La evidencia genética humana más antigua, realizada sobre 'Homo antecessor', aclara la disputa sobre nuestros antepasados

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Restos de esqueleto de 'Homo antecessor' (Prof. José María Bermúdez de Castro)

Hace más de 25 años, los investigadores del yacimiento de Gran Dolina en la Sierra de Atapuerca (Burgos) dieron con unos fósiles que presentaban una combinación de características únicas hasta la fecha. Acababan de descubrir una nueva especie de homínido que cambiaría las teorías sobre la evolución humana: el Homo antecessor.

Foto: Gran Dolina preserva un registro a largo plazo de poblaciones de homínidos del Pleistoceno (Prof. José María Bermúdez de Castro).

Un cuarto de siglo después, los restos de esta especie reescriben su historia. Una novedosa técnica basada en el análisis de proteínas del esmalte ha logrado recuperar el material genético más antiguo hasta la fecha en una especie humana, datado de hace unos 800.000 años, lo que ha permitido determinar de forma muy precisa la posición del Homo antecessor en el árbol genealógico humano.
Los resultados obtenidos, publicados en Nature, llevan a situar a este homínido en un linaje hermano cercano al Homo sapiens, a los neandertales y a los denisovanos, pero ni perteneció al mismo grupo de sus parientes ni fue su antecesor, sino que se separó de ellos muchos años atrás.

Desde su descubrimiento, los paleoantropólogos habían tratado de situar a este grupo, que habitó Europa hace 900.000 años, en la línea evolutiva humana. Precisamente la antigüedad de los restos de Homo antecessor limitaba su estudio al condicionar la obtención de datos a la forma y el tamaño de los fósiles.

“Cuando solo tienes medidas físicas de cráneos es muy difícil llegar a conclusiones solidas. Las herramientas moleculares nos permiten hacer un viaje al pasado. Y eso muchas veces es suficiente para desencajar las piezas del puzle”, afirma el coautor del estudio Tomás Marqués Bonet (izquierda), investigador ICREA y director del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: UPF-CSIC).

De los más de 170 restos fósiles humanos recuperados hasta la fecha del nivel TD6 de Gran Dolina, los investigadores del reciente estudio, liderados por la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y con la participación de instituciones españolas como el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) o el propio IBE, analizaron un molar de un individuo macho que vivió hace entre 772.000 y 949.000 años.

La técnica empleada para ello, denominada paleoproteómica, permite reconstruir proteínas muy antiguas a partir de cadenas de aminoácidos presentes en el esmalte de los dientes para poder compararlas con secuencias ya conocidas de estas macromoléculas. El fin último supone establecer su relación genética.

Reconstrucción digital del especímen ATD6-69 de la colección de Homo antecessor. / Laura Martín-Francés.

La paleoproteómica supera al análisis de ADN antiguo, el cual ha revolucionado la investigación y la comprensión de la historia humana en los últimos tiempos, pero ha mostrado un límite temporal máximo de 400.000 años en el análisis de muestras de restos de humanos.

“Mucho de lo que sabemos hasta ahora se basa en los resultados del análisis de ADN antiguo o en observaciones de la forma y la estructura física de los fósiles. Debido a la degradación química del ADN a lo largo del tiempo, el material genético humano más antiguo recuperado hasta la fecha apenas supera los 400.000 años”, explica Enrico Cappellini (izquierda), profesor asociado del Globe Institute y responsable principal del grupo de investigación. “Ahora, el análisis de proteínas antiguas con espectrometría de masas, un enfoque comúnmente conocido como paleoproteómica, nos permite superar estos límites", añade.
Los autores del estudio compararon los conjuntos de datos de proteínas extraídos de la pieza dental de Homo antecessor, con datos de neandertales, denisovanos y Homo sapiens, así como con proteínas extraídas de un premolar humano actual.

"La relación genética hallada indica que este homínido no forma parte del mismo grupo que los otros tres, sino que es más antiguo y se separó antes del ancestro común que mantuvieron estas especies entre sí", explica Marqués Bonet.

Durante años, la relación exacta entre Homo antecessor y otros grupos humanos, como sapiens y neandertales, se ha discutido intensamente entre los expertos. “Los investigadores de Atapuerca abrieron un debate científico enorme sobre el papel de Homo antecessor y ahora lo hemos cerrado desde donde no se podía soñar en aquella época, desde la paleoproteómica. Esperamos que la misma técnica cierre muchos más debates en el futuro”, añade Carles Lalueza-Fox (derecha), investigador principal del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-UPF) y coautor del artículo.

Este cambio de posición en el árbol genealógico humano implica también dar otra explicación a la evolución de la cara hacia los rasgos del humano moderno, los cuales ya presentaba el Homo antecessor. Si esta especie no formaba parte del mismo grupo que el Homo sapiens y había vivido antes, se puede asumir que el ancestro común de ambos ya tenía rasgos similares a los de los humanos modernos.

“Me alegro de que el estudio de proteínas proporcione evidencia sobre la posible relación entre 'Homo antecessor', el ancestro común de los neandertales, los humanos modernos y los denisovanos. Las características compartidas por la especie de TD6 con estos homínidos aparecieron claramente mucho antes de lo que se pensaba. Por lo tanto, podría ser una especie basal de la humanidad emergente que dio lugar a neandertales, denisovanos y humanos modernos”, declara José María Bermúdez de Castro (izquierda), del CENIEH y coautor del trabajo.

El estudio de la evolución humana por paleoproteómica continuará en los próximos años a través del proyecto iniciado recientemente Palaeoproteomics to Unleash Studies on Human History (PUSHH), financiado por la Unión Europea y al que pertenecen muchos de los coautores del artículo. "Realmente espero ver lo que la paleoproteómica revelará en el futuro”, señala Cappellini.
En este sentido María Martinón-Torres, directora del CENIEH y coautora de la investigación concluye: “Es emocionante ser pioneros en la aplicación de un campo tan innovador como el de la paleoproteómica al registro fósil humano. Los próximos años estarán llenos de sorpresas científicas”.

Fuentes: lavanguardia.com | agenciasinc.es | 1 de abril de 2020


Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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