Descubren en el Castro de Viladonga (Lugo) un bronce votivo de unos 2.300 años de antigüedad

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La campaña de excavaciones en el castro de Viladonga (Castro de Rei) ha revelado una gran sorpresa.
Dentro de los trabajos que lleva a cabo la empresa Terra Arqueos ha aparecido una pieza de bronce de origen prerromano. Las primeras conclusiones recogen que se trata de un objeto del siglo III antes de Cristo, y fue encontrada por el arqueólogo Miguel López, uno de los responsables de la citada empresa y de la campaña ahora en marcha, en el fondo de un aljibe.

El aljibe, situado al pie de la muralla en la zona nordeste de la croa, apareció en la campaña del 2018. El hallazgo supuso una prueba firme de la ocupación del castro en el período prerromano, de igual modo que otras pruebas (restos de construcciones, por ejemplo) aparecidas entonces y después confirman esa teoría.

Parece que el objeto, una hacha de bronce, estaba asociada con rituales de sacrificio. De las primeras impresiones se desprende que se trata de una pieza de una gran decoración. Apenas mide 13 centímetros y pesa 22 gramos.

"El hallazgo de esa hacha votiva permite abrir nuevas vías de investigación respecto al estudio de las manifestaciones religiosas, simbólicas y rituales en el horizonte de la historia de un castro que sobresale en el registro material del mundo castreño, entre los siglos II y V d.C", indica la Xunta de Galicia en un comunicado.


Otras piezas similares han sido encontradas en Galicia en Cariño, Lalín, Mondoñedo y Cervo, pero esta dispone de una decoración más rica, profusa y compleja, según los expertos de la Xunta.
En el colgante se desarrollan muchos de los elementos comunes a estas piezas, como la propia hacha, los sogueados o el torques, además de un prótomo de toro, un jabalí en la zona mesial, y un prótomo de carnero en la zona distal.

El colgante está relacionado con ritos de sacrificio desenvueltos en la segunda Edad de Hierro en el noroeste peninsular y enriquece el material localizado en el Castro de Viladonga.
El destino de este valioso hallazgo será la exposición en el Museo de Viladonga, que está situado al lado del castro y que tiene entre sus funciones el estudio y la conservación de piezas halladas en ese recinto.

Fuente: lavozdegalicia.es | lavanguardia.com | galiciapress.es| 17 de junio de 2020

Castro de Viladonga, en el municipio lucense de Castro de Rei, con el aljibe al descubierto en el ángulo inferior. TERRA-ARQUEOS.

Restos de construcciones muestran la ocupación prerromana en Viladonga

El castro de Viladonga (Castro de Rei) estuvo, como otros recintos de este tipo, habitado antes de la llegada de los romanos. Pero en estos momentos, además, el visitante puede observar restos de las primitivas construcciones que indican efectivamente esa ocupación anterior, que puede situarse en torno a los siglos II y I antes de Cristo.
Trabajos realizados hace años ya ofrecieron material prerromano -piezas de bronce y objetos de cerámica que se guardan en el museo contiguo al castro-; sin embargo, las tareas del año pasado, ahora a la vista de los que acuden al recinto, muestran restos de varias construcciones, situadas dentro de la croa. Los edificios tenían base de piedra, que se observa claramente en algunos pasos, y techo construido con elementos vegetales. Al lado de algunas, además, se ve un muro que las circunda y que también contiene elementos de la etapa prerromana.

Aljibe hallado en Viladonga. TERRA-ARQUEOS.

Por otro lado, en el 2018 no solo aparecieron esos restos sino también un aljibe cuyo origen parece también anterior a la de la romanización, según explicó ayer la directora del Museo de Viladonga, Elena Varela. La función de la construcción, de unos cuatro metros de profundidad, está clara: servía para almacenar agua procedente de un manantial hoy seco. Al lado del aljibe, además, hay restos de otra cabaña que también indica la más que probable ocupación prerromana del conjunto castreño.

En las tareas del año pasado, también aparecieron restos de una calzada. Se trataba, afirma Varela, de un camino empedrado que discurría por el interior de la croa, avanzando hacia el norte del recinto cerca de donde apareció el aljibe, y cuya consolidación se prevé para la próxima campaña de trabajos.



Por otro lado, en las excavaciones del 2018 se hallaron restos de una muralla. La croa del castro, la parte más conocida y excavada, está rodeada de una cerca, y la que apareció el año pasado tenía seguramente, afirma la directora del Museo de Viladonga, varios torreones y formaba parte del sistema de control y defensa de la zona habitada del castro. En los últimos trabajos, precisamente, se encontró una escalera que debía de servir de acceso a alguna de las torres.
Fuente: lavozdegalicia.es | 13 de octubre de 2019

"El aljibe de Viladonga demuestra el grado de organización de los castreños"

Yolanda Álvarez, arqueóloga y directora de las excavaciones en el castro de Viladonga

Terra Arqueos asume su quinta campaña en Viladonga —la primera, en 1996, fue en el antecastro—, "un castro habitado en un periodo de transición entre el mundo prerromano y romano, una época que nos interesa mucho", según detalla Yolanda Álvarez, directora de los actuales trabajos —parados temporalmente por el estado de alarma—, que se financian con fondos Feder a través de la Consellería de Cultura.

¿Qué nuevos datos han obtenido?
Muchísimos, tanto nuevas estructuras como nuevos materiales, y en la parte más próxima a la puerta una estratigrafía más compleja que nos ha proporcionado mejor información acerca de la fase anterior a las viviendas de época romana. Cualquier investigación sobre un yacimiento, aunque sea pequeña, siempre aporta datos nuevos, por eso cualquier intrusión en un espacio arqueológico es una pérdida de datos irrecuperable y esto hay que explicarlo también a los más jóvenes para ir creando una conciencia acerca del valor del patrimonio histórico.

Han encontrado nuevas estructuras construidas sobre otras. ¿Qué historia cuentan estas cabañas?
La superposición de estructuras indica diferentes fases de ocupación. Se conocía un primer nivel antiguo de construcciones hechas con madera y elementos vegetales que han aparecido puntualmente en algún sector bajo de las cabañas de piedra posteriores. Este año han aparecido algunas estructuras antiguas, pero con cimentaciones en piedra, asociadas a lo que parece una zona de paso hacia la puerta de entrada. Estas viviendas posiblemente nos estén hablando de una fase del castro que aún no conocíamos y de su relación con la morfología interior del poblado y su evolución. Se están recogiendo muestras que permitan aportar nuevas dataciones.

¿Algún otro hallazgo reseñable?
Hay varios importantes. La excavación entre las viviendas y la muralla ha permitido descubrir la existencia de un canal de drenaje que dirigía las aguas pluviales hacia el aljibe. Este canal funcionaba en época castreña y, después, la reforma de las construcciones en época romana lo dejó en desuso.


Continúan trabajando en el aljibe hallado en la anterior campaña. ¿Qué supone su descubrimiento?
Demuestra el grado de organización de las comunidades castreñas en la construcción del poblado y la previsión de la distribución de las zonas de vivienda, accesos, y en este caso, la solución para el aprovisionamiento de agua. Se conocen muy pocos, pero seguramente existirán más, aún por aparecer, ya que su descubrimiento depende de la suerte o de que se pueda excavar una gran superficie, que no suele ser lo habitual.

¿Qué queda por hacer en el aljibe?
La excavación del sector inferior norte y la restauración, para lo cual se necesita un tiempo seco. La restauración está coordinada por Miguel Ángel López Marcos, que el año pasado dirigió su excavación. Su experiencia en restauración de estructuras de gran tamaño garantiza la precisión de los trabajos, que son complicados.

También se trabajó en un derrumbe en la muralla. ¿Es tan importan te mantener como excavar?
Por supuesto, la investigación es necesaria para conocer e interpretar los restos arqueológicos pero una vez que se ponen al descubierto, forman parte de la riqueza patrimonial de la comunidad. Su conservación es necesaria, especialmente los restos al aire libre, que necesitan de mantenimiento cada cierto tiempo para que no desaparezcan. Un pequeño mantenimiento continuo es más fácil y más barato que hacer restauraciones cada diez años.


¿En qué zonas sería interesante continuar los trabajos?
En la puerta oeste, donde se encuentra el acceso al poblado desde el camino, en los sistemas defensivos de la puerta este, o en los recintos que rodean el castro.

Viladonga tuvo una larga ocupación. ¿Influyó la llegada romana?
Cambió completamente la organización económica y social de las comunidades castreñas. Si bien sus tradiciones constructivas se mantienen y los poblados siguen en algunos casos ocupados, los romanos transforman las formas de vida. Los castros eran aldeas autosuficientes que vivían de la agricultura y la ganadería y, a partir de la conquista, van a formar parte de una red económica en la que los intereses de Roma son los que marcarán sus actividades, que dependiendo del momento o de la zona pueden ser agrícolas, mineras, militares o de trabajo en nuevas infraestructuras.

¿Qué aporta Viladonga al conocimiento de los castros gallegos?
Además de lo espectacular de su conservación, es un referente. Muy pocos yacimientos han podido ser excavados y restaurados a la vez que se ha creado un museo en su entorno que permita divulgar los resultados año tras año. Esta gran labor fue realizada por Felipe Arias, investigador, creador del proyecto y director del museo, que supo defender y poner en valor el castro a pesar de los avatares políticos y económicos.


Lo ha definido como una joya. ¿Cuáles son sus puntos fuertes?
Pues además del paisaje espectacular, la visita permite pasear sobre una amplia zona excavada y restaurada que ofrece una visión de conjunto difícil de ver en otros yacimientos, y el museo aporta toda la información necesaria y apoyo de infraestructuras especialmente para grupos escolares.

Realizan también una labor divulgativa. ¿Hay que concienciar?
Por supuesto, la información tiene que llegar al público para saber por qué son importantes los estudios históricos acerca de la formación de sociedades y culturas como la castreña. Si no entienden la metodología o no conocen las conclusiones, no podrían valorar la dificultad del trabajo que se hace para conseguir conocer el pasado o para restaurar los restos excavados que van a formar parte del patrimonio y la riqueza cultural de cada comunidad.

Fuente: elprogreso.es | 20 de abril de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Divulgando la Historia desde 1998. Bienvenidos a la Cultura.

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