¿Qué guarda el yacimiento íbero de El Higuerón en Nueva Carteya (Córdoba)?

Excavaciones en el yacimiento de El Higuerón en Nueva Carteya. / MUSEO HISTÓRICO LOCAL DE NUEVA CARTEYA.

¿Qué guarda el yacimiento íbero de El Higuerón, en Nueva Carteya (Córdoba)? ¿Quiénes lo han ocupado a lo largo de los siglos? ¿Por qué se abandonó? Son algunas de las preguntas que los arqueólogos quieren responder ahora con las primeras excavaciones que se hacen en el sitio en casi 60 años. Los trabajos, que se prolongarán hasta el 26 de agosto, son desarrollados por el Museo Histórico Local en colaboración con la Universidad de Granada y el Centro de Estudios de Arqueología Bastetana.

"El objetivo inmediato es valorar el potencial del asentamiento y comprobar sus distintas fases de ocupación con el reto posterior de rehabilitarlo y hacerlo visitable", explica el director del Museo Histórico Local, Andrés Roldán Díaz (izquierda).

El Ayuntamiento, que financia la intervención, adquirió recientemente los terrenos, enclavados en el mar de olivos que rodea la población, que precisamente este año está inmersa en la celebración de su bicentenario. Aunque, por lo que ya se sabe, en la zona hay asentamientos desde muchos siglos atrás, con raíces de hace varios milenios.

El Higuerón es el yacimiento arqueológico mejor conocido en Nueva Carteya gracias a las excavaciones que se realizaron en los años 1966 y 1968, y pese a ello aún se conoce solo de manera muy superficial. La información disponible desde entonces parece mostrar que el lugar estuvo ocupado al menos desde el siglo IV a.C. y hasta el I d.C.

Excavación en la fortificación exterior del yacimiento.

Según consta en su ficha del 'Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz', se trata de una fortificación que presenta un recinto exterior de amurallamiento realizado en sillares almohadillados, en el que se observan algunos bastiones al norte y al oeste. En la cúspide del cerro está lo que los carteyanos popularmente conocen como la torre, y existe también un recinto interior de sillares almohadillados a soga y tizón, de 20 por 17 metros, y en todo el entorno aparecen abundantes fragmentos de cerámica ibérica y romana.

Más recientemente se ha documentado la presencia de otras estructuras emergentes en este emplazamiento que no son recogidas en la descripción de la primera publicación de este recinto, lo que, según la apreciación de Roldán, "muestra la complejidad de un hábitat que no es posible precisar si se corresponde con la fase de construcción del lienzo externo o del edificio superior", previsiblemente un complejo rural de época romana. Asimismo, en superficie se han localizado restos de material constructivo como algunas teselas muy irregulares, sobre todo de color blanco y negro, fragmentos de estuco, restos de opus caementicium, tegulae y algunas tejas medievales.

Las expectativas de los investigadores son altas de acuerdo a lo que se ha dejado ver hasta el momento: "Respecto a otros yacimientos de la misma época de la provincia, la muralla externa de El Higuerón es única por su monumentalidad", compara Roldán en conversación con El Día.

El catedrático de Arqueología de la Universidad de Granada, Andrés María Adroher (izquierda), indica por su parte que "la ventaja que vamos a obtener, a medida que avance la excavación, es que tendremos las ideas más claras con respecto a la propia naturaleza del yacimiento, la posibilidad de futuro del mismo con respecto a su valorización, y, además, entendemos que con el paso del tiempo irán apareciendo objetos que nos perfilarán mejor cuál es el sentido del yacimiento".

Los trabajos que ya se han están llevando a cabo consisten en excavar el posible acceso a la torre que se encuentra en el centro del yacimiento y uno de los lados del edificio. Además, se está procediendo a la limpieza de uno de los lienzos de muralla mejor conservados. Toda la actuación cuenta con la pertinente autorización por parte de la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico en Córdoba, ha destacado el Ayuntamiento.

“A pesar de la importancia que ha tenido para la investigación arqueológica, nunca se había planteado su puesta en valor, ya que únicamente se habían realizado algunos sondeos estratigráficos para conocer su cronología”, recuerda Roldán, quien aclara que no guarda relación con el monumental león íbero, símbolo de la localidad, aunque compartirían la misma época. Conservado en el Museo Arqueológico de Córdoba, una réplica preside la calle Mayor de Carteya.

León de Nueva Carteya (Córdoba). Es una escultura íbera encontrada a seis kilómetros de esta ciudad. Actualmente la pieza se expone en el Museo Arqueológico de Córdoba.

El león que resurgió de una cantera

El monumental león íbero fue encontrado, junto con una cabeza y un torso de león, en agosto de 1920 cuando el contratista Juan López de Aguilera buscaba piedra para el firme de la carretera que estaba a punto de construirse, entre los municipios de Nueva Carteya y Montilla, la actual A-3130. La estatua se halló a unos seis kilómetros del núcleo urbano de Nueva Carteya, en un pequeño cerro denominado El Medio, a una profundidad de entre 40 centímetros y un metro. Su estado era bueno, aunque fragmentada, quizás destruida a propósito por los enemigos del personaje enterrado. Fue restaurada en 1943 por los técnicos del Museo, Fernando Santiago Caballero y Antonio Torralbo Montes, bajo la supervisión del director del Museo, Samuel de los Santos. Para afianzar la pieza se insertaron dos espigas de hierro, y la garra izquierda se reconstruyó imitando la derecha original, diferenciándose ambas fácilmente ya que fue realizada en yeso.

Fuente: eldiadecordoba.es | 8 de agosto de 2022

Hallan en la Sima de las Palomas (Murcia) una falange de neandertal datada entre hace 130.000 y 100.000 años

La Sima de las Palomas (Cabezo Gordo, Murcia) cada año ofrece novedades de nuestros antepasados prehistóricos. En esta ocasión, el hallazgo más importante fue una nueva falange de Neardental. Gracias a estos fósiles, podemos saber más sobre los homínidos que vivieron en estas mismas tierras. Este pequeño hueso, en concreto, es de un hombre que pisó Cabezo Gordo en un período entre hace 130.000 y 100.000 años.

Los fósiles nos dan pistas de cómo vivían los primeros homínidos

La campaña de excavaciones empezó en 1994 y ya va por su edición número 29. Está formada por un grupo de unas 10 personas expertas más otros 10 estudiantes llegados de Australia, Reino Unido o Estados Unidos.

Tras dos años de parón por la pandemia, este año se han centrado en una capa rica en restos de animales, donde se han encontrado desde tortugas y conejos hasta caballos y ciervos. Gracias a los restos fósiles encontrados, podemos saber que nuestros antepasados, a parte de comer carne, comían también lo que les ofrecía la tierra. Y se ayudaban con herramientas hechas con silex o incluso con los propios caparazones de las tortugas.

Hueso falangeal descubierto en la Sima de las Palomas. | AYTO. TORRE PACHECO.

La falange, que no se sabe aún si es de una mano o de un pie, se une al catálogo casi interminable de la Sima de las Palomas, en donde se han encontrado tres esqueletos en conexión anatómica.

"Junto con los tres esqueletos, tenemos más de 30 fragmentos de huesos y dientes de otros individuos" comenta Mariano López, codirector de las excavaciones de la Sima de las Palomas.

El número de neandertales que aparecen en la sima es de unos 14. Entre ellos, el esqueleto más importante es el bautizado como "Paloma", de sexo femenino, ya que se trata del esqueleto neandertal más completo en todo el litoral mediterráneo europeo y tiene la pelvis femenina de esta especie más completa del mundo.

Sólo se puede visitar una vez al año

Un grupo de unas 300 personas pudieron visitar el yacimiento arqueológico este mes de agosto. Se trata de la única visita guiada anual que se hace en la Sima de las Palomas. "Llevaba varios años intentando venir y es una pena que sólo se pueda hacer una vez al año" nos comentaba una vecina de Cartagena. "No sabía que estaban excavando por aquí y mira que paso mucho paseando" decía otro visitante.

"Es curioso hacerse una idea de que aquí es donde pasaban los neandertales" decía otra mujer. Los arqueólogos pudieron explicar a los visitantes la importancia de la sima y retroceder en el tiempo más de 50.000 años para conocer los orígenes del ser humano. Los turistas escuchaban atentos las explicaciones de Gonzalo Linares, estudiante en Oxford y voluntario para estudiar la Sima. "Lo más significativo es la gran cantidad y calidad de los restos que hemos encontrado" nos comentaba Gonzalo, que está acabando sus cursos de doctorado. Habrá que estar atentos para que el año que viene podamos disfrutar de una ruta tan enriquecedora para conocer los orígenes de la raza humana.

Fuente: rtve.es | 11 de agosto de 2022

¿Cuándo surgieron las variaciones genéticas que nos hacen humanos?

El estudio del genoma de nuestros parientes evolutivos más cercanos, los neandertales y los denisovanos, ha abierto nuevas vías de investigación para comprender mejor nuestra historia evolutiva. Un estudio ha estimado cuándo surgieron algunas de las variantes genéticas que caracterizan a nuestra especie a partir del análisis de mutaciones que son muy frecuentes en las poblaciones humanas modernas, pero no en estas otras especies de humanos arcaicos.

Los resultados del estudio, publicado en Scientific Reports, con el título «Temporal mapping of derived high-frequency variants supports the mosaic nature of the evolution of Homo sapiens» El mapa temporal derivado variantes de alta frecuencia respalda la naturaleza en mosaico de la evolución del Homo sapiens») muestran dos momentos en los que se concentran las mutaciones: uno de hace alrededor de 40.000 años, asociado al crecimiento de la población de Homo sapiens y su salida de África, y otro más antiguo, de hace más de 100.000 años, relacionado con la etapa en la que más tipos de Homo sapiens había en África.

«La comprensión de la historia profunda de nuestra especie es cada vez más completa. Aun así, es difícil determinar cuándo surgieron las variantes genéticas que nos distinguen de otras especies humanas. En este estudio hemos colocado variantes específicas de nuestra especie en una línea cronológica. Así, hemos descubierto de qué manera se concentran estas variantes en el tiempo, lo que ha reflejado eventos como el punto de divergencia del Homo sapiens respecto a otras especies humanas hace cerca de 100.000 años», explica Alejandro Andirkó (izquierda), primer autor de este estudio, que ha surgido de su tesis doctoral en la Universidad de Barcelona (UB).

En la investigación, que ha sido liderada por Cedric Boeckx, miembro del Instituto de Sistemas Complejos (UBICS) de la UB, también han participado el investigador de la misma Universidad, Juan Moriano, los expertos de la Universidad de Milán y del Instituto Europeo de Oncología, Alessandro Vitriolo y Giuseppe Testa, y el investigador de la Universidad de Viena, Martin Kuhlwilm.

Los resultados de la investigación también muestran diferencias entre periodos evolutivos. En concreto, han constatado el predominio de variaciones genéticas relacionadas con la conducta y la estructura anatómica facial —características clave en la diferenciación de nuestra especie respecto al resto de las humanas— hace más de 300.000 años, una datación que coincide con la evidencia fósil y arqueológica disponible.

«Hemos descubierto conjuntos de variantes genéticas que afectarían a la evolución de la cara y que hemos datado entre los 500.000 y los 300.000 años, justo el período anterior a la datación de los fósiles más tempranos de nuestra especie, como los descubiertos en el yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, en Marruecos», destaca Alejandro Andirkó.

Los investigadores también han analizado las variantes relacionadas con el cerebro, al que consideran el órgano que mejor puede ayudar a explicar las características clave del rico repertorio de comportamientos asociados con el Homo sapiens. En concreto, han datado variantes que se han relacionado con el volumen cerebral del cerebelo, el cuerpo calloso y otras estructuras en estudios médicos con humanos actuales. «Hemos descubierto que los tejidos cerebrales tienen un perfil de expresión genómica particular en distintos momentos de nuestra historia; es decir, ciertos genes relacionados con el desarrollo neuronal se expresaban más en ciertos momentos», resalta el investigador.

Estos resultados se complementan con una idea que es dominante en la antropología evolutiva hoy en día: que la historia de las especies humanas no es lineal, sino que distintas ramas de nuestro árbol evolutivo convivieron y muchas veces se cruzaron. «La amplitud del rango de diversidad de humanos en el pasado ha sorprendido a los antropólogos. Incluso dentro de los 'Homo sapiens' existen fósiles, como los que he comentado antes de Jebel Irhoud, que, debido a sus rasgos, se llegó a pensar que pertenecían a otra especie. Por eso decimos que el ser humano ha vivido una evolución en mosaico», detalla Andirkó.

«Nuestros resultados ofrecen una imagen de cómo cambió nuestra genética que se ajusta a esa idea, ya que no hemos encontrado evidencia de cambios evolutivos que dependieran de una mutación clave o de un puñado de ellas», subraya el investigador.

Comparación de cráneos de distintas especies tempranas de Homo. CRÉDITOS: CHRIS STRINGER, NATURAL HISTORY MUSEUM, UNITED KINGDOM / WIKIMEDIA COMMONS.

Aplicación de técnicas de aprendizaje automático

La metodología para llevar a cabo este estudio se ha basado en un método de estimación genealógica de edad de variantes (genealogical estimation of variant age) desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford. A partir de esta estimación, se ha aplicado una herramienta de aprendizaje automático para predecir qué genes han cambiado más en ciertos períodos y en qué tejidos estos genes pueden haber tenido un impacto mayor. En concreto, han utilizado ExPecto, una herramienta de aprendizaje profundo que usa una red convolucional —un tipo de modelo computacional— para predecir niveles de expresión de un gen y su función desde una secuencia de ADN.

«Como no existen datos sobre la expresión genómica de variantes en el pasado, esta herramienta es una aproximación a un problema que no se había podido responder hasta ahora. Aunque la predicción por aprendizaje automático es cada vez más común en el mundo clínico, que sepamos, no se había intentado usar para predecir las consecuencias de cambios genómicos a lo largo del tiempo», subraya Andirkó.

La importancia de la fase perinatal en el desarrollo del cerebro de nuestra especie

En un estudio previo, el mismo equipo de la UB, junto con el investigador Raül Gómez Buisán, también había utilizado la información genómica de los humanos arcaicos. Se trata de una investigación en la que analizaron los desiertos genómicos, regiones del genoma de nuestra especie donde no hay fragmentos genéticos de neandertales o denisovanos, y que, además, han sido sometidas a presión positiva en nuestra especie, es decir, que han acumulado más mutaciones de lo esperado por evolución neutral. Los investigadores estudiaron la expresión de genes —qué proteínas codifican para llevar a cabo diferentes funciones— hallados en estas regiones desérticas a lo largo del desarrollo del cerebro, desde fases prenatales hasta la etapa adulta, y cubriendo dieciséis estructuras cerebrales. Los resultados mostraron diferencias en la expresión génica del cerebelo, el cuerpo estriado y el tálamo. «Estos resultados ponen el foco en la relevancia de estructuras del cerebro más allá de la neocorteza, la cual ha sido tradicionalmente predominante en la investigación de la evolución del cerebro humano», explica Juan Moriano.

Además, las diferencias más notorias entre estructuras cerebrales se encontraron en las etapas prenatales. «Estas conclusiones suman nuevas evidencias a la hipótesis de una trayectoria del desarrollo del cerebro específico de nuestra especie que tiene lugar en etapas perinatales —el período que comprende desde la semana 22 de gestación hasta las primeras cuatro semanas de vida neonatal—, lo que daría lugar a una forma más globular de la cabeza en los humanos modernos, en contraste con la forma más alargada en neandertales», concluye Juan Moriano.

Fuente: Universidad de Barcelona | 18 de julio de 2022

'Lucus Asturum' tuvo población romana estable 400 años: los arqueólogos que trabajan en Lugo de Llanera confirman sus predicciones

El yacimiento arqueológico 'Lucus Asturum', en Lugo de Llanera (Asturias): los expertos descubren que durante 400 años hubo población romana asentada allí. LUJÁN PALACIOS

Apenas tres semanas de excavaciones en tres catas predeterminadas han bastado al equipo dirigido por la arqueóloga Esperanza Martín para reafirmarse en lo que ya intuía desde que se iniciaran las prospecciones en Llanera en el año 2018: Lucus Asturum es un yacimiento arqueológico de primer orden que revela cómo este territorio estuvo en época romana en el epicentro de las comunicaciones y el comercio en el norte de la Península, atravesado por la vía Carisa desde León en su tránsito hacia Gijón y en una de las llanuras más apetecibles para los residentes del Imperio. Es más, queda demostrado que Lucus Asturum tuvo presencia romana estable durante cuatro siglos.

Foto: Clasificación de los restos encontrados en el yacimiento de 'Lucus Asturum' de Llanera. LUJÁN PALACIOS.

Así lo atestiguan las más de dos mil piezas rescatadas por la docena larga de arqueólogos que han trabajado en una finca próxima a Lugo de Llanera en las tres últimas semanas. La campaña se cierra mañana (viernes) y los resultados "son sorprendentes, ya que no esperábamos encontrar tantas piezas", reconoce la responsable de la excavación, Esperanza Martín.

Entre sus hallazgos de estos días hay de todo. "Desde una suela de zapato de cuero hasta huesos de suidos, de bovinos, espinas de peces, ostras y mucha cerámica del hogar, desde vasijas hasta platos y restos de objetos de vidrio, junto con una piedra de molino del siglo I, algo muy habitual en las casas romanas, que eran autosuficientes y molían su propio grano", detalla Martín.

Esperanza Martín, dando explicaciones en la excavación sobre los hallazgos realizados. | L. Palacios.

Todo ello ha sido hallado en la cata que ha sacado a la luz los límites de las dependencias de una amplia casa romana, que los arqueólogos estiman de unos 600 metros cuadrados y en la que se ha descubierto una conducción para las aguas sucias. El año pasado ya salió a la luz un pozo aledaño que proporcionaba a los moradores agua de consumo, así como unas termas muy bien conservadas de las que se extrajeron muchos objetos que dan buena cuenta de cómo vivían los romanos.

La conclusión entre quienes investigan el pasado del concejo es unánime: "Este punto fue un enclave fundamental en el comercio y las comunicaciones de la época". Y es que entre la cerámica hallada en la casa romana que excavan estos días figuran piezas llegadas de otros puntos del Imperio, desde Francia hasta el valle del Ebro, lo que revela un intenso tráfico de mercancías, junto con otras muchas piezas de manufactura local, lo que a su vez da idea del auge de la zona.

Foto: La arqueóloga Laura Pavón trata de sacar a la luz la pieza de moler completa, para ver si debajo está el resto. / J. M. PARDO.

La piedra de molino también ha sido un hallazgo curioso, así como una zona que se pensaba que era una muralla pero que resultó ser el límite de la zona rústica de la casa, convertida a su vez en escombrera. Curiosamente, es lo que más pistas da a los arqueólogos. "Es de donde se sacan más objetos comunes que desvelan el día a día de las poblaciones", apunta Martín, quien insiste en que "la mayor importancia de este yacimiento reside en que desvela un asentamiento continuado de población a lo largo de 400 años", a la vista de las modificaciones que sufrió con el paso del tiempo la casa que excavan. Y que, según asegura la arqueóloga, en toda la llanura de Lugo aguarda un gran tesoro arqueológico a la espera de ser descubierto.

Fuente: lne.es | 11 de agosto de 2022

Patógenos extintos podrían haber marcado el comienzo de la caída de las civilizaciones antiguas, según un estudio

Foto: El agua fluye de una vasija sostenida por un dios en este sello de un rey acadio de alrededor del 2200 a. C. , aproximadamente en la época en que una sequía afectó al Imperio Acadio. Crédito: Archivo de arte/Shutterstock.

Hace miles de años, en todo el Mediterráneo oriental, varias civilizaciones de la Edad del Bronce empeoraron casi al mismo tiempo. El Imperio Antiguo de Egipto y el Imperio Acadio colapsaron, y hubo una crisis social generalizada en todo el antiguo Cercano Oriente y el Egeo, la cual dio lugar a poblaciones en declive, destrucción, comercio reducido y cambios culturales significativos.

Como de costumbre, se ha señalado con el dedo el cambio climático y el cambio de lealtades. Pero los científicos acaban de encontrar un nuevo culpable en algunos huesos viejos.

Entre los restos excavados en un antiguo lugar de entierro en Creta, en una cueva llamada Hagios Charalambos, un equipo dirigido por el arqueo-genetista Gunnar Neumann (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, encontró evidencias genéticas de bacterias responsables de dos de las enfermedades más importantes de la historia: la fiebre tifoidea y peste.

Por lo tanto, dijeron los investigadores, las enfermedades generalizadas causadas por estos patógenos no pueden descartarse como un factor contribuyente en los cambios sociales tan generalizados alrededor del 2200 al 2000 a.C.

"La aparición de estos dos patógenos virulentos al final del período minoico temprano en Creta, enfatiza la necesidad de reintroducir enfermedades infecciosas como un factor adicional que posiblemente contribuya a la transformación de las sociedades complejas tempranas en el Egeo y más allá", escriben en su artículo.

Ubicación de sitios arqueológicos con evidencia de 'Yersinia pestis' y 'Salmonella enterica'.

Yersinia pestis es una bacteria responsable de decenas de millones de muertes, la mayoría acontecidas en el transcurso de tres devastadoras pandemias mundiales (la peste de Justiniano del siglo VI que asoló el Imperio Romano de Oriente; la Peste Negra del siglo XIV, la cual mató entre el 40% y el 60% de la población europea; y la tercera Pandemia en curso, que comenzó en China a mediados del siglo XIX y actualmente afecta a miles de personas en todo el mundo). A pesar de lo catastrófica que ha sido esta enfermedad en siglos pasados, su impacto antes de la Plaga de Justiniano, que comenzó en 541 d.C., ha sido difícil de medir.

No obstante, los recientes avances tecnológicos y científicos, en particular la recuperación y secuenciación de ADN a partir de restos óseos antiguos, están revelando parte de esa historia perdida. Ahora sospechamos, por ejemplo, que la bacteria ha estado infectando a las personas desde al menos el Neolítico.

El año pasado, los científicos revelaron que un cazador-recolector de la Edad de Piedra, enterrado hace 5.000 años en la actual Letonia, probablemente murió de peste, esto es, miles de años antes de que tuviéramos evidencia de que la enfermedad alcanzara proporciones epidémicas .

Mandíbula de la víctima de la peste de la Edad de Piedra enterrada en la actual Letonia. (Dominik Göldner/BGAEU, Berlín).

Sin embargo, la evidencia genómica recuperada hasta ahora había sido de regiones más frías. Poco se sabe sobre su impacto en las sociedades antiguas con climas más cálidos, como los del Mediterráneo oriental, debido a la degradación del ADN en las temperaturas más altas.

Así que Neumann y su equipo excavaron entre los huesos recuperados de un sitio en Creta conocido por sus condiciones notablemente frescas y estables. Recuperaron ADN en dientes de 32 personas que murieron entre los años 2290 y 1909 a.C. Los datos genéticos revelaron la presencia de bastantes bacterias orales comunes, lo cual era de esperar.

Menos esperada fue la presencia de Yersina pestis en dos individuos, así como dos linajes de Salmonella enterica -una bacteria típicamente responsable de la fiebre tifoidea- en otros dos cadáveres. Este descubrimiento sugiere que ambos patógenos estaban presentes, y eran posiblemente transmisibles, en la Creta de la Edad del Bronce.

Pero hay una advertencia. Cada uno de los linajes descubiertos está ahora extinto, lo que dificulta determinar cómo sus infecciones podrían haber afectado a las poblaciones humanas.

Micrografía electrónica de barrido de Yersinia pestis en una pulga. (NIH).

El linaje de Yersinia pestis que descubrieron probablemente no podía transmitirse a través de las pulgas, que es una de las características que hizo que otros linajes de la bacteria fueran tan contagiosos entre los humanos.

La pulga vector porta la versión bubónica de la peste, y los humanos se infectan cuando la bacteria ingresa en el sistema linfático a través de una picadura de una pulga. Por lo tanto, la ruta de transmisión de esta forma antigua de la bacteria podría ser distinta y causar una forma diferente de plaga: la peste neumónica, la cual se transmite a través de aerosoles, por ejemplo.

Los investigadores dijeron que los linajes de Salmonella enterica también carecían de rasgos clave que contribuyan a enfermar gravemente a los humanos, por lo que la virulencia y las rutas de transmisión de ambos patógenos siguen siendo desconocidas.

Modelo de dispersión propuesto de la bacteria Yersinia pestis durante el Neolítico y Edad del Bronce.

Sin embargo, el descubrimiento sugiere que ambos patógenos estaban circulando; en las regiones de Creta con altas densidades de población, podrían haberse expandido de modo desenfrenado.

"Si bien es poco probable que la Yersinia pestis o la Salmonella enterica fueran los únicos culpables de los cambios sociales observados en el Mediterráneo a fines del III milenio a. C., proponemos que, dadas los análisis de ADN antiguo presentados aquí, las enfermedades infecciosas deben ser consideradas como un factor contribuyente adicional; posiblemente en una interacción con el clima y las migraciones, tal como se ha sugerido en otras ocasiones", sostienen los investigadores.

Debido a que enfermedades como la peste y la fiebre tifoidea no dejan rastros en los huesos, no se notan con frecuencia en el registro arqueológico. El equipo sugiere que una evaluación genética más detallada de más restos óseos recuperados en el Mediterráneo oriental podrían ayudar a descubrir el alcance del impacto que estas enfermedades tuvieron en las civilizaciones que vivieron en ese entorno.

La investigación ha sido publicada en Current Biology.

Fuente: sciencealert.com | 6 de agosto de 2022

Cráneo de gallina con aguja: el misterioso ritual mortuorio romano descubierto en Zaragoza

Cráneo de gallina atravesado por una aguja en el yacimiento de Belsinon en Zaragoza. Proyecto Belsinon.

Es lo que en arqueología se llama un unicum, un hallazgo singular y sin parangón que ha sorprendido a los investigadores: la aparición de un cráneo de gallina atravesado por una aguja de coser sorprende al equipo arqueológico que mantiene abierta su interpretación definitiva. El yacimiento del Convento en Mallén (Zaragoza) ha arrojado este sorprendente hallazgo de lo que “parecen enterramientos rituales en una necrópolis infantil”, según el equipo arqueológico del Proyecto Belsinon encargado de la excavación de este yacimiento.

“Estamos trabajando en las excavaciones arqueológicas de un yacimiento romano llamado Belsinon, asentamiento romano que está en la vía romana que recorre el Ebro y une la ciudad de Zaragoza con León. Belsinon era una de las paradas que une esa vía romana y allí estamos haciendo excavaciones arqueológicas”, explica a El Independiente Óscar Bonilla Santander arqueólogo y codirector del Proyecto Belsinon.

El arqueólogo Óscar Bonilla en plena actividad arqueológica en el yacimiento de Belsinon en Zaragoza. PROYECTO BELSINON.

Allí es donde han documentado este enterramiento “particular”, según definen los arqueólogos. “Hemos sacado a la luz los restos de cinco neonatos, enterrados individualmente y en fosas diferentes, así como un cordero decapitado, y, por otro lado, una gallina sacrificada con una aguja, lo que implica que probablemente estaba atada para poder practicarle ese ritual, el cual debe tener relación con prácticas de brujería”, afirma Bonilla.

Según este arqueólogo en otras necrópolis se han encontrado tumbas con niños y animales de compañía, lo que se ha interpretado como que son sus mascotas, pero en este caso es un modelo diferente ya que tiene indicios de ser enterramientos rituales.

“Probablemente pertenece a la época romana imperial, en concreto podría ser del siglo II”, asegura el investigador, si bien están a la espera de las pruebas de carbono-14. “La gallina apareció en una pequeña fosa excavada en el suelo entre los enterramientos infantiles y cerca de un cordero decapitado. El ave se había colocado perfectamente después de haber sido sacrificada con una aguja de coser de bronce que le atraviesa el cráneo”, relata Marta Gómara Miramón, arqueóloga y codirectora de las excavaciones.

Lo que hace singular este descubrimiento es que no se han dado casos similares. “Hemos consultado a diferentes especialistas, pero no hemos encontrado paralelismos con otros casos”. La tesis que barajan los arqueólogos es que "el rito de la gallina y el cordero responden a rituales romanos de maldiciones relacionados con los cultos de la muerte, con maldiciones del mundo del más allá. En otros lugares se ha interpretado este tipo de sacrificios como sustitutorios, esto es, se sacrifica a un animal para evitar la muerte de un ser querido. Pero en este caso es un ritual que acompañaría la ceremonia del enterramiento de estos cinco niños que son muy pequeños, prácticamente neonatos, y están enterrados todos en el mismo espacio y en el mismo momento”, explica.

El resto de los hallazgos de la excavación, entre los que se encuentran viviendas de época celtibérica y materiales como cerámicas bruñidas y a mano, y cerámicas celtibéricas de la Edad del Hierro, están siendo también estudiados por el equipo profesional.

“Además del hallazgo del cráneo de la gallinácea, hemos encontrado un horno excavado en el suelo que se conoce comúnmente con el nombre de ‘horno polinesio’ (horno de tierra), el cual se utilizaría para la elaboración de alimentos, lo que resulta excepcional en casas celtibéricas de la Edad del Hierro de este tipo”, concluye Óscar Bonilla.

Excavaciones en el yacimiento del Convento en Mallén (Zaragoza).

Fuentes: elindependiente.com| arainfo.com | 12 de agosto de 2022

El hallazgo de un mosaico en el asentamiento de el-Araj lo señala como la auténtica Betsaida, el hogar de cinco de los apóstoles de Jesús

El mosaico hallado después de una limpieza preliminar.

Una inscripción con una súplica a San Pedro encontrada en el enclave arqueológico de el-Araj apoya firmemente el caso de que sea la ciudad perdida de Betsaida y que la basílica allí encontrada es la Iglesia de los Apóstoles, un descubrimiento que probablemente impulsará aún más el turismo cristiano en el Mar de Galilea.

El mosaico estaba sucio, como es el caso de las inscripciones enterradas en el limo durante más de 1.500 años. Limpiarlo bajo el calor abrasador de la temporada de excavaciones de este verano en el-Araj, justo al lado de la mansión otomana Beit HaBek, ha sido lo más destacado de la temporada, según dicen los arqueólogos Mordechai Aviam y R. Steven Notley.

Foto: Los arqueólogos Steven Notley (izquierda) y Mordechai Aviam en el yacimiento de el-Araj.

El-Araj está en la orilla norte del Mar de Galilea y no es el único candidato como el pueblo bíblico de Betsaida del que surgió, posteriormente, la polis romana de Julias (en honor a Julia, la hija de Augusto). El Nuevo Testamento es inconsistente acerca del lugar de nacimiento de Pedro y su hermano Andrés, pero la evidencia apunta a Betsaida como su hogar, no al pueblo de pescadores de Cafarnaúm, según sostienen muchos investigadores.

Entre los aspectos más destacados de el-Araj, los arqueólogos encontraron ruinas de la época romana, casas del pueblo judío y los restos de una basílica bizantina del siglo V. Durante años, desde que descubrieron una iglesia antigua en el-Araj, los arqueólogos esperaban encontrar una inscripción dedicatoria, como era típico de las iglesias bizantinas. Ahora ya la tienen.

La inscripción comienza con “Constantino, el siervo de Cristo”. Se refiere al donante de la iglesia, de acuerdo con la tradición bizantina de los mosaicos dedicatorios. No es una referencia al emperador Constantino que abrazó el cristianismo, explican los arqueólogos.

Luego viene la parte emocionante: la inscripción continúa solicitando la intercesión del "jefe y adalid de los apóstoles celestiales", según la profesora Leah Di Segni, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y el profesor Jacob Ashkenazi, del Kinneret College en el norte de Israel.

Motivos del mosaico en estilo bizantino en la supuesta Iglesia de los Apóstoles. Crédito: Prof. Mordechai Aviam.

Mosaico de bandas multicolores de tres hilos en el borde de la nave de la Iglesia Bizantina de los Apóstoles. Crédito: Zachary Wong

¿Quién es este jefe y adalid? Simón Pedro fue el primero en declarar que Jesús era el Mesías (Mateo 16:16), por lo que fue considerado el principal de los apóstoles, según la tradición. Su prominencia queda demostrada por la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, la cual se levantó sobre su posible tumba.

'Jefe y adalid de los apóstoles celestiales' es la forma como los cristianos bizantinos se referían a Pedro y solo a él, no a ningún otro apóstol, dicen los arqueólogos Aviam, profesor en el Kinneret College, y Notley, profesor en el Nyack College de Nueva York y director de la excavación.

Así que aquí tenemos una inscripción enmarcada con un medallón redondo hecho de dos líneas de teselas negras en estilo bizantino, que casi menciona explícitamente a San Pedro, en una iglesia primitiva que data del siglo V y en una ciudad judía-romana en las orillas del norte del Mar de Galilea.

Foto: Uno de los muchos pesos de pesca de plomo encontrados en el-Araj indicativo de la industria pesquera local en el-Araj. Crédito: Zachary Wong.

Durante la próxima temporada de excavaciones, en octubre, los arqueólogos están ansiosos por encontrar una inscripción que aluda a Andrés, dado que se supone que también era originario de Betsaida, y además la iglesia primitiva hallada, presumiblemente, habría estado dedicada a ambos.

La inscripción dedicatoria con la súplica a Pedro (el primer Papa en la tradición católica) formaban parte del suelo de mosaico de la sacristía de la iglesia, que, en estilo bizantino, estaba decorado con motivos florales. Para más información sobre la inscripción habrá que esperar, pero los profesores prometen que llegará.

Vista aérea del yacimiento de el-Araj que muestra los muros sur, oeste y norte de la Iglesia Bizantina de los Apóstoles y plazas inundadas de temporadas anteriores con restos del período romano. Crédito: Achia Kohn-Tavor.

Cómo se perdió Betsaida

¿Este hallazgo cierra el caso de que los profesores Aviam y Notley hayan encontrado la ciudad bíblica de Betsaida, tal como han venido argumentado desde 2017, así como la Iglesia de los Apóstoles, una postulación que han hecho más recientemente?

“Diría que sí a ambos aspectos”, afirma Notley. “Creo que esto es una clara evidencia de que el sitio que estamos excavando es la iglesia a la que se refirió San Willibaldo, en el siglo VIII, como la iglesia construida sobre la casa de Pedro y Andrés”.

Cabe aclarar que los arqueólogos no sostienen que la Iglesia de los Apóstoles se haya construido realmente sobre las casas de Pedro y Andrés, sino que dicen haber encontrado el enclave de Betsaida y la Iglesia de los Apóstoles, y que si esta fue construida en el lugar “correcto”, no lo saben

Una de las razones por las que Betsaida se perdió para la posteridad es que el mar de Galilea, ampliamente conocido como el lago Kineret, en Israel, es un lago interior que sube y baja. De hecho, el sitio arqueológico quedó bajo el agua después de fuertes lluvias en 2020.

El enclave de el-Araj después de fuertes lluvias invernales provoca que el Mar de Galilea se eleve e inunde el área. Crédito: Prof. Mordechai Aviam.

Betsaida era un humilde pueblo de pescadores junto al lago que, según el historiador judío-romano Flavio Josefo, fue transformado por el gobernante local Herodes Filipo I en una polis, una ciudad romana. En los últimos años, los arqueólogos Aviam y Notley han encontrado evidencias de ambos períodos de la vida del asentamiento.

“Uno de los objetivos de esta excavación era verificar si teníamos en el lugar una capa aqueológica del primer siglo”, dice Aviam. Y lo han conseguido.

El inconveniente es que Betsaida siguió apareciendo en los registros históricos, cristianos y judíos, hasta finales del siglo III y luego desapareció durante unos 200 años. La investigación ha demostrado que, aproximadamente en ese momento, el lago elevó su nivel de agua. Probablemente, junto con otros sitios de alrededor, desapareció debido a las inundaciones y la sedimentación.

Hay en torno a 40 centímetros de limo entre la capa romana y la capa bizantina, por lo que la ciudad romana y el pueblo judío se encuentran debajo del limo y la iglesia del siglo V sobre ella.

Una cruz decorativa hallada entre los resto de la iglesia del período bizantino en la excavación de El-Araj, uno de los enclaves que podría ser la antigua Betsaida. Zachary Wong.

Ubicación de la Iglesia de los Apóstoles

La cuestión es que, cuando el cristianismo comenzaba a tomar forma y el lago retrocedía, muy posiblemente la memoria local de donde vivieron Pedro y Andrés se hubiera perdido. Llegado el siglo V, los dignatarios bizantinos visitantes podrían haber sido engañados o equivocados al señalarles dónde estaban las casas de los apóstoles en su propósito de construir una basílica en el lugar.

La inscripción recién encontrada nada puede decirnos sobre la precisión de la elección de la ubicación de la basílica, pero puede respaldar la identificación de el-Araj como Betsaida y la basílica como la Iglesia de los Apóstoles.

“Este descubrimiento es nuestro indicador más fuerte de que la basílica tenía una asociación especial con San Pedro, y probablemente estaba dedicada a él. Dado que la tradición cristiana bizantina identificaba rutinariamente el hogar de Pedro y Andrés en Betsaida, parece probable que la basílica conmemore su hogar”, dice Notley.

El mosaico también refuerza el caso de que esta es la iglesia descrita por el obispo de Eichstätt, Willibaldo, quien en el siglo VIII hizo una peregrinación a los lugares donde los cristianos creen que Jesús realizó milagros alrededor del Mar de Galilea. El obispo informó que la iglesia fue construida sobre la casa de Pedro y Andrés. El Hodoeporicon, que describe el itinerario de Willibaldo en Tierra Santa, dice que caminó desde Cafarnaúm hasta Chorazin (Kursi) en busca de la Iglesia de los Apóstoles en Betsaida.

“Y [de Cafarnaúm] fueron a Betsaida, de donde venían Pedro y Andrés. Ahora hay una iglesia donde antes estaba su casa”, escribió el obispo.

Para apoyar el caso de que la iglesia de el-Araj es la aludida por Wilíbaldo, los arqueólogos señalan que no hay otras iglesias bizantinas en ruinas en las orillas del Mar de Galilea en esa área, la cual ahora es parte de una reserva natural.

La inscripción también apoya el argumento de Notley de que Pedro vivió en Betsaida, no en Cafarnaúm. De hecho, 1.700 años de tradición cristiana siempre situaron el hogar de Pedro en Betsaida, según señala el arqueólogo.

La iglesia octogonal en Cafarnaúm. Credit: Lenush/Shutterstock.com.

Pero en 1921 una teoría planteada por el padre Gaudence Orfali sugiere a Cafanaúm en su lugar. De hecho, también hay un edificio bizantino en Cafarnaúm (no solo en el-Araj): una iglesia octogonal, pero que, en realidad, no es una basílica y, por lo tanto, no puede haber sido la Iglesia de los Apóstoles, afirman Notley y Aviam.

Por tanto, la inscripción hallada es otro clavo en el ataúd de la teoría del padre Orfali.

Las excavaciones que se llevan a cabo cuentan con la asistencia de la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel. “La inscripción arroja luz sobre la identificación del sitio con la Betsaida romana y bizantina, un lugar maldecido por Jesús porque los lugareños no aceptaron su mensaje”, dice el Dr. Dror Ben-Yosef, jefe de Patrimonio en el distrito norte, el cual agrega que la inscripción será de gran interés para el turismo cristiano.

“La inscripción dedicatoria con la súplica de oración a Simón Pedro es muy importante para identificar la asociación del apóstol con la basílica bizantina. Confirma el testimonio del obispo Willibaldo del siglo VIII, quien visitó la iglesia, de que el cristianismo en el período bizantino conmemoraba la casa de San Pedro en Betsaida y no en Cafarnaúm”, subraya Notley.

“Además, el recuerdo persistente de la ubicación de la casa de Pedro, a la luz de la evidencia arqueológica reciente de un asentamiento del período romano anterior, de al menos 48.500 metros cuadrados, agrega peso a nuestra sugerencia de que el sitio de el -Araj / Beit HaBek debe ser considerado el principal candidato para el enclave del pueblo de Betsaida referido en el Nuevo Testamento”.

Fuentes: haaretz.com | timesofisrael.com | 12 de agosto de 2022