Descubren un espectacular depósito militar romano con armas y herramientas quirúrgicas en Menorca

Vista genérica de la excavación en el yacimiento de Son Catlar. Fernando Prados. UA

El equipo de investigadores liderados por el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la Universidad de Alicante ha descubierto en Son Catlar (Ciutadella, Menorca) un depósito completo de materiales militares romanos.

Fernando Prados (izquierda), profesor titular de Arqueología en la UA y director del Proyecto Modular: arquitectura fenicia y púnica, ha calificado los hallazgos realizados durante esta campaña en el yacimiento de "espectaculares".

Los investigadores -el equipo está integrado por expertos de las universidades de Alicante, Murcia, Granada, Cádiz y Museu de Ciutadella- han estado excavando este mes de julio en el yacimiento menorquín de Son Catlar, el más extenso de toda la isla. La campaña ha sido enormemente fructífera, reuniendo numerosos materiales datados en torno al siglo I a.C. y relacionados con la presencia del ejército romano, que van desde armas hasta herramientas quirúrgicas.

"Estamos aportando a la nueva sede del Museu de Ciutadella un espectacular conjunto de materiales", ha subrayado subraya Fernando Prados en una nota de prensa enviada por la Universidad de Alicante. Tras un año sin poder excavar en el antiguo poblado talayótico, el único de las Baleares que conserva prácticamente intacta su muralla ciclópea, por causa de la pandemia de Covid-19, los arqueólogos han retomado el trabajo en la llamada zona de la puerta en codo.

Sonda espátula. Instrumental quirúrgico romano. Fernando Prados UA
Este tipo de estructuras eran características de la cultura púnica, y funcionaban como un sistema de defensa para protegerse de los posibles asedios de los romanos. Tras la conquista, los invasores probablemente enterraron el material recuperado buscando congraciarse con la ayuda divina. "Los soldados romanos eran muy supersticiosos y solían realizar estos ritos. En su época, el mundo de las puertas estaba cargado de magia. Los romanos daban un valor sagrado a las puertas de las ciudades, y sellar definitivamente una, conllevaría ciertas acciones de carácter mágico", ha valorado el arqueólogo.

"El hallazgo de esta puerta cerrada ha supuesto un enorme salto hacia adelante en el conocimiento de la historia de Menorca", según se ha recalcado desde la UA. De la excavación de la esta parte del yacimiento y de la calle que parte desde la misma ha resultado el hallazgo de un depósito completo de materiales, enterrados por encima del nivel del suelo. Se trata de una gran cantidad de objetos típicos que portaban los militares romanos: armas, cuchillos, tres puntas de flecha, puntas de lanza, proyectiles, herramientas quirúrgicas o una sonda espátula de bronce.

Intervención en el área norte de la muralla del yacimiento de Son Catlar, Menorca.

Vista general de la puerta en codo y la garita documentadas en el lienzo occidental.

Si bien no es extraño encontrar este tipo de material, sí lo es, en cambio, que se encuentre en tan buen estado, han apuntado los expertos. Fernando Prados ha señalado que la razón puede deberse precisamente al carácter de protector mágico que le atribuían los romanos en su defensa contra los malos espíritus a la hora de sellar puertas.

La conservación de todo el perímetro de la muralla en Son Catlar sitúa el yacimiento como fuente de gran valor, puesto "da mucho juego para estudiar la arqueología del conflicto y de la guerra". El programa científico del Proyecto Modular en la isla cuenta con el respaldo económico del Consell Insular de Menorca, el INAPH y el camping Cap Blanch, y con el apoyo logístico del Ajuntament de Ciutadella y la Asociación Histórico-Arqueológica Martí i Bella.

Fuente: elespañol.com | 28 de julio de 2021

Hallan la evidencia más antigua de presencia humana en Atapuerca: 1,4 millones de años

El consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Javier Ortega (segundo por la izquierda), y los codirectores del Proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga (izquierda), José María Bermúdez de Castro (derecha) y Eudald Carbonell (tercero por la izquierda), presentan los resultados de la campaña de excavaciones de 2021 en los yacimientos de Atapuerca. RICARDO ORDÓÑEZ / ICAL AGENCIA.

La sierra de Atapuerca, enclave fundamental en la evolución humana, estuvo habitada incluso antes de lo que se creía hasta ahora. Una lasca de cuarzo encontrada en la Sima del Elefante durante la última campaña de excavación, cuyos resultados han sido avanzados este lunes, ha revelado que la sierra burgalesa estuvo ocupada hace ya 1,4 millones de años, al menos cien mil años antes de lo que se había podido demostrar.

"Se ha encontrado en el complejo más antiguo de la sierra, lo que demuestra que hay presencia humana desde que se abre la primera cueva hasta el último momento", explica en conversación telefónica Marina Mosquera (izquierda), investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y una de las paleontólogas que ha participado en la campaña.

En 2008 se recuperó un fragmento de mandíbula datado hace 1,2 millones de años y que hasta el momento, era el resto óseo más antiguo documentado en la sierra. Fue catalogado como Homo sp, es decir, de una especie indeterminado (derecha).

La lasca de cuarzo encontrada en la campaña de 2021 es pequeña, pero supone un gran descubrimiento para el equipo de Atapuerca. Se recuperó en el nivel 7 de Sima del Elefante, la zona de mayor antigüedad, y retrasa la cronología de la llegada a este lugar de las primeras poblaciones europeas hasta hace 1,4 millones de años, un período con escasez de evidencias de ocupación humana en Europa. Este hallazgo, unido al descubrimiento de industria lítica de 700.000 años de antigüedad en el nivel denominado TD8 del yacimiento Gran Dolina, avala la presencia humana continuada en la Sierra durante este largo periodo de tiempo, algo excepcional en el continente.

La lasca de cuarzo hallada en la Sima del elefante en la Sierra de Atapuerca. María Guillén.

La sorpresa de este descubrimiento fue poder demostrar que en el nivel TD 8 de la Gran Dolina, donde se encontraron diez instrumentos, no había despoblamiento, como anteriormente se pensaba. "No se trata de una gran ocupación, pero se trata de una presencia que hace que el asentamiento humano sea continuo, desde ese momento hasta que se colapsan todas las cuevas y se cierran por falta de hueco", declara la investigadora.

Pese a las restricciones de la pandemia, las excavaciones de este año empezaron el 1 de julio y finalizaran el próximo miércoles. El IPHES-CERCA y la Universitat Rovira i Virgili (URV) participan con 52 personas que excavan en Gran Dolina, Galería, Sima del Elefante, Cueva Fantasma y El Mirador, cinco de los 11 yacimientos en activo de la Sierra de Atapuerca. El hallazgo más importante hasta ahora es esta lasca de cuarzo. "Tiene gran relevancia tanto a nivel científico como de interpretación", afirma Mosquera.

Un momento de la presentación de los resultados de la campaña de excavaciones de este año en Atapuerca.

Junto a este descubrimiento que da una nueva perspectiva sobre los asentamientos humanos en Europa, se han evidenciado otros datos, como la continuidad en la ocupación de la zona. Además de verse reforzada la teoría que afirma que hace más de un millón de años las temperaturas eran más templadas y húmedas gracias a los restos óseos de diferentes taxones (entre los que predominan las tortugas y los suidos, un tipo de mamífero no rumiante).

Foto: Cabe mencionar, igualmente, que también se ha hallado en la Sima de los Huesos (430.000 años) un fragmento parietal (cabeza) y un astrágalo (hueso del pie) humanos.

Cueva Fantasma ©Susana Santamaría / Fundación Atapuerca.

Neandertales de hace 70.000 años

La cantidad de industria lítica hallada en el yacimiento Cueva Fantasma es notable en comparación con campañas anteriores. Destacan varias raederas (herramientas para raer) de excelente factura, una magnífica lasca de sílex con marcas de haber sido usada y otros restos que sugieren un proceso de talla. Según el equipo de Atapuerca, estos restos evidencian la presencia de actividad humana y uso de este espacio por parte de las comunidades neandertales hace alrededor de 70.000 años.

También se ha podido averiguar más sobre las actividades agrícolas y ganaderas que llevaron a cabo nuestro antepasados en la zona: las primeras técnicas de pastoreo, la utilización de algunos espacios, como la Galería, para la obtención de recursos cárnicos; o la documentación de diferentes episodios de combustión con una antigüedad de 6.000 años, relacionados con la quema del estiércol de los rebaños que se guardaban en la cueva. Una práctica destinada a reducir el volumen de los residuos y a eliminar parásitos.

En total se han recuperado más de 1.500 restos de fauna y de instrumentos líticos asociados. La fauna se compone principalmente de restos de ciervos y caballos que fueron procesados en el interior de la cueva, como sugieren las marcas de corte identificadas. Otros restos de tipo salvaje encontrados junto a las piezas, como una una mandíbula de rinoceronte de la especie Stephanorhinus etruscus que encaja con un cráneo recuperado en 1991, ayudan a situar cómo era el entorno de la Sierra de Atapuerca. También se han identificado fósiles de osos, hienas, rinocerontes, zorros y bisontes.

Mandíbula de rinoceronte hallada en Atapuerca. Efe

Por último han obtenido numerosos restos de cultura material, de unos 6.700 años de antigüedad, como diversos ornamentos, entre los que destacan colgantes realizados con caninos de ciervo perforados, y nuevos fragmentos de brazaletes de mármol, que se suman a los recuperados durante la campaña de 2019. Se cree que los brazaletes pertenecen a redes de intercambio, ya que ese mármol se sitúa en Andalucía y no en Burgos.

Todos estos hallazgos, arrojan luz sobre el pasado de la sociedad. Cuentan la historia de los primeros habitantes que encontraron un terreno idóneo para asentarse y lo amoldaron a sus necesidades. Permite conocer el avance de la especie, como dice Mosquera: "Tenemos un recorrido de 1'4 millones de años".

Fuentes: elmundo.es | larazon.es | elespanol.com | 26 de julio de 2021

Encuentran en Hungría, en una urna de la Edad del Bronce, restos de fetos gemelos y de una madre perteneciente a la élite social

Los restos de la mujer de élite (izquierda) y los fetos de los gemelos (derecha) fueron incinerados, pero algunos de sus huesos (arriba) no se quemaron por completo. (Crédito de la imagen: Cavazzuti et al., 2021, PLOS One; CC BY 4.0 )

Durante la Edad del Bronce, en lo que ahora es Hungría, una mujer embarazada de gemelos tuvo un final trágico, muriendo justo antes o durante el parto, según un nuevo estudio sobre su entierro.

La mujer y sus gemelos fueron incinerados y enterrados en una urna con lujosos ajuares: un anillo de bronce para el cuello, un anillo de oro para el cabello y alfileres o agujas de hueso, lo que indica que la mujer era una persona de élite, dijeron los investigadores. Además, un análisis químico de los dientes y huesos de la mujer reveló que ella no era local, sino que había viajado desde lejos probablemente para casarse en la nueva comunidad en la que residía.

"Aunque la apariencia externa de la urna no es tan diferente de todas las demás, los objetos de prestigio hallados indican que la mujer estaba en la cúspide de la comunidad o era parte de una élite emergente", dice a Live Science en un correo electrónico el investigador principal del estudio, Claudio Cavazzuti (izquierda), profesor asistente en el Departamento de Historia y Culturas de la Universidad de Bolonia, en Italia.

Los arqueólogos encontraron los restos de la mujer y los gemelos en un cementerio que data de la Edad del Bronce húngara (2150 a. C. a 1500 a. C.), el cual descubrieron durante una excavación de rescate antes de la construcción de un importante supermercado junto al río Danubio, a unos pocos kilómetros al sur de Budapest. Con 525 entierros excavados hasta ahora, "el cementerio es uno de los más grandes conocidos en la actual Hungría para este período", dijo Cavazzuti. "Es probable que haya varios miles de tumbas más en el área que aún no se han excavado", agregó.

Estos entierros pertenecen a la cultura Vatya, que prosperó durante la Edad del Bronce Temprano y Medio en lo que actualmente es Hungría, desde aproximadamente el 2200 a.C. hasta el 1450 a.C. El pueblo Vatya tenía una cultura compleja, con asentamientos basados en la agricultura y la ganadería, una economía volcada en el comercio local y de larga distancia (lo que explica cómo los Vatya adquirieran bronce, oro y ámbar de diferentes partes de Europa Central, Oriental y del Norte), y con fortificaciones que controlaban determinadas partes del río Danubio, explica Cavazzuti.

Principales asentamientos de la cultura Vatya durante la Edad del Bronce Medio a lo largo del Danubio, en Hungría Central.

Para obtener más información sobre los cadáveres hallados en el cementerio, Cavazzuti y sus colegas hicieron un análisis en profundidad de 29 entierros (26 urnas de cremación y 3 enterrados). "A excepción de la mujer de élite (que fue enterrada con los gemelos), todas las tumbas muestreadas contenían los restos de una sola persona, y la mayoría de esas tumbas contenían ajuares funerarios sencillos hechos de cerámica o bronce. Alrededor del 20% de los entierros de Vatya contenían objetos funerarios de metal, pero los artículos de prestigio, como los de la mujer de élite, son raros", informa Cavazzuti.

Los tres individuos enterrados eran adultos de sexo indeterminado. De las personas incineradas, 20 eran adultos (11 mujeres, siete hombres, dos indeterminadas), dos eran niños de entre 5 y 10 años y cuatro tenían entre 2 y 5 años. Pero los más jóvenes de los fallecidos eran los gemelos, los cuales probablemente tenían entre 28 y 32 semanas de gestación. La mujer de élite tenía entre 25 y 35 años cuando murió, según un análisis esquelético realizado por los investigadores.

Una mirada más profunda a los huesos de la mujer de élite indicó que fue incinerada en una gran pira en la que probablemente se quemó durante varias horas. Pero cuando el fuego se extinguió, "las cenizas se recolectaron con más cuidado de lo habitual (el peso óseo es 50% más alto que el promedio [en comparación con otros entierros cremados]) y se depositaron en una interesante urna Vatya", escriben los investigadores en el estudio. Dado que fue enterrada con los fetos de los gemelos, la mujer probablemente murió por complicaciones relacionadas con el parto.

Campo de urnas en el cementerio deSzigetszentmiklós-Ürgehegy durante la excavación (izquierda9 y un entierro típico de la cultura Vatya (derecha).

¿De dónde era ella?

El equipo de investigación realizó un análisis químico que implicó observar las distintas proporciones de isótopos de estroncio en los dientes y huesos de la mujer. Las regiones geográficas tienen diferentes proporciones de isótopos de estroncio que las personas absorben a través del agua y los alimentos que consumen. Estos isótopos de estroncio luego terminan en los huesos y dientes de las personas, lo que permite a los investigadores medirlos y compararlos con los isótopos de estroncio que se encuentran en el medio ambiente.

"La gran mayoría de las personas que examinó el equipo tenían firmas locales de estroncio, especialmente los hombres y los niños. La mujer de élite, en cambio, nació en otro lugar y se mudó a la región en una edad entre 8 y 13 años", precisa Cavazzuti. "Además, un análisis de su ajuar funerario reveló que el anillo de bronce para el cuello y el anillo de oro eran 'objetos de prestigio' similares a los artículos valiosos que se encuentran en otros entierros y tesoros en Europa Central".

"No es improbable que el anillo para el cuello y los alfileres/agujas estuvieran destinados a simbolizar un vínculo con su tierra natal, mientras que el anillo de oro para el cabello (¿un regalo de bodas?) encarnaba la nueva identidad local que adquirió al unirse a la nueva comunidad en el rango más alto", escriben los investigadores en el estudio.

El ajuar funerario de la mujer de élite incluía un anillo de bronce para el cuello (1), un anillo de oro para el cabello (2) y alfileres / agujas de hueso (3). (Crédito de la imagen: Cavazzuti et al., 2021, PLOS One;CC BY 4.0

Otra mujer enterrada, que no tenía ningún ajuar funerario, ostentaba una firma de estroncio de otra región, posiblemente del lago Balaton, en el oeste de Hungría, o del centro de Eslovenia, anotaron los investigadores.

"Estudios anteriores ya han demostrado que las mujeres en Europa, especialmente las de alto estatus, se casaban fuera de sus comunidades locales desde al menos el Neolítico tardío o la Edad del Cobre (alrededor del 3.200 a.C a 2.300 a.C)", dijo Cavazzuti. Durante la Edad del Bronce, las sociedades de toda Europa eran en gran parte patrilocales, lo que significa que los hombres permanecían en sus lugares de origen mientras algunas mujeres viajaban a diferentes comunidades para casarse con ellos.

"Quizás estos matrimonios fueron cruciales para la élite emergente con el fin de instituir o reforzar poderes políticos y alianzas militares, pero también para asegurar rutas comerciales y asociaciones económicas", concluye Cavazzuti.

El estudio fue publicado en línea el miércoles (28 de julio) en la revista PLOS One.

Fuente: livescience.com | 29 de julio de 2021

Hallan una lápida funeraria romana en los trabajos arqueológicos de una alquería en Valencia

Los trabajos arqueológicos que se están llevando a cabo en la Alquería Falcó de Valencia han sacado a la luz una lápida romana, probablemente datada entre los siglos II y III d.C., que incluye una inscripción completa en latín en que una mujer, de nombre Primitiva, se despide de su cónyuge, de nombre Hilaro, muerto a los 70 años.

La pieza, sobre base calcárea con base, campo epigráfico y remate moldurado, ha sido localizada en el transcurso de las tareas que el servicio de arquitectura y servicios centrales técnicos del Ayuntamiento de Valencia, en colaboración con el servicio municipal de arqueología, realizan en la alquería.

El hallazgo se ha producido a los pies del muro de la fachada, muy próximo a la puerta principal, y la localización de esta lápida funeraria --en esta área septentrional de la ciudad romana y tan alejada del casco urbano-- hace pensar en algún tipo de instalación rural, de tipo villae, que dependería de la antigua Valentia, apuntan desde el consistorio.

Edificio de la Alquería Falcó de Valencia.

Se trata, además, de la primera inscripción completa encontrada en la última década en las excavaciones de Valencia. La pieza ya ha sido trasladada a las instalaciones del servicio municipal de arqueología, donde se procederá a su análisis y estudio.

Los expertos municipales consideran que recuperar una inscripción es siempre un acontecimiento "de gran interés para la comunidad científica, porque se trata de una fuente directa que nos habla de los habitantes primitivos de 'Valentia'".

Trabajos arqueológicos en la Alquería Falcó de Valencia.

En este caso todo apunta que nos remite a unos personajes inicialmente de origen servil, esclavos o libertos, que estarían ejerciendo una tarea de responsabilidad en los trabajos de la explotación agraria de la villa romana.

Fuente: abc.es | 20 de julio de 2021

¿Eran las momias la élite de la sociedad canaria? Sus dientes dicen que no

La fascinación que desde hace siglos han ejercido en toda Europa las momias canarias ha llevado a muchos arqueólogos a asimilarlas con las del antiguo Egipto, con el resultado de algunas distorsiones que se perpetúan, como la de asumir que también en las islas "la eternidad" estaba reservada para las élites, algo que un nuevo estudio dental rebate.

La revista "International Journal of Paleopathology" publica este mes una investigación sobre la dentición de 30 momias del Museo Canario, comparada con la de esqueletos aborígenes recuperados de otros yacimientos prehispánicos del mismo contexto geográfico y temporal (Gran Canaria, siglos V a XI).

El estudio de los ritos funerarios de los antiguos pobladores de Gran Canaria lleva tiempo revelando claves sobre cómo era la vida en los siglos previos a la Conquista de la isla por Castilla, al tiempo que viene apuntalando la hipótesis de "la momificación natural", la que sostiene que todos los cadáveres eran cuidadosamente preparados, pero que su conservación dependía del lugar donde los depositaran.

Las momias canarias que asombran por la prodigiosa conservación de piel y tejidos blandos que lucen 1.500 años después de haber fallecido fueron todas sepultadas en cuevas, cuyas condiciones ambientales propiciaron su desecación natural. En cambio, de los individuos que tiempo después (desde el s. VII) fueron enterrados en túmulos o cistas al aire libre no ha quedado más que el esqueleto.

Foto: Momia de un aborigen canario envuelta en una piel de ciervo.

La conservadora del Museo Canario, Teresa Delgado, y los arqueólogos Verónica Alberto (Tibicena Arqueología y Patrimonio) y Javier Velasco (Cabildo de Gran Canaria) se plantean en este trabajo si en una sociedad tan jerarquizada y condicionada por la escasez de recursos como fue aquella había diferencias en el último adiós. O dicho de otra forma: ¿Son las momias la élite aborigen?

La tesis de la "élite momificada" se asienta, entre otros indicios, en que algunos cadáveres presentan mortajas formadas por varias capas de pieles, que llaman la atención frente a otras confeccionadas con materiales vegetales. Y es cierto que la calidad de la mortaja puede denotar cierta posición social del difunto, pero, en realidad, también hay momias con sudarios más humildes.

Así que los autores de este trabajo se acercan a esta cuestión con un enfoque hasta ahora no explorado: el análisis de la dentición de los restos humanos prehispánicos de Gran Canaria o, para ser más exactos, el estudio de las enfermedades dentales que sufrían esos individuos, que aporta muchas pistas sobre cuál era su dieta.

¿Por qué? Porque en una isla condicionada por la escasez de alimentos es de esperar que la clase dominante tuviera una dieta más rica en proteínas animales y variada que la del pueblo, cuya base eran los cereales, con poca aportación de carne y casi ningún aprovechamiento de los recursos del mar hasta tiempos muy próximos a la llegada de los primeros europeos, en el caso de Gran Canaria.

Foto: Momia denominada "El Jacinto".

Este estudio evidencia que la mayoría de las momias estudiadas presentan caries y sarro, lo que sugiere una dieta con gran aporte de hidratos de carbono, como la basada en los cereales; una deducción que refuerza el desgaste dental que se observa en casi todas, producto de la abrasión de los restos minerales que se mezclaban con las harinas al moler el cereal frotando piedras.

También muestra que las tasas de incidencia de la caries, el sarro, la enfermedad periodontal y el desgaste dental de las momias son casi idénticas a las de los individuos de los que solo queda el esqueleto. En esos dientes, no se aprecia un diferente acceso a las proteínas animales; su dieta era sustancialmente la misma.

"Los restos momificados no se corresponden con un ritual funerario diferente, sino con una conservación natural fruto de las condiciones ambientales de las cuevas donde fueron depositados. Esos espacios de enterramiento facilitaban una desecación natural que conduce a los diferentes grados de preservación de los tejidos blandos y, en particular, de las mortajas", defienden los autores.

Y recuerdan que el mismo grado de conservación se ha observado en varias cuevas de la isla con otros restos orgánicos de tiempos prehispánicos no sometidos a ningún tipo de preparación ritual, que van desde cereales o fibras vegetales, hasta insectos, como algunos gorgojos que se quedaron literalmente "momificados" hace siglos en las cuevas-granero junto a semillas de trigo o cebada.

En la sociedad aborigen, concluyen, cada persona tenía su estatus, que podía manifestarse al morir en forma de una tumba especialmente llamativa o situada en un lugar preeminente, pero no en un acceso más o menos exclusivo a algún tipo de rito que preservara el cuerpo para los siglos venideros. De ello se encargó la naturaleza.

Fuente: cope.es | 20 de julio de 2021

Hallados restos humanos de la Edad del Bronce en Huerta del Marquesado (Cuenca)

Las excavaciones preliminares se centraron en un metro cuadrado. Fotos: Santiago David Domínguez.

La gran cantidad de material encontrado en una primera prospección arqueológica en la entrada de la Cueva de la Mora, en la localidad serrana de Huerta del Marquesado (Cuenca), ya les hizo sospechar que se encontraban ante un yacimiento singular y muy especial.

Y la excavación de tan solo un metro cuadrado en el interior de esta cavidad de 14 metros de profundidad, 4 de altura y una anchura de entre 0,50 y 1,5 m., corroboró sus mejores previsiones.

Los arqueólogos conquenses Santiago David Domínguez Solera y Miguel Osma Soria encontraban restos humanos de la Edad del Bronce, que, en su opinión, son solo el principio de todo lo que puede ofrecer este yacimiento.

Y es que tienen puestas en él muchas expectativas, pues consideran que, a tenor de lo encontrado en la entrada, puede arrojar luz sobre gran parte de la Prehistoria de La Serranía conquense, desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce, nada más y nada menos que 150.000 años.

“UNA AUTÉNTICA JOYA”

Domínguez lo tiene claro, “se trata de una auténtica joya”. Y es que, tal y como subraya, “sabemos que, sin haber llegado todavía al fondo de la estratigrafía en el interior de la cueva, nos vamos a encontrar con restos del Paleolítico Medio –al menos desde los neandertales– Paleolítico Superior (Homo sapiens), Neolítico, Calcolítico y Edad del Bronce, a tenor de los hallazgos en la entrada de la cavidad, que son testimonios-termómetro de lo que hay dentro”.

De hecho, los resultados no se han hecho esperar y, a pesar de haber excavado tan solo un metro cuadrado y dos suelos de ocupación, ya han encontrado una decena de restos humanos de la Edad del Bronce, desde falanges de manos y pies hasta fragmentos de cráneo, brazo, costillas, etc. Algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta, según Domínguez, que en esta época los enterramientos en cuevas era muy comunes, tal y como se ha constatado en otras cuevas similares de la provincia, como la Cueva de los Riscos de la Escaleruela, en Valdecabras, o la Sima del Cerro de Cabeza de la Fuente, en Boniches. Práctica ésta que responde a la incipiente territorialización de los humanos que optan por vivir en castros o poblados fortificados.

Además, dentro de estas mismas excavaciones auspiciadas por el Ayuntaniento de Huerta del Marquesado y desarrolladas en el mes de abril, también comenzaron a sondear los siguientes suelos, que no son otros que los correspondientes al Neolítico y el Calcolítico, cuando las cuevas ya eran habitadas por el hombre; eso sí, de manera esporádica, porque en el Neolítico los humanos en La Alcarria y La Serranía siguen siendo nómadas y seminómadas; es decir, forrajeadores (cazadores recolectores) y agricultores incipientes.

Ambos arqueólogos creen que los siguientes trabajos en la cavidad van a tener, igualmente, buenos resultados, entre otros motivos, por las peculiares características geológicas de la cueva. Y es que, tal y como recalca Domínguez, al no haber elementos de erosión en el interior, el suelo se ha ido formando a lo largo de los años y los distintos testimonios de ocupación, ya sea humana como de animales, permanecen allí, prácticamente intactos. No es de extrañar, por lo tanto, las grandes expectativas generadas por este yacimiento entre los dos arqueólogos, que llegan a asegurar que han encontrado lo que venían buscando, al menos, desde hace una década.

Entre tanto, Domínguez y Osma llaman la atención sobre la gran cantidad de material hallado en estas excavaciones, a pesar del poco tiempo empleado en ellas, al haber dedicado el grueso de los trabajos a excavar en el castro del Cerrillo del Moro, también en Huerta del Marquesado.

Y es que, además de los mencionados restos humanos, también se han localizado desde elementos de industria lítica correspondientes al Musteriense hasta microlitos típicos del Neolítico y el Calcolítico, pasando por fragmentos cerámicos, tanto del Neolítico como de la Edad del Bronce. Mucho material al que hay que sumar los restos de animales encontrados, como rapaces, pequeños y grandes carroñeros, etc., que permiten a los investigadores obtener pistas sobre cómo era el ecosistema. Así, en este sentido, Domínguez pone de ejemplo los restos de animales que fueron introducidos en la cueva por rapaces, zorros o mustélidos (garduñas, ginetas, hurones, etc.) en el Neolítico y en la Edad del Bronce, cuando los humanos no ocupaban ya las cuevas.

En definitiva, para el arqueólogo de Heroica Arqueología y Patrimonio Cultural, “son necesarias más excavaciones, lo único que hemos hecho hasta ahora es rascar la epidermis de una joya, y solamente con esto ya hemos tenido resultados y hemos visto su gran potencialidad”. Por eso cree que no es descabellado imaginar “lo mucho que lograremos cuando hagamos más de un metro por metro de excavación. Aún tiene mucho que ofrecer y arrojar mucha luz sobre un periodo muy amplio de la Prehistoria de La Serranía, del que tan poca información hay en la actualidad".

De ahí que sea lógica la satisfacción y el entusiasmo despertados al haber encontrado un yacimiento con tal potencialidad y que, a buen seguro, dará mucho que hablar.

La relevancia arqueológica y paleontológica de la Cueva de la Mora es más que patente, de ahí que se haya optado por colocar un cerramiento provisional con el fin de intentar preservar este importante yacimiento del paso de personas y animales. Paralelamente, el Ayuntamiento de Huerta del Marquesado está realizando las gestiones oportunas en busca de fondos para financiar el cerramiento permanente de esta cueva, consciente de que merece la pena su preservación y conservación.

En este sentido, el arqueólogo y codirector de las primeras excavaciones, Miguel Osma, hace hincapié en que “la Cueva de la Mora es todo un bien arqueológico con gran potencialidad, por lo que considera fundamental protegerlo con un cerramiento ligero, que cumpla con las normas paisajísticas y que, a su vez, la gente pueda subir y ver la cueva”.

La intención municipal pasa por hacer efectivo este cerramiento lo antes posible.Y es que, según subraya el primer edil, Andrés Marco, la gran riqueza arqueológica del municipio es sin duda un atractivo que hay que potenciar y en esa línea asegura que se está trabajando.

Fuente: lasnoticiasdecuenca.es | 23 de junio de 2021