Confirman que la muralla de Ávila es de origen romano

Nuevas excavaciones arqueológicas realizadas en la muralla de Ávila con motivo de su restauración —un proceso continuo— datan los restos hallados en el siglo I, en la Hispania romana, cuando tradicionalmente se situaba el origen de esa barrera defensiva en los siglos IV y V, la etapa de crisis por las invasiones bárbaras.

El teniente de alcalde de Patrimonio, Turismo y Servicios a la Ciudad, Héctor Palencia, ha dado a conocer esta mañana los detalles del análisis de 15 metros del lienzo oeste de la muralla que ubican en la época romana la construcción más simbólica del patrimonio de Ávila. Esos restos estaban a una profundidad de 6,5 metros, y tienen una altura de entre 1,40 metros y 2,40.

Zona en la que se ha encontrado la muralla de época romana

Palencia ha destacado "la enorme importancia del hallazgo, que demuestra que la muralla es romana, algo de lo que tanto se había hablado pero de lo que no había pruebas". "Sin embargo, hoy presentamos esas pruebas. Tanto en la zona oeste, en el lienzo interno del río Adaja, como en la zona de la puerta del Alcázar, se ha podido documentar, sin lugar a dudas, que la muralla es del siglo I, y que luego se rehízo en los siglos IV y V”.

Sin embargo, la muralla que ven hoy día los turistas es la conocida como la "de la Repoblación", porque es la que "en el siglo XI mandó construir el rey Alfonso VI para consolidar la frontera castellana".

La fundación de la ciudad de Ávila se había datado en torno al siglo I, “pero solo se tenían restos arqueológicos de viviendas, talleres o calles, no de la muralla”, subraya el comunicado del Ayuntamiento de Ávila que, añade, “tanto la zona este como la oeste, la actual muralla se eleva sobre las anteriores”. El perímetro de esta cerca militar es de 2.516 metros y tiene nueve puertas a lo largo de su recorrido.

Héctor Palencia, teniente alcalde de Servicios a la Ciudad, Patrimonio y Turismo y Rosa Ruiz Entrecanales, arqueóloga del Ayuntamiento de Ávila explican los hallazgos arqueológicos /Cadena Ser

Rosa Ruiz, arqueóloga del Ayuntamiento de Ávila, se ha referido precisamente a una de esas entradas, "la puerta del Mercado Grande [o del Alcázar], que debió de tener unos cubos de similares dimensiones a los actuales". También ha destacado "la complejidad" de este sistema defensivo, apreciable sobre todo en su zona este, por la existencia de "contracercas" que suponían una mayor dificultad de ataque para los invasores. Las "contracercas" eran paredes levantadas delante de la muralla, "más bajas, pero que se construían para impedir a los invasores llegar a la muralla", ha explicado por teléfono Ruiz. Entre ambas construcciones había un foso.

Ruiz ha añadido que "esta investigación acaba con muchas especulaciones sobre la etapa de construcción de la muralla, y hace suponer que en muchas zonas, la muralla debía de estar embutida en la medieval". También confirma el proceso, de finales del siglo I antes de Cristo, en el que los vetones, los pobladores prerromanos que guerreaban entre ellos y vivían en castros en la zona, fueron obligados por los romanos a abandonar ese territorio e instalarse en el interior de la muralla. La arqueóloga ha comparado el descubrimiento con el yacimiento de Ulaca, porque los estudios sobre la romanización son muchos, pero lo encontrado en Ávila refleja el final del mundo vetón e inicio de las ciudades hispano-románicas. «Ahora hay luz y los datos cuadran», ha afirmado con satisfacción.

Restos arqueológicos de la muralla de Ávila datados en el siglo I

Para continuar con la excavación en la zona este de la muralla hay una ayuda al patrimonio de 25.900 euros procedente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a la que se suma otra de 15.000 euros aportada por el consistorio de esta ciudad castellana de 58.000 habitantes. Ávila fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 1985 y la visitan cada año unos 400.000 turistas, en su mayoría procedentes de Madrid.

Fuente:elpais.com | 25 de octubre de 2017

Arqueólogos descubren misteriosas tumbas de 3.000 años de antigüedad en Noruega

Arqueólogos noruegos encontraron una serie de tumbas de 3.000 años de antigüedad en la zona central de Noruega, informó hoy la radiodifusora pública NRK.

Los arqueólogos, de la Universidad del Museo de Ciencia y Tecnología de Noruega, hallaron las tumbas bajo dos metros de depósitos en un deslizamiento en Sandbrauta, Trondelag Sur, donde se construye una nueva sección de la ruta europea E6.
"Hay un rastro de desprendimiento de arcilla ocurrido en el área, probablemente de tiempos prehistóricos. La arcilla tendió una tapa sobre las tumbas", comentó la directora del proyecto, Merete Moe Henriksen.

La directora del proyecto, Merete Moe Henriksen, muestra una piedra plana con símbolos de la Edad del Bronce en Sandbrauta, en el sur de Trondelag, Noruega, el 23 de octubre de 2017 (Bent Lindsetmo / NRK)

La compañía estatal Nuevas Carreteras, señaló que la excavación no tendrá consecuencias en el desarrollo de la carretera, informó NRK.

Los arqueólogos encontraron las tumbas de piedra, de nueve metros de diámetro, bien conservadas bajo la arcilla, además de varias cámaras más pequeñas construidas de piedra.


Varias figuras han sido halladas cerca de las piedras. Los científicos también descubrieron un molde de vaciado que se utilizó para fundir hachas de bronce.

Las tumbas están en buenas condiciones y por lo tanto constituyen una importante fuente de conocimiento sobre las costumbres funerarias de la Edad de Bronce en la zona central de Noruega, señalaron los arqueólogos.

Las excavaciones continuarán en el área durante el otoño y el próximo año.

Fuente: spanish.xinhuanet.com | 23 de octubre de 2017

El CENIEH estudia la ocupación humana durante el Pleistoceno en Portugal

Foto: Vista de las excavaciones en As Carvalhas. A la derecha: herramientas líticas achelenses.

En los últimos meses, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha participado en la excavación de los yacimientos del Pleistoceno Medio de As Pedreiras (Monção) y As Carvalhas (Melgaço), al norte de Portugal, como parte de un proyecto hispano-portugués titulado “Os primeiros habitantes do Baixo Minho”, cuyo principal objetivo es el conocimiento de las ocupaciones pleistocenas en el tramo internacional de la cuenca del río Miño.

Además de avanzar en el estudio geológico de las formaciones pleistocenas de la región, durante la excavación de este año se ha trabajado en niveles arqueológicos ricos en industria lítica de la orilla portuguesa, como el yacimiento de As Carvalhas que se perfila como una de las zonas con más potencial para el estudio del Paleolítico antiguo regional, con notables conjuntos de materiales de tecnología achelense y Paleolítico Medio, totalmente comparables a los documentados estos últimos años en el resto de la Península Ibérica.

En la orilla española, investigaciones previas pusieron ya de manifiesto la existencia de una importante presencia de grupos humanos que desarrollaban tecnologías achelenses. Estos episodios de ocupación se asocian a depósitos fluviales vinculados a varios niveles de terrazas del Miño, cuyos rangos cronológicos abarcan desde los 350.000 a los 120.000 años de antigüedad.

En este proyecto, aprobado por la Dirección General de Patrimonio Cultural de Portugal y apoyado por las cámaras municipales de Monçao y Melgaço y por el Museo Regional de Arqueología de Braga, participan los investigadores del CENIEH, Manuel Santonja, Alfredo Pérez González y Eduardo Méndez, así como Sergio Monteiro Rodrigues y Alberto Gomes, de la Universidad de Oporto; José Meireles Batista, de la Universidade do Minho, y Joao-Pedro Cunha Ribeiro, responsable de la coordinación del proyecto, de la Universidad de Lisboa.

Fuente: cenieh.es | 23 de octubre de 2017

Descubren 93 misteriosas tablillas cuneiformes del Imperio asirio en la Región del Kurdistán

Las tablillas cuneiformes asirias, fechadas a partir del 1250 a.C., tal y como se encontraban en el momento del hallazgo, en el interior de una vasija de barro. Foto: Peter Pfälzner, University of Tübingen

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Tübingen (Alemania), dirigido por Peter Pfälzner, ha descubierto una colección de 93 tablillas de arcilla con escritura cuneiforme en el sitio arqueológico de Bassekti, que data de la Edad del Bronce y que está situado en la Región de Kurdistán, en el norte de Irak, según anunció ayer la Universidad de Tübingen. Las tablillas han sido fechadas alrededor del 1250 a.C., durante el Impero asirio medio.

Sesenta tablillas fueron depositadas en un recipiente de cerámica que probablemente fue escondido tras la destrucción de un edificio contiguo del Imperio asirio medio.

Excavaciones de 2017 en un sitio arqueológico del Imperio asirio medio situado en la vertiente oriental del montículo de Bassetki, en la Región de Kurdistán, al norte de Irak. Foto: Peter Pfälzner, University of Tübingen.

"La información puede que fuera ocultada con la intención de protegerla y conservarla para la posteridad", sostiene Pfälzner.

Las tablillas, que todavía no han sido descifradas, podrían contener información comercial, legal o religiosa; la tarea será larga y dificultosa para los investigadores. "Nuestra filóloga, la doctora Betina Faist, ha descifrado un pequeño fragmento de una tablilla de arcilla, que menciona un templo dedicado a la diosa Gula, por lo que el contexto podría ser religioso", añade el arqueólogo.

Trabajos arqueológicos en la ladera sur del montículo de Bassekti, donde han aparecido estratos de la época del reino de Mitanni. Foto: Peter Pfälzner, University of Tübingen.

Fuente: National Geographic | 24 de octubre de 2017

¿Cómo y dónde vivieron los últimos cazadores de la prehistoria asturiana?

TRABAJOS DE EXCAVACIÓN DEL GRUPO DEL PROFESOR ARIAS EN LA CUEVA DEL ALLORU, EN BALMORI (LLANES)

Hace cuatro años, un equipo del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), perteneciente a la Universidad cántabra y dirigido por el catedrático de Prehistoria, Pablo Arias, encontraba en la cuelva del Alloru, en Balmori, la primera zona de hábitat relacionada con los asturienses, la población de transición entre los últimos nómadas cazadores y los primeros agricultores sedentarios en la costa oriental asturiana. El descubrimiento añadía un suelo inédito a lo que ya se sabía sobre los habitantes de la Asturias del Mesolítico, hace más de 8.000 años; una nueva y fundamental línea en un relato prehistórico que desde ayer busca en el enclave llanisco nuevos datos que confirmen la hipótesis de Arias corroborada en 2013: que los asturienses no habitaban en cuevas, como se ha pensado la mayor parte del tiempo, sino en campamentos más o menos estables al aire libre.

A ello se aplicarán durante al menos dos semanas una docena de investigadores encabezados de nuevo por el profesor Arias. Trabajarán, en principio, en El Alloru, pero si la progresión de resultados y el tiempo acompaña, puede que extiendan su actividad a otras posibles zonas de hábitat en los alrededores. La excavación -que forma parte de un proyecto de mayor alcance que investiga el Mesolítico en la fachada atlántica, desde el sur de Portugal hasta la costa de Bretaña- podría así añadir nuevos datos al conocimiento en suelo asturiano y en el contexto de la Europa atlántica de un periodo crucial en una de las más profundas evoluciones culturales de la humanidad.

«Cuando empezamos a trabajar en 2013 teníamos la hipótesis de que estos últimos grupos de cazadores debían de vivir al aire libre, en cabañas. Hicimos una campaña de prospección geofísica con un magnetómetro, que nos permitió detectar una serie de sitios que tenían buen aspecto para haber tenido este tipo de asentamientos, y en uno de ellos, cerca de la cueva del Alloru, encontramos lo que parecía ser parte de una estructura de este tipo: una zona de hábitat al aire libre, con una serie de agujeros de poste», relata Pablo Arias sobre los antecedentes de los trabajos que ayer reinició en el área.

Pablo Arias, en el centro, con dos colaboradores en la cueva del Alloru durante la campaña de 2013. / E. C.

A partir del descubrimiento de lo que se consideró como «el primer sitio de hábitat asociado a Asturias» en esa fase del Mesolítico, se intentará ahora ampliar la excavación en esa zona y extenderla a otros sectores, como la sierra de la Borbolla, «donde la prospección mostró alguna otra anomalía que podía ser relevante», pero no pudo ser investigada en la campaña anterior. «Ahora», añade Arias, «queremos explotar un poco más esa fuente de información a ver dónde podemos llegar».


Espacio doméstico: «en pañales»

Los yacimientos de asturienses que se conocen desde hace prácticamente un siglo eran en su mayor parte concheros, «acumulaciones de lapas y bígaros que corresponden más bien a zonas de acumulación de residuos, pero no a sitios donde vivieran o tuvieran sus campamentos y cabañas», explica Pablo Arias. Sí se dispone de información más abundante sobre su dieta y sus formas de subsistencia, así como sobre su comportamiento funerario. «Pero sobre la organización del espacio doméstico estamos totalmente en pañales», admite el catedrático de la Universidad de Cantabria: «A pesar de que hace cien años que se descubrió el asturiense y que se han excavado muchos sitios, son poco adecuados para resolver estos problemas, porque se ha buscado siempre en cuevas. Pero lo que estamos descubriendo es que ellos, normalmente, en cuevas, no vivían. Más bien, parece que vivían fuera», explica.

Sobre las expectativas con las que se emprende el trabajo, el investigador señala que «lo ideal sería definir mejor esta zona de hábitat completamente, con los hogares, la estructura de habitación». «Sabemos que hubo unos postes ahí clavados, pero aún lo tenemos todo mal definido; queremos ver con más detalle cómo son esas cabañas, cómo se distribuyen los objetos en su interior para ver cómo organizaban el espacio en esta zona de Europa; estimar si se trata de asentamientos efímeros o estaban más tiempo, unos meses o unos años en el mismo lugar…», enumera.

Trabajos en la cueva de L´Alloru, en Balmori.

Mientras que en la zona del sur de Portugal donde han excavado este mismo año se conocen bien desde hace más de medio siglo estructuras habitacionales como las que ahora se buscan en Llanes, en Quiberon -en el departamento bretón de Morbihan- no se habían hallado rastros de ellas hasta que el grupo del profesor Arias descubrió algo similar a lo hallado en Asturias. A partir de ahí -señala- «interesa comparar lo que estamos descubriendo en estas dos regiones con lo que hacían en Asturias en esa misma época». «En Bretaña se conocía bien la subsistencia y el mundo funerario, porque hay un par de cementerios impresionantes, pero la primera cabaña bien definida es la que ha aparecido en el contexto de nuestra investigación», puntualiza.

La expectativa es que la comparación llegue a revelar similitudes, pero también diferencias. «Las sociedades eran parecidas, pero el medio en el que se movían es un poco distinto. Tanto en Portugal como en Bretaña, habitaban zonas más bien de estuario, mientras que estos grupos de Asturias están en una costa rocosa. Ya lo veremos».

Fuente: lavozdeasturias.es | 24 de octubre de 2017