Misterioso descubrimiento en Pompeya: una tortuga que escondía un huevo

La tortuga hallada por los arqueólogos. / Parque Arqueológico de Pompeya Pompeya es una caja inagotable de sorpresas. Los arqueólogos acaban de realizar un inusual hallazgo que testimonia el vasto ecosistema de la ciudad romana arrasada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.: los restos de una tortuga terrestre con un frágil huevo aún bajo su caparazón.

El descubrimiento se ha registrado a medio metro de profundidad en una de las estructuras de la céntrica calle dell'Abbondanza, donde se ha documentado una lujosa domus que tras el terremoto acaecido en 62 d.C. fue demolida y su parcela anexionada a las termas Stabiane.

Según han informado los responsables del yacimiento, de la tortuga se puede apreciar casi intacta la cabeza, el caparazón y una de las patas, y es "una valiosa pista arqueológica de la última fase de la vida en Pompeya, después del violento terremoto y antes de la fatídica erupción". Los trabajos de investigación han sido efectuados por arqueólogos de la Universidad Oriental de Nápoles, la Freie Universitat de Berlín y la Universidad de Oxford.

"La campaña de excavación en curso en Pompeya sigue reservando importantes hallazgos y nuevos descubrimientos, confirmando la extraordinaria riqueza de este auténtico cofre de historia y memoria que fascina al mundo entero", ha destacado el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini.

Los investigadores han reconstruido la muerte de la tortuga, un ejemplar de Testudo hermanni, que se introdujo en uno de los espacios creados en una de las casas tras el terremoto con el fin de encontrar un lugar adecuado para colocar su único huevo. "Se trata de un hallazgo importante que abre una ventana a los últimos años de la ciudad, los que siguieron al terremoto, y en los que toda Pompeya se transformó en una gran ciudad en plena reconstrucción", ha explicado el director del Parque Arqueológico, Gabriel Zuchtriegel.

En aquellos años, ha añadido el arqueólogo, "el ecosistema de la ciudad cambiaba con animales que encontraron refugio en los locales en reconstrucción o en tiendas como esta, en pleno centro". La tortuga se había colado en los vestigios de la taberna y allí, en un rincón protegido, había cavado una cueva para poner su huevo, lo que no logró y esto pudo haber causado su fallecimiento, ha apuntado por su parte la antropóloga Valeria Amoretti. Estos reptiles, si no encuentran un lugar adecuado, pueden conservar sus huevos en el interior, lo que les puede provocar la muerte.

Fuente: elespanol.com | 24 de junio de 2022

El Museo Arqueológico de Córdoba expone por primera vez las terracotas del santuario italiano de Calvi

Las terracotas del santuario italiano de Calvi.

El Museo Arqueológico de Córdoba ha organizado una conferencia en torno a las terracotas del santuario italiano de Calvi, unas piezas fechadas entre los siglos III y I a. C., que se exponen por primera vez en el Museo Arqueológico. Para aportar luz sobre la importancia arqueológico e histórica de estos exvotos que forman parte de la colección permanente del Museo, intervendrá el próximo día 26 de junio, Nova Barrero Martí, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Extremadura y Conservadora de Museos del Ministerio de Cultura y Deporte en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

La conferencia se impartirá en la biblioteca del Museo Arqueológico de Córdoba el próximo domingo a las 13:00 horas y su acceso es libre hasta completar el aforo. Una cita cultural que cuenta con la colaboración de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Córdoba, y viene a cerrar la actividad de la temporada antes del verano.

La selección de terracotas que forma parte de la colección del Museo puede visitarse hasta el 25 de septiembre en la exposición temporal que bajo el nombre “¿Invisibles u Olvidadas? Mujeres y Arqueología”, se encuentra abierta al público en el Patio II del Palacio de los Paéz de Castillejo.

Procedencia de los exvotos

Las terracotas del santuario italiano de Calvi son reflejo de la intrahistoria de la arqueología española. La selección presente en el Museo Arqueológico de Córdoba, así como en otros centros españoles, es el resultado de distintos depósitos realizados por el Museo Arqueológico Nacional de un enorme conjunto de exvotos que custodiaba en sus fondos.

El Marqués de Salamanca fue quien en el siglo XIX trajo procedentes de la región italiana de Campania y, más concretamente, en un santuario cercano a la localidad de Calvi Risolta donde fueron hallados durante la realización de unas obras para la construcción de una línea de ferrocarril. El Marqués las donó al Museo Arqueológico Nacional de Madrid, quien a su vez repartió parte del conjunto por diversos museos españoles, entre ellos el de Córdoba a donde llegaron en el año 1953.

Dentro del conjunto de terracotas de Calvi se encuentran figuraciones humanas y de animales. Las humanas abarcan cabezas y las extremidades mientras que las de animales y descontando la figura de un caballo, abunda de una parte el ganado bovino y de otra porcina. Aunque se desconoce a qué divinidad estaría dedicado el santuario o que petición se le realizaría, se fechan entre los siglos III y I a.C.

Fuente: cordopolis.eldiario.es| 22 de junio de 2022

Investigadores israelíes descubren que los olivos fueron domesticados por primera vez hace 7.000 años

Olivos milenarios.

Un estudio conjunto de investigadores de la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Hebrea desveló las primeras pruebas de domesticación de un árbol frutal. Los investigadores analizaron restos de carbón vegetal del yacimiento calcolítico de Tel Zaf, en el valle del Jordán, y determinaron que procedían de olivos.

Dado que el olivo no crecía de forma natural en el valle del Jordán, esto significa que los habitantes plantaron el árbol intencionadamente hace 7.000 años.

El innovador estudio fue dirigido por la Dra. Dafna Langgut (izquierda), del Departamento de Arqueología y Culturas del Próximo Oriente Antiguo Jacob M. Alkow y del Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv. Los restos de carbón vegetal se encontraron en la excavación arqueológica dirigida por el profesor Yosef Garfinkel (derecha), del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea. Los hallazgos se publicaron en la revista Scientific Reports de la editorial Nature.

Al respecto, la Dra. Langgut informó: «Soy el directora del Laboratorio de Arqueobotánica y Ambientes Antiguos, especializado en la identificación microscópica de restos vegetales. Los árboles, incluso cuando se han quemado hasta convertirse en carbón, pueden identificarse por su estructura anatómica. La madera era el «plástico» del mundo antiguo. Se utilizaba para la construcción, para fabricar herramientas y muebles, y como fuente de energía. Por eso, la identificación de los restos de árboles encontrados en los yacimientos arqueológicos, como el carbón vegetal de los hogares, es clave para entender qué tipos de árboles crecían en el entorno natural de la época y cuándo los humanos empezaron a cultivar árboles frutales».

Mapa del sur de Levante indicando la precipitación media anual en mm 25 ; ( b ) la posición del sur de Levante.

En su laboratorio, la Dra. Langgut identificó el carbón vegetal de Tel Zaf como perteneciente a olivos e higueras. «Los olivos crecen en estado salvaje en la tierra de Israel, pero no crecen en el valle del Jordán», dijo. «Esto significa que alguien los llevó allí intencionadamente: llevó los conocimientos y la propia planta a un lugar que está fuera de su hábitat natural. En arqueobotánica, esto se considera una prueba indiscutible de domesticación. Lo que significa que tenemos aquí la prueba más temprana de la domesticación del olivo en cualquier parte del mundo».

Y siguió: «También hemos identificado muchos restos de ramas de higos jóvenes. La higuera crecía de forma natural en el valle del Jordán, pero sus ramas tenían poco valor como leña o como materia prima para herramientas o muebles, por lo que la gente no tenía motivos para recoger grandes cantidades y llevarlas a la aldea. Al parecer, estas ramas de higo eran el resultado de la poda, un método que todavía se utiliza hoy en día para aumentar el rendimiento de los árboles frutales».

El pueblo de Tel Tsaf; una descripción general del Área C con edificios de patio, que comprenden habitaciones rectangulares y redondeadas y silos circulares (Fotografía de Y. Garfinkel).

Los restos de árboles examinados por la Dra. Langgut fueron recogidos por el profesor Yosef Garfinkel, de la Universidad Hebrea, que dirigió la excavación en Tel Zaf. Al respecto dijo: «Tel Zaf era un gran poblado prehistórico en el valle medio del río Jordán, al sur de Beit She’an, habitado hace entre 7.200 y 6.700 años. En el lugar se descubrieron grandes casas con patios, cada una con varios graneros para almacenar las cosechas. La capacidad de almacenamiento era hasta 20 veces mayor que el consumo de calorías de una sola familia. Es evidente que se trataba de depósitos para almacenar grandes riquezas, entre las que se manifestaba la producción de una elaborada cerámica pintada con notable habilidad. Además, encontramos artículos traídos de lejos: cerámica de la cultura Ubaid de Mesopotamia, obsidiana de Anatolia, un punzón de cobre del Cáucaso, y mucho más».

La Dra. Langgut y el profesor Garfinkel no se sorprendieron al descubrir que los habitantes de Tel Zaf fueron los primeros del mundo en cultivar intencionadamente olivos e higueras, ya que cultivar árboles frutales es una prueba de lujo. Y se sabe que este lugar era excepcionalmente rico.

Foto: Restos microscópicos de madera de olivo carbonizada (Olea) de 7.000 años de antigüedad recuperados de Tel Tsaf. Crédito: Dra. Dafna Langgut

Al respecto, Langgut afirmó : «La domesticación de los árboles frutales es un proceso que lleva muchos años. Y por lo tanto corresponde a una sociedad de abundancia, más que a una que lucha por sobrevivir. Los árboles dan fruto sólo 3-4 años después de ser plantados. Dado que las arboledas de árboles frutales requieren una inversión inicial considerable y luego viven durante mucho tiempo, tienen un gran significado económico y social en términos de propiedad de la tierra y de legado a las generaciones futuras, procedimientos que sugieren el inicio de una sociedad compleja».

Y continuó su relato: «Además, es muy posible que los habitantes de Tel Zaf comerciaran con productos derivados de los árboles frutales, como aceitunas, aceite de oliva e higos secos, que tienen una larga vida útil. Dichos productos pueden haber permitido el comercio a larga distancia que condujo a la acumulación de riqueza material, y posiblemente incluso a la tributación, pasos iniciales para convertir a los lugareños en una sociedad con una jerarquía socioeconómica apoyada por un sistema administrativo».

Distribución geográfica del olivo silvestre (Olea europaea subespecie: oleaster ) y del olivo cultivado en la cuenca mediterránea, junto con fechas sugeridas para el comienzo de la horticultura del olivo en las regiones mediterráneas.

Por último, Langgut concluyó: «En el yacimiento arqueológico de Tel Zaf hemos encontrado la primera evidencia en el mundo de la domesticación de árboles frutales, junto con algunos de los primeros sellos, lo que sugiere el inicio de los procedimientos administrativos. En conjunto, los hallazgos indican riqueza y los primeros pasos hacia la formación de una sociedad compleja de varios niveles, con la clase de los agricultores complementada por clases de oficinistas y comerciantes».

Fuente: aurora-israel.co.il | 17 de junio de 2022

Recuperados dos depósitos sepulcrales visigodos con objetos metálicos en la cueva de La Garma (Cantabria)

Foto: Excavación en la Cueva de La Garma. EFE/INVESTIGADORES DE LA GARMA/PEDRO SAURA

Un conjunto funerario de la época visigoda compuesto por dos depósitos sepulcrales con varios objetos metálicos como una espada, un objeto similar a un machete o un pequeño caldero de bronce, todo en un gran estado de conservación, han sido recuperados de la Galería Basal del complejo kárstico del monte de La Garma, en el municipio cántabro de Ribamontán al Monte.

Así lo han anunciado este lunes, en rueda de prensa, el vicepresidente regional y consejero de Cultura, Pablo Zuloaga; el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac), Roberto Ontañón; y el director del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, Pablo Arias.

El rescate de este conjunto visigodo, realizado el pasado 9 de junio tras su descubrimiento hace un par de años, ha requerido una compleja operación arqueológica debido a que el conjunto funerario se encontraba en un lugar de muy difícil acceso, al que se llega tras un recorrido de tres horas y que implica descender cuatro niveles desde la entrada actual de la cueva, situada 50 metros por encima de esa galería, y luego avanzar unos 200 metros por el cauce de un río.

De izquierda a derecha: Gema Agudo, Roberto Ontañón, Pablo Arias, Pablo Zuloaga y Zoraida Hijosa.

"Los restos humanos y los objetos, en un excelente estado de conservación, fueron descubiertos por los investigadores Mariano Luis Serna y Juan Cano al realizar una exploración por este sector de la cueva descendiendo para recoger muestras de agua del río subterráneo", según ha explicado Zuloaga.

Los huesos estaban cubiertos de una pátina negra provocada por la precipitación de óxido de manganeso, que ha podido ayudar a su conservación, y estaban desordenados, debido a que la zona en la que se encontraban se inunda periódicamente.

Esqueletos visigodos hallados en la cueva de La Garma. Pedro A. Saura.

Los objetos son una espatha o espada larga de doble filo de 85 centímetros de longitud, dos ejemplares de scramasax (otro tipo de espada más pequeña, similar a un machete), y un pequeño caldero de bronce llamado acetre (derecha).

Arias ha explicado que las espadas han conservado su empuñadura de madera, algo que es "muy poco frecuente", pero que las características de la cueva han hecho posible, y ha detallado que estos materiales son aproximadamente del año 700 d.C. y de personas "de alto rango social" en aquella época.

Los restos encontrados están siendo objeto de un proceso de estabilización y restauración en los laboratorios del Mupac, y posteriormente se les aplicarán varias técnicas analíticas que contribuirán a aportar información "de gran valor" a una de las etapas menos conocidas en la historia de Cantabria, según ha explicado Roberto Ontañón.

Además, el conjunto recuperado llegará a un espacio dedicado específicamente a la arqueología y a la época visigoda en la región que constituirá una de las principales novedades de la nueva exposición permanente del Mupac.

Recuperación de la espada larga o 'espatha'.

Arias ha subrayado que en la galería, en otra zona de la cueva, se ha encontrado también otro conjunto funerario, un esqueleto "prácticamente completo" de un individuo adulto, pero de una talla "bajísima", de 1,5 metros de altura.

Para esta actuación, se ha contado con un equipo de arqueólogos, antropólogos, restauradores, fotógrafos e ingenieros, entre los que han figurado los investigadores y técnicos de la Universidad de Cantabria (UC): Luis Teira, Jorge Vallejo, Patricia Fernández Sánchez, José Ángel Hierro, Antonio Higuero, Rodrigo Portero y Carlos García-Noriega.

Recuperación de restos óseos.

Y con los profesores de la Universidad Complutense de Madrid, Pedro Saura y Raquel Asiáin; el investigador de la Universidad de Cambridge, Edgard Camarós; las restauradoras Carmen Usúa y Eva María Pereda; y los técnicos de la empresa Gim Geomatics, Vicente Bayarri y Jesús Herrera.

Zuloaga considera el hallazgo "de excepcional valor", y ha señalado, que pone de relieve la responsabilidad de las instituciones de Cantabria para proteger, preservar, estudiar y difundir este tesoro patrimonial descubierto, que impulsa la imagen nacional e internacional del Mupac.

También ha destacado el trabajo de los investigadores y técnicos para llevar a cabo el descubrimiento de los restos, tomar la decisión de rescatarlos, y proceder a su estabilización y posterior estudio.

Ver vídeo en este enlace.
Fuentes: europapress.es | elespanol.com | 20 de junio de 2022

Hallan una cabeza de Hércules entre los restos del famoso naufragio donde se recuperó el 'Mecanismo de Anticitera'

Un naufragio romano de 2000 años de antigüedad frente a la costa de Anticitera, una isla griega que albergaba en sus inmediaciones la computadora analógica más antigua conocida, ha vuelto a compartir recientemente más tesoros con el mundo.

Una cabeza de mármol de tamaño más grande que el natural de un hombre barbudo fue extraída de las profundidades y los arqueólogos dicen que podría ser la pieza que le falta a la estatua sin cabeza denominada ‘Hércules de Anticitera'. Dicha estatua, que fue encontrada en 1901, se halla en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional de Grecia.

Hércules de Anticitera. Museo Arqueológico Nacional de Grecia.

En el barco hundido también se encontraron dos dientes humanos, que se analizarán para revelar a quiénes pertenecían. “Se espera extraer información importante de estos dos dientes humanos, descubiertos en un aglomerado sólido de depósitos marinos junto con fragmentos de cobre, madera y otros materiales propios de un desastre marítimo”, indicó el equipo, dirigido por el Hellenic Ephorate of Underwater Antiquities, según relatan en la web antikythera.org.gr

«El análisis genético e isotópico de los dientes podría ser útil para deducir información sobre el genoma y otras características relevantes sobre el origen de los individuos a los que pertenecían».

El equipo también recolectó muestras de sedimentos del lugar de descanso final del barco, lo que permitió un microanálisis que conducirá a un mejor conocimiento de las dimensiones y la posición precisa del naufragio.

«Junto con el análisis de artefactos en curso, las prácticas micro-araqueológicas recientemente aplicables mejorarán la capacidad de reconstruir con precisión la disposición de los restos y las condiciones del hundimiento del barco ocurrido en algún momento durante la primera mitad del siglo I a.C.», enfatiza el equipo de investigación.

La cabeza de mármol es tan grande que el equipo tuvo que atarla con fuertes cintas para sacarla a la superficie.

En 1901, buzos que buscaban esponjas frente a la costa de Anticitera, una isla griega en el mar Egeo, se toparon con un naufragio de la era romana que contenía una calculadora astronómica altamente sofisticada, la computadora analógica más antigua conocida.

Desde entonces, el Mecanismo de Anticitera, como es conocido, ha cautivado a la comunidad científica y al mundo con asombro, pero también ha provocado una investigación de más de un siglo sobre cómo una civilización antigua diseñó un dispositivo tan increíble.

Mecanismo de Anticitera (fragmento A – anverso).

El mecanismo, altamente complejo, está compuesto por hasta 40 dientes y engranajes de bronce, y se utilizó en la antigüedad para rastrear los ciclos del sistema solar. Los escaneos también revelaron que el mismo estaba alojado originalmente en un marco de madera rectangular con dos puertas, cubierto de instrucciones para su uso. En la parte delantera había una sola esfera que mostraba el zodíaco griego y un calendario egipcio. En la parte posterior había dos diales más que mostraban información sobre los ciclos lunares y los eclipses. La calculadora habría sido posible ponerla en movimiento mediante una manivela., y podía rastrear los movimientos de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, los únicos planetas conocidos en ese momento, la posición del Sol y la ubicación y las fases de la Luna.

Los científicos han sugerido que el mecanismo podría haber estado relacionado de alguna manera con Arquímedes, después de que un estudio encontró ese lenguaje inscrito en el dispositivo, dado que las inscripciones sugerían que había sido fabricado en Corinto o en Siracusa, donde vivía Arquímedes. Sin embargo, Arquímedes murió en el 212 a. C., mientras que se cree que el barco que transportaba el dispositivo se hundió entre el 85 y el 60 a C.

Fuentes: noticiasdelmundo.news | antikythera.org.gr | 21 de junio de 2022

Hallan avanzadas herramientas de piedra de hace unos 600.000 años en Canterbury (Inglaterra)

La ubicación de Fordwich dentro de Kent (Reino Unido) junto con un ejemplo de un hacha de mano descubierta durante una extracción en la década de 1920. Los puntos rojos indican yacimientos del Paleolítico Inferior; los puntos amarillos indican los principales pueblos o ciudades.

Los descubrimientos arqueológicos realizados en las afueras de Canterbury, Kent (Inglaterra) han confirmado la presencia de humanos primitivos en el sur de Gran Bretaña hace entre 560.000 y 620.000 años, lo que lo convierte en uno de los primeros yacimientos paleolíticos conocidos en el norte de Europa.

La investigación, que involucra excavaciones controladas y datación radiométrica, se produce un siglo después de que se descubrieran por primera vez herramientas de piedra en la zona, y ha sido dirigida por arqueólogos de la Universidad de Cambridge, quienes confirman que el Homo heidelbergensis, un antepasado de los neandertales, ocupó el sur de Gran Bretaña en este período (cuando aún estaba unida a Europa), al tiempo que se proporcionan pruebas que apuntan a algunos de los primeros pasos en el procesamiento de pieles de animales durante la prehistoria europea.

Ubicado en un antiguo lecho de río, el enclave de Canterbury se descubrió originalmente en la década de 1920 cuando los trabajadores locales desenterraron artefactos conocidos como hachas de mano (la mayoría ahora en el Museo Británico), pero al aplicar técnicas modernas de datación a nuevas excavaciones, finalmente se ha podido precisar su antigüedad.

Dirigidas por el Departamento de Arqueología de Cambridge, las excavaciones recientes no solo han datado el sitio original, sino que también han identificado nuevos artefactos de pedernal, incluidos los primeros "raspadores".

Una selección de hachas de mano descubiertas en la década de 1920. Imagen: autores de la investigación. Crédito: Universidad de Cambridge

Los investigadores han datado estos artefactos de herramientas de piedra utilizando la datación por radiofluorescencia infrarroja (IR-RF), una técnica que determina el punto en el que los granos de arena de feldespato se expusieron por última vez a la luz solar y, por lo tanto, establecen cuándo fueron enterrados.

El estudio, publicado hoy en la revista Royal Society Open Science, señala que se sabe que los primeros humanos estuvieron presentes en Gran Bretaña desde hace 840.000 y potencialmente 950.000 años, pero que estas primeras visitas fueron fugaces.

Una selección de artefactos de pedernal excavados en el sitio. Imagen: autores de la investigación.

Los períodos glaciales fríos expulsaron repetidamente a las poblaciones del norte de Europa, y hasta ahora solo había evidencia limitada de que Gran Bretaña fue recolonizada durante el período cálido entre 620.000 y 560,000 antes del presente. Se cree que varios sitios en Suffolk exhiben herramientas de esta época, pero estos artefactos provienen de contextos donde los métodos de datación precisos son difíciles de usar.

"Esta es una de las cosas maravillosas de este sitio en Kent", dice el Dr. Tobias Lauer (izquierda), de la Universidad de Tübingen en Alemania, quien dirigió la datación del nuevo sitio. "Los artefactos están precisamente donde los colocó el río antiguo, lo que significa que podemos decir con confianza que se hicieron antes de que el río se trasladara a una zona diferente del valle".

El Dr. Alastair Key (derecha), de la Universidad de Cambridge, quien dirigió la excavación, dice: "La diversidad de herramientas es fantástica. En la década de 1920, el yacimiento produjo algunas de las primeras hachas de mano descubiertas en Gran Bretaña. Ahora, por primera vez, hemos encontrado evidencia rara de instrumentos para raspar y perforar a esta edad tan temprana".

El Homo heidelbergensis era un cazador-recolector conocido por comer diversos alimentos animales y vegetales, lo que significa que muchas de las herramientas pueden haber sido utilizadas para procesar cadáveres de animales, potencialmente ciervos, caballos, rinocerontes y bisontes; así como tubérculos y otras plantas.

La evidencia de esto se puede ver en las herramientas de hachas de mano y lascas afiladas presentes en el yacimientos. Sin embargo, la presencia de implementos para raspar y perforar sugiere que se pueden haber llevado a cabo otras actividades.

El Dr. Tomos Proffitt (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, y que analizó los artefactos, dijo: "Los raspadores, durante el Paleolítico, a menudo se asocian con la preparación de pieles de animales. Por lo tanto, encontrar estos artefactos puede sugerir que los individuos durante este tiempo estaban procesando pieles de animales, posiblemente como ropa o para elaborar refugios".

"La gama de herramientas de piedra, no solo de los hallazgos originales, sino también de nuestras nuevas excavaciones más pequeñas, sugiere que los homínidos que vivían en lo que después se convertiría en Gran Bretaña prosperaban y no solo sobrevivían".

En ese momento Gran Bretaña no era una isla, sino que representaba la península noroccidental del continente europeo. Esto favoreció a los homínidos moverse por un paisaje mucho más grande de lo que permite la costa actual de Kent, cuya zona solo se visita potencialmente durante los meses más cálidos del verano.

El Dr. Matthew Skinner (derecha), de la Universidad de Kent, quien ayudó a dirigir la excavación, señala: "Queda mucho por descubrir sobre estas poblaciones. En particular, esperamos que en futuras campañas se encuentren restos óseos de las personas que produjeron estas raras herramientas de piedra en Gran Bretaña durante este periodo".

En este sentido, se planean más trabajos de excavación en la zona y se espera obtener conocimientos adicionales sobre el comportamiento de estos primeros humanos. El equipo espera que las autoridades reconozcan el valor del patrimonio prehistórico para la importancia internacional de la ciudad y garantice que el lugar sea protegido para las generaciones futuras.

Se cree que las poblaciones europeas de Homo heidelbergensis evolucionaron hasta convertirse en neandertales, mientras que una población separada de Homo heidelbergensis en África evolucionó hasta convertirse en Homo sapiens.

Una colección de huellas en Happisburgh, en Norfolk, que data de hace 950.000 o 840.000 años, representa actualmente la evidencia más antigua de homínidos que ocuparon Gran Bretaña.

Huellas de homínidos en Norfolk, en el yacimiento de Happisburg.