Finalizadas las obras de rehabilitación de la Fuente de la Mariblanca en el Real Sitio de Aranjuez

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El Patrimonio Nacional presenta las obras de restauración de la Fuente de la Mariblanca, un conjunto escultórico ubicado en la Plaza de San Antonio, que data de la segunda mitad del siglo XVIII, y que se encontraba inmerso en diferentes trabajos de mejora y renovación.

A finales de 2014 se iniciaron una serie de trabajos en la Fuente de la Mariblanca orientados a la investigación de los distintos factores y procesos de alteración implicados en su conservación, así como el análisis del estado en el que se encontraban distintas instalaciones.
En el conjunto de la fuente se diferencian dos grupos de materiales bien delimitados: elementos líticos y elementos metálicos. Asimismo, los soportes pétreos, de distinta naturaleza, conforman las fábricas y parte de la decoración escultórica. Los elementos metálicos, de plomo, completan la ornamentación, sirviendo a la vez de soportes para los surtidores.

Las patologías que afectaban a la Fuente de la Mariblanca han sido consecuencia de diversos factores ambientales, climáticos, y antrópicos, aparte de los parámetros de orientación espacial y acción del agua, como principal agente de alteración por su presencia constante. Se ha renovado completamente la instalación hidráulica de la Fuente, debido al deterioro de las tuberías en el vaso y en el interior del grupo escultórico, así como por el estado en el que se encontraban los equipos de bombeo.

A su vez, parte de las actuaciones han consistido en retirar de la Fuente depósitos adheridos de distinta naturaleza y procedencia, y restos de una capa de color pardo-amarillento presente en la mayoría de las superficies metálicas, que, según los análisis practicados, se debía a compuestos del plomo. También se ha procedido al sellado de elementos con una resina sintética, de color blanco y de gran dureza, así como la restauración de diferentes grietas y fracturas presentes en el conjunto escultórico.

Resumen del texto de José Luis Sancho Gaspar, Historiador

La Fuente de la Plaza de San Antonio responde actualmente a la forma que hacia 1831 le dio el arquitecto mayor Isidro González Velázquez. Sin embargo, como ha estudiado Mª Luisa Tárraga, cuando se construyó en 1750 por el arquitecto Bonavia y el escultor G. D. Olivieri su aspecto era muy otro y además dotaba al espacio urbano de otro sentido, el de la Plaza Real o escenario de la gloria del Monarca responsable del programa urbanístico, a quien estaba consagrada la estatua de Fernando VI que coronaba la Fuente. Carlos III privó a la fuente y a la plaza de esta lectura iconográfico-política al mandar bajar la estatua de su hermano en 1760, sustituyéndola por la de una Venus, pero por lo demás se mantuvo la estructura de la fuente, que no cambió hasta el reinado de Fernando VII, respetándose entonces el emplazamiento de la escultura. En la Fuente se entrelazan, por tanto, dos proyectos arquitectónicos, el de 1750 y el de 1830, y dos lecturas iconográficas, la de 1750 y la de 1760.


El planteamiento de la Fuente es inseparable del urbanismo del Real Sitio, puesto que se hace para dotar a la plaza de un “monumento” no exactamente en su centro sino en el eje del patio de Oficios y para desempeñar una función: suministrar a los habitantes el agua traída por las cañerías del viaje de Aldegüela, Aljibejo y Menalgabia que entonces era construido por Bonavia.

Por tanto, el arquitecto presenta a la vez sus planos para la ordenación del Sitio y los de la Fuente el 27 de julio de 1750, y los presupuestos de excavación, cimentación y mármol para la fuente, que tras varias dudas se decidió traer de la cantera de la Estrella, en El Castañar, a una treintena de kilómetros de Aranjuez, siendo el asentista de la saca Carlos Berlasconi. La estatua del Rey en mármol de Carrara que Olivieri había labrado en Madrid se colocó el 8 de abril de 1752, dirigiendo su mirada hacia la entrada del pueblo, “hacia el camino real y jardines, siguiendo la línea de la plaza principal”. Poco después se colocaron los tres leones que todavía adornan el cuerpo bajo la fuente.

Es curioso constatar que Santiago Bonavia (Piacenza, 1700 – Madrid, 1760) fue a buscar inspiración para esta obra en un monumento italiano, erigido en Nápoles: la fuente de la Plaza de Monteleone – frente al Palazzo Orsini di Gravina- mandada hacer por el Virrey Pedro Antonio de Aragón en 1667-1668, aunque no concluida hasta 1672, diseñada por Cosimo Fanzago y ejecutada por Caffaro.

A principios de 1760 Jaime Marquet desmontó la estatua para llevarla a un patio del convento madrileño de las Salesas. En la actualidad, está ante una de sus fachadas en la Plaza de la Villa de París. Fue sustituida por una figura de Venus labrada por Juan Martínez Reina, escultor del Sitio, quien siguió en líneas generales la homóloga figura de la Fuente en la Puerta del Sol de Madrid, la “Mariblanca”. Aunque la figura de Aranjuez se diferencia en que lleva una concha -pudiendo considerarse un símbolo de la fertilidad que el agua aporta al Sitio- la semejanza entre ambas esculturas hizo que el nombre pasase a la Fuente de
Aranjuez. La figura ya estaba colocada en 1762. Su aspecto puede contemplarse en una de las estampas de Domingo de Aguirre. La Plaza de San Antonio en el Real Sitio de Aranjuez, publicada por la Real Calcografía en 1773.

El diseño original de Isidro González Velázquez para la reforma de la fuente se conserva en la Biblioteca Nacional; pese a estar fechado en 1837, el proyecto es de 1831. Entre 1829 y 1832 Velázquez hace en Aranjuez varias fuentes, y la de la Plaza debe considerarse incluida en la misma campaña, aunque no se sitúe en los Jardines del Príncipe, como las fuentes de Narciso y Ceres, o la de Hércules en el Jardín del Parterre.

En Aranjuez el tema principal de la fuente, como señala Tárraga, parece ser la fertilidad. Su emplazamiento no ha cambiado a lo largo de su historia, pero sí la posición de la Venus, que hasta principios del siglo XX miraba hacia el este y hoy está vuelta hacia la Capilla de San Antonio. La posición original se puede apreciar en los dos lienzos de Brambilla, La vista de la Plaza de San Antonio, y La vista del Convento y Plaza de San Antonio.

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