Descubren inscripciones con los nombres de "Alá" y "Alí" tejidas en ropas funerarias vikingas

Suecia se preparaba para la exposición Viking Couture en el Museo Enköping. Para ello acudieron a un antiguo almacén donde guardaban cuidadosamente prendas de la edad vikinga desde hace más de 100 años. La sorpresa fue mayúscula: la ropa llevaba tejida las palabras “Alá” y “Alí”.
Tal y como han explicado a los medios, se trataba de antiguas prendas funerarias tejidas con los típicos patrones vikingos. Lo sorprendente fue encontrar unas escrituras geométricas cúficas (escritura arábiga antigua) que significaban “Alá” y “Alí”, ambas tejidas en hilo de plata sobre seda.


El hallazgo es histórico, ya que es la primera vez que aparecen en las vestimentas en algún período antiguo de la historia en Escandinavia, marcando así un importante descubrimiento arqueológico. Las escrituras se encontraron en al menos 10 prendas de vestir de seda, y según explica la arqueóloga A. Larsson: “Estamos ante un descubrimiento muy importante porque nos dice que no podemos ver este período histórico como” típicamente nórdico”. Nos muestra que los vikingos estuvieron en estrecho contacto con otras culturas, incluso con el mundo islámico”.

Esta última parte no es nueva. De hecho, la evidencia de una conexión entre los vikingos y el mundo musulmán ha venido aumentando desde hace varios años. En el 2009 se descubrió que las espadas vikingas usaban técnicas de metales árabes, probablemente transferidas a través de la ruta comercial del Volga.

Foto: Hace dos años se encontró un anillo vikingo con una inscripción cúfica que decía "para Allah" dentro de la tumba de una mujer del siglo IX en Birka.

Un año antes, en el 2008, se descubrió un tesoro de monedas árabes de la edad vikinga en Suecia, y hace sólo dos años, se descubrió que un anillo encontrado en una tumba de una mujer del siglo IX en Birka (Suecia) tenía “Alá” inscrito en árabe. Incluso la seda persa también se ha encontrado en un entierro vikingo en Noruega.

Foto: Una tumba reconstruida de un barco vikingo del yacimiento arqueológico Gamla Uppsala en Suecia forma parte de una exposición de alta costura vikinga en el Museo de Enkopings.

En cuanto al reciente hallazgo con ambas palabras tejidas en la ropa, el análisis de los materiales, las técnicas de tejido y los diseños sugieren el origen en Asia Central y Persa. La palabra “Ali” fue relativamente fácil de descifrar, pero Alá resultó más complicado, porque el bordado no era tan claro.
La evidencia de una conexión entre los vikingos y el mundo musulmán ha venido aumentando desde hace varios años. En el 2009 se descubrió que las espadas vikingas usaban técnicas de metales árabes, probablemente transferidas a través de la ruta comercial del Volga.

La razón de incluir ambas palabras sigue siendo una incógnita. Larsson cree que la presencia de los nombres en las prendas, siempre apareciendo juntas, indica que los vikingos no sólo comerciaban con el mundo musulmán, sino quizás también con costumbres e ideas de los entierros:

“Presumiblemente, las costumbres funerarias de la Edad Vikinga fueron influenciadas por el Islam y la idea de una vida eterna en el Paraíso después de la muerte. Los bienes funerarios, como la ropa cosida de forma exquisita en telas exóticas, apenas reflejan la vida cotidiana del difunto, tan poco como el traje formal de nuestra época refleja nuestras propias vidas cotidianas”.



En realidad, no es raro que las tumbas incluyan objetos y prendas de vestir tan opulentas y ricas como la familia pudiera permitirse. En cualquier caso, se necesitarán otros análisis para aprender más sobre ello. Los hallazgos se encuentran actualmente en la exhibición como parte de la exposición Viking Couture en el Museo Enköping. [BBC, The Local]

Fuente: Miguel Jorge | Gizmodo, 14 de octubre de 2017

El cuadro ‘Salvator mundi’ se subastará en Londres por 85 millones de euros

Cinco siglos contemplan el Salvator Mundi de Leonardo. Un periplo histórico tan fascinante que no es descartable su incursión a modo de trama en uno de esos thrillers superventas aún por escribir. Sumen la que podría ser una de las más icónicas figuras de la historia del arte —un Cristo salvador provisto de oráculo— al pincel del que se considera el artista más importante de la historia y ya lo tienen.

La subasta corre a cargo de Christie’s y el precio de salida, sobra decir, resulta descabellado. Hablamos de la friolera de 85 millones de euros por un cuadro que algún afortunado compró por 50 euros cuando todavía se consideraba obra de uno de sus discípulos o imitadores. Ocurrió en 2005 en una pequeña subasta regional estadounidense y el revuelo no se hizo esperar. Se habló del mayor descubrimiento artístico del siglo XXI, los más eufóricos se remontaron incluso a 1909, fecha en que se autentificó La Madonna de Benois, el último Leonardo conocido hasta la fecha.

El 'Salvator Mundi' de Leonardo

Y de ese “último” en lugar de “único” se infiere que podría haber nuevos descubrimientos. Nadie pone la mano en el fuego, pese a que si bien Leonardo (1452-1519) dejó cientos de dibujos y manuscritos, no pintó más de una veintena de obras. Se entiende, por tanto, el entusiasmo mostrado por Dianne Dwyer Modestini, la conservadora estadounidense que, en 2007, y tras los primeros trabajos de restauración llegó a la conclusión que estaba ante los trazos del maestro. “Mis manos temblaban”, llegó a decir. “Cuando llegué a casa, no estaba del todo segura si había perdido la cabeza”.

Varios fueron los indicios que llevaron a refrendar la autoría del maestro italiano. Las pinceladas son propias de un zurdo, los pigmentos de cuarzo a los que recurría el pintor, la posición de las manos de Cristo que el autor fue modificando a la par que pintaba (algo propio de Da Vinci) y, lo que es más importante, el oráculo que sostiene en su mano izquierda, cuya factura técnica a principios del 1500 solo estaba al alcance del genio renacentista.

Mucho menos científico, pero igualmente útil según los expertos, es ese misterio cautivador que rezuma el lienzo, una especie de “profundidad psicológica, pero también de misterio, de algo que no termina de conocerse. Algo a lo que el pintor te expone sin ofrecer respuestas… Esa extrañeza propia de las últimas pinturas de Leonardo”, como explicaba en su día el profesor de Historiador del Arte de la Universidad de Oxford, Martin Kemp.

'Salvator Mundi'

Un peregrinaje histórico

El Salvator Mundi se registró por primera vez en la colección del rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649) y se cree que permaneció expuesto en el palacio de su esposa Enriqueta María de Francia en la localidad inglesa de Greenwich. Se mantuvo entre las colecciones reales hasta 1763, fecha en que el cuadro fue vendido por Charles Herbert Sheffield, hijo ilegítimo del rey Carlos II. Azarosa casualidad sobre todo si tenemos en cuenta que el propio Leonardo era hijo ilegítimo de un notario de la época.

Su rastro se pierde hasta que en 1900 reaparece, pero ya sin los créditos reales que lo identificaban como obra del maestro florentino. Fue entonces adquirido por Sir Charles Robinson, una figura clave del arte victoriano, grabador aficionado y erudito en arte, quien lo adquirió pensando que era de un discípulo del maestro llamado Bernardino Luini. El rastro se pierde de nuevo hasta 1958, cuando salió a subasta por el módico precio de unos 50 euros volviendo a la clandestinidad hasta 2005.

Pero no termina aquí la aventura del lienzo. Ocho años después, y tras ser autentificado como obra del genio, fue adquirido por el magnate ruso Dmitry Rybolovlev por 107 millones de euros, pasando así a formar parte de una de las colecciones de arte privadas más importantes del mundo. Tuvo que ser su divorcio —el más caro de la historia— el que pusiera el Salvator Mundi de nuevo en el candelero. En concreto los 564 millones de euros que el multimillonario tendrá pagar a su ex mujer Elena Rybolovleva. Una cantidad a la que Dmitry pretende hacer frente con la venta de un Cristo que vagó por la clandestinidad del arte durante siglos.

Además del Salvator Mundi de Da Vinci, Christie's ofrecerá el Sixty last suppers (1986) de Andy Warhol, un tributo a La última cena de Da Vinci. Está considerado como uno de los mejores ejemplares de la última serie de pinturas del célebre artista estadounidense. El cuadro, que sale a subasta por primera vez, fue ejecutado por Warhol un año antes de su muerte en febrero de 1987 y tiene cerca de 10 metros de largo.


“Sixty last suppers es una indiscutible pieza magistral del último periodo de Warhol. Al estar delante de este lienzo monumental, el espectador se adentra totalmente en la visión de Leonardo, pero desde los ojos de Andy Warhol”, ha explicado el representante de Christie's Alex Rotter.

Fuentes: publico.es | elpais.com | 13 de octubre de 2017

Las misteriosas "casas del dragón" megalíticas de la isla griega de Eubea

En la isla de Eubea existen más de 20 edificaciones megalíticas en la cima de diferentes montes. Los arqueólogos no pueden determinar su origen, ni cómo las construyeron y las leyendas se las atribuyen a gigantes o dragones.


La mitología griega está repleta de referencias a gigantes. Básicamente, se dividen en dos grupos. Por un lado, aquellos llamados "primigenios", como Tifón, Encélado o Palas, por nombrar algunos, sobre los cuales hay un acuerdo histórico; en general tenían características fantásticas y aparecen en la Gigantomaquia -'Guerra con los gigantes'-, en la que se enfrentaron a los dioses del monte Olimpo.


Por otro lado están un grupo de personajes posteriores, de los que no existe una descripción única, pero que ya no poseen una apariencia monstruosa como sucedía con los primeros; solo tienen en común con estos su enorme tamaño y fuerza. Entre los más conocidos se encuentran Asterio, Erimedonte, Orión y Talos.


Los gigantes son parte de la cultura de muchos países del mundo, pero la realidad indica que existen pocas o nulas pruebas sobre su existencia en el pasado, aunque sí abundan relatos y construcciones antiguas que aún no poseen una explicación arqueológica e histórica y eso da lugar a interpretaciones variadas.


Frente a la costa oriental del mar Egeo descansa la isla griega de Eubea, la segunda más importante después de la famosísima Creta. Los turistas la eligen por su paisaje montañoso, sus impresionantes acantilados y playas de aguas transparentes, como también por mantener viva la herencia arquitectónica y arqueológica de diferentes culturas e imperios que la dominaron, como el Ateniense, Macedónico, Romano, Venecia y Otomano.


Pueblos como Pissonas, Paliouras, Steni, Makrykapa y Karystos suelen ser los cónclaves favoritos de los visitantes, pero muchas de las personas que llegan lo hacen simplemente para interiorizarse sobre uno de sus mayores misterios: las drakospitas. Las drakospitas son edificaciones megalíticas antiguas que poseen características que las hacen únicas y que desconciertan a los investigadores, quienes todavía no pudieron resolver muchos de los misterios que las rodean.



Drakospita deriva de la palabra griega "derca" -en latín "draco"-, que se refiere a una mirada penetrante, una característica que se le atribuye a los dragones, de allí que los edificios sean conocidos como "casa del dragón". En total existen más de 20 construcciones megalíticas, todas en la isla, localizadas en una posición empinada y dominante; la mayoría entre los montes Okhi y Styra. Fueron construidas con enormes placas apiladas de piedra caliza, que dan la apariencia de un techo en forma de pirámide.



Las paredes opuestas convergen una hacia la otra y, además, incluyen jambas -un pilar cuya finalidad es consolidar y trabar las piezas del conjunto- y dinteles, todo en tamaño desproporcionado. Como detalle sutil, en los interiores hay estantes de piedra que sobresalen de la pared. Todo sin ningún tipo de mortero o amalgama que haga las veces de "pegamento" para unificar las diferentes piezas.




Las piedras tienen un espesor de entre 20 y 80 centímetros. Las casas son de 5 por 10 metros, con paredes de 1,5 m. de espesor. Las entradas poseen la clásica forma de Π, con 4 m. de largo, 2 m. de ancho, 0,30 m. de espesor, y con un peso 10 toneladas cada una. Además, cada estructura posee una abertura parecida a un panteón en el techo, que aseguran podría estar destinado a dejar entrar la luz natural del sol o la luna, para iluminar el interior.



El primer gran misterio es el cómo. Todavía se desconoce cuál fue la técnica y mucho menos la tecnología para poder construirlas. El peso de cada piedra, en especial los dinteles y jambas, se miden en toneladas. Por otro lado está el detalle para nada menor de que están a cientos o más de mil metros sobre el nivel del mar, como es el caso del monte Okhi, que se encuentra a una altura de 1.398 snm. Entonces, dicen los investigadores, que por los materiales naturales de la zona, los constructores debieron encontrar una forma de transportar grandes megalitos desde una altitud muy inferior para luego construir las edificaciones en un espacio reducido. Una tarea para nada sencilla, aún con las herramientas de construcción actuales.


Como se desconoce quiénes levantaron los edificios, eso supone un desafío para conocer el para qué. Para algunos historiadores, las construcciones pertenecen al período preclásico de la antigua Grecia (anteriores al 499 a.C.). Para otros fueron antiguos santuarios dedicados a Zeus o Hera o Heracles, sin embargo no hay evidencia consistente sobre si se practicó allí algún tipo de ritual. También están los que consideran que podrían haber sido guardias o estructuras defensivas durante el período helenístico o, simplemente, almacenes.


En la excavación más importante, en 1959, el profesor Niki Moutsopoulos halló en la drakospita de Okhi pedazos de cerámica y cerraduras (en una de las cuales había una escritura desconocida) que hoy pueden verse en el museo arqueológico de Karystos. Las leyendas locales son variadas e incluyen tanto a dragones, como a gigantes, que –aseguran– habrían habitado en la isla en épocas pasadas.

Fuente: InfoBae, 11 de octubre de 2017

Descifran una inscripción jeroglífica en luvita de hace 3.200 años que habla de los Pueblos del Mar

La descripción, escrita en la antigua lengua luvita, fue copiada en Turquía por un arqueólogo en 1878 y desde entonces no había podido ser traducida.

Este 7 de octubre, el investigador neerlandés Fred Woudhuizen y el geoarqueólogo suizo Eberhard Zangger anunciaron haber descifrado una descripción que había sido grabada en una losa de piedra hace 3.200 años. La inscripción escrita en lengua luvita habla del surgimiento de un poderoso reino llamado Mira, que formó parte de la confederación denominada pueblos del mar, informa la revista Live Science.


Según la inscripción, Mira controló Troya, ambas situadas en el territorio de la actual Turquía. La piedra relata el camino del rey Kupantakuruntas hacia el trono de Mira y el control sobre Troya, aunque no fuera el verdadero monarca de este último territorio. También describe cómo el príncipe troyano Muksus, inspirado por los gobernadores de Mira, logró conquistar en una expedición naval Ashkelon, una localidad situada actualmente en los territorios palestinos ocupados por el régimen israelí, y construyó una fortaleza allí.


De acuerdo con los investigadores, de ser auténtica, la inscripción arroja luz sobre el período en que la confederación, a la que los investigadores se refieren como pueblos del mar, acabó con varias civilizaciones en Oriente Medio. Aparentemente, el reino de Mira formaba parte de esta confederación porque participó en sus campañas militares.

La inscripción está escrita en el antiguo idioma luvita, que en la antigüedad se habló en el oeste de la península de Anatolia. En el mundo hay pocos individuos capaces de traducir esta lengua: se cree que apenas unas dos decenas, entre ellos el especialista Fred Woudhuizen, que descifró finalmente la inscripción.

Sin embargo, el investigador no ha tuvo acceso a la piedra original porque esta fue destruida en el siglo XIX, sino a una copia que se encontró entre los archivos del famoso arqueólogo británico James Mellaart, fallecido hace unos años. Según observaciones de Mellaart sobre la pieza en su poder, la inscripción fue copiada por un arqueólogo en el año 1878 en Turquía. No había podido ser traducida desde entonces.

Fuentes: Live Science / Luwian Studies / Phys.org, 9 de octubre de 2017

La expedición mexicana que busca los rastros del origen del 'Homo sapiens' en Guinea Ecuatorial

Hubo un tiempo en el que Alejandro Terrazas no podía alejarse más de tres kilómetros de un hospital en Ciudad de México. Los médicos le advertían que una complicación de su enfermedad pancreática requería de atención inmediata, una dura situación para un investigador que se ilusionaba con viajar a África para encontrar los orígenes del ser humano.

"Pensé que tenía que renunciar a mi meta", confiesa Terrazas, quien es doctor en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pero ahora se encuentra a miles de kilómetros de México, adentrándose en las más densas regiones selváticas, a las que muy pocos científicos han llegado en Guinea Ecuatorial, en oeste de África.
Al entrar en la selva se pierde todo contacto con el exterior y ni siquiera los localizadores GPS funcionan: "Después de 4 días de no ver la luz del sol, el cuerpo comienza a sentir una fatiga constante. Es como si estuvieras viviendo un ocaso perpetuo", explica Terrazas a BBC Mundo.

La exploración conlleva travesías de cuatro o cinco días por las densas selvas de Guinea Ecuatorial, en África occidental. Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

Pero el esfuerzo vale la pena, pues esta es la primera vez que un equipo de especialistas mexicanos encabeza una expedición a África central para buscar vestigios del Homo sapiens, el "Hombre sabio" del cual descendemos.

"Nuestra gran meta, nuestra gran ilusión, sería encontrar restos de la época en la que aparece nuestra especie por primera vez en África. Que nos ayuden a saber cuál fue la aportación de las selvas africanas a la evolución de nuestra propia especie", dice Terrazas con emoción.
Es una tarea gigantesca, que demorará varios años. Pero el hecho de que se realice en las zonas selváticas, en las que la antropología pocas veces se ha adentrado, es abrir camino por senderos nuevos.

"Lo importante de los sitios que estamos encontrando, sobre todo los más antiguos, es que corresponden a la época en la que aparece nuestra especie", remarca Terrazas.

¿Por qué Guinea Ecuatorial?

Los grandes descubrimientos en la búsqueda de los primeros seres humanos, cuya anatomía es similar a la actual (Homo sapiens), apuntan a que África fue su primer hogar hace unos 200.000 años.

Derechos de autor de la imagen: UNAM

Pero casi todos esos hallazgos, como el de los Hombres de Kibish (Etiopía) se han realizado en regiones que hoy son áridas, lo cual favorece la conservación de vestigios. La apuesta de Terrazas y su grupo de investigadores es explorar las regiones selváticas de África central en las que puedan hallarse restos de seres humanos del Paleolítico medio (o Edad de Piedra intermedia).
Y es por ello que el grupo de investigación de la UNAM ha elegido Guinea Ecuatorial, un país del que solo hubo una exploración antropológica en la década de 1980.

"Las selvas africanas son muy densas, muy cerradas, muy difíciles… No conocemos qué sucedió en África, en las regiones selváticas, en la época en que apareció el Homo sapiens", explica Terrazas.

La "Gran Muralla Verde" es un muro de árboles que cruzará 11 países de África

Los antropólogos se han concentrado en países donde las condiciones semiáridas preservan bien los fósiles y materiales arqueológicos, donde "afloran del suelo por la erosión". Pero en Guinea Ecuatorial "la cubierta vegetal dificulta mucho la observación de los sitios arqueológicos", sostiene el investigador. Por ello Terrazas y los investigadores Martha Benavente, Beatriz Menéndez y Jorge Luis Rodríguez han estado explorando varias regiones de este país en la segunda temporada de estudios en este país.

Condiciones extremas

Hace 16 años que se dieron las primeras investigaciones sobre Guinea Ecuatorial por parte de Terrazas. Fue hasta el año pasado en que se dio la primera expedición, dado que el país ha tenido un avance en la construcción de caminos y condiciones de estabilidad social para realizar exploración antropológica.

Pero los científicos poco pueden prepararse ante condiciones de trabajo extremas como las que se encuentran en las selvas de África central, una de las regiones con más biodiversidad del mundo.


"Al campo solo puede ir gente con una muy buena preparación física y mental, porque realmente es un trabajo muy difícil", dice Terrazas.

En una de sus exploraciones, él y su equipo tuvieron que caminar 14 kilómetros, cargando unos 30kg de equipo, hacia el parque nacional Piedra Bere con la única guía de los habitantes locales.
Es un ambiente lluvioso, cerrado, desconocido, donde la cubierta de árboles es tan densa que los sistemas satelitales son imposibles de usar: "No puedes confiar en la tecnología. Dependes totalmente de la gente para ayudarte".

Pasaron cinco noches, comiendo lo que se pudiera con el acecho de mosquitos, hormigas, arañas...
"Todo el papel milimétrico que llevas está hecho pulpa por la humedad. Aunque no se haya mojado, la humedad destruye el papel. Las baterías se descargan en media hora por la humedad y la temperatura", relata Terrazas.

Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

"Las cámaras… en el momento en que quitas la tapa a la lente tienes unos 5 minutos para tomar la fotografía, pues la humedad la empaña", añade.

Los trabajos que en condiciones propicias se realizan lentamente, con mucha meticulosidad, en estos lugares se hacen con la misma precisión pero a contrarreloj.

¿Qué han encontrado?

Luego de poco más de un mes de trabajo de campo, el equipo de investigadores encontró un sitio cerca de la costa del país en el que había material que ofrece algunas evidencias de la presencia de seres humanos viviendo cerca de la playa en el Paleolítico medio.

Pero el hallazgo más importante fue el realizado en el parque natural Piedra Bere.
"En esta zona, gracias a la ayuda de los guías locales, pudimos encontrar una serie de abrigos rocosos que tienen depósitos sedimentarios y tienen materiales arqueológicos en superficie", destaca Terrazas.

Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

Encontraron herramientas de piedra en el lugar en el que fueron abandonadas, y que, con los estudios a mayor profundidad que realizarán durante los años que vienen, servirán para "establecer una buena secuencia arqueológica de la prehistoria del país".

"Pudimos establecer la cronología. Extrajimos muestras de sedimentos, de carbones, que ayudarán a datar el sitio y saber su antigüedad y revivir el medio ambiente en el que vivieron", dice Terrazas.

Con las dataciones se podría confirmar que hay material arqueológico de entre 34.000 y 90.000 años de antigüedad, un gran descubrimiento en las regiones selváticas poco exploradas de África central.
"Esto nos va a llevar años, pero son sitios con un potencial enorme", confía Terrazas.

Música ranchera en África

Una de las prioridades del equipo de la UNAM ha sido colaborar con la población de Guinea Ecuatorial.

"Conlleva días en que se reúnan los habitantes del poblado para explicarles qué vamos a hacer hasta que están totalmente conformes con nuestra explicación", dice el investigador.
A diferencia de otros exploradores, el equipo de universitarios quiere involucrar a la población local para incluir sus inquietudes en la investigación, pues los ecuatoguineanos también quieren saber de su origen.

La teoría dominante es que el primer 'Homo sapiens' surgió en un punto de Etiopía, y de ahí fue evolucionando hasta el ser humano actual. Derechos de autor de la imagen: SCIENCE PHOTO LIBRARY

"En el pasado casi siempre cuando ven a un occidental es porque quiere algo, y generalmente llegan científicos, toman sus muestras y se van. Nunca más vuelven a verlos
", dice Terrazas.

"Cada vez que vamos les damos un informe. Los resultados que obtuvimos, y eso crea un ambiente de cordialidad. Cuando sienten que se les toma en cuenta, ganas amigos", añade.
Al presentarse como mexicanos, muchos en Guinea Ecuatorial les hablan de las telenovelas y la música mexicana que conocen. Pocos saben que en este país de 1,22 millones de habitantes, el español es uno de sus idiomas oficiales e incluso hay una estación que reproduce música ranchera mexicana una vez a la semana.

"El poder hacerlo de este modo y ser punta de lanza en un país en el que hace muchos años que no hay investigación es muy satisfactorio. Mi intención siempre ha sido trabajar en África y por fin a mis casi 50 años lo estoy logrando", dice el investigador mexicano.

Y espera seguir en ese lugar por varios años más: "Dependiendo de las condiciones, seguiremos mientras el cuerpo aguante".

Fuente: bbc.com | 13 de octubre de 2017