Tumba pintada descubierta en Cumas (Italia). Un banquete congelado en el tiempo

Figura masculina desnuda y de pie que sostiene un enócoe (una jarra de vino) de metal plateado con la mano derecha y un cáliz con la mano izquierda. Los saqueadores de tumbas dibujaron una jarra, probablemente un enócoe, en el centro de la escena. Foto: E. Lupoli, Jean Bérard Centre (CNRS / École française de Rome).

Una tumba con bóveda de cañón, excavada en los últimos años en una necrópolis de la era romana en Cumas, junto a Nápoles, conserva restos de su decoración pictórica original, del siglo II a.C.: la escena, sobre la puerta de entrada, representa "una ceremonia en la cual el vino parece tener una función principal", explica Priscilla Munzi, una investigadora del CNRS francés en el Centre Jean Bérard de Nápoles, a National Geographic España.


"Se puede distinguir una figura masculina desnuda y de pie que sostiene un enócoe [una jarra de vino] de metal plateado con la mano derecha y un cáliz con la mano izquierda; y, alrededor de este personaje, aparecen una mesa pequeña de madera y algunas vasijas de grandes dimensiones, entre ellas una crátera de cáliz sobre un soporte, una sítula de metal plateado y un ánfora sobre un trípode", agrega Munzi, quien ha investigado la tumba junto con el profesor Jean-Pierre Brun, del Collège de France.

En las paredes laterales, en peor estado de conservación, se pueden entrever escenas paisajísticas; muchos de los fragmentos de yeso se desprendieron o se perdieron para siempre, pero los investigadores intentarán recomponer la decoración como en un puzle. "Parece intuirse un paisaje de tipo urbano, pero sólo es una hipótesis; queda mucho trabajo por hacer", comenta Munzi. El hallazgo de la tumba de Cumas fue anunciado ayer por el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia.


El interior de la tumba de bóveda de cañón tiene tres lechos funerarios para acoger tres o más inhumaciones y una mesa para depositar las ofrendas. Fue saqueada, al menos, en dos ocasiones, en el siglo XIX y puede que antes; los saqueadores de tumbas dibujaron una jarra, probablemente un enócoe, sobre la escena pictórica principal y también estamparon una firma. "Hemos encontrado restos esqueléticos de algunos individuos y algunos elementos de sus respectivos ajuares funerarios que fueron abandonados o que pasaron inadvertidos para los excavadores clandestinos, entre ellos algunos recipientes de alabastro, elementos en hueso pertenecientes a una cajita de madera y elementos en hierro y en bronce", dice Munzi.

Los investigadores no saben quiénes fueron los propietarios de la tumba porque no se han conservado inscripciones, pero evidentemente eran individuos de renombre. "Una tumba similar, excavada hace unos años, conservaba sobre la parte superior de la fachada tres elementos inscritos: dos en osco y uno en latín, pero todos se referían a personajes de origen osco [los oscos, un antiguo pueblo de la Italia prerromana, habitaron en el sur de la península itálica]. Nos seduce la hipótesis de atribuir esta tipología de monumentos funerarios a la élite osca cumana", señala la investigadora.

"Creo que la tumba perteneció a aquella élite osca que en Cuma, a pesar de una romanización apremiante, aún estaba muy presente y aún era potente en el siglo II a.C. El paisaje funerario cambió totalmente después del 80 a.C. y esta tipología funeraria desapareció del todo", concluye.


Fuente: National Geographic| 27 de septiembre de 2018

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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