Cuerpos despellejados, misterioso ritual mortuorio en el Himalaya.

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Los restos de 27 hombres, mujeres y niños de la antigüedad se han descubierto en cuevas sobre acantilados en Nepal. Los expertos afirman que muchos de los huesos muestran cortes que apuntan a un ritual mortuorio desconocido hasta el momento.
Los cuerpos, a muchos de los cuales se les había quitado la carne,fueron colocados en altísimos depósitos de cadáveres hace alrededor de 1.500 años.
Los investigadores, que encontraron los restos en 2010, indicaron que cerca del 67 por ciento de los cuerpos habían sido despellejados, probablemente con un cuchillo de metal.
Después del proceso de desollamiento, los cuerpos se dejaron cuidadosamente sobre plataformas anchas de madera, aventuran los investigadores. No obstante, debido a siglos de exposición a los elementos, los huesos y las plataformas, así como muchas de las cuevas en sí se habían derrumbado para cuando el equipo entró en las estancias.
Entre el montón de cosas se encontraron también restos de cabras, vacas y caballos, quizás sacrificios de ofrenda para los muertos, aunque su intención sigue siendo un misterio.
Excavadas en los acantilados del distrito de Upper Mustang, con su característico color rojizo, las cuevas de manufactura humana se encuentran a 4.200 metros sobre el nivel del mar, a bastante más altura que el pueblo de Samdzong.
En la antigüedad, los afloramientos rocosos y, probablemente, el uso de escaleras, habría facilitado el acceso a las cuevas. Sin embargo, desde entonces la erosión ha convertido las cuevas en lugares tan sólo accesibles para escaladores expertos, como Pete Athans, que ha conquistado la cima del Everest en siete ocasiones y que fue uno de los co-líderes del equipo.
"Las pistas sobre cuándo se construyeron estas cuevas y quién las construyó se están deshaciendo ante nuestros ojos”, dijo Athans en una declaración ante la prensa. “La tumba de la cueva se encuentra gravemente amenazada. Está situada sobre una matriz de roca frágil que ya se ha derrumbado alguna vez en el pasado. No creo que la tumba hubiese aguantado otro monzón”.

Despellejados, con todos los respetos

Se sabe muy poco sobre los tres antiguos grupos del Himalaya que despellejaban y enterraban a sus muertos en las altas cuevas de Mustang, lo que hace los motivos que rodean al rito incluso más turbios. A pesar de todo, el equipo ha descartado el canibalismo.
"Cuando uno quiere la carne, procesa el esqueleto de forma muy diferente de cuando sólo intenta quitarla”, explicó el líder del proyecto, Mark Aldenderfer, arqueólogo de la Universidad de California, en Merced.
"En los casos de canibalismo, la base del cráneo suele estar aplastada (para llegar al cerebro), y los huesos están rotos y retorcidos, normalmente para intentar alcanzar la médula. Nada de esto se da en niguna de las partes del cuerpo que hemos recuperado.
"Esto se hizo de forma respetuosa”, añadió Aldenderfer, que recibió financiación parcial por parte del National Geographic Society's Committee for Research and Exploration (Comité para la Investigación y la Exploración de la Sociedad National Geographic). Esta sociedad es la propietaria de National Geographic News.
Los análisis preliminares de ADN de algunos de los huesos sugieren que los sujetos despellejados estaban relacionados. "Supongo que muchas de estas cuevas mortuorias son para familias extensas numerosas”, dijo Aldenderfer. "Éste debía de ser su lugar tradicional de entierro, y las demás familias tendrían el suyo propio”.

¿Un rito de segunda mano?

Aldenderfer y su equipo creen que la práctica de desollar cuerpos y enterrarlos en cuevas podría ser un nexo, hasta ahora desconocido, entre otros dos rituales mortuorios cuya existencia ya se conocía.
Por un lado, el funeral celeste tibetano (que, según se cree, se originó varios cientos de años después) incluye el desmembramiento de un cuerpo y su exposición a los elementos y a los animales carroñeros, como los buitres. El Tíbet actual se encuentra a tan sólo 16 kilómetros de las tumbas de las cuevas.
El otro ritual funerario es más antiguo y viene de la religión de Zoroastro, cuyas raíces se remontan a la antigua Persia (la actual Iran). Según Aldenderfer, se sabe que los zoroastristas “quitaban la carne de sus muertos y se la daban a los animales como comida”.
Los antiguos habitantes de la región Upper Mustang podrían haber adoptado rituales funerarios de los viajeros zoroastristas que se dirigieran al oeste, indicó Aldenderfer. Estos ritos, a su vez, se podrían haber transformado en el ritual funerario celeste de los tibetanos o, por lo menos, haberlo inspirado.
Esta idea, de acuerdo con el antropólogo Mark Turin, que no formó parte del proyecto, es una “hipótesis interesante y que se puede desarrollar perfectamente".

«Complejos residenciales»

Los nuevos hallazgos no son sino los más recientes de una serie de ellos descubiertos en los remotos acantilados. En los años ochenta, un equipo nepalí-alemán descubrió tumbas en cuevas que databan de 3.000 años atrás. Sin embargo, los restos humanos encontrados en esas cuevas no habían sido despellejados.
En 2009, el equipo que ha llevado a cabo el hallazgo más reciente anunció que había encontrado una cueva en un acantilado con un valioso contenido consistente en arte tibetano, manuscritos y esqueletos del siglo XV.
Junto con el reciente descubrimiento de las cuevas mortuorias, el equipo de Aldenderfer ha encontrado cuevas adyacentes que se crearon posteriormente, con toda probabilidad con la intención de usarlas como viviendas.
"No creo que la gente que construyó estos ‘complejos residenciales’ supiera en realidad que las cuevas mortuorias estaban cerca”, comentó Aldenderfer.
Turin, director del Proyecto Digital Himalaya en la Universidad de Cambridge, aseguró que no le sorprendía que la gente se hubiera sentido atraída de forma repetida hacia los acantilados de Upper Mustang, a pesar de las dificultades.
De hecho, el aislamiento del acantilado podría haber supuesto una parte importante de su atractivo. Muchas de las creencias locales que se han venido practicando en la región, incluido el budismo, otorgan un gran valor a la idea del retiro espiritual, añadió Turin.

Paisaje sagrado

"Hoy en día los monjes pueden practicar y residir en monasterios, pero estamos hablando de épocas muy anteriores a la creación de los monasterios”, prosiguió. "Perfectamente podrían estas cuevas haber sido lugares protomonásticos… y, como tales, la gente se podría haber retirado a ellos o haber enterrado a sus muertos en ellos”.
Además, Turin añadió, la gente de la época podría haberse sentido unida a la tierra de una forma que podría resultar difícil de comprender para muchos occidentales modernos.
Incluso hoy en día, “hay una historia muy famosa sobre el amansamiento del territorio que aún circula… Cuando los santos budistas llegaron y mataron a las deidades locales, su sangre (y sus partes del cuerpo) mancharon la tierra y crearon los colores” del paisaje, dijo Turin.
"La cultura religiosa que existe en las mentes de las personas se puede leer en el paisaje de su tierra. Esto significa que el paisaje es sagrado, y que por lo tanto las cuevas y los lugares de retiro lo son igualmente”.
Fuente: National Geographic (en español).

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