Descubren en Luxor dos esfinges de gran tamaño dedicadas a Amenofis III y una a la diosa Sekhmet

Esfinge de Amenofis III.

Un par de esfinges gigantes de piedra caliza han sido desenterradas por arqueólogos que excavaban el templo de Amenofis III en Luxor (Egipto), quien gobernó el antiguo Egipto hace unos 3.300 años y fue el padre de Akenatón y abuelo de Tutankamón. Dicho templo es famoso por ostentar los enclaves egipcios más antiguos, además de situarse en las cercanías del famoso Valle de los Reyes, donde se encuentran las tumbas de la mayoría de los faraones del Imperio Nuevo (dinastías XVIII, XIX y XX), así como de la reina Hatshepsut.

Tal y como recoge el Daily Mail, las estatuas representan al faraón con un tocado en forma de mangosta, una barba real y un collar ancho.

Tras un análisis más detallado, el equipo encontró la inscripción "el amado de Amón-Ra" en el pecho de una de las esfinges.

Un equipo arqueológico egipcio-alemán, dirigido por Horig Sorosian, encontró las colosales estatuas sumergidas en agua en el edificio funerario, conocido como el 'Templo de los Millones de Años', según el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Segunda esfinge de Amenofis III, la cual aparece muy erosionada por el transcurso del tiempo.

Junto con las esfinges, de 8 metros de largo, el equipo también descubrió tres estatuas casi intactas de la diosa Sekhmet, la defensora con forma de león del dios Sol Ra y los restos de una gran sala con pilares. Las paredes de todo el salón están decoradas con escenas ceremoniales y rituales.

Horosian enfatizó la importancia de este hallazgo, ya que las dos esfinges confirman la presencia del inicio del camino procesional donde se realizaban todos los años las celebraciones del Festival del Valle Hermoso.

Este evento anual era un momento en el que las personas podían visitar a sus seres queridos fallecidos y llevarles regalos, y solo se celebraba en la antigua ciudad de Tebas.

Estatua casi intacta de la diosa Sekhmet

Abuelo de Tutankamón y padre de Akenatón

El rey Amenofis III fue el abuelo del famoso faraón niño Tutankamón y gobernó en el siglo XIV a. C. en el apogeo del Nuevo Reino de Egipto y dirigió un vasto imperio que se extendía desde Nubia en el sur hasta Siria en el norte.

El gobernante de la XVIII dinastía se convirtió en rey alrededor de los 12 años, con su madre como regente y se cree que gobernó Egipto entre 1386 y 1349 a. C.

El faraón Amenofis III (izquierda) fue el abuelo del famoso faraón niño Tutankamón (derecha) y gobernó en el siglo XIV a. C. en el apogeo del Nuevo Reino de Egipto y presidió un vasto imperio que se extendía desde Nubia en el sur hasta Siria en el norte.

Amenofis III eligió a la hija de un funcionario provincial como su esposa real, y durante todo su reinado, la reina Tiy apareció junto al rey. Amenofis III murió alrededor de 1354 a. C. y fue sucedido por su hijo Amenofis IV, ampliamente conocido como Akenatón, quien fue el padre del faraón Tutankamón.

Tutankamón comenzó su reinado a la edad de ocho años y gobernó durante unos nueve años. Sin embargo, el joven rey estaba plagado de problemas de salud debido a que sus padres eran hermanos, y los expertos creen que tales problemas lo llevaron a la muerte.

El equipo arqueológico egipcio-alemán, dirigido por Horig Sorosian, encontró las colosales estatuas sumergidas en agua en el edificio funerario conocido como el "Templo de los millones de años".

La ciudad dorada perdida

Amenofis III puede haber dejado la Tierra hace miles de años, pero los arqueólogos aún están descubriendo restos de su pasado, siendo el más lujoso la 'ciudad dorada perdida'.

En abril de 2021, los arqueólogos anunciaron el descubrimiento de una ciudad de 3500 años de antigüedad en Luxor, que dijeron que es la ciudad antigua más grande jamás descubierta en Egipto. Fue construida por Amenofis III y luego utilizado por el rey Tutankamón.

Amenofis III puede haber dejado la Tierra hace miles de años, pero los arqueólogos aún están descubriendo restos de su pasado, siendo el más lujoso la 'ciudad dorada perdida'. En abril de 2021, los arqueólogos anunciaron el descubrimiento de una ciudad de 3500 años de antigüedad en Luxor, que dijeron que es la ciudad antigua más grande jamás descubierta en Egipto

Luxor, una ciudad de unos 500.000 habitantes a orillas del Nilo, en el sur de Egipto, es un museo al aire libre de intrincados templos y tumbas faraónicas. Las excavaciones en el sitio descubrieron panaderías, talleres y entierros de animales y humanos, junto con joyas, ollas y ladrillos de barro con sellos de Amenofis III.

El equipo inicialmente se dispuso a descubrir el Templo Mortuorio de Tutankamón, donde el joven rey fue momificado y recibió ritos de estatus, pero se toparon con algo mucho más grande.

Vista general de las excavaciones en la ciudad dorada perdida. Foto: Cordon Press.

Betsy Brian (izquierda), profesora de egiptología en la Universidad John Hopkins en Baltimore, EE. UU., dijo: "El descubrimiento de esta ciudad perdida es el segundo descubrimiento arqueológico más importante desde la tumba de Tutankamón".

Fuentes: 20minutos.es | dailymail.co.uk | de enero de 2022

Un equipo de la Universidad de Córdoba demuestra que la Curia de Pompeyo en Roma tuvo varias fases constructivas

Zona de Roma donde se ubicaba la Curia de Pompeyo, en 'Largo Argentina'.

La Curia de Pompeyo fue una de las grandes salas de reuniones de suma relevancia histórica en la República romana. Ubicada en el flaco oriental del antiguo Pórtico de Pompeyo, entre sus muros, los senadores de la antigua Roma lidiaban en reuniones privadas con asuntos de alta política.

Lo que ahora es un yacimiento visible para viandantes que circulan por la plaza romana de Largo Argentina, tuvo, en realidad, varias fases constructivas que abarcan desde la época del mismo Pompeyo hasta tiempos medievales. Esto es, al menos, lo que ha corroborado un estudio realizado por un equipo de investigación ítalo-español en el que ha participado la Universidad de Córdoba.

Imagen 3D generada por computadora del Teatro de Pompeyo por el fabricante de modelos, Lasha Tskhondia

Este hecho ya había sido confirmado previamente por estudios los estratigráficos desarrollados por el equipo español que entre 2013 y 2017 trabajó en el yacimiento. Ahora, se han ratificado estas conclusiones desde el punto de vista de la arqueometría, otra disciplina científica distinta aplicada a la arqueología que emplea técnicas de análisis físicos y químicos sobre los materiales arqueológicos.

Concretamente, el trabajo ha analizado muestras de mortero del monumento, es decir, el conglomerado que se empleó para aparejar los distintos elementos de construcción. Los resultados han permitido establecer un método de datación indirecto que concluye que, efectivamente, la Curia de Pompeyo tuvo varias fases de construcción diferenciadas.

La primera de ellas, según los resultados del estudio, fue en época del mismo Pompeyo, en torno al 55 antes de Cristo. Por otro lado, las muestras analizadas indican que el monumento contó también con una segunda fase de construcción, que debe situarse alrededor del 19 antes de Cristo, en tiempos de Augusto, primer emperador romano. Por último, también se ha documentado una última etapa de edificación en el periodo alto-medieval.

Rodeado por un círculo el área donde se encontraba la Curia de Pompeyo.

Dime de dónde vienes y te diré de cuándo eres

La datación de estas etapas se ha establecido de forma indirecta gracias al conocimiento de la procedencia de los materiales con los que se construyó el monumento. El análisis de las composiciones de las muestras analizadas ha permitido a los autores, F. Marra, E. D´Ambrosio, M. Gaeta y A. Monterroso-Checa conocer las canteras de donde provenían los materiales. Las composiciones y fechas de extracción en las canteras han permitido saber que hubo distintas fases cronológicas en la utilización de estos materiales de construcción.

Todo ello es así debido a que existe una clara distinción entre la composición de las muestras atribuibles a la primera fase constructiva y a las de las etapas augustea y medieval. Por ejemplo, mientras que en la etapa inicial del monumento se utilizó exclusivamente un material conocido como puzolana rosa extraída de los depósitos volcánicos del interior de Roma, en las muestras atribuibles a la segunda fase de construcción se aprecia, sin embargo, vidrio volcánico, que es característico de otra pozzolana rosa distinta que, debido a la expansión del urbanismo, se extrajo de zonas más lejanas del centro monumental de la ciudad.

Recreación de la Curia en su fase II, según según A. Monterroso, J.I. Murillo, R. Martín y M.A Utrero BCOM 2018.

De esta forma, el trabajo, publicado en la prestigiosa revista Archaeometry de la Universidad de Oxford, confirma desde una óptica diferente las distintas fases de construcción del edificio donde murió Julio César, uno de los políticos y militares más importantes de la historia, un hecho relevante no sólo desde el punto de vista de la arqueología, sino también para el pasado de Roma.

La investigación ha contado con la colaboración de la Sovrintendenza Capitolina, organismo gestor del yacimiento, la Universidad de Córdoba, el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia y Universidad de Roma La Sapienza. Y ha sido financiada por dos los proyectos, HAR 2011 25705 y HAR2013 41818P, del Plan Nacional I+ D de Ministerio de Ciencia e Innovación de España.

Referencias

Marra, Fabrizio, D'Ambrosio, Ersilia, Gaeta, M. y Monterroso Checa, Antonio. (2021). Petrographical and geochemical criteria for a chronology of Roman mortars between the 1st century BC and the 2nd century AD: the Curia of Pompey the Great. Archaeometry. 10.1111/arcm.12740.

Investigaciones precedentes en:

Monterroso, A., Martín, R., Murillo, J. I., y de los Ángeles Utrero, M. (2017). Curia Pompeia. Secuencia edilicia desde la Arqueología de la Arquitectura. Bullettino Della Commissione Archeologica Comunale Di Roma, 118, 55–84.

https://www.jstor.org/stable/26598855

Fuente: cordopolis.eldiario.es | 25 de enero de 2022

Encuentran una red de canales fluviales que servían para fines rituales cerca de Machu Picchu

Vista de un área de Machu Picchu.

Machu Picchu no deja de sorprender. Es una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno y una de las razones principales por las que miles de turistas acuden cada año a Perú a ser testigos de su grandeza. Cuando parecía que la historia lo sabía todo acerca de este complejo arqueológico, nuevos secretos salen a la luz. El último de ellos es el descubrimiento de una red de canales fluviales oculta bajo el manto de la espesa selva que rodea el enclave de Machu Picchu en el sitio arqueológico de Chachabamba, el cual forma parte del parque arqueológico nacional de Machu Picchu, según un estudio publicado en la revista académica Journal of Archaeological Science.

Chachabamba, ubicado en la margen izquierda del río Vilcanota (km 104 de la vía férrea Cusco-Hidroeléctrica), está cubierto en gran parte por una espesa vegetación y los arqueólogos debieron utilizar drones equipados con láseres especiales para estudiar el follaje. Tras los estudios, determinaron que las estructuras tenían una función estrictamente ceremonial y que los incas construyeron sistemas de agua para legitimar su dominación.

Las flechas indican las direcciones de los canales descubiertos y el muro semicircular en el sitio arqueológico de Chachabamba, región Cusco. Foto: B. Cmielewski, análisis de D. Sieczkowska.

La investigación fue dirigida por la subdirectora de la 'Organización y Desarrollo del Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia', Dominika Sieczkowska (izquierda), y participaron científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wroclaw, en Polonia, y especialistas de la 'Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco'.

El estudio da cuenta que los restos arqueológicos ubicados a menos de ocho kilómetros de los principales restos de la ciudad inca del siglo XV, en las afueras de Chachabamba son un altar principal de piedra rodeado por catorce baños que probablemente eran usados para abluciones rituales.

Los científicos utilizaron un tipo de tecnología de detección remota conocida como detección y rango de luz o LiDAR, que hace rebotar pulsos de láser en las superficies para detectar características y mapear sus contornos. El escaneo LiDAR, una herramienta relativamente nueva en arqueología, se está convirtiendo en una forma esencial para que los científicos estudien áreas que alguna vez fueron inaccesibles.

Arqueólogo en el momento de lanzar el dron para escanear mediante el LiDAR la zona de Chachabamba.

Los descubrimientos en el parque arqueológico nacional de Machu Picchu, que incluyen partes de un sistema de agua que atravesaba el área, están brindando nuevos conocimientos sobre la civilización inca y el papel de los complejos ceremoniales.

“Solo personas muy privilegiadas podían llegar a Machu Picchu, porque era un lugar muy especial”, sostuvo Sieczkowska y afirmó: “Cuando ibas allí, tenías que parar en Chachabamba para tomar un baño espiritual, estar limpio y puro antes de llegar a Machu Picchu. Por lo tanto, esta red de canales servía precisamente para este fin".

Uno de los canales hallados en el sitio arqueológico de Chachabamba. Foto: Fundacja PAP.

El culto al agua entre los incas

La relación entre Machu Picchu y el agua no es nueva. Una de las maravillas arquitectónicas de la ciudad son las fuentes litúrgicas que abastecían de agua a toda la ciudad, además de una red subterránea de canales de irrigación construida para alimentar las terrazas agrícolas.

En diversos puntos de la ciudadela se han encontrado, con el correr de los años, una serie de recintos rectangulares y circulares, andenes, muros de contención, canales de agua, y 'contextos funerarios' que evidencian que en Machu Picchu el agua no era solo una necesidad de la vida diaria, sino que se rendía culto al agua.

En su artículo “Las ‘phaqchas’ de Chachabamba (parque arqueológico nacional de Machu Picchu, Perú)”, Sieczkowska refiere que las intervenciones en parte del sistema hidráulico han evidenciado que las doce estructuras para el manejo del agua habrían tenido como función exclusiva los baños rituales de purificación relacionados con el papel ceremonial del lugar.

Foto: Un aspecto de la zona de baños rituales en Chachabamba.

Desde los primeros trabajos científicos, en 1941, el monumento arqueológico ha sido descrito como un lugar relacionado con aspectos ceremoniales, señala. “Actualmente, el respaldo científico para considerar este monumento como un lugar de culto es mayor, por el motivo, entre otros, del uso del agua, posiblemente relacionado con ceremonias de purificación o abluciones”.

“Por el momento, sabemos que el sitio parece haber cumplido solamente con el papel ceremonial, donde la huaca y los baños desempeñaban una función clave en el paisaje religioso de la región en consagración del 'apu Salkantay' y/o de la 'llaqta' [ciudadela] de Machu Picchu”, explica Sieczkowska.

Una de las estructura de piedra descubiertas en el sitio arqueológico de Chachabamba, en Perú. Fundacja PAP.

La arqueóloga sostiene que, hasta ahora, las investigaciones han permitido establecer que Chachabamba era el sitio de mayor importancia entre los satélites de la llaqta de Machu Picchu.

Los estudios fueron hechos por el Programa de Investigaciones Arqueológicas e Interdisciplinarias en el santuario histórico de Machu Picchu con la colaboración del Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia (CEAC) como parte del memorándum de entendimiento entre la DDC del Cusco y el CEAC.

Fuentes: andina.pe | negenespanol.com | actualidadrt.com | 21 de enero de 2022

Jordi Agustí: «Nosotros tuvimos que ver en la extinción de los neandertales»

El investigador ICREA en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), Jordi Agustí Ballester, publica "Genes, cerebros y símbolos", un relato esclarecedor sobre la historia de la evolución.

"Genes, cerebros y símbolos. Las raíces de la naturaleza humana" (Tusquets Editores) cuenta la historia de los hitos que han jalonado la historia de la evolución humana en la Tierra. Un recorrido fascinante en el que el lector se adentrará de la mano del paleontólogo Jordi Agustí Ballester, investigador ICREA en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), sito en Tarragona. En Georgia, Agustí forma parte del equipo internacional del yacimiento de Dmanisi, donde se han descubierto los homínidos más antiguos de Eurasia, datados en 1,7 millones de años.

¿Qué nuevos datos aporta sobre la evolución?

Como dice el subtítulo, es una reflexión sobre las raíces de la naturaleza humana. Muchos de los caracteres de nuestra naturaleza normalmente no dejan registro fósil. Pero escarbando, sí que se puede ir adivinando cómo han aparecido los caracteres que nos definen en los últimos siete millones de años.

¿Habla de carácter psíquico?

Sí, básicamente. La ciencia y la psicología evolutiva, así como la paleoantropología han encontrado herramientas para acercarse a estas problemáticas, en las que en principio hay un vacío. Entonces, lo que he hecho es sistematizar estos aspectos y clarificar el panorama. Para ello he dividido las diferentes humanidades que ha habido en tres, más los neandertales. He separado grandes etapas de la evolución, que nos definen como humanos.

Cuando habla de humanidad cita el tamaño del cerebro, la ausencia de pelo y la cultura. ¿Cuál diría que es el rasgo más definitorio?

La cuestión más preguntada es cuándo apareció el ser humano. Pero la respuesta depende de lo que entendemos por ser humano. Es decir, se puede fijar el origen hace 2,5 millones de años, 1.800.000 años o 300.000 años. Esto depende cómo cada uno entienda qué quiere decir humanidad. Pero, ciertamente, la tercera, la nuestra, es la más completa, caracterizada por el pensamiento simbólico complejo.

¿El pensamiento simbólico es la posibilidad de elaborar herramientas?

No. Esto es la cultura. El pensamiento simbólico es la utilización de símbolos, es decir, categorías mentales que no tienen existencia física.

¿Por ejemplo?

Pensar que sobrevivimos a la muerte o construir frases que reflejen pensamientos complejos.

¿En qué momento aparece?

Hay casos de pensamiento simbólico ya en la segunda humanidad, que es el Homo heidelbergensis. Hay todavía más evidencia en el neandertal, pero evidentemente, somos nosotros, el Homo sapiens, los que tenemos más desarrollada esta faceta.

También habla de los neandertales, de su extinción y de lo que comparten con nosotros. Un debate que todavía continúa.

Sí. Los neandertales comparten muchas cosas con nosotros, pero aunque compartiéramos una pequeña proporción de genes, era una especie diferente con sus propias tendencias. De lo que no hay duda es de que los últimos neandertales desarrollaron caracteres muy parecidos a los nuestros en términos de cultura e industria lítica y algunas señales de pensamiento trascendental, como es inhumar a los muertos. Sin embargo, se trataba de una especie diferente, con sus propias tendencias evolutivas, adaptada a un medio muy duro, el de la Europa del Pleistoceno Superior. Todo indica que nosotros, aunque indirectamente, tuvimos que ver con su extinción, como la de muchas otras especies.

Como siempre...

Evidentemente, no fue una extinción provocada activa o voluntaria. Simplemente, competían por los mismos recursos. En este sentido, lo que explico en referencia a su extinción es que nosotros hicimos un ensayo con el computador Mare Nostrum, de Barcelona, y vimos que probablemente el comportamiento caníbal de los neandertales se les volvió en contra. Son los resultados de la modelización de un ordenador.

También hace un recorrido por los yacimientos más importantes. ¿En cuáles ha estado?

He trabajado directamente en Dmanisi, en Georgia, y también en los yacimientos de Orce, en Granada, así como en otros menores. Pero estos dos son la fuente más directa de mi experiencia.

Jordi Agustí (izquierda) junto al director del equipo de arqueólogos en Dmanisi (georgia), David Lordkipanidze, en una imagen de archivo. Foto: IPHES

¿Cuál ha sido su momento más importante como profesional?

Es difícil de decir, pero, evidentemente, el hito más importante ha sido mi colaboración con el equipo georgiano que excava en Dmanisi y otros de Georgia.

¿Por qué?

En Georgia se han encontrado los restos más antiguos del homínido de Eurasia, datados prácticamente de dos millones de años atrás. Fueron los primeros que salieron de África.

También explica la importancia de la carne para esta salida…

Más que en este movimiento migratorio, el tema de la carne ya fue importante antes en África, en la primera humanidad. Este cambio de dieta permitió expandir el cerebro, porque con una dieta básicamente vegetariana la energía que consume el tracto digestivo es muy grande. Con una dieta basada en carne, el tracto digestivo es mucho más corto, que es lo que pasa con los carnívoros, y por lo tanto, queda una energía extra que puede permitir mantener cerebros relativamente grandes.

¿Qué va a descubrir el lector en este libro?

Dado que hay tantos libros sobre la evolución humana y el tema es complejo, creo que "Genes, cerebros y símbolos" clarifica las cosas, las etapas, es una exposición ordenada de todo este tema tan complejo que es la evolución humana. En él he tratado de no perderme en los detalles, que obviamente tengo que incluir, para dejar muy claras las fases claves de la evolución humana.

Fuente: diaridetarragona.com | 23 de enero de 2022

Redescubren el filón arqueológico de Irak tras décadas sin poder entrar en el país por los conflictos de guerra

Miembros de una expedición arqueológica franco-iraquí en la ciudad de Larsa, sur de Iraq, trabajan en una excavación el 23 de noviembre de 2021. Asaad NIAZI AFP.

Después de que la guerra y la insurgencia los mantuvieran alejados de Irak durante décadas, los arqueólogos europeos están regresando con entusiasmo en busca de tesoros culturales milenarios. A fines de 2021 había 10 misiones extranjeras en la provincia de Dhi Qar, en el sur del país.

"¡Venid a ver!" Los arqueólogos franceses están contentos. Acaban de desenterrar en el desierto iraquí una inscripción cuneiforme de 4.000 años de antigüedad. “Cuando encontramos inscripciones como esta, in situ, es conmovedor”, dice entusiasmado Dominique Charpin (izquierda), titular de la cátedra de Civilización Mesopotámica en el Collège de France, y que forma parte de la campaña de excavación realizada a finales de 2021 enLarsa, en el sur de Irak.

La inscripción en idioma sumerio fue tallada en un ladrillo cocido en el siglo XIX a. C. "Al dios Shamash, su rey Sîn-iddinam, rey de Larsa, rey de Sumer y Akkad", traduce Charpin con una facilidad desconcertante.

Excavaciones en la antigua ciudad de Larsa, a unos 24 km al sudeste de las ruinas de la ciudad de Uruk, y 250 km al sur de Bagdad.

Detrás de él hay una docena de arqueólogos franceses, europeos e iraquíes trabajando en un cuadrado de excavaciones delimitado por cuerdas. Unos están cepillando ladrillos, otros quitando tierra, todos están despejando lo que parece ser la pila de un puente que cruzaba el canal urbano de Larsa, la capital de Mesopotamia, justo antes de Babilonia, a principios del II milenio a. C.

“Larsa es uno de los sitios más grandes de Irak, cubre más de 200 hectáreas”, comenta Régis Vallet, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), que lidera la misión franco-iraquí, con una veintena de personas.

El arqueólogo francés Regis Vallet en el sitio de la ciudad antigua de Larsa, Irak, el 22 de noviembre de 2021 Asaad NIAZI AFP.

La campaña esta haciendo "importantes descubrimientos", incluido el de la residencia de un jefe de gobierno en ese momento, identificado gracias a unas sesenta tablillas cuneiformes que han sido trasladadas al Museo Nacional en Bagdad.

Vallet comenta que "Larsa es como un patio de recreo arqueológico, un 'paraíso' para explorar la antigua Mesopotamia", la cual acogió durante siglos al Imperio Acadio, los babilonios, Alejandro Magno, los cristianos, los persas y los gobernantes islámicos. Sin embargo, la historia moderna de Irak, con su sucesión de conflictos, especialmente desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 y sus sangrientas secuelas, ha mantenido a los investigadores extranjeros fuera del país.

Primero fue la Primera Guerra del Golfo en 1990-1991, luego el embargo, seguido de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, el conflicto interreligioso de 2006-2009, y finalmente la ofensiva de los yihadistas del Estado Islámico (IS) que ocupó hasta un tercio del territorio iraquí en 2014.

Solo desde que Bagdad declaró la victoria en las batallas territoriales contra el Estado Islámico en 2017, "Irak" se ha estabilizado en gran medida y ha vuelto a ser posible visitarlo", explica Vallet. “Los franceses regresaron en 2019 y los británicos un poco antes”, añade. "Los italianos regresaron ya en 2011".

El director del Consejo de Antigüedades y Patrimonio de Irak, Laith Majid Hussein (izquierda), dijo que está encantado de ser el anfitrión y feliz de que su país vuelva a estar en el mapa de las expediciones al extranjero.

"Esto nos beneficia científicamente", dijo a la AFP en Bagdad, y agregó que "agradezco la oportunidad de capacitar a nuestro personal después de una interrupción tan larga".



Cerca de Najaf, en el centro de Irak, Ibrahim Salmán, del Instituto Alemán de Arqueología, se concentra en el sitio de la ciudad de Al-Hira. Alemania había llevado a cabo previamente excavaciones aquí, pero se detuvieron tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 que derrocó a Saddam Hussein.

Equipado con un dispositivo de medición geomagnético, el equipo de Salmán ha estado trabajando en la antigua ciudad cristiana que tuvo su apogeo bajo los Lájmidas, una dinastía tribal preislámica de los siglos V y VI.

El arqueólogo Ibrahim Salmán señala el lugar donde puede haber los restos de una iglesia en el lugar de Al-Hira.

"Algunas pistas nos llevan a creer que una iglesia pudo haber estado ubicada aquí", apunta, mientras señala a unos trazos de humedad en el suelo, retenida por estructuras enterradas. "La tierra húmeda en un trecho de varios metros nos lleva a decir que bajo nuestros pies probablemente están los muros de una iglesia antigua".

Al-Hira es mucho menos antigua que otros sitios, pero es parte de la diversa historia del país que sirve como recordatorio, según Salmán, de que "Irak, o Mesopotamia, es la cuna de civilizaciones. ¡Es tan simple como eso!".

Fuentes: timesofisrael.com | france24.com | lasprovincias.es | 12 de enero de 2022

Un estudio cuestiona la narrativa evolutiva de que 'la carne nos hizo humanos'

'Homo erectus' en África oriental rodeado de fauna contemporánea. / ©Mauricio Antón

La dieta desempeña un papel importante en la vida cotidiana de cada animal, no solo para su supervivencia y reproducción, sino que también puede condicionar las preferencias de hábitat, los patrones de movimiento, la energía destinada a la actividad, la competencia, el riesgo de depredación, las interacciones sociales y la comunicación, entre otros.

En el caso de los seres humanos, si nos remontamos a nuestros antepasados, la alimentación constituyó una función esencial en cuanto al hábitat, las migraciones y las interacciones con el medio ambiente y sus organismos.

“Una vez que los primeros humanos empezaron a comer carne, es probable que se aventuraran en entornos donde los animales habrían muerto de forma natural para recogerlos y se habrían encontrado con otros depredadores más a menudo, lo que provocaría una mayor competencia y riesgo de depredación”, ejemplifica a SINC Briana L. Pobiner, investigadora en el departamento de Antropología de la Smithsonian Institution en EE UU.

Briana L. Pobiner de pie junto a una réplica del esqueleto de 'Lucy' en el Salón de los Orígenes Humanos de la 'Smithsonian Institution', en EE UU.

Así, la dieta carnívora también pudo tener un gran impacto en la evolución del comportamiento humano y los rasgos anatómicos. Al no poseer dientes afilados como los depredadores para desgarrar la carne y acceder al tuétano de las presas, los humanos empezaron a servirse de la industria lítica a través de herramientas de piedra.

De hecho, la aparición del Homo erectus, hace unos dos millones de años, parecía haber sido el punto de inflexión en la evolución de la dieta humana: el aumento del consumo de animales pudo haber impulsado un mayor tamaño de cerebro y cuerpo y una reorganización del intestino. Estos rasgos se mantuvieron en el Homo sapiens.

Sin embargo, un nuevo estudio internacional, publicado en la revista PNAS, refuta ahora esta hipótesis de que "la carne nos hizo humanos" y pone en duda la primacía de la ingesta de carne en la evolución humana temprana. Hasta ahora, los estudios que sostenían la importancia del consumo animal se basaban en el incremento de las evidencias paleoantropológicas con la aparición del Homo erectus.

Huesos fósiles de 1,5 millones de años de antigüedad con marcas de corte procedentes de Koobi Fora, Kenia. / Briana Pobiner.

Análisis sesgado de los fósiles

Pero para que un cambio dietético generalizado conduzca a la adquisición de características claves en esta especie de hominino debería ser persistente en el registro zooarqueológico a lo largo del tiempo. Y esto solo puede demostrarse de forma convincente mediante un análisis a gran escala, más allá de un único yacimiento o localidad.

“La mayoría de los estudios sobre huesos fósiles con marcas de carnicería se limitan a examinar las pruebas de un solo yacimiento, o incluso de una sola capa de un yacimiento”, dice a SINC la investigadora Pobiner.

Para tener una mirada más amplia sobre las primeras evidencias de nuestro consumo de carne, el equipo sintetizó todas las pruebas publicadas hasta el momento sobre este tipo de restos en nueve áreas principales de investigación en África oriental, incluyendo 59 niveles de yacimientos, desde hace 2,6 millones de años hasta 1,2 millones de años.

“Comparamos los patrones de los huesos fósiles con marcas de carnicería con la cantidad de evidencia fósil en general, para ver si esto era realmente una señal de aumento de la ingesta de carne, o si era solo que la excavación de más fósiles hace que sea más probable encontrarlos con marcas de carnicería. Resulta que fue esto último”, confirma la experta.

Los investigadores descubrieron que, cuando se tiene en cuenta la variación en el esfuerzo de muestreo a lo largo del tiempo, no hay un aumento sostenido en la cantidad relativa de pruebas de consumo de carne después de la aparición de Homo erectus.

Los resultados sugieren, por tanto, que los hallazgos sobre la dieta carnívora serían el reflejo de un muestreo intensivo, más que de los cambios como tal en el comportamiento humano. El estudio "socava así la idea de que comer grandes cantidades de carne impulsó los cambios evolutivos de nuestros primeros ancestros”, recalca W. Andrew Barr (izquierda), profesor adjunto de Antropología en la Universidad George Washington, EE UU, y autor principal del estudio.

“Generaciones de paleoantropólogos han ido a sitios famosos bien conservados como la Garganta de Olduvai (Tanzania) en busca de evidencias directas de consumo de carne por los humanos primitivos y encontrado un impresionante número de ellas, promoviendo el punto de vista de que hubo una explosión del consumo de carne después de hace 2 millones de años", agrega Andrew Barr. "Sin embargo, cuando sintetizas cuantitativamente los datos de gran número de sitios en África oriental para probar esta hipótesis, como hicimos en el estudio, la narrativa evolutiva de 'la carne nos hizo humanos' comienza a desmoronarse".

Huesos fósiles de 1,5 millones de años con marcas de corte de Koobi Fora, Kenia. Crédito: Briana Pobiner.

El consumo de carne antes y ahora

A pesar de ello, el consumo de carne ha desempeñado un papel importante en nuestra historia evolutiva. “Tenemos pruebas de que algunas especies humanas primitivas, como los neandertales, comían cantidades significativas de carne”, comenta Pobiner.

En la actualidad, la investigadora –que lleva 20 años excavando y estudiando fósiles marcados por cortes– subraya que “la cultura (y la economía) son el gran motor de la variedad en la cantidad de carne que consumen las personas en las distintas sociedades”.

“Creo que este estudio y sus conclusiones son de interés no solo para la comunidad paleoantropológica, sino para todas las personas que actualmente basan sus decisiones dietéticas en alguna versión de esta narrativa del consumo de carne”, apunta Barr.

Según los investigadores, son necesarios grandes conjuntos de datos para comprender los grandes patrones de nuestra historia evolutiva. “Este estudio cambia nuestra comprensión de lo que nos dice el registro zooarqueológico sobre el consumo de carne prehistórico más antiguo, pero también muestra cuán importante es que sigamos haciéndonos grandes preguntas sobre nuestra evolución, mientras continuamos descubriendo y analizando nuevas evidencias sobre nuestro pasado. Necesitamos más muestras fósiles de periodos de tiempo no muestreados, como antes de hace 2 millones de años, a fin de poder comprobar la importancia de comer carne durante esos periodos de tiempo anteriores”, concluye Pobiner.

En el futuro, los investigadores enfatizaron también la necesidad de explicaciones alternativas de por qué surgieron ciertos rasgos anatómicos y de comportamiento asociados con los humanos modernos. Las posibles teorías alternativas incluyen el suministro de alimentos vegetales por parte de las abuelas y el desarrollo de fuego controlado para aumentar la disponibilidad de nutrientes a través de la cocción. Los investigadores advierten que ninguna de estas posibles explicaciones tiene actualmente una base sólida en el registro arqueológico, por lo que queda mucho trabajo por hacer.

Fuentes: agenciasinc.es | scitechdaily.com | 24 de enero de 2022