Gruta del Plutonium por la que salen los gases carbónicos que mataban a los animales en los sacrificios.
Muy pocos griegos y romanos bajaron al infierno y pudieron contarlo. Los mortales llegaban en brazos de Mercurio hasta la orilla de la laguna Estigia y allí Caronte, el barquero, pagado con la moneda enterrada con el cadáver, les pasaba al otro lado. En ocasiones míticas, como Orfeo, el viaje empezaba en la puerta del infierno, donde tenía que burlar al perro de tres cabezas, y era de ida y vuelta si lograba conmover a los dioses del inframundo con su arte y pedir que permitieran el regreso de su amada Eurídice a la vida.
Pero también hubo quien, como Ulises, se acercó a las orillas del inframundo a consultar al adivino Tiresias cómo sería su regreso a Ítaca, para lo cual le alimentaba con sangre de los sacrificios... Beber la sangre fresca calmaba a los muertos en su mundo ceniciento. El gran guerrero Aquiles dice a Ulises al reconocerle allí: «Preferiría ser el más pobre y sucio de los rudos campesinos que se revuelcan en los estercoleros sobre la tierra, que ser el gran rey Aquiles en este mundo de sombras subterráneas».
Cerbero, el perro guardián del inframundo griego con tres cabezas, pintado por William Blake.
De todo este comercio con el infierno grecorromano se colige que algunos mortales sabían cómo llegar. Había puertas que llevaban hasta el inframundo y una de ellas, mítica, estaba en lo que hoy es Turquía. Los arqueólogos han podido perfilar el lugar y su utilización en ritos religiosos durante la época romana en la ciudad de Hierápolis. Según han publicado en la revista «Science». Allí hay un templo que desciende hasta una gruta en la que los animales eran sacrificados sin intervención de la mano del hombre... ¿Cómo? Era la puerta del infierno...
Junto a las ruinas del Plutonium, el templo a Plutón, dios romano del inframundo, todavía desfallecen los pájaros que se aventuran a volar por las inmediaciones. Caen muertos y allí quedan junto a las piedras gastadas. Hay una gruta de la que emana dióxido de carbono volcánico en concentraciones mortales.
Caronte, el barquero del inframundo.
En los tiempos de Roma los sacerdotes utilizaban esas emanaciones para dejar que toros y otros animales sacrificiales cayeran muertos milagrosamente, sin intervención humana, dedicados a las deidades ctónicas. Bóvidos perfectamente sanos eran conducidos hacia la boca de una gruta puesta en el interior de una estructura rectangular del templo. Morían rápidamente, pero los sacerdotes castrados que los acompañaban no sufrían daño alguno. ¿Cómo era posible?
Los arqueólogos han dado con una posible respuesta a esta pregunta tras un nuevo estudio de las ruinas del Plutoium. La entrada de la gruta, o puerta del infierno, fue redescubierta hace 7 años en Hierápolis. El patio rectangular se situaba en el perímetro del templo y estaba rodeado de gradas para que los fieles se sentaran a contemplar la sagrada escena. La ciudad se sitúa en una zona geológicamente muy activa y famosa por sus aguas termales.
El entorno del Plutoium de Hierápolis.
Esos manantiales ya eran famosos hace 2.200 años, por su poder curativo. La grieta junto al templo emite grandes cantidades de dióxido carbónico de origen volcánico que se acumula como una neblina en el cerco rectangular. Ahora esas emisiones han sido estudiadas y medidas por vulcanólogos de la Universidad alemana de Duisburg-Essen.
Durante el día, el sol disuelve la neblina, pero durante la noche el gas, algo más pesado que el aire, queda concentrado en el rectángulo como en una piscina. Es coincidiendo con el amanecer cuando la concentración se vuelve más mortal. A medio metro del suelo su concentración es del 35%, suficiente para asfixiar a cualquier ser vivo. Pero esa concentración disminuye intensamente al aumentar la altura. Así que los sacerdotes que conducían a los toros respiraban prácticamente aire puro, mientras los bóvidos iban ahogándose en cuanto pisaban el recinto.
Mercurio conducía las almas hacia el infierno.
Por eso los sacrificios tenían lugar nada más comenzar el día, en plena aurora. El aliento del Can Cerbero, guardián de la puerta del infierno solo afectaba a los animales que respiraban cerca del suelo. Y a medida que se mareaban bajaban más la cabeza, quedando sentenciados en minutos.
Los sacerdotes eunucos, sin embargo no llegaban nunca a caer en el ámbito mortal del templo.
Estrabón visitó el Plutonium hace dos mil años y dejó escrito que los sacerdotes incluso acercaban la cabeza a la cueva (a la parte alta de la misma) sin recibir daño alguno, en un ejercicio demostratorio con algo de circense. Lo que el escritor romanopensó entonces es que tal vez la castración les salvaba de algún modo.
Lo que el equipo de arqueólogos y vulcanólogos están muy excitados por el resultado de sus investigaciones y por haber logrado demostrar que las fuentes históricas tenían, una vez más, razón. Esa es la localización de una de las terribles puertas del infierno.
Fuente: abc.es | 18 de febrero de 2018
Molar inferior de la Sima de los Huesos: foto original, con el esmalte semitransparente y la dentina.
Imagen: María Martinón Torres, CENIEH
Los dientes son una fuente de información valiosa y fiable por su abundancia y excelente conservación en el registro fósil. Y la Sima de los Huesos, en el sitio arqueológico de Atapuerca (Burgos), ha proporcionado más de 6.500 restos fósiles, de un mínimo de 28 individuos, entre ellos dientes.
Además, los restos de la Sima de los Huesos son del mismo nivel estratigráfico y, por tanto, de una sola población biológica, que vivió hace unos 430.000 años, durante el Pleistoceno Medio. Los restos de la Sima de los Huesos, y en concreto los dientes, ofrecen una oportunidad única de investigar la variación intrapoblacional, es decir, aquella que hay dentro de una población.
"Los fósiles de la Sima de los Huesos son de los primeros neandertales o están estrechamente relacionados con los antepasados de los neandertales y, por tanto, la magnitud de la variación intrapoblacional de la Sima de los Huesos podría proporcionar información muy valiosa sobre el proceso de neandertalización", señalan los autores de un estudio publicado en American Journal of Physical Anthropology, entre ellos María Martinón Torres (izquierda), directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
Los investigadores han incluido en el estudio un total de 21 molares inferiores de la Sima de los Huesos, además de 11 especímenes de Homo neanderthalensis del sitio de Krapina, en el norte de Croacia, de unos 120.000-130.000 años de antigüedad.
"Tanto los fósiles de la Sima de los Huesos como los de Krapina se supone que representan a una sola población biológica, por lo que estas muestras de homínidos son ideales para investigar la variación intrapoblacional", comentan.
El análisis morfológico de la dentina de los molares inferiores de la población del yacimiento burgalés, mediante morfometría geométrica tridimensional, "ratifica una vez más las similitudes existentes entre la población de la Sima de los Huesos y los neandertales y también las diferencias entre estos con respecto al Homo sapiens", afirma Martinón Torres en un comunicado del CENIEH que ha sido difundido hoy.
Superficie de dentina que ilustra los puntos de referencia utilizados para capturar su forma. "Los individuos de la Sima de los Huesos podrían ser una subespecie de neandertales"
"A pesar de que los individuos de la Sima de los Huesos y los neandertales muestran grandes afinidades, pueden ser diferenciados por ciertos rasgos. Los individuos de la Sima de los Huesos se caracterizan por una variabilidad intrapoblacional menor y, en comparación con los neandertales, muestran una reducción dental derivada en los segundos molares inferiores. Los individuos de la Sima de los Huesos también se diferencian de los especímenes clasificados habitualmente como Homo heidelbergensis por sus características morfológicas, por ejemplo una altura de la corona inferior y una cresta trigónida media menos pronunciada en los fósiles del sitio de Arago", añaden.
Además de revisar las hipótesis actuales que explican el origen de los neandertales, ha sido comprobar la fiabilidad del modelo de acreción neandertal, que sugiere que las características neandertales no se desarrollaron de forma lineal y continuada sino en diferentes épocas y a saltos.
"Los resultados son compatibles con la idea de que múltiples linajes evolutivos o poblaciones coexistieron en Europa durante el Pleistoceno Medio y las futuras investigaciones podrían contemplar a los individuos de la Sima de los Huesos como un taxón separado y, alternativamente, podrían ser una subespecie de los neandertales, con la variabilidad de clado siendo notablemente superior de lo que se creía hasta ahora", concluyen.