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Sin embargo,
Philip Davies, (Foto a la izquierda), profesor emérito de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, está convencido de que los códices son genuinos después de estudiar uno de ellos. Él ha dicho a sus colegas en privado que cree que el hallazgo es poco probable que sea una falsificación, según manifestó
Sunday Times
MÁS INFORMACIÓN:
El duro metal de los secretos de una cueva de Oriente Medio
Vía:
The JC.com | Simon Rocker | 3 de marzo de 2011
Robert Feather quiere demostrar que los escépticos se equivocan. Ingeniero metalúrgico, con pasión por la arqueología, ha estado pidiendo ayuda para autentificar lo que él cree podría ser uno de los descubrimientos religiosos más emocionantes desde los Rollos del Mar Muerto.
Miembro de una sinagoga en el oeste de Londres, ha publicado anteriormente un libro sobre el
Rollo de Cobre de Qumrán, el Rollo del Mar Muerto que se cree da pistas sobre la ubicación de un tesoro en un templo sepultado. Ahora, él está tratando de establecer los orígenes de un misterioso alijo de libros de metal que podrían estar vinculados con la Cábala.
Los objetos pertenecen a
Hassan Saeda, un agricultor beduino en Galilea, el cual dice que han estado en posesión de su familia desde que su bisabuelo los encontró en una cueva en Jordania hace un siglo.
Su colección consta de más de 20 códices, moldeados en su mayoría en plomo, y conteniendo mensajes crípticos en hebreo y griego, junto con símbolos como la menorá. En varios lugares de los escritos hebreos aparece
Bar Kojba, líder de la revuelta judía del siglo II contra los romanos; y el místico talmúdico
Shimon bar Yochai, quien se escondió de los romanos en una cueva durante 13 años.
"La primera vez que escuché algo sobre el descubrimiento fui extremadamente cauteloso", dijo Feather.
"Sin embargo, cuando me dieron la oportunidad de ver y examinar algunos ejemplos ..., y visitar la cueva donde ellos dijeron que procedían, mi escepticismo quedó disipado".

Foto:
Robert Feather visita la cueva en Jordania, donde se dice que se han encontrado las láminas de plomo.
Los libros parecen estar
"relacionados con la Cábala, y la naturaleza del contenido indica un estilo de escritura de conjuro mágico", manifestó Feather. Antes del año 400 d. C., casi todos los códices antiguos estaban hechos de pergamino. Los códices de plomo
"son anteriores a cualquier forma de códice por varios cientos de años y este material, en particular, fue probablemente elegido para asegurar su permanencia".
La
Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), sin embargo, ha rechazado la idea de que puedan tener algún valor. Los expertos, que examinaron algunos de ellos, dijeron:
"Dudamos absolutamente de su autenticidad". De acuerdo con la IAA, los libros son una
"mezcla de estilos y períodos incompatibles ..., sin ninguna conexión o lógica. Tales aspectos falsos se pueden encontrar por miles en los mercados de antigüedades de Jordania y otros lugares de Oriente Medio".
El profesor
André Lemaire (
Foto a la izquierda), un experto en inscripciones antiguas de la Sorbona, estaba también escéptico al decir que los escritos de algunos de los códices que había visto no tenían sentido y serían
"una cuestión, aparentemente, de falsificación sofisticada".
Sin inmutarse, Feather cita las conclusiones de
Peter Northover, un analista de metales de la Universidad de Oxford. En la realización de las pruebas sobre dos muestras de metal de un libro, el Dr. Northover concluye que su composición era
"compatible con una gama de plomos antiguos", y que estaba claro que la corrosión de la superficie del libro no era
"de una producción reciente".
La IAA sigue sin estar convencida, arguyendo que el metal podría haber sido tomado de un antiguo ataúd, mientras que los mensajes podrían haber sido elaborados más tarde.
Pero
Sasson Bar-Oz, un abogado que representa al Sr. Saeda, propietario de los objetos, cree que la IAA no llevó a cabo suficientes controles.
"Mi opinión, después de mucho tiempo en este proyecto, es que son auténticos", dijo.
Ahora hay una nueva esperanza para el señor Feather, quien se acercó a ayudar al Sr. Saeda por su experiencia en los metales. Un trozo de cuero, con la imagen de un cocodrilo, la cual también estaba adjunta a los libros de metal fue enviada a un laboratorio para datarlo por carbono-14. Los resultados, que acaban de regresar, indican que tiene casi 2.000 años de antigüedad. Pero Feather dice que la datación necesita ser corroborada por otras pruebas (que actualmente se están llevando a cabo) antes de que pueda estar seguro de su exactitud.
El suelo seco de Oriente Medio es rico en reliquias de la civilización antigua. Pero los expertos no desean ser atrapados por falsificaciones elaboradas. En octubre pasado, un maratoniano juicio de cinco años finalizó en Israel con dos comerciantes acusados de falsificar una inscripción en un osario (ataúd de piedra) y sugerir que podría haber tenido los restos de
Santiago, el hermano de Jesucristo. El juez todavía tiene que anunciar un veredicto, y las 12.000 páginas de pruebas contradictorias demuestran lo difícil que puede ser determinar lo que es genuino de lo que no.
Las instituciones involucradas con antigüedades tienden a ser
"extremadamente prudentes", dijo Feather,
"porque se han quemado los dedos en ocasiones anteriores. Un ejemplo clásico es el de las tiras de pergamino de Shapira".
Moisés Shapira (Foto a la izquierda) era un comerciante de antigüedades del siglo XIX en Jerusalén, el cual adquirió unas tiras de pergamino que él pensó eran los primeros textos bíblicos.
"Al principio fueron aclamados como uno de los mayores hallazgos históricos de todos los tiempos. Posteriormente, el Museo Británico los desechó como falsificaciones, en gran parte porque el texto difería de la versión bíblica de la época. Shapira se quedó tan angustiado que se voló los sesos en un hotel en Amsterdam", dijo Feather.
Ahora bien,
"Cuando el primero de los Rollos del Mar Muerto fue descubierto en 1947, los investigadores vieron similitudes con los textos de Shapira y reconsideraron sus conclusiones. Y ahora está generalmente aceptado que las tiras de Shapira fueron, probablemente, la versión más antigua conocida del Deuteronomio".
El retrato fue encontrado en un librete del plomo, levemente más pequeño que una tarjeta de crédito, descubierto en una cueva en una aldea alejada en Jordania, proximo al mar de Galilea.
Era parte de una acumulación asombrosa de 70 libros encontrados allí, cada uno contiene entre cinco y 15 páginas realizadas en plomo, unidas por anillos del mismo material.