Descubren que el Neolítico se desarrolló en Nueva Guinea independientemente del resto del mundo

Campamento base en Waim, donde el equipo se quedó durante la excavación. Judith Field.

Es bien sabido que la agricultura se desarrolló de forma independiente en Nueva Guinea hace 7.000 años, pero las evidencias de su influencia en la forma de vida de las personas han eludido a los científicos, hasta ahora.

Una excavación arqueológica realizada en Papúa Nueva Guinea ha descubierto por primera vez pruebas contundentes de que un período Neolítico, cuyo proceso agrícola provoca importantes cambios culturales, existió en la isla hace unos 5.000 años.

(A) Sitios mencionados en el texto y la extensión media del mar interior de Sepik-Ramu durante el Holoceno. 1, Waim; 2, Wanelek; 3, Kuk; 4, Manton; 5, Nombe; 6, Kiowa; 7, Kafiavana; 8, Aibura; 9, NFB, NFX; 10, NGH; 11, Yuku; 12, Manim; 13, Kamapuk; 14, Vilakuav; 15, Joes Garden; 16, fuente de obsidiana Kutau. (B) Perfil de elevación [noreste (NE) –suroeste (SW)] de los valles Simbai-Jimi que muestran la ubicación de Waim. Recuadro: posición global de Nueva Guinea. La línea en negrita es el Ecuador. Crédito de la figura: Ben Shaw, Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW).

Los arqueólogos creen que el conjunto de artefactos que han desenterrado, entre los que se incluyen hachas de piedra, morteros, tallas figurativas antropomorfas y otras herramientas, son las pruebas que faltaban y que eran necesarias para justificar dicho período Neolítico en la prehistoria de la isla de Nueva Guinea.

En un artículo publicado en la prestigiosa revista Science Advances, un equipo multi-institucional de arqueólogos y científicos documenta los objetos recuperados en el emplazamiento arqueológico de Waim (pronunciado 'Wy-im'), un área ubicada en las tierras altas del norte de la moderna Papúa Nueva Guinea.

Pueblo de Waim visto desde el aire, en las escarpadas tierras altas del norte de Papua Nueva Guinea. Imagen: UNSW / Ben Shaw

Los artefactos que faltaban

El autor principal, el Dr. Ben Shaw (izquierda), de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), en Australia, dice que hasta ahora había pocas evidencias para demostrar que Nueva Guinea había disfrutado de su propia etapa neolítica como otros centros agrícolas del mundo, a pesar de haber pruebas bien documentadas de actividad agrícola en la isla en los últimos milenios.

"Ya conocíamos los cultivos de humedales como el taro, el ñame, la caña de azúcar y las bananas de hace unos 7.000 años en Nueva Guinea", dice el Dr. Shaw.

"Pero debido a que la arqueología en esta parte del mundo no es tan conocida como en otros lugares de China y Oriente Próximo, realmente no sabíamos cómo el desarrollo de la agricultura cambió los comportamientos humanos en el paisaje de Nueva Guinea".
El tipo de cambios al que alude el Dr. Shaw ocurrió cuando los humanos cambiaron lentamente de un modo de existencia de cazadores-recolectores a uno que conllevaba plantar y cosechar cultivos cada vez más.

“En los periodos neolíticos se ve a las personas en proceso de transición hacia áreas de vida más pequeñas en forma de aldeas, donde permanecen durante al menos una parte del año. Y, debido a que se quedaban en un lugar cada vez más tiempo, la gente comenzó a cambiar su tecnología para cuidar los cultivos. También vemos más mano de obra calificada y especializada en la construcción de edificios y en la fabricación de objetos materiales que comercializaban, dado que la sociedad tenía ya un tipo de existencia más estable".


Algunos de los artefactos de piedra, incluidas las herramientas y figuras artísticas, que se desenterraron en el sitio de excavación de Waim. Imagen: UNSW / Ben Shaw.

Tesoro

En Waim, el equipo quedó asombrado por el gran volumen y variedad de las herramientas que aparecieron en un solo lugar. Encontraron morteros muy finamente tallados utilizados para moler alimentos, hachas de piedra y azuelas, así como figuras talladas. Una de ellas, un gran fragmento de piedra tallada, de hace unos 5.000 años, representa las cejas de un rostro antropomorfo y es por ahora la evidencia tallada más temprana de una expresión corporal en Oceanía.
Waim probablemente formaba parte de una extensa red regional, dado que en el sitio se encontró obsidiana procedente de un yacimiento ubicado a unos 800 kilómetros y en otra isla. Asimismo, la similitud entre las piedras talladas como imágenes antropomorfas, y varios objetos no datados que fueron encontrados previamente a decenas de kilómetros de Waim, indica una cierta unidad cultural del área.

Después de examinar las mazas o majas encontradas bajo el microscopio, la coautora, Dra. Judith Field (izquierda), identificó microfósiles, o evidencia de residuos de plantas, frutas y tubérculos, en las mismas, demostrando que habían sido utilizadas para procesar algunos de los cultivos de humedales nativos de Nueva Guinea.

"Fue muy emocionante para nosotros encontrar estos microfósiles en las mazas", dice la Dra. Field. "Probablemente es uno de los vínculos más directos que puede señalar la influencia de la agricultura en el comportamiento humano en aquellos tiempos".

"Las innovaciones sociales identificadas en las tierras altas de Nueva Guinea muestran claros paralelos con los procesos neolíticos observados en otras partes del mundo, con adaptaciones conductuales a la gama única de entornos biogeográficos existentes", aducen los investigadores.
La excavación también fue interesante por lo que las reliquias nos dicen acerca de la antigüedad de algunas de las tecnologías que todavía se usan hoy en día en Nueva Guinea. El Dr. Shaw indica que se encontró una piedra volcánica estriada con ocre, lo que sugiere que hace 5.000 años los humanos ya lo usaban para pintar, teñir y decorar.

“El ocre es muy importante, pues a menudo se asocia con el desarrollo del pensamiento abstracto, las formas del arte simbólico y el comportamiento ritual, tal como los entierros. Cuando miramos las ranuras de esta piedra bajo el microscopio, parecía que estaban formadas por fibras orgánicas que las atravesaban. El ocre en la piedra habría manchado estas fibras de un color rojo, que incluso hoy en día es como a veces tiñen las fibras en la producción de bolsas de hilo tejidas, o 'bilums'. Esto nunca se había encontrado en ningún sitio".


Bloque pétreo desconcertante que resultó ser una especie de plantilla de piedra con un borde biselado que la gente solía romper para obtener hachas individuales. Imagen: UNSW / Ben Shaw.

Misterio tallado en piedra

Otra sorpresa fue el descubrimiento de un gran bloque de piedra que había sido cortado y pulido, y que, según el Dr. Shaw, fue colocado contra una ladera y posteriormente enterrado después de que el pueblo de Waim fuera abandonado hace unos 4.000 años. Él dice que, con aproximadamente medio metro de largo y 30 centímetros de ancho, era una pieza muy inusual, y que tuvo al equipo perplejo sobre cuál sería su propósito.
"Tenía la forma de un paralelogramo gigante con bordes muy afilados, y había sido bellamente pulido", comenta el Dr. Shaw.

“Cuando salió a la luz, estábamos tratando de pensar para qué podría haberse usado. Tal vez era una piedra para moler plantas o algo de esa naturaleza, pero tiene una forma extraña como para ser una piedra de moler. Mientras estábamos sentados allí rascándonos la cabeza, uno de los ancianos de la aldea se acercó y nos dijo que así es como solían hacer las hachas las personas mayores: tomaban un gran bloque de piedra, le daban forma, y luego simplemente cortaban los tamaños individuales de las hachas que querían".

Más tarde, el equipo verificó que este método había sido ya documentado en tiempos más recientes. Pero el tipo de hacha que estaba asociado con este modelo de piedra se piensa que había sido utilizado por individuos que habían migrado a esta área más de 2.000 años después, lo cual, según el Dr. Shaw "realmente nos impresionó y dejó sorprendidos".

El Dr. Ben Shaw y algunos lugareños de Nueva Guinea examinan algunos de los artefactos desenterrados en el sitio de excavación de Waim, en las tierras altas del norte. Imagen: UNSW / Ben Shaw.

Al otro lado del estrecho de Torres

Sobre la cuestión de si la sociedad humana en Australia experimentó transformaciones similares, el Dr. Shaw comenta que los arqueólogos ya han demostrado que hubo cambios importantes en la tecnología en toda Australia hace unos 5.000 años.

"Ahora bien, aún se debate por qué ocurrió esto", dice. “Nueva Guinea se encuentra completamente dentro de los trópicos, mientras que Australia abarca latitudes tropicales y templadas, por lo que sus habitantes se habrían adaptado a ambientes muy diferentes con distintos tipos de plantas y animales. La tecnología, así como el comportamiento y las estrategias de producción de alimentos, también habrían diferido, y ahora es un gran desafío ver cómo todo esto se une".


Algunos niños curiosos del pueblo de Waim observando las excavaciones. Imagen: UNSW / Ben Shaw.

Dado que el grupo ha demostrado, pues, el eslabón perdido entre el desarrollo de la agricultura y los cambios culturales asociados con ella en Nueva Guinea, el siguiente paso es analizar más de cerca los tesoros recién descubiertos.
“Llevaremos a cabo mucha más investigación sobre los artefactos hallados para contextualizar su uso en la sociedad de Nueva Guinea en ese periodo temporal. Por tanto, ya que hemos podido definir los contornos del rompecabezas agrícola en Nueva Guinea, es hora de completarlo”.

Fuentes: Universidad de Nueva Gales del Sur | actualidad.rt.com | popular-archaeology.com | 26 de marzo de 2020

Un estudio plantea la complejidad del asentamiento de 'Homo sapiens' en Asia

Foto: José María Bermúdez de Castro y María Martinón-Torres posan junto con paleontólogos de China.

El CENIEH participa en un estudio internacional que se acaba de publicar en la revista Quaternary International, que sugiere que en la China del Pleistoceno Superior se produjeron, al menos, dos procesos de asentamiento de humanos modernos que no se solaparon.

Hasta ahora, la mayoría de los estudios se habían centrado en determinar en qué momento llegó el primer humano moderno a China, pero apenas se había investigado cuál fue la dinámica de este asentamiento. Un artículo conjunto de instituciones de China, España y Reino Unido, plantea que, dada su amplitud y diversidad biogeográfica, el gigante asiático habría recibido migraciones de Homo sapiens desde el norte y desde el sur, entre las que apenas habría habido solapamiento.


Mapa de sitios y rutas migratorias que se han asociado con humanos modernos que se dispersaron por Asia durante el Pleistoceno tardío. © Bae et al. 2017. Sobre el origen de los humanos modernos: perspectivas asiáticas. Ciencia. Imagen de: Katerina Douka y Michelle O'Reilly

Los investigadores proponen que la llegada de los humanos modernos a Asia continental responde, al menos, a dos procesos diferentes:

El primero sucedió hace como mínimo unos 80.000 años y comprendería la llegada a través de Arabia de las primeras poblaciones de Homo sapiens al continente asiático, pasando por India, el sudeste de Asia y, finalmente, Australia.
En el segundo proceso, hace en torno a 45.000 años, las poblaciones sapiens habría llegado por el norte, a través de Asia central, Siberia y Mongolia, y son las que acabarán conquistando América de Norte y Japón.

“A este escenario complejo se suma la diversidad de poblaciones humanas que ya habitaban Asia antes de que llegáramos nosotros”, señala la paleoantropóloga María Martinón-Torres (izquierda), directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), que, junto a José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología, e investigadores de la Universidad de Exeter y el Institute of Vertebrate Paleontology and Palaeoanthropology (IVPP) de Pekín, ha llevado a cabo este estudio.

En 2015, el CENIEH lideraba junto con el IVPP la publicación en Nature del humano moderno más antiguo de China (entre 80.000 y 120.000 años), en el yacimiento de Fuyan al sur del país, abriendo así el marco temporal en el que los sapiens podría haber interaccionado con otros grupos humanos, como los denisovanos, los neandertales o incluso supervivientes tardíos de la especie Homo erectus.

Un país, dos reinos

Como explica María Martinón Torres, pensamos en China como un territorio único cuando en realidad, biogeográficamente su territorio cae en dos reinos diferentes. El llamado Reino Paleoártico, términos acuñado por el famoso biogeógrafo Alfred Wallace, cubre territorios como Mongolia Interior y China al norte de las montañas Qingling, y se caracteriza por temperaturas muy extremas que habrían dificultado el asentamiento permanente de los humanos y, probablemente, es responsable de la llegada más tardía de Homo sapiens al norte de China.
En cambio, el llamado Reino Oriental, que comprendería el sur de China y el sudeste asiático, registraba condiciones climáticas menos severas, permitiendo que esta zona constituyese el principal refugio de Asia y que en aquel entonces, como ahora, fuera la región asiática con más población humana.
“Las narrativas lineales se quedan cortas. Al hablar de Homo sapiens en la China del Pleistoceno Superior estamos hablando al menos de dos poblaciones y dos historias diferentes”, recalca José Mª Bermúdez de Castro (izquierda).
La frontera entre ambos reinos habría fluctuado, pero estas dos poblaciones humanas habrían permanecido relativamente aisladas durante el último ciclo glacial.

Fuente: cenieh.es| 27 de marzo de 2020

Los gladiadores vuelven a 'Virtus Iulia' (Torrreparedones, Baena, Córdoba)

Vista general del foro del yacimiento arqueológico de Torreparedones. FOTO: MUSEO HISTÓRICO DE BAENA (CÓRDOBA).

Se llamaba, probablemente, Virtus Iulia y fue fundada entre los años 30 y 27 a. C. sobre el asentamiento fortificado turdetano de Ituci. De momento, y ya van más de tres décadas de trabajo, se sabe que contaba con monumentales puertas de acceso, mercado, termas y foro, adornado este último con impresionantes esculturas -entre otras de Augusto, de Calígula, con la cara sustituida por la del emperador Claudio cuando este le sucedió, y de Livia- dignas de la misma Roma y que se exponen en el Museo Histórico y Arqueológico de Baena (Córdoba). Y desde este verano, tras las excavaciones realizadas por los expertos de las Universidades de Córdoba y Granada en el yacimiento de Torreparedones (entre Baena y Castro del Río), también se conoce que esta ciudad disponía de anfiteatro, la edificación que acogía los juegos y los espectáculos que organizaba el imperio: de gladiadores a lucha de fieras. Su eje principal medía unos 70 metros.

El estudio Use of Remote Sensing, Geophysical Techniques and Archaeological Excavations to Define the Roman Amphitheartre of Torreparedones, firmado por el arqueólogo Antonio Monterroso-Checa y otros seis expertos, señala que la última excavación –se abrieron seis trincheras para delimitar la extensión del edificio- “ha validado los resultados obtenidos hace dos años mediante el llamado sistema Lidar [teledetección con láser]”. Este mostraba la existencia de una gran estructura de sillares a unos 10 metros de profundidad en el yacimiento cordobés.
El informe indica, igualmente, que “el anfiteatro estaba fuera de las murallas de la ciudad”. Virtus Iulia, de unas 11 hectáreas y de las que solo se ha excavado el 10%, “estaba distribuida en terrazas siguiendo la topografía del terreno”, un altozano de 580 metros. Estaba cruzada por una red de calles; y el anfiteatro, de hecho, estaba conectado a la mayor de sus vías para que los espectadores pudiesen llegar con facilidad a los juegos y disfrutar de sus gladiadores favoritos (se ha encontrado un trozo de casco de uno de estos luchadores durante las excavaciones). Las dimensiones del edificio son semejantes a las de los anfiteatros de Contributa Iulia [Medina de las Torres, Badajoz] o Segóbriga [Saelices, Cuenca], ciudades con proporciones parecidas a las de Virtus Iulia.

De izquierda a derecha, estatuas sedentes de Claudio, Augusto y Livia, en el Museo Histórico de Baena.

El área de investigación comenzó a ser excavada en 1987, aunque los trabajos se pararon en 1999 y no se retomaron hasta 2006. El parque arqueológico de Torreparedones, dirigido por José Antonio Morena, abarca tres periodos históricos: el ibérico (que incluye una muralla del siglo VI a. C. y un santuario donde se hallaron cientos de exvotos y que estaba dedicado a la diosa Dea Caelestis), el romano (la ciudad de Virtus Iulia) y un castillo.
El yacimiento romano, explica Carlos Márquez, catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba y director del grupo de investigación de Torreparedones, incluye tres conjuntos termales, el foro -con curia, basílica, templo y pórticos-, un mercado rodeado por 13 tiendas y el citado anfiteatro extramuros. Todo el conjunto es BIC desde 2007.

Termas de la ciudad de 'Virtus Iulia', en el yacimiento de Torreparedones. MUSEO HISTÓRICO DE BAENA.

En Torreparedones el estado de conservación de algunas de las edificaciones es excepcional, como los baños públicos situados junto a la puerta oriental (terma), excavados y estudiados por Ángel Ventura. Ocupan unos 500 metros cuadrados y poseen muros que alcanzan los tres metros de altura, prácticamente hasta la cubierta. Son de planta rectangular y conservan los vestuarios (apodyterium), la sala fría (frigidarium), la templada (tepidarium) y la caliente (caldarium), así como letrinas, vestíbulo y zona de servicios y hornos para calentar el subsuelo del edificio. “Tan importante como el conjunto en sí es el material de todo tipo que se ha localizado, vinculado a la diosas Salus, y que incluye desde una inscripción dedicada a ella a una jarrita de bronce con la imagen de la divinidad”, señala Márquez.

Si el coronavirus, de momento, no permite visitar el yacimiento, sí existe una aplicación para móviles y tablets, Ciclo Escultórico de Torreparedones, que anima a recorrer sus principales edificaciones. Se puede ver desde la inscripción que recuerda que un tal Marcus Iunius Marcellus pagó la pavimentación del foro hasta admirar en 3D las enormes estatuas de los emperadores encontradas en él.

Mapa geomagnético en el que se aprecia el perfil de los restos de un posible anfiteatro.
Lo que no se puede ver aún es el anfiteatro recién descubierto ni un supuesto teatro que las imágenes láser parecen haber detectado también en el subsuelo. El informe de Antonio Monterroso-Checa afirma que este último edificio se situaba, a diferencia del anfiteatro, dentro de las murallas. Márquez no lo niega, pero se muestra más cauteloso. “Habrá que emprender nuevas excavaciones para confirmarlo. Pero casi que sí”, bromea el catedrático.

Fuente: elpais.com | 26 de marzo de 2020

ESCÁNDALO: Descubren que toda la colección de los Manuscritos del mar Muerto del Museo de la Biblia (EE.UU) es falsa

Imagen ilustrativa. Baz Ratner / Reuters

Un grupo de investigadores ha descubierto que ninguno de los Manuscritos del mar Muerto que se exhibían en el Museo de la Biblia, ubicado en Washington (EE.UU), son verdaderos. Los resultados fueron revelados este sábado por la empresa Art Fraud Insights, dedicada a prevenir fraudes artísticos.

La directora de la compañía, Colette Loll (izquierda), señaló que "los especialistas llevaron a cabo una revisión exhaustiva de todos los resultados de las imágenes, e hicieron el respectivo análisis científico, demostrando que los 16 fragmentos de texto son falsos".
"Cada uno muestra características que sugieren que son falsificaciones deliberadas, creadas en el siglo XX, con la intención de imitar fragmentos auténticos", señaló Loll.

Los Manuscritos del mar Muerto, también conocidos como Rollos de Qumrán, son una serie de textos religiosos del siglo III a. C. que contienen los fundamentos del Antiguo Testamento. La mayoría de estos fragmentos se exhiben en Jerusalén, pero muchos otros se encuentran en manos privadas.

Visitantes observan una exposición sobre los rollos del Mar Muerto en el Museo de la Biblia en Washington, DC.Saul Loeb / AFP


Las sospechas sobre el fraude de los textos surgieron en 2018, cuando el museo estadounidense confirmó que al menos cinco manuscritos eran falsos y se inició el análisis de los otros ejemplares.
Por su parte, el jefe de curaduría del museo, Jeffrey Kloha (derecha), explicó que "los métodos sofisticados y costosos empleados para descubrir la verdad sobre nuestra colección podrían usarse para arrojar luz sobre otros fragmentos sospechosos y tal vez incluso podrían ser eficaces para descubrir quién es responsable de estas falsificaciones".

Fuente: actualidad.rt.com | 17 de marzo de 2020

Los neandertales fueron pioneros en la explotación de recursos marinos

Panorama de la situación de la cueva de Figueira Brava (Portugal)

La revista Science ha publicado un estudio dirigido por el investigador de ICREA, João Zilhão, de la Universidad de Barcelona, ​​sobre la excavación llevada a cabo en la cueva de Figueira Brava, Portugal, la cual fue utilizada como refugio por poblaciones neandertales entre 106.000 y 86.000 años atrás. El estudio revela que la pesca y la recolección de mariscos contribuyeron significativamente a la economía de subsistencia de los habitantes de esta cueva de Figueira Brava. La relevancia de este descubrimiento radica en el hecho de que hasta ahora, ha habido poca evidencia de que estas prácticas fueran comunes entre los neandertales.

Respecto a las consecuencias de este estudio, João Zilhão (izquierda) afirma: "Un modelo influyente sobre nuestros orígenes sugiere que el consumo común de recursos hídricos, ricos en Omega3 y otros ácidos grasos, que favorecen el desarrollo de los tejidos cerebrales, habría aumentado las habilidades cognitivas de los humanos anatómicamente modernos. Es decir, la de aquellos humanos que en África eran contemporáneos de los neandertales, y que generalmente son considerados como los únicos antepasados ​​del 'Homo sapiens' actual. Pero los resultados de las excavaciónes en Figueira Brava revelan que, si este consumo común de recursos marinos jugó un papel importante en el desarrollo de las habilidades cognitivas, lo hizo para toda la humanidad, incluidos los neandertales, y no solo para la población africana que se expandió posteriormente".

Zilhão, que es miembro del Seminario de Estudios e Investigación Prehistórica (SERP-UB), dice: "Hay pruebas que se vienen acumulando en la última década que demuestran que los neandertales tenían una cultura material simbólica". Hace dos años, en 2018, las revistas Science y Science Advances publicaron dos estudios codirigidos por João Zilhão que informaban de que hace más de 65.000 años, los neandertales hicieron pinturas rupestres en al menos tres cuevas en la península ibérica: La Pasiega (Cantabria), Maltravieso (Cáceres) y Ardales (Málaga).

Además, hace más de 115.000 años, en la Cueva de los Aviones (Murcia, España), los neandertales utilizaron conchas marinas perforadas y restos de ocre como colgantes (derecha), así como contenedores de conchas con residuos de mezclas complejas de pigmentos. "Estos hallazgos apoyan una visión sobre la evolución humana en la que las variantes fósiles conocidas, tales como los neandertales en Europa y los humanos anatómicamente modernos en África, deben entenderse como restos de nuestros antepasados, no como especies diferentes superiores-inferiores", señala Zilhão.

El cincuenta por ciento de la dieta de los habitantes de la Cueva de Figueira Brava consistía en recursos costeros: moluscos (lapas, mejillones y almejas); crustáceos (cangrejo marrón y cangrejo araña); peces (tiburón, anguila, besugo, salmonete), aves (ánade real, negrón común, ganso, cormorán, alcatraz, frailecillo, garceta, somormujo) y mamíferos (delfín, focas). También cazaban ciervos, cabras, caballos, uros y otras presas pequeñas como las tortugas. Entre los restos de plantas carbonizadas estaban el olivo, la enredadera, la higuer y otras especies del clima mediterráneo, y de las cuales la más abundante era el pino piñonero, que se utilizaba para calentar y cocinar. Los bosques de pinos fueron explotados como jardines de árboles frutales: las piñas maduras, aunque cerradas, se cogían de las ramas y se almacenaban en la cueva, donde con el fuego podían abrirse.

Piezas de almeja 'Ruditapes decussatus', encontradas en la Cueva de Figueira Brava. Crédito: Mariana Nabais © João Zilhão

El estudio también proporciona otros resultados que critican el prejuicio existente sobre los neandertales como pueblos fríos propios de la tundra, expertos en la caza de mamuts, rinocerontes, búfalos y renos. "La mayoría de los neandertales habrían vivido en las regiones del sur de Europa, especialmente en Italia y en la península ibérica, y su estilo de vida habría sido muy similar al que hallamos en la cueva de Figueira Brava", señala Zilhão.

Exposición horizontal de un lecho de mejillón en la cueva de Figueira Brava (Portugal). Crédito: João Zilhão

Otra constatación importante que se desprende del estudio es la familiaridad que demuestran los humanos con el mar y sus recursos, la cual hay que considerar más antigua y más amplia de lo que se pensaba anteriormente. "Esto probablemente podría ayudar a explicar cómo, entre hace 50.000 y 45.000 años, los humanos pudieron cruzar el Mar de Timor para colonizar Australia y Nueva Guinea, y posteriormente, hace unos 30.000 años, las islas más cercanas del Pacífico occidental", dice Zilhão.

Fuentes: phys.org | agenciasinc.es | 26 de marzo de 2020

EXTRAORDINARIO: Descubren una estela que revela indicios del origen de la escritura maya

Imagen de la estela que tiene más de 2 mil años de antigüedad.Foto: Ministerio de Cultura de Deportes de Guatemala. AFP

Una estela de unos 2.000 años de antigüedad descubierta en el suroeste de Guatemala reveló indicios del nacimiento de la escritura en la cultura maya que dominó el sur de México y parte de Centroamérica, informaron expertos.

La estela 87 fue hallada en septiembre de 2018 en el parque arqueológico Takalik Abaj en el municipio de El Asintal, 125 km al suroeste de la capital, y "es ejemplo de la génesis de la escritura maya", dijo el epigrafista alemán Nikolai Grube (izquierda).

"La gran importancia de la estela 87 es que es un ejemplo temprano del desarrollo de la escritura en Mesoamérica (...). Takalik Abaj fue un lugar de experimentación con la escritura maya", señaló Grube en videoconferencia desde México durante un acto en el Palacio Nacional de la capital guatemalteca.

"Aunque no se logró una lectura lingüística de los jeroglíficos la estela muestra a un gobernante con su nombre y títulos, y evidencia un texto maya temprano", según Grube. El protagonista lleva la vestimenta y las insignias propias del poder real: sostiene un cetro rígido sobre el cual se posa una pequeña personificación del joven dios del maíz, que está danzando. Según los investigadores, este personaje alude con sus expresiones a un ancestro olmeca.

La estela data del año 100 a. C. durante el periodo preclásico tardío (400 a. C. - 200 d. C.) y está esculpida sobre roca natural.

Estructura en Takalik Abaj que data del período Clásico Temprano.

Takalik Abaj era una ciudad que en principio fue habitada por olmecas (1.500 a. C. a 100 d. C) y por mayas durante su expansión en el período preclásico medio (800 a 300 a. C). Los olmecas desaparecieron y los mayas continuaron desarrollando su avanzada cultura.
La arqueóloga guatemalteca Christa Schieber (derecha), coordinadora técnica del parque, precisó que "Takalik Abaj fue un 'laboratorio' para hacer 'experimentos' de la escritura maya que luego fue evolucionando".

En 2012, arqueólogos guatemaltecos anunciaron el hallazgo de la tumba de un poderoso rey en Takalik Abaj, que pudo haber propiciado la transición de la cultura olmeca a la maya entre 700 y 400 a. C.

El presidente Alejandro Giammattei dijo que pedirá a la Unesco que el sitio sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

La cultura maya tuvo su mayor esplendor en el llamado período clásico (250-900 d. C.), hasta que entró en decadencia en el período postclásico (900-1200 d. C) y abarcó el área mesoamericana que comprende el sur de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.

Fuentes: lahora.com.ec | National Geographic | 13 de marzo de 2020

Hallan en Sulawesi (Indonesia) dos artefactos artísticos móviles de unos 26.000 años de antigüedad

Grabado en piedra hallado en Indonesia que puede estar representando un Sol. Crédito: Andrew Thomson

Un equipo de arqueólogos ha descubierto dos grabados en piedra en miniatura en Indonesia. En ellos se hallan representados un anoa (búfalo pequeño) y un Sol, estrella u ojo, que data unos 26.000 años atrás, los primeros de su tipo en esa región.

Si bien se han conocido grabados muy pequeños de períodos similares (hace unos 20.000 años) en Europa y Asia occidental, nunca antes se habían encontrado piezas de arte claramente identificables, y lo suficientemente pequeñas como para ser transportadas de un lugar a otro, en los contextos más antiguos del sudeste asiático y Australasia.

Nuestro equipo australiano-indonesio encontró dichos artefactos decorados en 2018, durante unas excavaciones en una cueva de Sulawesi, en Leang Bulu Bettue. Un análisis posterior en Brisbane (Australia) reveló la complejidad artística de estos grabados en miniatura.

En algún momento entre 26.000 y 14.000 años atrás, alguien grabó el contorno de un anoa en este fragmento de piedra del tamaño de una palma. Crédito: MC Langley

Un pequeño anoa

Al principio, el anoa era difícil de distinguir. Lo que parecía ser un diseño geométrico simple cuando se lo recuperó en el yacimiento cobró vida con la iluminación dirigida que se le practicó en el laboratorio. Mediante una pequeña lámpara para producir sombras y hacer resaltar los grabados, apareció un hocico, una fosa nasal, un ojo, una mejilla y dos cuernos rectos. La parte frontal de la espalda y el abdomen se muestran con líneas simples y profundamente grabadas.

Solo se representa la cabeza y la parte frontal del cuerpo del anoa. El animal se muestra con la cabeza vuelta hacia un lado, como en el anoa fotografiado que se muestra aquí (Foto: Zoológico de Leipzig). MC Langley

Datada entre hace 26.000 y 14.000 años, esta pieza es comparable a la mayoría de los grabados en piedra encontrados en Eurasia de una antigüedad similar. De hecho, la postura en la que se ha representado el anoa, con la cabeza vuelta hacia su grupa, es una opción artística común. El ejemplo más famoso es el "Bisonte lamiéndose" hallado en el abrigo de La Madeleine, Francia: una talla en asta de reno de hace entre 21.000 y 14.000 años.

Bisonte sobre marfil, 10 cm, Museo Nacional de Prehistoria en Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil, Francia.

El anoa es endémico de Sulawesi y probablemente era una fuente de carne, cuero, cuernos y huesos, para sus primeros habitantes. El mismo es prominente en el arte rupestre pintado de Sulawesi, el cual aparece en imágenes que datan de hace más de 44.000 años, por lo que no es sorprendente que un anoa sea la primera representación animal grabada encontrada en esta área.


¿Es un Sol?

También se descubrió en el mismo sitio el grabado de un posible Sol. No sabemos cuándo las personas comenzaron a representar el astro solar. La imagen más antigua que retrata casi con seguridad un Sol es el disco celeste de Nebra, hallado en Alemania y que data del 1600 a. C.

El disco celeste de Nebra, descubierto en Alemania, es una de las representaciones más antiguas que se conocen de la bóveda celeste.

Otro ejemplo es la estela grabada hallada en la antigua ciudad egipcia de Amarna. Aquí, el faraón Akenatón (que gobernó desde 1.353 hasta 1.336 a. C.) construyó una ciudad entera para la gloria de Atón (dios solar).
Estela de piedra caliza que representa al faraón Akenatón con su esposa Nefertiti y sus tres hijas. Los rayos del Sol (Atón) dan vida a la familia real. Museo Egipcio.

Sin embargo, es poco probable que estos ejemplos hayan sido la primera vez que se comenzó a ilustrar el Sol. Las imágenes del mismo vistas en el arte rupestre antiguo se estima que son más antiguas, si bien hay dificultades de datación que impiden saberlo con certeza.

Los motivos con rayos solares que se encuentran en Indonesia están muy extendidos en todo el mundo y pueden representar numerosas cosas, incluidas el Sol, las estrellas, las flores, las estrellas de mar o los ojos. No obstante, debido a que este grabado de un Sol hallado en Leang Bulu Bettue es hasta ahora único en su contexto, y a que no se incluyó en la pieza nada más que esta imagen en particular, no podemos estar muy seguros de que sea propiamente un Sol.
Sin embargo, las líneas del grabado son fuertes y claras, y semejante diseño se ha hallado en otros lugares representando algo real, por lo que creemos que el artista creó una imagen de algo pertenciente al mundo natural.

Lo más interesante es que semejante Sol se tintó con un pigmento rojo similar al utilizado para pintar con motivos artísticos las paredes de Leang Bulu Bettue. Solo quedan leves rastros de esta pintura en el dibujo del Sol, pero es suficiente para decirnos que se aplicó solo a las líneas y no a ningún otro lugar en la piedra grabada. El contraste de una brillante Sol rojo sobre el fondo gris claro de la piedra debió haber tenido un impacto visual sorprendente.

Hallazgos futuros pueden arrojar más luz sobre este objeto, sobre su importancia y significado dentro de la cultura de la Edad del Hielo que lo creó.

Leang Bulu Bettue se encuentra en la esquina suroeste de Sulawesi. Aquí, los arqueólogos continúan excavando y recuperando nuevas evidencias de arte antiguo. Adam Brumm

El arte nos hace humanos

La capacidad para crear representaciones reconocibles del mundo natural, conocida como arte figurativo, es exclusiva de nuestra especie.

Sulawesi ya reclama ostentar el arte rupestre figurativo más antiguo del mundo, con una datación mínima de 44.000 años. Sin embargo, faltaban ejemplos portátiles de imágenes de la vida no solo en el amplio registro arqueológico de Indonesia, sino en todo el sudeste asiático y Australasia. Y, aunque estos dos grabados no son el arte más antiguo que se ha encontrado en el área, sí llenan un vacío sobre el que los investigadores se han preguntado.
Las obras de arte móviles son una forma efectiva de conectar emocionalmente a las personas con sus herramientas cotidianas, así como con otras gentes. Se cree que este comportamiento permitió que el Homo sapiens superase y sobreviviera a las poblaciones de homínidos arcaicos (como los neandertales) y colonizara todo el planeta.
En resolución, estos dos pequeños hallazgos son el primer arte móvil que se descubre en nuestro patio trasero, pero es poco probable que sea el último.

Fuente: theconversation.com | 16 de marzo de 2020

Un software saca a la luz dibujos ocultos desde la Prehistoria en el Campo de Gibraltar (Cádiz)

La cierva seminaturalista y los trazos esquemáticos descubiertos por Hugo Mira y Salvador Escalona en la cueva de Las Palomas, en Facinas (Tarifa).

En 1916, el francés Henri Breuil y el inglés Miles Burkitt descubrieron al noreste de Facinas, en Tarifa, cuatro cuevas en cuyas paredes aparecieron frente a sus ojos figuras humanas, ciervos, aves y caballos, como si se tratara de un museo del Prado del Arte Sureño impreso en la roca desde la Prehistoria. El hallazgo lo recogieron en Rock paintings of Southern Andalusia. A Description of a neolithic and copper age Art Group, editado por la Universidad de Oxford en 1929. Entre todas las representaciones destaca una cabeza de caballo de la época Paleolítica, es decir, de hace 20.000 años.

Los dibujos fueron multiplicándose con el tiempo a través de la investigación de otros expertos como Uwe y Uta Topper 60 años más tarde. Cabría pensar que el yacimiento estaba ya completamente analizado y registrado, después de que tantos ojos hubieran escudriñado todos sus rincones. Pero no es así. Gracias a las nuevas tecnologías de fotografía, los algecireños Hugo Alberto Mira y Salvador Escalona han sacado a la luz en las últimas semanas varios motivos que no se conocían porque no se habían visto: dos figuras de posible origen Paleolítico, junto a una seminaturalista de un cérvido y otra esquemática. Los abrigos de Las Palomas esconden todavía algunas sorpresas.
En el estudio del arte rupestre se ha generalizado, desde el desarrollo de la fotografía digital, el uso de nuevas tecnologías tanto para la conservación de los yacimientos, amenazados por la erosión, como para el registro de pictografías que el paso del tiempo han hecho invisibles para el ojo humano. En el caso del escáner 3D, mediante el empleo de un rayo láser, se puede generar una nube de puntos para reproducir virtualmente, de forma precisa, todo el abrigo, así como su aspecto visual, mediante la incorporación de cámaras, preservando el yacimiento para futuras generaciones y facilitando su acceso a investigadores. Además, las fotografías de alta resolución permiten detectar marcas dejadas por las herramientas con que se realizaron las pinturas, así como profundizar en las imágenes por medio de software y aplicaciones como DStretch, que hacen visibles figuras que antes eran invisibles a simple vista.

Este sistema DStretch es una herramienta diseñada por el americano Jon Harman, concebida para el estudio del ámbito del arte rupestre con el fin de revelar posibles formas aparentemente no visibles en este tipo de yacimientos. Es decir, detecta lo que el ojo no puede y que va a resaltar ciertos colores para identificar formas que normalmente no pueden ser vistas. En el caso de las cuevas de Las Palomas, el pigmento rojo revela nuevos dibujos hasta ahora desconocidos. "Por allí han pasado los prehistoriadores más importantes de España y Europa y ninguno pudo verlos", explica Hugo Alberto Mira, quien consiguió que el prestigioso doctor Hipólito Collado Giraldo, director del proyecto Handpas, hablara con Harman para que le instalara el software en una cámara que lo permite. De este modo, el algecireño pudo ver a través del objetivo directamente lo que la piedra esconde. No necesita hacer la foto y luego aplicarle el tratamiento, lo que facilita mucho su trabajo.

Fotografía original (izquierda) junto a la misma imagen tras aplicársele el tratamiento digital. Se aprecia el dibujo del zoomorfo de grafía extraña.

Mira y Escalona ya fotografiaron en 2017 por casualidad en las cuevas de Las Palomas, en aquel caso en el abrigo 4, unas manos imperceptibles al ojo humano. Tras un exhaustivo trabajo fotográfico y un posterior análisis de las imágenes digitalmente, casi 18 meses después mediante DStretch apareció como por arte de magia la primera imagen en negativo. Fue entonces cuando contactaron con Hipólito Collado, que verificó un descubrimiento que se pudo corroborar tras una nueva visita al enclave en febrero de 2019 por un equipo multidisciplinar de diferentes universidades y comunidades autónomas encabezado, entre otros, por José Ramos Muñoz y Diego Salvador Fernández Sanchez.
Tras este gran hallazgo y con la idea fija de que este gran conjunto de las Palomas aún no estaba agotado e iba a seguir aportando al arte rupestre del extremo Sur en España magníficos paneles de diferentes cronologías, Mira y Escalona continuaron trabajando hasta que a principios de año sacaron a la luz nuevos motivos, con una cronología paleolítica, principalmente por su estilo y similitud de su trazado con otros motivos similares ya datados y enmarcados en este periodo. Estos dibujos se encuentran situados en el mismo panel Paleolítico ya conocido en la Cueva de Palomas I.
Después de aplicar el software digital Dstretch localizaron la figura de un caballo con morfología redondeada, "posiblemente una yegua preñada semiacéfala, pues solo después del tratamiento digital, se aprecian la cola, pata trasera, parte de la línea cérvicodorsal, el vientre muy abultado, plasmando el artista su posible estado de gestación y un solo trazo en parte de la cabeza", explican los descubridores. "Con una longitud aproximada de 55 cm, y casi inapreciable sin tratamiento fotográfico, la parte delantera está afectada por una capa de calcita que cubre la zona del cuello, cabeza y patas delanteras". Este motivo, es similar al grabado de la yegua y équidos en la Cueva del Moro (Cádiz), descubiertos por Lothar Berman, y también al caballo pintado en la Cueva de la Pileta (Málaga).

El otro motivo, que aparece a la derecha de la figura del caballo, está en muy mal estado de conservación. Se le han aplicado varios tratamientos digitales diferentes y aun así no se consigue definir exactamente a qué tipo de animal representa. Se puede intuir un perfil trazado que podría ser un prótomo (cabeza) de caballo o cierva. "Su longitud total es de 35 cm y está realizado con un trazo grueso. Podemos apreciar parte del cuello, cabeza y orejas en forma de V, muy similares a los prótomos de ciervas en la cueva de Covalanas (Cantabria)".

Los siguientes motivos están situados a la izquierda del panel principal Paleolítico de la cueva. En la parte derecha aparece una figura esquemática formada por barras con una longitud de unos 30 centímetros y un grosor variable que va de los 8 mm a los 20 mm. Junto a este dibujo esquemático hay una figura seminaturalista de una cierva, deteriorada en su parte delantera afectada por una capa de calcita.

En la parte superior, Mira y Escalona descubrieron una pintura que es un misterio por ahora indescifrable. "Es un motivo que nos ha descuadrado por completo, por no poder enmarcarlo en ningún tipo de estilo reconocible en arte rupestre, pues se mezcla una cabeza de caballo, cornamenta de un cérvido, y la representación de las cuatro patas con trazos finos. Después de varias consultas y tratar con el software de tratamiento digital, pensamos que puede ser una falsificación, aunque quién sabe, pues no encontramos otra explicación a esta figura. Es muy extraño puesto que no existe nada comparable en otra cueva", explican.

Los descubridores de las nuevas pinturas entienden que, "debido a la importancia que tiene dicho conjunto rupestre y más aún con los hallazgos de las últimas visitas -las manos en negativo ya verificadas, el nuevo caballo o yegua, la figura del prótomo de caballo o ciervo- este enclave se posiciona como uno de los más importantes de la provincia de Cádiz".

"Es necesario una pronta actuación sobre el mismo para definitivamente actualizar y catalogar todos estos nuevos descubrimientos y tomar las medidas necesarias para su protección y puesta en valor. Como ejemplo a seguir es el trabajo realizado en la Cueva del Moro (Tarifa) o de las Estrellas (Castellar de la Frontera)".

Fuente: europasur.es | 22 de marzo de 2020

El catedrático Diego Ruiz Mata reivindica el papel del yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca en la historia de Occidente

El catedrático de Prehistoria, Diego Ruiz Mata, en el yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca. / FERNÁNDEZ HORTELANO.


La ocupación de la ciudad fenicia de Doña Blanca fue apenas una gota de agua en el mar de la historia de la humanidad. Tan sólo duró desde el siglo VIII a. de C. hasta el año 215 a. de C. pero la huella que ha dejado en la civilización occidental ha sido profunda. Durante ese tiempo debió ser una ciudad rica y próspera, muy poblada para su época, con unos mil quinientos habitantes en un enclave amurallado con sólidas defensas. Fue un verdadero emporio, a cuyo puerto llegaban naves procedentes de todo el Mediterráneo. Solo así se entiende que la colina artificial sobre la que se asientan sus ruinas (denominada tell por los arqueólogos) esté formada por las capas superpuestas de siete ciudades, con una potencia estratigráfica de nueve metros, que tuviera tres murallas diferentes y una capacidad económica suficiente para preparar el enorme gasto militar que supuso para Cartago la segunda guerra púnica.

Los Bárcidas la mimaron, Aníbal y Asdrúbal pisaron sus calles y sus barrios, su puerto, de siete hectáreas de extensión, exportó y recibió productos durante los tiempos de paz y de conflicto, y nunca reconoció la autoridad romana, ni después de perder la segunda guerra púnica que dio a Roma el control del Mediterráneo sobre Cartago y sus colonias. Se cree que los romanos, como represalia, obligaron a sus habitantes al destierro y condenaron al olvido a la orgullosa metrópolis, ordenando a geógrafos e historiadores evitar cualquier mención a la ciudad rebelde.

Durante siglos permaneció olvidada como una apartada meseta solitaria, en la que asomaban trozos de muros, habitáculos y oquedades de piedra, donde el ganado podía alimentarse y buscar cobijo sin que sus dueños tuvieran que preocuparse de vigilarlo.
El enclave no obstante corrió riesgos de destrucción: los monjes quisieron construir la Cartuja sobre esa elevación silenciosa y apartada, pero finalmente se decidieron por otro lugar. Se libró también de ser cantera para las ciudades vecinas, debido a la cercanía de otras explotaciones mineras de piedra. Quizá la existencia de una ermita con planta de cruz griega en su solar, una torre donde se rindió culto a Santa María de Sidueña y en la que sufrió cautiverio Blanca de Borbón, ayudó también a su conservación.

El enclave arqueológico, situado en el término municipal de El Puerto de Santa María. FERNÁNDEZ HORTELANO

El olvido fue a la vez maldición y bendición para Doña Blanca, cuyo nombre nunca se ha hallado inscrito en piedra, pero que el catedrático de Prehistoria, Diego Ruiz Mata, identifica con Gadir, ya que Cádiz era entonces una isla con un poblamiento fenicio ínfimo en comparación con la pujante metrópolis de tierra firme, situada entonces en la orilla del estuario del Guadalete, al pie de la Sierra de San Cristóbal.

Hoy el paisaje es muy distinto al que conocieron los Bárcidas, pero la ciudad fenicia ha sobrevivido a los siglos, al igual que la gran necrópolis que se conserva junto a ella, y naturalmente su antiguo puerto, que yace enterrado en la marisma. También, una parte de los vestigios arqueólógicos de la actividad industrial que se generó en la Sierra de San Cristóbal para mantener y alimentar la segunda guerra púnica.

El catedrático y arqueólogo Diego Ruiz Mata, explicando los restos de la bodega.

Se trata por lo tanto de la única ciudad completa de época fenicia que se conserva intacta: “Es la única que nos queda del mundo fenicio y fue el motor de la formación de Occidente”, afirma el catedrático y arqueólogo Diego Ruiz Mata, el único que ha dirigido las excavaciones que se han realizado en ella. Este hecho, unido a la conservación de la bodega completa más antigua del mundo en una cima de la Sierra, también de época fenicia, y a la valiosa necrópolis de 100 hectáreas, transforman este yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1991, en un auténtico incunable dentro de la arqueología.

Se compone de 200 hectáreas de yacimientos arqueológicos, situados en el entorno único de una Sierra que encierra en su interior una sucesión de grandes cuevas cantera, creadas por siglos de extracción de piedra, auténticas catedrales subterráneas; pinares, un espacio natural privilegiado y una gran cantera a cielo abierto, aún en explotación, a cierta distancia de la zona arqueológica.
Con estos elementos, el catedrático propone crear un gran Parque Cultural, Lúdico, Turístico y Arqueológico, que ocuparía toda la parte frontal de la Sierra que asoma a la Bahía de Cádiz. La propuesta y la fundación con la que quiere materializar el proyecto (Fundación de Estudios Fenicios y Mediterráneos), similar en algunos aspectos al Starlite de Marbella, contempla tres zonas diferenciadas.

La torre de Sidueña, la única construcción antigua que sobresale en el cerro fenicio. / FERNÁNDEZ HORTELANO

En primer lugar una zona cultural que se correspondería con los terrenos propiedad del Ejército, donde existen cuevas cantera y en el que se organizarían exposiciones de arte (escultura, pintura, instalaciones, performances con imágenes y sonido), transformando las cuevas artificiales en centros culturales para un público con cierto nivel económico, incluyendo también un restaurante. En esta zona militar iría también lo que Ruiz Mata denomina ‘arqueódromo’, donde los oficios tradicionales de la Baja Andalucía serían recuperados para hacer valiosas piezas de arte (cerámica, forja y cerrajería, madera). Este núcleo se vincularía con lo que el catedrático califica “alta cultura”, dirigida a un turismo cultural de excelencia.

En la zona más lúdica, correspondiente a la cantera de áridos pegada a la Cuesta del Chorizo, se instalarían zonas de música al aire libre y actividades deportivas. El catedrático lanza también la propuesta de transformar el cortijo de Las Beatillas en un Museo de la Historia Antigua del Vino.

Los vestigios arqueológicos de siglos de historia se asoman a las marismas de la Bahía de Cádiz. / FERNÁNDEZ HORTELANO

La base de este gran proyecto turístico, lúdico y cultural, será no obstante la zona arqueológica, la más importante de todas. Incluiría el yacimiento arqueológico del Castillo de Doña Blanca, la zona portuaria, la necrópolis y la bodega más antigua del mundo. La prioridad sería en principio retomar las excavaciones en Doña Blanca, restaurar la muralla del siglo VIII a. de C., y volver a desenterrar la bodega que se encuentra junto al ‘Balcón de la Bahía’, un mirador a 100 metros de altura, para las visitas. El catedrático propone potenciar el carácter didáctico del yacimiento: que las excavaciones puedan ser seguidas en vivo y en directo por visitantes y aficionados a la arqueología, con un cuerpo de voluntarios jubilados que los atenderían, siguiendo el modelo de algunos grandes museos.

Según las previsiones económicas del catedrático, este ambicioso proyecto, que tendría un alcance internacional, requiere de inversión privada y pública; pondría en valor el patrimonio de la Sierra de San Cristóbal y serviría para crear empleo y riqueza.

La ciudad fenicia del Castillo de Doña Blanca, cuya memoria intentaron borrar los romanos, se transformaría así en un lugar clave para el relanzamiento económico de la Bahía de Cádiz, y en un referente imprescindible para entender la historia de Occidente.

El profesor Diego Ruiz Mata, durante la presentación de la Fundación. / ANDRÉS MORA

Presentada la Fundación de Estudios Fenicios y Mediterráneos en Bodegas Osborne
La bodega de Mora de Osborne acogió el jueves, día 5, la presentación de la Fundación de Estudios Fenicios y Mediterráneos (FEFeMe), de la que forman parte catedráticos e investigadores relacionados con el ámbito fenicio y púnico. Científicos de universidades de Líbano, Israel, Túnez, Francia, Italia y España, además de una junta directiva, forman el Patronato, y su objetivo es la puesta en valor del patrimonio existente en el arco de la Sierra de San Cristóbal que se asoma a la Bahía de Cádiz, mediante la creación de un Parque Cultural, Arqueológico y Lúdico, para fomentar la investigación sobre la importancia de esta zona como origen de la cultura de Occidente y el fomento de un turismo de excelencia.

La fundación ya se ha puesto en marcha y tiene el apoyo del Ayuntamiento de El Puerto y la Universidad de Cádiz (UCA). Está presidida por el catedrático de Prehistoria Diego Ruiz Mata, y tiene a su alrededor asociaciones como Amigos de FEFeMe, Amicenes o los Amigos de la bodega de la Sierra (Abosierra), que constituyen su rama social para ayudar a poner en marcha el proyecto, para el que se busca financiación.

Fuente: diariodecadiz.es | 22 de marzo de 2020

Un estudio revela la existencia de perros miniatura durante el Imperio Romano

El Chihuahua es una raza procedente de México (iStockphoto).

Arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR), con participación de científicos del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y el Instituto de Historia del CSIC de Madrid, han revelado en un estudio que los romanos ya tenían perros miniatura como animales de compañía hace más de 2.000 años.

El tamaño de estos perros era similar al de algunas razas pequeñas actuales como el pequinés o algunos tipos de chihuahua, ha informado este lunes la UGR en un comunicado. El trabajo presenta el estudio zooarqueológico, osteométrico, paleopatológico y de bioquímica de isótopos, relativo a varias inhumaciones de perros encontradas en la necrópolis romana de Llanos del Pretorio, extramuros de la Córdoba romana y relacionados con cerca de setenta enterramientos humanos.

Restos

“En particular destaca especialmente un perro de pequeño tamaño (algo más de 20 centímetros de altura), miembros acortados y morro achatado, que hemos hallado en una fosa próxima a enterramientos humanos infantiles”, ha explicado el autor principal de este trabajo, Rafael M. Martínez Sánchez (izquierda), del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada.

El hallazgo constituye uno de los casos de perros micromorfos más antiguos reconocidos en el conjunto del Imperio Romano. Es difícil conocer el aspecto externo de este animal solo por los huesos -pelaje largo o corto, color o morfología de las orejas-, pero su estructura esquelética resulta similar a razas de tamaño pequeño actuales.

Entre los aspectos patológicos destaca una antigua lesión en una cadera y el hecho de mostrar evidencias traumáticas que apuntan a un sacrificio deliberado. El estudio de isótopos estables a través del colágeno óseo y esmalte dental apunta a un origen diferente para este ejemplar, con seguridad ajeno al entorno de la ciudad y quizá de origen lejano.

Un esqueleto del perro encontrado por los investigadores de la Universidad de Granada (EP)

Animal de compañía desde la antigüedad clásica

La existencia de perros de pequeñas dimensiones como animales de compañía, objetos de afecto y especial consideración por sus dueños, ya es conocida desde la Antigüedad clásica, hecho corroborado por textos, epigrafía e iconografía, ha señalado Martínez Sánchez. Autores clásicos como Plinio el Viejo y Claudio Eliano citan el gusto de las clases urbanas por estos animales, de los que se han llegado a conocer incluso epígrafes funerarios no muy diferentes a los conocidos para siervos o esclavos muy queridos.

El hallazgo, entre otros ejemplares, de un animal de pequeñas dimensiones y cráneo braquicéfalo en una necrópolis de la primera mitad del siglo I d.C. en el sur de Hispania abre nuevas interpretaciones respecto al papel de este tipo de animales en las relaciones entre perros y humanos a inicios de Nuestra Era en el mundo romano occidental, y sus implicaciones simbólicas en los rituales funerarios.

Fuente: lavanguardia.com | 23 de marzo de 2020