El Ayuntamiento de Burgos renueva su apoyo a la Fundación Atapuerca

El Consistorio aportará 60.000 euros anuales a la institución

El Ayuntamiento de Burgos ha renovado el convenio de colaboración como patrono mecenas con la Fundación Atapuerca, con la que viene colaborando desde 1999, con una aportación de 60.000 euros anuales. Este acuerdo ha sido suscrito por el alcalde el Burgos, Daniel de la Rosa Villahoz, y el presidente de la Fundación Atapuerca, Antonio Miguel Méndez Pozo.

El presidente de la Fundación Atapuerca agradece nuevamente el compromiso de esta entidad con el proyecto de investigación de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, en este año que se han cumplido 20 años desde que fueran declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son más de 40 años de investigaciones, publicaciones y trabajos de campo que demuestran la importancia y relevancia de este proyecto internacional para el conocimiento de la evolución humana en Europa. La Fundación se creó para apoyar y socializar uno de los proyectos de investigación de nuestros orígenes más importantes del mundo.

Por su parte, el Ayuntamiento de Burgos pone de relieve el impulso que el trabajo de la Fundación Atapuerca supone para la actividad turística, cultural y económica de la ciudad, y confía en que esta nueva aportación permita el desarrollo de este proyecto de investigación científica durante un año más, favoreciendo el estudio y divulgación internacional de los yacimientos de Atapuerca.

Lapas como indicador del clima y del comportamiento humano durante la prehistoria

Un caparazón de 'Patella depressa'.

Un estudio realizado por investigadores del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en colaboración con la Universidad de Cantabria, en España, y el Instituto Max Planck de Alemania, muestra que las lapas de la especie Patella depressa son un indicador climático de alta resolución con importantes implicaciones para futuros estudios arqueológicos y paleoclimáticos.

Los análisis de las relaciones de isótopos estables de oxígeno en conchas de moluscos marinos permiten reconstruir las condiciones oceanográficas del pasado, así como el modo de vida de las poblaciones humanas durante la prehistoria. No obstante, de manera previa al análisis de las muestras arqueológicas, es preciso analizar conchas actuales para determinar si la especie seleccionada es un adecuado indicador de las condiciones climáticas durante su crecimiento. A pesar de que la especie Patella depressa es una de las especies más representadas en el registro arqueológico del Holoceno a lo largo de la costa atlántica de Europa, esta especie no había sido testada como un indicador para la reconstrucción de la temperatura del mar.

El estudio, codirigido por el investigador de la UPV/EHU, Asier García Escárzaga, en colaboración con investigadores del Instituto Max Planck y la Universidad de Cantabria, ha demostrado por primera vez que la especie Patella depressa es un adecuado indicador climático. Esta investigación, publicada en la revista internacional Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, combina un estudio de los patrones de crecimiento de las conchas y un análisis de isótopos estables de oxígeno.

Asier García Escárzaga utilizando una máquina micromill para la toma de muestras a lo largo del crecimiento de las conchas. (Foto: Asier García Escárzaga)

Los autores del estudio indican que las temperaturas del mar reconstruidas a partir de los valores isotópicos de las muestras modernas reflejan correctamente las variaciones de la temperatura del mar durante la vida de los especímenes analizados. Estos resultados confirman que los análisis de isótopos estables de oxígeno en conchas de la especie Patella depressa son un magnifico indicador de las condiciones climáticas actuales y pasadas.

Esta novedosa investigación tiene, además, importantes implicaciones para futuros estudios paleoclimáticos y arqueológicos. En concreto, el análisis de conchas arqueológicas permitirá determinar los patrones de explotación del medio marino por parte de las poblaciones humanas durante la prehistoria y el impacto que los diferentes cambios climáticos ocurridos durante el pasado tuvieron para estos grupos.

Fuente:noticiasdelaciencia.com| 24 de diciembre de 2020

Descubren en China los arrozales prehistóricos más grandes y antiguos del mundo

Los campos antiguos cubren un área de aproximadamente 900.000 metros cuadrados, pero hasta ahora solo se han excavado 7.000 metros cuadrados de tierra. (Foto: Servicio de Noticias de China / Wang Gang)

Los arqueólogos chinos han descubierto los arrozales más antiguos del mundo que se remontan a unos 6.300 años.

La gran extensión de arrozales prehistóricos se encontró en la ciudad de Yuyao, provincia de Zhejiang, en el este de China. Desenterrados en las ruinas de Shi'ao, a unos 7,5 kilómetros del famoso sitio de Hemudu, los arrozales brindan información sobre la sociedad prehistórica a lo largo de los tramos inferiores del río Yangtsé.

El nuevo descubrimiento fue anunciado por el Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang y el Instituto de Investigación de Gestión del Patrimonio Cultural de Ningbo.

Los campos antiguos cubren un área de unos 900.000 metros cuadrados, según una investigación preliminar, pero hasta ahora se han excavado 7.000 metros cuadrados de tierra.

"Los arqueólogos habían encontrado algunos arrozales antiguos más pequeños aquí en el pasado, pero sin evidencia suficiente", dijo Wang Yonglei, investigador del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang, que estaba a cargo de la excavación arqueológica en el sitio en Shi 'ao Site.

"Los arrozales que se encuentran en el sitio Shi'ao en Yuyao, Zhejiang son grandes y con patrones organizados. Se remontan a la temprana Cultura Hemudu. Este es el campo de arroz a gran escala más grande y antiguo del mundo", dijo Wang.

Una foto aérea muestra el patrón y el sistema de carreteras de los antiguos arrozales en la parte sur del sitio de Shi'ao en Yuyao, provincia de Zhejiang, este de China. / Ningbo Daily.

Los arqueólogos dijeron que los arrozales tenían diferentes formas a lo largo de tres períodos prehistóricos, que abarcan unos 2.000 años. Los más antiguos, con montículos de tierra alrededor de sus bordes, se remontan alrededor del 4300 a. C. durante la etapa temprana de la Cultura Neolítica Hemudu.

Entre 3.700-3.300 a. C. durante la última etapa de la Cultura Hemudu, los investigadores encontraron campos con crestas estructuralmente más claras, que comprenden franjas elevadas utilizadas como caminos o demarcaciones.

Glumas de arroz, mazorcas y semillas de malezas seleccionadas de un suelo de arroz que se remonta al período de la cultura Liangzhu. / Cortesía del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Zhejiang.

Los arqueólogos también encontraron arrozales más recientes en forma de tablero de ajedrez, algunos completos con caminos y sistemas de riego que se remontan a 2.900-2.500 a. C. en la era de la cultura Liangzhu.

El descubrimiento de los arrozales sugirió que el cultivo de arroz ya era un pilar económico en las primeras culturas chinas como Hemudu y Liangzhu.

Un trabajador sostiene un resto de cerámica desenterrado en los campos de arroz más grandes y antiguos del mundo, en las ruinas Shi'ao, en la ciudad de Yuyao, provincia de Zhejiang. (Foto: Servicio de Noticias de China / Wang Gang)

"Descubrimos cinco sitios de pueblos humanos prehistóricos en un área de un kilómetro cuadrado alrededor de los campos de arroz", agregó Wang, y señaló que los aldeanos cercanos probablemente sean los que cultivan los campos.

Los investigadores dijeron que continuarán su trabajo sobre las raíces históricas del cultivo de arroz y buscarán asentamientos que coincidan con los antiguos campos de arroz del sitio Shi'ao.

Fuentes: news.cgtn.com | world-today-news.com | 16 de diciembre de 2020

Descubren que cazadores mesolíticos del Mar del Norte elaboraron armas con huesos humanos

Punta dentada realizada con un hueso humano y empleada en el estudio. Willy van Wingerden.

A medida que disminuía la Edad del Hielo, el derretimiento de los glaciares anegó el territorio de Doggerland, el cual una vez unió Gran Bretaña y Europa continental. Durante más de 8.000 años, las armas distintivas —delgadas puntas de hueso con dientes de sierra— fabricadas por los últimos habitantes de esta zona terrestre descansaron en el fondo del Mar del Norte. Eso fue hasta que los ingenieros del siglo XX comenzaron a recoger, con dragas mecánicas, el lecho marino y usar los sedimentos para fortificar las costas de los Países Bajos. Este trabajo en curso ha traído, accidentalmente, artefactos y fósiles de las profundidades a las playas holandesas.

Los aficionados a coleccionar fósiles recogieron estos hallazgos, acumulando casi 1.000 armas de hueso dentadas, conocidas por los arqueólogos como puntas de púas del Mesolítico. No solo se conocen en el Mar del Norte, sino que se han encontrado puntas con púas en sitios que van desde Irlanda hasta Rusia, y que datan de hace entre 11.000 y 8.000 años, cuando los últimos cazadores-recolectores habitaban Europa antes de la llegada de los agricultores del periodo Neolítico.

La gente del Mesolítico probablemente sujetó estas puntas dentadas a ejes de madera para hacer flechas, lanzas y arpones, que era claves para su sustento de caza y pesca. Pero los expertos han ignorado en su mayoría estas puntas con púas que salpican las playas holandesas porque que no se recuperaron en excavaciones sistemáticas de yacimientos arqueológicos adecuados, tal como sí ha ocurrido con las puntas dentadas que se han hallado en el Reino Unido y Europa continental.

Ahora, un equipo, dirigido por arqueólogos de la Universidad de Leiden, ha analizado algunas de estas armas óseas recuperadas y realizado mediciones moleculares para determinar de qué especie animal están hechas. Los científicos querían principalmente probar si este tipo de análisis, que depende de las proteínas que sobreviven en los huesos, era posible realizarlo incluso en artefactos enterrados bajo el agua durante milenios. El método no solo ha funcionado, sino que arrojó resultados impactantes: si bien la mayoría de las puntas dentadas, de aproximadamente 10.000 años de antigüedad, estaban hechas de huesos de ciervo rojo (Cervus elaphus), dos de ellas se hicieron a partir de esqueletos humanos.

Las dos armas dentadas halladas realizadas con restos óseos humanos. R.J. Looman

“Como experto en este campo, realmente no me lo esperaba. Es, sencillamente, genial”, dice el arqueólogo de la Universidad de Newcastle Benjamin Elliott (izquierda), el cual no participó en la investigación. Nunca antes los arqueólogos habían encontrado evidencia inequívoca de que los antiguos europeos elaboraran cuidadosamente huesos humanos para convertirlos en armas mortales.

Los científicos del estudio se preguntaron por qué la gente del Mesolítico usaba ciervos rojos y restos esqueletos humanos para realizar sus armas. "¿Qué está pasando con estos dos puntos?", dice Virginie Sinet-Mathiot (derecha), antropóloga del Instituto Max Planck, en Leipzig, Alemania, y que sí ha trabajado en el proyecto. "¿Qué significa esto?"

Las preocupaciones prácticas o económicas parecían explicaciones poco probables: otras materias primas, como la propia cornamenta de los ciervos, habrían estado más fácilmente disponibles y serían más duraderas. Los investigadores concluyeron que los antiguos cazadores-recolectores eligieron estos restos óseos en particular por razones simbólicas relacionadas con sus creencias sociales y/o espirituales.

“Esta elección no fue una decisión económica”, dice el arqueólogo Joannes Dekker (izquierda), de la Universidad de Leiden y autora principal del estudio que se ha publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports. El motivo económico habría sido que los antiguos cazadores-recolectores produjeron puntas de púas a partir de partes de animales que sobraban de las comidas. En ese caso, los investigadores esperarían encontrar puntas hechas de astas, así como de huesos de uros (Bos primigenius) y otras especies como corzos (Capreolus capreolus) y alces euroasiáticos (Alces alces). Estas criaturas vagaban por el Doggerland mesolítico, y los experimentos de los arqueólogos han demostrado que sus huesos son excelentes para elaborar armas proyectiles.

El hecho de que los científicos hayan encontrado predominantemente huesos de ciervo rojo y de humanos sugiere que "Debió haber habido alguna otra razón, una razón cultural, por la que era importante utilizar estas clases de restos óseos”, dice Dekker, estudiante de maestría en la Universidad de Leiden, Países Bajos.

Sin embargo, las motivaciones específicas que impulsaron este estilo de armas en Doggerland siguen siendo un misterio. "Puedes medir un hueso para ver sus propiedades como un proyectil, pero no se pueden medir los pensamientos de un cazador-recolector mesolítico”, dice Dekker.

Aún así, saber que las gentes del Mesolítico usaban huesos humanos para tal fin es un descubrimiento importante. “Que las puntas óseas sean de procedencia humana es un shock total", dice Elliott.

Según él, investigadores anteriores habían planteado la idea de que huesos humanos se habían empleado en algunas puntas dentadas, especialmente largas, halladas en Irlanda. Esas especulaciones se basaron en el hecho de que no había muchos mamíferos grandes, además de los humanos, en la isla cuando se fabricaron tales artefactos. Pero hasta hace poco no existía ninguna tecnología apropiada para probar esas afirmaciones.

Este gráfico muestra los puntas dentadas analizadas en el estudio; las playas en las que se encontraron y la ubicación probable del dragado de los sedimentos originales en el Mar del Norte. (Dekker et al. JAS: Reports , archivo original proporcionado por Dekker).

Generalmente, los arqueólogos pueden observar un hueso y, según su tamaño y contornos, conocer la parte del cuerpo y el tipo de animal del que proviene. Pero eso es casi imposible de hacer con las puntas dentadas, pues las características de su identificación se han tallado y desgastado durante la fabricación, el uso y el enterramiento de las mismas.

Sin embargo, durante la última década se ha desarrollado una nueva tecnología que resuelve este problema. El método Zooarchaeology by Mass Spectrometry, o ZooMS, puede detectar los componentes moleculares del colágeno, la principal proteína de los huesos. Debido a que los componentes del colágeno difieren ligeramente entre los diferentes tipos de animales, medirlos nos puede indicar la especie animal a la que pertenece el resto óseo, incluso en fragmentos de esqueletos o artefactos esculpidos que no pueden identificarse mediante la observación de sus características distintivas.

Una placa con muestras óseas, lista para el análisis de ZooMS.

Mediante el empleo de ZooMS los científicos disuelven químicamente una pizca de hueso en polvo para extraer moléculas de colágeno que pasan por un instrumento de medición. El método ha demostrado ser útil para distinguir entre huesos de animales de aspecto similar, como ovejas y cabras, o ratas (grandes) y ratones (pequeños). Y en los yacimientos de la Edad de Piedra el proceso se ha utilizado para escanear miles de piezas esqueléticas del tamaño de un fósforo, a fin de encontrar especímenes raros de neandertales, denisovanos u Homo sapiens entre montones de huesos de animales. Desde su introducción en 2009, ZooMS se ha utilizado con éxito en restos óseos encontrados en docenas de yacimientos de todo el mundo, desde la Edad de Piedra hasta los tiempos modernos.

Pero los científicos se preguntaban si el método funcionaría con las puntas dentadas mesolíticas de Doggerland, las cuales, sepultadas durante milenios bajo el mar, podían tener desaparecidas las proteínas del colágeno. “El desafío aquí era si podríamos extraer colágeno y realizar identificaciones de especies de animales a partir del material que había estado sumergido en agua durante tanto tiempo”, dice Sinet-Mathiot, quien trabaja para innovar los protocolos de ZooMS a través de sus investigaciones.

En 2018 Dekker decidió probar esta posibilidad en un pequeño proyecto para su tesis de licenciatura en arqueología en la Universidad de Leiden. Dekker obtuvo el permiso de una docena de coleccionistas para desguazar o picar un poco de hueso de sus puntas dentadas. Llevó las muestras al Instituto Max Plank en Leipzig, Alemania, y trabajó con Sinet-Mathiot para ejecutar el análisis de ZooMS. Los colaboradores de la Universidad de Groningen midieron las fechas de radiocarbono, confirmando que los artefactos eran del periodo mesolítico.

Para los expertos en prehistoria europea los nuevos resultados son muy sugerentes, pero presentan más preguntas que respuestas. Debido a que el estudio solo evaluó diez puntas dentadas, los científicos no saben con qué frecuencia y en qué circunstancias las personas realizaron armas con huesos humanos. “Es muy interesante que hayan encontrado dos armas elaboradas con restos óseos humanos de un total de diez analizadas”, dice Theis Zetner Trolle Jensen (izquierda), investigador postdoctoral de la Universidad de Copenhague, y que no participó en el estudio. "Y es muy posible que hayan encontrado la aguja en el pajar".

A principios de este año, Jensen y sus colegas publicaron un estudio ZooMS mucho más grande que determinó los tipos de animales que corresponden a 120 puntas dentadas mesolíticas recuperadas en las turberas de Dinamarca y Suecia. Encontraron huesos de ciervo, alce, bovino y algunos osos pardos, pero ninguno de Homo sapiens. Y concluyeron que los artesanos del Mesolítico eligieron preferentemente tipos de huesos con propiedades mecánicas. Los cazadores eligieron restos óseos por razones prácticas, no por consideraciones culturales.

Los diferentes resultados plantean la posibilidad de que solo los habitantes de Doggerland convirtieran huesos humanos en puntas dentadas mortales durante el Mesolítico. "Puede ser que hubiera gente extraña allí ... gente que hizo cosas diferentes", dice Jensen.

Foto: Cazadores-recolectores del Mesolítico hicieron puntas dentadas para lanzas o flechas con huesos humanos. David Lyons / Alamy

Él y otros académicos esperan que estas preguntas se aclaren a través de más trabajo de ZooMS sobre punta dentadas. Aunque el nuevo estudio analizó una pequeña cantidad de artefactos de esta clase, mostró el valor científico de los mismos arrastrados por el mar a las costas holandesas.

“Idealmente, nos encantaría que los artefactos procedieran de contextos excavados de forma segura”, dice Elliott. Pero los yacimientos de Doggerland se encuentran bajo del Mar del Norte, por lo que los hallazgos en playas, fuera de contexto, ofrecen evidencias invaluables y accesibles. “No podemos ser esnob al respecto”, dice. "Tenemos que aceptar el problema y tratar de obtener tanta información y comprensión de esos artefactos como sea posible".

Cada día aparecen más fósiles y artefactos en las playas holandesas, lo que atrae a un número creciente de coleccionistas aficionados. El grupo de Facebook de esta comunidad ahora incluye unos 600 miembros, según su moderador Erwin van der Lee, de Rotterdam. “La competencia también es muy grande”, dice.

Rick van Bragt, un estudiante universitario en La Haya, ha encontrado alrededor de 10.000 artefactos antiguos desde que comenzó a buscar hace casi diez años. Van Bragt y van der Lee prestaron sus puntas dentadas para el estudio con ZooMS. Si bien el artefacto de van der Lee no produjo resultados positivos, una punta dentada de van Bragt fue identificada como procedente de un ciervo rojo de hace 8.000 años. Ambos coleccionistas quedaron fascinados con la noticia de que un hueso humano formaba dos de una las puntas. Más allá de las puntas dentadas, las mareas que bañan las playas holandesas dejan caer dientes de tiburón, herramientas de pedernal hechas por neandertales, fósiles de mamuts extintos y otros tesoros. Sin embargo, detectar los hallazgos requiere práctica y la mayoría de los bañistas no saben qué hay allí. "En el verano hay mucha gente en la playa y simplemente lo pisan todo", dice Van Bragt. "Ellos no lo ven".

Fuentes: smithsonianmag.com | universiteitleiden.nl | 21 de diciembre de 2020

Un nuevo estudio sobre ADN antiguo vuelve a contar la historia de los primeros habitantes del Caribe con más precisión

Los resultados de la investigación apoyan la teoría de que los pueblos caribeños de la Era Cerámica estaban bien conectados.

La historia de los isleños originales del Caribe queda más centrada en un nuevo estudio publicado en Nature que combina décadas de trabajo arqueológico con avances en tecnología genética.

Un equipo internacional dirigido por David Reich (izquierda), de la Facultad de Medicina de Harvard, ha analizado los genomas de 263 individuos en el estudio más grande de ADN humano antiguo de las Américas realizado hasta la fecha. El trabajo genético rastrea dos grandes olas migratorias en el Caribe por dos grupos distintos, con miles de años de diferencia, revelando un archipiélago poblado por personas muy móviles, con parientes lejanos que a menudo vivían en islas diferentes.

El laboratorio de Reich también ha desarrollado una nueva técnica genética para estimar el tamaño de la población en el pasado, el cual muestra que la cantidad de personas que vivían en el Caribe cuando llegaron los europeos era mucho menor de lo que se pensaba anteriormente, probablemente en decenas de miles, en lugar del millón o más que informaron Cristóbal Colón y sus sucesores.

Para el arqueólogo William Keegan (derecha), cuyo trabajo en el Caribe abarca más de 40 años, el ADN antiguo ofrece una nueva herramienta poderosa para ayudar a resolver debates de larga duración, confirmar hipótesis y aclarar los misterios restantes.

"La genética hace avanzar de modo especial nuestra comprensión del Caribe de un solo golpe", dice Keegan, conservador del Museo de Historia Natural de Florida y coautor principal del estudio. "Los métodos que ha desarrollado el equipo de David Reich han ayudado a abordar preguntas que ni siquiera sabíamos que se podían abordar".

Los arqueólogos a menudo confían en los restos de la vida doméstica (cerámica, herramientas, huesos y conchas) para reconstruir el pasado. Pero ahora los avances tecnológicos en el estudio del ADN antiguo están arrojando nueva luz sobre el movimiento de animales y humanos, particularmente en el Caribe, donde cada isla puede ser un microcosmos de vida único.

Si bien el calor y la humedad de los trópicos pueden descomponer rápidamente la materia orgánica, el cuerpo humano contiene una caja fuerte de material genético: una parte pequeña e inusualmente densa del hueso que protege el oído interno. Mediante el empleo preferente de esta estructura ósea, los investigadores han podido extraer y analizar el ADN de 174 personas que vivieron en el Caribe y Venezuela hace entre 3.100 y 400 años y combinarlo con los datos de 89 individuos previamente secuenciados.

Piedra, arcilla y buenas redes

El equipo, que incluye a académicos caribeños, recibió permiso para realizar el análisis genético de los gobiernos locales e instituciones culturales que actuaron como cuidadores de los restos humanos. Los autores también involucraron a representantes de las comunidades indígenas del Caribe a través de una explicación sobre sus posibles hallazgos.

Herramientas de piedra han aportado a la investigación pistas importantes sobre el modo de vida de los pueblos estudiados (© Prof. Alfredo Coppa, Sapienza Università di Roma).

La evidencia genética ofrece nuevos conocimientos sobre la población del Caribe. Los primeros habitantes de las islas, un grupo de usuarios de herramientas de piedra, navegaron a Cuba hace unos 6.000 años, expandiéndose gradualmente hacia el este a otras islas durante la Edad Arcaica de la región. Aún no está claro de dónde provenían. Aunque están más estrechamente relacionados con los centroamericanos y sudamericanos que con los norteamericanos (como se mantenía en una investigación anterior), su genética no coincide con ningún grupo indígena en particular. Sin embargo, artefactos similares encontrados en Belice y Cuba pueden sugerir un origen centroamericano, dice Keegan.

Hace unos 3.000-2.500 años, agricultores y alfareros relacionados con hablantes de lenguas arawak del noreste de América del Sur establecieron un segundo viaje hacia el Caribe. A través de los afluentes del río Orinoco de América del Sur viajaron desde el interior hasta la costa de Venezuela y posteriormente avanzaron hacia el norte, al Mar Caribe, estableciendo Puerto Rico, y finalmente moviéndose hacia el oeste. Su llegada marcó el comienzo de la Edad de la Cerámica en la región, marcada por la agricultura y la producción y el uso generalizado de artefactos cerámicos.

Algunos arqueólogos señalaron cambios importantes en los estilos de cerámica del Caribe como evidencia de nuevas migraciones. Pero la genética muestra que todos los estilos fueron creados por un grupo de personas a lo largo del tiempo. Estas vasijas efigie pertenecen al tipo de alfarería saladoide, ornamentadas y difíciles de moldear. Crédito: Corinne Hofman y Menno Hoogland.

Con el tiempo, casi todos los rastros genéticos de las personas de la Edad Arcaica desaparecieron, excepto una comunidad en el oeste de Cuba que persistió hasta la llegada de los europeos. Los matrimonios mixtos entre estos dos grupos fueron poco frecuentes, y solo tres individuos del estudio mostraron ascendencia mixta.

Muchos cubanos, dominicanos y puertorriqueños de la actualidad son descendientes de personas de la Edad de la Cerámica, así como de inmigrantes europeos y africanos esclavizados. De hecho, los investigadores observaron solo una evidencia marginal de ascendencia de la Edad Arcaica en los individuos modernos.

"Esto es un gran misterio", dijo Keegan. "Para Cuba, es especialmente curioso que no veamos más ascendencia de la Edad Arcaica".

La investigación arqueológica y la tecnología del ADN antiguo pueden trabajar de la mano para iluminar la historia pasada. Este recipiente, fabricado entre el 1200-1500 d.C., en la actual República Dominicana, muestra una figura de rana, asociada con la diosa de la fertilidad en la cultura taína. Crédito: Kristen Grace / Museo de Florida.

Durante la Edad de la Cerámica, la producción de artefactos cerámicos experimentó al menos cinco cambios en su estilo durante 2000 años. La cerámica de un rojo vistoso decorada con diseños pintados de blanco dio paso a vasijas simples de color beige, mientras que otras vasijas estaban salpicadas de pequeños puntos e incisiones o tenían caras de animales esculpidas que probablemente se utilizaban como asas. Algunos arqueólogos señalan estas transiciones como evidencia de nuevas migraciones a las islas. Pero el ADN cuenta una historia diferente, e indica que todos los estilos cerámicos fueron desarrollados por descendientes de personas que llegaron al Caribe hace 3.000-2.500 años, aunque puede ser posible que hayan interactuado y se hayan inspirado en otros inmigrantes.

"Esa era una pregunta que quizás no habríamos sabido hacer si no hubiéramos tenido un experto en arqueología en nuestro equipo", dice la coautora principal Kendra Sirak, becaria postdoctoral en el laboratorio de Reich. "Hemos documentado esta notable continuidad genética a través de los cambios en el estilo de la cerámica. Hablamos de vasijas 'versus' personas y, hasta donde sabemos, son solo vasijas".

Se destaca también que hubo interconectividad en la región, pues un estudio de los cromosomas X masculinos descubrió 19 pares de "primos genéticos" que vivían en diferentes islas, personas que compartían la misma cantidad de ADN que sus primos biológicos, pero que podían estar separados por generaciones. El ejemplo más sorprendente es un hombre que fue enterrado en las Bahamas mientras que un pariente fue enterrado a unos 960 kilómetros de distancia, en la República Dominicana.

"Mostrar que hubo relaciones entre diferentes islas es realmente un paso hacia adelante asombroso", afirma Keegan, quien agregó que los vientos y corrientes cambiantes podían dificultar la navegación entre islas. "Me sorprendió mucho ver estos emparejamientos de primos entre islas".

"Descubrir una proporción tan alta de primos genéticos en una muestra de menos de 100 hombres es otro indicador de que el tamaño de la población total de la región era pequeño", declara Reich. "Cuando se toman muestras de dos individuos modernos no es frecuente encontrar que sean parientes cercanos, pero aquí estamos encontrando parientes por todas partes".

Tamaño de la población preeuropea

Una técnica desarrollada por el coautor del estudio, Harald Ringbauer (derecha), un becario postdoctoral en el laboratorio de Reich, utilizó segmentos compartidos de ADN para estimar el tamaño de la población pasada, un método que también podría aplicarse a futuros estudios sobre personas antiguas. La técnica de Ringbauer mostró que entre 10.000 y 50.000 personas vivían en dos de las islas más grandes del Caribe, La Española y Puerto Rico, poco antes de la llegada de los europeos. "Esto está muy por debajo del millón de habitantes que Colón describió a sus patrocinadores, probablemente para impresionarlos", señala Keegan.

Más tarde, el cronista del siglo XVI, Bartolomé de las Casas, afirmó que la región había albergado a unos 3 millones de personas antes de ser diezmada por la esclavitud y las enfermedades que trajeron los europeos. Si bien esto también fue una exageración, la cantidad de personas que murieron como resultado de la colonización sigue siendo una atrocidad, dice Reich.

"Tal fenómeno fue un programa sistemático de borrado cultural. El hecho de que el número no fuera de 1 millón o millones de personas, sino de decenas de miles, no hace que ese borrado sea menos significativo", recalca.

Influencia duradera

Los autores estiman que entre el 4 y el 14 por ciento de la composición genética de la población caribeña actual se remonta al ADN de los pueblos históricos examinados. Estos hallazgos también confirman estudios anteriores que muestran que la población caribeña actual desciende de tres grupos principales (en diferentes proporciones en las diferentes islas): pueblos indígenas antes del contacto con europeos, europeos inmigrantes y personas de África que fueron traídas debido a la trata de esclavos en la región.

Para Keegan, colaborar con los genetistas le ha dado la capacidad de probar algunas hipótesis que había argumentado durante años, mientras que trastorna otras.

"En este punto, no me importa si estoy bien o mal", dijo. "Es emocionante tener una base más firme para reevaluar cómo vemos el pasado en el Caribe. Uno de los resultados más significativos de este estudio es que demuestra cuán importante es la cultura para comprender las sociedades humanas. Los genes pueden ser discretos, unidades medibles, pero el genoma humano se crea culturalmente".

Fuentes: phys.org | medienportal.univie.ac.at | nytimes.com | 23 de diciembre de 2020

Una guijarro hallado en la Cueva Tabun, en Israel, es la herramienta lítica de abrasión más antigua del mundo (350.000 años)

Herramienta lítica de abrasión encontrada en la cueva de Tabun, en el Monte Carmelo, Israel, y que data de hace unos 350.000 años. Universidad de Haifa.

Arqueólogos israelíes dicen haber encontrado el ejemplo más antiguo conocido de una herramienta de piedra utilizada para pulir superficies, la cual data 150.000 años antes de que se comenzaran a usar por primera vez.

Los homínidos prehistóricos aparentemente usaron un guijarro de dolomita hallado en la cueva Tabun, en el Monte Carmelo, para desgastar materiales hace unos 350.000 años, pero se desconoce exactamente qué era lo que estaban tratando de producir, dijo un equipo de investigación de la Universidad de Haifa en un comunicado de prensa.

Tan antigua datación pone esta herramienta lítica en manos de antepasados ​​humanos anteriores al desarrollo del Homo sapiens, en concreto en el Homo erectus o en el Homo heidelbergensis.

"Si bien la herramienta es aparentemente 'simple', su temprana aparición y el hecho de que no tenga paralelos en una etapa tan antigua de la evolución humana le otorga una importancia mundial", dijo el arqueólogo Ron Shimelmitz (izquierda), del Instituto de Arqueología Zinman de la Universidad de Haifa, y autor principal del trabajo de investigación que al respecto se ha publicado en Journal of Human Evolution.

Los arqueólogos dijeron que el guijarro, un tipo de piedra pequeña redondeada, muestra que "en una etapa tan temprana de la evolución humana se agregó una tecnología muy significativa a la 'caja de herramientas' de los homínidos".

Se han encontrado herramientas de piedra anteriores que datan de hace 1,5 millones de años con evidencias de golpes o percusión, que son movimientos verticales, pero esta piedra parece ser la primera que se ha utilizado para pulir, al ostentar marcas similares a las encontradas en herramientas de pulido posteriores.

"La abrasión, que requiere un movimiento horizontal, es una forma diferente de trabajar, se realiza con más delicadeza", dijo Shimelmitz a The Times of Israel.

Arqueólogos trabajando en la Cueva Tabun, en el Monte Carmelo. Universidad de Haifa.

Los homínidos habrían sido capaces de usar tales piedras para procesar materiales con el fin de maximizar o mejorar la forma en que utilizaban los recursos ambientales, argumentan los investigadores.

“Este pequeño guijarro es de inmensa importancia porque nos permite rastrear los primeros orígenes de la acción de la abrasión y cómo las habilidades cognitivas y motoras que se desarrollaron eventualmente evolucionaron hasta convertirse en fenómenos importantes de la cultura humana hasta el día de hoy, principalmente relacionadas con la abrasión y el desarrollo de técnicas de producción de alimentos, el asentamiento estacionario, la agricultura y el almacenamiento, y, posteriormente, el aumento de la complejidad social y económica”, se lee en el comunicado.

Shimelmitz admitió que, aunque el equipo sabe en cómo se usaba esta herramienta lítica, ignora para que fin se empleaba. “Nos hemos de quedar con algunos interrogantes”, dijo.

La piedra en cuestión fue hallada en la década de 1960, pero recientemente se le aplicó un estudio más detallado como parte de un programa tendente a reexaminar elementos encontrados anteriormente en la cueva Tabun. El complejo de la cueva tiene una serie de capas arqueológicas que muestran la actividad de los homínidos durante los últimos 500.000 años, y la herramienta lítica de abrasión fue localizada en una capa asociada a un período de hace unos 350.000 años.

Después de observar marcas en el guijarro de dolerita que se correlacionaban con un trabajo de abrasión, los investigadores llevaron a cabo una serie de pruebas comparativas (derecha), cuidadosamente elaboradas, con otros guijarros de dolomita de la misma área, frotándolos contra diferentes materiales durante varios períodos de tiempo con el fin de comprobar sus efectos.

Los resultados que mostraron mayor similitud con la herramienta lítica fueron los obtenidos al trabajar con pieles de animales.

“Llegamos a la conclusión de que semejante guijarro se había utilizado para moler materiales blandos, aunque todavía no sabemos cuáles exactamente”, dice Iris Gorman-Yaroslavski (izquierda), arqueóloga de la Universidad de Haifa y coautora del trabajo de investigación.

Shimelmitz aduce que la simplicidad de la herramienta pudo haber provocado que fuera pasada por alto cuando se la descubrió, pero la nueva evaluación que se ha llevado a cabo sobre la misma puede alentar a los investigadores a que presten más atención en el futuro. "Esperamos que la gente abra más los ojos", dijo.

El trabajo de investigación para reevaluar los elementos de los sitios del Monte Carmelo está siendo respaldado por la Fundación de Ciencias de Israel, la Fundación Gerda Henkel y la Fundación Dan David.

Fuente: timesofisrael.com | 27 de diciembre de 2020

Excavan cientos de tumbas en la necrópolis islámica de Tauste (Zaragoza)

Vista general de la avenida Obispo Conget, con alguna tumbas medievales exhumadas, en la localidad aragonesa de Tauste. Foto: El Patiaz.

La excepcional necrópolis islámica hallada en Tauste (Zaragoza) en 2010 ha alcanzado ya la excavación de unas 400 tumbas datadas entre los siglos VIII y XI. El impresionante hallazgo se ha registrado en esta localidad, de unos 7.000 habitantes, en la avenida Obispo Conget, bajo el suelo asfaltado y en una zona rodeada de numerosas viviendas, y confirma que se trata de uno de los enterramientos colectivos más antiguos de España.

Ha sido gracias a un proceso de urbanización por lo que estos cuerpos han emergido a la superficie. Por el momento, los arqueólogos han encontrado 400 tumbas - la mayoría de ellas en gran estado de conservación- y esperan que el cómputo total ascienda a unas 500 al finalizar los trabajos.

"Aunque se aprecian afecciones producidas por tuberías de saneamiento, la zahorra y el pavimento habrían preservado las tumbas prácticamente intactas", ha explicado el equipo de arqueólogos de la empresa Paleoymás, encargada de la excavación y posterior estudio de los restos. Ellos han sido los encargados de continuar con el primer proceso de excavación que llevó a cabo la asociación El Patiaz, formada principalmente por los vecinos de Tauste interesados en la divulgación de temas que conciernen al pueblo.

Excavación de una de las tumbas islámicas medievales en la avenida Conget de Tauste. El Patiaz.

Siempre que se removía el terreno para cualquier obra o proyecto de urbanización se encontraban pequeños restos humanos. En un primer momento, la asociación especuló que podrían pertenecer a fosas comunes de gente que había fallecido en el siglo XIX por un brote de cólera.

No obstante, indagando en la tierra, se percataron de que los cuerpos no tenían ajuares y estaban orientados de forma específica. En este sentido, se han localizado dos tipos de enterramiento: un primer grupo datado en el siglo VIII, con las sepulturas orientadas hacia Córdoba (la capital del emirato), y un segundo grupo datado entre los siglos IX y X, con los entierros orientados ya hacia La Meca. Las tumbas se encuentran en bastante buen estado de conservación.

Según Eva Giménez (izquierda), de la empresa patrimonial Paleoymás, "las tumbas también mostraban otras características musulmanas distintivas: eran lo suficientemente grandes para acomodar el cuerpo y los muertos estaban enterrados en un sudario blanco, independientemente de su estatus social. Hasta el día de hoy, los rituales musulmanes no permiten que los muertos sean enterrados con ajuar funerario, pero los fragmentos de cerámica encontrados cerca en las excavaciones desde 2010 mostraron que datan de entre los siglos VIII y XII".

Las primera tumbas excavadas dieron cuenta de su posible magitud.

Poco a poco, a partir de 2010, se fueron documentando más tumbas hasta llegar a 44 cuerpos de la época musulmana. Ahora, tras años de una gran labor de la asociación vecinal, el proyecto se ha profesionalizado gracias a los arqueólogos de Paleoymás. "De esos cadáveres identificados en la primera fase de excavación se ha extendido el número a medio centenar, pero podría haber unos 4.000 o 5.000 enterramientos", según Francisco Javier Gutiérrez (derecha), director de cuatro de las excavaciones.

Entre los restos encontrados han aparecido muchos niños, aproximadamente un 20% de los recuperados. Sus tumbas destacan del resto por su tamaño, mucho menor.

"Para encontrar vestigios de la estructura de la localidad en tiempo islámicos habría que levantar medio pueblo", explica la antropóloga Miriam Pina Pardos (izquierda) a EL ESPAÑOL.

Pina Pardos, que dirige el Observatorio Antropológico de la Necrópolis Islámica de Tauste (OANIT), se encarga del análisis de los restos procedentes del área y afirma que "se trata de un yacimiento excepcional".

La Reconquista

Entre los restos se han encontrado pequeños elementos como pendientes y, gracias a la exhaustiva investigación, los expertos han podido descifrar más detalles sobre la población musulmana que habitó en Tauste.

"Aquí lo más importante es que se reescribe la historia. Se había pensado que cuando Alfonso I conquistó Tauste, la presencia islámica era escasa", puntualiza la antropóloga. Asimismo, gracias a un análisis de ADN se ha comprobado que los cuerpos tienen ascendencia africana y tras varias pruebas han llegado a conocer que su dieta se basaba principalmente en cereales y, en menor medida, en carne y pescado. "Los hombres adultos comían mejor que los jóvenes", aclara Pina Pardos.

Este hallazgo convierte al yacimiento de Tauste en una de las necrópolis más antiguas de España junto con la de Tudela, en Pamplona. El proyecto es ambicioso y, a la espera de los últimos resultados de los restos, cabe la posibilidad de museizar este yacimiento con la construcción de una cripta para conservar los cuerpos en condiciones adecuadas, e incluso se estudiará realizar algún tipo de recreación de los enterramientos a base de réplicas que muestren la realidad de esta gran necrópolis.

Restos óseos dispuestos para su análisis.

El cementerio estuvo en uso de forma continua durante más de 400 años, encontraron. "Esto nos habla de una población [islámica] constante y profundamente arraigada en Tauste desde principios del siglo VIII", dice Eva Giménez.

Actualmente, la excavación sigue su curso y la extracción de cuerpos continúa. Se está desarrollando un proceso de retirada, limpieza y almacenamiento de los restos. "Queremos seguir aportando datos sobre una necrópolis absolutamente desconocida. Va a ser una de las más importantes del norte de España", concluye Pina Pardos.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | elespañol.com | 30 de noviembre de 2020

Descubren en Pompeya un nuevo 'termopolio', un restaurante que aún mantenía restos de comida

El área arqueológica de Pompeya, la ciudad destruida en el 79 d. C. por la erupción del Vesubio no deja de sorprender y hoy se ha comunicado el hallazgo de un termopolio, el lugar donde se servía comida y bebida a los habitantes, intacto y decorado y con aún restos de alimentos.

El ministerio de Cultura italiano y el área arqueológica anunciaron lo que consideraron "otro descubrimiento extraordinario en Pompeya, en las nuevas excavaciones emprendidas dentro del proyecto de mantenimiento y restauración de la Regio V".

El termopolio, una estancia donde se solía servir comida a las clases más bajas de la ciudad, está perfectamente conservado, con un mostrador que exhibe la imagen de una ninfa marina a caballo y otros animales con colores tan brillantes que parecen tridimensionales, explican.

Pero lo que más ha sorprendido a los arqueólogos es el descubrimiento en los contenedores del mostrador de restos de la comida que se vendía a los transeúntes y que es el origen de la "comida para llevar".

De hecho, era costumbre de los pompeyanos consumir alimentos y bebidas calientes al aire libre y los arqueólogos y expertos que trabajan en el parque arqueológico de Pompeya ya están estudiando el material para comprobar hasta qué punto este descubrimiento puede ampliar el conocimiento sobre los hábitos alimentarios de la época romana.

"Además de ser un testimonio más de la vida cotidiana en Pompeya, las posibilidades de análisis de este termopolio son excepcionales, pues por primera vez se ha excavado todo un entorno con metodologías y tecnologías de vanguardia que están devolviendo datos inéditos", explicó Massimo Osanna, director general del Parque Arqueológico de Pompeya.

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Ahora con un trabajo interdisciplinario se realizarán varios análisis en el laboratorio para conocer el contenido de las dolia, los recipientes de barro en los que se cocinaba la comida en la antigua Roma.

Las decoraciones del mostrador del termopolio -las primeras en emerger de la excavación - muestran en el frente la imagen de una nereida (ninfa) a caballo en un entorno marino y, en el lado más corto, la ilustración probablemente de la misma tienda como un letrero comercial.

Además, en el termopolio se encontraron diferentes materiales de despensa y de transporte: nueve ánforas, un recipiente en bronce, dos frascos y una olla de cerámica.

El suelo de toda la sala está formado por el llamado cocciopesto, un revestimiento impermeable formado por fragmentos de terracota en el que se han insertado fragmentos de mármol policromado en algunos puntos.

Los termopolios, donde se servían bebidas y comida caliente, como indica el nombre de origen griego, conservados en grandes dolia (tarros) incrustados en el mostrador de mampostería, eran muy habituales en el mundo romano, donde era costumbre consumir el prandium (la comida) al aire libre. Solo en Pompeya hay unos ochenta, pero ninguno con el mostrador completamente pintado, lo que confirma la naturaleza excepcional del hallazgo.

El primer análisis de los alimentos

Los primeros análisis confirman que las pinturas del mostrador representan, al menos en parte, los alimentos y bebidas que realmente se vendían dentro del termopolio: dos ánades reales están representados entre los cuadros del mostrador y, de hecho, se ha encontrado un fragmento de hueso de pato dentro de uno de los recipientes, junto con cerdo, cabras, pescados y caracoles de tierra, atestiguando la gran variedad de productos de origen animal utilizados para la elaboración de los platos.

Por otro lado, los primeros análisis arqueobotánicos permitieron identificar fragmentos de roble caducifolio, probablemente pertenecientes a elementos estructurales de la encimera.

En el fondo de un dolio, identificado como un recipiente de vino en la base de la botella para beber, que se encuentra en el interior, se identificó la presencia de habas, intencionalmente molidas, que como aseguraba Apicio se utilizaban para modificar el sabor y el color del vino, blanqueándolo.

Otro dato interesante es el descubrimiento de huesos humanos, hallados parcialmente alterados por el paso de túneles realizados en la época moderna por excavadoras clandestinas en busca de objetos preciosos.

Algunos son de un individuo de al menos 50 años que probablemente estuvo posicionado sobre un lecho del que quedan rastros en el momento de la llegada de la corriente piroclástica que arrasó la ciudad. Otros huesos, aún por investigar, pertenecen a un segundo individuo y fueron encontrados dentro de un gran dolio, quizás colocado allí por los primeros excavadores.

Fuentes: lavanguardia.com | ansa.it | 26 de diciembre de 2020

Nace la Plataforma de Arqueología para denunciar la destrucción de Patrimonio

Mesa celebrada el pasado viernes en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares con representantes del Ministerio de Cultura y Deporte, Comunidad de Madrid e ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios).

La imagen romántica del profesional de la arqueología como descubridor de tesoros que tiene la sociedad dista mucho de la realidad de la situación del colectivo que observa con indignación la situación de desamparo y abandono actual del patrimonio cultural.

Hoy en día cualquier licenciado, sin la especificidad de ser arqueólogo, puede acceder a las convocatorias públicas para intervenir en yacimientos arqueológicos por toda España.

En mayo de este año se daban a conocer los resultados de la encuesta nacional que revelaba que hasta esa fecha el sector sumaba pérdidas de 36 millones de euros con más de la mitad de los arqueólogos en paro debido a la crisis de la COVID-19.

La P.E.P.A. representa a más de 2.500 arqueólogos de toda España y surge tras casi dos años de encuentros.

La profesión de la arqueología engloba a un colectivo cuya labor no es conocida y valorada por el conjunto de la sociedad. Se trata de profesionales de alta cualificación cuya función consiste en la protección del patrimonio cultural de todos los ciudadanos, lo que implica su trabajo, entre otros, en el descubrimiento y estudio de yacimientos arqueológicos. En España hay en la actualidad más de 10.000 yacimientos, de los cuales sólo 2.100 son zonas arqueológicas con categoría de BIC o Bien de Interés Cultural (la figura jurídica de protección del patrimonio histórico español que más protección otorga). Así, en manos de los arqueólogos recae el papel de ser los salvaguardias de nuestra memoria histórica, cuestión que no se encuentra reconocida por la gran mayoría de la población que tiene una visión difusa de su trabajo. 

Algunos de los titulares que han copado los medios aducen que los arqueólogos son los culpables de parar la construcción de obras públicas o que son acaparadores de subvenciones. Sin embargo, el abandono y muchas veces destrucción de los conjuntos arqueológicos que se encuentran estos profesionales pone en relevancia la importancia de su papel social y por ende la necesidad de unirse como colectivo para sensibilizar a la ciudadanía ante el peligro en el que se encuentra el patrimonio histórico artístico que es de todos. 

La crisis de la COVID-19 ha agudizado esta amenaza ya que más de la mitad de los arqueólogos se encuentran en situación de desempleo en un sector que sólo al inicio de la pandemia ya sumaba 36 millones de pérdidas. Estos apremiantes datos fueron obtenidos gracias a una encuesta nacional realizada por la Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología que ahora ve la luz.

Su constitución ha sido posible gracias a la unión de las Secciones de Arqueología de los Colegios Profesionales de Madrid, Cantabria, Cádiz, Almería, Granada y Jaén, Baleares, Valencia y Castellón, Galicia, asociaciones profesionales y profesionales sin representación colectiva. Representa a más de 2.500 profesionales de la arqueología y su cohesión nace fruto de diversas reuniones y mesas redondas celebradas desde hace año y medio, cuyo encuentro final en formato online ha tenido lugar la semana pasada en Madrid y Alcalá de Henares – 16, 17 y 18 de diciembre –.

Este encuentro, que llevaba por título “Innovando desde el ecosistema arqueológico profesional”, ha contado con el apoyo del Ministerio de Cultura y Deporte, la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, la Comunidad de Madrid, la Junta de Andalucía, la Diputación de Jaén y el Ayuntamiento de Jaén. Como colofón ha nacido la P.E.P.A. (Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología) cuyo objetivo es la revitalización de la imagen social del arqueólogo y dotarle del prestigio profesional y la categoría científica perdida en las últimas décadas, así como denunciar la desorganización de la administración y el intrusismo laboral al que se ven sometidos. A día de hoy cualquier licenciado, sin la especificidad de que sea arqueólogo, puede participar en las convocatorias públicas para actuar en yacimientos arqueológicos por toda España. 

Los estatutos de la Plataforma se aprobarán definitivamente el próximo mes de febrero donde el colectivo de arqueólogos se volverá a reunir en jornadas virtuales y comenzarán las acciones para la reivindicación de la revisión de las leyes del Patrimonio Cultural donde se recojan competencias específicas y la creación de un convenio propio que de respuesta a las reiteradas quejas y negligencias de las convocatorias tanto públicas como privadas.

Un estudio de ADN antiguo arroja luz sobre el poblamiento de las Islas Marianas

Área de trabajo de excavación fuera de la cueva de Ritidian Beach en el norte de Guam, Islas Marianas. Crédito: Hsiao-chun Hung.

Para llegar a las Islas Marianas en el Pacífico Occidental, los humanos cruzaron más de 2.000 kilómetros de mar abierto, y unos 2.000 años antes que cualquier otro viaje por mar en una distancia igualmente larga. Se asentaron en las Marianas hace unos 3.500 años, un poco antes del asentamiento inicial de Polinesia.

"Sabemos más sobre el asentamiento de Polinesia que sobre el asentamiento de las Islas Marianas", dice la primera autora Irina Pugach (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania. Los investigadores querían averiguar de dónde vinieron las personas que se trasladaron a las Marianas y cómo los antepasados ​​de los actuales isleños de las Marianas, los Chamorro, podrían estar relacionados con los polinesios.

Para abordar estas preguntas, los investigadores obtuvieron datos de ADN antiguo de dos esqueletos hallados en la cueva Ritidian Beach, en el norte de Guam, los cuales datan de hace unos 2.200 años. "Descubrimos que la ascendencia de estos esqueletos antiguos está relacionada con Filipinas", dice Pugach.

"Estos hallazgos refuerzan la imagen que ha surgido de los estudios lingüísticos y arqueológicos que apuntan a un origen insular del sudeste asiático para los primeros pobladores de las Marianas", dice el coautor Mike T. Carson (derecha), arqueólogo del Centro de Investigación del Área de Micronesia en el Universidad de Guam.

"También encontramos un vínculo estrecho entre los esqueletos antiguos de Guam y los primeros individuos Lapita de Vanuatu y Tonga en la región del Pacífico Occidental", agrega Pugach. "Esto sugiere que las Marianas y la Polinesia pueden haber sido colonizadas por la misma población de origen, y plantea la posibilidad de que las Marianas desempeñaran un papel en el eventual asentamiento de Polinesia".

El arqueólogo Mike T. Carson durante el descubrimiento inicial de uno de los esqueletos. Crédito: Hsiao-chun Hung

Los investigadores señalan que, si bien los nuevos resultados brindan nuevas ideas interesantes, se basan en solo dos esqueletos que datan de alrededor de 1.400 años después del primer asentamiento humano en Guam.

"El poblamiento de Guam y el asentamiento de archipiélagos tan remotos en Oceanía necesitan más investigación", dice el autor principal Mark Stoneking, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

Fuente: phys.org | 22 de diciembre de 2020