Descubren tres abrigos con pinturas rupestres de gran valor histórico en Alcañiz (Teruel)

José Antonio Benavente y Jesús Carlos Villanueva, junto a una de las pinturas rupestres que han localizado cerca de Alcañiz -en la roca, entre ellos-.

Especialistas del Taller de Arqueología de Alcañiz han descubierto en los últimos meses pinturas rupestres en tres abrigos cercanos a la localidad. El hallazgo empezó a conocerse ayer y de una forma totalmente inusual: el Boletín Oficial de Aragón publicaba sendas resoluciones del Departamento de Educación, Cultura y Deporte por las que se iniciaba el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural el abrigo con pinturas rupestres esquemáticas de Mas del Obispo y los del Barranco del Muerto y del Corral de las Gascas, con pinturas levantinas en su interior. Hasta ese momento se desconocía que los tres conservaran arte rupestre.

Los hallazgos han sido realizados por el Taller de Arqueología de Alcañiz. En su seno, Jesús Carlos Villanueva y José Antonio Benavente han impulsado un proyecto para catalogar todo tipo de elementos rupestres, y de cualquier época, en los que haya intervenido la mano humana. "Empezamos el año pasado en el entorno de la antigua vía del ferrocarril, hoy reconvertida en vía verde –señala Benavente–. Catalogamos un centenar de evidencias arqueológicas y, entre ellas, los tres abrigos con pinturas".

"Es un proyecto que nos planteamos a largo plazo y cada año prospectaremos un área concreta –añade Villanueva–. Este año lo haremos en la margen derecha del Guadalope hacia Caspe. El término municipal de Alcañiz es muy grande y existe la posibilidad de encontrar más arte rupestre, por eso cuando empezamos el trabajo estos hallazgos eran algo no esperado pero probable. Descubrí las pinturas en días distintos".


Entrada al abrigo de Mas del Obispo donde también se han encontrado pinturas rupestres.

En Mas del Obispo, según la descripción que hace de él la DGA, "los paneles pintados se distribuyen en las dos paredes del abrigo. La totalidad de los motivos están realizados en color rojo, con dos variantes, uno más intenso y el otro más terroso".
"Tenemos que estudiar a fondo el conjunto –subraya Manuel Bea, especialista en arte rupestre de la Universidad de Zaragoza– porque a las pinturas, entre las que hay figuras geométricas, puntos y signos abstractos que no sabemos qué pueden significar, seguramente habrá que añadir también la presencia de grabados. Es la primera manifestación que encontramos en la zona de arte rupestre esquemático".


Calco científico (imagen real pero retocada para que se aprecien bien las pinturas) en el que puede verse la escena del abrigo del Corral de las Gascas. La cierva no parece asustada por los arqueros, y junto a ellos aparecen hombres sentados sin armas.


Detalle del ciervo hallado en el abrigo del Corral de las Gascas.

El abrigo del Barranco del Muerto fue descubierto en enero de este año. Se trata, según lo describe la DGA, "de un abrigo de medianas dimensiones, abierto en un gran bloque de arenisca oligocena". En él solo se ha hallado una figura pintada, muy peculiar: un arquero de grandes dimensiones, pintado en rojo violáceo o gris, con la pierna derecha flexionada y la izquierda extendida. Los especialistas aprecian que "el arquero, de piernas largas y gruesas, ha sido representado con la cintura muy estrecha y cuerpo triangular muy alargado, unido a una cabeza redondeada". La figura, de unos 80 centímetros de altura, parece sostener un arco y posiblemente un haz de flechas.

"Encontrar una figura aislada es poco común –señala Bea–, y menos de este tamaño, aunque algún ejemplo hay en Castellón y Murcia. El arquero se ve mal porque la roca donde fue pintado está muy arenizada en una de sus mitades y ennegrecida en la otra. Hay que estudiarlo más".
Por último, el abrigo del Corral de las Gascas presenta en su interior, en color rojo violáceo, una composición en la que se han identificado al menos siete figuras, entre las que destaca una cierva estática. El animal aparece rodeado de varios hombres, algunos con arco y otros no. "Lo raro es que no se hayan descubierto hasta ahora –concluye Bea– porque las pinturas son bastante evidentes". La escena fue pintada unos 6.000 años antes de Cristo.

Pinturas halladas en el refugio de Mas del Obispo. El significado de los símbolos, resaltados en rojo, está siendo estudiado.

Proyectos de cerramiento

La Dirección General de Patrimonio ha acelerado los trámites para llevar a cabo la protección de los tres abrigos debido a su proximidad con la vía verde de Val de Zafán, una infraestructura muy frecuentada por turistas y deportistas. Está previsto que antes del verano comiencen los trabajos para el cerramiento con reja metálica del enclave de Mas del Obispo, descubierto en 2016, tras haber sido ya aprobado el proyecto por la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural. Técnicos del Departamento están desarrollando actualmente los trabajos de campo en los otros dos abrigos, el Barranco del Muerto y el Corral de las Gascas, para la redacción de los proyectos de cerramiento, que deberán ser aprobados posteriormente por la Comisión de Patrimonio.

Los tres gozan ya de la máxima protección por parte de la ley aragonesa de Patrimonio Cultural, una vez se ha publicado en el BOA el procedimiento para su consideración como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.

Fuente: heraldo.es | 10 de mayo de 2017

Publican la datación de los fósiles del ‘Homo naledi’


"Neo", cráneo de Homo naledi de la cámara Lesedi. / Wits University / John Hawks

Uno de los grandes descubrimientos del 2015 fue la presentación de una nueva especie de homínido denominado Homo naledi, con una morfología arcaica que se encuentra entre el Australopithecus y el género Homo. En aquel momento no existía una respuesta clara sobre la datación de estos fósiles pero los primeros estudios, basados en aspectos morfológicos, indicaban que el Homo naledi vivió hace unos dos millones de años.

Sin embargo, el hallazgo de una nueva cámara con unos 130 restos ha permitido a los científicos realizar unos trabajos de datación más exactos que ubican a la especie en una cronología mucho más reciente.

Los últimos análisis apuntan a que este homínido pudo coincidir con otras especies de homínidos y con los humanos modernos, en un rango que los científicos acotan entre hace 226.000 y 335.000 años.

“Hemos hecho pruebas con el método doble-ciego (que previene que los resultados estén influidos por el sesgo del observador) en las técnicas de datación más punteras y todas se han replicado, dándonos mucha confianza en las conclusiones”, explica a Sinc John Hawks (izquierda), de la Universidad de Winsconsin-Madison (EE UU) y uno de los autores principales de la serie de estudios sobre el tema que se publican hoy en la revista eLife.

“Lo sorprendente es que el Homo naledi existió hasta hace poco tiempo, junto con los humanos arcaicos y potencialmente los humanos modernos. Esto significa que tenemos que volver a examinar el resto de los registros fósiles para entender cómo todo esto se relaciona entre sí”, añade Hawks.

Convivencia de Homo naledi y Homo sapiens

Los primeros análisis de los restos encontrados en 2015 mostraban que el Homo naledi compartía muchos rasgos con las primeras especies de homínidos que vivieron hace dos millones de años y se asumió que tenían una edad similar. Los nuevos trabajos de datación se han llevado a cabo por un equipo internacional formado por investigadores de Australia, EE UU, Sudáfrica y España, en el que se encuentra el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos.
“Realmente no se han datado de verdad los restos hasta ahora. Se hicieron muchas interpretaciones basadas en la morfología de los restos fósiles, pero sin métodos de datación independientes”, cuenta en declaraciones a Sinc, Mathieu Duval (derecha), uno de los investigadores del CENIEH.
Con estos nuevos datos se estima que la diversidad de homínidos alrededor del mundo fue mucho mayor de lo que se piensa y sobre todo se replantea el lugar que ocupa el Homo naledi en el árbol genealógico del género Homo.

“El Homo naledi es claramente una especie primitiva del género Homo a pesar de los rasgos que comparte con los humanos arcaicos y modernos”, establece Lee Berger (izquierda), de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), colíder del equipo y uno de los descubridores de la especie en 2015.

Los investigadores creen ahora que el Homo naledi vivió en el mismo tiempo y lugar que los humanos modernos. Los estudios de los restos, especialmente calaveras y dientes establecen, según Duval, dos posibles escenarios para las relaciones de esta especie.

“Un primer escenario supondría que el Homo naledi pudo emerger cerca del origen del género Homo, al mismo tiempo que el Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo erectus. La segunda opción es que puede estar más relacionado con los humanos arcaicos y modernos, convirtiendo al Homo erectus en una rama divergente del Homo”, explica el investigador del CENIEH. No obstante, advierte Duval, “las pruebas no nos permiten excluir ninguna de las dos posibilidades”.

La coexistencia entre estas especies también permite especular sobre otros aspectos como, por ejemplo, la tecnología. No se encontraron herramientas de piedra entre los restos, así que aún se ignora si eran capaces de elaborar artefactos líticos.

Sin embargo, muchas de las herramientas encontradas en África se han atribuido a los humanos modernos y a sus ancestros aún sin que se hayan encontrado restos fósiles. “Los nuevos resultados ofrecen ahora una incertidumbre adicional sobre la autoría de estas herramientas líticas”, apunta Duval.

Comparativa del esqueleto de "Lucy" (izquierda) y "Neo" (derecha). / Wits University / John Hawks

Un esqueleto más completo que el de Lucy

La primera cámara, encontrada en 2013, llamada por los científicos Dinaledi, contenía más de 1.550 fósiles pertenecientes a 15 individuos. La nueva, bautizada como Lesedi –‘luz’ en el idioma Setswana–, se encuentra a 100 metros de la primera. En ella se han encontrado 130 fósiles que pertenecen a tres ejemplares, dos adultos y un joven, de entre los que destaca un cráneo “maravillosamente completo”, según John Hawks.

De entre los restos recuperados, los más llamativos son los de uno de los ejemplares adultos, al que se ha llamado Neo. Según los autores, los fósiles han permitido una reconstrucción muy completa de su esqueleto, en especial la calavera que conserva gran parte de la cara, incluyendo los huesos de la región interna del ojo y la nariz.

“El esqueleto de Neo es uno de los más intactos jamás descubiertos. Técnicamente es más completo que el fósil de Lucy teniendo en cuenta el estado de conservación de cráneo y la mandíbula", apunta Lee Berger.

Para los autores, el estado de conservación de estos huesos añade muchos más detalles y ayuda a confirmar aspectos que ya se conocían tras el análisis de los primeros restos de este homínido.
“Este esqueleto conserva la clavícula y un fémur casi completo, lo que permite corroborar lo que ya sabíamos sobre su estatura y tamaño, y también que era capaz de caminar perfectamente y de escalar. Las vértebras, que están muy bien conservadas y son únicas, tienen una forma que solo habíamos visto en los neandertales”, explica Hawks.

Almacenamiento de cuerpos en cámaras funerarias

Las cámaras forman parte del sistema de cuevas Rising Star y se encuentran muy cerca entre sí. Esta cercanía y el hecho de encontrar restos de varios individuos en ellas sugiere a los científicos la idea de que el Homo naledi confinaba allí a sus muertos, un comportamiento que podría ser muestra de que tenían una gran inteligencia y, posiblemente, los primeros atisbos de cultura.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi usaba lugares oscuros y remotos para enterrar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un hecho casi idéntico ocurra por casualidad?”, observa Hawks.

Este tratamiento a los muertos es similar al de otras especies. Por ejemplo en España, en el yacimiento de la Sima de los Huesos, se han encontrado cuerpos neandertales almacenados de hace unos 400.000 años.

“Lo llamativo es que el cerebro del Homo naledi medía una tercera parte del nuestro. Claramente no eran humanos, pero tenían un comportamiento reconocible, un cuidado por otros individuos que continuaba después de sus muertes. Creo que podríamos estar ante las raíces más profundas de las prácticas culturales de la humanidad”, concluye Hawks.
Los restos almacenados en ambas cámaras proveen a los científicos del registro más completo de una especie homínida más allá de humanos y neandertales: unos 2.000 fósiles que suponen los esqueletos de 18 individuos.


Referencia bibliográfica:
John Hawks et al. “New fossil remains of Homo naledi from the Lesedi Chamber, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24232
Paul HGM Dirks et al. “The age of Homo naledi and associated sediments in the Rising Star Cave, South Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24231
Lee R Berger, John Hawks, Paul HGM Dirks, Marina Elliott, Eric M Roberts. “Homo naledi and Pleistocene hominin evolution in subequatorial Africa”. eLife, 2017 http://dx.doi.org/10.7554/eLife.24234

El homínido que vivió en África junto al ‘Homo sapiens’

Marina Elliott, una de las paleoantropólogas del equipo WITS UNIVERSITY

La datación de los fósiles y los sedimentos de la cueva, publicados hoy en la revista de acceso abierto eLife, aportan una enorme sorpresa, pues tienen entre 230.000 y 335.000 años, muchísimo menos de los dos millones de años que cabía esperar por los rasgos tan arcaicos del naledi. Las fechas implican que este homínido vivió en África al mismo tiempo que los primeros Homo sapiens y otros homínidos mucho más evolucionados, algo que hubiera resultado impensable hace pocos años y que supone una importante cura de humildad para nuestra especie y la versión clásica de la evolución del género Homo, con una progresión de homínidos cada vez con más cerebro hasta culminar en el sapiens, mientras desaparecen las especies menos evolucionadas.

“Ya no podemos asumir que sabemos qué especie hizo ciertas herramientas, o decir que fueron los humanos modernos los que iniciaron algunos de los comportamientos y tecnologías más rompedoras dentro del registro arqueológico de África”, señala Lee Berger, paleoantropólogo de la Universidad de Witwatersrand y coautor de los estudios, en una nota de prensa difundida por su institución. “Si hubo otra especie que compartió el mundo con los humanos modernos en África, es muy probable que haya otras. Solo tenemos que encontrarlas”, resalta.

En otro estudio publicado hoy, el equipo describe una segunda cámara en la cueva Rising Star donde se han hallado fósiles de al menos otros tres individuos, uno de ellos un niño de menos de cinco años. Entre los fósiles hay un cráneo muy completo que contribuye a dibujar el rostro de la nueva especie. Esta segunda cámara está a unos 100 metros de la primera. No hay restos de ningún otro animal ni de crecidas que pudieran haber arrastrado los huesos y parece que la cueva no tenía más entradas.
“Esto añade peso a la hipótesis de que el Homo naledi utilizaba sitios oscuros y de difícil acceso para depositar a sus muertos. ¿Qué posibilidades hay de que un segundo caso idéntico al primero se deba a una mera casualidad?”, señala John Hawks, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) y coautor de los estudios publicados hoy.

Como ya pasó tras su descubrimiento en 2015, los nuevos datos sobre Homo naledi plantean muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo sobrevivir un homínido tan primitivo en el mismo territorio que los humanos modernos?

María Martinón-Torres (derecha), del University College de Londres, señala que “estamos ante un caso parecido al Hombre de Flores, pero no se explica cómo [los naledi] pudieron permanecer aislados en las sabanas de África, es una intriga tremenda”.

El hallazgo guarda también paralelismos con la Sima de los Huesos de Atapuerca, otra concentración de fósiles humanos que posiblemente fueron puestos allí a propósito. “En un periodo similar, los homínidos de la Sima de los Huesos también enterraban a sus congéneres, pero existen diferencias abismales en su morfología y su capacidad craneal con los naledi. Habrá que plantearse cuán importante es el tamaño del cerebro para inferir comportamientos que considerábamos tan elevados”, resalta.
“El 95% de África está sin explorar en cuanto a fósiles humanos, su historia en el último medio millón de años puede ser tan compleja como la de Europa, con sus cinco tipos de humanos”, resalta Chris Stringer (izquierda), investigador del Museo de Historia Natural de Londres. “Hace unos 300.000 años en África había al menos tres tipos de humanos, los Homo rhodesiensis, los Homo sapiens tempranos y los Homo naledi, y quién sabe qué más habrá ahí afuera”, explica.

El científico plantea dudas sobre el posible enterramiento. “Aunque no se ha planteado ninguna otra hipótesis satisfactoria para la disposición de los restos del Homo naledi, muchos expertos consideramos que un comportamiento tan complejo es poco probable para una criatura con un cerebro similar al de un gorila, especialmente cuando hace falta dominar el fuego para iluminarse” dentro de la cueva, explica. Posiblemente se descubran otras entradas por las que los huesos podrían haber llegado allí de forma accidental, sugiere.

Fuente: EL PAIS

El ADN de 16 antiguos equinos cuestiona la teoría de la domesticación

La edad de oro del caballo

Hace 2300 años, un cambio en su cría pudo causar sus actuales problemas

La escasa diversidad genética y las mutaciones peligrosas que sufren los caballos en la actualidad se explicarían con un cambio en la manera de criarlos, que debió ocurrir hace 2.300 años aproximadamente. A este escenario apunta un estudio publicado el pasado abril en la revista Science. El trabajo analiza el ADN de 16 caballos enterrados en sepulturas rituales de la edad del bronce y del hierro en Rusia, Tuvá y Kazajistán.

El estudio ha aplicado a esos restos las técnicas de 'ADN antiguo': sistemas para sacar información de material biológico vetusto al alza en la paleontología. Gracias a ellas, los investigadores han deducido la variedad de colores y la robusta constitución de esos ejemplares. Además, han comprobado que durante miles de años los caballos domesticados gozaron de gran diversidad genética: luego, esta se redujo probablemente por la instauración de técnicas de cría basadas en cruzar los miembros de las familias con rasgos mejores. Esto explicaría ciertos problemas físicos y comportamentales de los caballos actuales.

“Lo que me entusiasma de este trabajo es la mezcla de historia y genética”, afirma Tomàs Marquès, investigador ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) del Institut de Biologia Evolutiva de Barcelona, cuyo grupo ha participado en el trabajo, dirigido por investigadores daneses.

Herodoto tenía razón:

CABALLOS DONADOS

Solo dos animales analizados estaban emparentados. Según Heródoto, los caballos sacrificados por los escitas eran donaciones de las tribus aliadas.

ESPECIE ÁRTICA EXTINGUIDA

En los caballos antiguos había ADN de una especie ártica extinguida que ha desaparecido en las especies actuales.

TEORÍA DE LA CRESTA NEURAL

El trabajo apoya la teoría de la cresta neural, según la cual la mayoría de los genes afectados por la selección artificial se encuentran en este tejido, que se forma en una fase del desarrollo embrionario y genera células que se distribuyen en el organismo e influyen en rasgos como el comportamiento amistoso y orejas flexibles.

En efecto, la domesticación del caballo (hace 5.500 años en Kazajistán) tuvo un gran impacto en la historia: revolucionó la guerra y el transporte y fue crucial en la economía, hasta la llegada del coche. El reciente trabajo ha abierto una ventana sobre esa historia, gracias a la costumbre de antiguos pueblos asiáticos de sepultar caballos al lado de los guerreros.

Los investigadores consiguieron muestras de una yegua de hace 4.100 años, enterrada en una sepultura de la cultura Sintashta (Rusia), y de dos sementales de hace 2.700 años y 11 más de hace 2.300, conservados en sendas sepulturas de la civilización escita (en la República de Tuvá y Kazajistán). Este intervalo de tiempo abarca las fases tempranas de la domesticación.
“Recuperar genomas enteros de hace miles de años es un reto tecnológico. Las muestras son huesos enterrados donde hay más bacterias que tejido”, explica Marquès. Por medio de protocolos que permiten aislar el ADN relevante, los científicos secuenciaron el genoma de 14 ejemplares y llevaron a cabo otros análisis sobre dos más.

Los genes revelan que los ejemplares eran de color castaño, bayo, negros, moteado y crema, y tenían fuertes músculos. “No se buscaba tanto la velocidad, sino la resistencia y la variedad”, deduce Marquès. Incluso hay evidencias de que las hembras debían tener grandes ubres, lo que sugiere que se ordeñaban las yeguas.

DIVERSIDAD

Sin embargo, lo más sorprendente fue la gran diversidad genética en la muestra, mayor a la de la especie actual. Esta homogeneidad conlleva la abundancia de mutaciones dañinas, por cruzar siempre los ejemplares de las “mejores familias”: es el llamado “coste de la domesticación”. “¡Cuándo se empezó a domesticar los caballos ese coste no existía!”, afirma Marquès. Los animales analizados son domesticados y seleccionados, pero la variabilidad genética es alta.
Sin embargo, muestras de caballos de épocas inmediatamente sucesivas ya presentan esa escasa diversidad. Por lo tanto, alrededor de hace 2.300 años debió ocurrir un cambio, posiblemente en la cría. Los antiguos debían mezclar ejemplares de poblaciones distintas. Hoy, el mismo semental se utiliza para cientos de cruces.

“El resultado cuadra con lo que ha ocurrido en otras especies cuando los humanos empezaron a aplicar una selección racial estricta”, comenta Jaume Fatjó, profesor de veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), no implicado en el trabajo. No obstante, Fatjó llama a la cautela. “Los estudios genéticos han tenido muchas idas y venidas en cuanto a datación de la domesticación”, explica. Marquès asegura que actualmente está trabajando en un análisis con más ejemplares de distintos sitios del mundo, para confirmar el cuadro.

Michele Catanzaro - El Periódico 7/5/17

Arqueólogos descubren restos de los primeros humanos del Neolítico en la Península Ibérica

Foto: Excavaciones en Cova Bonica, Barcelona. http://www.vallirana.cat

Arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han encontrado restos de humanos del Neolítico en la Península Ibérica. El hallazgo, que se ha producido en el yacimiento de Cova Bonica (Barcelona), establece que los primeros ganaderos y agricultores llegaron hace 7.400 años a la Península, lo que significa que, por el momento, son los restos más antiguos del Neolítico encontrados en esta región.

El estudio y las excavaciones en Cova Bonica han estado dirigidos, junto con Montserrat Sanz, por Joan Daura (UNIARQ-Universidad de Lisboa), Xavier Oms y Mireia Pedro (Universidad de Barcelona) y Pablo Martínez (CIPAG-Col·lectiu per a la Investigació de la Prehistòria i l'Arqueologia del Garraf-Ordal). Por su parte, la antropóloga Susana Mendiela, de la Universidad de Murcia, se encargó del estudio de los restos humanos.

"La singularidad de este yacimiento es que han encontrado restos humanos con sus objetos domésticos y esto nos permite relacionar la cultura material con unas prácticas ganaderas de esta población", ha explicado la investigadora Montserrat Sanz (izquierda), del departamento de Paleontología de la UCM y del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos.

Los trabajos se desarrollaron de 2008 a 2015 y sus resultados se acaban de publicar en Journal of Field Archaeology. Hasta el momento, los arqueólogos han identificado un total de 98 huesos humanos que corresponden a un mínimo de seis individuos de diferentes edades, desde los tres hasta los 35 años, y de al menos dos mujeres.
ANIMALES, PIEDRA Y CERÁMICA
Las dataciones de ese material óseo apuntan a que esos primeros ganaderos y agricultores llegaron hace 7.400 años a la Península desde Oriente Próximo a través de la ruta del mar Mediterráneo.


Dos adultos (25-35 años), un adolescente (12-13) y tres niños (de 9, 5 y menos de 3 años) son, al menos, los individuos a los que pertenecieron el casi centenar de huesos del yacimiento, entre los que se encuentran cráneos, dientes, costillas, cinturas pélvicas y huesos de manos y pies.
"Es relevante que, en menos de dos metros cuadrados, hayamos encontrado tanta cantidad de restos humanos", ha destacado Sanz, que añade que en ningún caso hallaron el esqueleto articulado, sino piezas sueltas.

Junto a los restos humanos, aparecieron también de animales (cabras y ovejas en su mayoría), ornamentos, útiles de piedra (sílex y cristal de roca) y fragmentos de cerámica. Estos últimos, según señala la codirectora, serían "de los más antiguos documentados en la Península Ibérica".

Restos arqueológicos de la capa IV 2 . A-C) cerámica Cardial; D) punzón de hueso; E) Jasper hojita; F-G) hojitas cristal de roca; H-I) perforada Columbella rustica (Escala 1 cm).

NUEVOS DATOS SOBRE LOS RITOS DE ENTERRAMIENTO

Este descubrimiento arroja nuevos datos sobre cómo eran los ritos de enterramiento de los cadáveres y se trata la primera evidencia de inhumaciones colectivas. "Observamos que las prácticas funerarias son muy heterogéneas, aunque parece que lo frecuente es encontrar los restos no articulados junto a sus objetos domésticos, por lo que quizá depositaran los cuerpos sin enterrar en cavidades o fueran enterramientos removidos", explica la experta.

Vista del trabajo de campo en el yacimiento / UCM

La arqueóloga de la UCM califica la excavación de "muy complicada" para llegar hasta los restos neolíticos por los diferentes usos que ha tenido la cueva a lo largo de los siglos, entre ellos como cantera, mina de calcita y hasta cultivo de champiñones.

Además, a partir de un estudio previo sobre el ADN del diente de uno de los restos pertenecientes a una mujer, los investigadores han confirmado datos que ya se sabían de otras investigaciones, como que "esos primeros ganaderos y agricultores eran intolerantes a la lactosa, tenían la piel clara, los ojos marrones y el pelo oscuro", declara Sanz.

"Del Neolítico hay numerosos yacimientos en la Península Ibérica, pero son muy escasos los que corresponden al momento más antiguo, como este", concluye la investigadora.

Fuente: elperiodico.com | 9 de mayo de 2017

Ganadores del II Festival de Cine Arqueológico de Castilla y León

El II Festival de Cine Arqueológico de Castilla y León, celebrado en Zamora los días 5, 6 y 7 de mayo de 2017, ha entregado los premios a los diversos cortometrajes y documentales participantes. En esta edición han participado un total de 25 documentales, procedentes de España, Francia, Argentina, Estados Unidos, Portugal y Macedonia.


El Reino de la Sal. 7000 años de historia en Hallstatt from MARQ Arqueológico de Alicante on Vimeo.

Los ganadores han sido:

Categoria de Documental:
Primer Premio: Viariato de Oro: “As pedras de San Lourenzo”. Manuel Gago (Galicia)


Segundo Premio: Viriato de Plata: “Handpast: Manos del Pasado”. Direccion general de bibliotecas – Extremadura (Extremadura).


Categoria de Cortometraje:

Primer Premio: Viariato de Oro: “El Reino de la Sal. 7000 años de Hallstat”. Domingo Rodes (Comunidad Valenciana).

Segundo Premio: Viriato de Plata: “Quivira conquistadors”. Teal Greyhavens (Estados Unidos)
Premio del Público: Ganador Premio del Público: “Romanização – Goberno e território”. Sergio Pereira. (Portugal)


Viriato de Oro: "As pedras de San Lourenzo"

En esta edición se han celebrado varias mesas redondas que han contado con la participación del director de cine Javier Trueba; Gonzalo Ruiz Zapatero, catedrático de arqueología de la Universidad Complutense de Madrid; Christoph Strieder; concejal de Turismo del Ayuntamiento de Zamora; José Pichel Andrés, periodista de la Agencia DiCYT; Raquel Portilla Casado (Zamora Protohistórica); la geóloga Marta Pérez Folgado; Sara Casamayor Mancisidor (Universidad de Salamanca) y Claire Leibovich (Universidad de Salamanca).


Viriato de Plata: "Handpast: Manos del Pasado"

Además se han proyectado dos películas de carácter divulgativo, como “La Cueva de los Sueños Olvidados” y “Adele y el misterio de la momia”.

Este festival, organizado por la Asociación Científico – Cultural ZamoraProtohistórica, ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Zamora, el Teatro Principal de Zamora, la Fundación de la Caja Rural de Zamora, la Agencia DiCYT y Video Coria.


Viriato de Oro: "El Reino de la Sal. 7000 años de Hallstat"