Encuentran 40 esqueletos, que datan entre los siglos III y VI d. C., enterrados en grandes ánforas en la isla de Córcega

Arqueólogos del INRAP excavan entierros realizados en ánforas en Ile-Rousse, Córcega. Crédito: Pascal Druelle.

En la isla francesa de Córcega, donde nació Napoleón, un equipo de arqueólogos ha descubierto más de 40 esqueletos enterrados en enormes jarrones de cerámica en una antigua necrópolis, según publica el Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva (INRAP) de Francia.

En la primavera de 2019, en la localidad pesquera de Île-Rousse, mientras se realizaban preparativos para una construcción detrás de la iglesia de la Inmaculada Concepción, un diagnóstico arqueológico reveló a los investigadores del INRAP una docena de entierros antiguos que datan entre los siglos III y VI d. C. A partir de ese momento, el equipo de arqueólogos profundizó en la extensión de las excavaciones y llegó a cubrir un área de unos 600 metros cuadrados en el centro de la ciudad.

Ubicada en la costa noroeste de Córcega, Île-Rousse se estableció en el siglo XVIII como un puerto independiente. La evidencia arqueológica de ocupaciones anteriores ha sido hasta ahora rara y fragmentaria. Si bien se lo identificó tradicionalmente como un pueblo tranquilo de pescadores, cuando los turistas empezaron a llegar, se convirtieron en una fuente de ingresos cada vez mayor para la localidad.

Fotografía aérea de la excavación arqueológica en curso en el corazón del distrito Paoline de Île-Rousse, Córcega. © Pascal Druelle, INRAP

Qué encontraron bajo tierra

Al ampliar las excavaciones los arqueólogos descubrieron que era una auténtica necrópolis con una gran diversidad en su estilo constructivo. Mientras que algunos entierros excavados directamente en la roca estaban equipados con una reutilización de materiales de terracota, tal como baldosas romanas con bordes, llamados tegulae, y cubiertos de juntas llamadas ímbrices (una teja curva), otras tumbas, la mayoría y que sorprendieron a los arqueólogos, los esqueletos se hallaron dentro de grandes vasijas cilíndricas (ánforas) en lugar de ataúdes. Tales ánforas son en su mayoría de origen africano, fruto de las importaciones realizadas en Córcega entre los siglos IV y VII d. C., especialmente para contener vino, aceite de oliva y salmuera procedente de Cartago (Túnez).

Estudio antropológico en curso en la zona desenterrada por el INRAP. © Pascal Druelle

Otra característica es que, hasta el momento, no se hallaron depósitos de ofrendas que acompañaran a los difuntos. Otro dato que llamó la atención de los investigadores es la orientación de los enterramientos: generalmente se mantienen el eje este-oeste y las con las cabezas de los difuntos dispuestas hacia el oeste.

Si bien los romanos gobernaron Córcega y la zona de Île-Rousse en el pasado, los especialistas creen que posteriormente los habitantes de la isla pudieron reutilizar los materiales abandonados tras la ocupación romana, detalla The Science Times.

Cuerpo enterrado dentro de un ánfora grande. Crédito: Pascal Druelle, INRAP

El descubrimiento de la necrópolis poblada de Córcega muestra que la densidad de población a mediados del primer milenio fue, ciertamente, más grande de lo que cabía esperar.

En este sentido, el hallazgo de la necrópolis debería generar un renovado interés arqueológico en el noroeste de Córcega, con más ruinas, artefactos y restos antiguos esperando ser desenterrados.

Este llamativo descubrimiento seguramente generará un renovado interés arqueológico en la zona noroeste de Córcega, con más ruinas, artefactos y restos antiguos esperando ser desenterrados.

Otro ejemplo de enterramiento dentro de un ánfora. © Pascal Druelle, INRAP

Fuentes: inrap.fr | clarin.com | 7 de abril de 2021

Descubren en Alcalá de Henares “el primer retrato real” de una señora aristocrática romana que vivió en Complutum

Retrato de la señora aristocrática hallado en 'Complutum'. Imagen cedida por Ana Lucía Sánchez.

El descubrimiento tiene sus primeros indicios en 2012 y está a punto de certificarse como el retrato más antiguo de una habitante de Alcalá de Henares y de toda la Comunidad de Madrid. Se trata de una cara perteneciente a una posible aristócrata romana que vivió en la Casa de los Grifos de Complutum.

“Es una pieza muy interesante porque forma parte de un conjunto más amplio de una habitación de la Casa de los Grifos. Se trataría de una pequeña habitación que, según nuestra hipótesis actual, hacías las veces de sala de recepción para reuniones intelectuales y religiosas de la propietaria de la casa que, además, posiblemente, sería la señora del retrato” afirma el jefe del servicio de arqueología de Alcalá de Henares, Sebastián Rascón (izquierda).

Para hacernos una idea histórica, aclara Rascón, “esta señora sería como la Julia Domna de la novela de Santiago Posteguillo ‘Y Julia retó a los dioses’ (Premio Planeta 2018)”. Y es que, según los estudios cronológicos del servicio de arqueología, a partir del siglo I, las mujeres aristocráticas romanas se rodeaban de intelectuales y religiosos para hacer labores de difusión y mecenazgo.

Vista del patio y de algunas de las estancias de la Casa de los Grifos

Un hallazgo de Ana Lucía Sánchez

“El primer hallazgo físico del retrato lo encontramos cuando hicimos la excavación del año 2012, que fue una intervención del Ayuntamiento. El trabajo de investigación lo dirigió Ana Lucía Sánchez, nuestra arqueóloga en los trabajos de restauración. Pero es un trabajo muy lento, porque cuando recuperas la pintura mural de una habitación tienes un nivel de fragmentación muy grande, y es en realidad un puzle gigantesco que te va dando una idea de los que tienes según lo vas completando” explica Rascón.

Ana Lucía Sánchez (derecha) siguió investigando este retrato que presentó en su tesis doctoral de 2017. Fue entonces cuando los arqueólogos empezar a pensar que tenían en sus manos lo que, probablemente, era el primer retrato histórico de una alcalaína.

"En cualquier caso, es una hipótesis muy firme, es difícl que no lo sea, pero hay que avanzar en la investigación y terminar de constatar que este es el primer retrato que existe de una persona de Alcalá de Henares y, por tanto, de la Comunidad de Madrid”, afirma el jefe del servicio de arqueología.

El trabajo de restauración más ambicioso de Complutum

El hallazgo de este retrato forma parte del proyecto de recuperación de la Casa de los Grifos que, en unas semanas, acometerá los trabajos en la habitación en el que fue hallado el retrato. Un descubrimiento que ahora mismo descansa metido en cajas, pero que puedes ver junto al inicio de la restauración en las fotos cedidas por Ana Lucía Sánchez y el servicio de arqueología a Dream Alcalá.

“Ahora hay que hacer el trabajo de restauración que acabará de confirmar qué tipo de habitación tenemos. El objetivo es hacerla visitable por todo el mundo, porque, más allá de la investigación, lo que debemos hacer es poner esta obra de arte al servicio de la ciudadanía”, destaca Rascón.

Un descubrimiento que no ha venido solo, puesto que los arqueólogos ya han hallado en esta misma habitación pinturas de otros personajes, aparentemente dioses, así como animales fantásticos en el zócalo inferior de la estancia. Todas ellas remiten a una ceremonia de tipo báquico, pues parece que uno de esas figuras pintadas es el dios Baco. Así mismo, también contaría con un gran mural pictórico de una cacería a caballo, lo que da idea de la importancia de la Casa de los Grifos y la familia que la habitaba en una de las épocas de esplendor del Imperio Romano.

Posible representación del dios Baco.

Dos estancias restauradas de las 22 que tiene la Casa de los Grifos

Por tanto, el retrato de esta mujer aristócrata podría ser solo la punta del iceberg de la nueva investigación en la Casa de Grifos. Una edificación con 22 estancias, incluyendo el gran patio, que solo tiene dos de las mismas restauradas y esta tercera en proceso.

La Casa de los Grifos fue un edificio destruido por un incendio que colapsó sus estancias con todas las pinturas murales que las decoraban, ajuares de las personas que allí vivían e incluso mascotas muertas. “Es un lugar tremendamente interesante para excavar e intentar restaurarlo, un sitio donde quedó la vida congelada por el incendio que hubo hacia el año 215” finaliza Rascón.

Este proyecto de restauración en la ciudad romana de Complutum tendrá una duración de alrededor de un año. Se desarrolla a través del Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Comunidad de Madrid y cuenta con Fondos Europeos del programa EDUSI (Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado), así como del programa 1,5% cultural del Ministerio de Fomento, la acción más importante del Gobierno de España con el Patrimonio Histórico.

Fuentes: dream-alcala.com | lalunadealcala.com | 20 de abril de 2021

Ser creativo permitió sobrevivir al ‘Homo sapiens’

Izquierda: volumen promedio del cerebro de un Homo neanderthalensis: 1410 cm³. Derecha: volumen promedio del cerebro de un Homo sapiens: 1350 cm³

Lo que los registros arqueológicos y fósiles no han sido capaces de sacar a la luz, lo ha puesto en evidencia la inteligencia artificial y el análisis de datos genéticos mediante algoritmos.

Un equipo liderado por María Coral del Val (izquierda) y Jorge Igor Zwir (derecha), ambos de la Universidad de Granada, ha realizado una investigación que identifica las diferencias de genotipo entre el Homo sapiens, el hombre moderno, el Homo neanderthalensis, el neandertal, y los chimpancés. Y la diferencia está en un conjunto de 267 genes a cargo de la creatividad y la autoconciencia que los investigadores han calificado como “determinante” a la hora de definir la supervivencia de los sapiens frente a los neandertales, desaparecidos hace aproximadamente 40.000 años.

El linaje común del hombre moderno y los neandertales se remonta a 500.000 años atrás. Fue después, hace entre 300.000 y 200.000 años, cuando surgieron los neandertales y, después, el Homo sapiens. Estos últimos tenían desde el principio una morfología similar a la actual, frente a los primeros, mucho más robustos físicamente. Por otro lado, fue en un periodo posterior cuando los sapiens adoptaron el comportamiento humano moderno (sociabilidad, lenguaje, ...). Neandertales y sapiens compartieron un largo periodo sobre la Tierra y llegaron incluso a hibridarse, a mezclarse, hace aproximadamente 100.000 años, hasta que 60.000 años después unos desaparecieron y los otros sobrevivieron.

Una de las razones para esa supervivencia de unos frente a otros es lo que los investigadores y la inteligencia artificial han descubierto: una red de genes a cargo de la creatividad que, en consecuencia, dio a los humanos actuales la capacidad de tener pensamiento abstracto, el deseo de ser sociables y, en definitiva, mayor capacidad de resistencia a las adversidades. Igor Zwir ha calificado la creatividad, en el sentido de su investigación, como “el arma secreta del ser humano actual para sobrevivir a los homínidos cercanos con los que convivía hace tiempo”.

Análisis comparativo de los distintos tipos de genes pertenecientes a las redes de reactividad emocional, autocontrol y autoconciencia presentes en (A) chimpancés (Pan troglodytes) (B) neandertales (Homo neanderthalensis) ) y (C) humanos modernos (Homo sapiens).

Coral del Val e Igor Zwir trabajan en algoritmos aplicados a la biología y la salud desde 2005, mucho antes de que fuera una unión bendecida por la comunidad científica. Esos algoritmos les han ofrecido algunos resultados interesantes antes de los de ahora. En 2014, por ejemplo, descubrieron que la esquizofrenia no era una única enfermedad, sino un grupo de ocho trastornos genéticamente diversos. Posteriormente, les permitió identificar los genes relacionados con el temperamento y el carácter.

Del Val explica que "se trata de un grupo de 972 genes distribuidos en tres redes, con apenas relación entre ellas y que han surgido de forma escalonada en la evolución de los homínidos. La primera red, la más primitiva, dice, surgió hace 40 millones de años y se encarga de dar respuestas emocionales. Regula los impulsos, el aprendizaje de hábitos, el apego social y la resolución de conflictos”. Esa es compartida por chimpancés, neandertales y los humanos actuales.

La segunda red, que aparece hace dos millones de años, ya presenta diferencias entre esos tres grupos. “Se encuentra a cargo del autocontrol y está relacionada con la cooperación para el beneficio mutuo”, continúa Del Val.

La tercera red, surgida hace unos 100.000 años, es exclusiva del Homo sapiens. Son 267 genes que, según Del Val, “dotaron de pensamiento abstracto a los sapiens, lo que, entre otras cosas, les da mayor capacidad de resistencia ante la incertidumbre. También esos genes lo hicieron más sociable”.

Regiones del cerebro en las que se sobreexpresan genes que solo se encuentran en humanos modernos.

"Estos genes 'creativos' son reguladores, y se encuentran en regiones del cerebro reconocidas por su relación con la creatividad y la salud”, ha explicado desde Alemania, donde se encuentra investigando ahora. Esta red de apenas 300 genes es una mínima parte de los aproximadamente 30.000, “según el método de contabilización”, aclara Del Val, que tiene el ser humano.

"La sociabilidad es una fuerte ventaja cognitiva; por ejemplo, genera grupos de convivencia más grandes y dota a los jóvenes y adolescentes de más tiempo y posibilidades para aprender unos de otros”, continúa la investigadora. "A partir de ahí surge, además, el deseo de cooperación y el altruismo que, finalmente, traen consigo una importante innovación tecnológica”.

Del Val recuerda que los neandertales ya tenían cierta tecnología, pero que el salto que se dio en este ámbito con el Homo sapiens es “impresionante”. Estos genes no solo dispararon la creatividad, sino que incrementaron la resiliencia y fomentaron el pensamiento divergente, un medio de resolución de problemas que permite encontrar varias opciones diferentes, a través de conexiones intuitivas entre lo que podrían considerarse pensamientos aislados para, finalmente, seleccionar una de esas soluciones. También proporcionó, según los investigadores, mayor aptitud física, entendida como mayor resistencia al envejecimiento, a las lesiones y a las enfermedades.

El grupo de investigadores liderados por Coral del Val e Igor Zwir está compuesto por otros científicos de la Universidad de Granada, además de, entre otros, por Ian Tattersall, paleobiólogo del Museo Estadounidense de Historia Natural y uno de los grandes especialistas mundiales en neandertales; y por C. Robert Cloninger, psiquiatra y genetista autor del test de temperamento y carácter más utilizado para evaluar esos dos factores. Los investigadores han recurrido a bases de genomas abiertos y han usado muestras genómicas de más de 2.000 individuos actuales de diferentes nacionalidades y culturas ―para evitar sesgos culturales y ambientales en las muestras―; así como diversos genomas de neandertales del Instituto Max Plank y de chimpancés, a través de las bases de datos abiertas. La investigación está publicada en la revista Molecular Psychiatry, del grupo Nature, entre las 10 primeras en el ranking de publicaciones científicas en el ámbito de la psiquiatría, la salud mental y la neurociencia molecular y celular.

Fuentes: elpais.com | canal.ugr.es | 21 de abril de 2021

Nuevas evidencias sugieren la división sexual del trabajo a medida que surgió la agricultura en Europa

Representación de agricultores neolíticos. Crédito: LP Repiso

Una nueva investigación de herramientas de piedra enterradas en tumbas proporciona evidencias que apoyan la existencia de una división de diferentes tipos de trabajo entre personas de sexo biológico masculino y femenino a principios del Neolítico.

Alba Masclans (izquierda), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Barcelona, ​​España, y sus colegas presentan estos hallazgos en la revista de acceso abierto PLOS ONE.

Investigaciones anteriores han sugerido que existió una división sexual del trabajo en Europa durante la transición al período Neolítico, cuando las prácticas agrícolas se extendieron por todo el continente. Sin embargo, todavía quedan muchas preguntas sobre cómo las diferentes tareas se asociaron culturalmente con las mujeres y los hombres, y quizás con otros géneros, en ese momento histórico. Los investigadores concluyeron que los diferentes papeles de hombres y mujeres fueron una parte crucial de la transición hacia la agricultura en las sociedades humanas.

Con el objetivo de obtener más información, Masclans y sus colegas analizaron más de 400 herramientas de piedra enterradas en tumbas de varios cementerios de Europa central hace unos 5.000 años, durante el Neolítico temprano. En este sentido, llevaron a cabo un examen de las características físicas de las herramientas, incluidos los patrones microscópicos de desgaste, a fin de determinar cómo se utilizaron. Luego, analizaron los resultados en el contexto de los datos isotópicos y osteológicos que se podían obtner de las tumbas.

Ubicación de los emplazamientos estudiados: 1. Nitra, 2. Vedrovice, 3. Kleinhadersdorf, 4. Aiterhofen, 5. Schwetzingen, 6. Vendenheim.

El análisis mostró que las personas de sexo biológico masculino fueron enterradas con herramientas de piedra que anteriormente se habían utilizado para trabajos en madera, carnicería, caza o violencia interpersonal. Mientras tanto, las personas de sexo biológico femenino fueron enterradas con herramientas de piedra utilizadas en el trabajo con pieles de animales o cuero.

Los investigadores también encontraron variaciones geográficas en sus resultados, lo que sugiere que a medida que las prácticas agrícolas se extiendieron hacia el oeste, la división sexual del trabajo puede haber cambiado. En las áreas orientales, hay evidencias que sugieren que las mujeres se movían más que los hombres, y que, independientemente del sexo, se llevaban adornos de conchas y joyas en sus tumbas. En el oeste, los hombres se movían más y tenían herramientas más asociadas con la caza que las mujeres. Los autores señalan que las herramientas analizadas no fueron necesariamente utilizadas por las personas específicas con las que fueron enterradas, pero podrían haber sido elegidas para representar actividades típicamente realizadas por diferentes géneros.

Herramientas para trabajar la piel de los animales.

La Dra. Penny Bickle (izquierda), del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo: "Los roles de género, lejos de ser un signo de desigualdades de género tempranas, en realidad muestran cuán dinámicas eran las sociedades agrícolas y cuán conscientes eran de las diferentes habilidades de los miembros de su comunidad".

"Las tareas atribuidas a las mujeres eran un trabajo manual difícil y complementaban el trabajo de los hombres como contribuyentes iguales a su comunidad. El hecho de que veas estos objetos en las tumbas de hombres y mujeres, demuestra lo marcados y valorados que estaban para estos trabajos", agrega la Dra. Bickle.

Alba Masclans Latorre, aduce: "Las tareas y las contribuciones de las mujeres a estas sociedades humanas primitivas a menudo se minimizan; pero aquí mostramos que tomaron un papel activo en la configuración de las primeras comunidades agrícolas".

"Tan importante fue su papel que estas actividades fueron elegidas para remarcarlas en la muerte, pero vemos lo mismo en las tumbas de los hombres, lo que sugiere que, de hecho, había roles específicos de género, si bien todos estos trabajos fueron enormemente importantes para el correcto funcionamiento de su sociedad".

Ejemplos de secciones y tipos de artefactos pulidos y biselados analizados: tipos 1 a 4 correspondientes a la clasificación de artefactos pulidos y biselados de Ramminge.

Estos hallazgos proporcionan un nuevo apoyo a la existencia de una división sexual del trabajo en el Neolítico temprano en Europa. Los autores esperan que su estudio contribuya a comprender mejor los complejos factores implicados en el aumento de las desigualdades de género en el Neolítico, que pueden estar fuertemente arraigados en la división del trabajo durante la transición a la agricultura.

Los investigadores, concluyen: "Nuestro estudio apunta, pues, hacia una organización social de género compleja y dinámica arraigada en una división sexual del trabajo desde el Neolítico más temprano".

Fuentes: phys.org | eurokalert.org | 14 de abril de 2021

El cruce con neandertales y denisovanos ayudó a adaptarse a los primeros habitantes de Oceanía

Islas de Papúa Nueva Guinea. Los investigadores analizaron los genomas de 317 personas indígenas de Oceanía para reconstruir una historia de migración a través de la vasta región insular. MARC DOZIER.

Hace unos 45.000 años, los humanos modernos que salieron de África y recorrieron Eurasia terminaron por establecerse en islas de la región del Pacífico como Papúa Nueva Guinea, el archipiélago de Bismarck y las Islas Salomón, una zona biogeográfica conocida como Oceanía Cercana.

Decenas de miles de años después, hace solo unos 3.200 años, las personas alcanzaron las islas de la Oceanía Lejana, entre las que se encuentran Micronesia, Santa Cruz, Vanuatu, Nueva Caledonia, Fiji y Polinesia. Esta es una de las conclusiones de un estudio publicado ahora en la revista Nature.

“Los humanos modernos llegaron desde África a Oceanía Cercana muy pronto. No hubo ninguna otra migración hasta al menos 30.000 años más tarde. Esta segunda migración, que empezó hace 5.000 años en Taiwán, fue la que pobló por primera vez Oceanía Lejana hace solo unos 3.000 años. Esta migración tardía está asociada a la expansión de las lenguas austronesias”, explica a SINC Lluis Quintana-Murci (izquierda), investigador español en el Instituto Pasteur del CNRS en Francia y autor principal del trabajo.

El equipo internacional de científicos trató de determinar cómo fue la historia adaptativa y demográfica de estos primeros humanos que poblaron Oceanía. Para ello, los investigadores analizaron los genomas de 317 individuos actuales de 20 poblaciones repartidas por la región del Pacífico.

Sus hallazgos revelan que el acervo genético de los antepasados ​​de las personas de Oceanía Cercana se redujo antes de que se asentaran en la región, y que las poblaciones divergieron hace entre 40.000 y 20.000 años. Más tarde, después de la llegada de los pueblos indígenas a lo que ahora es la isla de Taiwán, hubo episodios recurrentes de mezcla con las poblaciones de Oceanía Cercana entre islas.

“Se piensa que fue un momento donde el transporte marítimo llegó a su punto álgido. Los humanos llegaron a Polinesia, que forma parte de la Oceanía Lejana, hace solo entre 1.000 y 700 años”, añade Quintana-Murci.

Casa sobre pilotes en la isla de Nueva Bretaña en Papúa Nueva Guinea. / Marc Dozie.

La herencia genética de neandertales y denisovanos

El análisis genómico arroja también luz sobre la evolución humana en esa región, sobre cómo diferentes especies de homínidos se mezclaron, y cómo los nuevos habitantes de Oceanía se adaptaron a vivir en entornos insulares.

Según la nueva investigación, se produjeron múltiples encuentros sexuales con neandertales (Homo neanderthalensis) probablemente en Asia continental, como en Oriente Medio, por ejemplo, y con denisovanos en el sudeste asiático.

Quintana-Murci y sus colegas detectaron cuatro introducciones separadas de distintos tramos de ADN denisovano en poblaciones oceánicas. La introducción más reciente, entre la gente Agta de Filipinas, ocurrió hace unos 20.000 a 25.000 años. Esos resultados sugieren dos cosas interesantes sobre este misterioso ancestro humano, dice Quintana-Murci: “Primero, los denisovanos pueden haber vivido hasta hace relativamente poco tiempo”, dice, “y segundo, no podemos hablar de los denisovanos como un grupo homogéneo. En cambio, lo mejor que podemos hacer es llamarlos 'relacionados con Denisova' ”.

“La parte neandertal y denisovana que tienen hoy las poblaciones del Pacifico es una herencia de estos encuentros en Eurasia”, aclara el científico.

Diagrama: Los humanos modernos recibieron al menos cuatro pulsos de diferentes grupos relacionados con Denisovan. Las fechas recientes de la introgresión de Denisovan que detectamos en las poblaciones de Asia oriental y Papúa indican que estos humanos arcaicos pudieron haber persistido hasta 25.000 - 21.000 años atrás.

Los resultados muestran así que el porcentaje de ADN neandertal es homogéneo en todas las poblaciones del Pacífico, mientras que el de denisovanos varía mucho más, entre el 0 % y el 3,2 %. Pero el trabajo evidencia sobre todo de qué manera estos humanos arcaicos contribuyeron al ADN de los habitantes actuales de Oceanía.

“Los neandertales aportaron a los humanos modernos mutaciones beneficiosas con respecto a muchos fenotipos diferentes como la pigmentación y el desarrollo neuronal”, detalla el investigador. A esto se unen otros fenotipos dermatológicos, y la respuesta antiviral. “Los neandertales nos pasaron mutaciones que hoy están asociadas com la susceptibilidad a la enfermedad por covid-19”, continúa.

En cambio, la aportación de los denisovanos está prácticamente toda asociada a la respuesta inmunitaria contra los patógenos, que permitió a estos primeros colonizadores del Pacífico adaptarse a sus nuevos hogares en las islas.

“El mestizaje con neandertales y denisovanos fue en general algo que nos ayudó (y en muchos casos continúa ayudándonos) a estar mejor adaptados al ambiente en el que vivimos frente al clima, a los patógenos, etc.”, concluye Quintana-Murci.

Fuentes: agenciasinc.es | sciencemag.org | 14 de abril de 2021

Verifican la antigüedad de uno de los primeros 'Homo erectus'

Este fragmento de la zona occipital del cráneo es uno los fósiles más antiguos atribuidos al 'Homo erectus'. Se muestran la vista posterior y la vista lateral derecha.

Hace casi 50 años, los científicos que trabajaban en la zona oriental del lago Turkana, en el norte de Kenia, encontraron un pequeño fragmento de cráneo que se convirtió en una de las pruebas más antiguas de un Homo erectus, un humano primitivo muy exitoso que vagó por el mundo durante casi 2 millones de años. Pero algunos paleoantropólogos expresaron su escepticismo sobre la anatigüedad del fragmento de cráneo hallado (1,9 millones de años), al argumentar que podría haber venido de un depósito fósil más joven, posiblemente trasladado al lugar donde fue encontrado por el agua o el viento.

Ahora, un nuevo estudio dirigido por la conservadora-asistente de la División de Antropología del American Museum of Natural History's, Ashley Hammond, cimenta la antigüedad y el origen de este renombrado espécimen y describe al mismo tiempo el hallazgo de nuevos fósiles en el lugar, los cuales pueden ser parte del esqueleto de Homo erectus descubierto hasta ahora. Los detalles se publican en la revista Nature Communications.

El geólogo de la Universidad de Witwatersrand, Silindokuhle Mavuso (izquierda), y la autora principal del estudio, Ashley Hammond (derecha), en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia. A. Hammond / © AMNH.

“El 'Homo erectus' es el primer homínido que conocemos que tiene un aspecto corporal muy similar al nuestro y que parece estaba en camino de ser muy semejante a un humano”, dice Hammond. “Tenía miembros inferiores más largos que los miembros superiores, un torso con una forma muy parecida al nuestro, una capacidad craneal más grande que los homínidos anteriores y está asociado con una industria de herramientas: era un homínido más rápido e inteligente que el 'Australopithecus' o el individuo 'Homo' más antiguo”.

Cuando se encontró en 1974 el fragmento craneal en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia, esto es, mucho antes de que se pudieran documentar hallazgos de fósiles con GPS, se tomaron notas y fotografías limitadas del mismo. "Fue cien por cien un trabajo de detectives", dice Dan Palcu (izquierda), geocientífico de la Universidad de São Paulo y de la Universidad de Utrecht que coordinó el trabajo geológico. "Tuvimos que revisar cientos de páginas de informes antiguos e investigaciones publicadas, reevaluar la evidencia inicial y buscar nuevas pistas. También tuvimos que usar datos satelitales e imágenes aéreas para averiguar dónde se descubrieron los fósiles, es decir, recrear la 'escena' y colocarla en un contexto más amplio para encontrar los datos adecuados que permitieran determinar la antigüedad correcta de los fósiles".

No encontraron ninguna evidencia de un afloramiento fósil más joven que pudiera haberse lavado en el área donde se encontró el fragmento craneal, lo que respalda la antigüedad original dada al fósil.

Al mismo tiempo, el trabajo de campo asistido por estudiantes y personal de la Escuela de Campo Koobi Fora condujo al descubrimiento de dos nuevos restos de homínidos a 50 metros de la ubicación reconstruida: una pelvis parcial y un hueso del pie, pertenecientes potencialmente a un Homo erectus. Aunque se especula que podrían ser del mismo individuo, no hay forma de probar eso después de que los fósiles hayan estado separados durante tanto tiempo. Sin embargo, podrían ser los primeros fragmentos óseos más antiguos de un Homo erectus descubiertos hasta ahora por debajo de la cabeza.

Uno de los dos nuevos restos fósiles hallados: una pelvis parcial, encontrada en la zona oriental del lago Turkana, en Kenia. A. Hammond / © AMNH.

Los investigadores también recolectaron en la zona dientes fosilizados de otros tipos de vertebrados, en su mayoría mamíferos. A partir del esmalte, el equipo analizó datos de isótopos para tener una imagen mejor del entorno en el que vivió el individuo Homo erectus.

"Los nuevos datos de isótopos de carbono del esmalte fósil dental nos dicen que los mamíferos encontrados en asociación con los fósiles del 'Homo erectus' en el área merodeaban y comían en una zona de pastos", indica Kevin Uno (izquierda), paleoecólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.

"Los datos de isótopos de oxígeno del esmalte sugieren que era un hábitat relativamente árido, según las comparaciones con otros datos de esmalte dental recogidos en esta zona".

El trabajo sugiere que este Homo erectus temprano se encontraba en un paleoambiente que incluía principalmente herbívoros, los cuales prefieren ambientes abiertos a áreas boscosas y estaban cerca de un depósito de agua estable, tal como lo documentan las esponjas de agua dulce conservadas en las rocas.

Fuentes: amnh.org |la vanguardia.com | 14 de abril de 2021