Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv ha descubierto las primeras indicaciones geológicas conocidas del cambio climático provocado por el hombre de hace 11.500 años.
Dentro de una muestra de sedimentos extraída del Mar Muerto, los investigadores descubrieron tasas de erosión a nivel de cuenca incompatibles con los regímenes tectónicos y climáticos conocidos del período registrado.
"El impacto humano en el medio ambiente natural está poniendo en peligro a todo el planeta", señala el profesor Shmuel Marco (izquierda), director de la Escuela de Geociencias de TAU, quien dirigió el equipo de investigación. "Por lo tanto, es crucial entender estos procesos fundamentales. Nuestro descubrimiento proporciona una evaluación cuantitativa para el comienzo de un impacto humano significativo en la geología y los ecosistemas de la Tierra", añade.
Los resultados del estudio se publicaron en Global and Planetary Change. La investigación fue llevada a cabo por el estudiante de post-doctorado de la Universidad de Tel Aviv, Yin Lu, en colaboración con los profesores Dani Nadel y Nicolas Waldman, ambos de la Universidad de Haifa.
El estudio se realizó como parte del proyecto de perforación profunda del Mar Muerto, en el que se aprovechó un núcleo de perforación de 500 metros de profundidad para ahondar en la cuenca del Mar Muerto. La muestra proporcionó al equipo un registro de sedimentos de los últimos 220.000 años.
La erosión recién descubierta se produjo durante la Revolución Neolítica, la transición a gran escala de las culturas humanas de la caza y la recolección a la agricultura y el asentamiento. El cambio dio como resultado una población humana exponencialmente mayor en el planeta.
"La vegetación natural fue reemplazada por cultivos, los animales fueron domesticados, el pastoreo redujo la cubierta vegetal natural y la deforestación proporcionó más área para el pastoreo -comenta Marco-. Todo esto provocó la intensificación de la erosión de la superficie y el aumento de la sedimentación, que hemos descubierto en la muestras del Mar Muerto".
La cuenca de drenaje del Mar Muerto sirve como un laboratorio natural para entender cómo las tasas de sedimentación en una cuenca profunda están relacionadas con el cambio climático, la tectónica y los impactos, causados por el hombre en el paisaje.
"Observamos un aumento de tres veces de arena fina que fue llevada al Mar Muerto por las inundaciones estacionales", apunta Marco, que indica que esta erosión intensificada es incompatible con los regímenes tectónicos y climáticos durante el Holoceno, la época geológica que comenzó después del Pleistoceno hace unos 11.700 años.
Los investigadores están actualmente en proceso de recuperar el registro de terremotos del mismo núcleo de perforación. "Hemos identificado alteraciones en las capas de sedimentos que fueron provocadas por el temblor del fondo del lago", agrega el investigador. "Nos proporcionará una memoria de 220.000 años, el registro de terremotos más extenso del mundo", concluye.
Una nueva investigación de núcleos de hielo antiguo extraídos en los Alpes combinada con los registros históricos de la Peste Negra que asoló Europa entre 1349 y 1353 constata que el nivel natural de plomo en el aire era esencialmente cero, que la contaminación por este metal, procedente de la minería y la fundición, fue detectable mucho antes de la Revolución Industrial y sólo cuando la pandemia de la Peste Negra detuvo esas actividades llevó al aire a regresar a los niveles naturales. "Estos nuevos datos muestran que la actividad humana ha contaminado el aire europeo casi ininterrumpidamente durante los últimos 2000 años", escriben los autores del estudio, aceptado para publicación en GeoHealth, una revista de la Unión Geofísica Americana.
"Solo un colapso devastador en la población y la actividad económica causada por la enfermedad pandémica redujo la contaminación atmosférica a lo que ahora se puede denominar, con mayor precisión, antecedentes o niveles naturales", afirma.
Los nuevos hallazgos podrían afectar a las normas actuales para la contaminación por plomo. La política actual de salud pública y medio ambiente considera que los niveles de contaminación por plomo preindustriales son "naturales" y, por lo tanto, presumiblemente "seguros", pero esta hipótesis puede necesitar ser reexaminada, según los autores del estudio.
Amenazas más acuciantes
La polución, la sobrepesca y el cambio climático, algunas de las amenazas más acuciantes para los océanos, pueden revertirse si las naciones apuestan por la gobernanza colectiva, según han expuestos estos días líderes internacionales en la primera Conferencia sobre los Océanos de la ONU. El secretario general de la ONU, António Guterres, instó en la inauguración del foro a "dejar a un lado el beneficio nacional a corto plazo para evitar una catástrofe global a largo plazo".
Nuevo modelo de gobernanza
Guterres llamó a los Estados miembros de la ONU a dialogar para definir un nuevo modelo de gobernanza de los océanos, cuya salud se ha visto gravemente dañada en las últimas décadas como consecuencia de la contaminación, la pesca sin control y los efectos del cambio climático. Peter Christian, presidente de los Estados Federados de Micronesia, quien dio voz a la preocupación de los isleños por la utilización del océano como "basurero" y "campo de prueba de armas", destacó el esfuerzo colectivo del Acuerdo de París sobre el clima para el "bienestar" de los mares.
El sitio de Amarna visto desde los acantilados del desierto al norte de la ciudad. Fotografía: Mary Shepperson / Cortesía del Proyecto Amarna
El faraón Akenatón la llamó Amarna, «El horizonte del Sol», y trasladó la capital de Egipto hasta esta nueva ciudad a mitad de camino entre Tebas y Menfis. Había ordenado su construcción hacia el quinto año de su reinado para escenificar el nuevo culto a Atón, con un gran templo al dios solar y grandiosos palacios para el faraón y Nefertiti, edificios administrativos, viviendas... Nuevas evidencias descubiertas ahora apuntan a que esta gran ciudad, abandonada poco después de la muerte del faraón (c. 1332 a.C.), fue construida con mano de obra infantil.
Las excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo en el cementerio situado al sur, donde se estima que hay unos 6.000 enterramientos, revelan el trabajo duro, la mala salud y la muerte relativamente temprana de los escalones más bajos de la sociedad egipcia. El análisis de los restos humanos muestran que existía una alta mortalidad infantil y las causas habituales de muerte en la edad adulta: por enfermedad, durante el parto, por lesiones o por edad. «Nada particularmente inusual», explica la arqueóloga del Proyecto AmarnaMary Shepperson, en «The Guardian».
Mary Shepperson excavando tumbas en el cementerio situado al Norte de Amarna. Fotografía: Mary Shepperson / Cortesía del Proyecto Amarna
Los trabajos de excavación que se iniciaron en 2015 en otro de los cementerios de Amarna, en el Norte, detrás de una serie de tumbas de cortesanos, mostraron unos enterramientos aún más simples que en el cementerio del Sur, sin apenas ajuar. Casi todos los esqueletos allí exhumados corresponden a niños, adolescentes y jóvenes, sin rastro alguno de bebés o adultos. Más del 90% de los esqueletos pertenecieron apersonas de entre 7 y 25 años, y la mayoría tenía menos de 15 años, paradójicamente la edad de mayor salud y con menos probabilidades de morir. «Se trata de un lugar de enterramiento para adolescentes», resalta Shepperson.
Un entierro situado en el cementerio del Norte. Dos esqueletos juveniles se colocaron uno encima del otro con sus cabezas en extremos opuestos. Fotografía: Mary Shepperson / Cortesía del Proyecto Amarna.
El estudio de sus restos muestran que la mayoría tenía algún tipo de lesión traumática y alrededor del 10% habían desarrollado osteoartritis.Incluso en menores de 15 años se encontró queel 16% tenía fracturas de columna, junto a otras anomalías asociadas con grandes cargas de trabajo. Eran restos de niños y adolescentes que tenían que realizar trabajos pesados habitualmente.
El aislamiento de estos enterramientos y el hecho de que fueran sepultados con poco cuidado y sin ajuar «sugiere que no fueron devueltos a sus familias para su entierro, que vivían y morían lejos del cuidado de sus familiares», continúa la arqueóloga. Había, además, un gran número de enterramientos múltiples, sin ser un grupo familiar, y los cuerpos estaban apilados directamente unos sobre otros.
El cementerio, con al menos 2.000 enterramientos, se encuentrade camino a las principales canteras de piedra, lo que ha llevado a pensar a los arqueólogos que eran empleados como mano de obra no calificada durante la frenética construcción de la nueva ciudad.
Izquierda: Principales centros de Paleolítico Medio (triángulos) y las ciudades modernas (cuadrados) en el Cercano Oriente. Derecha: Localización de 'Ein Qashish y otros sitios del Paleolítico Medio en el norte de Israel.
Un estudio realizado por un equipo internacional y encabezado por investigadores israelíes podría comprobar que los neandertales en el Levante mediterráneo no vivían exclusivamente en cavernas como se creía anteriormente.
De acuerdo con este estudio publicado el miércoles por el diario Scientfic Reports, los neandertales formaban parte de una población resistente que sobrevivió exitosamente dentro y fuera de las cavernas hace alrededor de 60.000 años, antes de que los humanos modernos llegaran a esta región.
El estudio se enfocó en el análisis de los restos de dos pares de esqueletos de neandertales hallados a las afueras de las cuevas del Levante. Los restos datan del Paleolítico medio, hace unos 60.000 y 70.000 años.
El destino de los neandertales y la naturaleza de sus interacciones con los humanos modernos son parte del enfoque principal de las investigaciones del Paleolítico medio, que duró alrededor de 200.000 años. El Medio Oriente es la única región conocida en la que estas dos poblaciones coexistieron durante esa época.
El trabajo de campo en este sitio y las consecuentes investigaciones sobre los hallazgos fueron llevados a cabo por estudiantes de la Autoridad de Antigüedades, la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Universidad de Tel Aviv y la universidad de Haifa.
Varios investigadores han postulado que los neandertales se adaptaron a la vida en terrenos montañosos mientras que los humanos modernos se adaptaron de mejor forma a paisajes planos y abiertos. No obstante, los hallazgos de Ein Qashish -donde se llevó a cabo esta investigación- han comprobado que los neandertales habitaban sitios de diversas características topográficas y de distintos contextos ecológicos.
Crean un mapa basado en las calzadas romanas del año 125 d.C recorriendo Europa, Oriente Medio y el norte de África. En España encontramos paradas tan conocidas como Hispalis (Sevilla), Toletum (Toledo) o Asturica (Asturias), que se encuentran enlazadas por cómo eran las vías del imperio.
'Todos los caminos conducen a Roma', este dicho se ha hecho realidad tras la adaptación de las calzadas romanas del año 125 d.C, como si fuera un mapa del Metro que recorre Europa, Oriente Medio y el norte de África.
El mapa es obra de Alexandr Sasha Trubetskoy, estudiante de economía en la Universidad de Chicago, que afirma, que el elemento creativo más importante fue la elección de los caminos y ciudades que se iban a incluir, ya que no podía incluir todas las calzadas romanas, solo las principales.
Además, admite, que se tomó algunas algunas libertades con las rutas y los nombres utilizados, aunque en la mayoría de los casos se basó en las principales carreteras que existían en el siglo II d.C . No obstante, sigue teniendo un gran interés en los aficionados amantes de la historia antigua.
En España encontramos las paradas de metro Hispalis (Sevilla), Toletum (Toledo) o Asturica (Asturias), que se encuentran enlazadas por como eran las vías del imperio.
En el mapa podemos encontrar vías tan conocidas como la Augusta, que recorre desde Sevilla (Hispalia) hasta Tarraco (Tarragona) por la costa mediterránea.
Restos de una mandíbula hallados en Jebel Irhoud (Marruecos).JEAN-JACQUES HUBLIN, MPI EVA LEIPZIG
La cuna de la humanidad se desplaza a Marruecos. Un equipo de científicos ha descubierto en el yacimiento de Jebel Irhoud restos humanos de 300.000 años, que atribuyen a los orígenes de nuestra especie. Hasta ahora, los primeros Homo sapiens aparecían de repente en la historia, como caídos en un paracaídas hace 195.000 años sobre algunos puntos de Etiopía.
El yacimiento marroquí se conoce desde 1960, cuando unos mineros se toparon con cavidades habitadas en el Paleolítico. Entonces se desenterraron varios fósiles humanos, asociados a afiladas herramientas de sílex. Los restos se dataron en 40.000 años y luego en 160.000 años. Ahora, un equipo dirigido por el paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin ha hallado más fósiles humanos, incluidos fragmentos de una calavera y de una mandíbula. Una nueva datación, con las últimas tecnologías, apunta a que estas personas vivieron hace unos 300.000 años.
Los restos de Jebel Irhoud sugieren que la cara de aquellos humanos pasaría desapercibida hoy en cualquier calle. Su cráneo, sin embargo, era achatado, no alto como el de los humanos modernos. “Los llamamos Homo sapiens porque pertenecen a los orígenes de nuestro linaje. Pero no pretendemos que sean humanos modernos, gente como nosotros, porque su cerebro todavía tenía que evolucionar hasta ser como el nuestro. ¡La evolución existe!”, explica Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig (Alemania).
Foto: El paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin posa con una calavera del Homo Sapiens descubierta en Marruecos. AFP.
El nuevo hallazgo, que se anuncia hoy en la revista Nature, sugiere que la emergencia de los Homo sapiens llegó tras un proceso evolutivo que implicó a todo el continente africano. Otro cráneo fósil, descubierto en 1932 en Florisbad (Sudáfrica), ha sido datado provisionalmente en 260.000 años. Con los fósiles que hay hoy sobre la mesa, la comunidad científica sostiene que los Homo sapiens surgieron en África a partir de los Homo heidelbergensis, una especie más arcaica.
“Homo sapiens era hasta ahora la especie sin pasado. Aparecía como de la nada en el registro fósil africano hace 200.000 años”, reflexiona la paleoantropóloga María Martinón Torres (izquierda), investigadora del University College de Londres. En su opinión, el hallazgo de Jebel Irhoud “cubre un vacío bastante importante sobre el origen de Homo sapiens”. Sin embargo, es escéptica con la clasificación.
“Lo que no tengo tan claro es que podamos llamarlos Homo sapiens, porque todavía no tienen las características que definen a los humanos modernos, como el cráneo alto y el abombamiento parietal, que sí están presentes en otros Homo sapiens arcaicos, como los de los yacimientos de Qafzeh (Israel) o incluso el de Herto (Etiopía)”, expone. Para Martinón Torres, lo de Jebel Irhoud son “presapiens”, hasta que se demuestre lo contrario. El genetista Carles Lalueza-Fox (derecha), uno de los mayores expertos mundiales en ADN antiguo, también recela de las conclusiones de Hublin. “Que haya restos parecidos a los primeros Homo sapiens no es incompatible con el hecho de que todas las estimaciones genéticas siguen situando el origen de la diversidad genética actual en unos 200.000 años”, opina.
Como buen genetista, Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, cree que el concepto de especie es algo arbitrario. “El panorama del ser humano en África en los albores de nuestra especie es mucho más complejo de lo que nos habíamos pensado. Probablemente coexistieron formas muy diversas con morfologías más o menos modernas junto con otras más primitivas, y sin duda por todo el continente”, hipotetiza.
El geólogo Juan Cruz Larrasoaña (izquierda) ha colaborado con Hublin en la reconstrucción del clima del norte de África durante el Paleolítico. “Debido a la configuración de la órbita de la Tierra, hay periodos en los que el clima del Sáhara fue más apto para la especie humana. Se expandieron los ríos y la sabana”, señala. “El Sáhara no siempre fue una barrera”, subraya Larrasoaña, del Instituto Geológico y Minero de España. “Aparecerán fósiles de edades insospechadas en lugares inesperados. Y cada hallazgo desmontará algún paradigma”, sentencia.
EL 'ATAPUERCA' DE LOSHOMO SAPIENS
El antropólogo británico Chris Stringer (izquierda) y su colega Julia Galway-Witham (derecha) lo tienen claro: los restos de 300.000 años hallados en el yacimiento de Jebel Irhoud “son los fósiles de Homo sapiens más antiguos”. En un artículo de análisis publicado en la revista Nature, Stringer y Galway-Witham, del Museo de Historia Natural de Londres, animan a revisar las actuales ideas sobre la evolución humana en África.
“Los fósiles de Jebel Irhoud pueden iluminar la evolución de nuestra especie de manera equivalente a cómo los fósiles de neandertales tempranos de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, han proporcionado información sobre el desarrollo de los neandertales”, escriben los autores en Nature. Hace 430.000 años, al menos 28 niños y adultos quedaron sepultados en una cueva de la Sierra de Atapuerca, en Burgos. Su ADN muestra un parentesco cercano con los neandertales. Y sus restos han iluminado la vida de esta especie, prima de los sapiens.
Los fósiles más antiguos de 'Homo sapiens' revolucionan el origen del ser humano moderno
Un equipo de científicos del Instituto Max Plank ha encontrado en la localidad de Jebel Irhoud, Marruecos, los restos más antiguos de Homo sapiens registrados hasta la fecha. Con una antigüedad de entre 300.000 y 350.000 años, el hallazgo evidencia el origen del hombre moderno fuera del África subsahariana y antes de lo que se pensaba.
Vista de la cara de Homo sapiens de Jebel Irhoud PHILIP GUNZMPI EVA El registro fósil emplazaba en eleste de África, en Etiopía, las primeras formas de Homo sapiens, con una antigüedad de 195.000 años. El cráneo parcial y la mandíbula inferior descubiertos ahora por el paleoantropólogo Jean-Jaques Hublin y su grupo, datan de 100.000 años antes y proceden de un área distinta, lo que abre el debate a nuevas teorías sobre la evolución de nuestra especie.
Otra de las dudas más recurrentes sobre nuestra evolución está en si el hombre evolucionó hace unos 200.000 añosde manera rápida o lo hizo de forma gradual durante los últimos 400.000 años, pues el tiempo exacto y el origen de las especies que surgieron del humano ancestral dentro del género Homo no se conocen.
El punto de división entre el Homo sapiens y el neandertal o el hombre de Denisova ocurrió hace 500.000 años, aún muy temprano comparado con los fósiles más antiguos que tenemos ahora de este homínido. Cómo apuntan Chris Stringer y Julia Galway-Witham en una revisión del trabajo de Hublin también publicada en Nature, aún pudo existir un punto intermedio con rasgos arcaicos anteriores a los que conforman la anatomía del hombre moderno, aunque identificar estos fósiles resulta complicado.
Jebel Irhoud es un lugar conocido para los antropólogos, pues en los años 60 ya se habían encontrado herramientas de la cultura musteriense y restos fósiles humanos de 40.000 años de antigüedad. Como por aquel entonces aún se creía que el Homo sapiens había evolucionado del neandertal, en su momento estos fósiles fueron atribuidos a un tipo neandertal africano.
Posteriores estudios en los años 70 descartaron el parecido del cráneo del hombre de Jebel Irhoud con los neandertales, pero no se consideró que fuera un Homo sapiens por corresponder a una época temprana.
Los nuevos restos descubiertos ahora por Hublin abren el debate sobre la especie que habitó en esta zona.
Un debate de especies entre Hublin y Arsuaga El antropólogo español Juan Luis Arsuaga (izquierda), codirector del sitio arqueológico de Atapuerca, no comparte que los fósiles encontrados en Marruecos por el equipo de Hublin se correspondan con la especie Homo sapiens.
En declaraciones a EL MUNDO, el investigador ha expresado que estos nuevos restos que se añaden a los que ya se tenían de ese yacimiento, "siempre se han considerado como pre-sapiens", un antepasado nuestro directo anterior al Homo sapiens.
"En el artículo se demuestra que no tienen nada que ver con los neandertales, pero el que no sean neandertales, ni antepasados de los neandertales, no quiere decir que ya sean Homo sapiens. A mí me parece que siguen siendo pre-sapiens", ha aseverado.
La clave, según Arsuaga, está en la falta de los rasgos más típicos de nuestra especie, "como es una frente vertical bien levantada, una mandíbula con un mentón sobresaliente y bien formado y una cara realmente 'esculpida', más excavada por debajo de las órbitas, en el maxilar".
Reconstrucción del cráneo a partir de los fósiles encontrados en Jebel Irhoud PHILIP GUNZMPI EVA
Jean-Jaques Hublin, por su parte, ha contestado a las afirmaciones de Arsuaga a través de este medio y considera "irrazonable tener que multiplicar el número de nombres específicos a lo largo de un solo linaje". De hecho, ha exagerado su argumentación para rebatir al investigador español: "Algunos genetistas argumentarían que todos los homínidos posteriores a hace 2 millones probablemente representan una única especie biológica, en términos de falta de aislamiento reproductivo [dado que la imposibilidad de tener una descendencia fértil es el concepto que científicamente se utiliza para describir nuevas especies]".
En todo caso Hublin no afirma que los homínidos de Irhoud sean como nosotros, hombres modernos. "La evolución existe a lo largo del tiempo dentro de una especie. Para mí, Irhoud merece la denominación sapiens tanto como los restos de la Sima de Los Huesos representan formas primitivas de Neandertales. En ambos casos el comienzo del linaje es bastante diferente del final, multiplicar el número de "nombres" no añade nada a la comprensión de la filogenia", ha concluido.
Vista del yacimiento arqueológico SHANNON MCPHERRONMPI EVA
El estudio del ADN, que podría arrojar más datos al respecto, no ha podido realizarse. El paleoantropólogo francés, que ha mencionado en una rueda de prensa que no se han encontrado restos de ADN en los huesos del yacimiento marroquí, ha confirmado a EL MUNDO que las características tan antiguas y las temperaturas tan altas que se dan en este lugar tampoco han permitido encontrar ADN entre los sedimentos, en referencia a una nueva técnica que se ha desarrollado desde el propio Instituto Max Planck para el que trabaja.
Cinco individuos y numerosas herramientas
El proyecto desarrollado por Hublin, que arrancó en 2004, ha dado lugar a la identificación de los restos de cinco individuos a partir de fragmentos craneales y dientes. La presencia de numerosos utensilios de piedra ha permitido la datación, en 300.000 años, de estos restos mediante técnicas de termoluminiscencia sobre sílex incandescente.
Herramientas y mandíbula recién halladas en Jebel Irhoud MOHAMMED KAMALJEAN-JAQUES HUBLIN
Los investigadores calcularon también la edad de una de las mandíbulas encontradas en los años 60 que, con los métodos actuales de medida de radiactividad en el sedimento, concuerda con los datos que han obtenido del análisis del sílex.
Un equipo de científicos ha descubierto huesos fósiles de Homo Sapiens de hace unos 300.000 años en Jebel Irhoud, Marruecos, que representan la evidencia fósil más antigua datada con certeza de nuestra especie.
La datación es 100.000 años previa a los fósiles de Homo sapiens más antiguos conocidos hasta ahora. Los descubrimientos -detallados en dos artículos que se publican en la edición de este jueves de la revista Nature- revelan una compleja historia evolutiva de la humanidad que probablemente involucró a todo el continente africano.
El hallazgo corresponde a un equipo de investigación internacional dirigido por Jean-Jacques Hublin del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania, y Abdelouahed Ben-Ncer , del Instituto Nacional de Arqueología y Patrimonio (INSAP), en Rabat.
Foto: El paleo-amtropólogo francés Jean-Jacques Hublin (d) y y Abdeluahed Ben-Nacer del Instituo Nacional de Aqrueología y Ptrimonio de Marruecos posan con un cráneo de Homo Sapiens descubierto en ese país, el 6 de junio de 2017 (afp_tickers)
Tanto los datos genéticos de los seres humanos actuales como los restos fósiles apuntan a un origen africano del Homo sapiens. Anteriormente, los fósiles de esta especie más antiguos y con datación segura eran conocidos del sitio de Omo Kibish, en Etiopía, fechado en hace 195.000 años. En Herto, también en Etiopía, un fósil Homo sapiens está fechado hace 160.000 años.
Hasta ahora, la mayoría de los investigadores creían que todos los seres humanos que vivían hoy descendían de una población que vivía en África Oriental hace unos 200.000 años. "Solíamos pensar que había una cuna de la humanidad hace 200.000 años en el este de África, pero nuestros nuevos datos revelan que el Homo sapiens se extendió por todo el continente africano hace unos 300.000 años. Mucho antes de la dispersión fuera de África del Homo sapiens, hubo dispersión dentro de África", dice el paleoantropólogo Jean-Jacques Hublin.
El sitio marroquí de Jebel Irhoud ha sido bien conocido desde la década de 1960 por sus fósiles humanos y por sus artefactos de la Edad Media de la Edad de Piedra. Sin embargo, la interpretación de los homínidos de Irhoud ha sido complicada por las persistentes incertidumbres que rodean su edad geológica. El nuevo proyecto de excavación, que comenzó en 2004, dio lugar al descubrimiento in situ de nuevos fósiles de Homo sapiens, aumentando su número de seis a 22.
Estos hallazgos confirman la importancia de Jebel Irhoud como el sitio más antiguo y más rico de homínidos de la Edad Media de la Edad de Piedra en África, una etapa temprana de nuestra especie. Los restos fósiles de Jebel Irhoud comprenden cráneos, dientes y huesos largos de al menos cinco individuos. Para proporcionar una cronología precisa de estos hallazgos, los investigadores utilizaron el método de datación por termoluminiscencia sobre pedernales calentados encontrados en los mismos depósitos. Estos pedernales eran de aproximadamente hace 300.000 años y, por lo tanto, empujan hacia atrás los orígenes de nuestra especie en 100.000 años.
"Los sitios bien datados de esta época son excepcionalmente raros en África, pero tuvimos la suerte de que muchos de los artefactos de pedernal de Jebel Irhoud habían sido calentados en el pasado", dice el experto en geocronología Daniel Richter (izquierda), del Instituto Max Planck en Leipzig (Alemania). "Esto nos permitió aplicar métodos de datación de termoluminiscencia sobre los artefactos de pedernal y establecer una cronología consistente para los nuevos fósiles de homínidos y las capas sobre ellos", explica Richter.
La morfología facial humana, desde el inicio
Además, el equipo pudo recalcular una edad directa de la mandíbula Jebel Irhoud 3 encontrada en los años 60, que había sido previamente fechada en hace 160.000 años atrás por un método especial de datación por resonancia de spin de electrones.
Utilizando nuevas medidas de radioactividad de los sedimentos de Jebel Irhoud y como resultado de mejoras metodológicas, la nueva edad calculada de este fósil está de acuerdo con las edades termoluminiscentes y mucho más antiguas de lo que se había realizado anteriormente. "Utilizamos métodos de datación de vanguardia y adoptamos los enfoques más conservadores para determinar con precisión la edad de Irhoud", añade Richter.
El cráneo de los seres humanos modernos que viven hoy se caracteriza por una combinación de rasgos que nos distinguen de nuestros parientes fósiles y antepasados: una cara pequeña y una caja del cráneo globular. Los fósiles de Jebel Irhoud exhiben un rostro y dientes de apariencia moderna y una coraza grande, pero de apariencia más arcaica. Hublin y su equipo utilizaron exploraciones micro tomográficas computarizadas de última generación y análisis de forma estadística basados en cientos de medidas 3D para mostrar que la forma facial de los fósiles de Jebel Irhoud es casi indistinguible de la de los seres humanos modernos que viven hoy.
Sin embargo, en contraste con su morfología facial moderna, la cría de Jebel Irhoud conserva una forma arcaica algo alargada de la cintura. "La forma interna de la caja del cráneo refleja la forma del cerebro", explica el paleontólogo Philipp Gunz (derecha), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. "Nuestros hallazgos sugieren que la moderna morfología facial humana se estableció desde el principio en la historia de nuestra especie y que la forma cerebral y posiblemente el cerebro, que se desarrolló dentro del linaje del Homo sapiens", dice Philipp Gunz.
Las comparaciones de ADN antiguo extraído de Neanderthales y denisovanos al ADN de los seres humanos actuales revelaron diferencias en los genes que afectan al cerebro y el sistema nervioso. La morfología y la edad de los fósiles de Jebel Irhoud también corroboran la interpretación de un enigmático cráneo parcial de Florisbad, al sur África, como uno de los primeros representantes del Homo sapiens.
Los primeros fósiles Homo sapiens se encuentran en todo el continente africano: Jebel Irhoud, Marruecos (300.000 años), Florisbad, Sudáfrica (260.000 años) y Omo Kibish, Etiopía (195.000 años), lo que indica una compleja historia evolutiva de nuestra especie, posiblemente involucrando a todo el continente africano.
"Se ha descuidado el norte de África en los debates sobre el origen de nuestra especie. Los espectaculares descubrimientos de Jebel Irhoud demuestran las conexiones estrechas del Magreb con el resto del continente africano en el momento de la emergencia del Homo sapiens", dice Abdelouahed Ben-Ncer. Los fósiles se encontraron en depósitos que contenían huesos de animales que mostraban evidencia de haber sido cazados, siendo las gacelas la especie más frecuente.
Las herramientas de piedra asociadas con estos fósiles pertenecen a la Edad Media de Piedra y los artefactos de Jebel Irhoud muestran el uso de técnicas de Levallois y las formas puntiagudas son las más comunes. La mayoría de las herramientas de piedra se hicieron de sílex de alta calidad importados en el sitio. Las hachas de mano, una herramienta comúnmente encontrada en sitios antiguos, no están presentes en Jebel Irhoud.
Los conjuntos de artefactos de la Edad Media de Piedra, como el que se recuperó de Jebel Irhoud, se encuentran en toda África en este momento y probablemente hablan de una adaptación que permitiera que el Homo sapiens se dispersara a través del continente.
"Los artefactos de piedra de Jebel Irhoud parecen muy similares a los de depósitos de edad similar en el este de África y en el sur de África --dice el arqueólogo del Instituto Max Planck, Shannon McPherron (izquierda)--. Es probable que las innovaciones tecnológicas de la Edad Media de Piedra en África estén relacionadas con la aparición del Homo sapiens".
Los nuevos hallazgos de Jebel Irhoud elucidan la evolución del Homo sapiens y muestran que nuestra especie evolucionó mucho antes de lo que se pensaba anteriormente. La dispersión del Homo sapiens en toda África alrededor de 300.000 años es el resultado de cambios tanto en la biología como en el comportamiento.
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