El Homo erectus pekinensis era más avanzado evolutivamente de lo que se pensaba

El "Hombre de Pekín", un antepasado humano que vivió en China entre aproximadamente 200.000 y 750.000 años atrás, era un homínido que trabajaba la madera, utilizaba el fuego, enmangaba puntas en las lanzas y que, misteriosamente, le gustaba hacer agujeros en objetos por razones desconocidas.
Sí, estos homínidos, una variedad de Homo erectus, parecen haber sido bastante meticulosos con sus vestimentas, al utilizar herramientas de piedra para suavizar y rebajar las pieles de los animales.

Los nuevos descubrimientos pintan un cuadro de un ancestro humano que era más sofisticado de lo que se creía.

El "Hombre de Pekín" fue descubierto en 1923, en una cueva cerca de la aldea de Zhoukoudian, cerca de Beijing (en ese momento llamado Pekín). Durante 1941, en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, los fósiles del "Hombre de Pekín" desaparecieron, privando a los científicos de una información muy valiosa.

Recientemente, los investigadores han puesto en marcha una nueva excavación en la cueva aludida en busca de artefactos y respuestas sobre cómo vivía el "Hombre de Pekín". Y lo que es igualmente importante: se han involucraron en un nuevo trabajo de laboratorio que incluye el uso de potentes microscopios para mirar los artefactos hechos por el "Hombre de Pekín", a fin de determinar la forma en que se utilizaron, un proceso que los arqueólogos llaman análisis del "uso-desgaste".

El 15 de diciembre pasado, cuatro de estos científicos se reunieron en el Museo Real de Ontario, en Toronto, para ofrecer una actualización de sus hallazgos más recientes. Tres de los científicos, Xing Gao, Yue Zhang y Shuangquan Zhang son miembros del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia de Ciencias China. El cuarto, Chen Shen es conservador del museo de Toronto y miembro especial de la Academia.

Entre sus hallazgos arqueológicos está un "suelo de actividad" (tal como los científicos lo llaman) de 300.000 años de antigüedad, el cual contiene lo que puede ser un hogar con una chimenea, similar a una sala de estar prehistórica. El análisis está en curso y Yue Zhang señaló que se utilizaron escáneres 3D para cartografiarlo. Si los resultados se mantienen firmes, ello puede demostrar, de una vez por todas, que el "Hombre de Pekín" fue capaz de controlar el fuego, una habilidad importante dado el clima helado que, en ocasiones, existe en el norte de China.

El descubrimiento de una lanza

El análisis de "uso-desgaste" de las herramientas del "Hombre de Pekín" proporcionó varios resultados interesantes. Chen Shen dijo que el análisis de la base de herramientas de piedra del "Hombre de Pekín" revela que estos homínidos "probablemente" ataron puntas de piedra a varas de madera creando una especie de lanza. Esto es un importante paso en el desarrollo humano, ya que consiste en unir dos materiales, la punta de piedra y el palo, para formar una herramienta compuesta.

Los científicos todavía están tratando de determinar los detalles. Por ejemplo, Shen dijo que es posible que el "Hombre de Pekín" estuviera haciendo lanzas con palos cortos. Aunque no es tan útil para la caza, el palo corto actuaría como "una extensión de la herramienta", y "usted puede sostenerla mientras está troceando o grabando algo", dijo Shen en una entrevista a LiveScience. Los investigadores también están tratando de determinar si el "Hombre de Pekín" utilizaba algún tipo de material pegajoso orgánico para ayudarse en el proceso de enmangar una punta de piedra a la lanza.

Otra cuestión es cómo encaja esto, cronológicamente, con otros hallazgos prehistóricos recientes. Justo el mes pasado, científicos que trabajan en Sudáfrica informaron en la revista Science que otro homínido, llamado Homo heidelbergensis, hacía lanzas 500.000 años atrás (en su caso, probablemente para cazar animales). Esto deja a los investigadores con la cuestión de si el "Hombre de Pekín", un homínido diferente, comenzó a hacer lanzas en la misma época.

Reproducción de las lanzas, tal y como las fabricaron los humanos hace 500.000 años / Schoville

Más misterios
El equipo también encontró evidencias, a través del análisis de "uso-desgaste", de que el "Hombre de Pekín" trabajaba la madera (que no quedó preservada en la cueva) con sus herramientas de piedra, posiblemente para convertirla en herramientas de madera.

Tal vez el hallazgo más extraño fue la evidencia de "perforaciones". Shen explicó que no saben lo que los homínidos perforaban y por qué, pero, sin duda, ellos lo hacían con sus herramientas de piedra. Hasta ahora, no hay evidencias de que el "Hombre de Pekín" elaborara adornos o lo que podríamos considerar elementos artísticos.

Por último, el análisis muestra que el "Hombre de Pekín" tenía un interés por las vestimentas. "Una cierta proporción de instrumentos se utilizaban para el trabajo y el raspado de las pieles", dijo Shen en la entrevista.

"Si ellos rebajaban las pieles y las suavizaban, quiere decirse que podían utilizarlas como vestimentas", algo que ningún homínido sofisticado se atrevería a vivir sin ellas.

Fuente: LiveScience | Owen Jaurus |

La Revista Digital Clave Siete dedica su número XVI al Fin del Mundo Maya

Sobran las palabras. Quizá llega con algo de demora, pero con el tiempo justo para conocer todo cuanto se dice o no se dice sobre la más mediática de las fechas anunciadoras del Fin de los Tiempos de la historia. Pero además incluimos otros artículos muy interesantes abordando temas de actualidad relacionados con la ufología, enigmas de la ciencia, lugares misteriosos, investigación de campo, lecturas de recomendación, esoterismo y mucho más. Aquí el sumario de este décimo sexto número, el número del Fin del Mundo.
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Editorial

Artículos:

Alexia Mulé: Sincronicidades

Aníbal Clemente Cristóbal: El Calendario de Cuenta Larga y el Fin del Mundo

Francisco Pablo de Luca: En torno a la expresión "arrau tt aba n taurut"(Orotava de Taoro) (2ª Parte)

Grupo Alpha: En las entrañas de Brihuega

Javier Resines: Seguimos vivos ¿Y ahora qué? El fin del mundo para el 2013…

José Antonio Roldán y Marisol Roldan: La curva maldita de los gitanos

José Luis Giménez: El Calendario Maya. Las profecías para el 2012

José Manuel García Bautista: Las profecías de San Malaquías

Richard Wilson: Todo lo que se comenta en Internet sobre el 2012 y el gran cambio en curso.

Susanna Niná: ¿Qué nos depara el 21-12-2012?

Virginia Dagma y Enrique de Asís: La Alineación Galáctica del 21 de Diciembre de 2012 ¿Mito o realidad?

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Jaime Rubio: El Esoterismo en el Renacimiento Italiano

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Bianca Atwell: Frente al ataque a nuestra conciencia de especie

La Clavícula del Druida

Naria Díaz: Los profetas y nuestro tiempo ¿Qué ocurrirá mañana?

La actualidad en Clave

J. Mateos: El noticiero del Fin Del Mundo

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J. Mateos: El vaso o jarrón de Dorchester

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Según la NASA no habrá 'Fin del Mundo'

El mundo no se acaba. Ni hoy, ni el día 21. La NASA lo tiene tan claro, que ha producido un vídeo cuya fecha de difusión prevista era el sábado, tras el supuesto y fallido apocalipsis, explicando por qué no habría ocurrido el desastre.

Lo cierto es que ha terminado por difundirse antes de tiempo, en medio de un cierto clima de credulidad. Uno de cada cinco estadounidenses piensa que el sábado se acabará todo. Otros tantos viajan a 'santuarios' para salvarse –o darse unas buenas vacaciones, como poco–.
A lo largo de algo más de cuatro minutos, un narrador de la NASA explica que la supuesta profecía maya en que se basan los apocalípticos parte de un error de interpretación.
El Doctor John Carlson empezó a estudiar el fenómeno del 22 de diciembre hace 35 años. Recuerda que eran grandes astrónomos y desarrollaron una lengua escrita. Lo que más impresionó a Carlson fue su extenso sentido del tiempo. 

El tiempo que manejaban los mayas no era muy distinto al que utilizan los astrónomos contemporáneos. De acuerdo con nuestra ciencia, el Big Bang ocurrió hace 13.700 millones de años. Hay ruinas mayas que tienen referencias a tiempos miles de millones antes. El calendario maya está pensado para registrar intervalos así de largos. Es como un cuentakilómetros que, cuando agota todos sus dígitos, empieza por cero otra vez. Esta repetición es clve en el fenómeno 2012.

Ni asteroides, ni planetas errantes, ni llamaradas

Según el astrónomo Don Yeomans, ningún asteroide o cometa tiene su trayectoria apuntando a la Tierra. Tampoco hay planetas vagando por el cosmos que vayan a destruirnos. Si lo hubiera, apunta el astrobiólogo David Morrison, ya lo veríamos como uno de los objetos más brillantes jamás observados en nuestro cielo.
Lika Guhathakurta, experta en estrellas de la NASA, dice que el Sol tampoco es una amenaza. Está ahí incluso desde antes de que existiesen los mayas. Nunca ha destruido el mundo. Es cierto que se acerca a u un máximo de sus ciclos de actividad de once años. Pero no es más que uno de tantos y no el más pronunciado en 50 años.

Así que en la NASA se toman esta fecha como una oportunidad para acercarse a la cultura maya –cuyos descendientes han desmentido el apocalipsis– y disfrutar "porque el mundo no se acabó ayer", aunque sea por adelantado.

Vía: www.elmundo.es

Se cumplen cien años del fraude más famoso de la Historia de la Ciencia

El Reino Unido conmemora el centenario del célebre 'eslabón perdido' sin saber quién planeó el engaño Los fósiles eran restos mezclados de un orangután y un humano

El 18 de diciembre de 1912, el arqueólogo aficionado Charles Dawson y Arthur Smith-Woodward, reputado paleontólogo, presentaron en la Sociedad Geológica de Londres unos fósiles encontrados en el pueblo de Piltdown, en el condado de Sussex, que correspondían a una criatura con unos huesos mitad humanos y mitad simiescos. Al insigne espécimen, considerado un eslabón perdido de la evolución y un colosal hito científico, se le dedicaron entre otros honores 500 ensayos, portadas en la prensa y hasta un monolito erigido por suscripción popular. La lástima es que el Hombre de Piltdown fue en realidad un refinado engaño que se perpetuó durante nada menos que 45 años. Es el fraude más famoso de la historia de la ciencia moderna y también el más misterioso porque, exactamente un siglo después, aún no se sabe quién lo perpetró. ¿Quién enterró los fósiles?

La historia del Hombre de Piltdown empezó en 1908, cuando un obrero que trabajaba en una cantera encontró un hueso parietal y se lo entregó a Dawson, quien prosiguió personalmente las excavaciones y halló nuevas piezas, especialmente una mandíbula. También aparecieron fósiles de diversos animales, como mastodontes y rinocerontes, así como útiles de sílex. Dawson lo puso en conocimiento de Woodward, especialista del Museo de Historia Natural.
Los restos eran aparentemente muy antiguos --se llegó a proponer que tenían cinco millones de años-- y coetáneos. Un paleontólogo actual habría sospechado que el cráneo era muy humano y la mandíbula demasiado simiesca, un contraste excesivo, pero en esa época respondían a la concepción que se tenía del eslabón perdido.

Algunos científicos manifestaron sus dudas, pero en líneas generales el Eoanthropus dawsonii , como fue bautizado, fue acogido sin discusión, y más cuando al año siguiente y luego en 1915 aparecieron más restos. Uno de ellos fue un canino atribuido a la misma mandíbula encontrada años atrás. Lo localizó el seminarista francés Pierre Teilhard de Chardin, que llegó a ser un eminente filósofo y paleontólogo.
"El fraude tuvo mucho éxito porque, pese a que hubo realmente científicos críticos, era lo que la sociedad británica estaba esperando. Los franceses habían presentado recientemente a los hombres de Cro-Magnon, los alemanes tenían la mandíbula de Heidelberg y hasta los holandeses presumían del Hombre de Java --explica Oliver Hochadel, historiador de la ciencia en la Institució Milà i Fontanals del CSIC, en Barcelona--. En cierta manera, el Hombre de Piltdown era un referente patriótico". Daniel Turbón, catedrático de Antropología Física de la Universidad de Barcelona (UB), insiste en el mismo sentido: "Etnocéntricamente, el hallazgo significaba que Inglaterra pasaba a ser el origen del hombre".

El timo fue desenmascarado con el paso de los años. En el proceso tuvieron un peso capital los trabajos del dentista y arqueólogo aficionado Alvan Marston, que fue quien determinó científicamente que el canino de la mandíbula pertenecía a un mono. En 1936, Marston también analizó el extraño color de la mandíbula y lo atribuyó con éxito, como luego se verificaría mediante una perforación, a que había sido tratada químicamente para darle un aspecto envejecido. Poco después, Kenneth Oakley, mediante una prueba con flúor, demostró que los restos no llevaban en Piltdown mucho tiempo, sino que correspondían a un enterramiento reciente. Estudios posteriores comprobaron que los molares de la mandíbula habían sido raspados a propósito para que no fueran idénticos a los de un orangután.
En 1953, un estudio definitivo zanjó la polémica para siempre: el cráneo era totalmente humano y antiguo, pero no del Pleistoceno, sino posiblemente del Neolítico, mientras que la mandíbula pertenecía a un orangután del siglo XX. Las sorpresas no acababan ahí, puesto que el canino de Teilhard era de un mono de menor tamaño, y las herramientas y los huesos de animales tampoco eran autóctonos, sino procedentes de orígenes tan dispares como el norte de Africa y Malta. En definitiva, los huesos habían sido enterrados a propósito en un elaborado plan que había sido ideado, sin discusión, por una o varias personas con conocimientos de paleontología.

De hito a fraude
Lo que comenzó siendo un hito de la ciencia, un descubrimiento capital, se ha acabado convirtiendo en un paradigma del fraude científico y como tal ha merecido infinidad de artículos y libros. Con el paso de los años, Dawson y Woodward siguen siendo los principales sospechosos, pero hay estudios que incluso los consideran víctimas de un engaño destinado a desprestigiarlos. Las piezas las habría colocado con ese objetivo algún paleontólogo rival.
En total, al menos una docena de personas han sido citadas como autores o colaboradores, entre ellos Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, que por entonces vivía en Piltdown, y por supuesto Teilhard de Chardin. Según un estudio, algunos de los fósiles hallados en Piltdown proceden justamente de los países visitados por el egregio jesuita. "Personalmente, estoy intrigado por la pregunta de si el engaño fue impulsado por la ambición científica o por motivos más jocosos o vengativos", señalaba el prestigioso palentólogo Chris Stringer en un artículo publicado esta semana en la revista científica Nature . Por supuesto, nadie de los implicados sobrevive para dar su versión de los hechos.

Descubren una nueva especie de Dinosaurio en Teruel

El hallazgo, llevado a cabo por investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, ha tenido lugar en una mina de lignito a cielo abierto en Ariño. Se trata de por lo menos seis ejemplares de un herbívoro de unos ocho metros y cuya característica principal es el pico, muy afilado y divergente, muy distinto al pico plano de los dinosaurios conocidos.

Los restos fósiles del nuevo dinosaurio, de la infraorden de los ornitópodos, fueron presentados ayer ante los medios de comunicación por el director de la Fundación Dinópolis, Luis Alcalá, quien explicó que durante los últimos dos años y medio de trabajo se han identificado 348 huesos pertenecientes a seis ejemplares distintos, de distintos tamaños y, probablemente, de ambos sexos. Destacan tres cráneos, dos de ellos bastante completos, dientes, huesos de las escápulas y la pelvis y de extremidades, vértebras y costillas.

De todos ellos, hasta el momento sólo se ha restaurado el 16%, por lo que, en palabras del paleontólogo, "estamos en el punto cero de un proyecto espectacular y que permitirá definir estos dinosaurios como en ningún otro lugar". Sin embargo, los investigadores creen que tienen el material suficiente como para hacer una recostrucción completa del animal.

Alcalá no quiso, por ahora, revelar el nombre de la nueva especie, cuyo análisis está aún pendiente de publicación en las revistas científicas. Lo que sí dijo es que su antiguedad se cifra entre hace 113 y 100 millones de años y que se trata de un herbívoro emparentado con el Iguanodon, otra clase de dinosaurio que abunda en la zona.

Luis Alcalá también se refirió a la importancia del yacimiento, ya que data del Albiense, la última edad (o piso) de las seis de que consta el Cretácico Inferior. Una época de la que apenas si hay restos fósiles en el continente europeo.

Además de los dinosaurios, en el yacimiento han aparecido también numerosos restos de cocodrilos, tortugas, peces y otras especies (conocidas) de dinosaurio, así como diversos tipos de plantas e invertebrados. Un total de más de 5.000 huesos de los que, poco a poco, se han ido extrayendo los 348 pertenecientes a la nueva especie. Los restos, además, estaban repartidos a lo largo de una superficie de quince hectáreas. Los investigadores han identificado en ese área hasta 97 "puntos calientes" en los que había restos fósiles.

Por supuesto, la prospección continúa y todo parece indicar que se encontrarán muchos más restos en el futuro. Las primeras pistas sobre la presencia de los fósiles fueron dadas por los geólogos de la explotación minera, durante una de las prospecciones a 150 metros de profundidad. Desde ese momento, a los trabajos se añadió un grupo de investigadores de Dinópolis, en estrecha colaboración con el personal de la mina de carbón.

Por José Manuel Nieves. www.abc.es