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Hallan en Moià (Barcelona) dos fragmentos de cráneo y dientes de neandertales y comprueban que se practicó el canibalismo

Restos de dientes y fragmentos craneales de neandertales hallados en Moià, Barcelona, por el IPHES.

La campaña de excavación en las Cuevas del Toll y Teixoneres (Moià, Barcelona) ha permitido recuperar dos fragmentos de cráneo de un neandertal juvenil de más de 52.000 años de antigüedad. Lo ha dado a conocer este viernes el equipo investigador del IPHES, que trabaja en el yacimiento. Se trata del cuarto individuo identificado en las Cuevas del Toll de Moià desde que se descubrió el primer resto del diente de un niño en 2016.

Además, los estudios realizados hasta ahora han permitido identificar marcas de corte en la superficie de algunos de estos huesos, lo que se ha interpretado como el resultado de actividades relacionadas con el canibalismo. Este año el yacimiento cumple 20 años y, según la codirectora de los trabajos, Anna Rufà Bonache, "todavía tiene mucho potencial".

Presentación de los hallazgos a la prensa.

Historia neandertales

Desde principios de mes trabajan una veintena de investigadores y arqueólogos en la Cueva de Teixoneres. El codirector del yacimiento, Jordi Rosell Ardèvol, remarca que este espacio concentra una secuencia estratigráfica de unos 6 metros de altura. "Guarda toda la historia de los neandertales desde los 250.000 años hasta su desaparición hace más de 35.000 años", afirma, poniendo en valor este emplazamiento.

El descubrimiento de dos fragmentos de cráneo de un individuo joven, casi adulto, situado sobre un hogar ha sido un 'regalo' para este 20º aniversario, según han coincidido muchos de ellos. Apareció por sorpresa la semana pasada mientras hacían un corte estratigráfico y, aunque lo vieron bastante claro desde un principio, requirieron la confirmación de su paleoantropólogo de referencia, Carlos Lorenzo Merino. "Subió enseguida y, al verlo, dijo que era de libro", recuerda, con emoción, Rosell.

Anna Rufà dando explicaciones sobre los hallazgos realizados.

Uno de los retos de este yacimiento es la gran concentración de restos -entre huesos de animales, homínidos y herramientas- que, además, están "muy fragmentados", según detalla la codirectora e investigadora Anna Rufà. Esto se explica porque los neandertales, que ocupaban temporalmente esta cueva, y se movían por una zona cercana, procesaban a los animales cazados, los quemaban -durante estos años de investigación han descubierto hogares y también herramientas de diferentes materiales- y los rompían al máximo para acceder a la médula y aprovechar los nutrientes. Para paliar este problema, el equipo está utilizando técnicas biomoleculares muy especializadas para identificar las muestras óseas y poder realizar estudios de ADN, tanto mitocondrial como nuclear. Se espera que con los resultados de estos estudios se aumente el número de restos humanos identificados.

Algunos de los restos humanos recuperados en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres, incluyendo los fragmentos de occipital recuperados durante la campaña de este año. Foto: Maria D. Guillén /IPHES-CERCA (piezas dentales); Leandro Zilio / CONICET (fragmentos occipital y clavícula); Ruth Blasco / IPHES-CERCA (imágenes con microscopio y edición de la lámina).

Evidencias de canibalismo

Este es el cuarto individuo identificado en la cueva de las Teixoneres y prevén que no será el último. En 2016 apareció el diente de un niño de 6 años, el primer resto de homínido. Un año después también identificaron otro diente de un joven de 11 años y el de un adulto senil. Todos los restos tienen una cronología superior a los 52.000 años y estaban dispersos y mezclados con huesos y dientes de otros animales en la entrada de la cueva.

Trabajos de excavación en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres de Moià donde han aparecido los restos humanos neandertales. Foto: Florent Rivals /ICREA /IPHES-CERCA.

Una de las dudas que existen es si estos humanos identificados tienen algún grado de parentesco y por qué presentan marcas de canibalismo. Según Rosell, aparecieron marcas de corte en huesos como una clavícula. "Ya podemos decir con seguridad que fueron procesados y comidos por sus congéneres", afirma. Y apunta que, de confirmarse que eran familia, podría ser un fenómeno de tratamiento de la muerte dentro del propio grupo. "En aquella época la mortalidad era muy elevada, sobre todo la infantil, y una forma de reverenciar su cuerpo muerto era su consumo". Este hallazgo de canibalismo entre neandertales es el primero en Cataluña, mientras que también se ha descubierto en otros puntos de la península ibérica, como el de Atapuerca que es más antiguo, y en el sur de Francia.

Foto de grupo de los arqueólogos del IPHES.

20 años de investigación

Este año se cumplen dos décadas de excavaciones del IPHES en las Cuevas del Toll. Para celebrarlo, el equipo de investigación y el ayuntamiento de Moià han organizado una jornada de puertas abiertas este sábado y el domingo en el mismo parque y con charlas de los investigadores. Aunque todavía no hay nada definido ni concretado, cree que en un futuro esta localidad debería tener un espacio donde poner en valor los restos y, al mismo tiempo, acercar el conocimiento científico para que "esté al servicio de la gente". Por eso, cree que habría que sumar esfuerzos con las administraciones y también el sector privado.

Fuentes: elperiodico.com | IPHES | 23 de junio de 2023

El hueso fósil de una pierna desvela el caso de canibalismo más antiguo, hace 1,45 millones de años

Vista completa de la tibia (KNM-ER 741) y área ampliada que muestra marcas de corte perpendiculares al eje longitudinal de la muestra. Escala = 4 cm.

La paleoantropóloga estadounidense Briana Pobiner es experta en estudiar la dieta de homínidos extintos. Un día estaba buscando rastros de mordeduras de animales en una tibia fósil de hace 1,45 millones de años cuando se dio cuenta de algo extraño. El hueso, hallado en los años 70 en Kenia y almacenado en el Museo Nacional de ese país, tenía en uno de sus extremos varias marcas rectas y paralelas que no podían haber sido hechas por los dientes de ningún animal. Hoy, Pobiner y otros colegas sostienen que este puede ser el caso de canibalismo humano más antiguo conocido.

Cuando Pobiner encontró los cortes hizo un molde con una pasta como la que usan los dentistas para reproducir las dentaduras de sus pacientes y se lo envió a Michael Pante, de la Universidad Estatal de Colorado. No le dio ninguna pista de qué podían ser las marcas. Pante las estudió y las comparó con casi 900 hendiduras en huesos hechas en experimentos de descarnamiento y descuartizamiento. El veredicto de los investigadores es que esas marcas las tuvo que hacer un homínido blandiendo una herramienta de piedra afilada, probablemente para cortar la carne y comérsela, según explican hoy lunes en un estudio en Scientific Reports.

Fotografías en primer plano de tres especímenes de animales fósiles de la misma área y horizonte temporal que la tibia de homínido fósil estudiada por el equipo de investigación. Estos fósiles muestran marcas de corte similares a las encontradas en la tibia del homínido estudiada. Las fotos muestran (a) una mandíbula de antílope, (b) un radio de antílope (hueso de la parte inferior de la pata delantera) y (c) una escápula de mamífero grande (omóplato). BRIANA POBINER.

“Tanto los humanos modernos como nuestros antepasados han practicado el canibalismo y este hallazgo nos muestra cómo de antigua es esta práctica”, explica a este diario Pobiner (izquierda), investigadora de la Institución Smithsonian, en Estados Unidos.

"Estas marcas de corte -asegura, además, Pobinae- se parecen mucho a lo que he visto en fósiles de animales que se procesaban para el consumo. Parece más probable que la carne de esta pierna se comiera, y que se comiera con fines nutricionales, y no para un ritual".

El fósil analizado no se ha podido atribuir a una especie concreta con total seguridad. Puede que fuera de un Homo habilis, un homínido capaz de fabricar herramientas; un antec, el primer homínido con un cuerpo muy parecido al nuestro y que hace dos millones de años salió de África y pobló Eurasia. Los restos también podrían ser de un paranthropus, un homínido más primitivo característico por sus potentes mandíbulas.

También resulta imposible saber si el canibalismo sucedió entre dos miembros de la misma especie y sería, por tanto, un caso propiamente de canibalismo, o por homínidos distintos, lo que lo convertiría en un caso de caza o carroñeo. A pesar de estas incertidumbres, los científicos creen que lo más plausible es que se trate de canibalismo; el más antiguo del que hay constancia. En el estudio, los especialistas argumentan que es muy poco probable que las marcas se pudieran haber hecho después del hallazgo, por ejemplo al manipularlo en el museo, pues las hendiduras mostrarían un color distinto.

Nueve marcas identificadas como marcas de corte (números de marca 1–4 y 7–11) y dos identificadas como marcas de dientes (números de marca 5 y 6) en base a la comparación con 898 modificaciones conocidas de la superficie ósea mediante un análisis discriminante cuadrático de las mediciones micromorfológicas recopiladas en el estudio. Escala = 1 cm.

Hasta ahora, el caso más antiguo de homínidos comiéndose a otros de su misma especie es el de 10 individuos, la mayoría niños y adolescentes, que fueron asesinados, descuartizados, descarnados y devorados por sus congéneres hace unos 900.000 años en la sierra de Atapuerca, en Burgos. En este caso las pruebas de canibalismo son mucho más claras, explica Palmira Saladié (derecha), del Instituto de Catalán de Paleoecología Humana. “Los huesos muestran muchas marcas de corte así como roturas de los huesos largos para consumir la médula y el cráneo para llegar al cerebro”, detalla.

Los investigadores de este yacimiento creen que estos infanticidios son el resultado de la guerra entre grupos opuestos que se disputaban la caza y los recursos de la rica sierra burgalesa. Se atacaba a los individuos más débiles, los mataban y se los comían, pero no por hambre, pues en el yacimiento, junto a los fósiles humanos, se encontraron también huesos de animales. Para los paleoantropólogos esta es la diferencia entre el canibalismo “dietético”, por hambre, y el “ritual o de guerra”, explica Saladié. “Estos comportamientos son muy parecidos a los que se observan actualmente entre grupos opuestos de chimpancés”, añade. Los investigadores de EE UU creen que en el caso del fósil vuelto a analizar de Kenia el canibalismo fue solo por alimentación.

A lo largo de la evolución humana, el canibalismo fue sucediendo de forma puntual y diversificándose. Existe por ejemplo un canibalismo por estima, cuando los miembros de un clan devoran los restos de un ser querido para que no se pudran y como gesto de respeto. También existe la vertiente opuesta, cuando se devora al enemigo para infringirle una humillación total: transformarle en heces. En Atapuerca se han hallado abundantes rastros de un ritual común antes y después de la revolución neolítica, hace unos 8.000 años, en el que el cráneo humano se usaba como una copa.

Modelo 3D de las marcas 7 y 8 identificadas como marcas de corte por el modelo discriminante cuadrático.

Para la paleoantropóloga, los hallazgos de Kenia son probablemente genuinos y representan un caso de canibalismo, aunque para demostrarlo serán necesarios más restos. “Siempre nos pareció raro que no hubiese signos de canibalismo entre los homínidos de África, cuando hay tantas evidencias posteriores, desde el 'Homo antecessor' de Atapuerca hasta los 'Homo sapiens' pasando por los neandertales”, señala. “Resulta difícil probar que es canibalismo con un solo hueso, pero es lo más probable”, añade Saladié.

El hueso de Kenia tiene unas segundas marcas que hacen su historia más interesante: tiene mordeduras de un felino. “Las marcas de mordeduras sugieren un acceso inicial por un león que consumió la masa muscular principal y los homínidos posteriormente carroñearon los pequeños restos de carne que quedaban en el extremo de la tibia, pero no la fracturaron para consumir la médula; es fascinante” resalta Antonio Rodríguez-Hidalgo (izquierda), investigador en Atapuerca.

Un primer plano de la marca 5 y el modelo tridimensional procesado en comparación con una marca de diente de león moderna.

El fósil presenta un enigma más. El hueso lo encontró en 1970 la célebre paleoantropóloga Mary Leaky en el yacimiento de Koobi Fora. Tres años después, su colega estadounidense Anna Behrensmeyer analizó el hueso. “Me intriga cómo Behrensmeyer interpretó estas marcas cuando analizó el resto en 1973, ya que es una de las principales figuras de la tafonomía [la parte de la paleontología que estudia los procesos de fosilización] a nivel mundial”, señala Rodríguez-Hidalgo. “Aunque describió todas las modificaciones que vemos en las fotografías, no identificó estas pequeñas marcas transversales que ahora se reclaman como cortes intencionados para consumir la carne”, explica el paleoantropólogo.

El caso de Kenia se suma a otros dos restos humanos más recientes hallados en África y que presentan rastros no concluyentes de canibalismo: los cráneos de Bodo (Etiopía) y Sterkfontein (Suráfrica). Pero para Hernández en ninguno de los casos hay aún pruebas concluyentes. “Este caso no es incontestable, pero creo que en algún momento saldrán más restos, ya que el canibalismo parece consustancial a la evolución humana, y, al fin y al cabo, los yacimientos más antiguos están en África. De momento, Atapuerca sigue siendo la evidencia sólida de canibalismo más antiguo en la historia humana”, concluye.

Fuentes: elpais.com | abc.es | 26 de junio de 2023

¿Fue la especie 'Homo naledi' la primera en enterrar a sus semejantes?

Foto: Restos fósiles de 'Homo naledi" en estudio. Robert Clark. National Geographic.

Una especie humana extinguida que vivió hace cientos de miles de años podría haber enterrado deliberadamente a sus muertos y grabado símbolos significativos en las profundidades de una cueva sudafricana: un comportamiento avanzado que generalmente se consideran exclusivos de los neandertales y de los Homo sapiens modernos. De confirmarse, tales enterramientos serían los más antiguos conocidos hasta la fecha, con una diferencia de al menos 100.000 años.

El paleoantropólogo Lee Berger también anunció estas afirmaciones en dos artículos de investigación publicados en el servidor bioRxiv (aquí y aquí) y en una conferencia celebrada en la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos).

Las publicaciones se producen ocho años después de que Berger informara por primera vez del descubrimiento de una nueva especie de homínido en el interior del sistema de cuevas de Rising Star, a 40 kilómetros al noroeste de Johannesburgo. Denominada Homo naledi, la especie se caracteriza por su pequeño tamaño (incluido un cerebro de aproximadamente un tercio del tamaño de los humanos actuales) y una desconcertante mezcla de rasgos anatómicos muy antiguos y relativamente modernos.

Los restos óseos descubiertos en la cueva se concentran en un único subsistema de difícil acceso y están datados entre hace 335.000 y 241.000 años, un periodo en el que los humanos modernos apenas empezaban a emerger en África.

"Hemos encontrado el espacio cultural de una especie humana no moderna", afirma Berger. La investigación está patrocinada por la National Geographic Society, donde Berger es explorador residente.

Lee Berger en el área de entrada al sistema de cuevas de Rising Star. Como 'Cuna de la Humanidad', la región es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Foto: AFP / Luca Sola.

La explicación más plausible

El equipo de Berger ya planteó la posibilidad de enterramientos intencionados en 2015, cuando anunció por primera vez el descubrimiento del Homo naledi. Esa parecía la explicación más plausible para explicar cómo más de 1800 fragmentos óseos acabaron en las profundidades de una cámara subterránea a la que solo se podía acceder mediante una caída vertical de cuatro pisos a través de una ranura de 20 centímetros de ancho (la longitud de un lápiz) que bautizaron como el Chute (tobogán).

Además, la posición y la integridad de algunos restos óseos sugerían que los muertos podían haber sido depositados cuidadosamente en el suelo de la cámara, en lugar de haber sido arrojados por el Chute para formar un amasijo de huesos en su base.

Los miembros del equipo, conocidos como "astronautas subterráneos", navegan por los estrechos toboganes que conducen a cámaras remotas donde se han encontrado más de 1800 fragmentos de huesos fósiles. El trabajo requiere un físico delgado y nervios de acero. FOTOGRAFÍA DE ROBERT CLARK, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Muchos expertos se mostraban escépticos ante la posibilidad de que un homínido de cerebro pequeño pudiera adoptar un comportamiento tan humano y sugerían que los restos habían sido arrastrados por el agua hasta la cueva o por depredadores. Pero los fragmentos óseos no mostraban marcas de roeduras y el análisis del entorno y los sedimentos de la cueva descartó que se hubieran depositado por el agua.

Otros escépticos sugirieron que los humanos modernos, que probablemente coincidieron con el Homo naledi en el sur de África durante al menos 50.000 años, podrían haber transportado los cuerpos a través del Chute o de algún otro pasadizo que se hubiera derrumbado desde entonces. Pero el equipo de Rising Star no encontró señales de humanos modernos ni indicios de una entrada secundaria.

Lee Berger, líder de la expedición Rising Star, se cuela por un estrecho pozo conocido como Superman's Crawl. "Tuve que adelgazar 24 kilos para pasar por ahí", dice. FOTOGRAFÍA DE ROBERT CLARK, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Los investigadores volvieron a Rising Star en 2017 y empezaron a hacer una serie de descubrimientos que hasta ahora no se habían revelado por completo. Incluyen concentraciones de fragmentos óseos de Homo naledi que pueden pertenecer a uno o más individuos en fosas poco profundas que atraviesan las capas del suelo de la cueva y no siguen su pendiente natural, lo que sugiere que las fosas fueron excavadas para enterrar restos de individuos de Homo naledi. Además, la composición del material de relleno de las fosas difiere de los sedimentos circundantes.

Un grupo de huesos se excavó en bloques completos y se estabilizó con yeso. Las tomografías computarizadas de los bloques revelaron los restos de al menos tres individuos, incluido un joven de más edad. Los restos del joven parecen inalterados y notablemente intactos, e incluyen 30 dientes en el orden correcto, dos series de costillas parciales, un pie derecho, un tobillo y huesos de las extremidades inferiores. Cerca de una parte de la mano derecha hay una roca que, según la hipótesis de los investigadores, podría ser un artefacto o herramienta de piedra, pero algunos expertos externos descartan de plano esta asociación.

Una reconstrucción artística del 'Homo naledi' basada en restos craneales de la cueva Rising Star pone de relieve su singular mezcla de rasgos primitivos y avanzados. FOTOGRAFÍA DE MARK THIESSEN, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

El primate "peculiar"

Los argumentos en torno a la inhumación deliberada de los muertos suelen girar en torno a las diferencias entre lo que los científicos denominan comportamiento mortuorio y comportamiento funerario, afirma André Gonçalves (izquierda), que estudia cómo interactúan los animales con los muertos. Los chimpancés y los elefantes, por ejemplo, muestran un comportamiento mortuorio cuando vigilan un cadáver o interactúan físicamente con él esperando que vuelva a la vida.

El comportamiento funerario, por el contrario, implica actos sociales intencionados por parte de seres capaces de pensamiento complejo que se entienden a sí mismos como separados del mundo natural y que reconocen la importancia del difunto. Hasta ahora, las primeras pruebas registradas de comportamiento funerario y enterramiento intencionado entre las especies de homínidos (incluidos tanto los humanos modernos como los neandertales) datan de al menos 100.000 años después del Homo naledi.

"Los humanos somos realmente peculiares como primates porque enterramos a nuestros muertos", dice Gonçalves. "Ningún otro primate parece hacerlo".

Los expertos externos que revisaron los trabajos para National Geographic plantearon diversas preocupaciones en torno a las pruebas de enterramiento deliberado. Algunos siguen sosteniendo que el agua podría haber arrastrado los fragmentos óseos hasta las depresiones naturales del suelo de la cueva, que luego se llenaron de sedimentos con el paso de los años.

Pero, según el antropólogo John Hawks (derecha), miembro del equipo de Rising Star y coautor de los trabajos, "la prueba más sólida que tenemos es que los enterramientos alteran la estratigrafía existente en la cueva".

La imagen muestra dos elementos funerarios descubiertos en la Cámara Dinaledi de la cueva Rising Star. Un cuerpo pertenecía a un 'Homo naledi' adulto y el otro era un juvenil.

Otra crítica tiene que ver con el estado de los huesos, la mayoría dispersos y desconectados. "La mayoría de los desplazamientos no pueden explicarse por el curso natural de la descomposición", afirma la paleoantropóloga María Martinón-Torres (izquierda), que estudió el enterramiento humano más antiguo conocido en África.

Los nuevos descubrimientos, sin embargo, han hecho cambiar un poco la opinión del antropólogo Chris Stringer (derecha). "Yo podría haber sido una de esas personas escépticas ante la idea de que una criatura de cerebro pequeño como el 'Homo naledi' pudiera adentrarse en la cueva para deshacerse de sus muertos", afirma. "Pero tengo que decir, por lo que he visto hasta ahora, que sí, que cambia mi punto de vista sobre el equilibrio de probabilidades".

Para Gonçalves, que considera que los descubrimientos son "prometedores", pero también mantiene una actitud de espera, la idea de que el Homo naledi tuviera comportamientos similares a los humanos no es especialmente sorprendente dada la proximidad espacial y temporal de los pequeños homininos con los humanos modernos. "De los chimpancés y los bonobos nos separan seis millones de años", afirma. "300.000 años no es nada".

Izquierda: En 2022 se descubrieron en las paredes de la cueva una serie de grabados y aguafuertes de figuras geométricas como cuadrados, escaleras, triángulos y cruces. Aún no se ha determinado si están relacionados con enterramientos cercanos. FOTOGRAFÍA DE BERGER ET AL., 2023B.
Derecha: Una imagen tomada con un filtro polarizador revela débiles rastros de grabados anteriores que fueron borrados y escritos encima. Estas marcas podrían demostrar que el Homo naledi era mucho más sofisticado de lo que se pensaba. FOTOGRAFÍA DE BERGER ET AL., 2023.

¿Escrito en la pared?

En un segundo artículo, los investigadores describen otro nuevo descubrimiento: formas y dibujos abstractos grabados en las paredes de las cuevas cercanas a los presuntos enterramientos. Las superficies inscritas parecen haber sido preparadas con una sustancia y alisadas, y algunas de las marcas parecen haber sido borradas y grabadas encima, lo que indica que se hicieron a lo largo de un periodo de tiempo.

La naturaleza de las paredes de caliza dolomítica de la cueva dificulta mucho la datación, y los investigadores admiten que "será un reto evaluar si los grabados son contemporáneos de las pruebas de enterramiento de 'Homo naledi' que se encuentran a sólo unos metros de distancia".

El arqueólogo Curtis Marean (izquierda) señala que "los diseños en forma de cruz que aparecen en las paredes de la cueva son muy similares a los encontrados en yacimientos posteriores de 'Homo sapiens' de la región, así como a la imaginería indígena khoi-san".

Aunque los investigadores advierten que se necesitan más estudios para identificar y analizar todos los grabados, señalan que la producción de diseños (ya sean pintados, grabados al aguafuerte o grabados) en las paredes de las cuevas u otras superficies se reconoce "como un importante paso cognitivo en la evolución humana".

El encéfalo de este cráneo compuesto masculino de 'Homo naledi' mide apenas 560 centímetros cúbicos de volumen, menos de la mitad que el cráneo humano moderno que tiene detrás. FOTOGRAFÍA BY STEFAN FICHTEL, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

¿Un cerebro más grande implica un comportamiento más complejo?

En un tercer artículo, Berger y sus colegas sintetizan sus datos sobre enterramientos y arte rupestre para poner en tela de juicio otra hipótesis muy arraigada: que un cerebro más grande implica un comportamiento más complejo, como fabricar herramientas, controlar el fuego y crear símbolos.

El registro fósil muestra que el tamaño relativo del cerebro de muchas poblaciones de homínidos aumentó en el transcurso de dos millones de años, alcanzando su punto álgido con el Homo sapiens. Mientras que el cerebro de un varón adulto moderno tiene una capacidad aproximada de 1500 centímetros cúbicos, el del Homo naledi no llegaba a los 600.

Si este homínido de cerebro pequeño realizaba comportamientos avanzados como el enterramiento deliberado y la creación de símbolos asociados a esos enterramientos, argumentan los investigadores, entonces el tamaño del cerebro no debería ser un factor importante a la hora de determinar si una especie de homínido es capaz de una cognición compleja.

Señalan que muchos avances clave en la evolución humana se produjeron entre homínidos de cerebro pequeño, como la creación de herramientas de piedra, la expansión inicial de África a Asia y el uso del fuego. Además, se sabe que otra especie de cerebro pequeño, Homo floresiensis, utilizaba herramientas y fuego. Según ellos, la estructura y el cableado del cerebro pueden haber desempeñado un papel más importante que su tamaño.

Aunque en los documentos no se mencionan específicamente pruebas de la existencia de fuego en Rising Star, Berger afirma que el equipo tiene pruebas de fuego controlado en el sistema de cuevas, incluidas docenas de hogares. "Ese lugar está lleno de hollín, fuego y huesos quemados. Está por todas partes", afirma. Está previsto datar las pruebas con carbono en el futuro.

Hay que esperar análisis más detallados y estudios revisados ​​por expertos sobre el hallazgo de las hogueras en Rising Star. Foto: Lee Berger.

"Una conversación humana global"

La decisión del equipo de investigación de hacer públicas sus extraordinarias afirmaciones sin publicarlas antes en una revista revisada por pares es motivo de frustración para algunos paleoantropólogos, pero Berger defiende la decisión. Los trabajos aparecerán finalmente en la revista digital eLife, junto con reseñas y un resumen editorial, con lo que "el proceso será transparente", afirma.

"Sus lectores podrán ver cómo los autores (nuestro gran equipo) interactúan con los revisores y editores como parte de la política de acceso abierto", explica Berger. Los autores tienen entonces la opción de mantener los artículos tal como están o de incorporar los comentarios de los revisores y otros científicos. "Efectivamente, estamos dejando que la gente observe el proceso de revisión y la forma en que funciona la revisión por pares".

Los expertos que revisaron los trabajos coinciden en que la paleoantropología está entrando en una nueva era con la creciente conciencia de que hay otras especies humanas que tienen comportamientos que hasta hace muy poco pensábamos que eran exclusivamente de "humanos modernos".

Con ello vienen las expectativas de más descubrimientos sobre cómo vivía el Homo naledi, y cómo están relacionados con nosotros (o no). "Si esta especie estaba adaptada a vivir en cuevas y a adentrarse en ellas, como se insinúa en Rising Star, entonces debe haber más pruebas de ello en muchos otros yacimientos de Sudáfrica", señala Stringer.

"Esto merece una conversación humana global", añade Berger. "¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo continuamos? Acabamos de descubrir un espacio cultural de otra especie que no es humana [moderna], que no está en nuestro nivel. No es como nosotros. ¿Cómo lo tratamos? Y estoy esperando a oírlo".

Fuentes: nationalgeographic.es | amp.cnn.com | 6 de junio de 2023

Fundación Palarq anuncia los candidatos para el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología

El yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz), con su impresionante hecatombe animal, y La Garma (Ribamontán al Monte, Cantabria), una cueva prehistórica única en el mundo, ya buscan sucesor para alzarse con el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología que entrega cada dos años la Fundación Palarq. En total, aspiran al galardón 18 proyectos de investigación que se desarrollan actualmente en España y en lugares como Egipto, Argentina, Chile, Italia o África. Un comité de evaluación seleccionará ahora a los seis finalistas que optarán a los 80.000 euros de dotación. El ganador de la tercera edición se dará a conocer el próximo 15 de junio en una gala que tendrá lugar en el Museo Arqueológico Nacional.

El premio, que reconoce la excelencia y originalidad de proyectos arqueológicos y paleontológicos dirigidos por equipos de investigación españoles, desarrollados tanto a nivel nacional como internacional, sin restricciones de culturas o períodos históricos, es el primero de sus características concedido por una fundación privada. El Ministerio de Cultura y Deporte no tiene ningún reconocimiento para estas disciplinas científicas.

En la nómina de candidatos destacan algunos proyectos que en los últimos años han protagonizado hallazgos de repercusión internacional, como la investigación de un equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre El Argar, una sociedad guerrera que revolucionó la península ibérica hace 4.000 años creando la primera sociedad urbana y estatal del Mediterráneo occidental; o las excavaciones en la necrópolis de Oxirrinco, uno de los yacimientos más grandes de Egipto, donde un grupo de arqueólogos trata de documentar los rituales, creencias y prácticas religioso-funerarias de un sitio con una cronología que va desde la Dinastía XXVI hasta época cristiana-bizantina.

"Todos los proyectos aspirantes están liderados por equipos de investigación pertenecientes a instituciones públicas españolas y, en todos los casos, se trata de investigaciones en curso, ya sea en territorio nacional o en el extranjero", se explica en una nota de prensa. El comité que evalúa estos trabajos está formado por expertos en arqueología y paleontología. La Fundación Palarq, entidad privada sin ánimo de lucro, lleva desde el año 2016 apoyando a los equipos de investigación españoles. Este año el respaldo económico se ha brindado a 170 equipos e instituciones que trabajan en todo el mundo.

Estos son los 18 proyectos aspirantes al III Premio Nacional de Arqueología y Paleontología:

‘Origen y evolución cultural del Homo erectus en África Oriental’. Dirigido por Ignacio de la Torre desde el Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) el proyecto aborda la cuestión de cuándo y cómo el Homo erectus y el Achelense emergieron en la historia de la evolución humana.

Proyecto arqueológico subacuático Mar del Ebro. Prospección y docum...’. Bajo los auspicios de la Asociación Nacional de Arqueología Subacuática (SONARS), con los investigadores Manuel J. Fumás Soldevila, Josep María Castellví y Pere Izquierdo Tugas, es uno de los proyectos de arqueología subacuática más importante de época contemporánea.

‘Excavaciones e investigaciones en el templo del faraón Tutmosis II... Miriam Seco, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, investiga este mítico yacimiento. Este templo, antaño sagrado, de la antigua Tebas es considerado como uno de los grandes monumentos del Egipto faraónico.

Hacia el comportamiento humano moderno. Estrategias socioeconómicas... El equipo formado por Marta Navazo Ruiz, de la Universidad de Burgos; Rodrigo Alonso Alcalde, del Museo de la Evolución Humana (MEH) y la Universidad de Burgos; y Alfonso Benito Calvo, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), analiza y estudia la dinámica socioeconómica del yacimiento, con el fin de aportar nuevos datos sobre las causas que motivaron los cambios previos a la desaparición neandertal.

Proyecto Almoloya-Bastida: poder, género y parentesco en una civili... Desde Murcia, el equipo de la Universitat Autònoma de Barcelona formado por el Vicente Llull, Rafael Micó, Critina Rihuete Herrada, Eva Celdrán Beltrán, Camila Oliart Caravatti y Miguel F. G. Valério, avanza en la investigación de la sociedad de El Argar.

Explorando la Tecnología de la Madera de los Neandertales del Abric... El equipo del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social integrado por +Palmira Saladié, +Josep Vallverdú y María Gema Chacón, trabaja en uno de los yacimientos más importantes del Paleolítico medio. La excepcional conservación de la madera dará nuevas interpretaciones al estudio de los Neandertales.

La Draga en el contexto de las primeras comunidades neolíticas peni... La Universidad Autònoma de Barcelona y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-Institució Milà i Fontanals (IMF) son las instituciones que auspician este proyecto liderado por Antoni Palomo Pérez (UAB), Raquel Piqué Huerta (UAB) y Xavier Terradas Batlle (CSIC-IMF). La Draga es el único yacimiento neolítico lacustre de la Península Ibérica.

‘Evolución de los rituales, creencias y prácticas religioso-funerar... Este proyecto cuenta con un equipo liderado por Ignasi-Xavier Adiego Lajara de la Universitat de Barcelona-Instituto de Próximo Oriente Antiguo (IPOA); Esther Pons Mellado, del Museo Arqueológico Nacional (MAN), y Maite Mascort Roca. Situado a 190 km al sur de El Cairo, Oxirrinco es uno de los cinco yacimientos arqueológicos más grandes del país con una cronología que abarca desde la época Saita (664 a.C.) hasta el periodo Cristiano-Bizantino (siglo VII d.C.), momento en que se produce la invasión musulmana en Egipto, incluyendo por supuesto, la etapa Persa y Ptolemaico-Romana.

Arqueología en la ciudad y territorio de Tusculum (Italia). Desde l... El proyecto está dirigido actualmente por el director de la EEHAR-CSIC, Antonio Pizzo. Desde hace casi 30 años, la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (EEHAR-CSIC) dirige un proyecto de investigación arqueológica en la ciudad de Tusculum. Se trata de un proyecto arqueológico institucional y actualmente es el más longevo de una institución extranjera en Italia. El proyecto Tusculum ha permitido mejorar el conocimiento de la evolución de esta ciudad desde su fundación hasta la época medieval.

Lago Tagua Tagua: vida y muerte de los cazadores recolectores de la... Los doctores Carlos Torneo (IPHES-CERCA), Rafael Labarca y Erwin González de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dirigen este proyecto que ha permitido obtener documentación inédita de las prácticas funerarias de los primeros grupos de cazadores-recolectores del continente americano.

Proyecto Pintia: creación de bases infraestructurales y museográfic... El proyecto cuenta con el liderazgo de Carlos Mínguez, profesor titular de la Universidad de Valladolid y director del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg (CEVFW). Pone en relieve el valor de la cultura vaccea, pueblo prerromano asentado en el sector central de la cuenca del Duero, en la península ibérica.

Autigasta y Huayacama. Arqueología de los espacios campesinos indíg... El Departament de Ciències de l’Antiguitat i l’Edat Mitjana de la Facultat de Filosofía i Lletres de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) desarrolla, bajo el liderazgo del investigador Félix Retamero, la investigación de este yacimiento ubicado en la provincia de Catamarca, en el noroeste de Argentina. El proyecto está centrado actualmente en el asentamiento de una comunidad de esclavos establecida a principios del siglo XVIII.

Proyecto Medjehu. Investigando la artesanía de la madera a lo largo.... Gersande Eschenbrenner Diemer, del Departamento de Historia y Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares dirige este estudio de los procesos de producción, comercialización e ideologización de la madera durante un largo periodo de tiempo, tomando como foco Egipto.

Gigantes de la Prehistoria. Megalitismo y Complejidad Social Tempra.... El catedrático de Prehistoria del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla Leonardo García Sanjuán dirige este proyecto centrado en estudiar el tholos de Montelirio y el dolmen de Menga, máximos exponentes del megalitismo en la Península Ibérica y el papel social de estos monumentos a lo largo del tiempo.

Proyecto C2 del Royal Cache Wadi: ¿Por qué las enterraron allí?’ El equipo de investigadores de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid formado por José Ramón Pérez-Accino Picatoste, María del Carmen Pérez Die, Francisco Moreno Arrastio y Bill Manley trabaja en el que se considera el mayor yacimiento arqueológico del mundo, la necrópolis de Tebas.

‘Un viaje al pasado: reconstrucción digital y de las condiciones de...’. Lídia Colominas Barberà y Pere Castanyer Masoliver, del Institut Català d’Arqueologia Clàssica estudian la evolución de la villa romana de Vilauba y de los efectos de su ocupación desde los siglos II-I a.C. hasta los siglos VII-VIII d.C.

Moneda y Metal en la Bética Tardorromana. Estudio científico del Te... Los investigadores de la Universidad de Sevilla Enrique García Vargas y Miguel Ángel Respaldiza Galisteo dirigen este proyecto que constituye un estudio integral (histórico, numismático y metalográfico) del mayor conjunto monetario de Europa.

Entre las columnas de Hércules, arqueología subacuática de un espac... La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz desarrolla este proyecto, ubicado geográficamente en el Estrecho de Gibraltar, bajo la dirección de Felipe Cerezo Andreo junto a Alicia Arévalo González. Este proyecto se centra en el patrimonio cultural subacuático de la Bahía de Algeciras.

Fuentes: elespanol.com | Fundación Palarq | 12 de abril de 2023

Consiguen reconstruir el cráneo del hombre de Altamura (Italia), un neandertal de hace unos 150.000 años

Solo el cráneo y parte de un hombro son visibles en el Hombre de Altamura. El resto del cuerpo está cubierto por concreciones de calcita sobre la que se han formado coraloides. Crédito: Museo Archeologico di Altamura: Soprintendenza Archeologia della Puglia.

Los avances tecnológicos en el campo de la paleoantropología virtual han sido claves a la hora de describir, por primera vez, los restos humanos conocidos como el 'Hombre de Altamura', uno de los fósiles neandertales más increíbles y enigmáticos del mundo.

Los resultados de este estudio acaban de ser publicados en la prestigiosa revista Communications Biology del grupo Nature, en un trabajo liderado por el Dr. Antonio Profico, de la Universidad de Pisa, y que ha contado con la participación del Dr. Costantino Buzi, investigador postdoctoral Marie Curie Individual Fellowship en el IPHES-CERCAA.

La morfología del cráneo de Altamura encaja perfectamente dentro de la variabilidad neandertal, aunque conserva características que se producen en muestras europeas arcaicas. Algunas de estas características nunca se habían documentado antes, lo que permite a los investigadores plantear que los rasgos arcaicos que conserva este fósil podrían estar originados por el aislamiento geográfico de las primeras poblaciones de neandertales del sur de Italia.

Se utilizaron sondas fotográficas (a) para adquirir fotogramétricamente los componentes basales y posteriores (BP) del cráneo (b), expuestos en la Cámara Trasera. Sus partes frontal y facial (FF) fueron adquiridas por escáner láser del ábside (c), donde también la mandíbula y varios huesos largos son visibles directamente en el suelo de la cueva (c , d).

Una historia increíble para unos restos humanos excepcionales

Los restos neandertales de Altamura son posiblemente uno de los más famosos del mundo, tanto por las características del lugar en el que se encuentran como por el excelente estado de conservación. Son muy conocidas las imágenes de un cráneo humano rodeado de concreciones estalagmíticas. Su historia es muy sorprendente, lo que le confiere especial relevancia.

En 1993 un grupo de espeleólogos se encontraba explorando un sistema kárstico cerca de Altamura, una ciudad de unos 70.000 habitantes del sur de Italia. En una de estas cuevas, concretamente en la cueva de Lamalunga, y después de bajar por un conducto vertical de más de 15 metros, encontraron tres pasillos. El del centro tenía unos 20 metros de largo. Cuando iluminaron esta sala, se dieron cuenta de que en las paredes estaban llenas de huesos animales atrapados entre las estalactitas y estalagmitas. Al final del pasillo accedieron a un pequeña cámara donde, en medio de una gran columna de calcita llena de coraloides (pequeños espeleotemas con forma de coral), sobresalía un cráneo humano.

La Gruta de Lamalunga, donde se hallaron (al fondo de la misma) los restos del "Hombre de Altamura".

Los científicos que bajaron a la cueva siguiendo a los espeleólogos tomaron algunas fotografías y vídeos e interpretaron que se trataba de un hombre adulto que podría haber caído por el conducto vertical en el que se acumulaban gran cantidad de animales muertos. Lo más probable es que hubiera quedado atrapado y muriera de hambre. En ese momento no sabían de qué especie se trataba ni de qué época correspondía, pero sí vieron que, además del cráneo, entre las concreciones había muchos más huesos del propio individuo. Bautizaron estos restos como el Hombre de Altamura.

Durante muchos años, estos restos humanos habían quedado en el olvido ya que la dificultad de su extracción no hacía viable su estudio detallado. En un principio se consideró que estos restos humanos correspondían al Homo heidelbergensis, pero en 2015, investigadores de la Universidad de Sapienza de Roma pudieron acceder a la cavidad y con la ayuda de un brazo robotizado consiguieron extraer una muestra ósea de su escápula derecha. Los resultados de este estudio, incluido su ADN mitocondrial, fueron publicados en la revista Journal of Human Evolution y determinaron que se trataba en realidad de un Homo neanderthalensis. Su datación, entre los 172.000 y 130.000 años, le sitúa entre los neandertales más antiguos hasta ahora conocidos.

a Se adquirieron configuraciones de hitos homólogos en el FF y BP de Altamura y de un ejemplar de referencia, el Cráneo 5, casi completo, del yacimiento de la Sima de los Huesos (SH-5), Atauerca; b las coordenadas de los puntos de referencia se procesaron por separado mediante el análisis generalizado de Procrustes (GPA); c FF y BP se alinearon de acuerdo con la muestra de referencia que mostró la mayor afinidad morfológica; d - f varias vistas del modelo virtual de Altamura alineado en SH-5; g SH-5 vista lateral.

Arqueología virtual en una cápula del tiempo

El esqueleto neandertal de Altamura ha permanecido en esta cavidad durante todos estos años. El difícil acceso a la cavidad y los problemas técnicos derivados de su extracción física, han hecho que los investigadores desarrollen técnicas virtuales para analizar los restos sin producir problemas de conservación.

De hecho, gracias a los avances tecnológicos en el campo de la paleoantropología virtual, los investigadores han sido capaces de recuperar virtualmente el cráneo neandertal del Hombre de Altamura. Para ello, los investigadores adquirieron ambas partes expuestas del cráneo con técnicas digitales por separado: la parte frontal, visible directamente, con sensores láser, y la otra mitad mediante el uso combinado de fotogrametría, ya que sólo es accesible con sondas telescópicas a través de aberturas en la cortina de columnas más allá del esqueleto. Una vez obtenidas ambas partes, mediante un proceso computacional se pudieron volver a montar ambas partes basándose en otras muestras comparativas de referencia como es el caso del Cráneo 5 de la Sima de los Huesos de Atapuerca.

Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, junto al 'Cráneo número 5', conocido popularmente como 'Miguelón'.

Según el Dr. Antonio Profico (izquierda), de la Universidad de Pisa :“Las partes digitalizadas en la cueva no tenían puntos de unión, lo que nos obligó a desarrollar un nuevo método para poder ensamblarlas. Así pues, decidimos combinar virtualmente las dos mitades como dos porciones inconexas de un mismo cráneo”.

El estado de conservación del cráneo de Altamura es tan excepcional que se han podido conservar partes tan delicadas como los huesos de la nariz. Según Costantino Buzi (derecha), Investigador del IPHES-CERCA: “El hombre de Altamura representa un ejemplo único: es un neandertal potencialmente completo (no sabemos de otros tan representativos). El esqueleto está desarticulado y cubierto de capas de calcita cuya formación ha favorecido su conservación excepcional, incluso de las estructuras esqueléticas más frágiles, como las del interior de la apertura nasal".

Luz en la evolución de los neandertales

El estudio descriptivo y cuantitativo del cráneo revela que la morfología de este importante hallazgo encaja con la variabilidad de los neandertales, al tiempo que muestra algunos rasgos menos típicos, es decir, más arcaicos que otros fósiles europeos datados entre 300.000 y 40.000 años atrás. Algunos de estos caracteres nunca se han observado en el Homo neanderthalensis, lo que sugiere que su origen puede remontarse a largas fases de aislamiento geográfico de las poblaciones humanas en refugios ecológicos representados por las regiones del sur de la península itálica.

Reconstrucción hiperrealista del rostro y el cuerpo del 'Hombre de Altamura'', realizada sobre la base de un análisis rigurosamente científico realizado por los holandeses Adrie y Alfons Kennis.

Según Giorgio Manzi, coordinador de la investigación "en base a nuestros datos, pensamos que el cráneo de Altamura puede dar luz al debate sobre la evolución de los neandertales. La forma del cráneo del hombre de Altamura entra dentro de la variabilidad de esta especie extinguida, compartiendo características con otros ejemplares clásicos, pero al mismo tiempo muestra afinidades con los antiguos neandertales –como los de Saccopastore, aquí en Roma– o con hallazgos aún más arcaicos, como el cráneo de Ceprano (sur del Lacio), que se remonta a hace unos 400 mil años".

En esta misma línea, el Dr. Fabio Di Vincenzo (izquierda) concluye: "La estrecha similitud encontrada con hallazgos anteriores a lo largo de la línea evolutiva de los neandertales, como el Cráneo 5 de la Sima de los Huesos, datado hace unos 430.000 años, es bastante inesperada. Observamos esta similitud en la expresión de diversas características craneales, así como en la morfología general del hueso occipital, cuya anatomía se puede evaluar con precisión en Altamura”.

Fuente: comunicio.iphes.com | 28 de marzo de 2023

Encuentran el fósil humano más antiguo del sur de Cataluña

Mandíbula humana perteneciente a un individuo infantil de 15.000 años recuperada en el yacimiento del Molí del Salt Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Una mandíbula infantil de un niño Homo sapiens de entre 4 y 5 años ha sido descubierta por el IPHES-CERCA en el nivel B2 del yacimiento de Molí del Salt en el término municipal de Vimbodí (Tarragona), cuya cronología se remota a 15.000 años antes del presente. Los investigadores esperan determinar su dieta y procedencia gracias a próximos estudios.

La mandíbula se encontró en un excelente estado de conservación, pues aunque se rompió en dos partes durante los milenios que ha permanecido bajo tierra, en ella aún se conservan cuatro premolares.

Junto a la misma, los arqueólogos han desenterrado un semicírculo de piedras cuya función sigue sin estar clara, aunque los investigadores creen que podría ser un contexto funerario con más restos humanos en los estratos inferiores.

Mandíbula humana del Molí del Salt en el lugar donde fue localizada el pasado mes de mayo. Foto: Manuel Vaquero / IPHES-CERCA.

UN HALLAZGO POCO HABITUAL

Los hallazgos del Paleolítico Superior son poco habituales en Cataluña, con solo otros dos yacimientos (Balma de Guilanyà y Cueva Grande) de una antigüedad parecida. Es de destacar, además, que esta mandíbula del período Magdaleniense es el fósil humano más antiguo encontrado en el sur de esta comunidad.

Tras su descubrimiento la mandíbula ha sido limpiada de sedimento por la investigadora del IPHES-CERCA, Gala Gómez Merino, como paso previo a su análisis en el laboratorio. Allí se espera extraer el ADN para comprobar su relación genética con otros individuos de la época.

Excavación en el Molí del Salt esta primavera - IPHES.

Los investigadores esperan también determinar su dieta y procedencia en base a la composición isotópica y el desgaste de las cuatro piezas dentales conservadas.

El Paleolítico Superior fue una época de cambio demográfico en Cataluña, con la llegada de comunidades extranjeras que sustituyeron o se asimilaron a la población local. De este modo la ascendencia de este niño permitirá al fin saber de dónde procedían los habitantes de Molí del Salt.

La mandíbula humana se halló asociada espacialmente a una estructura de piedras de planta semicircular que podría haber sido construida por los humanos. Foto: Manuel Vaquero / IPHES-CERCA.

UN CAMPAMENTO DE CAZADORES-RECOLECTORES

El yacimiento es una cueva de conglomerados a orillas de río Milans, un afluente del río Francolí que desemboca en Tarragona en el que ya aparecieron importantes yacimientos prehistóricos en 1956 (Cova de la Font Major).

Su situación lo convertía en un lugar de paso habitual para los grupos humanos del Paleolítico, que se refugiaron allí entre los 15.000 y los 9.000 años antes de nuestra era. El lugar sería ocupado de manera estacional coincidiendo con el paso de migraciones animales y la temporada de recogida de frutos.

Mandíbula humana del Molí del Salt en las instalaciones del IPHES-CERCA una vez finalizados los trabajos de consolidación y restauración. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA.

MILES DE RESTOS ÓSEOS EN EL SUR DE CATALUÑA

Buena muestra de las actividades que se realizaban en la zona son los miles de restos óseos pertenecientes en su mayor parte a conejos, aunque también han aparecido fósiles de ciervo, cabra y jabalí. Las marcas de corte relacionadas con el despiece y las fracturas que presentan los huesos han permitido a los arqueólogos afirmar con total seguridad que estos animales que fueron presa de seres humanos.

Del mismo modo parte las herramientas de sílex encontradas se corresponden con las tareas típicas de un campamento de caza: el descarnado de las piezas, el curtido de sus pieles y el procesamiento de las plantas en alimentos y materiales de construcción.

La técnica restauradora del IPHES-CERCA, Gala Gómez, restaura los fragmentos de la mandíbula localizada durante esta campaña en el Molí del Salt. Foto: María D. Guillén / IPHES-CERCA.

ARTE PALEOLÍTICO

Ornamentos que se han localizado en el Molí del Salt. / IPHES.

Además los arqueólogos han descubierto elementos decorativos como conchas perforadas para hacer collares, que demuestran la existencia de contactos con la costa ya fuera porque se trasladaban allí cuando dejaban el campamento o a través de contactos comerciales.

Junto a ellas han aparecido una serie de cantos rodados y placas de esquisto grabados, en los que se representaron a los animales cazados por sus autores: ciervos, caballos y bueyes. Esta colección de arte mueble es la más numerosa descubierta hasta ahora en Cataluña para el Paleolítico Superior.

Foto: Grabado de un animal

Destaca sobre todo una placa de esquisto con unas curiosas formas semicirculares que se han interpretado como un grupo de tiendas hipotéticamente situadas a la entrada del abrigo, por lo que sería la primera representación de un campamento encontrada en el mundo.

Foto: Una de las cabaña grabadas en piedra. MANUEL VAQUERO.

Reconstrucción virtual del campamento de cazadores-recolectores del Molí del Salt. Foto: IPHES-CERCA.

Fuente:nationalgeographic.com.es | 10 de noviembre de 2022

La extinción de los neandertales pudo haber sido causada por su hibridación con el 'Homo sapiens'

Cráneo de neandertal (a la izquierda) y de 'Homo sapiens' (a la derecha). / © The Trustees of the Natural History Museum

Cómo se extinguieron los neandertales sigue siendo uno de los mayores misterios de la evolución humana, pero ahora un nuevo artículo propone que el Homo sapiens pudo haber sido responsable de su extinción por el sexo, no por la violencia ejercida contra ellos. Hacer el amor y no la guerra pudo haber puesto a los neandertales en el camino de su desaparición.

Si bien aproximadamente el 2% del genoma de todas las personas que descienden de quienes viven fuera de África se deriva de los neandertales, hay muy poca evidencia de que este proceso haya sido al revés.

El nuevo artículo, publicado en la revista PalaeoAnthropology, plantea la posibilidad de que el mestizaje con nuestros antepasados ​​habría reducido el número de neandertales que se reproducían entre sí, lo que habría llevado a su eventual extinción.

Aunque hasta la fecha solo se han secuenciado 32 genomas de neandertales, lo que hace posible que la falta de ADN de Homo sapiens en su genoma sea en realidad una peculiaridad del muestreo, los autores esperan que los avances en la tecnología de secuenciación de ADN puedan resolver esta hipótesis creando más genomas disponibles.

El profesor Chris Stringer (izquierda), líder de investigación en evolución humana en el Museo de Hostoria Natural de Londres, es el autor del nuevo artículo, junto con su colega la Dra. Lucile Crété (derecha).

Stringer dice: "Nuestro conocimiento de la interacción entre el Homo sapiens y los neandertales se ha vuelto más complejo en los últimos años, pero todavía es raro ver una discusión científica sobre cómo ocurrió realmente el mestizaje entre ambos grupos".

"Proponemos que este comportamiento podría haber llevado a la extinción de los neandertales si se reprodujeron regularmente con individuos 'Homo sapiens', lo que podría haber erosionado su población hasta que desaparecieron".

Mapa en el que se muestra algunas de los yacimientos clave mencionados en el documento de investigación. En particular, se muestra los enclaves europeos de los primeros 'Homo sapiens' y las cronologías relevantes.

Los primeros encuentros de neandertales y Homo sapiens

Los neandertales y el Homo sapiens se separaron hace unos 600.000 años y evolucionaron en zonas muy diferentes del mundo. Se han encontrado fósiles de neandertales en Europa y Asia, llegando hasta el sur de Siberia, y se cree que pasaron al menos 400.000 años evolucionando en este entorno, tratando de adaptarse a un clima predominantemente más frío que el actual.

Mientras tanto, los ancestros de nuestra propia especie evolucionaron en África. Actualmente no está claro si los Homo sapiens son descendientes directos de un grupo de antiguos homínidos africanos o son el resultado de la mezcla entre diferentes grupos repartidos por todo el continente de África.

A partir de los datos genéticos, parece que ambas especies se encontraron por primera vez cuando el Homo sapiens comenzó a hacer incursiones ocasionales fuera de África hace unos 250.000 años.

"Sin saber exactamente cómo se veían o se comportaban con los neandertales, solo podemos especular sobre lo que los 'Homo sapiens' podrían haber pensado de sus parientes", dice Chris.

"Las diferencias de idioma probablemente habrían sido mayores de lo que podríamos imaginar, dada la profundidad temporal de la separación que hubo entre ambos, unas diferencias que habrían sido mucho mayores que entre cualquier idioma moderno".

La barrera del idioma pudo haber sido reforzada por los atributos individuales de ambas especies, cuyas comparaciones sugieren que los cerebros y el aparato vocal de las dos especies eran diferentes. Los genomas de los neandertales también muestran que casi 600 genes se expresaban de manera diferente en nuestra especie y la de ellos, en particular los asociados con la cara y la voz.

Otra diferencia destacada habría sido la frente, ya que los neandertales poseían un arco superciliar prominente que podría haber sido utilizado para la comunicación social.

Sin embargo, las señales que estas crestas superciliares intentaban transmitir bien podrían haber perdido su significado perdido para nuestros antepasados. Algunos estudios sugieren que los arcos de las cejas reducidos permitieron que los Homo sapiens emplearan más las cejas para transmitir una gama de señales temporales más sutiles.

En cualquier caso, tales estos encuentros llevaron, eventualmente, a la reproducción entre ambas especies, pero cómo ocurrió exactamente esta circunstancia es también un misterio.

La reproducción entre nuestros ancestros 'Homo sapiens' y sus parientes ha llevado a que un pequeño porcentaje de ADN neandertal esté presente en los genomas de muchos humanos vivos en la actualidad. Imágen © Gorodenkoff/Shutterstock.

Cruce de neandertales y Homo sapiens

Como se ha dicho, sabemos que nuestra especie se cruzó con los neandertales desde que se secuenciaron los primeros genomas de nuestros parientes. Sin embargo, los genes neandertales que tenemos hoy en día no son el resultado de las primeras interacciones esporádicas que tuvieron los Homo sapiens con los neandertales cuando abandonaron África por primera vez, sino que provienen de las migraciones mucho más grandes que los humanos modernos emprendieron fuera de África hace unos 60.000 años.

El mestizaje en aquellos momentos pudo haber sido el resultado de un cortejo mutuo o bien pudo haber sido menos amistoso. Los encuentros entre grupos separados de nuestros parientes vivos más cercanos, los chimpancés, muestran evidencia de ambos comportamientos.

Si el mestizaje fue exitoso o no, parece depender de la pareja exacta que se estaba reproduciendo. Hasta el momento no hay evidencia de la genética del Homo sapiens en los genomas del neandertal tardío que datan de hace entre 60.000 y 40.000 años.

Es posible que esto se deba al proceso de hibridación en sí mismo, ya que algunas especies solo son capaces de producir descendencia en ciertas direcciones. Por ejemplo, el polen de la planta Capsella rubella puede fertilizar con éxito las semillas de Capsella grandiflora, pero no al revés.

Las plantas individuales de 'Capsella grandiflora' solo son compatibles en una dirección con su pariente 'Capsella rubella', lo que también puede haber afectado a la reproducción entre el 'Homo sapiens' y los neandertales. Imágen © Katie Flenker/Shutterstock.

La falta de ADN mitocondrial -que se hereda a través de las hembras- de los neandertales en los humanos actuales se ha sugerido como una evidencia de que solo los neandertales machos y las hembras Homo sapiens podrían aparearse, pero también hay alguna evidencia de que los híbridos machos pueden haber sido menos fértiles que las hembras.

Con menos neandertales reproduciéndose entre sí, y siendo el tamaño de los grupos neandertales ya pequeños y dispersos debido al medio ambiente, la hibridación fuera de los grupos familiares neandertales podría haber ayudado a empujar a la especie al declive. Por el momento, sin embargo, no hay suficiente evidencia para decidir sobre ello.

"No sabemos si el aparente flujo de genes unidireccional se debe simplemente a que no estaba ocurriendo, a que la reproducción estaba teniendo lugar pero no tuvo éxito, o si los genomas de neandertales que tenemos no son representativos", argumenta Stringer.

"A medida que se secuencien más genomas de neandertales, deberíamos poder ver si algún ADN nuclear del Homo sapiens se transmitió a los neandertales y demostrar si esta idea es precisa o no".

La investigación futura también podría investigar preguntas similares relacionadas con otra especie de homínido conocida como los denisovanos, dándonos una mejor idea de cómo nuestra especie interactuó con sus parientes más cercanos.

Fuente: Natural History Museum | 31 de octubre de 2022