La diosa Juno de Regina, estrella de la nueva exposición del Museo Arqueológico de Badajoz

Las autoridades presenciando la escultura (en dos partes) de Juno.

La consejera de Cultura, Turismo y Deportes, Nuria Flores Redondo, ha visitado la nueva exposición del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, que incluye nuevas piezas destacadas de sus fondos, como el torso de la estatua sedente de la diosa Juno, procedente del yacimiento romano de Regina en Casas de Reina, que completa la pieza de las piernas de la diosa que ya se exhibía en el centro museístico pacense, pudiéndose contemplar ahora la estatua completa.

También se ha incorporado a los nuevos contenidos expositivos una escultura romana de excepcional calidad que representa a una mujer joven, procedente de las campañas de excavación realizadas en el Teatro Romano de Medellín, con el patrocinio de la Junta de Extremadura.

La consejera ha afirmado que "la exposición de estas nuevas piezas es una demostración de la riqueza arqueológica que tiene Extremadura” y responde a una reivindicación que existía y que con esta nueva propuesta expositiva ha podido llevarse a cabo.

Junto a las nuevas piezas, el Museo Arqueológico pacense ha puesto a disposición de sus visitantes dos nuevos idiomas en su audioguía (francés y alemán) y una nueva signo-guía dirigida a hacer accesibles los contenidos del museo a personas con discapacidad auditiva.

Han acompañado a la consejera en la visita la secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas; el director del Museo Arqueológico de Badajoz, Guillermo Kurtz, el alcalde de Casas de Reina, Agustín Castelló y representantes del Ayuntamiento de Medellín.

Foto: Escultura romana de excepcional calidad que representa a una mujer joven, procedente del Teatro Romano de Medellín.

ESCULTURA SEDENTE DE LA DIOSA JUNO

En 1987 el Ministerio de Cultura compró para depositar en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, las piernas de una estatua sedente femenina, aparecida en Llerena, claramente romana de hacia el siglo I-II d.C, que en el siglo XVI había sido retallada en su dorso para labrar un escudo nobiliario. Dicho escudo corresponde al Contador don Sancho de Paz, un alto funcionario de la corte de Carlos V.

Dicha pieza ha estado expuesta en el Museo desde su inauguración en 1989, y se supuso que procedería en origen de algún edificio público de la antigua ciudad romana Regina Turdulorum (Casas de Reina).

En 2010, en el curso de las excavaciones patrocinadas por la Junta de Extremadura en el yacimiento arqueológico de Regina, apareció en la zona del foro el torso de la diosa Juno, esposa de Júpiter, reina por tanto de los dioses, y patrona del hogar y de la familia (entre otras atribuciones).

Estudios realizados por el arqueólogo del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, Andrés Silva Cordero, mientras la pieza permanecía custodiada en los almacenes del museo, demostraron que estas dos piezas correspondían a una sola estatua de Juno sedente, plausiblemente colocada en origen en un templo dedicado a la diosa. Recordemos que en este yacimiento está atestiguado un altar con inscripción dedicada a Juno.

INTERPRETACIÓN Y ACCESIBILIDAD

En el año 2013 el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz implantó una audioguía novedosa, pues para utilizarla no eran necesarios dispositivos adicionales, sino que cada usuario accedía a ella a través de su propio dispositivo móvil. Esta audioguía contaba con veintiocho puntos de información que daban una visión selecta del contenido del museo. Todo ello presentado en tres idiomas: castellano, portugués e inglés.

En el año 2019 se empezó a preparar una ampliación de esta audioguía, de forma que se informara a los visitantes del museo de todas las piezas expuesta. Así, se pasó a ofrecer ochenta y siete (87) puntos de información, un aumento considerable sobre la audioguía original. Igualmente, se decidió mantener los tres idiomas originales (castellano, portugués e inglés) y ampliarlos en dos: francés y alemán, con el fin de dar un mejor servicio a los visitantes extranjeros.

Durante el proceso de preparación, se tomó la decisión de complementar la audioguía con una signo-guía que explicara el museo a personas con necesidades auditivas especiales. En estos momentos tal signo-guía, en castellano, está preparada, en doble versión con lenguaje de signos y subtítulos para mayor comodidad de quien la utilice.

La incorporación de esta signo-guía es una mejora notable en la accesibilidad del museo y se suma a la labor de promoción de la accesibilidad que realiza el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Ya desde 1996, de forma pionera, el centro museístico oferta una exposición de piezas originales para personas con discapacidades visuales, y su gabinete didáctico lleva tiempo trabajando con centros de educación especial.

Fuente: directoextremadura.com | 22 de junio de 2021

Descubren una inscripción ibérica en una lámina de plomo datada entre los siglos IV y III a.C.

Vista de la lámina de plomo por las dos caras, una vez limpia y restaurada. Foto: Museo de Prehistoria de Valencia

Un equipo multidisciplinar de investigadores compuesto por David Quixal, Ana Serrano, Consuelo Mata y Gianni Gallello, de la Universidad de Valencia; Joan Ferrer y Javier Velaza, de la Universidad de Barcelona, y Trinidad Pasíes, del Museo de Prehistoria de Valencia, acaba de presentar los resultados del análisis de la escritura contenida en una lámina de plomo descubierta durante unas excavaciones arqueológicas en el yacimiento íbero del Pico de los Ajos, en Yátova (Valencia), un poblado que estuvo habitado al menos desde el siglo VII a.C., y fue abandonado entre los siglos I a.C. y I d.C.

El estudio, que se titula "Una pequeña lámina de plomo con inscripción ibérica de paleografía arcaica del Pico de los Ajos", acaba de publicarse en la revista Veleia.

Dibujo del plomo por ambas caras. Asumiendo que el texto está completo, la lectura sería:

tořaibeleś de·teřargeida · kutuŕ

UNA INSCRIPCIÓN MISTERIOSA

Los arqueólogos hallaron la lámina de plomo, datada entre los siglos IV y III a.C., doblada sobre sí misma, y se procedió a su limpieza y restauración en el Museo de Prehistoria de Valencia. Tras ello, se pudieron identificar en ambas caras algunos símbolos ibéricos de los cuales los científicos conocen la sonoridad.

El descubrimiento resulta interesante porque fue realizado en un contexto arqueológico posterior, correspondiente a los siglos III y II a.C., cuando esa lámina había perdido ya su función original y se trataba de un metal más a reciclar, junto con otros utensilios metálicos.

Proceso de desplegado de la lámina de plomo. Foto: Museo de Prehistoria de Valencia.

Las láminas de plomo fueron usadas por los íberos como soporte de escritura durante toda su historia y son relativamente comunes en los yacimientos de esta cultura en la península ibérica, como ha ocurrido en el Pico de los Ajos.

"Este yacimiento posee uno de los mayores conjuntos de textos escritos en ibérico de toda la península", asegura David Quixal, uno de los autores del estudio.

Excavación arqueológica en el Pico de los Ajos (Yátova, Valencia). Foto: Universidad de Valencia.

En el caso de la lámina del Pico de los Ajos, la escritura es arcaica y aunque los arqueólogos no pueden descifrarla, sí que ha podido ser transcrita fonéticamente. Pero la temática de la inscripción sigue siendo desconocida, por lo que el mensaje y el contexto histórico son difíciles de establecer, aunque los autores del estudio se inclinan a pensar que posiblemente sea un texto de contenido religioso.

Según explica Quixal, "el ibérico es una lengua que continúa sin poder traducirse, pero en la que los expertos avanzan poco a poco en la identificación de palabras y esto ayuda a interpretar qué tipo de textos eran".

Lo que sí han podido identificar los investigadores ha sido un nombre: Tořaibeleś. Tal vez se tratase de la persona que escribió ese texto o que lo encargó...

Fuente: nationalgeographic.com.es | 22 de junio de 2021

El ADN obtenido del sedimento de la cueva de Denísova (Siberia) rastrea la presencia de homínidos y animales durante 300.000 años

La entrada a la cueva Denísova, el famoso sitio en el sur de Siberia donde se han encontrado restos tanto de neandertales como de sus parientes asiáticos, los denisovanos. CRÉDITO: Richard G. Roberts.

En un estudio histórico, científicos de Australia, Alemania y Rusia han utilizado ADN antiguo recuperado de muestras de sedimentos de la cueva de Denísova, en Siberia, para revelar una historia ocupacional detallada de este sitio único por tres grupos distintos de humanos antiguos y una variedad de animales sobre un pasado de 300.000 años.

En las estribaciones de las montañas rusas de Altai, la cueva de Denísova es famosa por ser el lugar donde se descubrió por primera vez los restos fósiles de un enigmático grupo de humanos arcaicos apodados los denisovanos. Es el único sitio en el mundo que se sabe que también fue habitado por sus parientes evolutivos cercanos, los neandertales, y por los primeros humanos modernos.

Durante los últimos 40 años, los arqueólogos rusos han recuperado alrededor de una docena de fósiles de denisovanos y neandertales en dicha cueva, incluido un hueso de la hija de una madre neandertal y un padre denisovano, pero no se han recuperado fósiles humanos modernos de los depósitos. Esta escasez de fósiles humanos ha frustrado los intentos de establecer cuáles de ellos ocuparon la cueva de Denisova en el pasado en distintas ocasiones y qué grupo hizo las herramientas de piedra y otros artefactos excavados en los depósitos.

En este nuevo estudio, un equipo interdisciplinario de científicos reunidos por el profesor Michael Shunkov (izquierda), del Instituto de Arqueología y Etnografía (rama siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia), incluidos geocronólogos de la Universidad de Wollongong (UOW), revela la secuencia de la ocupación humana en la cueva, así como de otros animales que habitaron en las mismas, incluidos osos, hienas y lobos, a partir del análisis genetico de más de 700 muestras de sedimentos.

La investigación, publicada en Nature es el análisis más grande jamás realizado de ADN procedente de sedimentos de un solo sitio.

La identificación de ADN humano antiguo en 175 muestras de sedimento amplía en gran medida nuestro conocimiento de los denisovanos y neandertales en este lugar, y también proporciona la primera evidencia directa de humanos modernos en la cueva de Denísova.

- Los investigadores descubrieron que los denisovanos habitaron la cueva, de forma intermitente, desde hace 250.000 años hasta hace 60.000 años, y fueron responsables de las primeras herramientas de piedra encontradas en el sitio.

- Los neandertales aparecieron por primera vez hace unos 200.000 años, con una variedad particular de ADN que antes se desconocía y había desaparecido hace 40.000 años, similar al momento de su desaparición en otras partes de Eurasia.

- El ADN antiguo de los humanos modernos aparece por primera vez en sedimentos depositados entre hace unos 60.000 y 45.000 años.

Kieran O'Gorman, Zenobia Jacobs y Bo Li recolectan muestras de ADN de sedimentos de depósitos extensamente fosfatados en la Cámara Sur de la Cueva Denisova. Crédito: Richard 'Bert' Roberts, Universidad de Wollongong.

Los geocronólogos de la Universidad de Wollongong, el profesor Richard 'Bert' Roberts, la profesora Zenobia Jacobs, el profesor asociado Bo Li y el estudiante de doctorado, Kieran O'Gorman, recolectaron 728 muestras de sedimentos en una densa cuadrícula de perfiles de sedimentos expuestos en la cueva.

"El análisis del ADN de los sedimentos brinda una oportunidad maravillosa para combinar las fechas que determinamos previamente para los depósitos en la cueva de Denísova con evidencia molecular de la presencia de personas y fauna", dice el profesor Roberts (izquierda).

"Solo recolectar cientos de muestras de las tres cámaras de la cueva y documentar sus ubicaciones precisas, nos llevó más de una semana, pero obtuvimos un conjunto completo de muestras que abarcan más de 300.000 años de historia en Siberia", añade la profesora Jacobs (derecha).

El nuevo estudio se basa en la cronología detallada obtenida mediante datación óptica de los sedimentos de la cueva Denisova por la Universidad de Wollongong y publicada en Nature en 2019 (aquí y aquí).

"La cronología generada previamente para los sedimentos de la cueva nos permitió elegir los mejores lugares para recolectar las muestras de ADN y aprovechar al máximo los conocimientos extraordinarios del ADN de los sedimentos", precisa la profesora Jacobs.

En el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, la estudiante de doctorado, Elena Zavala (izquierda), autora principal del estudio, extrajo y secuenció pequeños rastros de ADN mitocondrial humano y animal antiguo de la enorme colección de muestras.

"Estos esfuerzos dieron sus frutos y detectamos el ADN de denisovanos, neandertales y humanos modernos antiguos en el 24 por ciento de las muestras", dijo.

Al hacer coincidir los perfiles de ADN con las edades de las capas, los investigadores encontraron que los primeros humanos en visitar el sitio fueron los denisovanos hace unos 250.000 años, seguidos por los neandertales hace unos 200.000 años. Solo se encontró ADN de neandertal en sedimentos depositados entre 130.000 y 80.000 años atrás. Los denisovanos que regresaron después de este tiempo portaban un ADN mitocondrial diferente al de los denisovanos que estaban allí antes, lo que sugiere que una población diferente había llegado a la región.

El ADN humano moderno aparece por primera vez en las capas iniciales del Paleolítico Superior, las cuales contenían colgantes y otros adornos hechos de huesos y dientes de animales, marfil de mamut, cáscara de huevo de avestruz, mármol y piedras preciosas. "Esto proporciona no sólo la primera evidencia de humanos modernos en este lugar, sino que también sugiere que pudieron haber traído una nueva tecnología a la región", señala Zavala.

Kieran O'Gorman, Zenobia Jacobs y Bo Li recogen muestras de ADN de sedimento de la cámara principal de la cueva Denisova. Crédito: Richard 'Bert' Roberts, Universidad de Wollongong.

Los científicos también encontraron ADN animal en casi todas las muestras e identificaron dos períodos de tiempo en los que ocurrieron cambios climáticos tanto entre las poblaciones de animales como en las de humanos. El primero, hace unos 190.000 años, coincidió con un cambio de condiciones relativamente cálidas a relativamente frías, cuando las poblaciones de hienas y osos cambiaron y los neandertales aparecieron por primera vez en la cueva.

El segundo gran cambio climático ocurrió entre hace 130.000 y 100.000 años, en el que las condiciones relativamente frías se tornan relativamente cálidas. Durante este período, las poblaciones de animales cambiaron nuevamente, los denisovanos desaparecieron y los neandertales quedaron como los únicos ocupantes humanos de la cueva.

"La coincidencia de estos cambios de población con las transiciones climáticas entre los períodos interglacial y glacial sugiere que los factores ambientales jugaron un papel clave en la configuración de la historia humana y faunística de esta región", subaraya el profesor Roberts.

El profesor Matthias Meyer, líder del grupo de Técnicas Avanzadas de Secuenciación de ADN en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y autor también principal del nuevo estudio,concluye: "Ser capaz de generar datos genéticos tan densos a partir de un lugar arqueológico es como un sueño hecho realidad. Hay tanta información escondida en los sedimentos que nos mantendrá ocupados a nosotros ya muchos otros genetistas durante toda la vida".

Fuentes: phys.org | eurakalert.org | 23 de junio de 2021

El Museo de Prehistoria de Valencia inaugura la exposición ‘La Prehistoria y el mar. Recursos marinos en el pasado’

El Museo de Prehistoria de Valencia nos acerca a las últimas investigaciones zooarqueológicas realizadas en el sector central del litoral mediterráneo peninsular sobre el aprovechamiento de recursos marinos con la exposición temporal ‘La Prehistoria y el mar. Recursos marinos en el pasado. Comisariada por el conservador del Museo de Prehistoria, Josep Lluís Pascual Benito, forma parte de la serie ‘Tesoros del Museo’ que, en este caso, presenta colecciones de moluscos y peces marinos, muchas de las cuales no habían sido expuestas hasta ahora.

Para el diputado de Cultura, Xavier Rius, "la exposición es un ejemplo más de la gran calidad de las propuestas que plantean nuestros conservadores y técnicos. Una muestra con un diseño muy esmerado y una museografía comunicativa excelente que, además, iniciará una itinerancia en 2022”.

"La muestra forma parte de la serie Tesoros del Museo, exposiciones de pequeño formato que presentan una pieza o una colección de piezas del museo, con el objetivo de mostrar al público no especializado las últimas investigaciones o nuevas intervenciones, siempre de una manera innovadora para experimentar en nuevos recursos museográficos”, explica el jefe de exposiciones, Santiago Grau.

El comisario Josep Lluís Pascual Benito pone en valor que "la exposición nos muestra la variedad de usos que las sociedades del pasado dieron a los productos de procedencia marina, como es el uso alimentario, la fabricación de adornos personales o la simbología”.

“Un caso excepcional es la presencia de un delfín mular depositado en un enterramiento humano de carácter secundario ubicado en una fundición junto a la desembocadura del Serpis. Se trata de un hecho único y extraordinario porque se conocen depósitos de animales terrestres como perros, vacunos y cerdos, pero nunca se había encontrado un cetáceo en contexto funerario”, explica el comisario Josep Lluís Pascual Benito.

Dividida en cinco ámbitos, muestra más de un centenar de piezas procedentes de yacimientos arqueológicos valencianos que se conservan en el Museo de Prehistoria de Valencia y que cubren una cronología de entre 30.000 y 3.000 años. A partir de estos restos se hace patente como los recursos marinos fueron aprovechados por las comunidades prehistóricas de formas muy diversas.

Uso alimentario

En el Golfo de Valencia la información sobre el uso alimentario de productos marinos durante el Paleolítico superior es escasa. Los yacimientos costeros de entonces se encuentran actualmente bajo el agua, por la inundación de las plataformas costeras a causa de la subida del nivel del mar al acabar el periodo glacial. Posteriormente, se constata el consumo de varias especies de moluscos como berberechos, lapas y bígaros, y de peces como doradas, lisas y corvinas, entre otras. Estos productos del mar llegaron a veces a yacimientos del interior situados a más de 40 km de la costa, lo que muestra el uso de sistemas de conservación, como el secado al sol o el ahumado.

Fabricación de enseres

Moluscos y peces no solo sirvieron de alimento. Varias conchas se aprovecharon para la decoración cerámica o como recipientes, algunos de ellos con colorantes y alisadores. Con otras conchas se confeccionaron cucharas, cucharones, agujas e instrumentos musicales (trompas), mientras que grandes huesos de cetáceos -costilla y vértebras- fueron utilizados como mesas de trabajo o yunques.

Adornos personales

Otro uso de las conchas de numerosas especies de moluscos fue la fabricación de adornos personales, dotándolas de perforación como elemento de suspensión. En este ámbito, presentamos tres procesos completos de fabricación de adornos: perlas discoidales a partir de berberechos; colgantes o botones arciformes a partir de labios de Semicassis undulata (derecha); y colgantes ovales a partir de recortes rodados de bivalvos.

Se muestran piezas de adorno de conchas, sueltas o engarces en collares de más de una docena de yacimientos valencianos, donde se puede ver las diferentes especies características de cada periodo prehistórico, consecuencia de motivos culturales o de su disponibilidad por la temperatura del mar. A partir del Neolítico también se fabricaron otros adornos más elaborados: perlas discoidales durante toda la Prehistoria reciente, colgantes ovales, anillos y brazaletes durante el Neolítico antiguo y botones durante el Calcolítico. Como adornos se usaron también las vértebras de peces cartilaginosos, entre las que se han identificado varias especies de rayiformes y tiburones.

Valor simbólico

Muchos de los adornos tendrían un valor simbólico añadido, pero también hay otros que se asocian con el mundo de los muertos, como por ejemplo conchas no perforadas ni manipuladas, documentadas en cuevas de entierros del Neolítico final/Calcolítico, hace unos 5.000 años, las cuales formarían parte del ritual funerario y que pueden considerarse como amuletos-ofrendes funerarias y, excepcionalmente, como ofrenda alimentaria. Asimismo, otras conchas marinas no manipuladas han servido para la fabricación de ídolos.

La exposición ‘Prehistoria y el Mar’, de producción propia del Museo de Prehistoria, entrará a formar parte del circuito de exposiciones itinerantes del museo de la Diputación a partir de próximo año.


Fuentes: comarcalcv.com | 18 de junio de 2021

Dejar de ser nómadas espoleó el primer gran salto demográfico de la humanidad

Excavación en Beisamoun, Israel.

Las últimas poblaciones de cazadores-recolectores de la Prehistoria vivieron una explosión demográfica sin precedentes hace unos 14.500 años en Oriente Próximo que no tuvo que ver con ninguna migración, como se pensaba, sino con el mismo hecho de que se fueron haciendo sedentarias según avanzaban hacia el gran invento que lo iba a cambiar todo: la agricultura.

La revista Scientific Reports del grupo Nature, ha publicado el resultado de un trabajo liderado por investigadores de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en las Islas Canarias, y de Durham (Reino Unido) en cinco yacimientos arqueológicos de Jordania, Siria e Israel, claves para comprender cómo comenzó el Neolítico y, de paso, cómo ocurrió una de los grandes logros en la historia de la humanidad: la capacidad de producir alimentos, sin depender de la caza o de la recogida de frutas y vegetales silvestres.

Y es precisamente en esa zona, en el Valle y los Altos del Jordán, el llamado Levante Mediterráneo, donde los estudios más aceptados por la comunidad científica sitúan a los primeros Homo sapiens que fueron capaces de domesticar las plantas y los animales de los que se alimentaban para transformarse en agricultores y ganaderos.

Excavaciones en el yacimiento de Kharaysin, Jordania.

Esta investigación indaga en ese contexto de la Prehistoria con una técnica que le permite determinar si quienes protagonizaron todos esos cambios eran nativos de esa zona de Oriente Próximo o, por el contrario, habían emigrado allí desde otros lugares.

El investigador principal del trabajo, Jonathan Santana (izquierda), miembro de los departamentos de Arqueología de la Universidad de Durham y Ciencias Históricas de la ULPGC, explicó a Efe que han podido determinar que en esa transición entre el Paleolítico y el Neolítico se observan dos fenómenos diferentes en esos yacimientos:

- Hay un primer período, hace entre 14.500 y 11.500 años, en el que se aprecian signos claros de que el Jordán se ha convertido en una suerte de refugio de poblaciones de distinto origen que llegan allí empujadas por un cambio climático importante: el final de la última glaciación y el comienzo de una era mucho más cálida y húmeda que conecta con el Holoceno (la etapa en la que sigue hoy la Tierra).

- Después, en los yacimientos de hace 10.300 a 8.000 años, se comprueba que la población crece, pero apenas se detectan individuos llegados de fuera, sino que prácticamente todos son locales”.

¿Cómo saber si un esqueleto de miles de años de antigüedad recuperado de un yacimiento de Siria, o de Jordania, pertenece a un “lugareño” o a un “inmigrante”? Los autores lo deducen gracias a un isótopo del estroncio, un elemento presente en el agua y en múltiples alimentos que tiene marcadores diferentes según los lugares, porque está directamente ligado a la geología de la zona.

“La huella de lo que hemos comido mientras crecemos queda grabada en el esmalte dental. Hoy ingerimos alimentos de muy diversos lugares, pero en la Prehistoria no era así. La gente conseguía los alimentos de su entorno más cercano”, detalla Santana.

Izquierda: correlación de la cronología (calibrada antes del presente), período climático, período cronológico (cultura), naturaleza del asentamiento y economía durante la transición neolítica en el Levante Sur. PPN Pre-Cerámica Neolítico. Derecha: Mapa de localización de los yacimientos arqueológicos que arroja muestras de esmalte humano que sirvieron para el análisis y estudio. Agradecemos a Luis C. Teira por su mapa del Cercano Oriente (a la derecha).

El estudio que ha realizado este equipo en los yacimientos de Ain Mallaha, Beisamoun, Tell Qarassa, Kharaysin y Ain Ghazal involucra a 67 individuos que van desde el final del período Natufiense al inicio del Neolítico (el llamado Neolítico precerámico), una cifra que lo convierte en uno de los más amplios de cuantos se han llevado a cabo para poblaciones de esas etapas en Oriente Próximo.

Sus descubrimientos apuntan más allá del origen local o foráneo de los pobladores: revelan un crecimiento demográfico que, además, viene acompañado de la aparición en los yacimientos de estructuras nuevas (y cada vez más abundantes), como viviendas más grandes y de planta rectangular o de cementerios dentro de los asentamientos.

Reconstrucción de enterramiento natufiense en el yacimiento arqueológico de "El-Wad Terrace", Israel.

La conclusión que extraen los autores apunta a que el creciente apego por la tierra que les rodeaba en las poblaciones que en origen eran cazadoras-recolectoras nómadas, es decir, su sedenterización, favoreció una revolución demográfica sin precedentes hasta entonces en la humanidad, en la que influyeron otros factores, como los primeros éxitos en el proceso para domesticar los cereales.

La selección genética que el hombre hizo en aquellos tiempos de los cereales provocó un cambio en las plantas del que aún hoy nos beneficiamos, explicó Santana: al cereal silvestre se le cae el grano muy pronto, con frecuencia antes de que madure; el cereal domesticado lo mantiene en la espiga hasta el momento en que es recolectado, lo que permite cultivarlo y cosecharlo ya maduro.

Esqueletos descubiertos en Ain Mallaha. Wikipedia.

Ello también pudo influir en la demografía, y no solo de la forma más evidente, como es garantizar una alimentación estable y almacenable. “El consumo de cereales eleva la fertilidad en las mujeres”, dijo Santana.

"Y no tener que desplazarse de forma constante de territorio en territorio detrás de las presas o en busca de frutas silvestres ayuda a que crezca la prole… y a poder cuidar de ella", añade.

Su tesis podría resumirse en que, en ese momento de la Prehistoria, el sedentarismo estableció las bases en Oriente Próximo de uno de los grandes saltos tecnológicos y culturales de la Humanidad hasta la fecha: la agricultura y ganadería, que comenzaron a liberar al hombre de los caprichos de la naturaleza. Los resultados subrayan, pues, una disminución en la movilidad humana y la migración a medida que la agricultura se volvió cada vez más dominante entre las estrategias de subsistencia a lo largo de la transición neolítica del Levante Sur.

Fuente: holanews.com | 4 de julio de 2021

La campaña de Atapuerca de este año se centrará en la búsqueda de presencia humana de hasta 600.000 años

Firma de renovación del convenio entre Fundación Atapuerca y Cajaviva y la Fundación Caja Rural. / RICARDO ORDÓÑEZ/ICAL

La campaña de excavaciones arqueológicas en la sierra de Atapuerca de este verano se centrará en poder confirmar la presencia humana de hasta 600.000 años (época Achelense) en el yacimiento de Gran Dolina, según subrayó este jueves, 17 de junio, uno de sus codirectores José María Bermúdez de Castro.

En este sentido, explicó que «el equipo de investigación de Atapuerca tiene muchas esperanzas en Gran Dolina porque el año pasado los investigadores se encontraron con un nivel en el que no esperábamos encontrar absolutamente nada y, sin embargo, apareció industria lítica». Es decir, explicó: «Hay presencia humana, no restos humanos, es decir, industria lítica en una época en la que Europa tiene muy pocos yacimientos con presencia humana».

Bermúdez de Castro indicó que se trata de una época en la que «probablemente hay una reposición de población». «La población que se va poco a poco extinguiendo o desapareciendo, que es la del Homo antecessor y hay una reposición de población que es la que trae la tecnología achelense», apostilló.

Así, subrayó que «esa época, que está en el orden de los 500.000/600.000 años, en Atapuerca todavía no había nada» y precisó que «ya este año hay». Por tanto, resaltó que los trabajos de este verano «se van a concentrar mucho en ese nivel» y «se van a dedicar mucho tiempo e ilusión», agregó, para ver «si se puede confirmar la presencia humana en esta época».

La campaña de excavaciones de Atapuerca se desarrollará de manera íntegra en el mes de julio (del 1 al 28) y, al igual que ocurrió el año pasado, será una campaña «inusual» debido a las restricciones por el COVID-19, pero con la confianza puesta en que también sea «exitosa». «Este año es un punto medio entre lo que pasó el año pasado, en una campaña que se salvó por los pelos», exclamó.

Excavaciones en la Gran Dolina

La intención es trabajar en todos los yacimientos de la sierra y citó algunos como Gran Dolina, Sima del Elefante, Cueva Fantasma, Galería de las Estatuas y Sima de los Huesos, además del Mirador y Portalón de Cueva Mayor, además del lavado de sedimentos en el río Arlanzón.

En cuanto a los investigadores, señaló que el pasado año se llevó a cabo únicamente con investigadores veteranos que gozaban de gran experiencia. Las previsiones para este 2021 son las mismas. No se contará con investigadores en prácticas, como medida de seguridad ante posibles contagios. «Este año habrá bastantes menos que en años anteriores, que llegaron a pasar hasta 250 personas. Esto no puede ser en una situación como la que tenemos ahora», afirmó. Por ello están organizando la forma de conseguir a tantos investigadores como se pueda, que podrían alcanzar el centenar.

Bermúdez de Castro hizo estas declaraciones a preguntas de los periodistas durante la renovación del convenio entre Fundación Atapuerca y Cajaviva y la Fundación Caja Rural, en el marco de la presentación de la beneficiaria de la ayuda a la investigación que Cajaviva y Fundación Caja Rural que otorgan a un joven investigador vinculado a Fundación Atapuerca.

Se trata de la renovación de una beca por 14.000 euros que ha permitido a Cecilia García Campos que continúen sus investigaciones con su estudio que se denomina 'Dimorfismo sexual de la morfología externa e interna de los caninos permanentes de las poblaciones actuales y del Pleistoceno de la Sierra de Atapuerca'.

Fuente: burgosconect.es | 17 de junio de 2021