Descubre los antiguos Ushabtis egipcios: Los sirvientes de los muertos a subasta

La tecnología actual hace que comprar, vender e investigar hallazgos arqueológicos sea más fácil que nunca. Y la plataforma de subastas online Catawiki se ha propuesto como misión poner estos objetos especiales a disposición de todos. Cada semana organizan alrededor de 10 subastas de objetos arqueológicos diferentes, elaboradas por su equipo de 4 expertos en arqueología. Hoy, sus expertos quieren compartir la historia de uno de los miles de objetos a subasta: un ushabti para el sacerdote de Smentet Padiusir.


La figura ushabti es, probablemente, el artefacto más distintivo que simboliza la cultura egipcia antigua. Sin duda, es el más popular entre los coleccionistas. Hay dos tipos básicos de estas figuras funerarias. La más común es la figura momiforme con la inscripción jeroglífica del capítulo 6 del Libro egipcio de los Muertos, así como los nombres y títulos de los difuntos.

La aparición de los sirvientes de los muertos

En el Reino Antiguo o Edad de las Pirámides, solo la élite más alta tenía figuras funerarias de madera o piedra que representaban a los difuntos, su familia y, lo más importante, sus sirvientes. Con la certeza de que un ejército de sirvientes haría el trabajo duro por él y su familia, el dueño de la tumba podría disfrutar de la eternidad como un hombre de ocio.


En el Reino Medio, la riqueza y el estatus privados se extendieron. Los entierros se volvieron más sencillos, sin los relieves minuciosamente decorados del Reino Antiguo que rodeaban al dueño de la tumba con representaciones de sus posesiones y sirvientes. La nobleza se enterraba en cámaras funerarias no decoradas. En su lugar, los modelos de tumbas de madera de hombres y mujeres sirvientes, estancias y barcos dominaban la práctica egipcia de los entierros. Fue a partir de ahí que se desarrolló el shabti, o figura funeraria momiforme requerida para hacer el trabajo del difunto en la otra vida.

Respondiendo a la llamada

Estas figuras fueron llamadas originalmente Shawabtis, basadas en el uso de persea o madera "shawab" en su creación. Los entierros de los ricos estaban provistos de 365 obreros en forma de momias y 36 figuras supervisoras, vestidas con el atuendo del día a día, y lo que es más importante, blandiendo el látigo de la autoridad.


"Cuando X es llamado a llevar la arena del oeste al este, y del este al oeste, aquí estoy, dirás tú," dice el capítulo del Libro de los Muertos, la guía de papiro de Egipto al inframundo, gobernado por el dios Osiris. Representado también como una figura momiforme, esto llevó a que las figuras funerarias fueran llamadas ushabtis o "contestadores". El difunto (o la difunta) se convierte en Osiris después de pasar las diversas pruebas del inframundo egipcio.

Coleccionar Ushabtis hoy en día

Los Ushabtis son populares entre los coleccionistas por su variedad de materiales, estilos diferentes y, sobre todo, por la información genealógica y social que proporcionan en sus títulos.


Aquí tenemos un ushabti de Padiusir, cuyo nombre se traduce literalmente como "Un regalo de Osiris". El nombre de su madre aparece como Irbinat y se le identifica como sacerdote de la diosa Smentet. Vivió durante la época en que los persas, y luego los griegos, ocuparon Egipto y Herodoto informó que el ejército egipcio fue derrotado por los persas conduciendo gatos ante ellos. Como los egipcios creían que los gatos eran sagrados, el ejército no se arriesgaría a dañar a un animal sagrado.


Así, se puede aprender y comprender mucho sobre la estructura de la antigua sociedad egipcia gracias a una pequeña estatuilla moldeada a partir de la fayenza egipcia. Podrás encontrar ushabtis como este y otros tesoros en la subasta de hallazgos y restos arqueológicos del Antiguo Egipto. También puedes registrarte aquí para empezar a vender tus propios tesoros en las subastas semanales de Catawiki.

Los neandertales dejaron su rastro en la apariencia humana

Aunque ya se conocía que algunos genes neandertales habían contribuido a cierta inmunidad corporal, un reciente estudio publicado este jueves por American Journal of Human Genetics ha demostrado que también dejaron su impronta en otras características, como el tono de piel o el color del pelo. Incluso en los patrones de sueño o las posibilidades de ser o no fumador.
Después de que los humanos y los neandertales se conocieron hace muchos miles de años, las dos especies comenzaron a cruzarse, y aunque los neandertales ya no existen, cerca del 2 por ciento del ADN de los no africanos que viven hoy proviene de ellos.

Janet Kelso (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, quien ha dirigido este estudio, explica que su equipo estaba interesado en explorar las conexiones entre el ADN neandertal y los rasgos no relacionados con las enfermedades.

En otras palabras, "querían descubrir la influencia que el ADN neandertal podría tener sobre la variación ordinaria en la gente de hoy".
Debido a que los alelos -cada una de las versiones de un gen- de neandertal son relativamente raros, los investigadores necesitaban datos que representaran un número realmente grande de personas.

Más de 112.000 participantes en el estudio piloto

Así, hallaron estas conclusiones gracias los datos provistos por más de 112.000 participantes en el estudio piloto del Biobanco de Reino Unido.
El Biobanco incluye datos genéticos junto con información sobre muchos rasgos relacionados con la apariencia física, la dieta, la exposición al sol, el comportamiento y la enfermedades de aquellas personas que tienen en sus registros.

Estudios anteriores habían sugerido que los genes humanos implicados en la piel y la biología del cabello estaban fuertemente influenciados por el ADN de neandertal, pero no estaba claro cómo sucedía, explica Kelso.

"Ahora podemos demostrar que se trata del tono de la piel, y la facilidad con la que uno broncea, así como el color del cabello los rasgos que se han visto influenciados", agrega.
"Estos hallazgos sugieren que los neandertales podrían haber diferido en sus cabellos y tonos de piel, como lo hacen las personas", añade Michael Dannemann (derecha), primer autor del estudio.

Kelso señala que los rasgos influenciados por el ADN del neandertal, incluyendo la pigmentación de la piel y el cabello, el estado de ánimo y los patrones de sueño, están relacionados con la exposición a la luz solar.

Cuando los seres humanos modernos llegaron a Eurasia hace unos 100.000 años, los neandertales ya habían vivido allí durante miles de años. Probablemente estaban mejor adaptados a niveles más bajos y más variables de la radiación ultravioleta del sol que las nuevas llegadas de humanos de África.

"La piel y el color del cabello, los ritmos circadianos y el estado de ánimo están influenciados por la exposición a la luz", escribieron los investigadores.

"Suponemos que su identificación en nuestro análisis sugiere que la exposición al sol puede haber formado fenotipos neandertales y que el flujo de genes en los seres humanos modernos continúa contribuyendo a la variación en estos rasgos hoy en día", añaden.

Fuente: rtve.es | 6 de octubre de 2017

Los seres humanos emigraron desde África hace 60.000 años debido a un cambio brusco del clima

Una nueva investigación paleoclimática demuestra que hace unos 70.000 años, el clima en el cuerno de África cambió de una fase húmeda llamada "Sáhara Verde", a unas condiciones más secas que las actuales, lo que provocó una migración de los primeros humanos.

Jessica Tierney (izquierda), profesora asociada de geociencias de la Universidad de Arizona y autora principal del estudio señala que: “siempre ha existido la pregunta de por qué los primeros seres humanos abandonaron África, y, en este sentido, el clima siempre ha sido un factor de mucho peso a tener en cuenta en las hipótesis. Ahora nuestro estudio sugiere que cuando comenzó el éxodo de nuestra especie, desde el continente africano hacía Eurasia, África era un lugar mucho más seco de lo que lo es en la actualidad”.

La investigación genética de nuestra especie indica que una de las grandes oleadas de migración de nuestros ancestros hacia Europa y Asia se produjo entre hace 70.000 y 55.000 años. Hasta el momento, las investigadores anteriores sugerían que por aquél entonces el clima en la región hubo de caracterizarse por unas condiciones de mayor humedad, y en definitiva, más halagüeñas.

Sin embargo, ahora Tierney y sus colegas han descubierto que hace alrededor de 70.000 años, el clima en el cuerno de África cambió de una fase húmeda llamada "Sáhara Verde" hacía unas condiciones de sequía más agudas incluso que las que podemos encontrar en la actualidad. Todo apunta, además, a que la región también se hizo más fría.

Pistas climáticas en el fondo del mar

Para obtener estos resultados los investigadores han estudiado cómo fue el clima del cuerno de África durante 200.000 años a través del análisis de los sedimentos oceánicos del extremo occidental del Golfo de Adén.

Según apunta la autora, hasta esta investigación no existía un registro del clima del noreste de África, y en este sentido afirma que: "nuestros datos evidencian que la migración de África a Europa se produce después de un gran cambio ambiental. Tal vez la gente se fue porque el ambiente se estaba deteriorando; tuvo lugar una acusada y prolongada sequía y ese pudo ser el pistoletazo de salida que motivara la migración".



El estudio titulado: A climatic context for the out-of-Africa migration se publica esta semana en la revista especializada Geology. Tierney y sus colegas ya habían revelado con anterioridad el clima en el cuerno de África hace unos 40.000 años estudiando los sedimentos marinos. El equipo esperaba utilizar los mismos métodos para reconstruir el clima de la región entre hace 55.000 y 70.000 años, cuando nuestros antepasados ​​abandonaron África.

El primer desafío fue encontrar sedimentos tan antiguos. Así, los investigadores encontraron en el Depósito Central de Sedimentos de Lamont-Doherthy, en el cual se guardan muestras de todos los fondos oceánicos del mundo, un núcleo de sedimentos extraído en el cuerno de África en 1965 y comprobaron que contenía sedimentos que se remontaban a 200.000 años atrás.

Tierney y su equipo analizaron los registros de temperatura y lluvia a través de la materia orgánica preservada en las capas de sedimentos, tomando muestras del estrato cada 10 centímetros, el equivalente aproximado a 1.600 años.

Foto: El Depósito Central de Sedimentos de Lamont-Doherty contiene una colección única e importante de muestras científicas de mares profundos. Los núcleos de sedimentos de cada océano y mares importantes se archivan aquí. Crédito: Cortesía Lamont-Doherty Observatorio de la Tierra.

Ceras y alquenonas, la clave del estudio

Para construir un registro de temperatura a largo plazo para el cuerno de África, los investigadores analizaron las llamadas alquenonas: una sustancia química producida por un tipo particular de algas marinas cuya composición es dependiente de la temperatura del agua. La distinta proporción de alquenonas en sus diferentes formas químicas proporcionaron a los científicos una relación directa de la temperatura del mar en aquellos momentos. Estos datos sirvieron para inferir las temperaturas regionales.

Para averiguar los antiguos patrones de precipitación, los investigadores analizaron la cera vegetal procedente de las hojas de las plantas acumulada en los sedimentos oceánicos. Debido a que las plantas alteran la composición química de la cera de sus hojas dependiendo de cuán seco o húmedo sea el clima, la composición y proporción de cera en los sedimentos proporcionó a los investigadores un registro de las precipitaciones.

Los primeros refugiados climáticos

Los resultados de la investigación mostraron que la migración de los seres humanos hacia Europa desde África coincidió con un periodo de cambio en las condiciones climáticas; un cambio concreto hacia condiciones más secas y frías.

Los hallazgos del equipo son asimismo corroborados por la investigación de otros científicos que reconstruyeron el clima de la cuenca oriental del Mediterráneo y otras zonas de Israel a partir de una metodología distinta. De este modo, las conclusiones sugieren el proceso de cambio climático se produjo de forma generalizada en todo el noreste de África.

"La conclusión principal queda bastante clara” afirma Tierney. "Creemos que el norte de África era un lugar muy seco cuando los primeros humanos empezaron a abandonarlo y a diseminarse por todo el mundo. Fue la transición de un Sáhara Verde a uno de condiciones más extremas lo que motivó que nuestros ancestros abandonara el continente", concluye. Una conclusión de la que quizá debemos tomar nota.

Fuente: National Geographic | 6 de octubre de 2017

¿Somos más neandertales que antes?

Los restos analizados en el estudio fueron hallados en la cueva Vindija, en Croacia. Crédito imagen: MPI f. Evolutionary Anthropology / J. Krause.

En 2010 el director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, Svante Pääbo, llevó a cabo la primera secuenciación del genoma neandertal. Los resultados mostraron algo inesperado: durante miles de años compartimos geografía y cama con ellos. Así, excepto por los africanos, hoy en día todos llevamos a estos homínidos en nuestro ADN. ¿Cuánto? Entre un 1,5% y un 2,1%.

La información obtenida por Pääbo se consiguió gracias a un neandertal hallado en la región de Altai, en Siberia. Se trataba de una mujer que vivió unos 120.000 años atrás. Pero ahora, un nuevo estudio, publicado en Science, se centró en analizar el ADN de un ejemplar más reciente en términos geográficos (sus restos se encontraron en una cueva de Croacia) y temporales (tiene unos 50.000 años).

Para comprender el impacto de este trabajo hablamos con Carles Lalueza Fox (izquierda), paleogenetista del Instituto de Biología Evolutiva e investigador del CSIC.

La primera pregunta es directa: ¿somos más neandertales de lo que pensábamos?

“Esto es una interpretación un poco exagerada de la investigación – nos explica Lalueza antes de viajar a Praga por una conferencia –. Son apenas décimas. No creo que se trate de la lectura más relevante del trabajo. Lo que cambia es que este ejemplar es de Croacia y el anterior, de alta calidad, era de Siberia. Entonces el primero está más cerca del punto en el que se cruzaron humanos modernos y neandertales. Y, al estar más cerca, eso permite afinar el porcentaje de neandertal mejor. La mujer de Altai tenía mucha consanguinidad. Lo que encontraron fue un 15% más de variantes que compartimos, si antes había cien, ahora tenemos 115. También hay que tener en cuenta que esta cifra varía entre individuos, hasta ahora la estimación era de 1,5 a 2,1% en el límite superior. Y ahora pasamos a hablar de un 1,8 en el nivel inferior (los humanos modernos que “menos neandertal “tienen en su ADN) a 2,6%. No creo que sea en este sentido una gran noticia”.

¿Y en qué sentido sí lo es?

“Se trata de un ejemplar de alta cobertura – añade Lalueza por teléfono –, es decir de importante calidad en sus datos. Y en este sentido valida lo que sabemos hasta ahora. Incrementa y hace más sólido el conocimiento que tenemos. Lo curioso es que la información obtenida ha permitido estudiar genes vinculados a la pigmentación, tanto en el color del pelo como la piel: allí los neandertales mostraban una variación interesante”.

Este medio punto, ¿nos cambia en algo?

"No porque son de cosas parecidas a las que ya habíamos visto: genes vinculados al metabolismo, inmunidad, pigmentación y hasta cognitivos, lo cual tiene lógica – concluye Lalueza –. Cuando los primeros humanos salen de África y comienzan a viajar por Asia y Europa, se encuentran con situaciones que desconocen, como otros ritmos circadianos (día y noche), muy distintos en invierno y en verano, algo que no ocurre en África. Las temperaturas más frías requieren dietas diferentes, hay otros patógenos. Los genes neandertales, que llevaban medio millón de años adaptados a esas condiciones, los incorporamos y nos ayudaron a adaptarnos a esas condiciones. Y también algún gen cognitivo que todavía no sabemos muy bien qué significa. Pero hoy esos mismos genes nos provocan problemas cardíacos, de colesterol, de obesidad, de diabetes, sencillamente porque lo que nos ayuda a vivir en un entorno frío, cuando somos cazadores recolectores, nos perjudica cuando pasamos el tiempo sentados frente a la televisión”.

Fuente: quo.es | 6 de octubre de 2017

«El Jacinto», la momia guanche que espera regresar a Canarias tras 250 años

Grabado de Charles Nicholas Cochin en el que se representa la llamada "Cueva de las mil momias".

La capital tinerfeña se convertirá a partir del uno de diciembre y durante seis meses en el epicentro de los conocimientos en momificación y ritos funerarios, 25 años después de que la isla impulsase este tipo de investigaciones a través del «proyecto Cronos».

El objetivo de este nuevo evento pretende a acercar a la población una mayor información sobre la muerte y los diversos procesos que le rodean y que se han llevado a cabo en civilizaciones pasadas.
La organización espera recibir en la sede del Museo de la Naturaleza y el Hombre entre 75.000 y 100.000 personas. Para ello sus vitrinas albergarán 300 piezas diferentes, entre las que destacan restos humanos, momias de varias civilizaciones o herramientas funerarias. La incógnita es si se contará con el más popular xaxo (nombre en guanche que se daba a sus embalsamados) que se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional.

Fragilidad y canibalismo

Hasta ahora, las autoridades locales habían pedido la devolución de su antepasado mejor conservado, incluso con la aprobación del Senado, pero Madrid siempre se ha negado bajo el argumento que la momia guanche es un bien de dominio de titularidad estatal, adscrito a la colección estable del museo por lo que resulta esencial en su discurso expositivo, además de su gran fragilidad. Sin embargo en esta ocasión se trata de de una cesión puntual por lo que habrá que ver la postura del Estado con Canarias.

Los asistentes podrán ahondar no sólo en la momificación guanche o egipcia, con la que comporte cierta similitud, sino también en otros ritos como el canibalismo, los enterramientos con cal, la momificación natural o la cremación. La clausura de la exposición coincidirá con la celebración entre el 21 y 25 de mayo del Congreso Mundial Extraordinario de Momias, en la que participarán 300 científicos de 30 países.

Cueva de las 1.000 momias

«El Jacinto» es el apodo cariñoso con el que le llamaban los empleados del Museo Antropológico Nacional, su penúltima estancia, hasta su actual emplazamiento. Arquetipo de la cultura funeraria del Archipiélago este individuo de 35 a 40 años, nacido entre los siglos XI y XII, fue descubierto en 1763 en el barranco de Herques, donde se ubica la mítica Cueva de las 1.000 momias descubierta en el sureste de Tenerife.

Su perfección la llevó a Madrid un año después como regalo para el rey Carlos III y pasar así a ser propiedad estatal. Del mismo espectacular sepulcro salieron otras momias, entre ellas la existente en la Universidad de Cambridge, la segunda mejor conservada.

La Cueva de las 1.000 momias, ubicada en un risco de difícil acceso en el entorno de Güimar, para cuyo descubrimiento tuvieron que prender 200 antorchas de brea, fue inmortalizada por Charles Nicholas Cochin con un grabado sobre la fascinante aventura que atrajo a numerosos especialistas y naturistas a Tenerife y Gran Canaria en los siglos XVIII y XIX. Canarias se convirtió en un laboratorio del coleccionismo anticuario europeo.

Foto: Momia denominada "El Jacinto".

Panteón de guanches

Como las grandes leyendas, este panteón de los guanches desapareció. Los historiadores apuntan a su posible derrumbe o que ante su masivo expolio, algunos canarios la ocultasen o incluso que trasladasen sus xaxos a otra caverna para su protección.

De hecho, los escritos de la época señalan que mientras alguna parte de la población local, pobre y analfabeta, saqueaba las cuevas para aprovisionarse de materiales como la madera o para su uso como corrales y tierra de abono, otra parte de los canarios caía en la fascinación por las cuevas sepulcrales con un respeto reverencial y siendo bastante parcos en hablar de sus antepasados.

Enzurronados

Los estudios realizados sobre las momias canarias han permitido observar que las técnicas del denominado «mirlado» eran similares pero no idénticas. Los enzurronados de Gran Canaria sorprenden por el aspecto exterior, el fardo funerario como es el caso de una de las momias del Museo Canario, que está envuelta en doce capas de piel sujetas con cintas de cuero.
Además estas podían contar con una mortaja de tejidos vegetales como la palma y el junco. Por su parte, un xaxo guanche no destacaría por su aspecto externo, sino por la conservación de los tejidos del cuerpo. Desarrrollada entre los siglos III hasta el XV con la llegada de los españoles, esta técnica de momificación ha inmortalizado la cultura prehispánica.

Los embalsamadores introducían por la boca del difunto una mezcla de manteca, derretida, polvos de brezo y piedra tosca, cáscaras de pino y otras hierbas cada cada día, poniéndolos al sol de un lado y otro, por espacio 15 días hasta hasta quedar seco. También se cita que los cuerpos se ahumaban. Después lo envolvían en cueros. Para el Mencey se incluía una exviceración y un mejor tratamiento.«El Jacinto» fue objeto hace unos meses de una tomografía computerizada que verificó que mantiene todos sus órganos gracias a un cuidadoso proceso de momificación.
Foto: Momia de un aborigen canario envuelta en una piel de ciervo.

¿Madrid?

La investigación confirma la teoría que en los enzurronados no se extraían las entrañas, como si ocurre con las momias de Egipto, además de mantener una perfecta dentadura, lo que pone de manifiesto que su dieta era baja en azúcares, basada en carne de oveja, cabra y aves. Este chequeo desveló el buen estado de las manos y las uñas, lo que indica que no realizaba trabajos forzosos, de lo que se deduce su alta posición social.

Por lo pronto, no se ha recibido respuesta de Madrid, pero en Tenerife están preparados para el regreso de su antepasado más famoso. «Tanto su traslado, como su mantemiento están garantizados, puesto que en ocasiones hemos traído piezas de mucho más lejos y nunca han sufrido daños», ha señalado Conrado Rodríguez, director del Museo de la Naturaleza y el Hombre.

Foto: Un científico analizando una momia canaria- ABC

El médico que entrevistó a un antiguo canario

Los historiadores españoles se encontraron con muchos problemas para obtener información sobre la cultura funeraria prehispánica ya que sus descendientes eran bastantes reacios a hablar sobre este asunto, lo que sacaba de quicio a muchos de los investigadores.
Postura normal, por otro lado, ante las grandes diferencias religiosas entre ambos mundos. Sobre la segunda mitad del siglo XIX, el fundador del Museo Canario, Gregorio Chill y Naranjo (izquierda), tuvo la destreza sonsacarle a un anciano de Guayadeque un impactante relato sobre el devenir y el ajuar de lo enzurronados.

Afirmaba: «Decíame, que él antiguamente no tenía otro servicio en su casa que los gánigos y las ollas que sacaba de las cuevas […] que los cordobanes de sus zapatos, como muchísimos de los de sus vecinos, eran hechos de las pieles que sacaban de los zurrones y, por último, que los costales y las albardas las hacían con las telas de que estaban vestidas las momias».

Añadió también «que en las cuevas donde las encontraban estaban de dos maneras: unas derechas y arrimadas a la pared, con sus garrotes y sus gánigos al pie, y otras, que eran las más hermosas, pues estaban revestidas con muchísimas pieles de todos colores y cosidas como la delantera de una camisa, se hallaban tendidas sobre una tabla de pino, con gánigos y garrotes muy bruñidos, colocados a su cabecera; que algunos estaban como si hubiesen acabado de morir, con el pelo y la barba perfectamente conservados: que las mujeres tenían el cabello cogido en trenzas enlazadas con juncos de colores».

Barranco de Guayadeque

Por último, apuntó la presencia de «piedras redondas pulimentadas, algunas semejantes a cuchillos por afiladas, gánigos, cazuelos de varios tamaños, fuentes botijos de barro, algunos muy pintados, zurrones llenos de objetos varios para usos domésticos, gorros de piel de cabrito, grandes jarrones llenos de manteca y otros de madera esto me hizo comprender que cualquiera que hubiese ido al barranco de Guayadeque hasta el año de 1840, habría traído todo un museo de cuanto pertenecía a los antiguos habitantes, pero desde esa época están sacando tierra de las cuevas, que emplean como guano, y ya nada hay, pues todo lo ha destruido la ignorancia de aquellos campesinos y más que nada el abandono de las corporaciones y personas ilustradas que con tanto desprecio han mirado estos ricos monumentos de la antigüedad. Yo llegaba ya tarde, y lo sentí entonces como lo sentiré siempre».

Fuente: ABC.es | 7 de octubre de 2017