Arqueólogos descubren un mausoleo de la Edad de Bronce en Kazajistán

Mausoleo en forma de pirámide en Kazajistán - EFE

Los especialistas han descubierto la pieza, que tiene forma de pirámide, en la región de Karaganda

Un grupo de arqueólogos kazajos han descubierto un mausoleo en forma de pirámide en la región de Karaganda, en el centro del país, que data de la Edad de Bronce (siglos XII-XIV a. C.).


«Hemos encontrado un gran grupo de enterramientos. Hay como 30. Hay una gran tumba en forma de pirámide en el centro del grupo, que pertenece, presumiblemente, al líder y el resto de sepulturas son más pequeñas», ha explicado hoy el responsable de la excavación, Igor Kukushkin.

«Hoy encontramos un pequeño grupo de huesos humanos que se encuentran dispersos en torno a los enterramientos. Probablemente, los ladrones desperdigaron los huesos por las tumbas en busca de objetos de valor», ha dicho Kukushkin.

Otros hallazgos

Los arqueólogos han hallado también dos cráneos, uno de los cuales se encuentra «muy bien conservado», según Kukushkin. «Entregaremos estos cráneos a antropólogos para que puedan determinar la edad y el sexo. Esperamos encontrar más restos humanos», ha agregado.

La pirámide recientemente descubierta que está siendo excavada en Kazajistán podría estar datada en unos 3.000 años de antigüedad. (Fotografía: Viktor Novozhenov)

La pirámide encontrada en la estepa kazaja muestra rasgos similares con las pirámides de Egipto, según los expertos. «Nuestros arqueólogos han desenterrado un mausoleo único. Las formas de la majestuosa estructura enterrada es similar a la de las famosas pirámides de Egipto, especialmente a la pirámide de Zoser», ha aclarado el arqueólogo kazajo Viktor Novozhenov.

Los científicos encontraron también un cuchillo de bronce, una punta de flecha, agujas, utensilios de cerámica y huesos de animales en el sitio de la excavación.

Trasladan 376 piezas del ajuar de Tutankamón al nuevo museo de Egipto

La importancia de Tutankamón, que reinó un breve periodo entre 1332 y 1323 a.C. aproximadamente, se debe al descubrimiento de los tesoros intactos de su tumba en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter, que desató una fiebre por la egiptología.

Un total de 376 piezas del ajuar funerario del faraón Tutankamón han sido trasladadas esta semana al Gran Museo Egipcio de El Cairo, todavía en construcción, para su restauración y posterior exhibición, informó este jueves el Ministerio de Antigüedades.

Osama Abuljeir, jefe del comité de traslado de las antigüedades desde el Museo Egipcio de la plaza cairota Tahrir a su nuevo emplazamiento, explicó en un comunicado que entre las piezas destaca un busto de granito del llamado "faraón niño".

Otros objetos del ajuar que llegaron al Gran Museo Egipcio son dos conjuntos de estatuillas funerarias "obatchi", que se colocaban junto al sarcófago para que sirvieran al muerto en el más allá, y utensilios de escritura.

La importancia de Tutankamón, que reinó un breve periodo entre 1332 y 1323 a.C. aproximadamente, se debe al descubrimiento de los tesoros intactos de su tumba en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter, que desató una fiebre por la egiptología.

Junto a las citadas piezas de Tutankamón fueron trasladadas también otras 149 de otros periodos faraónicos, entre las que se encuentra una estela de granito que tiene grabado un cartucho del faraón Keops.

Abuljeir aseguró que todas estas antigüedades forman parte del conjunto que se exhibirá en la inauguración parcial del Gran Museo Egipcio, prevista para fines de 2017.

El responsable del traslado, que también dirige la conservación de las piezas, agregó que por el momento estas serán depositadas en los laboratorios del museo, para restaurar aquellas en mal estado.

La apertura del Gran Museo Egipcio, un colosal proyecto junto a la meseta de las Pirámides de Guiza, se ha ido retrasando debido primero a las dificultades para lograr financiación y, en los últimos años, por la inestabilidad que ha reinado en el país. (08/09/2016)

Egipto encarga a empresas privadas la gestión de las pirámides

Un policía, frente a la Gran pirámide de Guiza, el pasado 31 de agosto. MOHAMED ABD EL GHANY REUTERS

El Gobierno contrata a tres compañías para que se ocupen de administración, limpieza y seguridad del área arqueológica

El Gobierno egipcio ha contratado a una empresa privada para la administración de las pirámides de Guiza, que genera ingresos destacados para el Ministerio de Antigüedades, informó hoy la agencia oficial Mena. El Ejecutivo también ha encargado a otras dos compañías la limpieza de la zona la tarea de garantizar la seguridad en el sitio arqueológico.

El Gobierno ha firmado un contrato con la empresa de limpieza por cinco millones de libras egipcias al año (unos 500.00 euros), detalló MENA. El primer ministro, Sherif Ismail, se reunió hoy con funcionarios del Ministerio de Vivienda, de Turismo y de Antigüedades, y anunciaron este acuerdo al que llegaron todos los departamentos.

Asimismo, anunciaron que se desplegarán más agentes de la denominada Policía Turística -que protege los monumentos y establecimientos turísticos- en la zona de la meseta de Guiza y se reconstruirá una comisaría situada en las cercanías.

Por otra parte, el Gobierno va a renovar un hospital que se encuentra también en el área de las pirámides, en el populoso barrio de Al Haram, donde las construcciones y los vehículos rodean a los milenarios monumentos.

Estas medidas se enmarcan en el proyecto de las autoridades para desarrollar y mejorar la zona de las pirámides, uno de los principales atractivos del país, que cada año visitan millones de egipcios y extranjeros. Los turistas extranjeros han disminuido sustancialmente en el último año y se redujeron un 50% en el primer semestre de 2016, comparado con el mismo periodo de 2015.

Esta bajada se registró después de que en octubre pasado un avión ruso fuera derribado en la península del Sinaí, con 224 personas a bordo, supuestamente por el grupo terrorista Estado Islámico (EI). El sector del turismo sufre una grave crisis desde la revolución de 2011, debido a la inestabilidad y la violencia en las calles de Egipto.

Fuente: El País

El colapso de las poblaciones humanas se puede predecir

Los investigadores analizaron restos arqueológicos de 2.378 lugares de nueve regiones del Neolítico europeo, un periodo ocurrido hace 9.000 años. / Fotolia

Las guerras, la falta de recursos, la introducción de nuevas herramientas o las enfermedades son algunos de los factores que pueden provocar el declive de una población. Mediante una serie de indicadores un equipo de antropólogos ha concluido que hace 9.000 años las sociedades neolíticas mostraron señales de alerta antes de su colapso. El estudio de estos indicios podría predecir futuras alteraciones del ecosistema producidos por el cambio climático.

Predecir el colapso de poblaciones humanas es posible si se evalúa una serie de indicadores llamados señales de alerta temprana (EWS, por sus siglas en inglés). Así lo evidencian antropólogos de la Universidad de Maryland (EE UU) y del University College London (Reino Unido) en un estudio publicado en PNAS.

“Las enfermedades, las guerras, la deforestación y la migración son los conductores más comunes que llevan al colapso social”, detalla Downey.

“Nuestras investigaciones anteriores ya demostraban que el aumento y el declive de una población podía ser detectado mediante el estudio de restos arqueológicos. Pero este estudio es el primero en predecir el colapso de poblaciones antes de que suceda”, declara a Sinc Sean S. Downey (izquierda), antropólogo en la Universidad de Maryland y uno de los autores del estudio.

Cuando un ecosistema colapsa a menudo se produce por un debilitamiento de la resiliencia de las poblaciones, es decir, una disminución de su capacidad para tolerar perturbaciones del ecosistema o pérdidas drásticas de población. “Las enfermedades, las guerras, la deforestación y la migración son los conductores más comunes que llevan al colapso social”, detalla Downey.

Los estudios teóricos y empíricos de ecosistemas no humanos revelan que la disminución de la resiliencia es detectable a través de las señales de alerta temprana que evalúan indicadores como la ralentización del crecimiento poblacional o el tiempo que tarda el ecosistema en recomponerse tras un cambio.

“Las señales de alerta temprana son indicios de que un sistema, como las sociedades humanas en el caso de este estudio, está a punto de someterse a un cambio drástico en sus tasas de crecimiento”, explica el antropólogo. El trabajo confirma la efectividad de estos indicadores para pronosticar futuros cambios en ecosistemas humanos.

El colapso del Neolítico fue predecible

Mediante la datación por radiocarbono de restos arqueológicos de 2.378 lugares de nueve regiones del Neolítico europeo –un periodo ocurrido hace 9.000 años–, los investigadores estimaron que las poblaciones avisaron del colapso mucho antes de que ocurriera.

El desarrollo y la expansión de la agricultura y de las herramientas de piedra pulimentada provocó un crecimiento generalizado de la población que después acabó en una época de inestabilidad y colapso.

Las poblaciones mostraron una desaceleración del crecimiento y más dificultad para recomponerse
Las poblaciones estudiadas mostraron una desaceleración del crecimiento y un mayor tiempo de recomposición tras sufrir pérdidas de población. “Las nueve regiones que incluimos en este trabajo parecen haber tenido dramáticas disminuciones de la población durante el Neolítico”, expone Downey. Se estima que la población de estas regiones descendió en un rango de 20% al 60% en tan solo un siglo.

La alerta se mantiene en la actualidad

Los hallazgos demuestran que las señales de alerta temprana pueden ser aplicadas a estudios arqueológicos, y ayudar a prevenir y monitorizar las consecuencias que puedan tener futuros cambios sociales.

“Los gobiernos, políticos y ciudadanos deben estar dispuestos a tomar medidas cuando se les presentan pruebas que demuestran que las sociedades están en riesgo, como actualmente ocurre con los datos sobre el cambio climático”, defiende el autor.

La deforestación y el paso del nomadismo al sedentarismo son unos de los muchos factores que los autores atribuyen al colapso de las sociedades. Sin embargo, según Downey, el declive de una población no es producto de una sola causa ambiental sino de un conjunto de factores.

“Los seres humanos son increíblemente adaptables y han llegado a vivir en ambientes extremos. Aunque un solo cambio ambiental no pueda provocar el colapso, hay algunos que harían inhabitables ciertas áreas, por ejemplo, un aumento del nivel del mar podría inundar comunidades costeras en todo el mundo”, concluye el investigador.

Referencia bibliográfica:

Sean S. Downeya et al.: “European Neolithic societies showed early warning signals of population collapse”. PNAS http://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1602504113

Descubren en Arrasate (Guipúzcoa) un yacimiento paleontológico de hace 100.000 años

Excavando el yacimiento Artazu VII que se localiza en la cantera de Kobate en Arrasate (Gipuzkoa). / (UPV/EHU)

En 2012, después de realizar una voladura en una cantera de Arrasate en Guipúzcoa, los operarios se percataron de la presencia de abundantes restos óseos y decidieron paralizar la explotación. Al año siguiente, junto con investigadores de la Universidad del País Vasco, se recuperaron en el nuevo yacimiento, bautizado como Artazu VII, fósiles de al menos 40 especies, como el león de las cavernas o el bisonte estepario, del Pleistoceno Superior, un momento crítico en la historia humana.

Un equipo multidisciplinar de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) formado por investigadores del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología y del departamento de Estratigrafía y Paleontología presenta el hallazgo del nuevo yacimiento de Artazu VII que se localiza en la cantera de Kobate en Arrasate (Guipúzcoa).

El yacimiento fue descubierto en el año 2012 por los operarios de la cantera tras realizar una voladura. Al percatarse de la presencia de abundantes restos fósiles entre la arcilla que rellenaba la cavidad, paralizaron la explotación y se pusieron en contacto con el profesor Álvaro Arrizabalaga. Tras constatar la importancia del enclave, en el año 2013, Arrizabalaga y María José Iriarte en colaboración con la empresa que explota la cantera, decidieron realizar una excavación de emergencia para recuperar en su contexto los restos óseos del yacimiento bautizado como Artazu VII.

Yacimientos del Pleistoceno Superior sin indicios de actividad humana como Artazu VII son muy escasos tanto en la región cantábrica, como en la península ibérica, sobre todo los que poseen una gran abundancia y riqueza de especies con un estado de preservación excepcional y en los que se haya realizado un estudio multidisciplinar como el que se está realizando en este proyecto.

Artazu VII es una sima que en su época funcionó como una trampa natural en la que diversos animales cayeron casualmente

El hallazgo de este yacimiento ha sido publicado en la prestigiosa revista Comptes Rendus Palevol liderado por la investigadora predoctoral Aitziber Suárez Bilbao, que actualmente desarrolla su tesis doctoral en la UPV/EHU.

Una época llena de cambios climáticos

El Pleistoceno representa una fase crítica de la historia humana. En concreto, esta época se caracteriza por sufrir diversos cambios climáticos, tanto de escala global, como regional. El interés de Artazu VII reside en que se trata de una sima que en su época funcionó como una trampa natural en la que diversos animales cayeron casualmente.

Al tratarse de una acumulación no generada por el ser humano ni por ningún otro agente biológico, la asociación faunística recuperada no se encuentra sesgada por las apetencias tróficas de ningún organismo. Es decir, la causa de la acumulación de los restos óseos fue la caída accidental de organismos en una sima, y no la acumulación de restos de organismos cazados por un depredador. Por tanto, la asociación recuperada refleja, de una manera más precisa, la fauna del entorno en el momento del relleno de la sima. Así, el empleo de bioindicadores precisos de este yacimiento está permitiendo efectuar trabajos paleoecológicos y paleoambientales de alta resolución.

En el estudio preliminar se ha numerado la lista taxonómica de al menos 40 especies presentes en Artazu VII, entre micro y macrovertebrados. Además, la mayoría de los restos se han recuperado enteros o con fracturas postdeposicionales y muchos de los huesos se han preservado en conexión anatómica. Así, para hace 100.000 años en el entorno de Arrasate, se ha constatado la presencia de especies que actualmente se encuentran extintas, o que en la actualidad están ausentes por haberse desplazado geográficamente.

Destaca la aparición del león de las cavernas (Panthera spelaea) y del leopardo (Panthera pardus) entre los carnívoros, y del bisonte estepario (Bison priscus) y el ciervo común (Cervus elaphus) entre los ungulados. La investigación llevada a cabo hasta ahora en los microvertebrados (mamíferos, anfibios y reptiles) ha constatado una serie de eventos cálidos para el momento del relleno de la sima de Artazu VII.

Referencia bibliográfica:

Suárez-Bilbao, A., Garcia-Ibaibarriaga, N., Castaños, J., Castaños, P., Iriarte-Chiapusso, M.J., Arrizabalaga, A., Torres, T., Ortiz, J.E., Murelaga, 2016. "A new Late Pleistocene non-anthropogenic vertebrate assemblage from the northern Iberian Peninsula: Artazu VII (Arrasate, Basque Country)". Comptes Rendus Palevol.

Vía: SINC