prestigio de sus portadores. Ahora, sin embargo, tanto las heridas como los signos de uso en varias espadas encontradas mostraban que habían sido utilizadas en combate.

Foto: Recreación de la batalla mostrada en una exposición del Museo Estatal de Prehistoria de Halle.

Espadas y jinetes en el campo de batalla.

Otra observación encajaba con esto. Varios de los muertos eran aparentemente jinetes, como lo demuestran los cambios típicos en sus articulaciones óseas, asi como algunas fracturas óseas que se explican por caídas desde cierta altura o ataques desde abajo. Esto podría significar que los guerreros a caballo que lucharon en el río Tollense estaban organizados bajo una jefatura o jerarquía de mando correspondiente a una sociedad estructurada. Aquí no se trata de hordas de campesinos con garrotes que lucharon salvajemente, sino ejércitos organizados.

No está claro quiénes eran los combatientes y por qué lucharon entre sí. El análisis de isótopos de las piezas dentales realizado en la Universidad de Aarhus mostró que algunos de los combatientes comieron mijo durante muchos años. Eso sugirió un hogar en las estribaciones de los Alpes. Dado que inicialmente se asumió que este grano aún era desconocido en Mecklenburg hace 3.250 años, surgió la imagen de migrantes que, viniendo del sur, atacaron a los colonos en el Tollense.

Foto: Cayeron hombres de ambos lados. Más de 1400 murieron y muchos más resultaron heridos. La batalla se extendió por todo el valle en un centenar de focos de lucha.

Pero los científicos rechazaron esta hipótesis dado que el mijo era bien conocido en el norte de Alemania. "La esperanza de poder sacar conclusiones fiables sobre los orígenes de los combatientes con la ayuda del análisis de isótopos no se ha cumplido", dice Detlef Jantzen.

Ahora bien, los hallazgos han hecho cada vez más plausible por qué la pelea comenzó en este punto del río. En las aguas del Tollense, los excavadores encontraron una estructura de madera que probablemente pertenecía a un puente sobre el río, el cual, en su día, era mucho más ancho. La datación por radiocarbono de los restos de madera mostró una antigüedad de 3.900 años, pero la instalación todavía estaba en funcionamiento en el momento de la batalla.

Joyas de oro halladas en el campo de batalla del Tollensetal. Fuente: Picture Alliance / Jens Büttner

Lapislázuli de Afganistán

Presumiblemente, en este lugar se cruzaban dos antiguas rutas comerciales de larga distancia. Los artículos de lujo y estratégicos como el estaño, que era necesario para la fabricación de bronce, llegaban a través de las mismas.

Hace apenas unos días, los arqueólogos de Halle presentaron una perla que se encontró en una tumba de la Edad de Bronce cerca de Esperstedt (Saalekreis). Está fechada en 1200 a. C., y viene de Mesopotamia. Su color azul se debe al lapislázuli, el cual fue extrído en Afganistán. También en Neustrelitz, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, se descubrieron 180 perlas de vidrio provenientes del Mediterráneo y que también datan de alrededor del 1200 a. C.

Foto: Un conjunto de objetos de bronce que incluye herramientas, ornamentos y fragmentos metálicos hallados en el lugar de la batalla. V. MINKUS

Una fuerza del oeste se movió contra el control del puente

Las dimensiones de este comercio de larga distancia se hacen tangibles en el río Tollense. Aquí la vía fluvial se unía a través del Peene y el Tollense hasta el río Havel, al sur en la ruta que iba desde el este a Jutlandia y Baja Sajonia. Al mismo tiempo, en esta encrucijada fluvial chocaron diferentes culturas: en la Edad del Bronce Nórdica, al oeste estab la cultura de Lüneburg, y en el este la cultura lusaciana. Es muy posible que hubiera un centro regional en la zona del asentamiento, al este del Tollense, que aún está pendiente de excavación. Allí se detectaron arcos y muchas puntas de flecha de bronce que apuntan a conexiones hacia el este. Esas flechas rara vez se usaban más al oeste en ese momento.

De acuerdo con el estado actual de las cosas, y con la debida cautela, Detlef Jantzen aventura una hipótesis: hacia el 1250 a. C. Una fuerza avanzó desde el oeste hacia el puente sobre el río Tollense. Es de suponer que fue detectada a tiempo por personas de la orilla este, las cuales bloquearon el puente y tendieron una emboscada. La carnicería que siguió se prolongó durante al menos 2,5 kilómetros río abajo. Y mientras que los vencedores cuidaron de sus muertos, los perdedores dejaron a sus caídos.

La batalla no tuvo lugar por casualidad hace unos 3.250 años. En ese momento, el metal se estaba volviendo notablemente escaso al norte de los Alpes. Los artefactos de bronce usados ​​se tenían que reciclar, mientras que las piezas nuevas eran más fáciles de realizar. Además, las nuevas prácticas funerarias (cremación en lugar de entierro) apuntan a cambios de gran alcance entre la población. El colapso del comercio a larga distancia anticipó un escenario que, 50 años después, abrumaría a las culturas avanzadas de Oriente Medio: invasiones, revueltas, hambrunas y falta de recursos pusieron fin al sistema estatal altamente desarrollado de la Edad del Bronce.

Por el momento, las investigaciones de los arqueólogos continúan para arrojar aún más luz a un conflicto que hasta este año se había tomado como una de las grandes batallas europeas de la protohistoria.

Fuente: elespañol.com | welt.de | dailymail.co.uk| 26 de cotubre de 2020

La colección Marsal irrumpe en el museo Ibero de Jaén en aluvión: 8.500 piezas de gran valor arqueológico

La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, supervisa la nueva colección - ABC

El Museo Ibero de Jaén cuenta con un total de 8.574 piezas más de esa civilización prerromana, procedentes del fondo arqueológico Ricardo Marsal Monzón, que ahora serán estudiadas y revisadas para determinar su estado de conservación y su incorporación a la exposición permanente prevista. Los bienes permitirán al centro jiennense reforzarse en las áreas de arqueología ibérica y patrimonio arqueológico.

El fondo, donado en 2005 a la Junta de Andalucía, está formado por un total de 108.670 bienes agrupados en 98.609 registros –monedas, en su mayoría, pero también un número significativo de piezas características de contextos funerarios– procedentes de compras a particulares. Las provincias más representadas en el conjunto son Sevilla, Córdoba y Jaén.

Varios conjuntos que forman parte del Fondo Arqueológico Ricardo Marsal Monzón (FARMM).

La consejera de cultura, Patricia del Pozo, ha expuesto que la ubicación de los fondos de «la colección Marsal en el museo Ibero forma parte de la apuesta del Gobierno andaluz por convertir el centro jiennense, inaugurado en 2017 sin colección permanente tras una inversión de 27 millones, en la mayor referencia internacional para el estudio y el conocimiento de este antiguo pueblo».

Con la incorporación del legado Marsal, el Museo Ibero (o íbero para quienes optan por la raíz griega) de Jaén ofrecerá a los visitantes un recorrido por las necrópolis del Bajo Guadalquivir, planteándose una próxima muestra en 2021 en torno a los santuarios territoriales, con una especial atención a los exvotos de bronce ibéricos, algunos de ellos procedentes de los yacimientos jiennense de Cástulo (Linares) y Turruñuelos (Úbeda).

Entre las piezas más destacadas de la colección están los relieves de caballos de época íbera, originarios probablemente de un santuario del municipio cordobés de Luque. Esculturas procedentes de Úbeda la Vieja y, muy especialmente, un lote de instrumentos agrícolas íberos de Giribaile, halladas en la población jiennense de Vilches, de gran importancia, dado que son escasas las herramientas de hierro localizadas en yacimientos íberos.

Monografía Fondo Arqueológico Ricardo Marsal Monzón (PDF 8,64 MB).

Fuentes: abc.es | elcorreoweb.es | 13 de octubre de 2020

El Museo de La Rioja acogerá la exposición 'Terra Sigillata' hasta el próximo 13 de diciembre

El Museo de La Rioja, tras su estreno en la pasada feria NACE, ya alberga una nueva exposición. Se trata de la muestra 'Terra Sigillata. Pasado, presente y futuro cerámico', que recorre y pone de relieve la tradición alfarera romana en La Rioja mediante enclaves de referencia en la historia cerámica como Tricio, Navarrete o el propio Museo logroñés, y que podrá visitarse hasta el próximo día 13 de diciembre.

En ella, según ha explicado esta mañana la directora general de Cultura durante su inaguración, Ana Zabalegui, «se habla intensamente de La Rioja y sus raíces vinculadas estrechamente a la cerámica y la alfarería, a través de la exhibición de diferentes piezas de la época romana, realizadas con la técnica de la terra sigillata, y una interesante explicación de cómo algunas de esas técnicas del Imperio Romano siguen vigentes en nuestros días».

La muestra también exhibirá las piezas procedentes de expolios realizados en el yacimiento arqueológico de Tricio hace 25 años, que fueron recuperadas por la Guardia Civil y, también, gracias al trabajo conjunto entre el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Navarrete; así como otras piezas de terra sigillata contemporáneas realizadas por Avelino Carrasco, y producciones de los alfareros de Navarrete etnográficas sobre el oficio y sobre las técnicas actualizadas heredadas de las técnicas romanas.

Una exposición que contará con todas las medidas sanitarias para garantizar la seguridad de los asistentes que, según ha indicado Zabalegui, se ha conseguido gracias al trabajo conjunto llevado a cabo entre las administraciones.

La directora general de Cultura, Ana Zabalegui; la alcaldesa de Navarrete, Marisa Corzana, y la concejala de Cultura de dicho municipio, Emilia Fernández, han inaugurado esta mañana la exposición.

Sobre Terra Sigillata

Terra Sigillata es una expresión latina que significa «Tierra (o cerámica) sellada». Esta expresión hace referencia a un tipo de cerámica que se marca utilizando una estampilla, que contiene un motivo decorativo o el nombre del alfarero, y que tiene un color rojo brillante que la caracteriza. En época romana fueron numerosos los alfares en La Rioja, se solían situar cerca de los márgenes de los ríos. La mayor área productora de Terra Sigillata se encontraba en el Valle del Najerilla. Este gran complejo alfarero se conocía como Tritium Magallum, cuya traducción es «Tricio la grande», se encontraba en la actual ubicación de la localidad de Tricio (La Rioja) y fue uno de los mayores productores de vajilla que abasteció las mesas de todo el Imperio.

Estuvo en funcionamiento entre el siglo I y el siglo V d.C. La industria alfarera romana se instaló en esta zona y adquirió enorme relevancia por varios motivos: el primero fue por la disponibilidad de recursos y materias de alta calidad; por la existencia de una tradición alfarera indígena en la zona con artesanos que adoptaron las nuevas técnicas alfareras romanas; la situación estratégica de Tritium en la vía del Ebro que unía Tarraco, la capital provincial, con zonas mineras del noroeste de la península; y su proximidad al río Ebro y a Vareia (Varea, Logroño), que en aquella época albergaba el puerto navegable mediante el que se comercializaban las cerámicas de forma rápida y segura.

Fuentes: larioja.com | nuevecuatrouno.com | 15 de octubre de 2020