La vida nómada dio forma a la geografía de la Ruta de la seda en las tierras altas de Asia

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Oriente y Occidente nunca estuvieron separados. Al menos desde el siglo III a.C, una compleja red de caminos y caravanas, a la que luego se conoció como la Ruta de la Seda, permitió que ambos mundos se tocaran. De un sitio a otro viajaron personas, mercancías, ideas, obras de arte y hasta enfermedades y religiones.


El equipo del investigador Michael Frachetti, de la Universidad de Washington en San Luis, (Estados Unidos), ha presentado este martes un artículo en la revista Nature en el que ha mostrado que el nacimiento de la red de caminos de la ruta de la Seda fue lento y complejo. Después de usar modernas técnicas para estudiar la geografía de Asia Central y la cobertura de pastos de la región, han concluido que probablemente esta vía comercial siguió los mismos caminos que los pastores nómadas ya usaban milenios atrás.


Foto: Simulación de los caminos usados por pastores y que generaron la red de la Ruta de la Seda – M. Frachetti
«Creo que lo más importante de nuestro artículo es que muestra que el proceso de evolución de la ruta de la seda fue lento y dinámico», ha explicado a ABC Michael Frachetti. «No fue para nada una conexión sencilla ni lineal. Fue un proceso muy complejo. Y ahora podemos ver en el mapa cómo y dónde fue».


Foto: Caravasar, albergue para caravanas, en Kirguistán – Michael Frachetti

Desde hace 20 años Frachetti ha estado muy interesado en tratar de obtener una visión general sobre cómo fue este intercambio entre culturas e imperios. Su equipo y él han tratado de averiguar cómo esta ruta afectó al desarollo de las civilizaciones y las poblaciones, siempre teniendo en cuenta la influencia del medio ambiente y la ecología de la región de Asia Central. ¿Cómo influyeron la vegetación o la orografía en la formación de las rutas, y por tanto en la evolución de las sociedades que las usaron?

Foto: Un pastor dirige el ganado en Uzbekistán – Michael Frachetti

Ahora, por primera vez, los científicos han usado modernas técnicas geográficas, con drones, datos de satélite y simulaciones por ordenador, para tratar de rastrear los orígenes de la Ruta de la Seda y reconstruir su geografía. Gracias a esto, han averiguado que su comienzo pudo estar ligado a la compleja red de rutas de los antiguos pastores nómadas, que recorrían la región en busca de pastos frescos.


Para llegar a estas conclusiones, los investigadores usaron los modelos matemáticos que se suelen usar en cuencas hidrográficas para reconstruir el flujo del agua en función del relieve. En este caso, aplicaron este sistema a la corriente de los pastores de la zona, quienes suben a las regiones más altas en verano y bajan a los valles en invierno en busca de hierba. Además, los investigadores tuvieron en cuenta la calidad de los pastos, asumiendo que los pastores de antaño usaron las rutas que les permitían aprovechar los mejores. Para ello, usaron imágenes por satélite actuales para medir la calidad y consideraron que la vegetación no ha cambiado mucho en dos milenios.

Después de aplicar este modelo a lo largo de 500 estaciones, los investigadores obtuvieron una correlación muy clara entre las rutas de los pastores y la posición de los yacimientos arqueológicos que dejó la Ruta de la Seda.


Frachetti ha reconocido que el estudio tiene algunos defectos. En primer lugar, parte de muchos datos estadísticos y simulaciones, y en segundo, solo permite obtener una visión global y a gran escala, de forma que no se puede entrar en un alto nivel de detalle. Además, las rutas marítimas, de «muy alta movilidad», en opinión de Frachetti, también tuvieron un efecto complementario, cuya dinámica es difícil de reconstruir y estimar.

Una vez que han estudiado la geografía de la ruta, su equipo tratará ahora de analizar los tiempos. Así aveiguarán, por ejemplo, cuándo emergieron las rutas o si estas influyeron puntualmente en el desarrollo de ciertas técnicas agrícolas, una tarea en la que será fundamental recopilar datos arqueológicos.

Tal como han explicado Michael J. Harrower e Ionana A. Dumitru, investigadores en la Universidad Johns Hopkins, Baltimore (Estados Unidos), en un comentario sobre esta investigación, estas técnicas de satélite y geografía están transformando la arqueología tanto como la cambió la datación por radiocarbono (carbono 14). En esta ocasión, ambos han propuesto que podrán combinarse con el estudio de las redes sociales de entonces para reconstruir la dinámica económica, social y política de la Ruta de la Seda.


Frachetti ha explicado que los drones, los satélites y los modelos matemáticos que han usado en esta ocasión, pueden emplearse para entender la influencia de las vías de intercambio de personas y bienes en momentos históricos. Por ejemplo, ha sugerido que probablemente las rutas comerciales del Imperio Romano en el desierto del Sáhara estuvieron muy influidas por los caminos previos que ya habían establecido por los anteriores moradores.

«Es sorprendente ver hasta qué punto las culturas estuvieron interconectadas y tuvieron intercambios», ha reflexionado Michael Frachetti. «Actualmente, hay tantos problemas religiosos, de identidad y, en general, tantos aspectos que polarizan a la sociedad, que creo que entender que en el pasado había tanta conexión nos podría ayudar a pensar ahora de una forma más productiva».

Fuente: GONZALO LÓPEZ SÁNCHEZ | ABC, 8 de marzo de 2017

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