El valle del Miño puede haber sido puerta de entrada en Galicia de la industria Achelense hace 200.000 años

Las primeras industrias achelenses que aparecieron en Europa pueden haber entrado por el valle del Miño hace 200.000 años desde África.

Por lo menos esta es la convicción del arqueólogo João Pedro Rodrigues, de la Universidad de Lisboa, que en el último año ha coordinado excavaciones en los márgenes del río Miño. Desde muy temprano estas excavaciones comenzaron a dar frutos. Se recuerda que fue en julio del año pasado que este equipo presentó en Monção uno de los mayores hallazgos arqueológicos del Valle del Miño, si no el mayor. Se mostraron a la prensa artefactos en piedra, con más de 200.000 años, encontrados en el lugar de Bemposta, parroquia de Valadares, en Monção. Para una idea más clara, son los testimonios más antiguos de la presencia del hombre en esta región. Se remontan al tiempo del Paleolítico Inferior. Un periodo en el que, según el equipo de arqueólogos, circulaban por las orillas del río Miño animales de gran porte.

Durante los meses siguientes, este equipo continuó trabajando no sólo en Monção, sino también en Melgaço, donde se encontraron varios utensilios de aquella época. Parte de estos hallazgos fueron mostrados el pasado lunes a un auditorio repleto de jóvenes, durante las Jornadas sobre Patrimonio Cultural de Melgaço. Un evento que promueve el patrimonio cultural de la comarca. La iniciativa se centró en el tema del Paleolítico y su aspecto educativo, con sesiones llevadas a cabo por los Profesores Universitarios de Portugal y Galicia en áreas tales como la arqueología, la historia y la sociología. El propósito fue dar a conocer a todos la riqueza patrimonial de Melgaço, así como su historia, para que la misma pueda ser divulgada a la comunidad y a quien visita el municipio.

La primera asignación al Achelense en Portugal data de 1880
Las industrias que se han detectado en Europa, y pertenecientes al Paleolítico inferior, se llaman Abbevilense (el más antiguo), presente en el depósito del mismo nombre de Abbeville, y Achelense (la fase reciente), encontrado principalmente en Saint-Acheul, ambos en Francia.
La primera atribución al Achelense en Portugal data de 1880, para las industrias líticas descubiertas en Mealhada, cuando se abrieron varios pozos en el valle del Río Cértima. Sin embargo, estos expertos están ahora convencidos de que el Valle del Miño ha sido una de las principales y primeras puertas de entrada de esta industria en Europa, desde el continente africano. "Esta hipótesis se basa en los hallazgos que recientemente se han hecho en el otro lado del río Miño, en el Neves, y fue una de las razones que nos llevaron a buscar más trabajo en este banco del río", dijo el arqueólogo.

Sobre lo que fue encontrado, João Pedro Rodrigues considera que "los resultados son bastante prometedores". La lista de objetos hallados es extensa. "Son muchos y bonitos", continuó el arqueólogo con una sonrisa. "Entre ellos están los artefactos achelenses, llamados bifaces. Luego tenemos otros más evolucionados, más recientes, probablemente asociados con la presencia de los neandertales en esta región", dijo.

Naturalmente, satisfecho con estas buenas noticias se quedó el alcalde de Melgaço. "Nunca tuvimos dudas de que somos un territorio atractivo. Nuestros antepasados ​​ya tenían noción de eso", dijo Manoel Batista con una sonrisa estampada en la cara. Cuando se le preguntó sobre el destino de los hallazgos arqueológicos en el condado, el alcalde aseguró que se crearán las condiciones para recoger este patrimonio arqueológico. "Hoy hay posibilidad de visitar parte de él en la sede de la antigua Junta de Freguesia de Remoes. Otra parte esta en posesión de los especialistas que estuvieron haciendo ese trabajo", continuó el edil megacense, adelantando que "nuestra idea es que, con la recuperación ya realizada de la antigua escuela primaria de la villa, crear allí condiciones para poder albergar ese patrimonio rescatado en las excavaciones".

Fuente: radiovaledominho.com | 7 de noviembre de 2017

Presentan restaurado el templo romano de Mitra en Londres en su ubicación original

El templo de Mitra de Londres, construido por los romanos en el siglo III y cuyas ruinas fueron excavadas en 1954, ha regresado, exquisitamente restaurado, a su ubicación original en el corazón de la “City”, tras años en un lugar provisional. Este Mitreo, que hoy se presentó a la prensa y abre al público el 14 de noviembre, es una de las pocas ruinas romanas que se conservan en la capital británica, fundada como Londinium en el año 50 d.C. en la milla cuadrada al este de la ciudad que actualmente ocupa el sector financiero.



Los restos del templo, que se ha recreado con la última tecnología, fueron descubiertos después de la segunda Guerra Mundial por obreros en un solar bombardeado cerca del Banco de Inglaterra, y se trasladaron de manera provisional a una ubicación próxima para poder construir un edificio. Cuando en 2010 el empresario estadounidense Michael Bloomberg compró el terreno para levantar allí la sede europea de su agencia de información, se comprometió a financiar el traslado del templo a su escenario primigenio, debajo de su bloque de oficinas.



“La reconstrucción del templo, un proceso arduo aunque muy gratificante de casi una década, demuestra nuestro compromiso con Londres y con el Reino Unido, donde somos huéspedes”, afirmó en la presentación de hoy. Para acceder al Mitreo -de forma gratuita, pero con reserva previa-, se pasa por una galería de arte moderno donde un creador contemporáneo expondrá periódicamente un trabajo conectado con las ruinas romanas, y que ha inaugurado la irlandesa Isabel Nolan. Junto a la colorida producción de Nolan, se exhiben 600 de las 14.000 piezas romanas recuperadas en las excavaciones (depositadas en el Museo de Londres), como zapatos, vasijas, joyas, amuletos y, como destacó Bloomberg, “la primera tabla con una transacción financiera, datada del 57 d.C”.


Por unas escaleras se accede a una antesala, a siete metros de profundidad -el nivel de construcción de la época romana-, donde se han instalado expositores interactivos que anticipan la entrada al templo. Posteriormente, el visitante penetra en el Mitreo, una estructura rectangular con santuario, nave y antecámara, que se ha envuelto en un ambiente místico y tenebroso, con efectos de luz y sonido, para recrear las sesiones rituales del culto pagano a Mitra. “Hemos respetado el enfoque histórico pero hemos querido ofrecer al público una experiencia poderosa y multidisciplinar, para que se haga una idea de lo que hubiera sido asistir a una de aquellas ceremonias”, dijo la comisaria del proyecto, Nancy Rosen.


La arqueóloga Sophie Jackson, que dirigió la restauración, explicó, por su parte, que el mitraísmo, común en los territorios romanos entre los siglos I y IV, era un “culto secreto y misterioso, reservado a los hombres, que incluía rituales de iniciación y sacrificios”. El culto de Mitra se realizaba en un principio en cavernas naturales y luego en construcciones que las imitaban, oscuras y carentes de ventanas, como el Mitreo londinense (<Vídeo), cuyas columnas se han recreado con fascinantes efectos luminosos.


Preside el santuario una silueta en metal de la imagen que más se asocia con el mitraísmo, que es Mitra dando muerte al toro, conocida como Mitra Tauróctonos. Jackson señaló que la restauración de las ruinas fue tan meticulosa que “se probaron varias aguas para llegar al color adecuado de la masilla” y “se seleccionó entre cientos de piedras de la misma procedencia que las romanas”.


La famosa historiadora británica Bethany Hughes, también presente en el acto, destacó la importancia de recuperar las ruinas romanas de Londres, puesto que tantas se perdieron por los incendios y bombardeos que sufrió la ciudad. “Preservar el pasado no es solo un ejercicio académico, sino que nos recuerda que estamos conectados con los hombres y mujeres que también caminaron por este lugar, y demuestra que, como especie, deseamos estar conectados entre nosotros”, declaró.

Fuente: EFE, Londres | La Vanguardia, 8 de noviembre de 2017

Un estudio genético descifra la expansión del Neolítico en Europa

Esqueletos del Neolítico localizados en el yacimiento del Alto de la Huesera, en el sur de Álava. / J. FERNÁNDEZ-ERASO / J. A. MUJIKA-ALUSTIZA

Las primeras migraciones de agricultores neolíticos procedentes de Oriente Próximo llegaron hace más de 7.000 años a la Península Ibérica. Aquí se encontraron con los grupos de cazadores recolectores del mesolítico, cuyo exponente más conocido es el famoso hombre de La Braña hallado en León. Las dos poblaciones eran claramente distintas. Mientras que los autóctonos eran altos, robustos, de ojos azules y piel oscura, los neolíticos eran más pequeños y esbeltos, de piel más clara y ojos marrones. Ese encuentro y otros similares ocurridos a lo largo del continente europeo supusieron un cambio de modo de vida que marcaría como ninguno el futuro de la humanidad.


Foto: Posible fisonomía del Hombre de Arintero (Braña 1)

Al parecer, hubo dos principales rutas de expansión de los agricultores neolíticos desde Oriente Próximo: una a través de la costa mediterránea, que alcanzó a todos los países del sur de Europa, y otra siguiendo la cuenca del Danubio, que contribuyó al poblamiento de Europa central y septentrional. El proceso fue muy rápido, pero cómo sucedió y qué relaciones establecieron ambos grupos ha sido un enigma hasta ahora.

Un nuevo estudio, dirigido por David Reich (izquierda), de la Harvard Medical School (Boston, EE.UU.) y en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), arroja luz sobre esa transición demográfica fundamental.

El trabajo, publicado en la revista Nature, demuestra que los primeros agricultores de Europa y los cazadores locales se relacionaron entre ellos durante 3.000 años. Para ello, el equipo secuenció numerosas muestras procedentes de 180 individuos de Hungría, Alemania y España, que datan del 6000 a.C. al 2200 a.C. En concreto, se utilizaron datos genómicos de 38 muestras de España, de las cuales 17 no se habían utilizado antes, y que incluyen yacimientos de Burgos y de Álava.

«Gracias a esta secuenciación se ha podido determinar que en los tres casos, después de la llegada inicial de los primeros agricultores, estos se entrecruzaron con los cazadores locales a lo largo de varios siglos», explica Carles Lalueza Fox (derecha), investigador del CSIC en el Instituto de Biología Evolutiva, que ha participado en el estudio. Los estudios anteriores habían sugerido que los agricultores de Oriente reemplazaron en lugar de aparearse a las personas nativas que encontraron.

Los científicos de la Facultad de Medicina de Harvard combinaron estos dos enfoques para revelar cómo el flujo de datos genéticos reformó las poblaciones europeas durante el período Neolítico que comenzó alrededor del 15200 a.C. Luego construyeron modelos matemáticos que simulaban cómo las poblaciones antiguas podrían haber interactuado a medida que se movían, en base a estos datosgenéticos. Los resultados mostraron que había mucho más cruzamiento entre los dos grupos de lo que se sospechaba anteriormente.

«Los genomas de los agricultores del Neolítico medio, final, y del Calcolítico de la península Ibérica, muestran cerca de un 25% de componente genético procedente de cazadores afines a La Braña, pero los de Europa central muestran afinidades con cazadores de esa región», añade.
A diferencia de los cazadores, que nunca fueron muy numerosos, los pueblos agrícolas y sedentarios van avanzando y ganando territorios gracias a su elevado crecimiento demográfico. Como consecuencia, entre hace 8.000 y 5.000 años desaparece el estilo de vida cazador-recolector y se diluye gran parte de su legado genético.


Enterramiento colectivo del Neolítico medio de La Mina, España - Manolo Rojo Guerra

Enterrados juntos

En algunos casos, especialmente en Europa central, se detectan individuos con ancestros mixtos e incluso cazadores que se incorporaron a vivir en las comunidades agrícolas y fueron enterrados allí. «Este descubrimiento dibuja un panorama más complejo del que existía hasta ahora sobre el proceso de neolitización, que ya no puede considerarse únicamente una migración de agricultores ni un proceso demográfico uniforme», señala Lalueza Fox.
El análisis de más individuos de la prehistoria de la Península ibérica ayudará a completar esta parte de la prehistoria humana y a entender los cambios genómicos que se produjeron con posterioridad, con la llegada de los metales e incluso con migraciones que ocurrieron en tiempos históricos. Según Lalueza-Fox, «en estos momentos disponemos de cerca de 400 genomas ibéricos antiguos de todas las regiones y períodos, desde el Mesolítico hasta la Edad Media, que siguen mostrando cambios genéticos posteriores que podrán correlacionarse con cambios a nivel arqueológico».


Foto: Miembros del grupo de excavación en la cueva de Els Trocs (Pirineos españoles), con enterramientos del Neolítico temprano en los Pirineos españoles, junto con los entierros del Neolítico temprano.

Fuentes: ABC.es | elperiodico.com | dailymail.co.uk | 8 de noviembre de 2017

La tecnología digital al servicio de la evolución humana: el cráneo de Ceprano

El cráneo de Ceprano (Italia) es uno de los ejemplares fósiles más estudiados del Pleistoceno de Europa. No es por casualidad ni por un capricho de los científicos que se encargan de su investigación. La morfología de este cráneo, al que le falta la cara, es un verdadero “expediente X”. El cráneo es grande, aunque no necesariamente albergó un cerebro de notables dimensiones. El hueso que conforma este cráneo es extremadamente grueso, ocupando una parte significativa de su interior.
La morfología del cráneo de Ceprano es primitiva y en 1994 fue atribuido a un Homo erectus europeo. Fue encontrado roto en varios fragmentos entre los sedimentos de la cuneta de una carretera en construcción, así que todo el mundo dio por hecho que el cráneo había sido transportado desde otro lugar cercano. El estudio geológico de la región y la presencia de un yacimiento arqueológico próximo llevaron a sus descubridores a considerar que el cráneo tenía un mínimo de 900.000 años de antigüedad.


Imágenes digitales del cráneo de Ceprano (Italia). Fuente: Nature

Esa cifra era acorde a la morfología del cráneo. En 2001 el investigador Giorgio Manzi incluyó en la especie Homo antecessor. Puesto que los restos de esta última especie tienen aproximadamente 850.000 años, todo parecía encajar. Pero llegaron nuevas dataciones del sedimento adherido al cráneo y las cifras nos dejaron descolocados. El cráneo podía tener, como mucho, unos 400.000 años de antigüedad y serían, por tanto, contemporáneos con los humanos de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. Las diferencias entre el cráneo de Ceprano y los cráneos de este yacimiento burgalés son abrumadoras, por lo que no todo el mundo estuvo de acuerdo con la nueva datación.

Un nuevo estudio, esta vez liderado por Francesco Mallegni, atribuyó el cráneo a la especie Homo cepranensis. Por su parte, Giorgio Manzi volvió a revisar este ejemplar a raíz de su datación más reciente e incluyó el cráneo en la especie Homo heidelbergensis. Más bien parece que estos cambios son un tanto caprichosos, ligado a intereses particulares y a la “moda científica” de cada momento. Este vaivén de nomenclaturas me parece poco serio, porque la ciencia no es una cuestión de modas sino de hechos y evidencias.

Giorgio Manzi ha vuelto a participar en un nuevo estudio, liderado por Fabio Di Vincenzo y publicado a finales de octubre de este año en la revista Scientific Reports. La tecnología digital ha sido un revulsivo en muchos ámbitos de la ciencia y la evolución humana no ha quedado al margen. No es la primera vez que un fósil humano roto en varios pedazos se reconstruye en la pantalla de un ordenador. Es así como se han vuelto a encajar uno a uno los trozos del cráneo de Ceprano. La morfología resultante no es muy diferente de la realizada a mano por los expertos de finales del siglo XX, pero ha probado que el cráneo sufrió varias deformaciones durante el tiempo que permaneció enterrado.


Las deformaciones de los huesos se producen cuando todavía son ricos en colágeno y tienen, por tanto, una cierta plasticidad. Es por ello que los autores de esta investigación concluyen que el cráneo de Ceprano se encontró en el mismo lugar donde fue localizado (posición primaria). En ese lugar se habría deformado y más tarde se había roto en varios pedazos por la presión de los sedimentos acumulados. Durante más de una década se pensó que el cráneo procedía de otro lugar (posición secundaria), alimentando así la idea de que podía ser muy antiguo. Pero parece poco probable que los diferentes fragmentos del cráneo se movieran al unísono, para llegar hasta el lugar donde fue hallado. Si es así, la datación obtenida a partir de los sedimentos adheridos tendría fiabilidad y el cráneo ciertamente perteneció a un ser humano que vivió en Europa hace unos 400.000 años.
A pesar de los intentos de Giorgio Manzi por convencernos de que este cráneo tiene un aspecto similar al de otros ejemplares de esa misma época, su morfología primitiva sigue ahí, retándonos a buscar escenarios más complejos y alternativos a la hipótesis más conservadora de una evolución lineal en Europa durante el Pleistoceno Medio.

La posibilidad de que en Europa coexistieran varios linajes evolutivos (no especies) diferentes durante ese período cobra cada día más fuerza. A pesar de que Europa no es un territorio enorme, su fisiografía es muy compleja y proclive al aislamiento prolongado de poblaciones de baja densidad demográfica. En estas circunstancias, la deriva genética habría tenido un papel muy relevante en el aspecto físico de esas poblaciones.

Fuentes: quo.es | repubblica.it | 7 de noviembre de 2017

Niegan el mito de Kukulkán: la serpiente ni sube ni baja

El Templo de Kukulkán (Chichén Itzá).

Una investigación ha echado abajo el gran evento turístico de Chichén Itzá. El promovido descenso de Kukulkán por la escalinata principal de la pirámide de El Castillo, que año tras año atrae a miles de turistas al sitio arqueológico, es un mito y sólo se trata de un fenómeno fortuito de luz y sombra que jamás fue planeado por los antiguos mayas para conmemorar los equinoccios, de acuerdo con los arqueólogos Ivan Šprajc (izquierda) y Pedro Francisco Sánchez Nava (derecha).

Impulsado por el propio estado de Yucatán como uno de los más “impresionantes” sucesos arqueastronómicos mayas y avalado como verdadero por instituciones como National Geographic, el fenómeno suscitó diferentes mentiras. Tampoco es verdad que se trata de un fenómeno exclusivo del equinoccio ya que es visible durante más de un mes, desde el 10 de marzo hasta la mitad de abril, de cada año.

El fenómeno, afirmó Šprajc después de su intervención en el primer día de actividades de la VIII Mesa Redonda de Palenque, “es una interpretación para la que no tenemos ninguna base; las cabezas de serpiente están en la base de las dos alfardas de la escalinata norte, que es donde se produce el fenómeno, pero a lo mejor las serpientes están ahí porque era la escalinata principal, la que conduce al templo principal que está mirando hacia el norte, hacia el cenote sagrado, esa puede ser la interpretación de porque están ahí las serpientes pero no por el fenómeno de luz y sombra”.

De acuerdo con la versión generalizada y empleada por el discurso turístico, la tarde en que acontece el equinoccio, la posición del sol permite observar sobre la escalinata de la estructura arqueológica siete triángulos de luz invertidos, resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de la estructura. Este reflejo ha sido interpretado como el cuerpo de una serpiente, cuya cabeza esculpida se localiza en la base de la alfarda. La versión narra que este halo acaba perfilándose por el sacbé o camino hacia el cenote sagrado.

Para comprobar el hecho de que sólo se trata de un mito, Šprajc y Sánchez Nava debieron registrar en fotografías, durante 15 días, la proyección de la luz del sol sobre la pirámide. A partir de las 14 horas captaron cada cinco minutos una imagen de la sombra proyectada y descubrieron que el suceso es visible durante varios días. De hecho, afirman que la hora en que el fenómeno registra su mejor momento es una hora antes del ocaso.


Pero la proyección de la luz en forma de una supuesta serpiente, no sólo se trata de una mera interpretación. Los especialistas afirman que no existe evidencia de que los antiguos mayas, valorados por sus amplios conocimientos astronómicos, hayan hecho el registro de los equinoccios.

"No hay ningún dato, la pirámide está orientada astronómicamente hacia ciertas fechas que no están solamente ahí registradas, sino también por ejemplo en El Castillo de Tulum, tiene exactamente la misma orientación, pero son otras fechas, no tiene nada que ver con los equinoccios”, señala Sánchez Nava.

La desarticulación del mito en Chichén Itzá forma parte de un estudio más detallado acerca de la verdadera relación de otras estructuras prehispánicas mayas con el fenómeno astronómico. Y en ningún caso, guardan relación. Los edificios eran construidos con una orientación que quería simbolizar el orden del cosmos ideal, pero jamás para registrar un fenómeno como los equinoccios.

En Chichén, “cuando baja el sol, dependiendo de la orientación de la pirámide, en cierta época del año vamos a ver la proyección de estos cuerpos escalonados por lo cual se forman los triángulos, pero eso no implica que fuera logrado a propósito. Yo pienso que no fue logrado a propósito, al menos no hay ninguna evidencia y mientras no haya ninguna evidencia no podemos pensar que fue un diseño consciente”, dice Šprajc.

Las evidencias sirven ahora a los especialistas para alertar sobre esas multitudinarias “verbenas equinoccionales” que abarrotan de turismo los sísmicos arqueológicos durante el fenómeno astronómico. “Ese día todos se amontonan en el equinoccio, que, hasta donde sabemos, no tenia ningún significado en Mesoamérica para los mayas. Al parecer no tenían el concepto de equinoccio como se define en la astronomía moderna, que es un concepto muy complicado, y hay muchas culturas antiguas del mundo que no tenían ningún concepto del equinoccio”.

Pero ¿esta idea explotada por el turismo no representa una contradicción de lo que en realidad está representado en las ruinas arqueológicas? “Totalmente hay una contradicción, el origen de nuestro proyecto era registrar fenómenos reales, verídicos, incluso se puede buscar una visita mucho más académica de otros fenómenos que no son conocidos y que tenemos registrados”.

Fuente: excelsior.com.mx | 7 de noviembre de 2017