Después de su restauración, Egipto reabre la tumba de Ramsés I en Luxor a los visitantes

El ministro de Turismo y Antigüedades de Egipto, Khaled el-Anany, asistió el sábado a la reapertura de la tumba del rey Ramsés I en el Valle de los Reyes en la ribera occidental de Luxor, después de que la tumba fuera restaurada.

La reapertura se produjo durante una visita de Anany a la zona acompañada por el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mostafa Waziri.

En un comunicado del ministerio, Waziri dijo que se restauraron los pisos de la tumba y que los daños causados ​​por pájaros y murciélagos fueron limpiados de las paredes. Añadió que también se restauraron y limpiaron las inscripciones.

La tumba fue descubierta en 1817 por Giovanni Belzoni. Tiene 29 metros de largo y consta de un corto corredor que termina con una cámara funeraria de piedra que contiene un sarcófago de granito.

La inscripción más importante de la tumba se encuentra en la pared izquierda de la cámara funeraria. Aquí se encuentra el Libro de las Puertas y una escena que representa al rey arrodillado ante los espíritus de Nekhen, Bi y Hierakonpolis. La momia del rey se exhibe en el Museo de Luxor en el Salón de la Gloria de Tebas.

Ramsés I fue un general o del ejército egipcio en la era de Horemheb, fundador de XVIII dinastía, que comprende los años 1550 y 1295 a. C., y que posteriormente fundó la dinastía XIX, que comprende el período 1295-1186 a. C.

Las autoridades egipcias esperan que sus enclaves arqueológicos de enorme valor histórico revitlicen el turismo. Este sector esencial para la economía del país había vuelto a florecer, alcanzando el récord de 13,6 millones de visitantes en 2019, antes de que la pandemia de coronavirus alejara a los viajeros. Desde hace varios años, los funcionarios egipcios se encargan de anunciar de manera regular los descubrimientos arqueológicos como un argumento para hacer frente a la competencia de otros destinos turísticos.

Presentación de los sarcófagos hallados en la necrópolis de Saqqara el pasado año.

A mediados de noviembre del año pasado, Egipto presentó más de un centenar de sarcófagos de más de 2000 años de antigüedad que se conservaban en perfecto estado y que fueron descubiertos en la necrópolis de Saqqara al sur de El Cairo, en lo que se consideró el "mayor tesoro" descubierto en el país en 2020.

Fuentes: egyptindependent.com | lanacion.com.ar | 3 de enero de 2020

Una investigadora polaca arroja luz sobre el sistema de medición inca en Machu Picchu

Vista de sur a norte de Machu Picchu. A la izquierda, el sector Hanan de la ciudad (con la estructura piramidal de la colina del Intihuatana), y a la derecha el sector oriental, separadas por la plaza principal. Al fondo el Cerro Huayna Picchu. La imagen está tomada desde lo alto del sector agrícola, al sur del complejo.

Durante la planificación de las edificaciones en el famoso enclave de Machu Picchu, en Perú, los incas utilizaron dos tipos de medidas. Uno de ellos se basó en un módulo de 42 cm, el otro en uno de 54 cm. Si bien los científicos esperaban encontrar el primer módulo, el segundo fue una sorpresa.

Estos hallazgos provienen de la tesis doctoral de la Dra. Anna Kubicka, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wrocław, por la que recientemente ha recibido un premio del Primer Ministro.

La Dra. Kubicka dijo que hasta ahora la investigación sobre el sistema de medición inca se basaba principalmente en las crónicas de los siglos XVI y XVII escritas por los españoles colonizadores, y en sus diccionarios del idioma quechua utilizado por los incas. Estas fuentes contienen información sobre medidas antropométricas (medidas basadas en partes del cuerpo humano), pero se desconocen los valores que se les asignaron.

La Dra. Anna Kubicka junto al profesor Jacek Kościuk en Machu Picchu

“Los científicos han sugerido que la altura promedio de los incas era de aproximadamente 1,6 metros, por lo tanto, su codo podría ser de 40 a 45 cm", dice la Dra. Kubicka. "Sin embargo, hasta el momento no se ha realizado ninguna investigación que analice el tamaño de los edificios y sus elementos. Dichos cálculos permitirían encontrar el módulo básico".

La Dra. Kubicka llevó a cabo análisis metrológicos de mediciones realizadas entre 2010 y 2017 durante una investigación de campo en Machu Picchu. Estas mediciones fueron registradas por empleados del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu junto con el equipo del Laboratorio de Escaneo Láser y Modelado 3D dirigido por el profesor Jacek Kościuk de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wrocław. Anna Kubicka, estudiante de doctorado en ese momento, se unió a su equipo. El equipo de Kościuk comenzó a trabajar allí en cooperación con el profesor Mariusz Ziółkowski, del Centro de Estudios Precolombinos de la Universidad de Varsovia.

La Dra. Kubicka determinó que los incas usaban dos módulos (o cuantos) para medir sus edificios. El módulo básico tenía 42 cm de largo y correspondía a la longitud del codo. El segundo, de 54 cm, es una medida desconocida hasta ahora y no resulta directamente de la longitud de ninguna parte del cuerpo humano. La Dra. Kubicka lo llamó 'codo real', porque tal unidad se usó para medir estructuras de un rango superior y ese nombre también se utilizaba en el sistema de medidas de otras culturas antiguas. El 'codo real' se utilizó para proyectar complejos de edificios representativos y residenciales de la élite inca, mientras que el otro, el módulo básico de 42 cm, con complejos de edificios agrícolas, talleres y casas para los yanaconas (los sirvientes de la élite inca).

La Dra. Anna Kubicka realizando mediciones con un escáner 3D.

Cuando se le preguntó si su hallazgo ha aportado algo nuevo al conocimiento de Machu Picchu, la Dra. Kubicka dijo que el complejo fue construido en algún un momento de la primera mitad del siglo XV. Por tanto, los datos metrológicos que ha obtenido no son necesarios para determinar, por ejemplo, su antigüedad.

Y añade: “Por otro lado, la pregunta a observar era si existían diferencias modulares debido a las diferentes tradiciones constructivas de las personas que vinieron como mano de obra de diferentes regiones del Imperio Inca. En Machu Picchu tenemos diferentes estilos de mampostería, los cuales se emplearon según la función del edificio o complejo de edificios”.

Estilo de mampostería utilizado en la plaza principal.

Pero resultó que, a pesar de las diferencias en el método de construcción, solo se utilizaron estos dos sistemas de medición. La Dra. Kubicka cree que ello es evidencia de que la medición del plano de la ciudad de Machu Picchu fue supervisada por especialistas imperiales incas que utilizaron su propio sistema de medidas definidas por la administración del gobernante inca Pachacútec (del quechua Pacha Kutiq Inka Yupanki).

Investigaciones posteriores determinarán si el sistema de medición identificado también se utilizó en otros lugares del Perú inca, ya que hasta ahora nadie lo ha investigado.

La Dra. Kubicka contemplando el enclave de Machu Picchu.

Sin embargo, según la Dra. Kubicka, no se puede descartar que las unidades de medida cambiaran con el tiempo antes de la llegada de los incas. Quizás, junto con las tecnologías de procesamiento de piedra tomadas de la cultura Tiahuanaco, se adoptó un sistema común de medidas.

Para sus análisis, la Dra. Kubicka utilizó el método del cuantograma de coseno desarrollado por el investigador británico David George Kendall en 1974 para analizar medidas de longitud en estructuras megalíticas. En pocas palabras, consiste en buscar una unidad de medida indivisible (cuántica) en una serie de datos de medición, cuyo múltiplo es la longitud de los elementos individuales de la arquitectura.

La investigación en Machu Picchu fue financiada con una beca del Centro Nacional de Ciencias de Polonia.

Fuentes: scienceinpoland.pap.pl | pwr.edu.pl | earth-chronicles.com | 31 de octubre de 2020

Los grabados rupestres paleolíticos, grandes desconocidos de la prehistoria en el Campo de Gibraltar

Representaciones en la Cueva del Moro.

Como bien es sabido, el arte prehistórico o rupestre no solo se compone de grafías pintadas en las paredes de las cuevas con diferentes pigmentos, sino que también lo forman las manifestaciones, artísticas o no, realizadas mediante técnicas sustractivas, como el trazo inciso, relieves, bajo relieves, piqueteado, etc.

Nos centramos en definir la técnica utilizada en los grabados de la comarca gibraltareña, concretamente en la realizada mediante trazo inciso, en sus diferentes variaciones. En una de ellas, según el número de pasadas, se conseguía una menor o mayor profundidad en el trazo del surco y en este es posible averiguar la forma de la parte del útil con la que se acometía la roca, pudiendo ser en punta o redondeada. Se determina así el perfil del trazo inciso, que puede ser en “V” o en “U”.

La comarca del Campo de Gibraltar, además de contar con manifestaciones rupestres pintadas de diferentes cronologías, cuenta con varios enclaves donde nuestros antepasados reflejaron sus pensamientos mediante la técnica del grabado inciso. Estos dos enclaves se sitúan uno en el término municipal de Tarifa, la conocida como cueva del Vencejo Moro, y otro no menos importante en el término municipal de San Roque, la cueva de la Horadada, siendo estas dos estaciones rupestres las únicas que se han preservado hasta la actualidad. No obstante, en otros enclaves se han registrado restos de grabados sin identificar, pequeños trazos informes, lo que nos manifiesta que la técnica del grabado fue muy utilizada en los abrigos y covachas de la comarca.

Cueva del Vencejo Moro

Considerada como la capilla Sixtina de nuestro arte prehistórico comarcal, y la más meridional de las cuevas europeas con este tipo de arte, la cavidad o abrigo denominada del Vencejo Moro, también conocida como Cueva del Moro, fue descubierta en 1995 por el espeleólogo alemán Lothar Bergmann, defensor y divulgador del arte del extremo sur de la península ibérica. Está ubicada en la falda de la Sierra de la Plata, con vistas a la ensenada de Bolonia en Tarifa, y cuenta en sus paredes con representativos grabados realizados por el hombre prehistórico. Las representaciones que en esta cavidad aún se conservan son grabados con una cronología solutrense ibérica, que oscilaría entre los 22.500 y 16.500 años B.P. (antes del presente).

Temática

La temática principal que se representa en los grabados es la de los équidos, distribuidos en dos paneles. El panel principal o A, alberga 6 figuras de équidos, donde el artista grabó cuello y cabeza en tres de ellos (protomos), donde solo se conservan o aprecian las cabezas, cuello, parte del cuerpo y extremidades delanteras, y por último la gran figura de la yegua preñada, destacando del resto por su silueta completa y gran tamaño de casi un metro. Este grabado guarda mucha similitud con otras representaciones realizadas en toda la península ibérica, como Pileta (Benaoján, Málaga), Parpalló (Gandía, Valencia), Ambrosio (Vélez-Blanco, Almería), etc.), tanto por tamaño como por algunos de los rasgos tan exactos, la cabeza denominada de tipo “pico de pato”, y el gran tamaño del vientre, que marca el posible estado del animal.

El panel B está compuesto por otro prótomo de équido (cabeza y cuello), además de un prótomo de cérvido (ciervo), donde el autor del grabado al igual que en el resto tuvo gran cuidado en marcar los detalles de las partes a destacar, en este caso la cornamenta del animal. Además de estos grabados, la cavidad cuenta con agrupaciones abstractas de puntos, realizadas en tono rojizo, muy presentes en la mayoría de los enclaves donde se representó arte Paleolítico, con lo cual es de suponer la posible relación de estos puntos realizados mediante digitaciones con las grafías paleolíticas.

Cueva de la Horadada

La otra estación rupestre, menos conocida, es la Cueva de la Horadada, en San Roque. Esta cavidad de grandes dimensiones está formada por dos oquedades, donde en la actualidad solo en una de ellas se conservan manifestaciones rupestres pintadas, del estilo esquemático y con una cronología de la Edad del Bronce final, además de dos figuras, una de ellas la cabeza de un posible íbice naturalista, formada por micro puntos de 2 a 3 milímetros, y no llegando a medir más de siete centímetros. La otra un simple trazo oblicuo formado también por micropuntos. Estas grafías se podrían situar cronológicamente en el Neolítico final.

Y destacando en la covacha los grabados, aunque su interpretación es complicada, podemos encontrar cinco paneles claramente definidos: como figuras completas se identifica un grabado de un posible cérvido, al cual solo se le representó por el cuello largo y posible cornamenta; esta figura no mide más de 20 centímetros (P1). En otro de los grabados se puede observar un cuadrúpedo con la parte superior del cuerpo, el cuello largo y parte de la cabeza, siendo imposible distinguir qué animal se quiso representar (P2). Otra de las figuras grabadas en la que solo se observa la línea cérvico dorsal con varios trazos rectos y curvos, que en algunos puntos de la figura se cruzan; este grabado es de mayor tamaño, aproximadamente unos 80 centímetros (P3). Además de varios trazos incisos repartidos por la pared principal de la cueva, en esta cavidad se puede ver claramente los diferentes tipos de incisión en el surco del grabado, en “U” o en “V” (Figura 3).

Tal como se ha podido observar en los grabados realizados en estas dos cuevas, podemos estar ante unas de las manifestaciones rupestres más antiguas junto con las manos aerografiadas en negativo, que podemos encontrar en la zona. Si comparamos estos grabados con algunos ya datados en diferentes puntos de la península ibérica, podemos estar hablando de que estos motivos corresponden al periodo prehistórico del Paleolítico Superior medio, y de una cronología Solutrense.

Las similitudes más comunes de los grabados representados en la cueva del Vencejo Moro, con el resto de grabados solutrenses son: las cabezas de équidos en forma de pico de pato y vientres abultados, como la gran yegua preñada, así como la curvatura de la línea cérvico dorsal. Al igual que las representadas en las cuevas de Doña Trinidad de Ardales (Málaga), Nerja (Málaga), Parpalló (Valencia), Gargas (Pirineos), Cosquer (Francia), etc. En la cueva de la Horadada, además de las características ya mencionadas, en alguna de las figuras se aplicó el concepto de “cierva trilineal”, semejantes a las representadas en la región Cantábrica, en las cuevas de Chufín (Cantabria), Hornos de la Peña (Cantabria), Santo Adriano (Asturias), y la Lluera I (Asturias).

Estas manifestaciones grabadas nos reflejan cuán rica era la comarca, y podemos imaginar manadas de caballos salvajes pastando por la ensenada de Bolonia, dejándose ver por los diversos clanes que convivían en la zona en los diferentes periodos climáticos. Hemos de ubicar esos grupos de cazadores-recolectores y pescadores, recorriendo las zonas limítrofes de la costa, en busca del sustento diario y teniendo esos encuentros con las manadas de caballos. Grababan en sus mentes esa mezcla de imágenes que se implantaban en lo más profundo de sus recuerdos, y que después ellos rescataban y sintetizaban, representándolas en paredes de abrigos y covachas cerca de sus asentamientos. Con esas representaciones, posiblemente, reforzaban los rituales previos a la caza y pedían a los espíritus de sus ancestros fuerza y suerte para propiciar una buena cacería.

Concluyendo sobre el tema, solo nos queda comentar la importancia que tienen todas estas manifestaciones rupestres grabadas. Su fragilidad y sus problemas de conservación hacen peligrar su permanencia para un tiempo futuro. Debemos concienciarnos del gran patrimonio que nuestros ancestros nos dejaron y empezar a educar a las generaciones venideras en la importancia que tiene conocer nuestro pasado. Sabiendo que todas estas representaciones son las primeras manifestaciones artísticas que el hombre elaboro en su mente, no podemos permitir que desaparezcan por la falta de difusión y el desconocimiento general que suelen tener todas las cosas del pasado.

Fuente: europasur.es | 31 de diciembre de 2020

Localizan el emplazamiento del olvidado e importante santuario de Apolo en Chipre

El santuario de Apolo en Fragkissa había sido excavado en 1885 el arqueólogo alemán Max Ohnefalsch-Richter antes de que se olvidara su ubicación. En la foto se muestran algunos de los hallazgo realizados en el mismo. © Departamento de Antigüedades de Chipre

El Departamento de Antigüedades del Ministerio de Transporte, Comunicaciones y Obras Públicas de Chipre ha anunciado la finalización de un estudio arqueológico y geofísico en la zona de Pera Oreinis en octubre de 2020 bajo la dirección del Dr. Matthias Recke (izquierda, de la Universidad de Frankfurt) y el director de campo Dr. Philipp Kobusch (derecha, de la Universidad de Kiel). El objetivo del trabajo de campo era localizar el santuario de Apolo en Fragkissa.

El santuario de Apolo en Fragkissa, en las proximidades de la antigua ciudad de Tamasos, puede considerarse uno de los santuarios más importantes descubiertos en Chipre hasta la fecha, debido a la riqueza de las esculturas halladas en el mismo.

Fue excavado en 1885 por el arqueólogo alemán Max Ohnefalsch-Richter, pero su ubicación exacta fue posteriormente olvidada y ha sido buscado durante décadas por varios arqueólogos.

Fotografía con hallazgos de las excavaciones realizadas por Max Ohnefalsch-Richter en Idalion (Chipre); de los archivos de Salomon Reinach en Saint-Germain-en-Laye (Musée d´Archéologie National).

Recientemente, los investigadores lograron restringir la ubicación del santuario a un valle al sur de Pera Oreinis, en el centro de la isla de Chipre y en el distrito de Nicosia. A través de un estudio intensivo de este valle ha sido posible localizar el lugar exacto de la ubicación del santuario. El estudio reveló una alta concentración de restos, fragmentos de esculturas antiguas y figurillas de terracota.

Un análisis preliminar de los hallazgos mostró que el área había sido ocupada desde la Edad de Hierro y fue utilizada a lo largo de los períodos Arcaico, Clásico y Helenístico. Los hallazgos numéricamente más pequeños de épocas romana y bizantina están considerablemente más erosionados y probablemente proceden de un asentamiento de este período situado más abajo y ya conocido.

Sin embargo, los hallazgos de períodos anteriores, que pueden atribuirse al santuario de Apolo, están relativamente bien conservados. Probablemente proceden de los escombros de las excavaciones de 1885 y se pasaron por alto en ese momento. En particular, los numerosos fragmentos de figuras de piedra caliza y estatuas de terracota de gran tamaño demuestran que se trata de los restos de un antiguo santuario.

De hecho, los tipos de hallazgos figurativos corresponden exactamente al material excavado en 1885 que se encuentra actualmente en museos de Canadá, Gran Bretaña, Irlanda y posiblemente incluso Rusia. Sólo una pequeña parte de los hallazgos de 1885 han permanecido en Chipre y se encuentran ahora en el Museo de Nicosia, incluido el famoso Coloso de Tamassos (derecha).

Los hallazgos característicos son pequeños carros, jinetes y figuras de guerreros en terracota y grandes estatuas huecas hasta de tamaño real que representan a los donantes. Además de estas figuras humanas, se han encontrado muchos fragmentos, especialmente de caballos (o jinetes de caballos). Esto se muestra aquí con un fragmento de un zapato en tamaño original en comparación con un hallazgo de la excavación anterior de 1885 en el Museo de Chipre (abajo).

La confirmación de que el sitio del santuario de Apolo ha sido identificado en esta zona también fue proporcionada por la presencia de una trinchera de casi 15 metros de largo que se remonta a las actividades de 1885 y que asimismo se menciona en los antiguos informes de excavación. La zanja tenía el propósito de explorar el área adyacente para determinar la extensión exacta del santuario. De hecho, aún se pueden ver aquí restos de la antigua mampostería de doble capa, que deben haber formado parte de la arquitectura del santuario. Una investigación detallada del área y una nueva excavación arqueológica están planeadas para la primavera de 2021.

Fuente: pio.go.cy | 23 de diciembre de 2020

El antebrazo curvo de 'Little Foot' puede ser natural y no por lesión

El esqueleto superior de StW 573 (Little Foot) con el cúbito derecho resaltado (A) y el cúbito izquierdo (B). Crédito: Marc R. Meyer.

El Australopithecus StW 573 ("Little Foot") de 3,67 millones de años de antigüedad y hallado en Sterkfontein, Sudáfrica, es el esqueleto más completo conocido en el registro fósil de homínidos. Sus descubridores sugirieron que la curvatura significativa de su antebrazo es el resultado de una caída de un árbol durante la infancia. Argumentaron que este Australopithecus temprano sufrió una curvatura plástica aguda del antebrazo, una deformidad común en los niños pequeños después de sufrir una caída traumática sobre una mano extendida, ya que los huesos juveniles son más elásticos que los de los adultos.

Investigadores de UC Riverside, Chaffey College y la Universidad de Nueva York probaron esta hipótesis utilizando un análisis de forma elíptica de Fourier en una amplia muestra de simios, homínidos y humanos modernos. Además, los investigadores incluyeron casos clínicos de humanos que presentaban esta patología en sus comparaciones.

Aislamiento de la curvatura en el eje del cúbito "Little Foot". Crédito: Marc R. Meyer

La nueva investigación publicada en el Journal of Human Evolution muestra que la curvatura extrema del antebrazo de Little Foot se parece más a los orangutanes y refleja un grado natural de curvatura observado en otros simios y varios otros homínidos tempranos. Tal curvatura es una característica anatómica normal entre los simios existentes y muchos homínidos tempranos y se cree que es una reacción a comportamientos en los que las extremidades anteriores se usan habitualmente en la locomoción.

Se encontraron resultados similares en otros fósiles tempranos, incluido el homínido más antiguo, el Sahelanthropus tchadensis (fechado en más de seis millones de años), cuya curvatura del antebrazo era muy similar a la de los gorilas. Por lo tanto, parece que la extremidades anteriores del Sahelanthropus y de Little Foot no se habían emancipado por completo de su papel en la locomoción.

Fuente: phys.org | 29 de diciembre de 2020

Un tejón de la Edad del Bronce desvela el final del culto sagrado en yacimiento de Castillejo del Bonete (Ciudad Real)

Restos de un tejón de la Edad del Bronce hallado en el yacimiento de Castillejo del Bonete, en Terrinches (Ciudad Real).

La Universidad Autónoma de Madrid ha publicado un nuevo estudio sobre los mamíferos encontrados en el santuario prehistórico de Castillejo del Bonete, en Terrinches (Ciudad Real), el lugar sagrado de la Cultura de las Motillas. El estudio indica que la presencia de restos de un pequeño carnívoro, que podría ser un tejón, aporta información sobre el final del uso de los túmulos como cámara sepulcral y lugar sagrado para esta cultura.

"En esta investigación zooarqueológica hemos analizado fundamentalmente piezas elaboradas con hueso, asta o dientes que fueron utilizados como medios de producción o complementos para vestir y adornar a los difuntos o elaborar ídolos", ha explicado el profesor Luis Benítez de Lugo (izquierda), arqueólogo director de la investigación, según ha informado el Ayuntamiento de Terrinches en nota de prensa.

De este modo, el estudio de restos de micromamíferos, como un pequeño carnívoro que podría ser un tejón, aportan información sobre el final del uso de estos túmulos, mientras que los perfiles de mortalidad de los grandes mamíferos sugieren una explotación mixta, tanto de productos primarios (carne) y secundarios (leche, lana y posibles animales de carga o tracción) en el caso de los ovicaprinos, bovinos y cerdos.

Yacimiento de Bonete / JUNTA DE CASTILLA-LA MANCHA.

Las piezas arqueológicas depositadas aquí fueron puestas al servicio de un ritual creado en torno a los ancestros y a un culto solar desde el Calcolítico hasta la Edad del Bronce. Se aportan dos nuevas dataciones radiocarbónicas del yacimiento, obtenidas de una vértebra de ovicaprino, que marcan el momento de monumentalización de la cueva utilizada como cámara funeraria, mediante la construcción del Gran Túmulo 1, y el momento de uso del Túmulo 2.

La alcaldesa del municipio, Ana Isabel García Jiménez, se ha mostrado satisfecha al conocer esta nueva publicación con la que se avanza en el estudio de este yacimiento prehistórico, uno de los más relevantes para el conocimiento de la Cultura de las Motillas, y uno de los atractivos turísticos de la localidad. La primera edil confía en que la Junta siga apoyando, como hasta ahora, la investigación de este yacimiento en próximas campañas de excavaciones arqueológicas.

Tumba 4: 1. Localización en el Gran Túmulo 1, sobre la cueva sepulcral funeraria (en rosa pálido). 2. Ubicación dentro del Recinto 1, adosado al Gran Túmulo 1. 3. Restos humanos de dos individuos con su ajuar. 4. Ajuar: cuchillo de dos remaches de cobre arsenicado (5), punta de flecha tipo «Palmela» (6), brazal de arquero (7), botones de marfil (8 y 9), cuchillo muy gastado (11), punzón (12) y dos recipientes cerámicos.

OVICAPRINOS, PERROS, RATONES Y TEJONES

El estudio publicado por la Universidad Autónoma de Madrid, titulado 'Fauna e industria en materia dura de origen animal del lugar sagrado de la Cultura de las Motillas: Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real)', concreta que los patrones de edad de sacrificio de las cabañas de ovicaprinos reflejan un sistema de explotación mixta, en el cual la mayoría de los animales habrían sido mantenidos con vida hasta su edad adulta para poder aprovechar los recursos en vida del animal, además de los cárnicos, como son la leche y la lana en el caso de los ovicaprinos y la leche y la fuerza de trabajo en el caso de los bovinos.

Planta general del yacimiento (en blanco y negro) y de la cueva subterránea (en rosa pálido). Orientaciones astronómicas. Las flechas revelan que el monumento fue construido con atención a eventos solares que funcionaron como marcadores calendárico.

Aparecen también restos de perros, sin mostrar trazas de carnicería ni verse termoalterados. Los canes son fundamentales para controlar los rebaños y protegerlos de depredadores. En vida pueden considerarse vinculados con el cuidado de la cabaña ovina, pero la frecuencia de cráneos de estos animales en depósitos rituales calcolíticos obliga a considerar la posibilidad de que la presencia de restos de perros en Castillejo del Bonete fuese resultado de un gesto simbólico deliberado, quizás de un rito de sacrificio para ser enterrados junto a sus dueños.

En la cueva se ha encontrado también una especie de ratón (Mus spretus, derecha) que constituye una introducción reciente en las faunas ibéricas procedente del norte de África, pudiendo considerarse resultado y evidencia indirecta de la navegación prehistórica. Los restos son abundantes (es la tercera especie más abundante en el yacimiento), lo que indica que en este momento su población estaba ya bien asentada en el sur de la Península. Además, la ausencia en Castillejo del Bonete de otras especies como Mus musculus, Suncus etruscus, Rattus rattus o Rattus norvegicus, que en la actualidad habitan en el entorno del yacimiento, señala que la incorporación de estas especies a la fauna ibérica se produjo en un momento posterior a la Edad del Bronce.

Depósitos. Fosas abiertas y cerradas en el cuerpo de los túmulos 1 y 2.

Finalmente, la gran concentración de restos de microvertebrados en el interior de la cueva tiene su origen en su utilización como madriguera y letrina por parte de estos pequeños carnívoros. La acumulación de excrementos y su descomposición produjeron la incorporación a los sedimentos de la cueva de grandes cantidades de huesos correspondientes a las presas ingeridas por este carnívoro, que utilizaba como madriguera, en una de sus cotas superiores, la Galería 2, una vez quedó en desuso por las comunidades de la Edad del Bronce.

El tamaño de las presas presentes en el yacimiento indican que el carnívoro que ocupó la cueva tuvo que ser de talla media o pequeña, probablemente un tejón (Meles meles, derecha), cuyos restos fueron encontrados en este lugar en el momento del descubrimiento de la cueva. La ocupación de la misma por este animal, a mediados del II milenio, indica que en ese momento, en el Bronce Medio, había dejado de funcionar como cámara sepulcral y lugar sagrado de la Cultura de las Motillas.

Tejón prehistórico muerto en el extremo Este de la Galería 2, convertida en su madriguera cuando el lugar cayó en desuso por las comunidades de la Edad del Bronce.

BIC DESDE 2014

Castillejo del Bonete, en la comarca del Campo de Montiel, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2014 y cuenta con financiación a través de la línea de ayudas a proyectos de investigación competitivos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Es un santuario solar compuesto por varios túmulos conectados entre sí mediante corredores. Todo el complejo monumental fue edificado sobre una cueva natural utilizada como sepulcro, que consta de varias galerías. La cueva, que ha permanecido sellada desde la Prehistoria hasta su descubrimiento en 2003, está acondicionada mediante construcciones funerarias diversas. También cuenta con arte rupestre esquemático, ídolos y estelas sepulcrales procedentes de lugares lejanos depositados en su interior. Tanto su interior como los túmulos exteriores fueron empleados recurrentemente durante más de cinco siglos para enterrar personas, depositar objetos y realizar ritos de comensalidad.

Su origen data de la época del Bronce de La Mancha, la denominación historiográfica genérica de la subdivisión espacial y temporal de la Prehistoria en la península ibérica, también conocida como Cultura de las Motillas. Grupos humanos sedentarios, que basaban su sustento en la ganadería y la agricultura, ocuparon el territorio actualmente conocido como La Mancha (gran parte de la provincia de Ciudad Real, prácticamente toda la de Albacete y parte de las de Toledo y Cuenca) a partir del Calcolítico. Constituye uno de los sustratos indígenas que dio origen a la cultura íbera.

Los resultados de su estudio han sido publicados en revistas científicas nacionales e internacionales, incluida la prestigiosa Science.

Fuente: latribunadeciudadreal.es | 29 de diciembre de 2020