Publican la datación de los fósiles del ‘Homo naledi’


"Neo", cráneo de Homo naledi de la cámara Lesedi. / Wits University / John Hawks

Uno de los grandes descubrimientos del 2015 fue la presentación de una nueva especie de homínido denominado Homo naledi, con una morfología arcaica que se encuentra entre el Australopithecus y el género Homo. En aquel momento no existía una respuesta clara sobre la datación de estos fósiles pero los primeros estudios, basados en aspectos morfológicos, indicaban que el Homo naledi vivió hace unos dos millones de años.

Sin embargo, el hallazgo de una nueva cámara con unos 130 restos ha permitido a los científicos realizar unos trabajos de datación más exactos que ubican a la especie en una cronología mucho más reciente.

Los últimos análisis apuntan a que este homínido pudo coincidir con otras especies de homínidos y con los humanos modernos, en un rango que los científicos acotan entre hace 226.000 y 335.000 años.

“Hemos hecho pruebas con el método doble-ciego (que previene que los resultados estén influidos por el sesgo del observador) en las técnicas de datación más punteras y todas se han replicado, dándonos mucha confianza en las conclusiones”, explica a Sinc John Hawks (izquierda), de la Universidad de Winsconsin-Madison (EE UU) y uno de los autores principales de la serie de estudios sobre el tema que se publican hoy en la revista eLife.

“Lo sorprendente es que el Homo naledi existió hasta hace poco tiempo, junto con los humanos arcaicos y potencialmente los humanos modernos. Esto significa que tenemos que volver a examinar el resto de los registros fósiles para entender cómo todo esto se relaciona entre sí”, añade Hawks.

Convivencia de Homo naledi y Homo sapiens

Los primeros análisis de los restos encontrados en 2015 mostraban que el Homo naledi compartía muchos rasgos con las primeras especies de homínidos que vivieron hace dos millones de años y se asumió que tenían una edad similar. Los nuevos trabajos de datación se han llevado a cabo por un equipo internacional formado por investigadores de Australia, EE UU, Sudáfrica y España, en el que se encuentra el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos.
“Realmente no se han datado de verdad los restos hasta ahora. Se hicieron muchas interpretaciones basadas en la morfología de los restos fósiles, pero sin métodos de datación independientes”, cuenta en declaraciones a Sinc, Mathieu Duval (derecha), uno de los investigadores del CENIEH.
Con estos nuevos datos se estima que la diversidad de homínidos alrededor del mundo fue mucho mayor de lo que se piensa y sobre todo se replantea el lugar que ocupa el Homo naledi en el árbol genealógico del género Homo.

“El Homo naledi es claramente una especie primitiva del género Homo a pesar de los rasgos que comparte con los humanos arcaicos y modernos”, establece Lee Berger (izquierda), de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), colíder del equipo y uno de los descubridores de la especie en 2015.

Los investigadores creen ahora que el Homo naledi vivió en el mismo tiempo y lugar que los humanos modernos. Los estudios de los restos, especialmente calaveras y dientes establecen, según Duval, dos posibles escenarios para las relaciones de esta especie.

“Un primer escenario supondría que el Homo naledi pudo emerger cerca del origen del género Homo, al mismo tiempo que el Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo erectus. La segunda opción es que puede estar más relacionado con los humanos arcaicos y modernos, convirtiendo al Homo erectus en una rama divergente del Homo”, explica el investigador del CENIEH. No obstante, advierte Duval, “las pruebas no nos permiten excluir ninguna de las dos posibilidades”.

La coexistencia entre estas especies también permite especular sobre otros aspectos como, por ejemplo, la tecnología. No se encontraron herramientas de piedra entre los restos, así que aún se ignora si eran capaces de elaborar artefactos líticos.

Sin embargo, muchas de las herramientas encontradas en África se han atribuido a los humanos modernos y a sus ancestros aún sin que se hayan encontrado restos fósiles. “Los nuevos resultados ofrecen ahora una incertidumbre adicional sobre la autoría de estas herramientas líticas”, apunta Duval.

Comparativa del esqueleto de "Lucy" (izquierda) y "Neo" (derecha). / Wits University / John Hawks

Un esqueleto más completo que el de Lucy

La primera cámara, encontrada en 2013, llamada por los científicos Dinaledi, contenía más de 1.550 fósiles pertenecientes a 15 individuos. La nueva, bautizada como Lesedi –‘luz’ en el idioma Setswana–, se encuentra a 100 metros de la primera. En ella se han encontrado 130 fósiles que pertenecen a tres ejemplares, dos adultos y un joven, de entre los que destaca un cráneo “maravillosamente completo”, según John Hawks.

De entre los restos recuperados, los más llamativos son los de uno de los ejemplares adultos, al que se ha llamado Neo. Según los autores, los fósiles han permitido una reconstrucción muy completa de su esqueleto, en especial la calavera que conserva gran parte de la cara, incluyendo los huesos de la región interna del ojo y la nariz.

“El esqueleto de Neo es uno de los más intactos jamás descubiertos. Técnicamente es más completo que el fósil de Lucy teniendo en cuenta el estado de conservación de cráneo y la mandíbula", apunta Lee Berger.

Para los autores, el estado de conservación de estos huesos añade muchos más detalles y ayuda a confirmar aspectos que ya se conocían tras el análisis de los primeros restos de este homínido.
“Este esqueleto conserva la clavícula y un fémur casi completo, lo que permite corroborar lo que ya sabíamos sobre su estatura y tamaño, y también que era capaz de caminar perfectamente y de escalar. Las vértebras, que están muy bien conservadas y son únicas, tienen una forma que solo habíamos visto en los neandertales”, explica Hawks.

Almacenamiento de cuerpos en cámaras funerarias

Las cámaras forman parte del sistema de cuevas Rising Star y se encuentran muy cerca entre sí. Esta cercanía y el hecho de encontrar restos de varios individuos en ellas sugiere a los científicos la idea de que el Homo naledi confinaba allí a sus muertos, un comportamiento que podría ser muestra de que tenían una gran inteligencia y, posiblemente, los primeros atisbos de cultura.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi usaba lugares oscuros y remotos para enterrar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un hecho casi idéntico ocurra por casualidad?”, observa Hawks.

Este tratamiento a los muertos es similar al de otras especies. Por ejemplo en España, en el yacimiento de la Sima de los Huesos, se han encontrado cuerpos neandertales almacenados de hace unos 400.000 años.

“Lo llamativo es que el cerebro del Homo naledi medía una tercera parte del nuestro. Claramente no eran humanos, pero tenían un comportamiento reconocible, un cuidado por otros individuos que continuaba después de sus muertes. Creo que podríamos estar ante las raíces más profundas de las prácticas culturales de la humanidad”, concluye Hawks.
Los restos almacenados en ambas cámaras proveen a los científicos del registro más completo de una especie homínida más allá de humanos y neandertales: unos 2.000 fósiles que suponen los esqueletos de 18 individuos.


Referencia bibliográfica:
John Hawks et al. “New fossil remains of Homo naledi from the Lesedi Chamber, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24232
Paul HGM Dirks et al. “The age of Homo naledi and associated sediments in the Rising Star Cave, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24231
Lee R Berger, John Hawks, Paul HGM Dirks, Marina Elliott, Eric M Roberts. “Homo naledi and Pleistocene hominin evolution in subequatorial Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24234

El homínido que vivió en África junto al ‘Homo sapiens’

Marina Elliott, una de las paleoantropólogas del equipo WITS UNIVERSITY

La datación de los fósiles y los sedimentos de la cueva, publicados hoy en la revista de acceso abierto eLife, aportan una enorme sorpresa, pues tienen entre 230.000 y 335.000 años, muchísimo menos de los dos millones de años que cabía esperar por los rasgos tan arcaicos del naledi. Las fechas implican que este homínido vivió en África al mismo tiempo que los primeros Homo sapiens y otros homínidos mucho más evolucionados, algo que hubiera resultado impensable hace pocos años y que supone una importante cura de humildad para nuestra especie y la versión clásica de la evolución del género Homo, con una progresión de homínidos cada vez con más cerebro hasta culminar en el sapiens, mientras desaparecen las especies menos evolucionadas.

“Ya no podemos asumir que sabemos qué especie hizo ciertas herramientas, o decir que fueron los humanos modernos los que iniciaron algunos de los comportamientos y tecnologías más rompedoras dentro del registro arqueológico de África”, señala Lee Berger, paleoantropólogo de la Universidad de Witwatersrand y coautor de los estudios, en una nota de prensa difundida por su institución. “Si hubo otra especie que compartió el mundo con los humanos modernos en África, es muy probable que haya otras. Solo tenemos que encontrarlas”, resalta.

En otro estudio publicado hoy, el equipo describe una segunda cámara en la cueva Rising Star donde se han hallado fósiles de al menos otros tres individuos, uno de ellos un niño de menos de cinco años. Entre los fósiles hay un cráneo muy completo que contribuye a dibujar el rostro de la nueva especie. Esta segunda cámara está a unos 100 metros de la primera. No hay restos de ningún otro animal ni de crecidas que pudieran haber arrastrado los huesos y parece que la cueva no tenía más entradas.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi utilizaba sitios oscuros y de difícil acceso para depositar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un segundo caso idéntico al primero se deba a una mera casualidad?”, señala John Hawks, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) y coautor de los estudios publicados hoy.

Como ya pasó tras su descubrimiento en 2015, los nuevos datos sobre Homo naledi plantean muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo sobrevivir un homínido tan primitivo en el mismo territorio que los humanos modernos?

María Martinón-Torres (derecha), del University College de Londres, señala que “estamos ante un caso parecido al Hombre de Flores, pero no se explica cómo [los naledi] pudieron permanecer aislados en las sabanas de África, es una intriga tremenda”.

El hallazgo guarda también paralelismos con la Sima de los Huesos de Atapuerca, otra concentración de fósiles humanos que posiblemente fueron puestos allí a propósito. “En un periodo similar, los homínidos de la Sima de los Huesos también enterraban a sus congéneres, pero existen diferencias abismales en su morfología y su capacidad craneal con los naledi. Habrá que plantearse cuán importante es el tamaño del cerebro para inferir comportamientos que considerábamos tan elevados”, resalta.
“El 95% de África está sin explorar en cuanto a fósiles humanos, su historia en el último medio millón de años puede ser tan compleja como la de Europa, con sus cinco tipos de humanos”, resalta Chris Stringer (izquierda), investigador del Museo de Historia Natural de Londres. “Hace unos 300.000 años en África había al menos tres tipos de humanos, los Homo rhodesiensis, los Homo sapiens tempranos y los Homo naledi, y quién sabe qué más habrá ahí afuera”, explica.

El científico plantea dudas sobre el posible enterramiento. “Aunque no se ha planteado ninguna otra hipótesis satisfactoria para la disposición de los restos del Homo naledi, muchos expertos consideramos que un comportamiento tan complejo es poco probable para una criatura con un cerebro similar al de un gorila, especialmente cuando hace falta dominar el fuego para iluminarse” dentro de la cueva, explica. Posiblemente se descubran otras entradas por las que los huesos podrían haber llegado allí de forma accidental, sugiere.

Fuente: EL PAIS

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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