¿Fue real el duelo bíblico entre David y Goliat?

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David y Goliat. Cuadro del pintor francés Guillaume Courtois, siglo XVII

Hallazgos arqueológicos relativamente recientes, como una inscripción que habla de la "Casa de David" o, más impactante aún, un cementerio filisteo, del pueblo al que pertenecía el célebre gigante, pueden ayudar a dar un marco de interpretación a la "biografía" bíblica de ese Rey hebreo, condensada en los libros de Samuel del Antiguo Testamento.
Frente a la Biblia, conviene evitar dos posiciones extremas: la de quienes pretenden interpretarla al pie de la letra -y llegan por ejemplo al extremo de querer probar científicamente que un hombre puede sobrevivir tres días en el estómago de una ballena, como Jonás- y la de los escépticos absolutos que consideran que todo es fábula y que la Biblia no puede ser tomada como fuente.
En el caso de David, hay que tener en cuenta que se trata de acontecimientos que datan de los siglos XI y X antes de Cristo (habría vivido aproximadamente del 1040 al 966 a.C.), pero el relato fue sistematizado y "editado" varios siglos después, en tiempos del rey Josías (648-609 a.C.). Se trata entonces de una tradición oral, lo que no implica que sea falsa, pero sí puede tener muchos componentes de leyenda o mito, superpuestos a lo realmente acontecido. Esto no implica que la Biblia misma no pueda ser considerada "fuente", siempre que se tengan en cuenta estos contextos.
La versión de Leonardo Alenza. David se dispone a decapitar al gigante Goliat

David es uno de los grandes héroes bíblicos y su triunfo sobre Goliat tiene muchas enseñanzas y sentidos que incluso exceden al cristianismo.
El trasfondo de la historia es el enfrentamiento de Israel, cuyo rey era Saúl, con los filisteos, un pueblo venido del mar, y asentado en la costa cananea.
De una de las ciudades filisteas, Gat, era originario Goliat, un gigante al que la Biblia atribuye una estatura de casi 3 metros (seis codos y un palmo) y que durante 40 días se lo pasó haciendo alarde frente al ejército israelita, desafiándolo a elegir a su mejor hombre para pelear contra él. Si Goliat era vencido, los filisteos serían esclavos de Israel. Y viceversa.
Nadie se animaba a recoger el desafío, hasta que apareció David, un pastorcillo muy joven, adolescente, provisto únicamente con una honda y cinco piedras lisas. Aunque, claro, David no era cualquier pastor; nadie lo sabía, pero poco antes había sido ungido secretamente por el profeta Samuel -que actuaba por órdenes directas de Dios- como futuro rey de Israel.
David enfrentó a Goliat con una honda, el arma usada por los pastores para ahuyentar a las fieras que amenazaban sus rebaños
A Goliat el desafío de este muchachito la causó mucha gracia. Hasta que David interrumpió sus carcajadas desmayándolo de un hondazo que le dio en plena frente. Una vez caído el gigante, lo decapitó con su propia espada. Una escena que no ha cesado de inspirar a los artistas, como puede verse en las ilustraciones que acompañan esta nota, que han mostrado una rara predilección por el momento de la decapitación. Una de las excepciones es esta maravillosa escultura de Bernini (siglo XVII) que representa muy bien el momento previo, el movimiento de David preparando el lanzamiento.
David, de Bernini (Galería Borghese, Roma)

Luego de la proeza, el rey Saúl, que hasta entonces disfrutaba de escuchar a David tocar la lira en el palacio -era neurasténico y la música calmaba sus nervios-, empezó a sentir celos del joven, a quien la Biblia describe como "rubio, de hermosos ojos, prudente y (de) muy bella presencia". Y menos mal que no sabía que estaba destinado a sucederlo… El hijo de Saúl, Jonathan, en cambio, estaba muy fascinado con David. Los dos jóvenes se habían vuelto amigos inseparables. Una hija de Saúl, Mical, estaba enamorada de él. Se convertiría luego en su primera esposa. Definitivamente al rey no le sentaba bien la cercanía de este joven tan carismático. Un día, irritado, le tira un lanzazo. David lo esquiva pero se ve obligado a huir.
El rey Saúl trata de matar a David (Guercino, siglo XVII)

Pero tras la muerte de Saúl, David se convertirá en rey, como estaba escrito. Entonces elegirá una ciudad neutra para facilitar la unidad de todas las tribus israelitas. Esa ciudad es Jebus, a la que convertirá en capital del reino unificado y que pasará a llamarse Ciudad de David y, más tarde, Jerusalén.
"Una prueba histórica de la existencia de una dinastía fundada por David es la Estela de Tel Dan -explicó a Infobae el historiador Sergio Prudencstein, especialista en Medio Oriente- en la cual hay una expresión, 'Casa de David', la misma que aparece unas 24 veces en el texto masorético [versión hebrea de la Biblia], en referencia a la dinastía que gobernó en el reino de Judá desde el siglo IX hasta la caída de Jerusalén a manos de los ejércitos caldeos [Nabucodonosor], alrededor de los años 586/7 a. C.)".
La importancia de este hallazgo, que data del año 1993, es que hasta ese momento no se contaba con ninguna evidencia arqueológica del reino de David, explica Prudencstein. Lo que se encontró en Tel Dan, norte de Galilea, es un fragmento de basalto negro con parte de una inscripción conmemorativa. Las trece líneas que se leen parcialmente están escritas en arameo.
La Estela de Tel Dan que menciona la “Casa de David”

Aparecen las palabras "casa", "David" e "Israel". Sería entonces la primera mención en un texto arqueológico de la existencia de una dinastía real davídica. El fragmento data del siglo IX a C y se trata de una inscripción externa a Israel, de un rey enemigo que los menciona.
La posible reconstrucción del texto es, en la 7a línea: "rey de Israel mató". Y en la 8a: "Casa de David y yo dejé sus ciudades en ruinas".
Sergio Prudencstein explica que otras huellas de la presencia de ese reino hebreo son los desechos encontrados en excavaciones en la zona donde estaba la Ciudad de David, en los alrededores de Jerusalén, y que muestran que quienes allí vivían no comían cerdo -un rasgo que los diferencia de los otros pueblos-; en cambio, sí se encuentran restos óseos de otros animales. Las excavaciones en Ashdod, Ekron, Ascalón, Gat y Gaza -las cinco ciudades filisteas- han mostrado las diferencias entre los filisteos y los israelitas y demás pueblos cananeos.
Los amigos David y Jonathan pasean con la cabeza de Goliat (por Cima da Conegliano, siglo XVI)

Ahora bien, ¿qué hay del célebre y desparejo duelo? Al respecto, el único testimonio es el relato bíblico y ya vimos cuáles son sus condicionantes.
"Hay que enmarcarlo en la continua lucha de los israelitas contra los filisteos, un pueblo que los incomodaba. También Sansón -otro personaje bíblico- se enfrenta a los filisteos. Estos son una fuerza de oposición a la existencia de Israel en Canaán", explica Prudencstein.
El reino filisteo era una pentápolis: cinco ciudades separadas que nunca pudieron unir su poder. "No sabemos cómo se llamaban ellos a sí mismos -aclara Prudencstein-. La palabra 'filisteo' posiblemente tenga origen egipcio, 'peleset'. De ella derivará luego 'Palestina', el nombre que los romanos darán a esa zona para molestar a los hebreos".
Cabe aclarar que los palestinos actuales no son descendientes de estos filisteos. En el 604 a.C. Nabucodonosor arrasó sus ciudades y los pocos sobrevivientes fueron llevados a Babilonia.
David y Goliat, por Tiziano

Todas las ciudades filisteas fueron excavadas, incluso Gat, la de Goliat, explica el historiador. Así se hallaron elementos que la Biblia nombra como la "puerta de Goliat", ubicada en la ciudad del gigante y con las mismas características que describe la Biblia.
También se encontró -dice- la huella de la destrucción de los altares de los filisteos -por idólatras- por parte de los reyes bíblicos, lo que confirma las oleadas iconoclastas que cada tanto lanzaban los israelitas. "Esto implica una interacción entre el reino de Israel y los filisteos", concluye.

El cementerio de Goliat
Pero sin dudas el hallazgo más importante en relación a los filisteos es un cementerio en la ciudad de Ascalón, que podrá brindar mucha información acerca de este pueblo desaparecido hace 2.600 años. Textos egipcios, hebreos y asirios hablan de ellos, pero es la primera vez que "hablarán" por sí mismos. O, mejor dicho, a través de sus muertos.
El equipo de arqueólogos que realiza las excavaciones en el cementerio filisteo de Ascalón

El descubrimiento data de 2013 pero fue informado al público recién en 2016, cuando el equipo de arqueólogos que trabaja en el sitio ya había desenterrado más de 200 individuos de sus diferentes tumbas.
La primera conclusión que hace a nuestra historia es que no apareció entre ellos ningún "Goliat". Sherry Fox, una arqueóloga del equipo que dirigió Daniel Master, profesor del Wheaton College de Harvard, dice que los filisteos tenían "una talla normal".
Sus prácticas funerarias eran distintas del resto de los pueblos de la zona: sepultaban a sus muertos en tumbas individuales, con algunas pertenencias y, como puede verse en la foto, en ciertos casos colocaban una pequeña vasija conteniendo perfume cerca de la nariz del muerto. Podían llegar a enterrar a varios individuos unos sobre otros en la misma tumba, separados por estratos.
Tumba filistea

Se cree que este pueblo, comerciante y navegante, pudo haber venido de Creta y pertenecer a la civilización minoica. Se habría desplazado hacia Oriente por la presión de la expansión griega. Intentaron invadir Egipto -allí los bautizaron como "pueblos del mar"– pero fueron repelidos por los faraones Merneptah y Ramsés II. Se volcaron entonces hacia Canaán.
Junto a la nariz del muerto, una pequeña vasija con perfume

Aunque esta versión de su origen requiere todavía de una mayor confirmación, lo evidente es que eran considerados extranjeros en tierra semita, donde ocupaban una angosta banda costera que iba de la actual Gaza hasta Tel Aviv. Vivieron allí entre los años 1200 y 600 antes de Cristo.
Hablaban una lengua indoeuropea, consumían cerdo y no practicaban la circuncisión. La Biblia los menciona varias veces y da de ellos una visión muy negativa, al punto que filisteo pasó a ser sinónimo de persona vulgar e ignorante. Es evidente que la historia de David tiene una finalidad propagandística y fundacional para Israel y eso explica la estigmatización del filisteo.
La vasija de perfume que los filisteos colocaban junto a la nariz del muerto

Si no había gigantes entre los filisteos, ¿qué representa Goliat?
"Puede ser un mito relacionado con los dólmenes y menhires que posiblemente los antiguos asociaban con gigantes, responde Sergio Prudencstein. Es muy probable que tenga origen en esas construcciones del megalítico. Gigantes hay en todas las culturas de la región, en toda Mesopotamia hay historias de gigantes y la propia Biblia tiene varios pasajes sobre su existencia. Por ejemplo, los espías que Josué envía a Jericó, hablan de gigantes. Seguramente porque vieron dólmenes y menhires y deducen que los deben haber construido gigantes".
Pero además, "vencer al gigante es vencer a todo lo grande; el mensaje bíblico es que con ayuda de Dios todos lo podemos hacer: David es casi un niño, es pequeño, Goliat es un gigante". Y agrega: "Con ayuda de Dios, él ya había podido matar un oso y un león".
David decapitando a Goliat. La cruda versión de Caravaggio

Otra posible explicación es que la diferencia de talla simbolice la proporción en la cual se encontraban los israelitas respecto a los otros pueblos de la región en la cual pugnaban por consolidar un reino que, en opinión de muchos especialistas, era aún muy pequeño y vulnerable en esos tiempos.
"Lo interesante de David -agrega en otro orden Prudencstein- es que, a diferencia de Salomón y otros personajes perfectos, es una persona llena de defectos, lo que hace mucho más interesante su biografía. Era un hombre de carne y hueso que cometía errores terribles. Especialmente cuando manda a la guerra y ubica como carne de cañón al esposo de su amante Betsabé para poder quedarse con ella".
Betsabé tomando su baño. Detrás, en segundo plano, David la mira desde su balcón

Más adelante, estos errores le serán cobrados, y bien caros. El hijo que concibe con Betsabé muere a poco de nacer. Su hijo menor, Absalón, dueño de una llamativa y muy larga melena roja, se subleva contra su padre. David no tiene más remedio que enfrentarlo. Mientras huye al galope, Absalón enreda sus cabellos en las ramas de un roble, y Joab, el comandante de tropas de David, lo mata de tres flechazos.
Absalón, el hijo rebelde de David, huyendo de los soldados de su padre, queda atrapado por los cabellos en las ramas de un árbol

Dios castiga también a David, dice la Biblia, prohibiéndole construir el templo. Lo hará su hijo, Salomón. Los errores del padre los corrige el hijo, dice Prudencstein.
La honda, esa arma temible
Los ejércitos mediterráneos de la Antigüedad tenían batallones completos de honderos. Las hondas más antiguas se han hallado en la tumba de Tutankamón que murió hacia el 1325 a.C. Eran de lino entretejido. Las de la Guerra de Troya fueron descriptas como trenzadas con lana.
En la región y en la época de David, era un arma muy común. La usaban especialmente los pastores para ahuyentar a los predadores de sus rebaños. Eran de cuero. Y los proyectiles, piedras lisas de las que, por la erosión del agua, se encuentran en los lechos de los ríos.
Detalle de los relieves de la columna de Trajano: honderos del ejército romano

Otro elemento característico del personaje David es la lira, cuyos creadores fueron los beduinos. Esto se explica porque es un instrumento fácilmente transportable. Se la sostenía en el brazo con el codo doblado. No fue una creación siria, ni egipcia, ni caldea. En Mesopotamia y en Egipto se tocaba el arpa. La lira de David es un rasgo histórico concordante ya que los israelitas eran nómadas.
David toca la lira para calmar los nervios del Rey Saúl (Ernst Josephson, 1878)

Posdata: Sea histórico o no en todos sus detalles, el relato del duelo entre David y Goliat deja al menos dos valiosas enseñanzas.
Más vale cerebro que músculo.
No hay enemigo pequeño.

Fuente: infobae.com | 22 de abril de 2017

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1 comentario:

  1. ¿Ramses II?. La inscripción en el templo de Medinet Habu, que relata la victoria sobre los "pueblos del mar", es de tiempo del faraón Ramses III. Por lo demás buen trabajo.

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