Descubren una segunda sinagoga en la ciudad natal de María Magdalena en Galilea

El sitio donde se descubrió la segunda sinagoga en la antigua ciudad galilea de Migdal. (Universidad de Haifa).

Un equipo de arqueólogos ha descubierto recientemente una sinagoga de hace 2.000 años, correspondiente al período del Segundo Templo (aproximadamente 516 a.C. hasta 70 d.C.), en Migdal, en el borde noroeste del Mar de Galilea, lo que la convierte en la segunda sinagoga de este tipo que se encuentra en la antigua comunidad de Magdala, comunicó la Universidad de Haifa.

Es la primera vez que se han encontrado dos sinagogas dentro del mismo asentamiento desde el período en que el Segundo Templo todavía funcionaba en Jerusalén, un descubrimiento que, según los investigadores, está cambiando su comprensión de la vida religiosa en ese momento.

Otra vista de la excavaciones de las ruinas de la segunda sinagoga hallada en Migdal. (Universidad de Haifa).

"Los arqueólogos habían asumido que mientras el Segundo Templo estuviera en pie, no había tanta necesidad de crear sinagogas", relata la profesora Adi Erlich (izquierda), de la Universidad de Haifa en un comunicado.

Dina Avshalom-Gorni, arqueóloga de igualmente de la Universidad de Haifa, y que ha ayudado en la administración de la excavación, dijo que "el descubrimiento de una segunda sinagoga da una idea de la vida religiosa diaria de los judíos en Galilea en ese momento y testifica sobre la necesidad de un edificio dedicado a estudiar, leer la Torá y celebrar reuniones sociales".

"La ubicación de las dos sinagogas, a menos de 200 metros de distancia una de la otra, está ubicada una en un área industrial y la segunda en una calle residencial, lo que muestra que fueron construidas dentro del tejido social del asentamiento”, añade Avshalom-Gorni.

Dina Avshalom-Gorni, a la derecha, junto al arqueólogo Yehuda Govrin, en el lugar de excavación de la antigua sinagoga descubierta en Migdal. (Universidad de Haifa).

La sinagoga recientemente descubierta es de basalto y yeso, y comprende un salón principal y dos salas laterales. También se encontró un banco de piedra. Seis pilares sostenían el techo y se encontraron las basas de dos de ellos. Las paredes estaban cubiertas de yeso y decoradas con colores. Una pequeña habitación en el extremo sur del salón principal tenía un estante que pudo haber sido usado para almacenar pergaminos, detalla el comunicado.

El hallazgo también produjo una variedad de artefactos de la época, incluidos candelabros de cerámica, cuencos de vidrio hechos con moldes, anillos y utensilios de piedra (gres) utilizados para rituales de purificación.

Esto es significativo, explica Avshalom-Gorni. “La sociedad judía de la época estaba profundamente relacionada con la santidad”, lo que se puede deducir de la existencia de los baños rituales y el gres (que era inmune a la contaminación por prácticas no kosher).

La primera sinagoga hallada en Migdal salió a la luz en una excavación realizada por Avshalom-Gorni en 2009. Ese edificio incluía un banco de piedra con una menorá de siete brazos grabado en el mismo y recuerda a la menorá que se usaba en ese momento en el Segundo Templo.

Migdal, conocida por su antiguo nombre como Magdala, era un centro importante de la vida judía en ese momento. Se menciona en los escritos de Flavio Josefo, quien fue un líder militar judío en la revuelta contra los romanos en el siglo I d.C., pero luego cambió de bando para convertirse en ciudadano e historiador romano. Magdala también se menciona en el Nuevo Testamento como el lugar de nacimiento de María Magdalena.

Las excavaciones actuales están siendo realizadas por el arqueólogo privado Yehuda Govrin con la supervisión científica del Instituto de Arqueología Zinman de la Universidad de Haifa.

Las obras de excavación se realizaron debido a la ampliación de la Ruta 90 en la zona. Parte de la sinagoga se encontró durante los trabajos preliminares a principios de año, aunque en ese momento aún no se conocía el alcance de las ruinas halladas.

La Autoridad de Antigüedades de Israel tiene la intención de celebrar reuniones en las próximas semanas para discutir la apertura del sitio al público.

Fuente: thetimesofisrael.com | 12 de diciembre de 2021

Hallan en Italia el entierro más antiguo de Europa: los restos de una niña-bebé de hace unos 10.000 años y a la que honraron con cuidado

Jamie Hodgkins, investigadora principal, y su equipo en el lugar donde se descubrió el enterramiento en Italia. / Jamie Hodkins, PhD, CU Denver.

Hace 10.000 años, justo después de terminar la última Edad de Hielo, un grupo de cazadores-recolectores enterró a una niña bebé en una cueva italiana. La sepultaron con una rica selección de sus cuentas y colgantes más preciados, además de una garra de búho real. "Eran señales del dolor que sentía el grupo por la pérdida de la niña", dicen los investigadores.

“El tratamiento funerario aparentemente ‘igualitario’ de esta pequeña, a quien el equipo apodó "Neve", muestra que hace ya 10.000 años en Europa Occidental incluso las mujeres más jóvenes eran reconocidas como personas plenas en su sociedad”, explican los arqueólogos de la Universidad de Colorado en un estudio publicado en la revista Scientific Reports.

La niña fue encontrada en Arma Veirana, una cueva en los prealpes de Liguria, en el noroeste de Italia. El sitio era bastante conocido por los aldeanos locales. Y también por los saqueadores, cuyo ‘trabajo’ expuso varias herramientas del Pleistoceno tardío que atrajo a los investigadores a la zona.

Un aspecto del trabajo de excavación realizado en la cueva de Arma Veirana, Italia.

Las excavaciones profesionales comenzaron en 2015 y los especialistas se pasaron las dos primeras temporadas cerca de la boca de la cueva, exponiendo capas estratigráficas que contenían herramientas de más de 50.000 años de antigüedad típicamente asociadas con los neandertales en Europa.

También se encontraron restos de comidas antiguas, como huesos de jabalíes y alces marcados con cortes y trozos de grasa carbonizada. Además, aparecieron herramientas de piedra mucho más recientes y que probablemente se habían estado erosionando en lo más profundo de la cueva.

En 2017, los arqueólogos se adentraron más en Arma Veirana y comenzaron a desenterrar conchas perforadas. Pocos días después de encontrar la primera cuenta, uno de los excavadores descubrió una pequeña pieza de la bóveda craneal del bebé.

Adornos asociados con el enterramiento. Ejemplos de cuentas de concha de 'Columbella rustica' (a – l) y colgantes perforados hechos de 'Glycmeris sp'. (m – p).

“Estaba excavando en un lugar adyacente y recuerdo que miré y pensé 'ese es un hueso extraño'”, dice Claudine Gravel-Miguel, investigadora de la Universidad Estatal de Arizona. “Rápidamente quedó claro que no solo estábamos mirando un cráneo humano, sino que también que era de un individuo muy joven. Fue un día muy emotivo", añade.

Claudine Gravel-Miguel con el antropólogo Vitale Stefano Sparacello en unas excavaciones en el yacimiento de Arene Candide, Italia, en 2011.

Mediante el empleo de herramientas dentales y un pequeño pincel, los investigadores pasaron esa semana y la siguiente temporada de campo (en 2018) exponiendo cuidadosamente todo el esqueleto, el cual estaba adornado con líneas articuladas de cuentas de concha perforadas. La datación por radiocarbono determinó que el bebé vivió hace 10.000 años, y el análisis de ADN reveló que era una niña perteneciente a un linaje de mujeres europeas conocido como el haplogrupo U5b2b.

"Hay un registro decente de entierros humanos antes de hace unos 14.000 años. Pero el último período del Paleolítico superior y la primera parte del Mesolítico, el último período en Europa en el que la caza y la recolección eran la principal forma de ganarse la vida, son poco conocidos en lo que respecta a las prácticas funerarias. Los entierros de bebés, además, son especialmente raros, por lo que Neve agrega información importante para ayudar a llenar este vacío”, indica en un comunicado la antropóloga Jaime Hodgkins (izquierda), de la Universidad de Colorado.

El análisis del tejido y la estructura de los dientes del bebé mostró que murió entre 40 y 50 días después de su nacimiento y que experimentó un estrés de desarrollo que detuvo brevemente el crecimiento de sus dientes poco antes de nacer. Los estudios de carbono y nitrógeno de los dientes revelaron que la madre del bebé se había estado alimentando durante la gestación con una dieta vegetal.


Disposición del entierro. (A) Imagen fotogramétrica 3D progresiva de cada pieza antes de su extracción, reconstruyendo los huesos y artefactos como estaban in situ. (B) Trazado con recuadro que demuestra la posición probable del cuerpo. Un modelo 3D interactivo de la cueva está disponible en línea: https://bit.ly/3jCq4zC.

Las prácticas mortuorias ofrecen una ventana a las cosmovisiones y la estructura social de las sociedades pasadas. El tratamiento funerario infantil proporciona información importante sobre quién era considerado una persona y quién tenía los atributos de un yo individual, la capacidad moral y la elegibilidad para ser miembro de un grupo.

En este sentido, los expertos se sorprendieron del cuidado con el que se elaboró cada pieza de los adornos que acompañaban a la niña. Muchos de ellos exhibían cierto desgaste, lo que probaría que fueron transmitidos al bebé por los miembros del grupo. “El tratamiento funerario de Neve sugiere que el reconocimiento de los neonatos como personas completas tiene orígenes muy profundos”, indican.

Al comparar este descubrimiento con un entierro similar de dos bebés que datan de hace 11.500 años en Upward Sun River, Alaska, los arqueólogos consideran que pudo haber una cultura ancestral común que fue compartida por los pueblos que emigraron a Europa y los que emigraron a América del Norte, o que pudo surgir en forma paralela en poblaciones de todo el planeta.

Fuentes: lavanguardia.com | agenciasinc.es | news.ucdenver.edu. | 14 de diciembre de 2021

Los équidos también pueden producir artefactos de piedra

Diferentes núcleos cortados por los équidos.

Un equipo de arqueólogos españoles ha realizado un experimento que hace dudar sobre la autenticidad de los artefactos de la cultura Olduvayense o industria de modo1 del primer Paleolítico.

Hace unos 2,6 millones de años comenzó la era más larga de la historia de la humanidad, el Paleolítico, en la que los homínidos empezaron a fabricar las herramientas de piedra más primitivas. Pertenecen a la llamada cultura arqueológica Olduvai (Olduvayense), que recibe su nombre de los primeros hallazgos realizados en la garganta de Olduvai, en Tanzania. Las herramientas de piedra más antiguas que se conocen se han encontrado en Etiopía, en Gona (hace 2,7-2,5 millones de años), Omo (hace 2,5-2,4 millones de años) y Hadar (hace 2,5 millones de años), así como en yacimientos de Kenia, Tanzania y la República Democrática del Congo.

Sin embargo, a veces es difícil distinguir las herramientas de piedra más antiguas de las eólicas, es decir, de las pseudoherramientas. El principal indicio de que el detritus fue hecho por la mano de un homínido y no el resultado de factores naturales es el corte específico en su superficie exterior. Además, los científicos han descubierto que los monos capuchinos de banda negra (Sapajuus libidinosus) que viven en Brasil no solo utilizan las piedras, rompiendo el fruto de la palma aceitera y las conchas de los moluscos, sino que también parten deliberadamente las piedras ellos mismos. Esto impone más restricciones sobre las herramientas a los arqueólogos.

Santiago Domínguez-Solera (izquierda) y sus colegas de la Universidad de Alcalá se dieron cuenta de que los miembros de la familia de los équidos (Equidae) pueden romper rocas con la pezuña, lo que da lugar a objetos que pueden confundirse con herramientas de piedra homínidas. Los científicos decidieron entonces hacer un seguimiento de tres burros sin montura (Equus africanus asinus) de entre 200 y 300 kilos y un caballo (Equus ferus caballus) de unos 500 kilos, en una finca de Cuenca.

Los animales se mantenían en un recinto abierto que cubría una superficie de aproximadamente una hectárea. La zona contenía rocas calcáreas que previamente habían sido rotas por los burros. Después de que los científicos confirmaran que estas rocas efectivamente las rompían los animales, al rascar las pezuñas en el suelo y desenterrar las rocas, llevaron a cabo un experimento en el que introdujeron 12 cuarcitas y dos cantos rodados de sílex similares a los utilizados por los homínidos de la cultura Olduvai.

Ejemplo de núcleo "intensamente descascarillado" con múltiples cicatrices negativas superpuestas que muestran una direccionalidad diferente en la eliminación de las escamas, al igual que el tallado humano.

En el experimento, que duró 52 horas, los científicos comprobaron que los burros y un caballo daban patadas con la pezuña contra las rocas. Como resultado, cinco de los adoquines se rompieron. En ellas se encontraron 37 'artefactos' de piedra, de los cuales 15 estaban enteros y 6 rotos, así como cinco 'núcleos'. Las observaciones de los animales continuaron durante los cuatro meses siguientes, durante los cuales, los investigadores registraron que las roturas de rocas eran el resultado tanto de la trituración deliberada de las pezuñas como de impactos accidentales.

Núcleo tallado por los équidos. 1: adoquín reacondicionado; 2-3: fragmentos de núcleo; 4-5: lascas.

El estudio demostró que los 'artefactos' producidos por los animales eran muy similares a las herramientas de piedra producidas por los homínidos de la cultura Olduvai. Estos objetos son similares a los que se producen al martillear un núcleo en un yunque. Los científicos han llegado a la conclusión de que no solo los monos capuchinos pueden partir rocas que podrían confundirse con las de los homínidos, sino también los miembros de la familia de los equinos. Esto es particularmente importante dado que los équidos eran omnipresentes en los paisajes habitados por los homínidos, por lo que los hallazgos individuales de utensilios de piedra pueden requerir un nuevo examen.

Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Journal of Archaeological Science.

Fuente: mundo.sputniknews.com | 4 de diciembre de 2021

El Museo Arqueológico de Úbeda (Jaén) inaugura la exposición «Si Indiana Jones hubiese sido arqueólogo… la imagen de la arqueología en el siglo XXI»

Enmarcado en el programa de Navidad de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, llega al Museo Arqueológico de Úbeda una exposición que pretende desmitificar la figura del arqueólogo del siglo XIX, eliminando así la imagen romántica de la arqueología.

Con el título «Si Indiana Jones hubiese sido arqueólogo…la imagen de la arqueología en el siglo XXI», tiene como objetivo contrastar la visión de la arqueología popular a través del cine con los verdaderos restos arqueológicos que se conservan en el museo para darlos a conocer a los visitantes atraídos por esta gran saga del cine, así como conocer el trabajo real que realizan los verdaderos arqueólogos hoy en día y el cambio de concepto en la arqueología en el siglo XIX y en el siglo XXI.

En el año 2021, cuando se cumplen 4 décadas de la llegada de Indiana Jones al cine, el Museo Arqueológico de Úbeda recoge 20 objetos que recorren las aventuras de Indy. Aunque, a día de hoy, el modelo de arqueología que plantea la saga está muy lejano a la realidad, todavía sigue siendo un vehículo para despertar el interés en las nuevas y no tan nuevas generaciones. La exposición, creada por la Asociación Cero Culture y asesorada por la arqueóloga Estela Pérez Ruiz pretende ser una fuente de atracción de visitantes al Museo donde podrán apreciar por ejemplo las herramientas que utilizaba Indiana Jones en sus aventuras y los instrumentos usados en la actualidad por arqueólogos de hoy en día.

La exposición se compone de 14 paneles ubicados en la planta superior de la casa Mudéjar donde se ubica el Museo Arqueológico de Úbeda. Sin olvidar la perspectiva de género de la exposición, se muestran a las pioneras de la arqueología, mujeres que contribuyeron a la evolución de las técnicas de excavación hacia la metodología científica, Margaret Alice Murray, Gertrude Caton Thompson, Kalthleen Keyon o Encarnación Cabré Herreros.

La exposición podrá visitarse hasta el 28 de Febrero en horario habitual del Museo de Martes a Sábado de 9 a 21h y Domingos y Festivos de 9 a 15h (cerrado 24, 25, 31 de diciembre, 1 y 6 de enero).

Desde el Museo Arqueológico de Úbeda se proponen visitas guiadas para toda la familia los días 11 y 18 de diciembre y 2 de enero. Es necesario reservar plaza en el teléfono 953 10 86 23. Hasta la finalización de la exposición se plantearán nuevas visitas guiadas incluyendo a escolares, así como dos conferencias, una relativa a la saga de Indiana Jones así como la imagen de la arqueología en el siglo XXI y otra relativa a los trabajos que se están realizan en Egipto por la Universidad de Jaén.

El Santo Grial, las piedras de Shankar o el Arca de la Alianza son leyendas que han formado parte de la historia durante siglos. A través de esta exposición, nos sumergiremos en sus historias, pero también pondremos de manifiesto las historias y descubrimientos fascinantes de nuestra provincia que al propio Indiana Jones le hubiese gustado conocer.

Fuente: horajaen.com | 11 de diciembre de 2021

Descubierto medio centenar de hachas de mano paleolíticas en el yacimiento de Valparaíso (Burgos)

Hachas de mano halladas en el yacimiento arqueológico de Valparaíso en Hortigüela, Burgos. -ICAL

La primera campaña de excavación en el yacimiento de Valparaíso (Hortigüela, Burgos), dirigida por Eudald Carbonell i Roura, catedrático de Prehistoria de la Universidad Roviri i Virgili, Profesor Colaborador Honorífico en la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, se ha saldado con el descubrimiento de más de medio centenar de piezas talladas principalmente sobre cantos de cuarcita entre los que destacan varios bifaces, hendedores y lascas, así como algún triedro y núcleos para la obtención de lascas de gran formato.

Durante una semana, un equipo de diez investigadores, ha abierto una superficie de 25 metros cuadrados para ver la potencia estratigráfica del yacimiento y poder tomar las muestras necesarias que permitan conocer la cronología de este lugar. Durante la excavación, se han recuperado una docena de piezas en posición primaria, lo que va a permitir contextualizar el resto de las herramientas de piedra recuperadas mediante la prospección arqueológica de las tierras circundantes inmediatas a la zona de la excavación.

Excavación del yacimiento de Valparíso en Hortigüela en la provincia de Burgos. / FUNDACIÓN ATAPUERCA

Este tipo de útiles de gran formato son herramientas de mano que los antepasados empezaron a fabricar en Europa hace medio millón de años y que dieron origen al modo tecnológico II o achelense. En Europa esta tecnología de talla la comenzaron a desarrollar los preneandertales. El estudio de las huellas de uso de muchos de estos útiles achelenses ha puesto de manifiesto que una de las características de estos objetos es su polifuncionalidad, es decir que les servían para todo. Así una misma hacha de mano podía ser utilizada para descarnar un rinoceronte, para trabajar la madera o para recolectar fibras vegetales indistintamente.

Vista general del yacimiento al finalizar la excavación.

Sistemas de fabricación

El estudio del conjunto de herramientas de piedra de Valparaíso permitirá ahondar en los sistemas de fabricación de estos útiles y compararlas con otros conjuntos de estas características documentados en los yacimientos de Galería y Gran Dolina de la sierra de Atapuerca. Estos sitios apenas distan 32 kilómetros en línea recta del yacimiento de Valparaíso. Por este motivo el estudio comparativo de estos lugares permitirá conocer las relaciones tecnológicas entre los grupos cazadores y recolectores que ocuparon la sierra de Atapuerca y los que se desplazaron por la cuenca media y alta del río Arlanza.

El valle del Arlanza es conocido a nivel prehistórico por albergar los yacimientos neandertales de La Ermita, Cueva Millán y La Mina, todos ellos con una edad inferior a los 50.000 años. A priori, el yacimiento de Valparaíso parece que se corresponde con un periodo más antiguo protagonizado por los antepasados inmediatos de estos neandertales. Para verificar esta hipótesis durante la campaña de excavación se han tomado toda una serie de muestras que permitirán conocer la cronología del nuevo yacimiento.

Bifaz descubierto durante esta campaña de excavación.

Divulgación científica

Eudald Carbonell se ha caracterizado a lo largo de su trayectoria por ser un científico comprometido con lo que el mismo denomina 'socialización del conocimiento'. Este arqueólogo, codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, siempre ha defendido que la ciudadanía debe conocer de primera mano los resultados derivados de los diferentes proyectos de investigación, y por tanto es prioritario que los científicos construyan discursos accesibles que permitan esta transmisión del conocimiento al gran público. Por este motivo durante la campaña de Valparaíso se dedicó una mañana para que los vecinos de la zona pudieran conocer de primera mano e in situ los avances realizados en la excavación. Esta jornada de puertas abiertas fue organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Hortigüela y a ella acudieron una treintena de personas, que tuvieron la oportunidad de ver las hachas de mano descubiertas.

Jornada de puertas abiertas donde los vecinos de la zona conocieron el nuevo yacimiento de Valparaíso. / FUNDACIÓN ATAPUERCA.

Fundación Palarq

La Fundación Palarq es una entidad privada y sin ánimo de lucro que se crea con la finalidad de apoyar las Misiones en Arqueología y Paleontología Humana Españolas en el extranjero, excluyendo Europa, dentro de una perspectiva que abarca desde la etapa paleontológica a las épocas prehistóricas y las históricas en interés monumental. Entre sus convocatorias de ayudas, se encuentra el apoyo para el empleo de técnicas analíticas sobre bienes paleo-arqueológicos procedentes de un yacimiento en territorio español.

Fuente: burgosconecta.es | 9 de diciembre de 2021

Segovia recupera su pasado romano más allá del acueducto

Recreación idealizada del foro romano en Segovia, según Santiago Martínez Caballero. Infografía de J. R. Casal

El acueducto de Segovia, declarado por la Unesco como Patrimonio de..., no es una obra aislada de la presencia romana en ese lugar, sino una infraestructura de abastecimiento a una ciudad que tenía unos 5.000 habitantes y en torno a 40 hectáreas de superficie, una dimensión con cierto empaque dentro de las capitales romanas del Valle del Duero, de similar tamaño a Tiermes, Soria o Confloenta (en el municipio segoviano de Duratón).

Con un presupuesto de un millón de euros, el Ayuntamiento de Segovia abordará la restauración, excavación y musealización del antiguo foro para ensalzar el pasado romano de la ciudad más allá del acueducto. Forma parte de un paquete de proyectos sostenibles de rehabilitación y mantenimiento de patrimonio histórico y cultural, un total de tres millones de euros procedentes del Plan Impulsa de Patrimonio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Este plan, dotado en su conjunto con 45 millones de euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea, tiene como objetivo crear nuevos itinerarios turísticos y mejores espacios en la zona norte de la capital. El consistorio segoviano pretende adjudicarlo el próximo año y terminarlo en 2023.

Hay pocos datos que ayuden a comprender la ciudad romana, que tuvo que adaptar su urbanismo y arquitectura a una topografía compleja asentada sobre un cerro, además de la existencia precedente de una celtibérica de la que se pudieron heredar solo algunos elementos. A los investigadores les resulta muy difícil encontrar restos arqueológicos porque los espacios de excavación son muy limitados. El casco urbano actual es una ciudad viva, además de Patrimonio de la Humanidad, con una alta concentración de edificios histórico-artísticos que ocultan la presencia de restos romanos que no pueden ser excavados porque sobre ellos se sobreponen construcciones posteriores monumentales, según reconoce el arqueólogo e historiador Santiago Martínez Caballero.

Martínez Caballero, también director del Museo de Segovia, suscribió en 2018 un artículo científico sobre la evolución urbana de Segovia en época celtibérica y romana, junto con los arqueólogos e historiadores, Luciano Municio, Clara Martín, José Miguel Labrador y Víctor Cabañero, así como la arquitecta Sonia Álvarez, que habla de los restos del foro, del siglo I después de Cristo, como los más importantes de época romana en la ciudad, aparte del acueducto. A juicio de los estudiosos, estos hallazgos evidencian el desarrollo de una civitas con sede urbana en Segovia y con una importante presencia dentro del interior hispano, pero continúan existiendo las mismas dudas en lo que se refiere a importantes aspectos de la organización de la ciudad y sus límites.

Estructura romana en Segovia. Clara Martín.

Poder imperial

Lo que parece claro es que el acueducto no fue una obra aislada. Se cree que fue construido durante el gobierno del emperador Trajano, a finales del siglo I de la era actual, o principios del de Adriano. Se plantea que su gran monumentalidad pueda estar vinculada con una relación de la ciudad con el poder imperial, que pudo financiar su construcción. El monumento manifiesta la presencia en Segovia de una élite muy relevante, capaz no solo de poner a disposición unos fondos para la construcción de esta infraestructura, sino también de establecer contactos políticos con altos mandos del gobierno central romano para llevar a cabo esta gran obra.

En este contexto se enmarca el foro municipal de Segovia, cuyos primeros restos fueron localizados en unas excavaciones realizadas en 1990 en el entorno de la plaza de Guevara. Allí apareció un conjunto de grandes estructuras de uno de sus edificios y restos de los cimientos de un espacio columnado que podían pertenecer a un pórtico, que lo cerraba por uno de sus lados, según la habitual tipología de estos complejos públicos en el occidente romano. Pudo formar parte de un inmueble singular, como una basílica (edificio público destinado al tribunal), que ocupaba un lugar preferente. Los historiadores barajan que podría tratarse de un conjunto rectangular de unos 100 metros de longitud.

Pórtico de Segovia en la calle Miguel Canto Borreguero. Junta de Castilla y León.

Los hallazgos no se ven actualmente al estar cubiertos por un edificio construido posteriormente. A los restos de otro conjunto del foro —espacios que se corresponden con un sector de una estructura de habitación, posiblemente pertenecientes a un pórtico, debajo de la plaza de Guevara— se accede a través de un aparcamiento privado. Además, según Martínez Caballero, hay unas interesantes pinturas murales y unas soluciones arquitectónicas típicamente romanas con muros de ladrillo y grandes sillares en las zonas estructurales principales del edificio.

En diferentes intervenciones que se han realizado en esa zona de la plaza y en la calle Miguel Canto Borreguero se han ido localizando trazas, algún muro, pertenecientes a un espacio monumental, así como en las plazas de la Rubia y la del Potro, donde han salido a la luz restos de grandes muros que deben contextualizarse en ese espacio foral.

Fuentes municipales han explicado que, además de completar la excavación llevada a cabo hace 30 años, en una zona de la misma plaza ocupada por un jardín se procederá a la restauración y musealización del complejo. Se recuperará además el espacio transitable en la calle al crearse un sótano arqueológico con acceso directo desde el exterior.

Plaza de Guevara, en Segovia, en cuyo subsuelo se encuentran restos del foro romano. Aurelio Martín.

Topografía compleja

Martínez Caballero entiende que en la zona ajardinada se pueden hallar los restos de otro edificio que se abría hacia el foro, que estaba presidido por un templo, punto de proyección escenográfica, aunque se desconoce aún dónde se encontraba. Hay confianza en que los trabajos de arqueología saquen a la luz algún indicio más para reconstruir la planta en su totalidad. Estos espacios públicos principales de las ciudades romanas estaban estructurados en grandes áreas abiertas, cerradas generalmente por pórticos. A su alrededor se disponían los diferentes edificios administrativos, religiosos y comerciales necesarios para el funcionamiento de la ciudad, desde la basílica a tiendas, archivos, la curia local o los espacios de administración y gestión local de gobierno, entre otros.

A partir de esa tipología general, el director del Museo de Segovia cree que se puede interpretar que las estructuras pertenecen a un conjunto arquitectónico, a la vez que los grandes restos de los cimientos documentan la existencia de una gran estructura de aterrazamiento de una parte del foro.

En una parte de la ciudad, en la zona central, los romanos decidieron levantar el espacio público principal: el foro. Los desniveles topográficos de la plaza de Guevara fueron salvados por grandes estructuras de aterrazamiento que creaban los planos horizontales donde se levantaban sus edificios. Estas soluciones son muy habituales en el Valle del Duero, donde ciudades como Uxama Argaela o Tiermes, en Soria, presentan sus conjuntos forales sobre grandes plataformas artificiales que dotaban a los edificios de gran vistosidad y de un componente escenográfico muy buscado, con el fin de resaltar esos espacios como elementos principales de representación y focos de referencia simbólica en el paisaje urbano de la ciudad.

Plaza Mayor de Segovia. Clara Martín y José Miguel Labrador.

En cuanto a otros legados romanos, en la muralla medieval, construida a partir del siglo XI, se conservan más de un centenar de inscripciones romanas pertenecientes a estelas funerarias de las diversas necrópolis que se situaban alrededor de la ciudad, que fueron reutilizadas como material arquitectónico. Se conocen también restos de unas termas cerca de la iglesia de San Martín, los de una necrópolis en la zona de la actual iglesia de San Millán y de un cementerio de tradición indígena, todavía en funcionamiento a mitad del siglo I. En otras intervenciones aparecieron restos de estructuras y algunos muros en la calle de la Judería, en la plaza Reina Doña Juana y en la Plaza Mayor, pero nunca viviendas completas.

En algunas zonas de los bordes del recinto amurallado, donde aflora la roca en superficie, hay vestigios de espacios tallados en la roca, pertenecientes a cimientos de edificios, incluso algunas estancias, que podían ser interpretadas como espacios subterráneos de viviendas, por ejemplo junto al Museo de Segovia, restos de una rampa de comunicación interna, posiblemente de época celtibérica-romana, siguiendo una tradición muy habitual en esta parte de Hispania, donde se utilizaban técnicas rupestres para resolver ciertas necesidades estructurales.

Recreación de la Segovia romana en el siglo I, según Santiago Martínez Caballero. Infografía de J. R. Casals.

Estación de paso de norte a sur

Segovia fue una ciudad de cierta entidad, nudo de comunicaciones importantes a los pies de uno de los pasos principales del Sistema Central, el de la Fuenfría, lo que la convertía en una estación de paso necesaria entre la Meseta Norte y la Sur. Además, se coloca en el eje de una vía importante de tráfico de personas y vía pecuaria, que es el eje paralelo al Sistema Central por el norte que comunicaba la zona del Alto Duero con la actual Extremadura, precedente de la carretera N-110 (Soria-Plasencia).

Especial punto de referencia comercial al sur del Duero, en opinión de Martínez Caballero, en época romana controlaba un amplísimo territorio provincial, unos 2.500 kilómetros cuadrados, que la convertían en un espacio con alta potencialidad de aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales. Además, se ubican unas minas de cobre relevantes en el centro peninsular, Los Almadenes, en Otero de Herreros. Segovia tenía una alta competencia económica en época romana que explica, por una parte, las dimensiones de la ciudad y la presencia del monumental acueducto.

El espacio de la actual provincia estaba gestionado en época romana dentro de la demarcación administrativa de cuatro ciudades: Confluenta, en Duratón, que gestionaba los territorios del alto valle del Cega y del alto valle del Duratón; Cauca (la actual Coca), de origen vacceo, desde donde se administraba la zona de la campiña cerealística del valle medio del Eresma, y en el área más oriental, el alto valle del Riaza, dentro la demarcación de Tiermes (la Termes romana), perteneciente a la provincia de Soria.

Las investigaciones realizadas en Tiermes y Confluenta han ido descubriendo elementos importantes de arquitectura romana teniendo en cuenta que estos lugares quedaron abandonados en la Edad Media, con lo cual es posible reconocer las estructuras urbanas. En el caso de Coca es más desconocido porque la villa medieval se superpone sobre la ciudad romana y la exploración del subsuelo solo se puede acometer cuando hay obras civiles, que son muy limitadas.

Arqueólogos trabajando en el yacimiento de Santa Lucía de Aguilafuente / El Adelantado.

También se conocen restos de otros asentamientos rurales romanos, especialmente villas de época bajo imperial, grandes edificios que actuaban de residencias rurales para grandes terratenientes o aristócratas locales que explotaban terrenos, como la villa de Aguilafuente, donde las excavaciones realizadas entre 1968 y 1972, que han continuado en 2018, están identificando un amplísimo espacio residencial romano organizado en torno a un gran peristilo central.

Fuente: el país.com | 9 de diciembre de 2021