Tan solo entre el 1,5 % y el 7 % de nuestro genoma es exclusivamente humano

Vía PxFuel.

Menos del 10% del genoma de una persona es exclusivo de los humanos modernos, y el resto se comparte con parientes humanos antiguos como los neandertales, según un nuevo estudio.

Los investigadores del estudio también encontraron que la porción de ADN que es exclusiva de los humanos modernos está enriquecida con genes involucrados con el desarrollo y función del cerebro. Este hallazgo sugiere que los genes para el desarrollo y la función del cerebro son lo que realmente nos distingue, genéticamente, de nuestros antepasados.

Sin embargo, no está claro qué significa este hallazgo en términos de las diferencias biológicas reales entre los humanos y los neandertales, dijo el autor principal del estudio, Richard E. Green (izquierda), profesor asociado de ingeniería biomolecular en la Universidad de California en Santa Cruz.

"Esa es una pregunta gigante que el trabajo futuro tendrá que desentrañar", dijo Green a WordsSideKick.com. "Al menos ahora sabemos dónde buscar".

Para el nuevo estudio, publicado el pasado viernes (16 de julio) en la revista Science Advances, los investigadores tenían como objetivo separar los genes que son exclusivos de los humanos de hoy en día en contraposición a los heredados de ancestros antiguos. Pero este proceso es complicado porque los humanos tienen variantes genéticas que comparten con los neandertales, no solo porque los dos grupos se cruzaron, sino también porque los humanos y los neandertales heredaron algunas de las mismas variantes genéticas de un ancestro común.

Así que los investigadores desarrollaron un algoritmo conocido como el "estimador gráfico de recombinación ancestral rápida", que les permitió diferenciar de manera más eficiente las partes del genoma que los humanos modernos heredaron debido al mestizaje con los neandertales y las partes que los humanos compartían con los neandertales antes de la división evolutiva entre los neandertales y los humanos, hace aproximadamente más de 500.000 años.

Utilizaron el algoritmo mencionado para analizar 279 genomas humanos modernos, dos genomas neandertales y un genoma de un denisovano, otro grupo de humanos arcaicos.

Descubrieron que solo entre el 1,5% y el ​​7% del genoma humano es exclusivo del Homo sapiens, libre de signos de mestizaje o variantes ancestrales.

Green describió el valor del 7% como la parte del genoma humano donde los humanos están más estrechamente relacionados entre sí que con los neandertales o los denisovanos. El valor del 1,5% es la parte que incluye las variantes genéticas que tienen todos los humanos, pero que ningún neandertal o denisovano tenía.

Más que un asunto de proporciones

Desde un primer vistazo, puede parecer inexplicable que más del 90% de nuestro ADN pueda estar relacionado con otras especies de homínidos. Ello sobre todo cuando tenemos en cuenta que la mayoría de la población no suele tener más de un 2% de genes de neandertal dentro de su código genético particular.

El detalle está en que, el 2% del genoma neandertal que tiene una persona no necesariamente es el mismo que tiene otra. En otras palabras, es como si cada individuo pudiera tener una pieza individual de un rompecabezas dejado por los neandertales cientos de miles de años atrás.

El genoma del ‘humano moderno’ está relacionado con el desarrollo del cerebro

Green dijo que él y sus colegas estaban sorprendidos por sus hallazgos. "Parece que gran parte del genoma no es exclusivamente humano", dijo. También se sorprendieron de que la mayoría de los genes dentro de esa porción del 1,5% al ​​7% fueran "genes que conocemos y reconocemos", que codifican en gran parte proteínas que se sabe que están involucradas en el desarrollo y la función del cerebro, en lugar de material genético que no es conocido por tener una función concreta.

Los investigadores también encontraron que las mutaciones específicas en los humanos surgieron a través de dos "explosiones" distintas de cambios genéticos adaptativos que ocurrieron hace unos 600.000 años y 200.000 años, dijeron los autores. Se desconoce exactamente por qué ocurrieron los cambios genéticos en esos momentos, o qué podría haber estado sucediendo en el medio ambiente para desencadenar esos cambios.

"Es extremadamente tentador especular con que una o varias de estas ráfagas tengan algo que ver con el increíble comportamiento social de los humanos, mediado en gran parte por nuestro control experto del habla y el lenguaje", aventura Green.

Centrarse en estas mutaciones y comprender exactamente lo que hacen en el cerebro puede ayudar a los investigadores a comprender cómo los humanos y los neandertales se diferenciaban cognitiva y biológicamente.

Por ejemplo, los investigadores pueden tomar células en una placa de laboratorio y editar genéticamente los genes humanos específicos para "devolverlos" a la versión neandertal, dijo Green. Green añadió que "no sería lo mismo que tener un neandertal real para estudiar, pero podría darte una idea molecular de lo que hizo ese cambio en la historia de la humanidad".

Fuentes: livescience.com | tekcrispy.com| 17 de julio de 2021

Hubo resiliencia, no colapso: lo que falla el mito de la Isla de Pascua

Ilustración de la estatuaria moai en Isla de Pascua (Rapa Nui). Crédito de imagen: Pixabay

Probablemente conozca esta historia, o una versión de ella: en la Isla de Pascua la gente tala todos los árboles, tal vez para hacer campos para la agricultura o para erigir estatuas gigantes en honor a sus clanes. Esta imprudente decisión llevó a un colapso demográfico catastrófico, quedando solo unos pocos miles de habitantes para presenciar el desembarco de los primeros barcos europeos en sus remotas costas en 1722.

Pero, ¿ocurrió realmente dicho colapso demográfico en el núcleo del mito de la Isla de Pascua? La respuesta es que no, según un nuevo trabajo de los antropólogos de la Universidad de Binghamton (USA), Robert J. DiNapoli y Carl P. Lipo.

Su investigación, "El cálculo bayesiano aproximado del registro de radiocarbono y paleoambiental muestra la resiliencia de la población en Rapa Nui (Isla de Pascua)", ha sido publicada recientemente en la revista Nature Communications. Los coautores incluyen a Enrico Crema, de la Universidad de Cambridge, Timothy Rieth, del Instituto Internacional de Investigación Arqueológica, y Terry Hunt, de la Universidad de Arizona.

La Isla de Pascua, o Rapa Nui en el idioma nativo, ha sido durante mucho tiempo un foco de investigación en cuestiones relacionadas con el colapso ambiental. Pero para resolver esas preguntas, los investigadores primero deben reconstruir los niveles de población de la isla para determinar si ocurrió tal colapso y, de ser así, en qué escala.

"Sobre Rapa Nui una gran parte de la discusión académica y popular sobre la isla se ha centrado en esta idea de que hubo un colapso demográfico y que el mismo está correlacionado en el tiempo con los cambios climáticos y ambientales", explica DiNapoli (izquierda), investigador asociado posdoctoral en estudios ambientales y antropología.

Algún tiempo después de que se colonizara, entre los siglos XII y XIII d. C., la isla, que fue una vez boscosa, quedó despojada de árboles; la mayoría de las veces, los estudiosos señalan que este desmonte fue impulsado por los humanos para desarrollar la agricultura y por la introducción de especies invasoras como las ratas. Estos cambios ambientales, según el argumento, redujeron la capacidad de recuperación de la isla y llevaron a un declive demográfico.

Además, alrededor del año 1500, hubo un cambio climático en el Índice de Oscilación del Sur; ese cambio llevó a un clima más seco en Rapa Nui.

“Un argumento es que los cambios en el medio ambiente tuvieron un impacto negativo. La gente, por lo general, ve que hubo una sequía y se dice: 'Bueno, la sequía causó estos cambios'”, dijo Lipo (derecha), profesor de antropología y estudios ambientales y decano asociado de Harpur College. “Y sí, hubo cambios. Su población cambió y su entorno también; con el tiempo, las palmeras se perdieron y al final el clima se volvió más seco. Pero, ¿esos cambios realmente explican lo que estamos viendo en los datos demográficos a través de la datación por radiocarbono?".

Reconstruyendo cambios poblacionales

Los arqueólogos tienen diferentes formas de reconstruir el tamaño de una población utilizando medidas indirectas, como observar las diferentes edades de los individuos en los sitios de enterramiento o contar los lugares con casas antiguas. Esta última medida puede ser problemática porque hace suposiciones sobre la cantidad de personas que viven en cada casa y si las casas fueron ocupadas al mismo tiempo, dice DiNapoli.

Sin embargo, la técnica más común utiliza la datación mediante radiocarbono para rastrear el alcance de la actividad humana durante determinado momento a lo largo del tiempo y extrapolar los cambios de población a partir de esos datos. Pero las fechas de radiocarbono pueden ser inciertas, reconoce DiNapoli.

Ahora, por primera vez, DiNapoli y Lipo han presentado un método que puede resolver estas incertidumbres y mostrar cómo los cambios en el tamaño de la población se relacionan con las variables ambientales a lo largo de un periodo temporal.

Los métodos estadísticos estándar no funcionan cuando se trata de vincular los datos de radiocarbono con los cambios ambientales y climáticos, así como los cambios de población relacionados con ellos. Hacerlo implicaría estimar una "función de verosimilitud", que actualmente es difícil de calcular. Sin embargo, el Cálculo Bayesiano Aproximado es una forma de modelado estadístico que no requiere una 'función de verosimilitud' y, por lo tanto, brinda a los investigadores una solución alternativa, explica DiNapoli.

Una vista de costa de la Isla de Pascua (Rapa Nui) Crédito de la imagen: Pixabay.

Mediante el empleo de esta técnica los investigadores determinaron que la isla experimentó un crecimiento poblacional constante desde su asentamiento inicial hasta el contacto europeo en 1722. Después de esa fecha, dos modelos muestran una posible meseta poblacional, mientras que otros dos modelos muestran una posible disminución.

En resumen, no hay evidencia de que los isleños usaran las palmeras -ahora desaparecidas- como alimento, lo que es un punto clave de muchos mitos sobre el colapso. La investigación actual muestra que la deforestación se prolongó y no dio como resultado en una erosión catastrófica, pues los árboles fueron finalmente reemplazados por jardines cubiertos de piedra que aumentaron la productividad agrícola. Y, durante las épocas de sequía, la gente pudo haber dependido de las filtraciones costera de agua d...

La construcción de las estatuas moai, consideradas por algunos como un factor que contribuyó al colapso, en realidad continuó incluso después de la llegada de los europeos.

En resumen, la isla nunca tuvo más de unos pocos miles de personas antes del contacto europeo, pero su número estaba aumentando en lugar de disminuir, según muestra la investigación.

“Esas estrategias de resiliencia tuvieron mucho éxito, a pesar de que el clima se volvió más seco”, sostiene Lipo. “Son un caso realmente bueno de resiliencia y sostenibilidad”.

Foto: Plataforma de estatuas restaurada con moai de pie en la costa sur de Rapa Nui. Crédito de la imagen: Sean Hixon.

Enterrando el mito

¿Por qué, entonces, persiste la narrativa popular del colapso en la Isla de Pascua? Es probable que tenga menos que ver con el antiguo pueblo Rapa Nui que con nosotros mismos, explica Lipo.

El concepto de que los cambios en el medio ambiente afectan a las poblaciones humanas comenzó a despegar en la década de 1960, recuerda Lipo. Con el tiempo, ese enfoque se volvió más intenso, ya que los investigadores comenzaron a considerar las variaciones en el medio ambiente como un motor principal de cambios y transformaciones culturales.

Pero esta correlación puede derivar más de preocupaciones modernas con la contaminación impulsada por la industrialización y el cambio climático, en vez de ser resultado de evidencias arqueológicas. Los cambios ambientales, señala Lipo, ocurren en diferentes escalas de tiempo y en diferentes magnitudes. Y la forma en que las comunidades humanas responden a estos cambios varía.

Tomemos un ejemplo clásico de sobreexplotación de recursos: el colapso de las pesquerías de bacalao en el noreste de Estados Unidos. Si bien las economías de las comunidades individuales pudieron haber colapsado, los esfuerzos de recolección más grandes simplemente se trasladaron al otro lado del mundo.

En una isla solitaria, sin embargo, la sostenibilidad es una cuestión de supervivencia de la comunidad y los recursos tienden a manejarse de manera conservadora. Un paso en falso en la gestión de recursos podría tener consecuencias tangibles y catastróficas, como el hambre.

"Las consecuencias de sus acciones son inmediatamente obvias para usted y para todos los que lo rodean", dice Lipo.

Lipo reconoció que los defensores de la historia del colapso de la Isla de Pascua tienden a verlo como un negacionista del cambio climático; enfáticamente ese no es el caso. Pero advirtió que las formas en que los pueblos antiguos lidiaron con los cambios climáticos y ambientales no reflejan necesariamente las crisis globales actuales y su impacto en el mundo moderno. De hecho, pueden tener mucho que enseñarnos sobre resiliencia y sostenibilidad.

"Existe una tendencia natural a pensar que las personas en el pasado no eran tan inteligentes como nosotros y que de alguna manera cometieron todos estos errores, pero en realidad es lo contrario", concluye Lipo. “Tuvieron descendencia y el éxito que creó el presente. Aunque sus tecnologías pueden ser más simples que las nuestras, hay mucho que aprender sobre el contexto en el que pudieron sobrevivir".

Fuente: Universidad de Binghamton | 8 de julio de 2021

La difusión cultural generalizada del conocimiento comenzó hace unos 400.000 años

Los diferentes grupos de homínidos probablemente aprendieron unos de otros mucho antes de lo que se ha venido pensando, y ese conocimiento también se distribuyó geográficamente mucho más. Un estudio realizado por arqueólogos de la Universidad de Leiden sobre el uso del fuego muestra que hace 400.000 años ya debían haberse intercambiado conocimientos y habilidades a través de las redes y grupos sociales. El trabajo de investigación ha sido publicado en la revista PNAS.

"Hasta la fecha, siempre se pensó que la difusión cultural comenzó, en realidad, hace sólo 70.000 años cuando los humanos modernos, el 'Homo sapiens', comenzaron a dispersarse. Pero el registro del uso del fuego parece demostrar que esto sucedió mucho antes", dice la arqueóloga e investigadora Katharine MacDonald (izquierda).

Junto con Wil Roebroeks, profesor de Evolución del Nicho Humano, el arqueólogo Fulco Scherjon, la estudiante de maestría en investigación Eva van Veen y Krist Vaesen, profesor asociado de Filosofía de la Innovación en la Universidad Tecnológica de Eindhoven, MacDonald realizó una investigación sobre los rastros de fuegos realizados por homínidos en yacimientos arqueológicos de varios lugares del mundo. "Decidimos comenzar a mirar de manera diferente los datos de décadas de investigación arqueológica".

Difusión cultural

La difusión cultural es la distribución generalizada de objetos, técnicas o prácticas particulares por parte de personas u homínidos. Los ejemplos incluyen canciones o rimas para niños, las cuales, ya sea que los cante un niño en los Estados Unidos en inglés o en Europa en un idioma europeo, a menudo suenan igual. Esto se debe a que la gente ha transmitido el conocimiento de la melodía y también, por ejemplo, el ritmo de las palmas a través de un proceso de aprendizaje.

Pequeños fragmentos de huesos quemados del Paleolítico hallados en L'Abri Pataud, en la Dordoña, Francia. Crédito: Universidad de Leiden.

En muchos de esos sitios, en África, Europa, y posiblemente también China, los investigadores encontraron rastros comparables -o combinaciones de rastros- tales como carbón, huesos carbonizados y piedras que habían sido sometidas al fuego "No creemos que estas similitudes puedan deberse a que los primeros predecesores de los humanos viajaran a grandes distancias, o a que desarrollaran técnicas particulares por separado, por ejemplo, puesto el cerebro humano experimentó un crecimiento repentino. No hay ninguna indicación para eso", explica MacDonald.

La única otra posibilidad es que diferentes grupos de homínidos se transmitieran entre sí estas técnicas, así como el conocimiento de las materias primas, y que, para ello, debieron existir redes sociales primitivas.

La teoría del equipo de investigación está respaldada por hallazgos arqueológicos de un tipo particular de herramientas de piedra de un período algo posterior. Estas herramientas, fabricadas mediante lo que se conoce como técnica Levallois, aparecen durante un período muy corto en un número creciente de lugares en el Viejo Mundo. También hay rastros genéticos que muestran que diferentes poblaciones de homínidos debieron haber estado en contacto mutuo.

Una herramienta realizada con la técnica Levallois y encontrada durante una excavación en la región de Belvédère, en Maastricht, Países Bajos. Crédito: Universidad de Leiden.

Antropología, primatología y ciencias sociales

Los investigadores analizaron no solo las evidencias arqueológicas de la propagación del uso del fuego, sino también lo que se necesita para intercambiar ese conocimiento. Por lo tanto, necesitaban saber de qué manera los tipos particulares de homínidos podrían haber estado en contacto social entre sí. MacDonald: "Se convirtió en un estudio fuertemente interdisciplinario. Además de los datos arqueológicos, también integramos el conocimieno de la antropología, la primatología y las ciencias sociales. Eso es algo de lo que estoy muy orgullosa".

"Emocionante y al mismo tiempo aterrador", así describe MacDonald la publicación de los resultados de la investigación en la revista científica PNAS . "Hemos trabajado en el artículo durante un año y medio, el cual fue reescrito por completo dos veces mientras lo compartíamos con solo un par de colegas. Pero ahora todo el mundo puede leerlo y sin duda habrá gente que no esté de acuerdo con nosotros".

Aún así, esperan que el artículo dé lugar a nuevas preguntas en arqueología y otras disciplinas científicas. Para MacDonald, la pregunta más importante es: ¿qué fue lo que hizo posible la difusión cultural generalizada hace 400.000 años? "Espero que podamos cambiar la discusión sobre el uso del fuego por parte de los homínidos. Que veamos más lo que significó el uso del fuego para el desarrollo humano y cómo el mismo se relaciona con el cambio social".

Fuente: Universidad de Leiden| 20 de julio de 2021

Cerámica, enterramientos y cuchillos, nuevos hallazgos en Marroquíes Bajos (Jaén)

Visita al Parque Arqueológico de Marroquíes Bajos - AYUNTAMIENTO DE JAÉN

El yacimiento del Parque Arqueológico Marroquíes Bajos de Jaén está dando resultados muy prometedores como demuestra su hallazgo más reciente, unos cuchillos de sílex con más de 4.000 años de antigüedad. Entre los hallazgos del proyecto se han excavado sobre todo piezas de cerámica, pieles y materiales domésticos de la época romana. Sin embargo hay descubrimientos más sorprendentes, entre los que destaca una necrópolis visigoda visible muy bien conservada.

Este yacimiento arqueológico se caracteriza por contener una gran variedad de elementos de épocas distintas. Así se han encontrado restos de la época calcolítica, ibérica, romana, visigoda y también medieval islámica, contando a través de sus piedras el amplio pasado histórico de la capital.

«Esta parcela va a estar dando continuamente sorpresas», comentó ayer el concejal de Cultura, José Manuel Higueras, en su visita al sitio arqueológico. «Con ello y gracias a la ayuda de la Fundación Caixabank intentaremos dar a conocer entre los vecinos la arqueología, el resultado y la historia de esta ciudad que se cuenta entre las más antiguas de Europa, dado que su ocupación data desde el año 3.000 A.C. hasta hoy, más de 5.000 años de historia».

Por su parte, Ana Molina, directora de Caixabank en Jaén, que junto con otros responsables de esta entidad acompañaron ayer al concejal en su visita al yacimiento, aprovechó para destacar la importancia de hacer accesible estos hallazgos a los colectivos más vulnerables. «Es una alegría que podamos ofrecer una posibilidad de acercamiento a esta parte de nuestra cultura, de la arqueología, a colectivos para los que no es tan accesible».

Restos de huesos. / I.M.

Aula didáctica

La fundación La Caixa y CaixaBank, junto con el Ayuntamiento de Jaén, han participado en la creación de un aula didáctica donde se presta una labor educacional a colectivos, colegios y entidades sociales que quieran conocer esta muestra de patrimonio, de forma que los últimos hallazgos sean accesibles y compatibles con el aprendizaje. Además, este aula didáctica también sirve como centro de operaciones a los técnicos y voluntarios que se encuentran trabajando en las excavaciones.

Este voluntariado es intergeneracional y permite obtener experiencia práctica a estudiantes y trabajadores que estén interesados en progresar en el campo de la arqueología. Así arqueólogos, topógrafos, historiadores de arte y otras profesiones relacionadas han decidido ocupar parte del verano en descubrir los restos de nuestra ciudad.

Foto: Perfil del lienzo de muralla descubierto en el solar del nuevo edificio de Hacienda. / © CELIA MONDÉJAR / Ideal.es

«Trabajar en el yacimiento me está permitiendo conocer el sector y ver cómo es todo de cerca» señala Santiago Aguirre, estudiante de tercer año de Arqueología y voluntario del proyecto. «Se trabaja mucho, pero es una experiencia muy interesante. Además hemos tenido la suerte de haber podido destapar las tumbas y ha sido muy emocionante poder formar parte de un hallazgo como ese».

Así también opina Lorena Montoro, otra de las voluntarias graduada también en Arqueología. «He venido aquí para coger experiencia para futuros trabajos» confiesa.

Aguirre y Molina forman parte del grupo de voluntarios que llegaron a las excavaciones hace dos semanas y que permanecerán en las mismas hasta mañana 16 de julio, momento en el que se dará paso a otro nuevo grupo. En total 25 nuevas personas venidas de toda España que colaborarán con el Ayuntamiento de Jaén para descubrir nuevos restos de patrimonio en esta excavación que cuenta con 8.000 metros cuadrados de historia.

Fuente: ideal.es | 14 de julio de 2021

Nuevos aspectos relacionados con el procesamiento de plantas en el asentamiento neolítico de Çatalhöyük (Turquía)

Foto: Vista parcial del yacimiento de Çatalhöyuk (Turquía)

Un estudio realizado por investigadores del grupo de investigación Cultura y Dinámica Socioecológica (CaSE) de la Universidad Pompeu Fabra (España) y la Universidad de Leicester (Reino Unido) ha proporcionado una imagen muy dinámica en torno al uso y la importancia de los recursos vegetales silvestres -hasta ahora desconocidos- en el enclave neolítico de Çatalhöyük, (Anatolia, Turquía). Los investigadores han llevado a cabo su trabajo combinando el análisis de restos microbotánicos y rastros de uso y desgaste en varios contenedores de piedra recuperados en el sitio, el cual, en el pasado, albergó una de las primeras sociedades agrícolas de la humanidad.

Çatalhöyük es un sitio arqueológico patrimonio de la humanidad ubicado en Anatolia (Turquía) que fue habitado durante el Neolítico, entre el 7.100 y el 6.000 a.C. Este yacimiento ha recibido atención mundial por su tamaño y por ser uno de los primeros núcleos urbanos con una alta densidad de viviendas aglomeradas, a las que se accede por el techo y que en su interior contenía elaboradas pinturas murales. El asentamiento ha sido estudiado de modo continuo durante casi tres décadas y ha proporcionado una gran cantidad de restos arqueobotánicos (restos carbonizados de plantas) y una amplia gama de artefactos de piedra y herramientas utilizadas para procesar recursos vegetales.

Ubicación del sitio y mapa del plano del montículo oeste y las áreas norte y sur en el montículo este (Camilla Mazzucato; Proyecto de investigación Çatalhöyük).

Un enfoque innovador que analiza los residuos atrapados en la superficie de los implementos de molienda

A pesar de la extensa investigación realizada en la zona, gran parte de lo que se sabe sobre las prácticas agrícolas y el uso de recursos vegetales, tanto en Çatalhöyük como en muchos otros asentamientos arqueológicos, se basa en el estudio de restos carbonizados. Sin embargo, estos restos se producen de forma causal, ya sea al cocinar alimentos o debido a un incendio accidental, lo que da una imagen limitada del uso de los recursos vegetales en el pasado.

"Hemos recuperado residuos atrapados en los pequeños hoyos y hendiduras de estos artefactos de piedra que se remontan al momento de haber sido utilizados. Posteriormente hemos realizado el estudio de los restos microbotánicos obtenidos y así hemos podido saber qué tipos de plantas se habían procesado con estos artefactos en el pasado", dicen los investigadores.

El estudio llevado a cabo, y publicado en PLOS ONE, ha sido liderado por Carlos G. Santiago-Marrero, investigador predoctoral del grupo de investigación Cultura y Dinámicas Socioecológicas (CaSEs) del Departamento de Humanidades de la UPF, junto a Carla Lancelotti y Marco Madella, profesores investigadores y miembros ICREA-UPF of CaSEs, y Christina Tsoraki, de la Escuela de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Leicester (Reino Unido), y en el mismos se ha utilizado un enfoque innovador basado en el análisis de restos microscópicos extraídos de implementos de trituración de tres contextos domésticos, atribuidos al Periodo Medio (6.700-6.500 a.C.) y Tardío (6500-6.300 a.C.) de ocupación del asentamiento.

Entre los restos microscópicos estudiados por los investigadores se encuentran los fitolitos (provenientes de la deposición de sílice opalino en las células vegetales y paredes celulares), los cuales brindan pistas sobre la presencia de partes anatómicas, como los tallos y cáscaras de las plantas, entre ellas el trigo y la cebada. Otro residuo estudiado son los almidones, compuestos de glucosa, creados por las plantas para almacenar energía y que se encuentran en grandes cantidades en muchas partes comestibles de las mismas, tales como semillas y tubérculos.

Gracias a la combinación de estas dos líneas de estudio los investigadores han demostrado que, aunque la comunidad de Çatalhöyük se basaba en una economía agrícola por definición, cultivando cereales y hortalizas (trigo, avena, guisantes), seguía habiendo mucha explotación de los recursos silvestres fuera del espectro de recursos domésticos, los cuales aún no se habían encontrado en este sitio.

Artefactos y edificios que forman parte de este estudio. A) Instalación de rectificado fijo, Edificio 80, Espacio 135; a.1). Herramienta para moler; B) Almacén; b.1) amoladora; b.2) herramienta de amolar / abrasiva; b.3) herramienta de amolar; b.4) losa de molienda; C) Grupo de artefactos; c.1) amoladora; c.2) amoladora; c.3) amoladora. Créditos de las fotos: Jason Quinlan, Kate Rose y Uğur Eyilik, Marco Madella (Proyecto de investigación Çatalhöyük)

Uso de recursos vegetales silvestres para diversificar la dieta, a través de un procesamiento complejo.

“La evidencia microbotánica ha contribuido a nuestro conocimiento sobre las plantas utilizadas en el pasado y ha ayudado a identificar la presencia de plantas silvestres y diversos aspectos relacionados con posibles estrategias para explotar estos recursos, tanto para diversificar la dieta como para suplir cualquier déficit calórico que pudiera haber surgido en tiempos de escasez”, afirman los investigadores.

Estos recursos vegetales silvestres eran tan importantes como los domésticos y probablemente se usaban regularmente para complementar la dieta básica.

“Entre nuestros hallazgos hemos demostrado que la comunidad utilizó una amplia gama de plantas tuberosas, muchas de ellas pertenecientes a familias taxonómicas potencialmente tóxicas, que requieren un procesamiento o uso complejo. Esto demuestra el gran conocimiento fitocultural que poseía esta comunidad”, subrayan los autores.

“Además, muchas de estas plantas tuberosas tenían ciclos de vida estacionales muy restrictivos, lo que nos ha ayudado a inferir las posibles formas de organizar y explotar el entorno vegetal en diferentes épocas del año”.

Otro aspecto importante revelado por el estudio es el procesamiento de semillas de mijo silvestre, que nunca se habían encontrado entre los restos carbonizados de plantas hallados en el yacimiento.

Rastros de micro-desgaste y residuos microbotánicos en la cara de uso de un molinillo. A) nivelación de granos (aumento 30x); B) micropulido de plantas (leguminosas); C) observaciones de baja potencia en nivelación de granos (aumento 20x); D) planta (leguminosas) micropulido y; G) Fitolito de psilato liso alargado; H) grano de almidón de Triticeae dañado por la presión; I) Agregado de almidones de Triticeae. Imágenes microbotánicas con aumento de 400x.

Huellas de uso-desgaste en las superficies de los implementos de procesamiento que denotan varios usos.

El análisis de las huellas de uso-desgaste en las superficies de los implementos en los que se procesaban las plantas, producidas por el uso en diversas actividades, ha permitido a los investigadores inferir diferentes tareas para las que se utilizaron las herramientas.

Gracias a estos análisis, han descubierto historias de vida muy diversas de estos implementos y la estrecha relación con diversos aspectos relacionados con el procesamiento de recursos vegetales y otras actividades domésticas. “Al combinar la evidencia microbotánica con las trazas de uso, hemos descubierto procesos como el descascarillado de granos, la molienda de leguminosas, tubérculos y cereales, e incluso el uso de estos implementos en otras actividades no relacionadas con el procesamiento de plantas”.

Fuentes: phys.org | Universidad Pompeu Fabra | 13 de julio de 2021

Localizado un espectacular sarcófago visigodo en la Villa Romana de Los Villaricos de Mula (Murcia)

Sarcófago visigodo hallado en Villaricos. M. F.

El equipo de investigación de la Universidad de Murcia, liderado por el catedrático de Historia Antigua, Rafael González Fernández y los arqueólogos Francisco Fernández Matallana, José Javier Martínez y José Antonio Zapata, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Mula han hallado en la necrópolis de amortización de la villa romana de Los Villaricos (Mula, Murcia), un sarcófago de época visigoda (siglos VI-VII d. C.). El hallazgo se producía este jueves, como consecuencia de la campaña de excavación que comenzó el pasado lunes día 12 de julio, y que habitualmente se desarrolla todos los veranos con la participación de la Universidad de Murcia, el Ayuntamiento de Mula y la Fundación CajaMurcia. Los investigadores abrieron el sarcófago hacia el mediodía de este viernes y, tras una primera observación del contenido, encontraron restos humanos, así como otros elementos que tendrán que analizarse para comprobar su procedencia.

El alcalde de Mula, Juan Jesús Moreno, junto a miembros de la Corporación Municipal, visitaban esta mañana la villa romana de los Villaricos quedando sorprendidos por el hallazgo del sarcófago, que se produce como consecuencia de las actuaciones que en los últimos años desarrolla el equipo de investigación de la Universidad de Murcia en la necrópolis que se originó junto a la iglesia de planta basilical tras el abandono de la villa en el siglo V d. C.

Este sarcófago es el único de estas características en el sureste español. A. M.

La directora general de Patrimonio, María Dolores Sánchez Alarcón, que ha visitado Villaricos, destacó la importancia del hallazgo y comentó que «se trata de un momento muy importante para la Región y estoy muy emocionada por estar en este yacimiento». También mostró su admiración por los alumnos y técnicos arqueólogos que están trabajando en Villaricos, así como con el ayuntamiento de Mula por su preocupación por la conservación del patrimonio cultural. «Solo quiero transmitir mí alegría y mi orgullo por ver esa perspectiva de futuro sostenible», remarcó la directora.

El interior del sarcófago visigodo descubierto este viernes en Mula y del que ya han sido retirados los restos óseos de su interior. / LV

Tal y como ha explicado el director de la excavación, Rafael González (izquierda), “la campaña de este año estaba centrada en terminar de excavar los tres últimos enterramientos de la necrópolis y continuar con las labores de excavación del complejo situado al norte de la villa donde en los últimos años habíamos documentado un nuevo conjunto de piletas. No esperábamos este hallazgo espectacular, que viene a corroborar la cronología de la necrópolis que ya teníamos fechada por los análisis de C-14 de algunos enterramientos.”

Por su parte, Juan Jesús Moreno, se mostraba entusiasmado por el hallazgo y explicaba “que el compromiso del Ayuntamiento de Mula y de toda la Corporación con los trabajos arqueológicos es absoluto, así como con la Universidad de Murcia, que año tras año viene trabajando incansablemente para el patrimonio de nuestro municipio. Prueba de ello es la aprobación en Junta de Gobierno Local del contrato suscrito con la Universidad de Murcia para la redacción del Plan Director de este yacimiento”.

El concejal de Cultura y Patrimonio Histórico, Diego J. Boluda, incidía en la importancia del hallazgo para el patrimonio arqueológico de Mula y en la gestión que en los últimos meses ha llevado con la Universidad de Murcia para la firma del contrato para la redacción del mencionado del Plan Director de Los Villaricos. “Hace unos días el Consejo de Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Murcia aprobaba el contrato para la redacción del Plan Director, último paso para la aprobación por parte del Ayuntamiento del contrato y de repente, en los primeros días de excavación, se descubre este sarcófago que muestra la potencia arqueológica de Villaricos y confirma nuestra apuesta por la Universidad de Murcia. Sin duda, la pieza ocupará un lugar preferente en el Museo Ciudad de Mula, explicaba.

Este año, como consecuencia de la pandemia de la covid-19, la excavación arqueológica se ha realizado cumpliendo todas las medidas sanitarias recomendadas, reduciéndose la participación de los estudiantes y graduados de arqueología de la Universidad de Murcia a un número de 16 personas. La campaña se desarrollará entre los días 12 y 24 de julio.

Detalle en la cabecera del sarcófago con un sencillo crismón, donde la letra X (ji) desaparece en favor de una línea horizontal en la parte media de la letra P (ro).

Fuentes: laopiniondemurcia.es | laverdad.es | 16 de julio de 2021