Restos óseos e instrumentos musicales: la rica ofrenda mexica descubierta en la Plaza Garibaldi

La arqueóloga Mara Becerra Amezcua muestra los 13 sahumadores encontrados en la ofrenda mexica depositada tras la conquista de Tenochtitlan. MAURICIO MARAT (INAH).

Una olla llena de restos óseos de más de un metro de diámetro, 13 enormes sahumadores con forma de serpiente de agua con mangos huecos en colores rojo, negro y azul; flautas con figurillas en forma de animales, cajetes, copal, resinas, hierbas… todos estos elementos enterrados cuatro metros bajo tierra en el patio central de una antigua casa mexica. Esta ofrenda permanecía recubierta con varias capas de adobes bien consolidados para mantenerla fuera de miradas ajenas. Se trata del último hallazgo de los arqueólogos mexicanos en el Centro Histórico, muy cerca de la Plaza Garibaldi. Más cerca de Tlatelolco, que de Tenochtitlan. El ritual, afirman los especialistas, fue realizado tras la invasión española, en el siglo XVI, posiblemente entre los años 1521 y 1610 d.C., para dar testimonio de que así terminaba un ciclo de sus vidas y su civilización.

“Yo me imagino un ritual lleno de música. Olía a copal. La gente cantaba. Se escuchaban las flautas y sonaban los sahumadores — cuando los mueves tintinean por el choque de las bolitas de arcilla que se encuentran en la boca de la serpiente —, los integrantes de la familia buscaban algún lugar para excavar y colocar los restos cremados de un infante, probablemente. Hacían una limpia, como se hace ahora con hierbas y humos que paseaban por el cuerpo”, conjetura Mara Becerra Amezcua (izquierda), arqueóloga de la Dirección de Salvamento Arqueológico, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en entrevista con EL PAÍS.

La ofrenda fue encontrada en un predio ubicado en el corazón de Eje Central, una de las avenidas más importantes de Ciudad de México que cruza de sur a norte. Mara Becerra y su colega Ximena Andrea Castro investigaron las diversas capas de un sitio que se ha mantenido como vivienda al paso de siglos, hasta llegar a los arranques de muros de esa primera casa que perteneció a Tezcatzonco, un barrio menor de Cuepopan-Tlaquechiuhca, una de las cuatro parcialidades que integraban Tenochtitlan. “A cuatro metros de profundidad fue donde ya empezamos a encontrar los restos de la vivienda mexica, que tenía un patio interior, característico de las casas de ese periodo. El patio se unía con un corredor y alrededor estaban los cuartos. Todos los pisos eran de estuco y también sus paredes. Los muros se conformaban por una cama de tezontle y tierra bien compacta y de adobes. En uno de los cuartos encontramos un fogón, seguramente destinado para la cocina. Pero, justo en el patio interior encontramos la ofrenda. Bastante interesante y bonita”, cuenta la arqueóloga.

La arqueóloga Ximena Andrea Castro. Foto Mauricio Marat. INAH.

El ritual mexica recién hallado tenía una cantidad excepcional de sahumadores: 13 en total. Aunque es sabido que toda casa mexica tenía por lo menos un sahumador, no se habían encontrado tantos en un mismo hogar, solo en sitios sagrados como el Templo Mayor. El copal — resina aromática vegetal — y el yauhtli — planta muy medicinal que tiene gusto y olor del anís — eran considerados indispensables en toda suerte de ritos, especialmente en los agrícolas y en las peticiones de lluvia, explica la antropóloga Doris Heyden en su libro Mitología y simbolismos de la flora en el México prehispánico. Se creía que el copal calentaba el aire previniendo las heladas. También se pensaba que el humo del copal atraía a las nubes que producen la lluvia, ya que al hacer combustión, de la resina emana un humo denso, muy blanquecino y muy fragante, que recuerda los cúmulos de nubes que se forman por la condensación del agua en la troposfera terrestre, similares a bolas de algodón y que se aprecian durante el verano, las nubes que presagian el buen clima.

Imagen de la olla de cuerpo globular donde los arqueólogos encontraron restos óseos y sobre la que los mexicas colocaron cuatro vasijas a modo de tapa.

Por otra parte, el número de estos objetos rituales no es casual. “El número 13 tiene muchas connotaciones en la cosmovisión tenochca, tiene que ver con las trecenas de los días”, explica la arqueóloga Mara Becerra a este diario. Una trecena es un periodo de 13 días usado en los calendarios mesoamericanos, que divide el calendario ceremonial de 260 días en 20 trecenas. Un ejemplo de esto es el tonalpohualli mexica, un libro de los días hecho en piel de venado o papel de corteza a partir del cual un sacerdote determinaba las influencias que ejercían cada día, comunicando los días fastos y nefastos del ciclo.

Evidencias materiales de los 'omichicahuaztlis' (instrumentos musicales de hueso trabajado), flautas y ocarinas, muestran que ahí tuvieron lugar diversos rituales.

“Los 13 sahumadores expresa un simbolismo particular, ya que fueron dispuestos en dos niveles y en dos orientaciones distintas: unos en sentido este-oeste, y otros en dirección norte-sur, como una evocación de las 20 trecenas que conformaban el 'tonalpohualli', el calendario ritual mexica de 260 días; asimismo, cabe mencionar que el número 13 aludía a los niveles del cielo. Las características de los sahumadores también refuerzan la concepción nahua del universo, por ejemplo, la cruz calada de las cazoletas de los sahumadores representa el quincunce, símbolo del 'axis mundi'; mientras que los mangos huecos en colores rojo, negro y azul —que servían de instrumento de viento—, y su remate con la representación de la cabeza de una serpiente de agua, remiten a las fuerzas del inframundo”, explica la arqueóloga.

En el predio de Eje Central Lázaro Cárdenas no. 53 se localizaron los restos de una vivienda que perteneció al barrio menor de Tezcatzonco.

Los antiguos creían que el carácter de una persona y su suerte en la vida estaban asociados al transcurso del calendario sagrado de 260 días: el tonalpohualli. Había un especialista en consultar aquel libro de los días, al que se conocía como tonalpouhqui: el lector de los destinos. En el siglo XVI y con la llegada de los españoles el destino estaba marcado: cambiaría el mundo que conocían en cualquier momento y para siempre. Quizá por esa razón los mexicas comenzaron aquel ritual a las orillas de Tenochtitlan con sahumerios, música y copal, como presintiendo el futuro.

Cabeza de figurilla. Representación de la diosa Cihuacóatl. Foto Mauricio Marat. INAH.

Fuentes: elpais.com | inah.gob.mx | 7 de diciembre de 2021

Así devolvió Egipto el esplendor de la antigua avenida de las esfinges que une Luxor con Karnak


La avenida une los templos de Karnak y de Luxor y podrá recorrido por aquellos que lleguen para conocer el lugar. Twitter / VANGUARDIA.COM

En el marco de una grandiosa ceremonia, el presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, inauguró en Luxor el paseo que conduce al templo de Karnak, flanqueado por centenares de esfinges con cabeza de carnero y cuerpo de león de 3.500 años de antigüedad que acaban de ser restauradas.

El objetivo, aseguró el Ministerio de Turismo, es hacer del lugar «un museo al aire libre» en un país donde el sector turístico emplea a dos millones de personas y genera más del 10% del PIB.

Karnak, un vasto complejo situado al norte de Luxor -la antigua Tebas-, sus templos y sus palacios, así como las necrópolis del Valle de los Reyes y del Valle de las Reinas son Patrimonio Mundial de la Unesco.

Cada año, millones de turistas acuden a los yacimientos del antiguo Egipto, especialmente a este paseo de las esfinges de tres kilómetros, que desde el templo de Karnak llega hasta el del dios Amón, una de las principales divinidades del panteón egipcio, en la antigua Tebas, capital de Egipto durante el Medio y el Nuevo Imperio.

Las cientos de estatuas de animales mitológicos de Luxor, descubiertas en 1949, estuvieron en el centro de una polémica a mediados de 2020, según recuerda AFP, pues cuatro de las esfinges con cabeza de carnero fueron separadas de las otras para ser instaladas en la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la revolución de 2011 que llevó a la caída de Hosni Mubarak. Del templo de Luxor también fue desplazado en 1836 uno de los obeliscos, que se encuentra actualmente en la plaza de la Concordia de París, en Francia.

La egiptología es un recurso muy precioso para el gobierno egipcio, que con frecuencia se sirve de las antigüedades para brillar a nivel mundial. En abril, las televisiones del mundo entero retransmitieron las imágenes de una procesión grandiosa en El Cairo. Veintidós carrozas negras adornadas con motivos dorados y luminosos, que evocaban a las embarcaciones funerarias antiguas, transportaron las momias de reyes y reinas del antiguo Egipto hacia el nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC).

El Gobierno egipcio lleva tiempo anunciando la futura inauguración del nuevo Gran Museo egipcio, situado al pie de las pirámides de Guiza.

Fuente: abc.es | 26 de noviembre de 2021

Localizados 18 campamentos romanos de prácticas a cuatro kilómetros de León

A la izquierda, ubicación de los 18 campamentos romanos de Trobajo del Camino (León) sobre la confluencia de los ríos Bernesga y Torío. A la derecha, lugar que ocupaba la Legio VI Victrix.

Primero llegaban los metatores, que eran los encargados de elegir el lugar idóneo. Luego, los mensores, que realizaban las mediciones exactas. Finalmente, los centuriones, que supervisaban que soldados y reclutas supieran trasladar las medidas al terreno. Así se montaban las tiendas, y poco a poco se levantaban las defensas del campamento. Allí los legionarios de Roma aprenderían a atrincherarse, a excavar fosos, a elevar terraplenes, empalizadas, trazar esquinas de ángulos redondeados y accesos. Todo formaba parte de su formación y disciplina castrense.

El estudio El conjunto de campamentos romanos para prácticas de Trobajo del Ca... (San Andrés de Rabanedo) y Oteruelo de la Valdoncina (León), de los arqueólogos Ángel Morillo (izquierda), Brais X. Currás, Almudena Orejas y Agostino Nobilini, da cuenta de la detección de 18 de estos campos de entrenamiento próximos a la actual ciudad de León, población que surgió precisamente de uno estable, de la Legio VI Victrix, poco antes de que acabase el siglo I a. C.

Los tratados antiguos dejan constancia, afirman los autores, que han publicado el informe en la revista Gladius, no solo de la importancia estratégica o para la seguridad de la construcción de los campamentos, sino también de su alto valor simbólico como demostración del poder imperial, del orden y de la disciplina. “Este tipo de instalaciones exigía un trabajo colectivo y coordinado, y se relacionaba con el mantenimiento de la moral y de la identidad, con el orden y la jerarquía”, recuerda Ángel Morillo, catedrático de Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid. “En Alemania o Gran Bretaña son ya muy conocidas, pero es el primer conjunto de este tipo que se investiga en detalle en nuestro país”.

Tanto el ejército en campamentos estables como el que se encontraba de maniobras (ambulatio) tenían entre sus obligaciones efectuar prácticas de castrametación. Los textos antiguos indican que resultaba importante la capacidad de adaptar las proporciones de los campamentos al tamaño de las unidades militares, y la orientación a las diferentes situaciones (campamentos de marcha o campaña, de vigilancia, fijos o estables...).

Recinto 1. Curvas de nivel cada 10 cm. a) Google Earth 2016.

En todo caso, los trabajos para levantar un campamento se llevaban a cabo siempre, con independencia de su función, dividiendo las centurias (unidades de 80 hombres) en grupos de ocho legionarios (contubernium), a quienes se les asignaba un determinado sector de las defensas. Las labores de construcción las coordinaba el llamado praefectus castrorum, mientras los campi doctores enseñaban a los soldados a orientar correctamente los recintos que iban levantando, "siempre desde una profunda racionalización del trabajo y un acusado pragmatismo”, inciden los autores del trabajo.

Hace una década, durante las labores de recopilación de información de municipios cercanos a la capital leonesa, se descubrió un posible recinto militar en Trobajo del Camino, en el término municipal de San Andrés de Rabanedo. La localización del mismo llevó al equipo de Morillo y Orejas a ampliar la búsqueda en el entorno, en Oteruelo de la Valdoncina, a tres kilómetros de Trobajo y en el término municipal de León.

Recinto 2. Curvas de nivel cada 10 cm. a) Google Earth 2016; b) PNOA 2011; c) PNOA 2011

Así, con técnicas de teledetección y comparativa de fotos aéreas, se han localizado los 18 posibles recintos castrenses. Se encuentran a cuatro kilómetros en línea recta del lugar donde se asentaron la Legio VI Victrix y, más tarde, la , en lo que es ahora el casco urbano de León. La investigación de este año ha contado con el apoyo de la Junta de Castilla y León, y se han empleado técnicas como la tomografía o el georradar 3D. Los equipos de investigación estaban formados por miembros de las Universidades Complutense de Madrid (CAI de Arqueología), Murcia y León. Los vuelos con dron fueron responsabilidad del Grupo de Obtención por Sistemas Aéreos (GROSA IV/1), perteneciente al Regimiento de Inteligencia número 1 del Ejército de Tierra, con base en la Virgen del Camino (León).

Casi todos los recintos campamentales muestran en las pantallas de los ordenadores plantas cuadrangulares con las esquinas redondeadas. Fueron erigidos sobre una plataforma, en la terraza de origen cuaternario en la margen derecha del río Bernesga.

Recinto 3. Curvas de nivel cada 10 cm. a) PNOA 2011; b) PNOA 2011 falso color infrarrojo; c) PNOA 2008 falso color infrarrojo.

El tamaño de los campamentos detectados es muy variable y oscila entre las tres y la media hectárea. Sus proporciones son muy estables: 3:2 y 4:3, y tan solo uno es cuadrado. Sus superficies se muestran perfectamente niveladas, con pendientes entre el 1% y el 3%.

De los 18 recintos identificados, siete aparecen completos, en tres casos se puede restituir toda su extensión a partir de los segmentos detectados y en ocho sus trazados son parciales. “El carácter incompleto de varios de ellos podría deberse al posterior uso agrícola de la tierra, o que se trate de recintos inconclusos que respondan solo a la realización de prácticas centradas en la orientación y edificación de partes de los perímetros”, concluye el estudio. O los dejaron inconclusos porque tuvieron que ir a luchar.

Fuente: elpais.com | 7 de diciembre de 2021

Encuentran por primera vez una cocina griega en el yacimiento de Ampurias (Gerona)

Vista cenital de la estancia, una vez excavada, y de la estructura de la cocina griega del siglo VI a.C., descubierta en Ampurias. Dani Baños / Cedida por MAC-Ampurias.

Un equipo de arqueólogos ha encontrado por primera vez una cocina griega en el yacimiento de Ampurias (Gerona). Es una estructura de arcilla, que combina un horno y un fogón, y que se ha localizado en el antiguo barrio portuario. Data del siglo VI a.C., la época fundacional de la ciudad griega, y se cree que podría estar relacionada con un santuario que había en la zona, posiblemente dedicado a la diosa Deméter. Precisamente, porque en Grecia también se encontró una cocina similar que formaba parte de un lugar de culto. La campaña de excavaciones de este 2021 en Ampurias también ha acabado de hacer visible el acantilado donde se asentaba la Neápolis. Aquí destaca el descubrimiento de una gran espuela rocosa que protegía la pequeña cala natural donde había el primer puerto griego.

Ampurias es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña (MAC). Más de un siglo después de que empezara a excavarse, el yacimiento sigue dando sorpresas. El de este año ha sido un hallazgo singular. No sólo porque es inédita en Ampurias, sino también porque por todo el Mediterráneo se conocen muy pocos testimonios más.

Durante esta campaña, los trabajos arqueológicos se han focalizado en la antigua fachada litoral de Ampurias. En el siglo VI a.C., cuando los griegos levantaron la Neápolis, la morfología de la zona era muy diferente de la actual. El río Ter formaba un gran estuario y el agua del mar llegaba casi junto a donde ahora está el edificio del museo.

La estructura de la antigua cocina griega, donde había un horno y un fogón que se alimentaban con brasas. ACN.

Este 2021, los arqueólogos han seguido excavando toda esta zona. El objetivo era doble. Por una parte, hacer visible buena parte del antiguo acantilado encima del cual se asentaba la ciudad griega. Y por la otra, seguir descubriendo cómo era su barrio portuario (que se extendía hasta el límite del promontorio rocoso).

Estaba en este sector, formado por diferentes islas de edificaciones -o ínsulas- separadas por callejones, y donde los arqueólogos han desenterrado la antigua cocina griega. Es la primera que se encuentra en el yacimiento. En las casas de Ampurias, hasta ahora, aquello que se había localizado eran vestigios de chimeneas, las cuales se solían situar en el centro de las estancias y se utilizaban tanto para calentarse como para cocinar.

«En este caso, sin embargo, estamos hablando de una cocina con unas estructuras específicas, que nunca antes habíamos encontrado»
, concreta la responsable del MAC-Ampurias, Marta Santos Retolaza (izquierda). Está hecha con arcilla cocida y la formaban un horno (con una bóveda que no se ha conservado) y un pequeño fogón, que se alimentaban con brasas por la parte de debajo.

Miles de almejas

La cocina griega se fecha de la segunda mitad del siglo VI a.C., es decir, es paralela en la época fundacional de la Neápolis. Pero aparte de la estructura, aquello que la hace especial, también es la cantidad ingente de restos culinarios que los arqueólogos han encontrado dentro de la estancia donde se ha localizado

Unas arqueólogas excavando una chimenea de la estancia; en el fondo, la estructura de la cocina griega del siglo VI a.C. ACN.

Mezcladas con la tierra que las recubría, y donde también han aparecido trozos de cerámica griega, Marta Santos precisa que han salido «miles de conchas de berberechos», restos de pescados (espinas y escamas) y escasos fragmentos de huesos. De estas tierras, los arqueólogos han recogido muestras que se han enviado a laboratorios especializados, para intentar descubrir qué comidas se hacían.

Ya de entrada, sin embargo, aquello que llama la atención es la gran cantidad de almejas que se han encontrado junto a la cocina griegas. «Estamos hablando de un número extraordinario, que no es habitual en el consumo doméstico; por eso pensamos que esta cocina tenía que tener una función especial», dice la responsable del museo.

El sector norte de la ciudad griega de Empúries, donde se aprecian la espuela rocosa y todo el acantilado de la antigua fachada litoral. ACN.

Vinculada al santuario

La hipótesis con que trabajan los arqueólogos es que esta cocina tuviera relación con un santuario que había en la zona, el cual, de momento, con los vestigios que se han encontrado (ofrendas y terracotas), se cree que estaría dedicado a la diosa de la agricultura Deméter.

«Podemos pensar que esta cocina sería periférica al santuario y que estaría relacionada con sus comidas rituales», concreta Santos. «Podría servir para las comidas y celebraciones que se harían en torno a esta actividad de culto», añade a uno de los arqueólogos de Empúries, Pere Castanyer Masoliver (izquierda).

Para construir esta teoría, los arqueólogos se basan en otra cocina similar que se descubrió en Corinto. «Hay muy pocos paralelos de cocinas como esta en el mundo griego; y lo mejor, y casi lo único, se ha encontrado precisamente en un santuario», explica la responsable del MAC-Ampurias, Marta Santos. En concreto, se localizó en el yacimiento de Istmia, donde los griegos erigieron un templo en honor al rey del mar, Poseidón.

«Es una hipótesis muy sugerente y el hallazgo de la cocina es extraordinario, pero tenemos que ser cautos», explica Marta Santos, pues todavía hay interrogantes abiertos y habrá que excavar en profundidad la zona de Ampurias donde se situaba el santuario (junto al antiguo puerto griego) para «ir encajando todas las piezas del puzzle». De momento, después de volver a hacerse visible después de 1.500 años, la cocina griega se ha tapado de nuevo para preservarla.

Ciudad romana en primer plano,y ciudad griega de ampurias en segundo.

Espuela de roca
Aquello que sí que se puede ver, y que de hecho ha cambiado la fisonomía de toda esta zona del yacimiento, es el acantilado donde se asentaba la Neápolis. Este 2021, los arqueólogos han retirado toda la arena que lo cubría y han dejado a la vista buena parte del promontorio rocoso encima del cual se construyó la ciudad griega.

Aquí, subraya Pere Castanyer, destaca el descubrimiento de una gran espuela que protegía de los temporales la pequeña cala natural que acogió el primer puerto de Ampurias. Este puerto estaba situado directamente en la playa, donde habría roqueras y pantalanes, y se utilizó hasta el siglo II a.C.

«Fue entonces, coincidiendo con la llegada de los romanos, cuando este espacio dejó de ser eficiente y se construyó un puerto artificial más hacia el Levante», explica el arqueólogo de Ampurias. De este segundo puerto, precisamente, hoy día todavía se conserva parte del denominado 'espigón' (en realidad, un gran muro que aseguraba la protección ante los temporales).

En paralelo a recuperar la antigua topografía de la fachada litoral de Ampurias, los arqueólogos también han hecho sondeos y estudios para ver cuándo toda esta hondonada se cubrió de arena. Aquí, han contado con el apoyo del Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña (CASC).

«Hemos identificado hasta donde llegaba el nivel del mar gracias a la fisura que las aguas dejaron al pie del acantilado, y también hemos podido recuperar moluscos incrustados en la roca que nos han ayudado en las dataciones», explica Pere Castanyer. «Estos sondeos revelan claramente que todo el proceso de relleno empezó a finales del siglo V d.C., y que en tan sólo cien años todo este espacio portuario quedó cubierto por la arena», precisa el arqueólogo.

Los arqueólogos descubriendo la enorme espuela rocosa que protegía la cala natural donde se estableció el primer puerto de Empúries. ACN.

Precisamente, fue entonces, durante los siglos IV y V d.C., cuando la población se trasladó hacia el interior y nació el núcleo tardoantíguo y medieval de Santa Margarida.

Las excavaciones en Ampurias se enmarcan dentro de un proyecto de investigación impulsado por el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC) y el Departamento de Cultura dentro de la convocatoria de proyectos cuatrienales de investigación arqueológica. Profundiza en la importancia que los espacios portuarios tuvieron al yacimiento. Colaboran el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid y el Ayuntamiento de Escala.

Este proyecto cuatrienal empezó en el 2018 y se ha acabado este 2021. Pero la intención, como subraya Castanyer, es alargarlo. «En los próximos años queremos completar el conocimiento del barrio portuario griego, del puerto artificial construido por los romanos, del sector de Santa Margarida y también incorporar otras zonas que vemos fundamentales, como la de Riells o La Clota», precisa.

Dentro de estas nuevas intervenciones, el próximo año se ha previsto seguir excavando la zona junto al antiguo puerto griego donde estaría el espacio de culto dedicado a Deméter. Por eso, como paso previo para bajar hacia niveles inferiores, ya se han desmontado varias estructuras construidas encima de esta área entre los siglos XVII y XVIII y que formaban parte de un convento de monjes servitas, así como una rampa moderna.

«La investigación nos ha permitido avanzar muchísimo, pero todavía queda trabajo por hacer», explica Pere Castanyer, recordando que Ampurias siempre ha mirado al mar. Y su historia se explica, precisamente, a través de los espacios portuarios.

Fuente: diarimes.com | 7 de diciembre de 2021

Descubren en la localidad de Oxirrinco (Egipto) dos espléndidas tumbas de la dinastía XXVI (Saita)

Arqueólogos de la Universidad de Barcelona y de Egipto llevan en la ciudad de Osiris más de 30 años de excavaciones. FOTO: ARCHIVO.

La Misión Arqueológica en Oxirrinco de la Universidad de Barcelona-IPOA ha encontrado lo que cualquier egiptólogo sueña: una tumba inviolada. Todavía se desconoce la identidad del individuo momificado, pero se sabe que vivió durante la dinastía XXVI, denominada Saíta (664-525 aC.), la última liderada por egipcios. La arqueóloga Maite Mascort, que dirige la excavación con Esther Pons, conservadora del Museo Arqueológico Nacional, ha valorado el hallazgo “de excepcional”.

La tumba sellada contenía un sarcófago masculino de piedra caliza con una momia en su interior y cuatro tinajas canopicas a su lado. Crédito: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Dentro de la tumba, cerrada y sellada, había un sarcófago antropomorfo masculino con la momia y todo su ajuar funerario, compuesto por los cuatro vasos canopes con las vísceras momificadas, 399 ushebtis de fayenza, un escarabeo de corazón, una malla funeraria de protección de la momia y varios amuletos, como udjats, escarabeos o una figura del dios Horus. “Todavía estamos estudiando las inscripciones de los vasos que, suponemos, nos revelarán la identidad de la persona enterrada”, ha detallado Mascort (izquierda).

La campaña de este año, que empezó el 10 de noviembre y finalizará el jueves, también ha descubierto una segunda tumba femenina del mismo periodo que había sido abierta ya en época antigua. En este caso, la tapa del sarcófago de piedra, también antropomorfo, se encontraba ligeramente desplazada. No obstante, en su interior todavía se conservaban gran cantidad de cuentas tubulares y esféricas de fayenza pertenecientes a la red funeraria que cubría a la difunta, así como un amuleto de piedra de un reposacabezas de una excelente calidad.

El sarcófago de la mujer se había abierto en la antigüedad. Crédito: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Entre los hallazgos de la campaña, también destacan tres lenguas de oro de época romana que se colocaban como ritual funerario en el interior de la boca del difunto, tal y como ha explicado Mascort.

Restos humanos encontrados en una de las tumbas con una lengua de oro. Crédito: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Igualmente cabe destacar que una de las momias romanas tenía un papiro encima del vendaje. "Hemos empezado a estudiar los textos", ha especificado Mascort, aunque el gran trabajo de momento es poder desplegar el papiro, que se encontraba enrollado y cuyo estado de conservación es delicado.

Alrededor de 400 figurillas funerarias 'ushabti' hechas de fayenza se encontraron en la tumba sellada. Crédito: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Por su parte, el Director General de Antigüedades de Egipto Central, Yamal al Samastawi, ha señalado que la misión española ha estado trabajando en el área arqueológica de Bahnasa durante casi treinta años. Un tiempo provechoso en términos de descubrimiento en el que se han encontrado muchas tumbas que datan de las épocas saíta, grecorromana y copta.

Escarabajos y amuletos encontrados en la tumba sellada. Crédito: Ministerio de Turismo y Antigüedades de egipto.

El yacimiento de Oxirrinco, fechado entre los años 664 a.C. y 7d.C., se encuentra a 190 kilómetros al sur de El Cairo y es uno de los más extensos de Egipto. Famoso por el hallazgo de numeroso papiros a finales del siglo XIX, volvió a ser excavado hace 29 años por una misión liderada por la Universidad de Barcelona.

Fuentes: lavanguardia.com | archaeologynewsnetwork.blogspot.com | 5 de diciembre de 2021

"Una historia politica de la rueda", de Raphaël Meltz

Cuando los soldados españoles de Hernán Cortés conquistaron el Imperio azteca en la segunda década del siglo XVI, se impusieron sobre una sociedad próspera, muy poblada, con asombrosos conocimientos de ingeniería, arquitectura o astronomía en muchos casos superiores a los de sus conquistadores. Pero había un par de cosas que no conocían. La primera es célebre: los caballos que asombraron y aterrorizaron a los mexicas. La segunda no tanto: en México no existía la rueda. Y, por tanto, no existía ninguna clase de vehículo terrestre, ni carros, ni poleas, ni cabestrantes, ni máquinas elevadoras, ni tornillos... Lo cual no impidió que aquella gente erigiera un palacio como el de Moctezuma que Cortés describió así por carta a Carlos V: "Es tan maravilloso que me parece casi imposible explicar la belleza y la grandeza. Me limitaré a decir que no hay nada parecido en España".

Y, sin embargo, ocurre algo muy extraño: los niños aztecas sí jugaban con pequeños carros con ruedas. Es uno de los mayores misterios de la historia. ¿Cómo es posible jugar a conducir un vehículo sin haberlo conducido nunca?

Mapa de Tenochtitlán fechado en 1524. (Friedrich Peypus/C.C.)

Cuando alguien nos viene con alguna gran idea que en realidad es banal y archisabida, solemos reírnos de él preguntándole si acaso se cree que ha reinventado la rueda. Porque la rueda simboliza la apoteosis del ingenio humano, algo que parece que nos acompaña desde el primer momento que pusimos pie a tierra tras bajar de los árboles. Pero esto es falso. La rueda en realidad es muy reciente, apenas tiene 3.500 años. Los egipcios la conocían y la desdeñaron para construir las pirámides. Y ni una sola de las espléndidas civilizaciones de la América anterior a la conquista usaron ruedas. Salvo para los juguetes de los críos. ¿Y si la rueda no fuera tan buena idea? Aún más. ¿Y si la rueda hubiera sido el peor invento de la humanidad? Algo así defiende el provocador escritor francés Raphaël Meltz en "Una historia política de la rueda" (Turner).

"El objeto que hoy llamamos 'rueda', que mueve bicicletas, coches y trenes, es un fracaso. Por fricciones de un lado (fallo técnico) o por el error en el que hundió a la humanidad al hacernos creer que era necesario ir siempre más rápido, más lejos (fracaso filosófico). Según lo que cada uno piense, según sus ideas políticas y filosóficas, elegirá uno u otro, pero siempre quedará la sensación de fracaso". El lector que llegado a este punto ande barruntando, con razón, que le estamos tomando el pelo, debería leer un poco más. Prepárense para una historia fascinante, heterodoxa y casi secreta donde se encontrará a refractarios de todas las culturas, de izquierdas y derechas. Una historia en la que no todo va sobre ruedas.

Carro de guerra hallado en la tumba del faraón Tutankamón.

¿Pero quién inventó la rueda?

Los primeros en estrenar el género Homo irrumpen a lomos de la selección natural hace entre tres y cuatro millones de años. Hace 300.000 aparecen los primeros Homo sapiens que ya son 'casi nosotros' aunque todavía no del todo, falta un salto en la complejidad neuronal que debió ocurrir alrededor del 40.000, cuando los yacimientos dan fe de una auténtica explosión creativa primero en la variedad de las herramientas y luego en el arte o las primeras manifestaciones religiosas. Y aún deben transcurrir más de 30.000 años para que, en torno al 4.000 a. C., nuestra especie invente la agricultura, la ganadería, la escritura... y la rueda. Esta última, por cierto, no en todas partes. En cualquier caso, ¿quién llegó primero?

Los sumerios cuentan con muchas opciones pues en las tumbas reales de Ur datadas entre 2.600 y 2.360 a. C. se han hallado carros funcionales con ruedas, y las referencias en tablillas escritas en cuneiforme son aún más antiguas y ofrecen una datación redonda y espléndida: el año 3.500 a. C. La fecha parecía sacrosanta para la arqueología hasta que en los años 70 unas excavaciones en los alrededores de Cracovia a la búsqueda de restos de la llamada 'cultura de los vasos de embudo' que ocupó aquella zona en el cuarto milenio a. C. encontraron un grabado con una representación muy precisa de un carro con sus dos ejes, sus cuatro ruedas y una quinta (¿de repuesto?) en el medio. La datación con carbono dio una fecha para el dibujo: el año 3.520 a. C. El margen es tan escaso que no es posible afirmar que la rueda se inventara en un Europa en lugar de Oriente Medio, pero no deja de resultar asombrosa la cercanía entre ambas fechas.

La rueda se difundió con rapidez aunque, repetimos, no en todas partes. Dio sostén y rapidez a los letales carros de guerra para los que fueron necesarios también domesticar a los caballos salvajes que recorrían las inmensas estepas euroasiáticas y que demostraron tal eficacia letal que se expandieron rápidamente por Asia y Europa no tanto por ejemplo en el Egipto de los faraones que la usaron sin mucha pasión. Pero existió 'otro mundo', un mundo sin ruedas como la América precolombina donde civilizaciones espléndidas no la necesitaron para nada. ¿Por qué no inventar la rueda? ¿Cuál sería el reverso tenebroso de un hallazgo tan aparentemente crucial?

Carro sumerio. 2.600 a. C.

Razones para el 'gran rechazo'

Afirma Raphaël Metz en su libro, un ensayo tan provocador como fascinante: "Los aztecas, como sus antecesores (olmecas, mayas, toltecas...), como sus vecinos (nazcas e incas en Perú y todos los demás), no buscaban conseguir la acumulación infinita de riquezas. Cuando Moctezuma conoció a Cortés, le dijo: 'Sé que mis enemigos te dijeron que tengo palacios con paredes de oro, alfombras y otras cosas de oro. [...] Mis palacios, los has visto: son de piedra, cal y tierra. [...] Es cierto que tengo unos objetos de oro que recibí de mis antepasados; todo lo que tengo es tuyo si lo deseas".

El lector que quiera ahondar en si la rueda es en realidad un ingenio peligroso que podría, incluso, como llega a dejar caer el autor "abocarnos a nuestra propia extinción", debiera leer su libro, desbordante de ideas, matices, mitos y leyendas. Pero un resumen de urgencia para terminar diría algo así como que, pese a lo que rece a la economía clásica, el afán voraz por poseer riquezas, por ir más alto, más lejos, más fuerte no es consustancial a la naturaleza humana, sino solo a una cultura concreta, la occidental, que, al tornarse hegemónica, ha permitido confundir una cosa con la otra impidiéndonos pensar otros ejes de coordenadas que, lejos de ser utópicos, han sido en los que se ha movido la humanidad durante la mayor parte de su paso por el planeta, un planeta mucho mejor cuidado y no bajo la espada de Damocles de la catástrofe medioambiental. Tal vez sin la rueda llegaríamos más tarde, pero ¿a qué tanta prisa?

¿La bicicleta es más rápida que el coche?

Las cuentas eran irreprochables y causaron una auténtica conmoción. Las publicó el heterodoxo pensador austríaco Iván Ilich en los 70 y básicamente demostraban que el coche es un invento absurdo -y letal- que, si se mira bien, en realidad es más lento que una simple bicicleta, que además es mucho más saludable.

Explicaba Ilich que un estadounidense promedio pasa más de 1.600 horas al año en su automóvil. Este cálculo suma las horas que pasa en el vehículo y las del tiempo de trabajo necesario que le permite pagar dicho auto (al contado o a plazos) y sus extras: gasolina, seguros, peajes, multas...

El mismo estadounidense promedio recorre unos diez mil kilómetros al año. ¿Cuál es pues su velocidad? Apenas 6 kilómetros por hora. En una bicicleta viajaría unos 12 kilómetros por hora....

Hoy, actualizados esos datos, y como los salarios han aumentado más que el precio de transporte, los coches ya logran ir 'un pelín' más rápido que las bicicletas. Entre 13-23 km/h frente a 12-18 km/h. Pero los estudios demuestran que ese breve tiempo perdido en bici se recupera con creces en esperanza de vida.

Y es que si usted pedalea en lugar de conducir vivirá de media 2,5 años más.

Fuente: elconfidencial.com | 1 de diciembre de 2021

Estudian cómo influyó el cambio climático en el periodo de transición de las sociedades cazadoras-recolectoras a sedentarias en el Levante

El enclave arqueológico prehistórico 'Jordán River Dureijat' ('Escaleras del río Jordán') a orillas del lago Paleo Hula. Crédito: Gonen Sharon, Tel-Hai College.

Sobre la base de la identificación de restos de plantas, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv y el Tel-Hai College han tratado de proporcionar la primera reconstrucción detallada del clima en la tierra de Israel al final de la última Edad de Hielo (20.000-10.000 años antes del presente).

Los investigadores afirman que los cambios climáticos significativos que caracterizaron este período, manifestados por diferencias marcadas en la temperatura y la precipitación, no solo estacionalmente, sino a lo largo del año, fueron una influencia significativa en la transición de una sociedad nómada de cazadores-recolectores a un asentamiento permanente y una forma de vida agrícola.

El estudio también proporciona la primera información relacionada con la historia de la flora de la región y su respuesta al cambio climático ocurrido durante la Edad de Hielo. En el contexto de la reciente conferencia climática de Glasgow, los investigadores creen que comprender la respuesta de la flora de la región a los importantes cambios del clima del pasado puede ayudar a preservar la variedad regional de especies de plantas y planificar los desafíos climáticos actuales y futuros.

La investigación fue realizada por la Dra. Dafna Langgut (izquierda), del Departamento de Arqueología y el Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv; el profesor Gonen Sharon (izquierda), jefe del Programa de Maestría en Estudios de Galilea en Tel-Hai College, y el Dr. Rachid Cheddadi (derecha), experto en evolución y paleoecología de la Universidad de Montpellier, Instituto de Ciencias Evolutivas (ISEM) Montpellier, Francia. El innovador estudio se publicó recientemente en la principal revista científica Quaternary Science Reviews.

El estudio se llevó a cabo en el enclave arqueológico prehistórico Jordán River Dureijat ("Escaleras del río Jordán") a orillas del lago Paleo Hula. El sitio es único por sus excepcionales condiciones de preservación que han permitido descubrir la actividad principal de sus primeros residentes locales: la pesca. Los restos botánicos conservados también han ofrecido a los investigadores la posibilidad de identificar las plantas que crecieron hace 20.000-10.000 años en el valle de Hula y sus alrededores. Durante este período de tiempo tuvieron lugar dos procesos importantes en la historia mundial: la transición de un estilo de vida nómada a uno sedentario, y el hecho de que tal fenómeno acontece durante un período de cambio climático muy acusado.

Recogida de muestras de sedimentos para la investigación de polen fósil. Crédito: Gonen Sharon, Tel-Hai College.

El profesor Sharon, supervisor de una excavación en Madregot Hayarden, explica que "en el estudio de la prehistoria, este período se denomina período Epipaleolítico. En sus inicios, la gente se organizó en pequeños grupos de cazadores-recolectores que vagaban por la zona. Pero, hace 15.000 años, somos testigos de un cambio significativo en el estilo de vida: la aparición de aldeas y otros procesos trascendentales que alcanzan su cúspide durante el siguiente período Neolítico. Este es el momento en que se produce el cambio más importante en la historia de la humanidad: la transición hacia la forma de vida agrícola, la cual conformó el mundo tal como hoy lo conocemos".

La Dra. Langgut, arqueobotánica especializada en la identificación de restos vegetales, profundiza en el segundo proceso importante de ese período, los cambios climáticos ocurridos en la región. Aunque en el pico de la última glaciación (Würm), hace unos 20.000 años, el Levante mediterráneo no estaba cubierto por una capa de hielo, tal como sucedía en otras partes del mundo, las condiciones climáticas que existían diferían de las existentes en la actualidad. Sus características exactas eran poco claras hasta la realización de este estudio. "El modelo climático que hemos elaborado se basa en la reconstrucción de la fluctuación de la propagación de especies vegetales, el cual indica que el principal cambio climático en nuestra zona se expresa por una caída de la temperatura de hasta cinco grados centígrados menos que en la actualidad, mientras que las cantidades de precipitaciones fueron cercanas a las de hoy, esto es, solo unos 50 mm menos que el promedio anual actual", dice Langgut.

La Dra. Dafna Langgut (derecha) analizando muestras de polen fósil en TAU Crédito: Sasha Flit / TAU

Sin embargo, Langgut explica: "Unos 5.000 años después, en el período Epipaleolítico (hace unos 15.000 años), se puede ver en el modelo una mejora significativa de las condiciones climáticas. Una mayor prevalencia de especies de árboles tolerantes al calor, como el olivo, el roble común y la pistacia, indican un aumento de la temperatura y la precipitación. Durante este período, los primeros sitios de la cultura Natufiense aparecen en nuestra región. Es muy posible que el clima templado haya contribuido al desarrollo y florecimiento de esta cultura, en la que los asentamientos permanentes, las estructuras de piedra, las instalaciones de almacenamiento de alimentos, y más elementos, aparecen por primera vez en el escenario mundial".

La siguiente etapa del estudio se ocupa del final del período Epipaleolítico, hace unos 12.000-11.000 años, conocido globalmente como el período Younger Dryas. Este período se caracteriza por el regreso a un clima frío y seco como el de la Edad de Hielo, lo que provocó una especie de crisis climática en todo el mundo. Los investigadores afirman que, hasta la realización de este estudio, no estaba claro en qué medida hubo alguna expresión de este período frío en la región levantina.

Según los investigadores "los hallazgos que surgen del modelo climático presentado en el artículo muestran que el período de tiempo considerado se caracterizó por la inestabilidad climática, con fluctuaciones intensas y una caída considerable de las temperaturas. Sin embargo, mientras se reconstruía las medidas de precipitaciones, se descubrió un fenómeno sorprendente: las cantidades medias de lluvia observadas fueron sólo ligeramente inferiores a las acontecidas en la actualidad, si bien las precipitaciones se distribuyeron durante todo el año, incluidas las lluvias de verano".

Gráfico de granos de polen fósil. Crédito: Dra. Dafna Langgut

En el estudio se afirma que dicha distribución ayudó a la expansión y florecimiento de especies de plantas anuales y frondosas. Los cazadores-recolectores que vivieron en este período tenían una amplia variedad de plantas recolectables fácilmente disponibles durante todo el año. Esta circunstancia permitió su familiaridad con tales plantas, justo antes de su domesticación. Los investigadores opinan que estos hallazgos contribuyen a una nueva comprensión de los cambios ambientales que tuvieron lugar en vísperas de la transición a la agricultura y la domesticación de animales.

La Dra. Langgut concluye: "Este estudio ayuda no solo a comprender el trasfondo ambiental de procesos trascendentales en la historia de la humanidad, como los primeros asentamientos permanentes y la transición a la agricultura, sino que también proporciona información sobre la historia de la flora de la región y su respuesta a los cambios climáticos del pasado. No hay duda de que este conocimiento puede ayudarnos a preservar la variedad de especies actuales y a enfrentarnos a los desafíos climáticos presentes y futuros".

Fuentes: phys.org | haaretz.com | 22 de noviembre de 2021