El misterio del fuego griego en Albacete

Excavación del yacimiento de Los Almadenes.UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Por qué en el siglo VI a. C. un grupo de comerciantes llegados desde la costa sureste peninsular levantaron un asentamiento de unos 5.000 metros cuadrados en un inhóspito y agreste cerro del actual Hellín (Albacete), sin tierras cultivables próximas y, además, lo amurallaron fuertemente? De hecho, la excavación arqueológica realizada en la campaña de este año ha sacado a la luz la puerta principal de la fortificación dispuesta como un muelle de carga y descarga. ¿Qué fabricaban, recibían o almacenaban entonces sus pobladores en las incontables vasijas y ánforas que los expertos han desenterrado en el lugar? El estudio Los Almadenes o la meta de un sistema productivo y comercial del siglo VI a. C. a través del río Segura da por primera vez una respuesta a estas incógnitas casi 90 años después del descubrimiento del poblado de forma fortuita en 1931 por los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Segura, que en esas fechas iniciaban la construcción de la presa del pantano de Camarillas.

Ahora, los autores del informe —ocho arqueólogos de la Universidad de Alicante y del Museo de Hellín― ofrecen una sorprendente respuesta: extraían azufre, un elemento químico con múltiples aplicaciones en la vida cotidiana como antiséptico, fungicida o fertilizante, y también fundamental en la fabricación de pólvora. De hecho, el azufre es uno de los componentes del arma incendiaria que siglos después se conocería como "fuego griego", ―una combinación de elementos químicos, incluido el necesario azufre de Hellín para elaborar un producto incendiario que el agua no podía apagar y que destruía ciudades y flotas― y que era perfecto para enriquecerse y dominar los mares.

Las primeras excavaciones se realizaron entre 1993 y 1995. En esas campañas se descubrió el llamado Edificio 1, la primera de la veintena de construcciones que se observan en la superficie del asentamiento. Se trata de una edificación de unos 290 metros cuadrados, “unas dimensiones inéditas para la arquitectura doméstica de época protohistórica”, explica Feliciana Sala Sellés (izquierda), catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante, quien dirige el proyecto financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Universidad de Alicante, y en el que han participado también los expertos Javier López Precioso, Rocío Noval, Víctor Cañavate, Ismael Carratalá, Sara Fernández, Pascual Perdiguero y Patricia Rosell.

En el citado edificio "se hallaron los rastros de un violento incendio que dejó rotos, pero in situ, todas las ánforas y vasos contenedores, así como el equipamiento doméstico —bancos, hogares, bases de poste…— con un alto grado de conservación, lo que aumentaba su interés”, señala Sala Sellés. El yacimiento se ubica en la cima de un alto del cañón de Los Almadenes, en la margen derecha del río Mundo, próximo a su unión con el Segura, y a una decena de kilómetros de distancia del importante camino que en época romana sería la vía Complutum-Carthago Nova.

Construcción digital de uno de los edifiicios del yacimiento de Los Almadenes, en Hellín. UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Un gran incendio forestal en 2012 que arrasó las sierras del entorno fue clave para resolver la función de este poblamiento. El fuego eliminó la espesa cubierta vegetal de esparto de la zona y puso al descubierto un buen número de edificios no visibles hasta esa fecha. Los trabajos de investigación se retomaron en 2014 centrándose en actualizar la planimetría general que había brotado de las llamas y en normalizar la documentación de las intervenciones anteriores.

La primera sorpresa fue descubrir una fortificación perimetral. Al lienzo de tres metros de anchura del lado meridional, que siempre había estado visible, se sumaban ahora los tramos norte y este, de un metro de espesor. Se intuían, asimismo, dos accesos: una posible poterna en la parte norte y una puerta principal de tres metros en la este. Con un torreón macizo en el ángulo noroeste, la fortificación se mostraba así “compleja y planificada”, muy alejada de la idea inicial de una sencilla muralla en barrera.

Planimetría general del yacimiento con indicación de los edificios, espacios abiertos y calles. Imagen cenitaltomada en 2014 con dispositivo dron.

Pero las llamas destaparon también el entramado urbano: 15 construcciones más a lo largo de una calle que cruzaba el poblado de este a oeste, además de una gran plaza. La vía recorre el asentamiento longitudinalmente, arranca en la puerta oriental, pasa junto a la fachada norte del Edificio 1 y se dirige al torreón de la esquina occidental. “Se trataba”, dice la catedrática, “de un urbanismo planificado para dejar grandes espacios abiertos entre los edificios, una imagen muy alejada de una trama densa de construcciones organizadas en calles y manzanas”. Los expertos no se enfrentaban, por tanto, a un asentamiento protohistórico al uso, como los que los fenicios fundaron en las costas mediterráneas y atlánticas.

Al iniciar la excavación de la puerta principal de la muralla en 2016 volvieron a aparecer numerosas ánforas y vasos contenedores rotos en el pasillo de entrada. “Semejante acumulación de bienes carece de sentido en un entorno árido como este, nada apto para la agricultura y la ganadería”, asevera el estudio. Por tanto, la pregunta sigue siendo: ¿para qué usaban tantos recipientes? Dado que lo único aprovechable en la zona era el azufre —el yacimiento se encuentra en el centro mismo del coto de Hellín, que desde el siglo XVIII aprovisionaba la Fábrica de Pólvora del Ejército en Javalí Viejo (Murcia)― la respuesta es clara.

Cerámica encontrada en el yacimiento de Los Almadenes, en HellínUNIVERSIDAD DE ALICANTE

“El motivo no pudo ser otro que la explotación de esa materia prima costosa y apreciada que es el azufre. Ello implicaría la existencia en el siglo VI a.C. de un sistema productivo de obtención del producto y su salida comercial a través del río Segura”, asevera Sala Sellés. El hallazgo definitivo fueron los restos microscópicos de azufre en la superficie de fricción de un pequeño machacador de cuarcita y que confirman los análisis en el Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Alicante.

“La acumulación de ánforas en Los Almadanes es de tal magnitud que estamos barajando si no son el recipiente de transporte del azufre. El coste económico y humano que supone construir un espacio fuertemente fortificado en un lugar árido y hostil aporta la certeza de que la fundación obedeció a una empresa socioeconómica capaz de generar enormes beneficios”, se lee en el estudio.

Otra prueba más es la puerta de la muralla, cuya excavación financiada por el Instituto de Estudios Albacetenses ha concluido hace unas semanas, mostrándonos que con la roca del escarpe configuran un muelle de carga y descarga. A la fábrica le pusieron una muralla y pasó siglos ignorada, hasta que se produjo un fuego en 2012 y los arqueólogos juntaron las piezas del puzle.

Fuente: elpais.com | 28 de octubre de 2020

Hallan en Menia (Egipto) la tumba del supervisor del tesoro real de la dinastía XXVI

Mustafa Waziri mostrando los vasos canopos hallados en la tumba de Badi Eset.

Egipto no para de deparar sorpresas a los arqueólogos a pesar de la situación pandémica actual. Ahora, las autoridades del país del Nilo han anunciado el hallazgo de la tumba intacta de un personaje llamado Badi Eset y su familia, supervisor del tesoro real, en la necrópolis de Tuna el Yebel, en el yacimiento de Al-Ghuraifa, en la región de Menia, situada en el Egipto medio.

EL SUPERVISOR DE LOS TESOROS

La tumba de Badi Eset, que seguramente fue uno de los hombres más poderosos de Egipto, puesto que su rango implicaba encargarse de la custodia del tesoro real y el mantenimiento de las residencias del faraón, se ha datado en la Baja Época, concretamente en la dinastía XXVI (664-525 a.C.) y consta de un pozo funerario de diez metros de profundidad que conduce a una amplia estancia con nichos excavados en los muros. En dos de estas hornacinas se encontraron sendas estatuas de piedra caliza. Una de ellas representa a un bóvido, posiblemente el toro Apis, divinidad que se adoraba en Menfis, y la otra es una estatua femenina, tal vez una divinidad.

En el interior de la tumba se hallaron asimismo los vasos canopos, recipientes de gran calidad, que contenían las vísceras del difunto, extraídas durante el proceso de momificación. "Se trata de unos de los más bellos ejemplos de vasos canopos que se han encontrado, realizados en alabastro, con la forma de los cuatro hijos de Horus y con los títulos y el nombre del fallecido inscritos", ha explicado Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto.

En la sepultura se han localizado también unos 400 ushebits (figuritas funerarias) de fayenza (un tipo de cerámica de cuarzo) azul y verde, que también llevan el nombre del propietario.

Sarcófago del sacerdote Djehuty Imhotep. Ministry of Antiquities of Egypt

UN YACIMIENTO RICO EN HALLAZGOS

Además, los arqueólogos han localizado otros seis pozos funerarios pertenecientes a varios miembros de la familia de Badi Eset, que contenían cerca de 1.000 ushebits más, varios conjuntos de vasos canopos, amuletos, escarabeos y una serie de recipientes de cerámica. Junto a estas piezas, había cuatro sarcófagos antropomorfos de piedra completamente sellados.

Pero no es este el único hallazgo que se ha realizado recientemente en Tuna el-Yebel. Desde 2018, los arqueólogos que excavan en la zona han descubierto numerosos enterramientos de altos sacerdotes de Thot, el dios de la escritura, así como de altos funcionarios. Sin ir más lejos, la semana pasada se localizó dentro de un pozo funerario de cinco metros de profundidad un sarcófago de piedra perteneciente a un sumo sacerdote de esta divinidad llamado Djehuty Imhotep, datado también en la dinastía XXVI, acompañado de diversos amuletos y ushebtis.

Fuente: nationalgeographic.com.es | 29 de octubre de 2020

El centro arqueológico Salinae: 2000 años de la historia de Vigo bajo nuestros pies

Salinae en la calle Rosalía de Castro

En la calle Rosalía de Castro se encuentra la entrada de Salinae, el centro arqueológico vigués en el que cualquiera puede retroceder dos mil años bajando unas escaleras.

Lo que hoy conocemos como "Centro arqueológico Salinae" estuvo bajo tierra hasta 1998 cuando resurgió durante la construcción del centro de salud homónimo a la calle. Decidió conservarse y todo el proyecto de construcción del centro de salud fue modificado para musealizar el hallazgo ya que se trata de un resquicio de la que es la única salina marina de evaporación solar conservada de todo el Imperio Romano. Las buenas condiciones de conservación de Salinae son completamente singulares.

Desde el año 2008, cualquier persona puede acceder al yacimiento arqueológico de martes a domingo de once de la mañana a dos de la tarde. Además, los fines de semana pueden realizarse visitas guiadas, también de manera gratuita y con reserva previa, para comprender en profundidad la magnitud de la salina.

Situada en un punto concurrido y de fácil acceso de la ciudad, el centro supone una oportunidad para visitar un lugar único a nivel mundial. Sí, la situación de la salina de Vigo es exclusiva en todo el planeta.

Es cierto que en ocasiones es común escuchar que algo es único en el mundo, de manera desproporcionada, pero no es el caso de los restos de la salina viguesa. No hay una sola salina de evaporación solar conservada que se pueda ver actualmente, excepto la que hay en Vigo en Salinae. Generalmente, las salinas romanas en el mediterráneo han sido reutilizadas para dar lugar a las que tenemos hoy en día, puesto que el sistema de obtención de la sal es el mismo. La de Vigo se mantuvo como consecuencia de la difícil situación climatológica que impedía la extracción de la sal, lo que favoreció que acabase enterrada bajo nuestros pies a día de hoy.

Desgraciadamente, gran parte de los restos de la salina fueron destruidos durante la urbanización de la zona del Areal. Contaba con restos perfectamente conservados de las entradas del agua, los grandes decantadores, los cristalizadores (que podemos ver en el centro de Salinae), los caminos que separaban las diferentes zonas de explotación, los almacenes de la sal, incluso se conservaba la madera con la que se construían los canales, algo tremendamente complicado puesto que la conservación de la madera en climas húmedos no suele darse. La salina contaba con unas nueve hectáreas de superficie.

En el año 2019 se llevó a cabo el proyecto Vicus Salinae dirigido por el profesor e investigador Adolfo Fernández. Se trata de una iniciativa cuya intención es la de visibilizar la salina del Areal y juntar en un mismo espacio a diferentes profesionales de la arqueología que habían participado en las excavaciones de la salina, para estudiar juntos el hallazgo y poder publicar los datos en conjunto. Este proyecto, según señala el propio Adolfo Fernández, dio sus frutos, puesto que, además de publicar numerosos artículos sobre el tema, en un futuro cercano está prevista la publicación del primer artículo definitivo con toda la planimetría conjunta del Areal, donde se podrá ver por primera vez la extensión real de la salina romana.

Imagen del Catálogo Emporium. Autora: Alicia Colmenero

Aunque se trata solo de una pequeña parte de lo que pudo haber sido, en el centro arqueológico, a través de un rápido recorrido, tenemos la oportunidad de ver el proceso de obtención de la sal en la salina, además de algunos objetos conservados de la época en la que tenía actividad. Salinae no sólo permite al visitante entender el proceso sino que puede compartir el mismo espacio por el que caminaban los salineros romanos hace dos milenios.

Talleres para sumergirse en la antigua Roma

El centro también es una visita muy interesante para las escuelas. Salinae tiene una buena afluencia de grupos de escolares, la mayoría de Vigo pero también de otras zonas de Galicia y de España. Esto puede deberse, además de al interés que suscita la salina a nivel académico, a la variada oferta de actividades didácticas de las que disponen.

Talleres como Os sabores de Roma, una actividad destinada a los más pequeños en la que pueden llevar a cabo una aproximación a la cultura romana a través de la gastronomía de la época y realizar un plato siguiendo la propia receta romana.

Restos de calzado romano.

También Lucernas, destinada a secundaria y bachillerato, constituye un taller en el que los estudiantes realizan un recorrido por el mundo de la iluminación y los usos del fuego en la época romana, creando su propia antorcha. Estas actividades no son exclusivas del público escolar, ya que cualquier familia o grupo puede realizarlas con reserva previa los fines de semana. Os sabores de Roma también tiene su propia versión para grupos de adultos.

Aunque estas actividades están paralizadas por la situación epidemiológica, desde Salinae apuntan que ya están trabajando para que puedan volver a ponerse en marcha lo antes posible, cumpliendo todos los protocolos necesarios.

Aprovechar el medio para generar industria

Salinae quizás es un lugar desconocido de la ciudad para el público no especializado pero lo que realmente se desconoce es su importancia. Se trata de una encarnación de la historia industrial de la ciudad de Vigo ya que representa veintiún siglos de industria del mar. Como afirma el conservador del Museo del mar de Galicia al que pertenece Salinae, Vicente Caramés Moreira, el centro representa una filosofía industrial que es la misma que la ciudad mantiene a día de hoy, y no solo eso sino que, actualmente, la ciudad se encuentra realizando actividades industriales en las mismas zonas en las que sabemos que los romanos también disponían de factorías de explotación (Areal, Beiramar...). Han cambiado muchas cosas desde hace dos mil años, pero lo que el área de Vigo sigue siendo es una ciudad marinera que aprovecha el medio para generar industria, algo que los romanos compartían.

En palabras de Adolfo Fernández, "cuando tienes una cosa única en el mundo se convierte en algo muy importante". Todavía hay mucho por excavar y mucho patrimonio conservable bajo nuestros pies. Por ahora, existe la posibilidad de visitar el maravilloso centro de Salinae, que no es poco, pero quizás el día de mañana se puedan destapar los restos de la historia romana de la ciudad. Salinae es la oportunidad de vivir un plan arqueológico único en pleno centro de Vigo.

Fuente: elespañol.com | 28 de octubre de 2020

Un agricultor halla una leona íbera cuando araba un olivar en San Sebastián de los Ballesteros (Córdoba)

Gonzalo Crespo, junto a la leona de San Sebastián de los Ballesteros. / EL DÍA

"Estaba haciendo una faena entre los olivos y el tractor dio un golpe contra una piedra". Es el testimonio de Gonzalo Crespo, un vecino de la localidad cordobesa de San Sebastián de los Ballesteros (Córdoba) y residente en La Victoria que acaba de desenterrar en su olivar una leona íbera en excelente estado de conservación y que las primeras dataciones sitúan en el siglo VI antes de Cristo. El hallazgo se produjo sobre las 08:30 del miércoles pasado. Era una jornada rutinaria en la finca de Cañablanquilla, situada a escasos 50 metros del casco urbano eballente.

Crespo, un profesional del transporte prejubilado, preparaba su olivar para la inminente recogida de la aceituna. "Pasé y noté que el tractor se había encontrado un obstáculo, pero estas máquinas modernas están preparadas para no romper. Continué y cuando me di la vuelta, lo vi", relata.

La pieza arqueológica yacía semienterrada, de costado, las fauces y las patas adormecidas durante siglos bajo el suelo fértil de la campiña. "Llamé a un buen amigo que es cabo de la Guardia Civil y trabaja en la sede judicial de Lucena y me orientó", narra.

Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil llegaron poco más tarde y se realizaron las pertinentes labores de recuperación con la asistencia de técnicos de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. No hizo falta precintar la zona, pues el punto concreto no ha sido desvelado para evitar a los merodeadores. "Los arqueólogos están flipando", dice Crespo.

El alcalde, Francisco Javier Maestre, ha explicado que, aunque en el municipio existen vestigios de la época romana documentados, es la primera vez que se producen hallazgos arqueológicos de esta envergadura. La pieza ha sido trasladada al Museo Arqueológico de Córdoba para ser sometida a una limpieza y estudio completo. Mientras, Gonzalo Crespo bromea: "Tengo un sitio preparado en la chimenea".

En la provincia ya existen hallazgos anteriores, aunque no deja de sorprender cada vez que la tierra escupe un trozo de Historia. El más cercano a San Sebastián de los Ballesteros tuvo lugar en Santaella, igualmente en un cultivo, y se exhibe en el Museo Arqueológico local. En Nueva Carteya, Baena, Bujalance y La Victoria también se han recuperado esculturas zoomorfas de procedencia íbera.

Leona ibérica que se encontró en Nueva Carteya (Córdoba)

León ibérico procedente del yacimiento arqueológico del Cerro de los Molinillos (Baena, Córdoba).

Fuente: eldiadecordoba.es | 29 de octubre de 2020

La tinta de los papiros egipcios desvela antiguas prácticas de escritura

Detalle de un tratado médico (inv. P. Carlsberg 930) de la biblioteca del templo de Tebtunis con títulos marcados en tinta roja. Crédito de la imagen: The Papyrus Carlsberg Collection. Crédito: Colección Papyrus Carlsberg.

Hace 5.300 años, los antiguos egipcios empleaban tinta negra para escribir sus textos y roja para destacar títulos, instrucciones o palabras clave. Saber de qué estaban compuestas es esencial para trazar la historia de la escritura en el Antiguo Egipto y de otras culturas como las mediterráneas de Grecia y Roma.

Hoy, el análisis de doce antiguos fragmentos de papiros del periodo romano (entre el año 100 y 200 d.C.) analizados con microscopios de rayos X ha desvelado que los egipcios utilizaban plomo en la tinta de sus textos pero no como pigmento, sino por sus propiedades secantes, una técnica similar a la empleada por los artistas del Renacimiento en Europa, durante el siglo XV.

El estudio concluye que, 1.400 años antes de que Rafael o Fra Angélico marcasen una época, los egipcios ya sabían cómo conseguir que sus papiros no se emborronaran con tinta fresca, lo que, para los autores del estudio obliga a revisar los antiguos escritos del Mediterráneo, ya que las técnicas de secado podrían haberse difundido mucho antes de lo pensado.

La investigación, liderada por científicos del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF) de Grenoble, Francia, y de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), y publicada en la revista PNAS, desvela la composición de las tintas de una docena de antiguos papiros egipcios de la biblioteca del templo de Tebtunis del antiguo Egipto, y famosa por sus textos científicos y costumbristas, con explicaciones de cómo vivían sus habitantes -muchos griegos y romanos-.

Un fragmento de papiro de un extenso tratado astrológico (inv. P. Carlsberg 89) de la biblioteca del templo de Tebtunis y los mapas de fluorescencia de rayos X del ESRF que muestran la distribución de hierro (rojo) y plomo (azul) en las letras rojas que describe la antigua palabra egipcia para "estrella". Crédito de la imagen: The Papyrus Carlsberg Collection y ESRF. Crédito: Colección Papyrus Carlsberg y ESRF.

Las muestras estudiadas en este proyecto de investigación, por tanto, son excepcionales no solo por las tintas con los que fueron escritos.

"Al aplicar la tecnología de punta del siglo XXI para revelar los secretos ocultos de la antigua tecnología de la tinta, contribuimos a desvelar el origen de las prácticas de escritura", explica Marine Cotte (izquierda), investigadora de la ESRF y coautora del trabajo.

"Algo muy llamativo fue que encontramos que se añadió plomo a la mezcla de tinta, no como un tinte, sino como un secador de la tinta, para que la tinta se quedara en el papiro", dice Cotte.

Los investigadores llegaron a esta conclusión porque no encontraron ningún otro tipo de plomo, como el plomo blanco o el minio, que debería estar presente si servía como pigmento.

Además, "el hecho de que el plomo no se añadiera como pigmento sino como secante implica que la tinta tenía una receta bastante compleja y que no podía ser fabricada por cualquiera", añade Thomas Christiansen (derecha), egiptólogo de la Universidad de Copenhague y coautor del estudio.

"A juzgar por la cantidad de materias primas necesarias para abastecer una biblioteca de templo como la de Tebtunis, creemos que los sacerdotes deben haberlas adquirido o supervisado su producción en talleres especializados muy parecidos a los de los maestros del Renacimiento", añade Christiansen.

Vista aérea del ESRF, el sincrotrón europeo que produce rayos X 10 billones de veces más brillantes que los rayos X médicos. Crédito: ESRF / Stef Candé.

El hallazgo fue posible gracias a las diferentes técnicas que el equipo utilizó en la línea de luz ID21 de la ESRF para estudiar los fragmentos de papiros y que permitieron descubrir que el plomo estaba asociado una compleja mezcla de fosfatos de plomo, a sulfatos de plomo potásicos, a carboxilatos de plomo y a cloruros de plomo. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 26 de octubre de 2020

‘Materia viviente, vida pensante’, de Eudald Carbonell y Jordi Agustí


Un ensayo sobre la evolución de la vida, la especie humana y los retos de futuro

Materia viviente, vida pensante. Evolución y prospectiva de la conciencia humana, del arqueólogo Eudald Carbonell y el investigador Jordi Agustí, es un ensayo sobre la evolución de la vida, nuestra especie y los retos de futuro. Esta obra se introduce también en el tema de la crisis ecológica y la supervivencia de la humanidad.

La consolidación de la conciencia de especie

En este libro se explica, en la primera parte, la historia de la materia viviente, es decir, cuándo nace esta primera materia y cómo evoluciona, y en la segunda, se expone el tema de la evolución de los homínidos hasta la actualidad, incluyendo los retos del futuro, como el hecho de evitar el colapso de la especie o el movimiento de la transhumanización.

“Nuestro interés por el ser humano nos ha llevado a desarrollar una serie de trabajos y planteamientos que nos permiten delimitar qué es la humanidad y cómo esta evoluciona en el marco de la ecología planetaria. Sobre todo, nos interesa conocer cómo la hominización y la humanización se complementan en este proceso evolutivo para generar la conciencia en nuestro género. Una conciencia de especie que, una vez emergida, se ha de consolidar para que dé los frutos que necesitamos como humanidad”, explican los autores.

Eudald Carbonell i Roura (izquierda), arqueólogo, nació en Ribes de Freser (Gerona), el 17 febrero de 1953. Desde el año 1999, ocupa la cátedra de prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili. Además, es investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), codirector del Proyecto Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca. Sus hitos científicos más destacadas son la creación de un sistema de análisis de la tecnología prehistórica llamado “sistema lógico-analítico” y el estudio del poblamiento antiguo de la península Ibérica.


Jordi Agustí
es profesor de Investigación ICREA en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Tarragona). Especialista en mamíferos fósiles, su actividad investigadora se ha centrado en los cambios ambientales que han influido en la evolución de nuestro linaje. Ha dirigido proyectos en el norte de África y en el Cáucaso, y forma parte del equipo de investigación de la localidad georgiana de Dmanisi, en donde se han encontrado los restos de homínidos más antiguos de Eurasia. En el 2002 recibió el Premi de Literatura Científica de la Fundació Catalana per a la Recerca y un año después la Generalitat de Catalunya le concedió la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y tecnológico. Es autor de numerosas obras, entre ellas La evolución y sus metáforas (Tusquets), Fósiles, genes y teorías (Tusquets), El ajedrez de la vida (Crítica), Los primeros pobladores de Europa (RBA), Alicia en el País de la Evolución (Crítica) y La sonrisa de Leonardo (RBA).

Fragmentos del libro

«Lo que ahora nos hace humanos como especie es la obsesión por conocer y la necesidad de pensar  sobre lo que sabemos. es en esta ecuación que la humanidad se humanizará exponencialmente en el futuro, para deshumanizarse y cambiar de fase evolutiva, pudiéndose modificar somática y exosomáticamente a ella misma. de esta manera la transhumanización, probablemente, sea un destino del género Homo. Pasado y presente son construcciones espaciotemporales en las que están contenidas las realidades que nos permiten evolucionar, también involucionar, cuando las prácticas desafían de forma fatal las leyes y no tenemos alternativas para modificarlas antrópicamente.»

«La evolución es algo que aún no comprendemos en su totalidad, aunque ya entendemos algunos de sus mecanismos básicos; desde nuestra perspectiva, aún pocos. Suponemos que este es el objetivo: avanzar en saber lo que somos de manera esencial y cómo se ha construido esta esencialidad.»

«La revolución científico-técnica ha puesto en cuestión tanto los sistemas económicos como la estructura social del Homo sapiens en el planeta. Ha agudizado la contradicción entre nuestra biología primate y nuestra inteligencia humana hasta alcanzar cotas desconocidas. Así, el colapso se produce como consecuencia de esta situación que nuestro cerebro primate aún no puede gestionar. Tras él, en el siglo XXI, es posible que se abran las puertas a una humanidad más trascendente, que construya a través de la conciencia operativa, y que no se deje llevar por su etología animal, más o menos adaptada a sus condiciones tecnológicas y al conocimiento científico.»